Nツコ 385 ABRIL 2012 SERVICIO PASTORAL MISIONERA Aテ前 XC
Servicio de Pastoral Misionera
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PRESENTACIÓN DE LA JORNADA Las vocaciones sí importan Anastasio Gil, Director Nacional de OMP
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ESTUDIO PASTORAL La Virgen María alienta las vocaciones nativas en la misión Ángel Castaño. Universidad Eclesiástica San Dámaso
10 L I T U R G I A Guión litúrgico para la Eucaristía Seminario Diocesano de Madrid 13 C O O P E R A C I Ó N E C O N Ó M I C A Aportación económica de las diócesis españolas a la Obra Pontificia de San Pedro Apóstol
LEMA
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“MARÍA... La celebración de esta Jornada puede ser el pórtico para entrar en el mes de mayo, dedicado a la Virgen María. Evocar a María es poner bajo su protección las vocaciones nativas. ... ALIENTA... La escena del cartel habla de Pentecostés. Con los apóstoles estaba María, alentándoles a la oración y a la espera. La venida del Espíritu es como el soplo que el Creador insufla en la materia para que tenga vida.
16 S E R V I C I O I N F O R M A T I V O Destino de las ayudas
... LAS VOCACIONES EN LA MISIÓN” Es una hermosa realidad comprobar que en los territorios de misión Dios está suscitando vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada. Con la presencia de María, el aliento del Espíritu y la cooperación de los fieles, estas vocaciones tienen la garantía de perseverar.
18 S E R V I C I O I N F O R M A T I V O La huella de Juana Bigard Adelino Álvarez , Subdirector
CARTEL (“Iglesia en Misión”)
Diocesano de Misiones. Ourense 20 V I G I L I A D E O R A C I Ó N Seminario Diocesano de Madrid 24 T E S T I M O N I O S Testimonios de gratitud
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Reproducción de la escena de Pentecostés tomada de Vie de Jesus Mafa. Los apóstoles son iluminados por la luz del Espíritu Santo e incendiados por las llamas de fuego que se posan sobre sus cabezas, a excepción de la Virgen María, vestida de color azul. Escena que puede ayudar a preparar la fiesta de Pentecostés.
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La imagen de la Virgen recuerda a los fieles que María sigue presente y activa en la vida de la Iglesia y de los cristianos.
OBJETIVOS
DIRECCIÓN Anastasio Gil García DISEÑO Antonio Aunés - EDICIÓN Rafael Santos IMPRIME Rivadeneyra, S.A. Depósito Legal: M. 3790-1958 Dirección y Administración: C/ Fray Juan Gil, 5 . 28002 Madrid Tfno: 91 590 27 80 E-mail: dir.nal@omp.es . http://www.omp.es http://www.domund.org
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Promover entre los fieles una eficaz colaboración con los objetivos de la Obra Pontificia de San Pedro Apóstol, que atiende las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada en los territorios de misión. Obtener fondos y ayudas económicas para el sostenimiento y la formación de las vocaciones a través de la financiación de “Becas”. Fomentar en el seno de las comunidades cristianas la oración perseverante para que Dios siga suscitando nuevas vocaciones en estos lugares de misión. Intensificar la ayuda espiritual y material en favor de los sacerdotes enfermos y jubilados de los territorios de misión.
Presentación de la Jornada
Por D. Anastasio Gil
Director de OMP en España
a Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española ha aprobado que la Jornada de Vocaciones Nativas se celebre el último domingo de abril, en sintonía con el deseo de la Secretaría General de la Obra Pontificia de San Pedro Apóstol, que señala el tiempo de Pascua como el más adecuado para esta celebración. Algunos años, como este, coincide con la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones. Esta coincidencia, lejos de distorsionar la finalidad de cada una de ellas, las refuerza en un único propósito: orar por las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada, y cooperar con recursos espirituales, personales y económicos para su sostenimiento. En el caso de las vocaciones nativas, con mucho más motivo, porque la intención de la Jornada es suscitar una auténtica complicidad para que ninguna vocación incipiente en los territorios de misión se pierda por carecer de estas ayudas necesarias. Respecto a la celebración de la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones y a su implantación en las comunidades cristianas, contamos con que quienes tienen la misión de promoverla, tanto a nivel nacional como local, procuran poner todos los medios para su realización. En cuanto a la Jornada de Vocaciones Nativas, a pesar de los esfuerzos que se están haciendo, creemos que su celebración es claramente mejorable. A lo largo del año se viven muchos gestos de cooperación de personas que han descubierto su importancia y necesidad, especialmente de personas mayores, pero habría que hacer un nuevo esfuerzo para revitalizar su celebración en parroquias, colegios, comunidades de religiosos y religiosas, y en los grupos y movimientos apostólicos. Quienes no acaban de entender su necesidad, recurren al argumento de considerar excesivo el número de jornadas misioneras en el Calendario Litúrgico. La frecuente referencia a estas intenciones “extraordinarias” distrae –dicen– a los fieles de su participación en el ritmo
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Presentación de la Jornada ordinario del año litúrgico. Puede haber otras razones más prosaicas, que pueden ser una coartada para salvaguardar el repliegue sobre los propios intereses y necesidades.
Necesidad de colaborar con los seminarios y noviciados Traigamos a consideración algunos argumentos para reforzar la convicción de quienes colaboran con la Iglesia universal en esta Jornada misionera, o para sugerir alguna reflexión en quienes de modo ordinario no consideran oportuno implicarse en esta tarea: 1. La actividad misionera de la Iglesia tiene como principal finalidad promover comunidades cristianas donde se confiese la fe, se celebren los sacramentos y se vivan las exigencias de la caridad. Así nacen y se desarrollan las pequeñas “ekklesías” en el mundo, y especialmente en los territorios de misión. Estas comunidades solo pueden estar consolidadas cuando es posible la celebración de la Eucaristía por parte del ministerio sacerdotal. Al principio, estos ministros proceden de “fuera”, son los misioneros que vienen de lejos, hasta que en la misma comunidad Dios suscita el carisma vocacional en aquellos que son llamados al orden de los presbíteros. Solo cuando en el seno de esa comunidad han nacido y madurado las vocaciones nativas puede decirse que dicha comunidad cristiana se ha consolidado. 2. Dios está suscitando innumerables vocaciones a la vida consagrada y al sacerdocio en los territorios de misión. Mientras en los ámbitos de la vieja cristiandad están decreciendo las vocaciones, en estos países la respuesta es muy generosa en los jóvenes que inicialmente sienten la necesidad de entregarse. A partir de ese momento, se abre un largo camino de acompañamiento, discernimiento y maduración de la vocación. Años difíciles para el sujeto y para quienes tienen la misión de ayudarle en su crecimiento. Si a esta tarea oculta y silenciosa se añade la carencia de recursos materiales para su sostenimiento, las vocaciones pueden perderse para siempre. 3. La confesión de fe reafirma que la Iglesia es universal, sin compartimentos estancos. Es un grave error dividirla en Iglesias del Norte y del Sur, en Iglesias ricas y pobres, en Iglesias retrógradas y avanzadas. Este afán por dividir socava el subsuelo de la Iglesia una y católica. Desde esta perspectiva universal, escuchamos la invitación del Maestro a rogar al Dueño de la mies que envíe operarios a su mies (“su”, no la “nuestra”). De hecho, así están apareciendo vocaciones a la vida consagrada y al sacerdocio en los lugares más insospechados. Por esta generosidad hemos de dar gracias a Dios y seguir respondiendo con nuestra súplica, pidiendo la perseverancia y fidelidad de cada una de ellas, y con la cooperación económica, para atender sus necesidades más urgentes. Más tarde será la Iglesia quien favorezca la oportuna distribución de las vocaciones.
“María alienta las vocaciones en la misión” Al servicio de esta tarea vemos la constante presencia alentadora de María. Así lo hizo en los primeros tiempos de la Iglesia. Ella perseveraba en la oración con los
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Presentación de la Jornada llamados. Ella les alentaba a estar vigilantes para recibir la fuerza de la alto, como sucedió a los pocos días, en Pentecostés. Ella era el punto de referencia para la acogida y el fortalecimiento de los primeros que se unían a la labor de los apóstoles. Obras Misionales Pontificias ha propuesto como lema para la celebración de la Jornada “María alienta las vocaciones en la misión”; lema que ilumina el dibujo del cartel, que representa el acontecimiento de Pentecostés. La contemplación de esta imagen lleva a vislumbrar cómo el aliento del Espíritu sigue haciéndose presente en las comunidades cristianas de los territorios de misión, para fortalecer, también allí, la fe de los que han sido llamados. Acompañan al cartel otros materiales que pueden ser muy útiles para quienes deseen suscitar en los fieles la colaboración con esta Obra Pontificia de San Pedro Apóstol, que atiende las vocaciones nativas. Pascua Misionera es un subsidio para que, en cinco domingos de Pascua, se pueda conocer la realidad de las vocaciones en cada uno de los cinco continentes, orar por ellas y poner la ayuda económica a disposición de quien corresponda. La estampa oracional recoge una oración que Benedicto XVI compuso hace años, para que los creyentes podamos rezar juntos y en diversas lenguas pedir al Señor la fidelidad de quienes han sido llamados. El tríptico y el sobre se ofrencen como servicio para canalizar los donativos hacia la Dirección Diocesana o Nacional, en la certeza de que esta limosna evangélica llegará al seminario o noviciado deseado, o bien al que más lo necesite, según la voluntad del donante.
Las vocaciones sí importan Desde el año 1922, en que esta iniciativa de Juana Bigard fue asumida por la Santa Sede, haciéndola Pontificia, la Secretaría General de San Pedro Apóstol tiene el encargo del Santo Padre para atender las necesidades de los seminarios y noviciados, encauzar los donativos y promover la cooperación de los fieles. Más aún, sin ella, ¡cuántas vocaciones se habrían perdido! Muchos de los obispos nativos que hoy hacen presente la apostolicidad de las diócesis en los territorios de misión han podido concluir su recorrido vocacional gracias a la colaboración de esta Obra Pontificia; y también, ¡cuántos sacerdotes o religiosos y religiosas! Los testimonios no se hacen esperar y van llegando a la Dirección Nacional de las OMP, como puede verse en la última sección de esta revista. Muchos fieles cristianos y responsables de las comunidades (párrocos, rectores de seminario, directores de colegios, etc.) consideran que, para la aportación económica a las misiones, es suficiente con la Jornada del DOMUND. En algunos casos permiten, por simpatía, promover la colaboración de los niños el día de la Infancia Misionera, pero se resisten a promover de nuevo otra colecta de carácter misional. Desde estas páginas extendemos la mano en nombre de las vocaciones nativas para suplicar la limosna evangélica. Entre todos podemos financiar cientos de “Becas” para que ninguna de ellas se pierda. El día que dejemos de ayudar a las vocaciones nativas se habrá terminado la actividad misionera de la Iglesia, ya que habríamos ahogado el don con el que Dios quiere enriquecer a las comunidades incipientes.
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Estudio Pastoral LA VIRGEN MARÍA ALIENTA LAS VOCACIONES NATIVAS EN LA MISIÓN PRINCIPIOS GENERALES
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ajo un doble aspecto ha de ser considerado el título que encabeza este estudio pastoral para no reducirlo a una consideración meramente devocional. Los principios generales del culto litúrgico a la Virgen María y que el Concilio Vaticano II inspiró para la mariología en el capítulo VIII de Lumen gentium encuentran siempre especial aplicación en la vida concreta de la Iglesia universal y de las Iglesias particulares. En el Nuevo Testamento la Virgen María es presentada en contextos bien definidos: atenta a la escucha de la Palabra de Dios y acogiendo en su corazón y en su seno al Salvador (Lc 1,26-38), con diligente preocupación por su Hijo y su bienestar (Lc 2,48; Mc 3,20-21), como orante solícita por las necesidades de los hombres (Jn 2,3), invitando a acoger las indicaciones de Cristo (Jn 2,5), siendo imagen de la Iglesia que persevera en las pruebas asociada a su Señor (Jn 19,25) y, como prolongación del misterio de su maternidad divina y su fidelidad inquebrantable en la asociación a Cristo, siendo entregada como Madre al discípulo amado que, al pie de la cruz, representa a todos los discípulos (Jn 19,26-27). Finalmente, en Pentecostés, aparece como en el corazón de la Iglesia naciente; la que, sin pertenecer ni al grupo de los apóstoles ni al de los otros discípulos, tampoco es mencionada como integrante del grupo de las mujeres, puesto que es la única mencionada por su nombre (Hch 1,14)... En la espera del Espíritu, Ella está en el centro de la Iglesia naciente, como madre que reúne a sus hijos para que, dirigiendo junto con ellos su oración al Señor, puedan recibir el Espíritu Santo para anunciar el Evangelio a todas las naciones. El capítulo VIII de Lumen gentium aglutina todos estos momentos de la vida de la Virgen María en una doble relación: respecto a Cristo es Madre y discípula. Es “feliz porque ha creído” (Lc
Estudio Pastoral 1,45), de modo que por su fe y su obediencia llega a ser la Madre del Señor (Lc 1,43); como Madre lo cuida y acompaña, como discípula se asocia a su misión y entra con Él en la oscuridad de la prueba y de la tentación para llegar a ser, por voluntad del Padre que el Hijo lleva a cumplimiento, imagen y Madre de la Iglesia. De este modo, el Señor ha estado siempre en cierto modo acompañado por su Iglesia, prefigurada en María; en Ella se ha realizado anticipadamente –primera Iglesia– el misterio que revela la esencia íntima de la Iglesia: como María, la Iglesia es Madre virgen que engendra a sus hijos por el poder del Espíritu Santo; como María, la Iglesia es discípula que vive acogiendo la palabra del Señor y poniéndola por obra; como María, la Iglesia acoge a todos sus hijos, los alimenta y los hace crecer; y como María, también la Iglesia invita a los suyos a cumplir la voluntad de Cristo. Igualmente unida a María orante, y tomándola como figura, la Iglesia implora el Espíritu Santo.
FECUNDIDAD DE MARÍA Estas ideas inspiran, como es lógico, la oración de la Iglesia, que a su vez se convierte en norma para la fe. Así reza el prefacio de una de las misas votivas de Santa María Virgen del Misal Romano, que ha sido incorporada al Misal de las Misas de la Virgen María: “Ella, al aceptar tu Palabra con limpio corazón, mereció concebirla en su seno virginal, y, al dar a luz a su Hijo, preparó el nacimiento de la Iglesia. Ella, al recibir junto a la cruz el testamento de tu amor divino, tomó como hijos a todos los hombres nacidos a la vida sobrenatural por la muerte de Cristo. Ella, en la espera pentecostal del Espíritu, al unir sus oraciones a las de los discípulos, se convirtió en el modelo de la Iglesia suplicante. Desde su asunción a los cielos, acompaña con amor materno a la Iglesia peregrina, y protege sus pasos hacia la patria
celeste, hasta la venida gloriosa del Señor” (Prefacio de la Misa 25: Misas de la Virgen María, vol. I, p. 128). Aquí se expresa de modo admirable la impronta mariana de la Iglesia. Por eso la Iglesia se mira en María, y a la vez contempla a la Madre del Señor en el seno de la Iglesia y como Madre. En las Orientaciones Generales de las Misas de la Virgen María se presentan –de modo bien sintético– los principios básicos que rigen el culto litúrgico a la Virgen María, que iluminan a la vez la relación de la Iglesia con María en lo cotidiano de su historia: “En íntima comunión con la Virgen María, e imitando sus sentimientos de piedad, la Iglesia celebra los divinos misterios, en los cuales Dios es perfectamente glorificado y los hombres son santificados: asociándose a la voz de la Madre del Señor, bendice a Dios Padre y lo glorifica con su mismo cántico de alabanza; con ella quiere escuchar la palabra de Dios y meditarla asiduamente en su corazón; con ella desea participar en el misterio pascual de Cristo y asociarse a la obra de la Redención; imitándola a ella, que oraba en el cenáculo con los apóstoles, pide sin cesar el don del Espíritu Santo; apelando a su intercesión, se acoge ba-
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Estudio Pastoral jo su amparo, y la invoca para que visite al pueblo cristiano y lo llene de sus beneficios; con ella, que protege benignamente sus pasos, se dirige confiadamente al encuentro de Cristo” (Misas de la Virgen María, Orientaciones Generales, pp. 15-16). Lo dicho hasta ahora nos permite entender que la relación de la Iglesia con María tiene varios niveles: por un lado, alaba y bendice al Señor por los dones y gracias que Ella ha recibido y a los que ha respondido con fe y obediencia ejemplares; como consecuencia de ello, la Iglesia contempla a María como una figura perfecta de lo que la Iglesia es y está llamada a ser; a la vez, contempla en su historia concreta que, en y con Cristo y dependiendo de Él, la Madre del Señor está presente en la vida de la Iglesia y de cada una de las Iglesias y actualiza permanentemente su maternal solicitud. Por ello, las comunidades cristianas que, obedientes al Señor, acogen a María en su vida y en su fe, se ven enriquecidas en su más íntimo ser y en sus obras y presencia en medio del mundo.
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MARÍA, FIGURA PERFECTA DE LA IGLESIA, PRESENTE EN SU HISTORIA Cuando la Iglesia, sin olvidar que el único mediador entre Dios y los hombres es Cristo el Señor y siguiendo sus indicaciones, acoge a María y se contempla en Ella, es llevada inmediatamente a entrar en su más íntimo misterio, iluminada por el Espíritu Santo. En María, descubre la Iglesia la figura perfecta del discípulo. La Iglesia es siempre –o deja de ser Iglesia– la convocada por el Señor para hacer de ella un pueblo que escucha a su Dios y que pone su palabra por obra, hasta el final. En María contempla la Iglesia cómo la perfecta virginidad del corazón, es decir, la fe que se mantiene limpiamente, dócil al Espíritu Santo, atenta a su voluntad más que a intereses particulares o estrategias puramente humanas, es fuente de una misteriosa y riquísima fecundidad. En la
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pura obediencia de la fe de una virgen –una estéril por voluntad propia– se muestra la exuberancia de la fecundidad espiritual. La Iglesia solo puede ser madre si es, primeramente, discípula virginal de Cristo, si vive de Él y para Él. La fecundidad de María es signo del poder de Dios. Como signo de este poder, en el relato lucano de la Anunciación, el ángel subraya cómo la que no podía tener hijos está ya en su sexto mes (Lc 1,36). De la esterilidad, de la pobreza de las fuerzas humanas, de los medios escasos, de las dificultades que atraviesa la Iglesia a lo largo de su historia –también las nuevas y jóvenes Iglesias–..., surgen una fuerza y una fecundidad del todo inexplicables por el mero poder humano. Por eso, la maternidad de la Iglesia, su generar hijos a la vida nueva, su capacidad de engendrar a Cristo en los corazones, es ante todo un don, el Espíritu Santo, fuente de fecundidad y de comunión... Un aspecto evidente de la fecundidad maternal de las Iglesias particulares es la capacidad de suscitar, como precioso don de Cristo, conversiones a la fe y vocaciones al servicio de la gloria de Dios y de la predicación del Evangelio. También aquí en María se ilumina, en cierto modo, este misterio: el Hijo enviado por el Padre entró en el mundo por medio del “sí” de María, y porque este “sí” se mantuvo en el tiempo, el Hijo del Padre, el enviado y el ungido por el Espíritu, pudo crecer, ser alimentado... Este Hijo, en cuanto hombre, fue también introducido en la relación con Dios Padre con la singular colaboración de su Madre virgen y santa. Lo que ella hizo con Jesús es modelo y ejemplo para lo que la Iglesia ha de hacer con todos sus hijos y, en particular, con aquellos que por una vocación singular se configuran a Cristo para participar de su misión. Una Iglesia es madura y fecunda cuando es capaz, no solo de originar, sino de conservar, cuidar, hacer crecer y madurar las vocaciones que nacen de su propia historia, de su propia tierra. La legítima promoción del culto mariano (que es siempre culto a la Trinidad, como no puede ser menos) debe tener como efecto pa-
Estudio Pastoral ra la Iglesia la imitación de esta maternidad, de esta fecundidad. No es solo imitación; la celebración litúrgica de la Madre del Señor y las devociones adaptadas a la historia y a la cultura de cada pueblo son también un modo de hacerse presente... Ella sigue presente en la vida de los hombres y de los pueblos y sigue ejerciendo su maternidad: facilitar, por medio del culto mariano, el encuentro con el Señor será, sin duda, fuente de fecundidad... Es como enriquecer y proteger el seno materno, la matriz de la que nace la vida.
ALIENTO DE LAS VOCACIONES La madre no solo engendra: acoge en la vida, inicia en ella, vela con su trabajo por la salud material y espiritual de sus hijos. Una Iglesia que acoge a María despliega también esta solicitud maternal, con la riqueza de detalles y delicadeza, con la concreción propia del amor materno. La maternidad espiritual lleva consigo la preocupación por todos los hijos, con independencia de su condición, de su lengua, de su raza... Todos ellos, en el hogar materno, tienen la misma dignidad, las mismas posibilidades, los mismos derechos. Al pie de la cruz, María es, en cierto modo, presentada como la Mujer (Iglesia-María) que reúne a
los hijos dispersos de Dios y los incluye en la comunión de un único hogar. Ella, como imagen de la Iglesia, llena del Espíritu Santo, es también consuelo de los afligidos, auxilio de los cristianos, Madre de todos, que se dirige a los que más tienen para que lo pongan al servicio de los que más necesitan. Cuando la Iglesia se pone a la escucha de María, oye de nuevo estas palabras: “Haced lo que Él os diga”, y, colaborando con el Señor, mediante la súplica y la obediencia, en el envío del Espíritu Santo, participa de este impulso vital, este “soplo” divino que es el ruah, el aliento del Padre, fuente de fecundidad. En definitiva, una Iglesia más mariana será más de Cristo y también más del Espíritu Santo, más Madre común... Que por impulso del Espíritu todos nos sintamos –como personas singulares y como comunidades– vinculados por esta maternidad: no somos solo hermanos unos de otros, somos también –en Cristo y el Espíritu y con María– “madres” para los otros. María nos enseña que cada Iglesia particular tiene un papel maternal para las demás, y que los seminarios, centros de formación, universidades eclesiásticas tienen también una función “materna” para los seminarios y noviciados de las Iglesias jóvenes. Que María, Madre de la unidad, nos ayude a sentir que las necesidades de las Iglesias más jóvenes son también las de las Iglesias más consolidadas.
Ángel Castaño. Universidad Eclesiástica San Dámaso
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Liturgia 29 de Abril de 2012 - IV Domingo de Pascua
MONICIÓN de ENTRADA Nos reúne la presencia del Señor resucitado, que, como Buen Pastor, congrega y conoce a su mies, para derramar sobre nosotros su Salvación. Hoy, IV Domingo de Pascua, se celebra en la Iglesia universal la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, y, además, en España, el día de las Vocaciones Nativas, bajo el lema “María alienta las vocaciones en la misión”. Pidamos hoy especialmente por todas estas vocaciones, para que respondan con generosidad a la llamada del Señor, y como María, proclamen sus grandes obras entre todos sus coetáneos.
ACTO PENITENCIAL Aclamemos la grandeza de la misericordia de Jesucristo, cuya misión fue la de traer la Salvación a todos los hombres, haciéndose hombre en el seno de María:
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Tú, que quisiste nacer de una mujer para traer la Salvación a todos los hombres. Señor, ten piedad. Tú, que por medio de María quisiste obrar el primer signo de tu ministerio redentor. Cristo, ten piedad. Tú, que enviaste a los discípulos cuando oraban con María, para llevar tu paz hasta los confines del mundo. Señor, ten piedad.
MONICIÓN a las LECTURAS María escuchó la Palabra y pudo decir “sí” al plan de Salvación que Dios tenía preparado desde antiguo para toda la humanidad. Solo escuchando la Palabra podremos responder un “sí” con nuestra vida a la acción de Dios, y llegar de este modo a recibir la Salvación que nuestro corazón desea. Escuchemos con atención para que podamos ser también transmisores de esa Salvación que se nos regala en Cristo.
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Liturgia SUGERENCIAS para la HOMILÍA San Juan nos ofrece el fruto de la Pascua: hemos sido hechos hijos de Dios por Gracia, entregada en Jesucristo. Nuestra vida no es lo que nos parece más evidente: el pecado, la debilidad o la muerte. Somos incapaces de hacernos felices a nosotros mismos, pero la verdad de nuestra vida pasa por la verdad de la vida de Jesucristo. No vemos a Jesucristo con los ojos, pero podemos conocerle y creer en Él. En la primera lectura, san Pedro da su testimonio. La verdad de Pedro es Jesucristo. Solo Él responde al deseo de felicidad que tienen todos los hombres. La respuesta a la súplica del cojo del templo no es la simple limosna, sino Jesucristo, que viene a llenar el vacío de un corazón postrado en el agarrotamiento de la desesperanza. ¿Quién es Jesucristo? Es el Buen Pastor. Él es el que conoce a sus ovejas. El significado de “conocer” en san Juan es amar; y el del amor es la entrega. Dios, que es Vida, se entrega a los hombres para que tengamos la vida en plenitud que nos arrebata el pecado. Dios se hace muerte para que el hombre tenga vida. En esa entrega el hombre puede responder por el don de Dios a su deseo de plenitud. La eucaristía es el momento en el que se vuelve a hacer presente esa entrega de Dios a los hombres. En ella entramos en comunión con Dios y los hermanos. En la eucaristía encontramos respuesta a nuestro deseo, pues el hombre ha sido creado para el amor. Esta eucaristía es la que constituye la Iglesia. Jesús tiene ovejas en otro redil, que desean su salvación, y Él las quiere traer para que participen de su rebaño. Dios quiere que todos los hombres se salven por su amor. El fin de la misión ad gentes es la implantación de una nueva Iglesia particular, que sea redil para los que aún no conocen a Cristo. Para ello necesita ministros y religiosos que se consagren al servicio de sus hermanos. Hoy, Jornada de las Vocaciones Nativas, rezamos para que este don de Dios descienda sobre estas Iglesias que desean brotar con fuerza para ser luz del mundo y sal de la tierra. Especialmente encomendamos esta obra sobrehumana a las manos de María, mediadora de todas las gracias. Ella, que es figura de la Iglesia, alienta a sus hijos para entregar la vida al servicio de Jesucristo. Que ella, como en Caná, siga llevando a los hombres a la verdad del Amor divino.
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Liturgia ORACIÓN DE LOS FIELES En la confianza de que todo aquello que pidamos al Padre en nombre de Jesucristo se nos ha concedido, elevamos al Padre nuestra oración:
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Por la Iglesia, para que sea siempre fiel pregonera de la verdad del amor divino. Con María, roguemos al Señor. Por el Papa, los obispos y todos los ministros de la Iglesia, para que, siendo fieles a la llamada de Dios, sean verdaderos profetas del Reino de Jesucristo. Con María, roguemos al Señor. Por todos los que han respondido a la llamada del Señor para anunciar su Evangelio por todo el mundo, para que su testimonio tenga un fruto abundante. Con María, roguemos al Señor. Por todos los jóvenes que sienten la llamada a dedicar sus vidas al anuncio del Evangelio, y especialmente por las vocaciones nativas, para que respondan con generosidad a la llamada del Señor. Con María, roguemos al Señor. Por los que hoy celebramos esta eucaristía, para que nos veamos fortalecidos por la presencia del Señor en el pan partido y seamos testigos de las maravillas de Dios. Con María, roguemos al Señor.
Acoge, Padre Santo, la oración que tus hijos hoy te dirigen a favor suyo y de toda tu Iglesia; derrama sobre ellos la gracia de tu Espíritu Santo, para que, como María, puedan cantar en el mundo tus proezas, y sean así misioneros del Evangelio de Jesucristo, que vive y reina contigo por los siglos de los siglos. Amén.
DESPEDIDA El don que el Padre nos ha hecho con el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo nos ayude a poder proclamar la alabanza de su misericordia. No podemos quedarnos mirando al cielo. Como María, pongámonos en camino para anunciar a nuestros hermanos que el Poderoso ha hecho obras grandes por todos nosotros y por aquellos que lo acogen de todo corazón.
SUGERENCIA DE CANTOS CANTO DE ENTRADA: El Señor es mi Pastor (CLN, 538) o Iglesia peregrina (CLN, 408). OFERTORIO: María, puente y camino (CLN, 343) o Te ofrecemos, Señor (CLN, H8). COMUNIÓN: Pescador de hombres (CLN, 407).
Seminario Diocesano de Madrid
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Cooperación económica Aportación económica de las diócesis españolas a la OBRA PONTIFICIA SAN PEDRO APÓSTOL En la Dirección Nacional y en las Diocesanas de las OMP de España se han recibido, en 2011, 2.088.508,92 para atender las necesidades de las vocaciones al sacerdocio y la vida religiosa en los territorios de misión. Estas
aportaciones proceden de la colecta de la Jornada de Vocaciones Natinas de 2011. Durante todo el año muchos fieles, familias enteras, comunidades religiosas, hermandades y cofradías, colegios y parroquias han
subvencionado Becas de estudio para estas vocaciones. El resto procede de herencias, legados y testamentos de personas que entregan sus bienes para la formación de seminarios y noviciados. A todos, ¡muchas gracias!
Recaudaciones ejercicio
2011
DIÓCESIS ANDALUCÍA Almería ............................. Cádiz-Ceuta ...................... Córdoba ............................ Granada ............................ Guadix-Baza ..................... Huelva ............................... Jaén .................................. Jerez ................................. Málaga-Melilla ................... Sevilla ...............................
Euros 5.060,87 7.611,04 42.301,74 29.554,82 535,31 1.125,94 19.008,00 3.192,25 23.722,00 17.140,25
ARAGÓN Barbastro-Monzón ............. 11.722,14 Huesca ..................... ........ 4.855,13 Jaca ................................... 1.969,45 Tarazona ............................ 956,83 Teruel-Albarracín ............... 29.334,58 Zaragoza ........................... 70.146,32 ASTURIAS Oviedo ................................. 36.635,17
BALEARES Ibiza ..................................... 365,16 Mallorca ............................... 6.062,70 Menorca ............................... 679,00
EUSKADI Bilbao ................................. 50.927,54 San Sebastián ................... 77.827,50 Vitoria ................................. 25.575,67
CANARIAS Canarias .............................. 28.962,57 Tenerife ............................... 76.005,13
EXTREMADURA Mérida-Badajoz .................. 14.189,97 Coria-Cáceres .................... 56.342,16 Plasencia ........................... 1.557,23
CANTABRIA Santander ............................
7.608,91
CASTILLA-LA MANCHA Albacete ................................ Ciudad Real .......................... Cuenca ................................. Sigüenza-Guadalajara........... Toledo ...................................
6.616,80 40.669,62 15.440,44 47.869,55 40.506,77
CASTILLA-LEÓN Astorga ................................ 4.813,20 Ávila .................................... 37.420,29 Burgos ................................. 34.598,17 Ciudad Rodrigo ................... 1.870,05 León .................................... 25.904,43 Osma-Soria ......................... 4.758,29 Palencia .............................. 7.092,03 Salamanca .......................... 42.465,70 Segovia ............................... 28.924,75 Valladolid ............................. 15.550,64 Zamora ............................... 132.616,74 CATALUÑA Barcelona ............................ Girona ................................ Lleida .................................. Sant Feliu de Llobregat ..... Solsona ............................... Tarragona ............................ Terrassa .............................. Tortosa ................................. Urgel .................................... Vic ........................................
22.595,05 11.098,53 1.013,95 1.082,92 6.152,88 21.606,98 964,01 2.132,59 10.049,86 2.019,42
GALICIA Lugo .................................... Mondoñedo-Ferrol .............. Ourense ................................ Santiago de Compostela ... Tui-Vigo ..............................
11.838,46 17.708,67 39.601,05 52.041,75 7.426,05
MADRID Alcalá de Henares ............. 5.723,22 Getafe ................................ 5.158,46 Madrid ................................ 122.888,84 Arzobispado Castrense ..... 6.541,93 MURCIA Cartagena-Murcia ...............
22.866,92
NAVARRA Pamplona-Tudela ................ 74.503,72 RIOJA Calahorra-Logroño .............. 30.737,15 VALENCIA Orihuela-Alicante ................ 23.876,72 Segorbe-Castellón .............. 12.811,36 Valencia ............................... 322.723,96 DIRECCIÓN NACIONAL......... 115.251,62
T O TA L G E N E R A L
2.088.508,92
Servicio Informativo
E
n la Asamblea General de las Obras Misionales Pontificias, celebrada en Roma los días 9-14 de mayo de 2011, España puso a disposición de la Secretaría General de San Pedro Apóstol la cantidad de 1.784.914,88 , pro-
cedentes de las aportaciones que los fieles de España hicieron para esta Obra durante el año 2010. Inmediatamente después (en el mes de junio) la Secretaría General ha pedido que España enviara esta aportación a los
AMÉRICA Bolivia ....................... 5.105,41 Colombia ............... 33.676,92 Ecuador .................. 30.931,87 Paraguay .................. 1.421,87 Perú ........................ 26.554,27
Total:
97.690,34 e
países señalados en el mapa. Estas cantidades han sido destinadas en su integridad al sostenimiento y a la formación de seminaristas y novicios/as; en algunos casos, también a la construcción de seminarios y noviciados.
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ASIA Indonesia ........ 111.279,97
Total:
111.279,97
E
テ:RICA Angola ........ 184.166,04 Benテュn ............. 36.225,10 Camerテコn ....... 157.000,00 C. de Marfil .... 55.100,00 Nigeria ......... 477.817,81 R. D. Congo.... 428.566,74 Uganda ....... 237.068,88
Total:
1.575.944,57
E
T O TA L G E N E R A L : 1 . 7 8 4 . 9 1 4 , 8 8 E
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En las páginas precedentes hemos indicado el destino de todas las aportaciones que se han entregado desde España para ayudar a seminaristas y novicios en los territorios de misión. En el folleto Pascua Misionera, editado por Obras Misionales Pontificias, se detallan cinco seminarios atendidos, uno por continente. Aquí los lectores pueden encontrar otros que también han recibido la limosna de los fieles y de las comunidades cristianas.
ANGOLA
Se trata de uno de los países africanos de más larga tradición cristiana. Mas del 50% de la población es católica y el número aumenta continuamente. Después de una larga guerra civil, desde el 2002 ha vuelto la paz, por lo que el país vive un momento de expansión económica. La Obra de San Pedro Apóstol está apoyando a la Iglesia de esta nación, concediendo importantes ayudas para el mantenimiento de los seminaristas, y ayudando a la reconstrucción de viejos seminarios, durante largo tiempo abandonados, así como a la construcción de nuevos edificios para acoger a los numerosos chicos que sienten la vocación al presbiterado. Para atender a los 582 seminaristas mayores y sus 36 formadores, ha recibido de esta Obra Pontificia la cantidad de 270.071,42 €.
Reconstrucción del Seminario Mayor "Cristo Rey", en la diócesis de Huambo (Angola), que cuenta con 85 seminaristas y 7 formadores. Ha recibido de la Obra de San Pedro Apóstol: 45.600 .
PERÚ
La Obra Pontificia de San Pedro Apóstol ha subsidiado durante el 2011 a los seminaristas de los vicariatos apostólicos que se encuentran en la zona más pobre de este país: Iquitos, Requena, Pucallpa, Jaén en Perú, Puerto Maldonado, San José del Amazonas, San Ramón y Yurimaguas. Son un total de 123 seminaristas mayores. Para atender el sostenimiento y la formación personal y académica de los mismos, la Obra Pontificia de San Pedro Apóstol solamente ha podido enviar 48.164 €. Capilla del Seminario Mayor "San Luis Gonzaga", en el vicariato apostólico de Jaén (Perú), con 48 seminaristas y 5 formadores. Se le ha podido ayudar con 14.236,42 .
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ECUADOR “Los seminaristas mayores del Seminario «Cristo Rey», en el vicariato apostólico de Esmeraldas, vivimos en Quito con nuestros formadores, por motivos de estudio. Nuestras principales dificultades externas son el frío –procedemos de la costa–, la Filosofía y las carencias económicas para sobrevivir. La fortaleza la encontramos en Cristo y en nuestros hermanos que nos ayudan. La celebración de la eucaristía, junto con la oración personal y litúrgica de las Horas –acompañadas de los instrumentos musicales propios de nuestra cultura afro–, nos mantienen vivos en la fe y en la vocación. Los sábados vamos a diferentes parroquias para ayudar en el catecismo, en la liturgia y en los grupos juveniles. En vacaciones regresamos a Esmeraldas, y el obispo nos envía de dos en dos a los pueblecitos más lejanos y aislados, y allí, en las capillas, hacemos misión. Este año, uno de nuestros compañeros será ordenado diácono, y esto nos llena de alegría y de deseos de perseverancia” (carta firmada por los seminaristas). La Obra de San Pedro Apóstol envió a los seis seminarios mayores de los vicariatos apostólicos de Ecuador la cantidad de 34.679,95 para atender a los 68 seminaristas mayores y a sus 9 formadores.
INDONESIA En este país asiático la mayoría de la población es musulmana, pero la minoría católica tiene una gran vitalidad y las vocaciones no faltan. Los seminarios tratan de autofinanciarse, a través de los fieles católicos, pero no basta, debido a la pobreza de la población. Por eso, la Obra de San Pedro Apóstol envía con generosidad su ayuda, sea para el mantenimiento de los numerosos seminaristas, sea para obras de construcción y reestructuración de los edificios. Esta Obra Pontificia subsidió, durante el 2010, a los 1.149 seminaristas mayores, y a sus 89 formadores, con 538.201,44 €. El Seminario Mayor "Fermentum", en la diócesis de Bandung (Indonesia), cuenta con 22 seminaristas y 3 formadores. Para ellos solo ha sido posible enviar 12.417,86 .
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uando uno tiene la oportunidad de adentrarse en lo más íntimo de la personalidad de un hombre o una mujer, aun sin darse cuenta, ya ha comenzado el recorrido de un camino que se está empezando a descubrir y conduce a la relación con el otro, que tanto enriquece. Los auténticos tesoros se encuentran en el interior de las personas y desde ahí nacen los verdaderos sentimientos de amor hacia los demás. Esto lo comprobamos, a menudo, en esos grandes legados que cristianos comprometidos nos han dejado. Sin duda, esas herencias hemos de saberlas aprovechar y hacerlas fructificar. La vida de nuestros misioneros es una afortunada donación para la Iglesia, y de la Iglesia para el resto de la sociedad, que se ha beneficiado, ¡bendito sea!, del celo apostólico y de servicio a los hermanos de estos hombres de Dios. ¡Qué bueno sería volver a adentrarnos en las raíces de hombres y mujeres valiosos, muchos de ellos fundadores de obras nacidas en el seno de la Iglesia! No cabe duda de que, sin la presencia de estos grandes protagonistas, nuestra Iglesia no sería la misma. Ante injusticias o apremiantes necesidades, ellos han sabido dar respuesta para atender dichas situaciones. Es urgente volver, una y otra vez, a la raíz de estas grandes personalidades y de sus obras, ya que ahí es donde se encuentran las razones del porqué a tantos desvelos y vidas gastadas por estos servidores de Dios. La Iglesia es misionera y tiene la obligación de serlo, puesto que si no lo fuera ya no sería la Iglesia que Jesús fundó. Las OMP colaboran con sus cuatro grandes Obras Pontificias para que esta realidad no se pierda. Cada una de estas Obras tiene sus rasgos característicos, sus fundadores y personas relevantes, su historia que se ha ido desarrollando hacia unas finalidades y metas concretas. Las Obras Pontificias son un importante canal para ayudar a esta Iglesia que quiere ser más evangelizadora y más caritativa.
C
La Obra de San Pedro Apóstol… y Juana Bigard La Obra Pontificia de San Pedro Apóstol ha nacido por el celo y el empuje de una mujer, Juana Bigard (1859-1934), que ama a la Iglesia. Este amor la llevó a un serio compromiso con aquellos que mayores dificultades tienen para descubrir el gran tesoro de la fe y el don de una vocación a la vida sacerdotal o consagrada. Fueron varios los pontífices que durante estos últimos siglos clamaron por intensificar la atención hacia las Iglesias jóvenes en los países de misión, lamentándose de la falta de formación cristiana en esas comunidades. En muchos casos se daban situaciones injustas y equivocadas. Así, incluso de parte de fervientes cristianos se consideraba que los jóvenes de aquellas comunidades eran indignos para ejercer el sacerdocio ministerial de Jesucristo y estaban incapacitados para una consagración al Señor de por vida. Esta idea de que los nativos no estaban en condiciones de recibir esta gracia de Dios y este don no merecido, reinaba en un amplio sector de la Iglesia. Se comprende así la mencionada urgencia de varios papas, como el beato Inocencio XI en el siglo XVII o Benedicto XV en el siglo pasado, y la de otros que denuncian y urgen a arreglar esa lamentable situación, que se prolongaba al no disponer de medios o estructuras buenas para la formación y preparación espiritual de un clero nativo en los territorios de misión, incluso en aquellas Iglesias que ya llevaban varios años siendo misionadas.
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Servicio Informativo Podemos entender en este contexto el firme pulso que Juana Bigard mantuvo para que esta Obra pudiese salir adelante, luchando en obediencia, pero con incansable insistencia, ante parte de la jerarquía, que no acababa de ver con tan buenos ojos los propósitos de esta heroica mujer en una causa que muchos no valoraban como grave y urgente. Ella, apoyada por su madre, Estefanía Cottin de Bigard, tenía muy claro que todos los hombres somos iguales y, como bautizados, tenemos los mismos derechos y la misma dignidad dentro de la Iglesia. No estuvo sola: la voz del Papa que resonaba en su corazón, la cercanía de los misioneros y de algunos obispos que la animaban y apoyaban en su empeño y, sobre todo, la seguridad de que había descubierto el proyecto de Dios sobre ella fueron suficientes para trabajar y luchar en favor de las Iglesias jóvenes, en la formación de sus miembros y en la ayuda a las vocaciones que florecían, poco a poco, en esas comunidades nacientes. Juana Bigard es la fundadora de la Obra Pontificia de San Pedro Apóstol; de esta Obra que nace en el año 1889 para ayudar a las vocaciones a la vida religiosa y el presbiterado en los países de misión. Pío XI, en el año 1922, la declara Obra Pontificia, es decir, dependiente directamente del Papa. Es la Obra que alienta a la Iglesia para que todos nosotros trabajemos y colaboremos espiritual y económicamente en pro de los jóvenes nativos de las Iglesias de reciente evangelización que han escuchado la llamada del Señor para el sacerdocio o para la vida consagrada.
Desde las raíces… Varias diócesis de España intentan conservar abiertos sus seminarios menores y mayores. Otras, que ya no los tienen, intentan reabrirlos. En algunas Iglesias de los territorios de misión se insta a la implantación de noviciados o de seminarios menores, bien en edificios, bien en el seno de las mismas familias. Todos somos responsables del florecimiento y afianzamiento de la fe y de las vocaciones sacerdotales y religiosas en las Iglesias jóvenes. Las vocaciones nativas, juntamente con las vocaciones en nuestras Iglesias particulares, son el gran tesoro de toda la Iglesia y la mejor inversión. “Os daré pastores según mi corazón” (Jer 3,15). Es urgente que en el momento presente sigamos, no solo preocupados, sino además muy ocupados, trabajando en el gran reto que la Obra de Juana Bigard nos presenta: las vocaciones nativas.
Adelino Álvarez. Subdelegado Diocesano de Misiones. Ourense
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Vigilia de Oración
MONICIÓN DE INTRODUCCIÓN Nos reunimos en este lugar para orar. Como los primeros cristianos se reunían en la comunidad para la oración, y así perseveraban en ella con María, nosotros queremos imitarles. Con María queremos ir de la mano hacia Jesús para suplicarle que conceda a su Iglesia vocaciones incesantes. Sobre todo, queremos pedirle al Señor que envíe vocaciones a las Iglesias de primera evangelización, vocaciones nativas. El fin de la actividad misionera es la implantación de nuevas Iglesias, que se conviertan en testimonio vivo de la presencia de Jesucristo resucitado entre los coterráneos. Que unos lleguen a ser para otros signo real de la presencia de un Dios que es amor y viene a traer la Salvación a su Pueblo. Esta es la misión de la Iglesia y de todos sus miembros. Esta es la vocación de todos los cristianos. Abramos nuestro corazón en la oración, para interceder ante el Padre pidiendo que envíe obreros a la mies. Caminemos de la mano de María, escuchando, meditando y entregando nuestra vida a la Palabra de la Vida. Nos ponemos de pie.
PARTE I: Palabra proclamada El presidente de la celebración entra en procesión con un canto adecuado.
P: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. A: Amén. P: El Señor esté con vosotros. A: Y con tu espíritu. P: Hermanos, nos reunimos esta noche de Pascua para celebrar la victoria de Cristo resucitado. Él es la luz que ilumina nuestras tinieblas. Ahora, la victoria de la Pascua alumbra nuestras vidas y las de todos los hombres. Jesús, luz de los pueblos de la Tierra, ¡ha vencido a la muerte! Dios está con nosotros. Os invito a que abráis el corazón en este momento de oración. Dejemos que Jesús ilumine nuestros corazones. Por ello, recibimos ahora el cirio pascual, signo de esta victoria y expresión del deseo de que nos inunde con su luz. Procesión con el cirio pascual desde el fondo del templo, mientras se canta: ¡Oh luz gozosa! (CLN 760) o Haz brillar sobre nosotros (CLN 714). El cirio se coloca al lado del ambón.
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Vigilia de Oración P: La luz de Cristo invade ahora este lugar y nuestro interior. Dios quiere hablarnos. Lo hace desde su Palabra, desde su Evangelio. Escuchemos con atención la voz de Dios y guardémosla durante todo este tiempo, meditándola en nuestro corazón. Mientras se entona el aleluya, un ministro adecuado se acerca al ambón y lee el siguiente texto.
L: El Señor esté con vosotros A: Y con tu espíritu. L: Lectura del Santo Evangelio según san Lucas (Lc 1,26-38). A: Gloria a ti, Señor. L: “En el mes sexto, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin». Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco varón?». El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible». María contestó: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Y el ángel se retiró”. L: Palabra del Señor. A: Gloria a Ti, Señor Jesús. Se vuelve a entonar el aleluya del principio. Los participantes se sientan y se deja un rato de silencio para poder volver sobre el texto. Es bueno, para este fin, proyectar el texto en alguna parte o repartir un folleto para seguir la celebración.
PARTE II: Palabra acogida P: Hemos vivido el pasado verano una experiencia inolvidable, que no podemos dejar pasar de largo: la Jornada Mundial de la Juventud. Hemos ido de la mano de la vocación de María, y ahora Benedicto XVI nos va a ayudar a reflexionar sobre la vocación.
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Vigilia de Oración L: “En esta vigilia de oración, os invito a pedir a Dios que os ayude a descubrir vuestra vocación en la sociedad y en la Iglesia y a perseverar en ella con alegría y fidelidad. Vale la pena acoger en nuestro interior la llamada de Cristo y seguir con valentía y generosidad el camino que Él nos proponga. A muchos, el Señor los llama al matrimonio, en el que un hombre y una mujer, formando una sola carne (cf. Gén 2,24), se realizan en una profunda vida de comunión. Es un horizonte luminoso y exigente a la vez. Un proyecto de amor verdadero que se renueva y ahonda cada día compartiendo alegrías y dificultades, y que se caracteriza por una entrega de la totalidad de la persona. Por eso, reconocer la belleza y bondad del matrimonio, significa ser conscientes de que sólo un ámbito de fidelidad e indisolubilidad, así como de apertura al don divino de la vida, es el adecuado a la grandeza y dignidad del amor matrimonial...”. Silencio y canto.
L: “... A otros, en cambio, Cristo los llama a seguirlo más de cerca en el sacerdocio o en la vida consagrada. Qué hermoso es saber que Jesús te busca, se fija en ti y con su voz inconfundible te dice también a ti: «¡Sígueme!» (cf. Mc 2,14). Queridos jóvenes, para descubrir y seguir fielmente la forma de vida a la que el Señor os llame a cada uno, es indispensable permanecer en su amor como amigos. Y ¿cómo se mantiene la amistad si no es con el trato frecuente, la conversación, el estar juntos y el compartir ilusiones o pesares? Santa Teresa de Jesús decía que la oración es «tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama»” (Benedicto XVI, Vigilia en Cuatro Vientos, Madrid, JMJ 2011). Silencio y canto.
PARTE III: Palabra respondida P: Ahora os invito a que pongamos nuestras vidas a los pies de Jesús, para que le preguntemos, le contemos, le pidamos, para que nos entreguemos a Él, que ahora se hace patente en el Sacramento de la Eucaristía. Se expone el Santísimo según su liturgia propia. Después de un rato de silencio, se continúa con lo siguiente. Las preces las pueden leer varios lectores, y entre prez y prez puede dejarse un momento de silencio, si se ve oportuno; incluso se puede encender una vela del color propio del continente, una vez leída la prez.
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Vigilia de Oración P: En esta oración queremos presentar ante Jesús Sacramentado todas nuestras inquietudes. Con confianza de hijos amados, le pedimos al Padre por medio de su Hijo y de María. Respondemos: “Te lo pedimos, Señor”. Jesús, que quisiste que los pueblos de África conocieran tu nombre: suscita vocaciones en medio de sus Iglesias, para que se robustezca la fe en medio del dolor de tantas personas. Oremos. (Vela color verde). Jesús, que quisiste que los pueblos de Asia conocieran tu nombre: suscita vocaciones en medio de sus Iglesias, para que sean testimonio vivo de tu verdad en medio de la dificultad del anuncio. Oremos. (Vela color amarillo). Jesús, que quisiste que los pueblos de América conocieran tu nombre: suscita vocaciones en medio de sus Iglesias, para que se instaure tu Reino de paz, justicia y libertad en medio de la desesperanza de los hombres. Oremos. (Vela color rojo). Jesús, que quisiste que los pueblos de Oceanía conocieran tu nombre: suscita vocaciones en medio de sus Iglesias, para que, siendo fieles a lo que han recibido, no caigan en los males que contagia el mundo. Oremos. (Vela color azul). Jesús, que quisiste que los pueblos de Europa conocieran tu nombre: suscita vocaciones en medio de sus Iglesias, para que, nutriéndose de sus raíces cristianas, se reavive la pasión de la fe primera que de tus Apóstoles recibieron. Oremos. (Vela color blanco).
P: Acoge nuestra oración, Señor, y bendice a tu pueblo, que espera anhelante el don de tu amor. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén. P: Antes de dar la bendición, vamos a orar todos juntos, como signo de comunión espiritual con todos los cristianos del mundo, especialmente, los de todas aquellas Iglesias que más necesitan de vocaciones que las sirvan: Padre nuestro… El presidente da la bendición según el ritual, pero utiliza la oración que se ha elaborado para este día como conclusión de la vigilia. Termina con la fórmula:
P: Id y anunciad lo que habéis visto y oído. Podéis ir en paz. A: Demos gracias a Dios.
Seminario Diocesano de Madrid
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Testimonios
Testimonios de gratitud
Seminaristas (Burkina Faso)
Ofrecemos dos testimonios vocacionales de Iglesias jóvenes, concretamente, de África. El primero refleja las vicisitudes del discernimiento, un proceso por el que ha de pasar toda vocación, pero que, en los territorios de la geografía misionera, podría acabar en la frustración de ver que no se puede continuar la formación por falta de recursos materiales. Con el fin de que ninguna de esas llamadas al sacerdocio o la vida religiosa se pierda, entra en juego nuestra ayuda, canalizada a través de la Obra Pontificia de San Pedro Apóstol; de su trascendencia da cuenta el segundo texto. Que María, Reina de las Misiones y Estrella de la Nueva Evangelización, nos enseñe a alentar también nosotros, con nuestra oración y ayuda económica, el tesoro que suponen estas vocaciones nativas.
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Descubrir la llamada, responder, formarse... Soy estudiante de primer año de Filosofía en el Seminario Mayor San Pedro y San Pablo de Kosoogé. Nací en Pabré en 1977, y todo empezó desde la escuela primaria. Por entonces yo participaba activamente en los movimientos infantiles de la parroquia. Habíamos formado un grupo de niños asiduos a las misas diarias y nos atraía el servicio de la liturgia. En este ambiente surgió en mí el querer ser sacerdote. En 1991 obtuve, al mismo tiempo que mi certificado de estudios primarios, la admisión en el seminario menor de Pabré. Tras seis años allí, fui reorientado, y pude continuar mis estudios, pero esta vez de Contabilidad, en la ciudad de Uagadugú. Obtuve mi título en el año 2000. Luego continué en la universidad mis estudios de Economía y Gestión, que no terminé debido a actividades extraacadémicas. De 2005 a 2007 trabajé en el Centro Diocesano de Formación Integral de la Persona, donde ayudaba en la contabilidad y en el
Testimonios apoyo a la formación en autoconocimiento y madurez afectiva, con un sacerdote “Fidei donum”. El centro me ofreció la oportunidad de construirme humana y espiritualmente. De hecho, retomé mis hábitos de la niñez, que consistían no solo en participar en la celebración eucarística diaria, sino también en realizar visitas regulares al Santísimo Sacramento. Esta relación profunda con Cristo fue despertando poco a poco en mí el deseo de convertirme en sacerdote. A finales de 2006, cuando salía para una visita al Santísimo, me crucé con una mujer que conocía. Sabiendo que iba a rezar, ella me felicitó y me hizo la siguiente pregunta: “¿Cuándo te vas a ir al seminario?”. Le dije que no tenía ninguna intención de hacerlo y que yo simplemente me esforzaba en vivir como un buen cristiano. Y nos separamos.
Llegado a la capilla para la visita al Santísimo, la pregunta de la mujer regresó a mi espíritu y comenzó a obsesionarme. Tenía un problema. No pude entonces entablar un diálogo con el Señor como de costumbre. Salí todo triste, y empecé a estar confundido y angustiado. Esto continuó durante casi dos semanas. Finalmente, decidí hablar con un sacerdote. Con su ayuda, en el discernimiento, comprendí que el sacerdocio para mí seguía siendo una cuestión pendiente. Terminé haciendo una solicitud al arzobispo de Uagadugú, para que me autorizara a ponerme en camino para el presbiterado. Entré al curso de Propedéutica en octubre de 2007, y un año después comencé el ciclo de Filosofía en el Seminario Mayor San Pe-
dro y San Pablo. Me siento feliz de estar allí y le pido constantemente a Dios la gracia de llegar a ser sacerdote según su corazón. DÉSIRÉ KISWENDSIDA DOUAMBA (Burkina Faso)
... es un largo proceso que debemos acompañar Soy el primero de ocho hermanos, cinco chicas y tres chicos. Provengo de la parte que está más al sur de Malaui, en el distrito de Chikwawa. Mi pueblo se llama Muonda. Yo nací en 1969, en el mismo pueblo –no en un hospital–, con la ayuda de parteras tradicionales. Nuestras casas estaban hechas de barro y paja con hierba, generalmente con tres pequeñas habitaciones, para los padres, los niños y las niñas. Empecé la educación primaria en 1976. La escuela estaba a cuatro kilómetros, junto a la iglesia a la que íbamos a rezar los domingos (algunas aldeas estaban incluso más apartadas); todos nos desplazábamos hasta allí a pie, por senderos y caminos polvorientos. Después de mi primera comunión, en 1977, me convertí en monaguillo. Nuestro párroco era un misionero montfortiano holandés, que vivía a 27 kilómetros, y solo podíamos tener misa una vez al mes. En 1980 se abrió en la diócesis un seminario menor, llamado “Mzimu Woyera” (“Espíritu Santo”), con ayuda de la Obra de San Pedro Apóstol. El centro comenzó solo con dos clases. El obispo quería que la diócesis contara con su propio seminario, porque por entonces nada más había dos sacerdotes diocesanos; el resto eran misioneros extranjeros. Al año siguiente, otros cuatro chicos de mi parroquia y yo, después de pasar satisfactoriamente los exámenes de ingreso, entramos en dicho seminario menor. Yo tenía 12 años, y éramos 56 en la clase. Fue mi primera experiencia de estar lejos de mi casa, ya que el seminario estaba a unos 80 kilómetros de distancia. 25
Testimonios
Lo que había que pagar como cuota resultaba mucho dinero para mis padres. El 85% de los habitantes de Malaui (con una población de unos 13 millones) se encuentran en las zonas rurales y viven de la agricultura de subsistencia, de manera que no podían asumir todos los gastos del seminario. La Obra de San Pedro Apóstol dio un amplio subsidio y mantuvo el seminario en marcha. Mi agradecimiento al buen corazón y espíritu humilde de todos los benefactores y donantes, que me financiaron y siguen compartiendo con nosotros. Terminé primaria en 1985. De los 33 que continuábamos en nuestro grupo, algunos fueron a la escuela secundaria y 20 de nosotros nos quedamos. En 1986 tuve la primera oportunidad de presenciar una ceremonia de ordenación sacerdotal. Fue ordenado un diácono que nos dio clase un año en el seminario menor, por lo que tuvimos la ocasión de ir. Este fue el momento en que realmente tomé la decisión de que yo seguiría el camino del Señor como sacerdote. Todo lo que ocurrió en esta ceremonia de ordenación se me quedó grabado en el corazón y me hizo más resuelto. En 1988 acabé la secundaria y, de una clase de diez, seis decidimos ir al Seminario Mayor Kachebere para estudiar Filosofía, Ciencias Sociales y Humanidades. En el seminario mayor teníamos estudiantes de todo el país. Se trata de un seminario para las siete diócesis de Malaui. Fue una oportunidad y una experiencia conocer a
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otros estudiantes de la nación; personas de diferentes tribus y lenguas, pero congregadas por la fe y la voluntad de algún día servir a Dios como presbíteros. Fueron años difíciles, pero me prepararon para la gran tarea de estar al servicio del pueblo de Dios en muchas y diferentes situaciones. Éramos 52 en nuestra clase. Después de tres años de Filosofía, 22 de nosotros pasamos al Seminario Nacional San Pedro, donde tuvimos cuatro años de Teología. En enero de 1995, diez fuimos ordenados diáconos, y en julio de ese mismo año, el obispo que había abierto el Seminario Menor Mzimu Woyera quince años atrás nos ordenó sacerdotes en los terrenos del centro, puesto que la catedral era demasiado pequeña para dar cabida a toda la gente. Mi primer nombramiento como nuevo sacerdote fue para enseñar en ese seminario menor donde una vez me enseñaron a mí, dando Matemáticas, Latín y Biología. Estuve allí cuatro años, y en 1999 pasé a una parroquia, la de Nuestra Señora de Fátima, donde serví como cura dos años; por entonces también fui nombrado director diocesano de Obras Misionales Pontificias. En 2001 fui designado párroco y destinado a una de las parroquias más remotas de la diócesis. Reemplacé a los misioneros, Padres de San Patricio, de Irlanda. Fui el primer sacerdote indígena en la parroquia. Estaba solo y no fue una tarea fácil. Ese año fui nombrado secretario de Pastoral Diocesana, y las cosas se volvieron muy estimulantes. Atendí la extensa parroquia de Nuestra Señora de los Pobres, moviéndome con mi motocicleta, durante siete años, hasta que en 2008 Roma me nombró director nacional de OMP, y los obispos me designaron como coordinador nacional de Laicos y Juventud dentro de la Comisión Pastoral. El mismo año tuve que desplazarme al Secretariado Católico, lejos de mi diócesis, para ocupar estos nuevos puestos, y es allí donde estoy realizando mi servicio en la actualidad. Mi viaje continúa. P. MICHAEL USENI (Malaui)