Nツコ 389 OCTUBRE 2013 SERVICIO PASTORAL MISIONERA Aテ前 XCI
Servicio de Pastoral Misionera
S UMARIO 3 PRESENTACIÓN DE LA CAMPAÑA La Jornada Mundial de las Misiones Anastasio Gil, Director Nacional de OMP 5 MENSAJE DE S. S. FRANCISCO PARA LA JORNADA DEL DOMUND 9 SERVICIO TEOLÓGICO-PASTORAL El Espíritu Santo es el alma de la misión Antonio González-Mohino Espinosa Delegado Diocesano de Misiones y Director Diocesano de OMP de Zaragoza 13 S E R V I C I O I N F O R M A T I V O Misioneros “para toda la vida” 17 C O O P E R A C I Ó N E C O N Ó M I C A Aportación económica de las diócesis españolas a la Obra Pontificia de la Propagación de la Fe 20 S E R V I C I O I N F O R M A T I V O Vocabulario misionero básico 21 S E R V I C I O I N F O R M A T I V O Así llega el dinero a la misión 22 T E S T I M O N I O S 25 L I T U R G I A Guion litúrgico para la Eucaristía Isaac Benito Melero Delegado Diocesano de Misiones y Director Diocesano de OMP de Segovia 28 V I G I L I A D E O R A C I Ó N 32 S E R V I C I O I N F O R M A T I V O Tres páginas web y tres películas sobre la misión Ana Fernández / M.ª Ángeles Almacellas 34 S E R V I C I O I N F O R M A T I V O Gracias y más
LEMA: “Fe + Caridad = Misión”
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Fe y Caridad. No es legítimo separar, y menos, oponer, fe y caridad, dos virtudes teologales íntimamente unidas. “La existencia cristiana consiste en un continuo subir al monte del encuentro con Dios para después volver a bajar, trayendo el amor y la fuerza que derivan de este, a fin de servir a nuestros hermanos y hermanas con el mismo amor de Dios” (Benedicto XVI). Contemplación y acción están llamadas a coexistir e integrarse. La acogida salvífica de Dios, su gracia, su perdón por la fe orienta y promueve las obras de la caridad.
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Misión. La mayor obra de caridad, que nace de la fe, es la evangelización. “Ninguna acción es más benéfica y, por tanto, caritativa hacia el prójimo que partir el pan de la Palabra de Dios, hacerle partícipe de la Buena Nueva del Evangelio [...]: la evangelización es la promoción más alta e integral de la persona humana” (íd.). El anuncio del Evangelio se convierte en una intervención de ayuda al prójimo, justicia para los más pobres, posibilidad de instrucción y asistencia médica en lugares remotos, entre otras implicaciones sociales.
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CARTEL El lema, “Fe + Caridad = Misión”, es presentado con trazos claros y firmes, a modo de axioma. El recurso de la pizarra evoca que estamos ante una afirmación que implica adhesión e interiorización. “No os canséis de educar a cada cristiano, desde la infancia, en un espíritu verdaderamente universal y misionero, y de sensibilizar a toda la comunidad para que sostenga y ayude a las misiones según las necesidades de cada una” (Francisco). La fotografía del papa Francisco, besando el pie que previamente ha lavado, recuerda las palabras de Jesús en el primer Jueves Santo de la historia: “Os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis” (Jn 13,15). En medio, la cruz del pectoral del Santo Padre. La contemplación de la escena recuerda a los misioneros y misioneras, que viven la experiencia gozosa de salir de uno mismo para ir al encuentro de los otros en actitud de servicio y donación.
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OBJETIVOS EDITOR: Anastasio Gil García, Director de Obras Misionales Pontificias DIRECTOR: Rafael Santos Barba DISEÑO: Antonio Aunés IMPRIME: GRÁFICAS DEHON. Depósito Legal: M. 3790-1958 Dirección y Administración: C/ Fray Juan Gil, 5 . 28002 Madrid Tfno: 91 590 27 80 E-mail: dir.nal@omp.es . http://www.omp.es http://www.domund.org
Presentar la Jornada del DOMUND como ocasión para descubrir la dimensión universal de la fe y el compromiso de la caridad con los más pobres. Invitar a todas las comunidades cristianas a participar en las actividades organizadas con motivo de la celebración del DOMUND. Promover una corriente de colaboración económica con las necesidades materiales de los misioneros y de las misiones, a través de las Obras Misionales Pontificias.
Presentación de la Campaña
Por Anastasio Gil Director de OMP en España
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a de las Misiones fue la primera de las Jornadas Mundiales que, por voluntad de la Santa Sede, se celebran en la Iglesia católica a lo largo del año. Después han ido surgiendo otras; en ellas, la Iglesia entera se siente especialmente unida a una intención particular: “El grupo de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma” (Hch 4,32). Pío XI la instituye, con el nombre de “Domingo Mundial de las Misiones”, el 14 de abril de 1926, a los pocos años de haber nombrado “Pontificias” tres iniciativas particulares que promovían la cooperación misionera. Desde 1943, es conocida como DOMUND en todos los ámbitos eclesiales de lengua castellana. El papa Francisco recuerda su finalidad: “Animar y profundizar la conciencia misionera de cada bautizado y de cada comunidad, ya sea llamando a la necesidad de una formación misionera más profunda de todo el Pueblo de Dios, ya sea alimentando la sensibilidad de las comunidades cristianas a ofrecer su ayuda para favorecer la difusión del Evangelio en el mundo” (Mensaje DOMUND 2013, 5). A ello contribuye la multitud de iniciativas de los responsables diocesanos de la animación misionera y de las comunidades eclesiales, secundando la explícita voluntad misionera de los respectivos pastores, que a comienzos de octubre exhortan a sus fieles con una carta pastoral. El DOMUND de este año, domingo 20 de octubre, coincide prácticamente con la clausura del Año de la Fe, que se abría con la exhortación de Benedicto XVI: “«Que la Palabra del Señor siga avanzando y sea glorificada» (2 Tes 3,1): que este Año de la Fe haga cada vez más fuerte la relación con Cristo, el Señor, pues solo en él tenemos la certeza para mirar al futuro y la garantía de un amor auténtico y duradero” (Porta fidei, 15). Anhelo que asume como propio el Papa Francisco: “Este es mi deseo para la Jornada Mundial de las Misiones de este año” (Mensaje DOMUND 2013, 5). La Jornada tiene una dimensión universal, que desborda cualquier tentación de las comunidades cristianas de cerrarse en sí mismas por la preocupación de dar respuesta a sus propios problemas. Este carácter universal parece una obviedad al confesar la fe católica; sin embargo, el compromiso misionero encuentra sus principales obstáculos no solo fuera, sino dentro de la comunidad eclesial, cuando los cristianos ceden ante los particularismos, que a veces llegan a ser excluyentes. Estos reduccionismos, en virtud de justificaciones subjetivas razonables, pueden llevar a que la responsabilidad misionera se circunscriba solo a las llamadas “nuestras misiones”. Frente a tal peligro, esta es la grandeza de la Jornada Mundial: que es católica, de toda la Iglesia y para toda la Iglesia. No hay ámbitos misioneros propios, sino que compete a la Iglesia la solicitud por todas las Iglesias. De ahí la invitación que nos hace el Santo Padre “a sostener, con visión de futuro y discernimiento atento,
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Presentación de la Campaña la llamada misionera ad gentes, y a ayudar a las Iglesias que necesitan sacerdotes, religiosos y religiosas y laicos para fortalecer la comunidad cristiana” (Mensaje DOMUND 2013, 5). Este servicio se hace realidad en los 126 países donde están presentes las Obras Misionales Pontificias (OMP), a cuyos directores nacionales ha pedido el Papa “continuar vuestro compromiso para que las Iglesias locales asuman cada vez más generosamente su parte de responsabilidad en la misión universal de la Iglesia” (Roma, 17-5-2013). Esta corriente de solidaridad entre todas las Iglesias, en comunión con el Obispo de Roma –Pastor no solo de su Iglesia particular, sino también de todas las Iglesias, porque es “principio y signo de la unidad y la universalidad de la Iglesia” (LG 23)–, se enriquece, en primer lugar, con una cooperación espiritual: “Orar con espíritu misionero implica diversos aspectos, entre los cuales destaca la contemplación de la acción de Dios, que nos salva por La Jornada tiene una medio de Jesucristo. De esta manera, la oración se convierte en una vidimensión universal, va acción de gracias por la evangelización que nos ha llegado y sigue que desborda difundiéndose por todo el mundo; [...] se convierte en invocación al toda tentación de Señor, para que nos haga instrumentos dóciles de su voluntad, concelas comunidades diéndonos los medios morales y materiales indispensables para la cristianas de encerrarse construcción de su Reino” (Juan Pablo II, Mensaje DOMUND 1994, 4). en sí mismas. Cooperación personal, también, con el envío de nuevas vocaciones como “ministros del Evangelio, cuya vida irradia el fervor de quienes han recibido, ante todo en sí mismos, la alegría de Cristo, y aceptan consagrar su vida a la tarea de anunciar el Reino de Dios y de implantar la Iglesia en el mundo” (EN 80). El DOMUND es otra oportunidad para que en las comunidades cristianas se susciten nuevas vocaciones para la misión, vocaciones misioneras ad vitam o vocaciones misioneras Fidei donum por un largo período de tiempo. “Me gustaría subrayar”, añade el papa Francisco, “que las mismas Iglesias jóvenes están trabajando generosamente en el envío de misioneros a las Iglesias que se encuentran en dificultad –no es raro que se trate de Iglesias de antigua cristiandad–, llevando la frescura y el entusiasmo con que estas viven la fe que renueva la vida y dona esperanza” (Mensaje DOMUND 2013, 5). Y, por último, cooperación económica. Las OMP gestionan el Fondo Universal de Solidaridad, al que llegan las aportaciones de los fieles que desean colaborar con la misión de la Iglesia. Es significativo cómo crecen las aportaciones de las Iglesias más jóvenes, que, conscientes de la gratuidad de lo que tienen, aunque sea poco, lo comparten. El Papa, a través de las OMP, distribuye equitativamente cuanto hay en dicho Fondo. De este modo, la caridad se hace universal y la misión es asumida por todos; y, con la limosna de todos, la Iglesia atiende como madre a sus hijos más necesitados. Se entienden así las palabras del Papa: “La Iglesia [...] no es una organización asistencial, una empresa, una ONG, sino que es una comunidad de personas, animadas por la acción del Espíritu Santo, que han vivido y viven la maravilla del encuentro con Jesucristo y desean compartir esta experiencia de profunda alegría, compartir el mensaje de salvación que el Señor nos ha dado” (Mensaje DOMUND 2013, 4).
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Mensaje del Papa
Queridos hermanos y hermanas: ste año celebramos la Jornada Mundial de las Misiones mientras se clausura el Año de la Fe, ocasión importante para fortalecer nuestra amistad con el Señor y nuestro camino como Iglesia que anuncia el Evangelio con valentía. En esta prospectiva, querría plantear algunas reflexiones.
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a fe es un don precioso de Dios, el cual abre nuestra mente para que lo podamos conocer y amar; Él quiere relacionarse con nosotros para hacernos partícipes de su misma vida y hacer que la nuestra esté más llena de significado, que sea más buena, más bella. ¡Dios nos ama! Pero la fe necesita ser acogida, es decir, necesita nuestra respuesta personal, el coraje de poner nuestra confianza en Dios, de vivir su amor, agradecidos por su infinita misericordia. Es un don que no se reserva sólo a unos pocos, sino que se ofrece a todos generosamente. ¡Todo el mundo debería poder experimentar la alegría de ser amados por Dios, el gozo de la salvación! Y es un don que no se puede conservar para uno mismo, sino que debe ser compartido. Si queremos guardarlo sólo para nosotros mismos, nos convertiremos en cristianos aislados, estériles y enfermos. El anuncio del Evangelio es parte del ser discípulos de Cristo y es un compromiso constante que anima toda la vida de la Iglesia. “El impulso misionero es una señal clara de la madurez de una comunidad eclesial” (Benedicto XVI, Exhort. apost. Verbum Domini, 95). Toda comunidad es “adulta”, cuando profesa la fe, la celebra con alegría en la liturgia, vive la caridad y proclama la Palabra de Dios sin descanso, saliendo del propio ambiente para llevarla también a los “suburbios”, especialmente a aquellos que aún no han tenido la oportunidad de conocer a Cristo. La fuerza de nuestra fe, a nivel personal y comunitario, también se mide por la capacidad de comunicarla a los demás, de difundirla, de vivirla en la caridad, de dar testimonio a las personas que encontramos y que comparten con nosotros el camino de la vida.
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l Año de la Fe, a cincuenta años de distancia del inicio del Concilio Vaticano II, es un estímulo para que toda la Iglesia reciba una conciencia renovada de su presencia en el mundo contemporáneo, de su misión entre los pueblos y las naciones. La misionariedad no es solo una cuestión de territorios geográficos, sino de pueblos, de culturas e individuos independientes, precisamente porque los “límites” de la fe no solo atraviesan lugares y tradiciones humanas, sino el corazón de cada hombre y cada mujer. El Concilio Vaticano II destacó de manera especial cómo la tarea misionera, la tarea de ampliar los límites de la fe, es un compromiso de todo bautizado y de todas las comunidades cristianas: “Viviendo el Pueblo de Dios en comunidades, sobre todo diocesanas y parroquiales, en las que de algún modo se hace visible, a ellas pertenece también dar testimonio de Cristo delante de las gentes” (Decr. Ad gentes, 37). Por tanto, se pide y se invita a toda comunidad a hacer propio el mandato confiado por Jesús a los Apóstoles de ser sus “testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría y hasta el confín de la tierra” (Hch 1,8), no como un aspecto secundario de la vida cristiana, sino como un aspecto esencial: todos somos enviados por los senderos del mundo para caminar con nuestros hermanos, profesando y dando testimonio de nuestra fe en Cristo y convirtiéndonos en anunciadores de su Evangelio. Invito a los obispos, a los sacerdotes, a los
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Mensaje del Papa consejos presbiterales y pastorales, a cada persona y grupo responsable en la Iglesia a dar relieve a la dimensión misionera en los programas pastorales y formativos, sintiendo que el propio «Toda comunidad compromiso apostólico no está es “adulta” cuando completo si no contiene el profesa la fe, la celebra propósito de “dar testimonio con alegría en la de Cristo ante las naciones”, liturgia, vive la caridad ante todos los pueblos. La miy proclama la Palabra de sionariedad no es solo una dimensión programática en la vida Dios sin descanso». cristiana, sino también una dimensión paradigmática que afecta a todos los aspectos de la vida cristiana. menudo, la obra de evangelización encuentra obstáculos no solo fuera, sino dentro de la comunidad eclesial. A veces el fervor, la alegría, el coraje, la esperanza en anunciar a todos el mensaje de Cristo y ayudar a la gente de nuestro tiempo a encontrarlo son débiles; en ocasiones todavía se piensa que llevar la verdad del Evangelio es violentar la libertad. Pablo VI usa palabras iluminadoras al respecto: “Sería [...] un error imponer cualquier cosa a la conciencia de nuestros hermanos. Pero proponer a esa conciencia la verdad evangélica y la salvación ofrecida por Jesucristo, con plena claridad y con absoluto respeto hacia las opciones libres que luego pueda hacer [...], es un homenaje a esta libertad” (Exhort. apost. Evangelii nuntiandi, 80). Siempre debemos tener el valor y la alegría de proponer, con respeto, el encuentro con Cristo, de hacernos heraldos de su Evangelio; Jesús ha venido entre nosotros para mostrarnos el camino de la salvación, y nos ha confiado la misión de darlo a conocer a todos, hasta los confines de la tierra. Con frecuencia vemos que son la violencia, la mentira, el error las cosas que destacan y se proponen. Es urgente hacer que resplandezca en nuestro tiempo la vida buena del Evangelio con el anuncio y el testimonio, y esto desde el interior mismo de la Iglesia. Porque, en esta perspectiva, es importante no olvidar un principio fundamental de todo
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evangelizador: no se puede anunciar a Cristo sin la Iglesia. Evangelizar nunca es un acto aislado, individual, privado, sino que es siempre eclesial. Pablo VI escribía que, “cuando el más humilde predicador, catequista o Pastor, en el lugar más apartado, predica el Evangelio, reúne su pequeña comunidad o administra un sacramento, aun cuando se encuentra solo, ejerce un acto de Iglesia”; este no actúa “por una misión que él se atribuye o por inspiración personal, sino en unión con la misión de la Iglesia y en su nombre” (Exhort. apost. Evangelii nuntiandi, 60). Y esto da fuerza a la misión y hace sentir a cada misionero y evangelizador que nunca está solo, que forma parte de un solo Cuerpo animado por el Espíritu Santo. n nuestra época, la movilidad general y la facilidad de comunicación a través de los nuevos medios de comunicación han mezclado entre sí los pueblos, el conocimiento, las experiencias. Por motivos de trabajo, familias enteras se trasladan de un continente a otro; los intercambios profesionales y culturales, así como el turismo y otros fenómenos análogos, empujan a un gran movimiento de personas. A veces es difícil, incluso para las comunidades parroquiales, conocer de forma segura y profunda a quienes están de paso o a quienes viven de forma permanente en el territorio. Además, en áreas cada vez más grandes de las regiones tradicionalmente cristianas crece el número de los que son ajenos a la fe, indiferentes a la dimensión religiosa o
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Mensaje del Papa animados por otras creencias. Por tanto, no es raro que algunos bautizados escojan estilos de vida que les alejan de la fe, convirtiéndolos en necesitados de una “nueva evangelización”. A esto se suma el hecho de que a una gran parte de la humanidad todavía no le ha llegado la buena noticia de Jesucristo. Y que vivimos en una época de crisis que afecta a muchas áreas de la vida, no solo la economía, las finanzas, la seguridad alimentaria, el medio ambiente, sino también la del sentido profundo de la vida y los valores fundamentales que la animan. La convivencia humana está marcada por tensiones y conflictos que causan inseguridad y fatiga para encontrar el camino hacia una paz estable. En esta situación tan compleja, donde el horizonte del presente y del futuro parece estar cubierto por nubes amenazantes, se hace aún más urgente el llevar con valentía a todas las realidades el Evangelio de Cristo, que es anuncio de esperanza, reconciliación, comunión; anuncio de la cercanía de Dios, de su misericordia, de su salvación; anuncio de que el poder del amor de Dios es capaz de vencer las tinieblas del mal y conducir hacia el camino del bien. El hombre de nuestro tiempo necesita una luz fuerte que ilumine «Es urgente hacer su camino y que solo el encuentro con Cristo puede darque resplandezca le. ¡Traigamos a este mundo, en nuestro tiempo a través de nuestro testimola vida buena nio, con amor, la esperanza del Evangelio donada por la fe! La naturalecon el anuncio y za misionera de la Iglesia no es el testimonio». proselitista, sino testimonio de vida que ilumina el camino, que trae esperanza y amor. La Iglesia –lo repito una vez más– no es una organización asistencial, una empresa, una ONG, sino que es una comunidad de personas, animadas por la acción del Espíritu Santo, que han vivido y viven la maravilla del encuentro con Jesucristo y desean compartir esta experiencia de profunda alegría, compartir el mensaje de salvación que el Señor nos ha dado. Es el Espíritu Santo quien guía a la Iglesia en este camino.
uisiera animar a todos a ser portadores de la buena noticia de Cristo, y estoy agradecido especialmente a los misioneros y misioneras, a los presbíteros Fidei donum, a los religiosos y religiosas y a los fieles laicos –cada vez más numerosos– que, acogiendo la llamada del Señor, dejan su patria para servir al Evangelio en tierras y culturas diferentes de las suyas. Pero también me gustaría subrayar que las mismas Iglesias jóvenes están trabajando generosamente en el envío de misioneros a las Iglesias que se encuentran en dificultad –no es raro que se trate de Iglesias de antigua cristiandad–, llevando la frescura y el entusiasmo con que estas viven la fe que renueva la vida y dona esperanza. Vivir en este aliento universal, respondiendo al mandato de Jesús “id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos” (Mt 28,19), es una riqueza para cada una de las Iglesias particulares, para cada comunidad, y donar misioneros y misioneras nunca es una pérdida, sino una ganancia. Hago un llamamiento a todos aquellos que sienten la llamada a responder con generosidad a la voz del Espíritu Santo, según su estado de vida, y a no tener miedo de ser generosos con el Señor. Invito también a los obispos, las familias religiosas, las comunidades y todas las agregaciones cristianas a sostener, con visión de futuro y discernimiento atento, la llamada
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Mensaje del Papa misionera ad gentes, y a ayudar a las Iglesias que necesitan sacerdotes, religiosos y religiosas y laicos para fortalecer la comunidad cristiana. Y esta aten«El hombre de ción debe estar también prenuestro tiempo sente entre las Iglesias que necesita una luz fuerte forman parte de una misma que ilumine Conferencia Episcopal o de una Región: es importante su camino y que que las Iglesias más ricas en solo el encuentro con vocaciones ayuden con generoCristo puede darle». sidad a las que sufren de escasez. Al mismo tiempo, exhorto a los misioneros y a las misioneras, especialmente a los sacerdotes Fidei donum y a los laicos, a vivir con alegría su precioso servicio en las Iglesias a las que son destinados, y a llevar su alegría y su experiencia a las Iglesias de las que proceden, recordando cómo Pablo y Bernabé, al final de su primer viaje misionero, “contaron lo que Dios había hecho por medio de ellos y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe” (Hch 14,27). Ellos pueden llegar a ser un camino hacia una especie de “restitución” de la fe, llevando la frescura de las Iglesias jóvenes, de modo que las Iglesias de antigua cristiandad redescubran el entusiasmo y la alegría de compartir la fe en un intercambio que enriquece mutuamente en el camino de seguimiento del Señor. La solicitud por todas las Iglesias, que el Obispo de Roma comparte con sus hermanos en el episcopado, encuentra una actuación importante en el compromiso de las Obras Misionales Pontificias, que tienen como propósito animar y profundizar la conciencia misionera de cada bautizado y de cada comunidad, ya sea llamando a la necesidad de una formación misionera más profunda de todo el Pueblo de Dios, ya sea alimentando la sensibilidad de las comunidades cristianas a ofrecer su ayuda para favorecer la difusión del Evangelio en el mundo. Por último, dirijo un pensamiento a los cristianos que, en diversas partes del mundo, se encuentran en dificultades para profesar abiertamente su fe y ver reconocido el
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derecho a vivirla con dignidad. Ellos son nuestros hermanos y hermanas, testigos valientes –aún más numerosos que los mártires de los primeros siglos– que soportan con perseverancia apostólica las diversas formas de persecución actuales. Muchos también arriesgan su vida para permanecer fieles al Evangelio de Cristo. Deseo asegurarles que me siento cercano en la oración a las personas, a las familias y a las comunidades que
sufren violencia e intolerancia, y les repito las palabras consoladoras de Jesús: “Tened valor: yo he vencido al mundo” (Jn 16,33). Benedicto XVI exhortaba: “«Que la Palabra del Señor siga avanzando y sea glorificada» (2 Tes 3,1): que este Año de la Fe haga cada vez más fuerte la relación con Cristo, el Señor, pues solo en Él tenemos la certeza para mirar al futuro y la garantía de un amor auténtico y duradero” (Carta apost. Porta fidei, 15). Este es mi deseo para la Jornada Mundial de las Misiones de este año. Bendigo de corazón a los misioneros y misioneras y a todos los que acompañan y apoyan este compromiso fundamental de la Iglesia para que el anuncio del Evangelio pueda resonar en todos los rincones de la Tierra, y nosotros, ministros del Evangelio y misioneros, experimentaremos “la dulce y confortadora alegría de evangelizar” (Pablo VI, Exhort. apost. Evangelii nuntiandi, 80). S. S. Francisco Vaticano, 19 de mayo de 2013, Solemnidad de Pentecostés
Servicio Teológico-P Pastoral
INTRODUCCIÓN os hechos significativos han marcado la vida eclesial en los primeros meses de este año 2013. El primero, la renuncia al ministerio en la Cátedra de Pedro que hizo pública el papa Benedicto XVI el 11 de febrero, fiesta de Nuestra Señora de Lourdes, y que se hizo efectiva el 28 del mismo mes. El segundo, la elección, el 13 de marzo, del primer Papa venido del Sur, el papa Francisco. Los historiadores calibrarán, a su debido tiempo, la importancia y la repercusión de estos dos acontecimientos. Nosotros nos quedaremos ahora con la sabiduría, la valentía y la humildad del papa Benedicto, y nos admiraremos de la naturalidad, el fino sentido del humor, la sencillez, la humildad, la ternura y la misericordia del papa Francisco. Vamos, en este pequeño artículo, a extraer las líneas-fuerza del Mensaje para la Jornada Mundial de las Misiones 2013 que nos ha ofrecido el papa Francisco, siguiendo el documento punto por punto.
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LA MISIÓN, FRUTO DE LA FE La comunidad cristiana debe salir del propio recinto para llevar la fe a las “periferias”, tanto geográficas como existenciales.
1 . El Papa enmarca este Mensaje en el Año de la Fe; una fe que necesita ser acogi-
da, que exige nuestra respuesta personal, la valentía de confiar en Dios, el coraje de vivir su amor. La fe es un don que no se reserva a unos pocos, sino que debe ser compartido. Si lo guardamos para nosotros mismos, nos convertiremos en cristianos aislados, estériles y enfermos. “El anuncio del Evangelio es parte del ser discípulos de Cristo y es un compromiso constante que anima toda la vida de la Iglesia”, recuerda el Santo Padre. El papa Francisco recoge una bella frase de Benedicto XVI en Verbum Domini (2010), 95: “El impulso misionero es una señal clara de la madurez de una comunidad eclesial”; idea muy semejante a la expresada en Sacramentum caritatis (2007), 84: “Una Iglesia auténticamente eucarística es una Iglesia misionera”. La comunidad cristiana debe salir del propio recinto para llevar la fe a las “periferias”, entendidas estas no solamente como las geográficas, sino, sobre todo, las existenciales: sociales, culturales, humanas. Salir (misión) de nosotros mismos, al encuentro de las necesidades, los sufrimientos de la gente; al encuentro de sus inquietudes y sus preguntas.
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Servicio Teológico-P Pastoral FE PERSONAL Y COMUNITARIA 2 . El Año de la Fe, a los cincuenta años del comienzo del Concilio Vaticano II, es un estímulo para una renovada conciencia de la presencia de la Iglesia en el mundo contemporáneo. La misionariedad no se ciñe solamente a los ámbitos geográficos, no atraviesa solo los lugares y las tradiciones humanas, sino que llega al corazón de cada hombre y de cada mujer (cf. Redemptoris missio [1990], 37). Ad gentes (1965), 37, nos dice que la tarea de ampliar las fronteras de la fe corresponde no solo a cada bautizado, sino también a las comunidades diocesanas y parroquiales. Me permito en este punto aducir un texto muy rico de la instrucción pastoral Actualidad de la misión “ad gentes” en España (2008), de la XCII Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española: “Las Iglesias particulares son protagonistas fundamentales de la acción misionera. Si la Iglesia existe en y desde ellas, y si cada Iglesia particular existe a imagen de la Iglesia universal, la misión ad gentes no puede ser considerada como una tarea añadida o suplementaria a la pastoral. Se puede decir que cada Iglesia diocesana existe «en estado de misión», es decir, centrada en la comunicación de la fe y en el primer anuncio como signo de su vitalidad y de fidelidad a su propio origen y nacimiento histórico” (n. 55).
LA ALEGRÍA DE SER MISIONERO 3. Reconoce el Papa los obstáculos, fuera y dentro de la comunidad eclesial: la falta de celo y ardor apostólico. Y anima a tener el valor y la alegría de proponer, respetando la libertad de las personas, la verdad límpida del Evangelio (cf. Evangelii nuntiandi [1975], 80). Es urgente que resplandezca en nuestro tiempo la vida nueva del Evangelio con el anuncio y el testimonio, gestos y palabras, y conviene no olvidar un principio fundamental de todo evangelizador: no se puede anunciar a Cristo sin la Iglesia. Escribía Pablo VI a este respecto: “Cuando el más humilde predicador, catequista o Pastor, en el lugar más apartado, predica el Evangelio, reúne su pequeña comunidad o administra un sacramento, aun cuando se encuentra solo, ejerce un acto de Iglesia”; este no actúa “por una misión que él se atribuye o por inspiración personal, sino en unión con la misión de la Iglesia y en su nombre” (Evangelii nuntiandi, 60). El misionero y evangelizador nunca está solo, sino que es parte de un único Cuerpo animado por el Espíritu Santo.
LA URGENCIA DE ANUNCIAR EL EVANGELIO 4. Estamos asistiendo, desde hace algunos años, a cambios profundos en nuestro mundo. Hay mucha movilidad de las poblaciones; los nuevos medios de comunicación facilitan el trasvase de conocimientos y de experiencias entre los pueblos. Los intercambios profesionales y
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Servicio Teológico-P Pastoral culturales, el turismo y otros fenómenos análogos, empujan a esa movilidad de las personas. Todo esto repercute en la vida de las comunidades cristianas. En áreas cada vez más grandes de las regiones tradicionalmente cristianas crece el número de los que son ajenos a la fe, indiferentes a la dimensión religiosa o están animados por otras creencias. Muchos son los que todavía no han sido alcanzados por la buena noticia de Jesucristo. Existe, además, la crisis, que afecta a muchas áreas de la vida; no solo la economía, las finanzas, la seguridad alimentaria, el medio ambiente, sino también la del sentido profundo de la vida y los valores fundamentales que la animan. El papa Francisco, en un discurso a los embajadores que presentaban sus cartas credenciales, les dijo que “la solidaridad es el tesoro de los pobres”, que “el dinero debe servir y no gobernar”, y que “la ética y la solidaridad deben ir juntas” (16-5-2013). Ante esta situación tan compleja –continúa el Papa en su Mensaje–, se vuelve más urgente llevar a esta realidad, con valentía, el Evangelio de Cristo, que es anuncio de esperanza, de reconciliación, de comunión, de cercanía de Dios, de su misericordia, de su salvación. La misionariedad de la Iglesia no es proselitismo, sino testimonio de vida que ilumina el camino, que lleva esperanza y amor. “La Iglesia [...] no es una organización asistencial, una empresa, una ONG, sino que es una comunidad de personas, animadas por la acción del Espíritu Santo, que han vivido y viven la maravilla del encuentro con Jesucristo y desean compartir esta experiencia de profunda alegría” (cf. Porta fidei [2011], 4, 6 y 7). La misionariedad
de la Iglesia no es proselitismo, sino testimonio de vida que ilumina el camino, que lleva esperanza y amor.
VOCACIONES MISIONERAS, AQUÍ Y ALLÁ 5a. El Papa nos invita a todos a ser portadores de la buena noticia de Cristo y da
las gracias de manera especial a los misioneros y misioneras (sacerdotes, religiosos y laicos), que, acogiendo la llamada del Señor, dejan su patria para servir al Evangelio en tierras y culturas diversas. También reconoce y agradece el Papa el inmenso esfuerzo de las Iglesias jóvenes que dan, desde su pobreza, misioneros para compartir la frescura y el entusiasmo con que ellas viven la fe. Afirma: “Vivir en este aliento universal, respondiendo al mandato de Jesús «id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos» (Mt 28,19), es una riqueza para cada una de las Iglesias particulares, para cada comunidad, y donar misioneros y misioneras nunca es una pérdida, sino una ganancia”. El papa Francisco invita a los obispos, familias religiosas, comunidades y todas las asociaciones cristianas a sostener, con amplitud de miras y discernimiento atento, la llamada mi-
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Servicio Teológico-P Pastoral
sionera ad gentes. Es importante que las Iglesias más ricas en vocaciones ayuden con generosidad a las que sufren de escasez. «Es importante Exhorta a los misioneros a vivir con alegría su precioso servicio a las Iglesias a –recuerda el Papa en las que son enviados, y a llevar su alegría y experiencia a las Iglesias de las que prosu Mensaje– que las vienen (cf. Hch 14,27; Porta fidei, 1). Esto puede ser una especie de “restitución” de la fe, de modo que las Iglesias de antigua cristiandad redescubran el entusiasmo Iglesias más ricas en y la alegría de compartir la fe en un intercambio de dones que enriquece mutuavocaciones ayuden con mente en el camino de seguimiento del Señor.
generosidad a las que sufren de escasez».
LAS OMP Y ALGUNAS CONSIDERACIONES FINALES 5b. Las Obras Misionales Pontificias tienen como propósito animar y profundizar la conciencia misionera de cada bautizado y de cada comunidad, recordando la necesidad de una formación misionera de todo el Pueblo de Dios y alimentando la sensibilidad de las comunidades cristianas a ofrecer su ayuda para favorecer la difusión del Evangelio en el mundo. El Santo Padre tiene un pensamiento de oración y preocupación por todos los cristianos que se encuentran en dificultades para profesar abiertamente su fe y ver reconocido el derecho a vivirla con dignidad. Ellos soportan con perseverancia apostólica las diversas formas de persecución actuales. El Papa les dirige las palabras consoladoras de Jesús: “Tened valor: yo he vencido al mundo” (Jn 16,33). Finalmente, el Papa recuerda a su predecesor, Benedicto XVI, que nos lanzaba esta invitación en Porta fidei, 15: “«Que la Palabra del Señor siga avanzando y sea glorificada» (2 Tes 3,1): que este Año de la Fe haga cada vez más fuerte la relación con Cristo, el Señor, pues solo en él tenemos la certeza para mirar al futuro y la garantía de un amor auténtico y duradero”. Termino esta sencilla presentación del Mensaje del Papa con una cita de Evangelii nuntiandi, 80: “Ojalá que el mundo actual –que busca a veces con angustia, a veces con esperanza– pueda así recibir la Buena Nueva, no a través de evangelizadores tristes y desalentados, impacientes o ansiosos, sino a través de ministros del Evangelio, cuya vida irradia el fervor de quienes han recibido, ante todo en sí mismos, la alegría de Cristo, y aceptan consagrar su vida a la tarea de anunciar el Reino de Dios y de implantar la Iglesia en el mundo”. Antonio González-Mohino Espinosa Delegado Diocesano de Misiones y Director Diocesano de OMP de Zaragoza
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Servicio Informativo
MISIONEROS “PARA TODA LA VIDA”
Si es entrega, es para siempre
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uando pensamos en un misionero, viene inmediatamente a nuestra mente la imagen del hombre o mujer que, día tras día, año tras año, consagra su vida entera al anuncio del Evangelio mediante el testimonio y la caridad. Si esto es así es porque, de las distintas formas de cooperación personal con la misión, hay una que instintivamente identificamos como la encarnación más genuina del espíritu misionero: la vocación ad vitam. La mejor definición de ella nos la da Juan Pablo II en Redemptoris missio; es “una «vocación especial», que tiene como modelo la de los apóstoles: se manifiesta en el compromiso total al servicio de la evangelización; se trata de una entrega que abarca toda la persona y toda la vida del misionero, exigiendo de él una donación sin límites de fuerzas y de tiempo” (RM 65c). Por esta vocación “grandiosa y excelsa”, explicaba Pío XII, “el misionero consagra a Dios la vida, a fin de que su Reino se
propague hasta los últimos confines de la tierra” (Evangelii praecones, 20). A propósito de lo singular de esta vocación, conviene hacer dos puntualizaciones. La primera se refiere a su lugar entre los distintos modos de vivir la dimensión misionera de nuestro ser cristiano. Hay una vocación a la misión que es general para todos los bautizados: como nos ha dicho el papa Francisco, “el bautismo basta, es suficiente para evangelizar” (Homilía, 17-4-2013). Pero, a la vez, “decir que todos los católicos deben ser misioneros no excluye que haya «misioneros ad gentes y de por vida», por vocación específica” (RM 32c). Entre esa vocación general y esta específica hay, además, otras válidas y estimables modalidades de cooperación personal (por ejemplo, y en lugar destacado, la de los sacerdotes Fidei donum, que prestan un importante servicio misionero por un tiempo largo, aunque limitado); sin embargo, “es necesario reafirmar la prioridad de la donación total y perpetua a la obra de las misiones, especialmente en los Institutos y Congregaciones misioneras, masculinas y femeninas” (RM 79a; cf. Congregación para la Evangelización de los Pueblos, Cooperatio missionalis, 11f).
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Servicio Informativo
La segunda observación se refiere a la radicalidad de esta llamada a la misión ad vitam. No se trata de un compromiso que, por hermoso o heroico que pueda ser, es limitado y temporal, sino de una vocación que afecta a lo más profundo de quien la recibe, impregnando completamente y para siempre a la persona en su estado de vida, laical, religioso o sacerdotal. Por eso, precisamente, todos reconocemos aquí lo más genuino del ser misionero: “La vocación especial de los misioneros ad vitam Los misioneros conserva toda su validez: repread vitam son senta el paradigma del comproun tesoro de miso misionero de la Iglesia, que siempre necesita donaciones la Iglesia. Y también, radicales y totales, impulsos un signo para toda nuevos y valientes” (RM 66c). A la humanidad. toda comunidad cristiana le corresponde velar para que surjan en ella estas “vidas para la misión”: “La promoción de estas vocaciones es el corazón de la cooperación: el anuncio del Evangelio requiere anunciadores, la mies necesita obreros, la misión se hace, sobre todo, con hombres y mujeres consagrados de por vida a la obra del Evangelio, dispuestos a ir por todo el mundo para llevar la salvación” (RM 79a). El proceso por el que alguien descubre en su corazón la llamada del Señor a una entrega plena a la misión es personal y único; en ocasiones, el detonante podría ser una experiencia misionera puntual en verano. Si ese discernimiento –del que se ofrecen a continuación dos testimonios, a modo de ejemplo–
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lleva a la convicción de que efectivamente se trata de una vocación misionera ad vitam, la persona comprenderá y experimentará lo que hace poco explicaba Modeste Munimi, misionero del Verbo Divino: “Cuando uno elige destino de misión, es para siempre. Uno debe estar dispuesto a dejar su país para toda la vida”; y también podrá, como él, decir de su lugar de misión: “Mi tarea está aquí”. Y ¿cuál es esa tarea? Es “la misión de siempre”, que el santo padre Francisco nos recuerda: “Llevar a Jesucristo al hombre, y conducir al hombre al encuentro con Jesucristo, Camino, Verdad y Vida, realmente presente en la Iglesia y contemporáneo en cada hombre” (Discurso, 15-3-2013). Es, de hecho, continuar la misión de Jesús, de quien el Papa dice que “su misión es abrir a todos las puertas de Dios, ser la presencia de amor de Dios”; para ello solo cabe encarnar también la entrega compasiva de Aquel que “no tiene casa porque su casa es la gente” (Audiencia general, 27-3-2013). Por seguir al Señor, en esto y en todo, el misionero llega a ese desprendimiento que llevan a su máxima expresión aquellos que lo son de por vida. Los misioneros ad vitam son un tesoro de la Iglesia. Y también, un signo para toda la humanidad, porque, como recalca el papa Francisco, frente al “encanto de lo provisional”, que cautiva a los hombres de hoy, “los numerosos hombres y mujeres que dejaron su tierra y marcharon como misioneros, para toda la vida”, nos muestran “el tiempo de Dios”, que es un tiempo definitivo (Homilía, 27-5-2013). Para ellos, el estímulo de estas palabras del beato Juan Pablo II: “Que los misioneros y misioneras que han consagrado toda la vida para dar testimonio del Resucitado entre las gentes no se dejen atemorizar por dudas, incomprensiones, rechazos, persecuciones. Aviven la gracia de su carisma específico y emprendan de nuevo con valentía su camino, prefiriendo –con espíritu de fe, obediencia y comunión con los propios Pastores– los lugares más humildes y difíciles” (RM 66c). Rafael Santos, OMP
Servicio Informativo Una llamada personal
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Querida familia en Cristo Jesús: Dios tiene un sueño para cada uno; ya desde antes de nacer, nos elige, nos consagra y nos nombra profetas... ¿Os suena? (cf. Jer 1,4-5). Me llamo Dunia María; soy religiosa Esclava de la Inmaculada Niña (Divina Infantita). Nací en una familia musulmana. Mis padres son fieles a su religión y a sus costumbres, pero Dios tenía un proyecto para mí, una historia de encuentro y amor con Él. ¿Por qué? No lo sé. Solo sé que me «Me consagré crie con las religiosas de la Divina para transmitir al Cristo Infantita (en Melilla). Ellas, muanonadado, al Dios jeres de Dios, con su ejemplo me contagiaron la necesidad de busque se hace pobre por car lo que a ellas las hacía libres, amor, al Dios felices, llenas... Provocaron la neque vive su vida cesidad de buscar mi fe, mi salida como misión...». al encuentro con Jesús de Nazaret. No fue fácil y sigue sin serlo. Hoy por hoy, mi familia vive rezando por mi vuelta, apenados, callados y defraudados por mi elección de vida. Mi proceso de catecumenado y de vocación ha sido largo y duro, siempre con los pies en el suelo, consciente de que cada paso implicaba una entrega... No pude negar al Señor, porque hubiera sido lo mismo que negarme a mí misma. Pese a las dificultades, a los abandonos, a las ausencias, soy feliz, porque Él llena todo en mí: me dio una gran familia, que somos todos los que formamos la Iglesia; una familia congregacional; un corazón y unos ojos
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Me llamo Raúl y tengo 41 años. El Señor vino a mi encuentro cuando tenía 16, y desde entonces he ido conociéndolo y aprendiendo a caminar en fe, tratando de vivir su voluntad. Uno de los pasos importantes en mi vida fue el momento de dejar mi casa y mi país, y salir a una tierra lejana y desconocida entonces para mí, como Mozambique.
nuevos; me transformó y me sigue transformando desde su amor, misericordia y compasión como un proyecto de vida. Me consagré para trasmitir al Cristo anonadado, al Dios que se hace pobre por amor, al Dios que vive su vida como misión... Así intento vivir mi vida, hoy prestando mis manos, mis labios, mis ojos, mi corazón... en un colegio, y en una casa-hogar, a la cual van llegando niños perdidos, maltratados, abandonados, olvidados, rotos por dentro y por fuera. Para ellos somos sus madres, su referente, y buscamos en todo momento poder curar sus heridas, restaurar sus rupturas... Doy gracias al Señor y a la Inmaculada Ni-
ña, porque deseo ser fecunda desde la alegría propia de mujer consagrada que día a día quiere e intenta vivir desde la entrega generosa a un Dios que se da en los demás. Que el Espíritu Santo nos siga capacitando para la misión y fortalezca nuestro testimonio. Unidos en oración y misión, vuestra hermana. Dunia María, EIN
Con 25 años estaba acabando mi segunda licenciatura y pensando en “establecerme en la vida”, pero con un fondo de deseo de servir al Señor y evangelizar, sabiendo que nada hay más importante que conocer y dar a conocer a nuestro precioso Señor y Salvador. En ese momento, dos parejas de novios de mi “Comunidad Jerusalén” tomaron la decisión en el Señor
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Servicio Informativo de casarse e ir a Mozambique, enviados por la comunidad a evangelizar. Mi corazón se iba con ellos, pero no fue el tiempo para mí. Pocos meses después, cuando más «Tenemos una centrado estaba en oposiciones y más había dejado enfriar aquel gran responsabilidad fuego, recibí la invitación directa para colaborar a plantearme si no sería también con el Señor la voluntad de Dios para mí ir a en acercar a Él Mozambique. Pasado el shock inicial, y sin encontrar sentimientos a muchos». favorables ni tampoco muchas razones para ello, con un poco de miedo, pero con paz en el corazón, pude entender y responder en fe que sí, que el Señor me llamaba a mí también y me fiaba de Él. Enviado por la comunidad, partí en julio de 1998. Fui con 26 años, sin saber qué me iba a encontrar o qué iba a vivir, ni cuánto tiempo iba a permanecer en aquellas tierras. Lo que puedo decir es que en los siguientes años viví quizá el tiempo más feliz de mi vida (aunque todavía lo espero mejor), no sin dificultades y contrariedades, pero en que el Señor me bendijo enormemente humana, espiritual, pastoral y comunitariamente. También fue un tiempo de capacitación y de preparación, y de una intensa y riquísima vida comunitaria. Y, claro, la evangelización. Había semanas en que, además de nuestro trabajo en la Universidad Católica, guiábamos hasta ocho encuentros, en los que podía compartir al Señor, dar testimonio, predicar su Palabra, participar de la oración con otros hermanos: estaba el programa de evangelización en la emisora católica, el grupo de pastoral universitaria, evangelización en la prisión provincial, formación de catequistas, un grupo de matrimonios, formación para la adoración y práctica en un grupo de adoración que llevábamos (y que todavía continúa cada lunes en Nampula, desde hace casi 16 años), evangelización con jóvenes, etc. Algunos jóvenes se acercaban a nosotros y nos planteaban sus inquietudes espirituales, y así, poco a poco, comenzó la comunidad con hermanos mozambiqueños (ahora ya está presente en más de 20 localidades, en muchas regiones del país).
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En 2003 el Señor marcó un nuevo cambio y dejé Mozambique, pero no la unidad con mis hermanos de allí. La obra de Dios, con el sello de su amor, es la más fuerte, y la distancia no rompe esa unidad. En este nuevo tiempo estuve evangelizando en Eslovaquia y en España: Galicia, Alicante, Sevilla, Valladolid, Burgos, etc. Empecé a trabajar en Valladolid, pero mi tiempo libre era para el Señor, y así regresaba en vacaciones a Mozambique, acompañando a los hermanos de allá... ¡Fueron veranos tan intensos, en que el Señor obró tantas maravillas! Pareciera como si Él fuese consciente de que había poco tiempo y lo multiplicara (por lo menos, a mí me cundía como meses enteros). Finalmente, en 2009 dejé mi trabajo y regresé a Mozambique. Estando allí nuevamente, el Señor puso clara en mí la llamada al sacerdocio, por lo que volví a España el año pasado para prepararme a ello y poder continuar lo antes posible sirviendo donde Él quiera. Por de pronto, este verano me esperan en Mozambique mis hermanos de allá. Cada uno de nosotros tenemos una gran responsabilidad, no solo con nuestra propia salvación, sino también para colaborar con el Señor en acercar a Él a muchos que vagan perdidos, como ovejas sin pastor. ¡No hay tiempo que perder! A nuestro Dios, la gloria por sus obras y por su misericordia con cada uno de nosotros. J. Raúl Marcos
Cooperación económica Aportación económica de las diócesis españolas para la OBRA PONTIFICIA DE LA PROPAGACIÓN DE LA FE La Dirección Nacional de las Obras Misionales Pontificias en España ha recibido de los fieles, a través de las diócesis, la cantidad de 13.762.369,77 para atender las necesidades misioneras de la Obra Pontificia de la
Propagación de la Fe. Estas aportaciones proceden de donativos y de las colectas con motivo de la Jornada Mundial de las Misiones (DOMUND) celebrada el día 21 de octubre de 2012. A ellas se suman las ayudas procedentes de
herencias, legados y testamentos, así como de las suscripciones periódicas domiciliadas que a lo largo del año 2012 los fieles han enviado para las misiones. El resultado de las aportaciones queda reflejado en esta tabla:
Recaudaciones ejercicio
2012
DIÓCESIS ANDALUCÍA Almería ............................. Cádiz-Ceuta ...................... Córdoba ............................ Granada ............................ Guadix-Baza ..................... Huelva ............................... Jaén .................................. Jerez ................................. Málaga-Melilla ................... Sevilla ............................... ARAGÓN Barbastro-Monzón ............. Huesca ..................... ........ Jaca ................................... Tarazona ............................ Teruel-Albarracín ............... Zaragoza ...........................
Euros 101.867,35 119.686,67 455.046,12 373.733,88 19.422,35 102.977,87 155.983,70 82.264,34 280.206,57 522.086,57 43.334,66 60.868,44 20.438,46 44.974,85 90.814,76 504.028,52
ASTURIAS Oviedo ............................... 356.441,75
BALEARES Ibiza ..................................... 11.598,38 Mallorca .............................. 111.200,66 Menorca ............................... 29.578.69
EUSKADI Bilbao ............................... 284.196,78 San Sebastián ................. 230.963,78 Vitoria ............................... 171.061,23
CANARIAS Canarias ............................ 139.530,77 Tenerife .............................. 99.700,56
EXTREMADURA Mérida-Badajoz ................ 214.634,26 Coria-Cáceres .................. 124.062,91 Plasencia ......................... 97.255,19
CANTABRIA Santander .......................... 206.916,31 CASTILLA-LA MANCHA Albacete .............................. Ciudad Real ........................ Cuenca ............................... Sigüenza-Guadalajara......... Toledo .................................
104.524,29 201.217,02 123.756,10 100.343,59 249.056,04
CASTILLA-LEÓN Astorga .............................. Ávila .................................. Burgos ............................... Ciudad Rodrigo ................. León .................................. Osma-Soria ....................... Palencia ............................ Salamanca ........................ Segovia ............................. Valladolid ........................... Zamora .............................
107.770,96 149.952,59 165.488,81 21.505,61 296.089,23 43.850,61 153.651,74 153.953,16 81.068,02 217.799,80 62.496,62
CATALUÑA Barcelona .......................... 400.160,37 Girona .............................. 142.071,59 Lleida ................................ 26.905,36 Sant Feliu de Llobregat .... 83.060,08 Solsona ............................. 41.830,19 Tarragona .......................... 78.602,47 Terrassa ............................ 102.598,21 Tortosa ............................... 63.057,87 Urgell .................................. 36.561,15 Vic ...................................... 66.764,82
GALICIA Lugo ................................... Mondoñedo-Ferrol ............. Ourense .............................. Santiago de Compostela ... Tui-Vigo ..............................
105.252,97 62.964,07 221.576,54 481.846,66 132.414,31
MADRID Alcalá de Henares ........... 92.482,23 Getafe .............................. 147.253,13 Madrid ............................ 1.918.489,57 Arzobispado Castrense ..... 27.403,26 MURCIA Cartagena-Murcia .............. 317.828,75 NAVARRA Pamplona-Tudela ............... 647.016,21 RIOJA Calahorra-Logroño ............. 164.830,45 VALENCIA Orihuela-Alicante ............... 265.218,03 Segorbe-Castellón ............. 74.561,39 Valencia .............................. 748.634,56 DIRECCIÓN NACIONAL.......
T O TA L G E N E R A L
25.584,96
13.762.369,77
Servicio Informativo
L
a Asamblea General de las Obras Misionales Pontificias, celebrada en Roma los días 7-12 de mayo de 2012, aprobó la distribución de las ayudas económicas de España para las misiones (ver mapa). Estos fondos proceden de las aportaciones de los fieles durante el ejercicio del año 2011, una vez deducidos los gastos para la administración y la animación misionera en las comunidades cristianas. Con estos donativos se ayuda a cubrir parte de las necesidades pastorales y sociales de las misiones: Sostenimiento de los misioneros y misioneras. Construcciones de iglesias y monasterios, vehículos para la pastoral. Formación y sostenimiento de los catequistas misioneros. Seminarios e instituciones eclesiásticas. Emergencias y ayudas sociales.
.. .. .
En nombre de los misioneros… ¡muchas gracias por su generosidad!
E U R O PA España ....................................... 7.400,00
AMÉRICA
Total:
7.400,00 e
Bolivia ................... 208.843,39 Brasil ........................ 5.103,14
ÁFRICA
Colombia ................ 44.955,72
Angola ....... 998.631,50
Ecuador ................ 231.131,71
Benín ........... 104.313,56
El Salvador ............ 20.015,30
Botsuana ...... 25.360,17
Guatemala ................ 8.453,39
B. Faso ....... 793.828,35
Haití .......................... 8.453,39 México .................... 33.813,56 Nicaragua ................ 8.453,39 Paraguay ................ 32.593,54 Perú ....................... 164.878,87 Rep. Dominicana ........ 5.103,14 Trinidad y Tobago ... 762.860,30
Burundi ......... 84.533,90 Cabo Verde ...... 8.453,39 Camerún ... 1.810.846,88 Chad ................ 55.486,95 Congo ........... 16.906,78 C. Marfil ..... 100.027,12 Djibouti ........ 27.485,76 Egipto ........... 16.906,78
Venezuela ............... 74.658,09
Etiopía .......... 25.360,17
SIGNIS .................... 75.483,58
Gabón ........... 59.406,78
Total:
1.684.800,51 e
Ghana .......... 838.236,59 G. Ecuatorial .....45.966,95
Servicio Informativo Á ÁF FR RIIC CA A Kenia ............. 67.627,12
ASIA
Lesoto ............. 8.453,39 Liberia ............. 8.453,39 Madagascar .... 379.654,45 Malaui ........... 42.266,95
Bangladesh... 417.493,97
Nepal ............. 16.906,78
Camboya ........ 8.453,39
Pakistán ......... 8.453,39
China ........... 397.309,32
Mali .................. 8.453,39 Mozambique .. 542.037,66 Namibia .......... 8.453,39 Nigeria ........ 223.488,14 R. Centroafr. .... 20.606,78 R. D. Congo .. 135.254,24 Ruanda ....... 101.440,68
Corea ............... 8.453,39
Singapur ........ 8.453,39 Sri Lanka ..... 50.720,34
India ............. 350.288,98 Indonesia ...... 109.894,07
Tailandia ...... 50.720,34
Laos .................. 8.453,39
Timor ............... 8.453,39
Malasia ......... 59.173,73
Vietnam ..... 245.148,31
Myanmar ... 101.440,68
SIGNIS ....... 103.079,73
Sahara. Occ. ... 19.800,92 Senegal ........ 25.360,17
1.952.896,59 e
Total:
Sierra Leona ... 8.453,39 Somalia ........ 27.529,09 Suazilandia .... 8.453,39 Sudáfrica ....... 71.327,12
OCEANÍA
Sudán .......... 650.620,62
Papúa-Nueva Guinea .......... 16.906.78
Tanzania ... 1.824.597,80
Tonga .............................................. 8.453,39
Togo .............. 50.720,34
Vanuatu ........................................ 8.453,39
Uganda ..... 1.278.088,70
SIGNIS .............................................. 236.190,56
Zambia .......... 42.266,95 Zimbabue .... 50.720,34
Total:
270.004,12 e
SIGNIS ....... 152.590,47
Total:
10.768.470,51 e
SIGNIS: SERVICIO DE INFORMACIÓN Y COMUNICACIÓN DE LOS TERRITORIOS DE MISIÓN.
T O TA L G E N E R A L : 1 4 . 6 8 3 . 5 7 1 , 7 3 E
Servicio Informativo
Misión ad gentes Acción evangelizadora de la Iglesia consistente en anunciar el Evangelio –con la palabra, el testimonio y la vida– a quienes todavía no conocen a Jesús ni se han incorporado a la Iglesia por el bautismo. Es “una dimensión paradigmática que afecta a todos los aspectos de la vida cristiana” (Mensaje DOMUND 2013, 2), y está aún en sus comienzos, ya que el 67% de la humanidad aún no ha recibido el Evangelio (cf. RM 1).
Obras Misionales Pontificias Instrumento privilegiado, en las manos del Papa, para sostener la misión ad gentes y ofrecer a esta las ayudas necesarias, conforme a una distribución equitativa de las limosnas que los fieles hacen con este fin. Los bienes recibidos se depositan en un Fondo Universal de Solidaridad, para su envío a los 1.103 territorios de misión.
Territorios de misión Circunscripciones eclesiásticas, ordinariamente de reciente implantación, que carecen de recursos humanos y económicos para poder subsistir por sí mismas. En ellas los católicos suelen ser una minoría. Constituyen el 37% de las circunscripciones de la Iglesia católica, y dependen de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos. También son llamadas Iglesias jóvenes o en formación.
Cooperación económica Colaboración en bienes materiales que los fieles aportan a la Iglesia como expresión de la comunión eclesial. Ha de hacerse con espíritu evangélico, es decir, de modo permanente, anónimo y con sentido sobrenatural.
Formación misionera Educación del espíritu misionero universal y de la colaboración entre las Iglesias para el anuncio del Evangelio al mundo.
Vocación misionera Vocación propia de los misioneros, “ministros del Evangelio”, que irradian la fe que han recibido y la alegría de Cristo, y que “aceptan consagrar su vida a la tarea de anunciar el Reino de Dios y de implantar la Iglesia en el mundo” (EN 80), actuando “en unión con la misión de la Iglesia y en su nombre” (EN 60; Mensaje DOMUND 2013, 3).
Animación misionera Labor pastoral de la Iglesia particular para que la dimensión misionera impregne las actividades de formación, celebración y acción de los bautizados y las comunidades cristianas. Sus principales promotores son los misioneros y misioneras, al “vivir con alegría su precioso servicio en las Iglesias a las que son destinados” y al “llevar su alegría y su experiencia a las Iglesias de las que proceden” (Mensaje DOMUND 2013, 5; cf. Hch 14,27).
Cristianos perseguidos Cristianos que, “en diversas partes del mundo, se encuentran en dificultades para profesar abiertamente su fe y ver reconocido el derecho a vivirla con dignidad”; muchos de ellos “arriesgan su vida para permanecer fieles al Evangelio de Cristo” (Mensaje DOMUND 2013, 5).
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Infografía: TERESA FERNÁNDEZ DEL VADO
Testimonios
Testimonios de gratitud Cada uno de los misioneros repartidos por el mundo es como la “prueba del nueve” que certifica la exactitud de la fórmula que preside el DOMUND de este año: «Fe + Caridad = Misión». Pero no solo ellos: también nosotros somos invitados continuamente por el Señor a dar vida a esa fórmula del compromiso misionero. Nuestra fe está llamada a traducirse en cooperación espiritual –oración y ofrecimiento de nuestros sacrificios por la evangelización del mundo–; nuestra caridad, en colaboración económica. Cartas de agradecimiento como las siguientes ilustran cómo las ayudas que los fieles de España aportan a la Obra de la Propagación de la Fe llegan a su destino y contribuyen a la misión de la Iglesia.
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Aprovecho esta oportunidad para agradecerles el subsidio ordinario y el subsidio para catequistas que se ha concedido a nuestra archidiócesis. Aunque Dhaka, como diócesis, fue establecida en 1887, todavía tiene carácter misionero. Existen veinte puestos de misión y unos diez puestos dependientes más, donde la labor de evangelización sigue en marcha. Tenemos unos 70.000 habitantes; la diócesis sufragánea de Sylhet es realmente un fruto del trabajo misionero entre la población tribal. Hay 50 sacerdotes diocesanos, otros 50 sacerdotes religiosos, 40 hermanos religiosos y unas 700 religiosas que trabajan en la archidiócesis. La ayuda proporcionada desde OMP se destina a varios propósitos. El primero, el mantenimiento de los sacerdotes diocesanos, ya que ellos no tienen ningún salario, salvo los estipendios de misa; es la diócesis la que les proporciona comida y alojamiento. El segundo, el mantenimiento de los puestos de misión que no pueden sostenerse, porque su población carece de medios. El tercero, los
Testimonios programas de formación cristiana, como cursos, seminarios y retiros para laicos, ya que una de las prioridades de la diócesis es la formación de pequeñas comunidades cristianas y la participación de los laicos en la Iglesia. El cuarto, la ayuda a las escuelas rurales para la educación de los niños que no pueden pagar. Y el quinto, la remuneración de los catequistas y su formación y preparación; catequistas que predican la palabra de Dios a las personas que están preparadas para recibir la fe católica, que animan las comunidades cristianas de los pueblos y dirigen las oraciones y la liturgia dominical en ausencia de sacerdotes. Por otro lado, una parte del dinero se utilizó para la Asamblea de Pastoral Diocesana que adoptó nuestro Plan de Acción para el Año de la Fe. Nuestro sincero agradecimiento a la Iglesia en España por su amable ayuda a la archidiócesis de Dhaka. Les garantizamos nuestras constantes oraciones por el trabajo misionero que llevan a cabo en participación y colaboración con nosotros. MONS. PATRICK D’ROZARIO, arzobispo de Dhaka (Bangladesh)
Me es grato informarles de en qué hemos invertido el subsidio ordinario que nos llegó de Obras Misionales Pontificias de España a través de la Nunciatura Apostólica de Bolivia. En el vicariato apostólico de Reyes hay 31 hermanas religiosas de diversas comunidades, que trabajan en distintos campos pastorales y sociales en nuestra jurisdicción. El subsidio ordinario se ha utilizado como ayuda para la remuneración de estas hermanas por su servicio pastoral y social; con esta remuneración mensual ellas costean su vida diaria y dicho trabajo pastoral a lo largo del año. Contamos con hermanas que se dedican a la educación de niños y jóvenes en los colegios y en diferentes centros de formación que tenemos en el vicariato. Por otro lado, estas mismas hermanas trabajan en la pastoral activa en las parroquias donde están prestando su servicio, tanto en la catequesis, como en la animación pastoral a favor de la misión permanente. Asimismo tenemos hermanas que se dedican a la misión rural y que trabajan muy de cerca con las comunidades indígenas. La labor específica que desempeñan es el anuncio del Evangelio, la promoción de la mujer y la formación de niños, atendiendo centros nutricionales para mejorar la calidad de vida y salud de estas personas. Otra particular labor
«¡Muchísimas gracias! Que Jesucristo, el Misionero del Padre, colme de bendiciones a las comunidades de España, haciendo que los fieles sean cada vez más discípulos misioneros». Mons. Julio María Elías, obispo vicario apostólico del Beni (Bolivia) 23
Testimonios que desempeñan es formar jóvenes misioneros, que colaboren en la tarea de anunciar a Cristo en sus familias, etc. Otras hermanas se dedican a colaborar directamente con el plan pastoral de la parroquia y del vicariato; así, se ocupan de las familias, de los enfermos –como enfermeras– y de la catequesis sacramental, que hemos puesto como prioridades para nuestro trabajo pastoral en este año. Cuatro parroquias están a cargo de hermanas. Cabe resaltar que es bastante duro el trabajo que realizan las hermanas religiosas en el vicariato, puesto que en diferentes circunstancias tienen que recorrer muchos kilómetros para poder llegar hasta el lugar donde prestan su servicio pastoral; y no solo eso, sino que también en muchas ocasiones tienen que pasar por la selva, así como por los ríos en pequeñas canoas que no son muy seguras. Damos las gracias a las hermanas por este servicio misionero, y a ustedes, que nos apoyan económicamente para que esta misión continúe día a día en nuestra jurisdicción del vicariato apostólico de Reyes. Mencionamos también que contamos con la presencia de seis hermanas carmelitas descalzas de vida contemplativa. Ellas no perciben ninguna clase de remuneración por el servicio misionero de oración que prestan al vicariato y a la Iglesia universal, pero sí son de gran ayuda espiritual para nosotros, pues sentimos su oración y su presencia cercana en nuestra misión apostólica. Agradecemos, en nombre de las hermanas, su valiosa aportación y pedimos al Señor que bendiga a todos los benefactores que hacen posible que podamos cumplir en este vicariato nuestra labor misionera. Reciban nuestros saludos fraternales. MONS. CARLOS BÜRGLER,
Hermanos: ¡paz! Soy el párroco de la parroquia de Cristo Rey, que recibe una parte de la ayuda enviada por ustedes a la diócesis de Caxito. La utilizamos, junto con otras ayudas y las contribuciones de miembros de la comunidad, para la construcción de una iglesia en el barrio de Paraíso, que tiene una población estimada de 45.000 habitantes. Este barrio de Paraíso, como los otros que componen nuestra parroquia, es pobre y le falta un poco de todo: escuelas, centros de salud, energía eléctrica, agua, calles adecuadas, etc., y alguien podría decir que un lugar de culto puede esperar. Sin embargo, nosotros
obispo vicario apostólico de Reyes (Bolivia)
párroco de la parroquia de Cristo Rey, Kicolo (Angola)
creemos que, para el verdadero crecimiento del pueblo, una iglesia –con todo lo que significa en términos de comunidad, propuesta de valores no pasajeros, educación en la solidaridad y en la donación, anuncio del amor que Dios tiene por todos– es útil a la sociedad tanto y más que otras obras. Doy las gracias a todos y les deseo mucha alegría en el camino de la solidaridad misionera. P. MARIO CHERCHI,
«Nos agrada sentirnos parte de una Iglesia solidaria que nos ayuda y acompaña con sus oraciones y ayudas materiales». Mons. Miguel Olaortúa, obispo vicario apostólico de Iquitos (Perú) 24
Liturgia 20 de Octubre - XXIX Domingo del Tiempo Ordinario
MONICIÓN DE ENTRADA Queridos hermanos y hermanas: hoy celebramos en la Iglesia católica la Jornada Mundial de las Misiones, el DOMUND, con el lema “Fe + Caridad = Misión”. Esta Jornada viene celebrándose desde 1926 y tiene como finalidad, en palabras del Papa Francisco, “animar y profundizar la conciencia misionera de cada bautizado y de cada comunidad, ya sea llamando a la necesidad de una formación misionera más profunda de todo el Pueblo de Dios, ya sea alimentando la sensibilidad de las comunidades cristianas a ofrecer su ayuda para favorecer la difusión del Evangelio en el mundo”. En este Año de la Fe, deseamos ardientemente que la Buena Noticia alcance a todos los hombres y mujeres de la Tierra. Son los misioneros y misioneras quienes, llenos de fe y movidos por la caridad, continúan la misión salvadora de Cristo, haciendo presente el Evangelio en todas las partes del universo. Dispongámonos a escuchar, desde la fe, la Palabra de Dios y a unirnos a Jesucristo, que se nos entrega por amor, para ser enviados por la Iglesia como misioneros; porque, como dice el Papa, “hemos recibido el don de la fe, no para tenerla escondida, sino para difundirla, para que pueda iluminar el camino de muchos hermanos”.
LITURGIA DE LA PALABRA Contemplemos, en la primera lectura, a Moisés, en su actitud orante, pidiendo por el pueblo que le había sido encomendado. Desde esta actitud contemplativa, descubramos en las palabras de Pablo la necesidad de permanecer en la fe en Cristo Jesús y la urgencia de anunciar, como misioneros, la Palabra de Dios sin desánimo y con esperanza. Por su parte, la parábola del Evangelio dibuja el perfil del misionero: perseverante en la oración y fuerte en la fe.
SUGERENCIAS PARA LA HOMILÍA Una vez más, tenemos la oportunidad de celebrar el DOMUND. Es una cita importante en el caminar de la Iglesia, y este año es especial, porque la estamos viviendo dentro del Año de la Fe; de ahí este lema tan bonito de “Fe + Caridad = Misión”. Esta Jornada nos recuerda a todos los misioneros y misioneras que han salido de nuestras comunidades, de
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Liturgia
El misionero expresa y vive la solidaridad más extrema y radical, ya que en él se encarna la entrega más plena a los hermanos.
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nuestras ciudades y pueblos, y están presentes en todos los territorios de misión, anunciando y dando testimonio del Evangelio con el sello de la sencillez, de la entrega total a aquellos con quienes están compartiendo su fe y caridad. Por todas partes se ha suscitado admiración por los misioneros y misioneras. Los medios de comunicación nos los muestran como son: pioneros y modelos de solidaridad. También ha despertado esa admiración el hecho de que los misioneros estén trabajando entre los más empobrecidos del mundo, donde las expectativas de vida son de las más bajas, donde abunda el hambre, donde la marginación y la explotación son una ofensa a la dignidad de esas personas; sin olvidar que muchos misioneros y misioneras ponen en peligro su vida por defender los derechos de los más pobres. Sin embargo, muchas veces en esta admiración por los misioneros se ha dejado a un lado lo que constituye la clave de interpretación y valoración de sus vidas: ¿Quién es y dónde está su fuerza? Muchos, quizás, no hayan sabido explicarse del todo las razones o motivos que tienen los misioneros y misioneras para esa ejemplar solidaridad y entrega a los demás. El papa Francisco nos lo aclara con estas palabras: “La Iglesia –lo repito una vez más– no es una organización asistencial, una empresa, una ONG, sino que es una comunidad de personas, animadas por la acción del Espíritu Santo, que han vivido y viven la maravilla del encuentro con Jesucristo y desean compartir esta experiencia de profunda alegría, compartir el mensaje de salvación que el Señor nos ha dado” (Mensaje para la Jornada Mundial de las Misiones 2013, 4). En definitiva, se trata de vivir la fe y la caridad a tope, con todas las consecuencias que lleva consigo: dejar los padres, la familia, los amigos, el país, las costumbres, la propia cultura..., para encontrarse con Cristo en las gentes sencillas y pobres que buscaban al “dios desconocido” en los territorios de misión, y así poder gritar lleno de felicidad: “Sé de quién me he fiado”. Nuestros misioneros y misioneras son nuestros “hermanos universales”, porque gastan su vida por el bien de todos los hombres, y son el ejemplo más elocuente de la superación de las divisiones existentes en el mundo por lo que respecta a las razas, a las ideologías, a las culturas... El misionero expresa y vive la solidaridad más extrema y radical, ya que en él se encarna la entrega más plena a los hermanos. Por eso, todos los misioneros merecen nuestra admiración y ayuda. Ese es el mensaje de esta nueva Jornada del DOMUND, que promueven por el mundo entero las Obras Misionales Pontificias; Obras que, como repetía recientemente el Papa, tienen el encargo “de sostener la misión y de suministrar las ayudas necesarias” para que los misioneros realicen su labor. Además, el DOMUND nos recuerda que se requieren nuevas fuerzas, porque la misión todavía está en sus comienzos: más de dos terceras partes de la humanidad no conocen a Jesucristo. Pidamos al Señor que llame a jóvenes de nuestras parroquias que quieran ser misioneros y misioneras y tengan la valentía de seguir las huellas de aquellos que están entregando sus vidas, o los mejores años de su existencia, en esta tarea tan maravillosa de solidaridad y anuncio de la Buena Nueva. E imploremos, también, la protección de María, Reina de las Misiones, en favor de todos los misioneros, para que anuncien con gozo el Evangelio.
Liturgia ORACIÓN DE LOS FIELES El DOMUND nos recuerda que son necesarias nuevas fuerzas, porque más de dos terceras partes de la humanidad no conocen a Cristo.
A Jesucristo, que es luz y salvación para todos los pueblos, roguémosle confiadamente:
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Por todos los cristianos del mundo entero, para que seamos testigos, con nuestra palabra y nuestra vida, de la fe que profesamos. Roguemos al Señor. Por los que no creen en Jesucristo, aquí y en cualquier lugar del mundo, para que puedan llegar a descubrir un día la alegría del Evangelio. Roguemos al Señor. Por las Iglesias de los países de misión, para que sean luz de esperanza en medio de sus pueblos, y fuente de renovación para toda la Iglesia. Roguemos al Señor. Por los misioneros y misioneras, que en todas las partes del mundo anuncian el Evangelio, para que sientan la paz y la fortaleza de Dios que les bendice y les acompaña en su labor. Roguemos al Señor. Por todos los que participamos en esta eucaristía, para que nos sintamos responsables de la acción misionera de toda la Iglesia y contribuyamos a ella según nuestras posibilidades. Roguemos al Señor.
Escucha, Señor Jesús, nuestra oración. Tú, el Hijo de Dios, el enviado del Padre, derrama tu gracia y tu bondad sobre todos los pueblos de la Tierra, para que todos vivan la alegría de tu salvación. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
DESPEDIDA Hemos compartido con alegría esta celebración dominical. La expresión conclusiva “podéis ir en paz” no es otra cosa que el envío misionero que recibimos todos nosotros, para que sepamos comunicar lo que acabamos de vivir aquí. Nos lo recuerda el Papa en su Mensaje: “La fe es un don que no se reserva sólo a unos pocos, sino que se ofrece a todos generosamente. [...] Y es un don que no se puede conservar para uno mismo, sino que debe ser compartido. [...] ¡Traigamos a este mundo, a través de nuestro testimonio, con amor, la esperanza donada por la fe!” (Mensaje para la Jornada Mundial de las Misiones 2013, 1.4). Que nuestra cooperación misionera no se reduzca a un mero recuerdo de los misioneros el día del DOMUND, sino que nos sintamos unidos a todos ellos con nuestra oración y nuestra ayuda continuas.
Isaac Benito Melero Delegado Diocesano de Misiones y Director Diocesano de OMP de Segovia
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Vigilia de la Luz
INTRODUCCIÓN “Lo que el mundo necesita hoy de manera especial es el testimonio creíble de los que, iluminados en la mente y el corazón por la Palabra del Señor, son capaces de abrir el corazón y la mente de muchos al deseo de Dios y de la vida verdadera, esa que no tiene fin” (Porta fidei, 15). Estas palabras con las que se dio inicio al Año de la Fe resuenan de manera especial en esta Vigilia de la Luz con motivo del DOMUND 2013, cuyo lema es “Fe + Caridad = Misión”. En esta celebración queremos ahondar en el sentido de estos tres pilares de nuestra vida cristiana. Por ello, nos pondremos a la escucha de la Palabra de Dios, teniendo presente la realidad del mundo y descubriendo que la suma de la Fe más la Caridad es la Misión, para orar por todos los misioneros y misioneras y unirnos a ellos.
SUGERENCIAS PARA LA AMBIENTACIÓN 1. Después de la introducción, apagar las luces (se encenderán tras la lectura que se refiere a la Fe), dejando encendido en el centro el cirio pascual.
2. Representar de alguna manera los cinco continentes (mapa, imágenes...). 3. Escoger cuatro lectores: introducciones, textos sobre la Fe, sobre la Caridad y sobre la Misión.
4. Encender una vela al iniciar la presentación de cada continente (las velas pueden seguir los colores del rosario misionero). El primero la enciende directamente del cirio, al segundo se la encendería –también del cirio– el primero, y así sucesivamente, simbolizando el proceso de transmisión de la fe.
PALABRA DE DIOS Fe:
“En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios. [...] En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió. [...] El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo. En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció. Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron. Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre” (Jn 1,1.4-5.9-12).
Canto: «Ilumíname, Señor, con tu Espíritu» 28
Vigilia de la Luz Caridad:
“Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud. Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos” (Jn 15,9-13).
Canto: «Ubi caritas», «Os doy un mandato nuevo», etc.
Misión:
“Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros». Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo». Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo»” (Jn 20,19-22).
Canto: «Como el Padre me envío, así os envío yo»
MIRANDO AL MUNDO Asia.
Rico en espiritualidad y tradiciones religiosas, Asia es el continente más grande y en el que vive el menor porcentaje de cristianos, que, a veces, sufren persecución. Ahí la Palabra se hizo carne y de ahí se difundió el Evangelio al resto del mundo. En este continente, un desafío para el anuncio del Evangelio hoy, la fe se ha hecho caridad en personas como Teresa de Calcuta. Fe: “El reconocimiento del Dios vivo es una vía hacia el amor, y el sí de nuestra voluntad a la suya abarca entendimiento, voluntad y sentimiento en el acto único del amor” (Mensaje Cuaresma 2013, 1). Caridad: “La fe sin la caridad no da fruto, y la caridad sin fe sería un sentimiento constantemente a merced de la duda... Gracias a la fe podemos reconocer en quienes piden nuestro amor el rostro del Señor resucitado” (Porta fidei, 14). Misión: “Siempre debemos tener el valor y la alegría de proponer, con respeto, el encuentro con Cristo, de hacernos heraldos de su Evangelio” (Mensaje DOMUND 2013, 3).
«Siempre debemos tener el valor y la alegría de proponer, con respeto, el encuentro con Cristo».
(Silencio para pedir por los misioneros en Asia).
Canto: «Laudate omnes gentes, laudate Dominum»
África.
Pronto llega el Evangelio a África: la Palabra de Dios hecha carne huye a Egipto, el funcionario etíope bautizado por Felipe... Hoy, en este continente lleno de vida y esperanza, la adhesión al Señor crece rápidamente. Las comunidades viven la novedad evangélica y comparten su fe enviando misioneros a otras partes del mundo. La multiplicidad étnica y lingüística enriquece la vida de la Iglesia, Familia de Dios. Fe: “La fe nos muestra a Dios que nos ha dado a su Hijo y así suscita en nosotros la firme certeza de que realmente es verdad que Dios es amor” (Mensaje Cuaresma 2013, 1).
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Vigilia de la Luz Caridad: “El amor es una luz –en el fondo la única– que ilumina constantemente a un mundo oscuro y nos da la fuerza para vivir y actuar” (Mensaje Cuaresma 2013, 1).
«El ‘sí’ de la fe marca el comienzo de una luminosa historia de amistad con el Señor, que llena toda nuestra existencia».
Misión: “Evangelizar nunca es un acto aislado, individual, privado, sino que es siempre eclesial... Y esto da fuerza a la misión y hace sentir a cada misionero y evangelizador que nunca está solo, que forma parte de un solo Cuerpo animado por el Espíritu Santo” (Mensaje DOMUND 2013, 3). (Silencio para pedir por los misioneros en África).
Canto: «Iglesia peregrina»
Europa.
Pablo entra en Europa respondiendo a la invitación hecha en sueños por el macedonio. De Europa saldrán miles de misioneros y misioneras que han esparcido el Evangelio hasta los confines de la tierra. Sin embargo, los cambios socioculturales, con el oscurecimiento del sentido de Dios, exigen un nuevo ardor misionero, que reclama mayor autenticidad y coherencia. Educar a la misión es reeducar a la fe. Fe: “El «sí» de la fe marca el comienzo de una luminosa historia de amistad con el Señor, que llena toda nuestra existencia y le da pleno sentido” (Mensaje Cuaresma 2013, 2). Caridad: “La fe es conocer la verdad y adherirse a ella; la caridad es «caminar» en la verdad. Con la fe se entra en la amistad con el Señor; con la caridad se vive y se cultiva esta amistad” (Mensaje Cuaresma 2013, 2). Misión: “Quisiera animar a todos a ser portadores de la buena noticia de Cristo” (Mensaje DOMUND 2013, 5). (Recordando que estamos en el Año de la Fe, hacer la profesión de fe con la recitación del credo).
Canto: «Id y anunciad» («Sois la semilla»)
América.
La Providencia se sirvió de Isabel de Castilla, que aceptó el ir a conocer un mundo nuevo, a condición de que allí se anunciase el Evangelio. El beato Juan Pablo II lo llamará “el continente de la esperanza”, porque allí reside el mayor número de católicos. América está llamada a la misión, a dar desde su pobreza, como describía Puebla. El papa Francisco es un regalo de esas tierras a la Iglesia universal. Fe: “Sostenidos por la fe, miramos con esperanza a nuestro compromiso [cristiano] en el mundo, aguardando «unos cielos nuevos y una tierra nueva en los que habite la justicia»” (Porta fidei, 14). Caridad: “La existencia cristiana consiste en un continuo subir al monte del encuentro con Dios para después volver a bajar, trayendo el amor y la fuerza que derivan de este, a fin de servir a nuestros hermanos y hermanas con el mismo amor de Dios” (Mensaje Cuaresma 2013, 3). Misión: “En esta situación tan compleja, donde el horizonte del presente y del futuro parece estar cubierto por nubes amenazantes, se hace aún más urgente el llevar con valentía a todas las realidades el Evangelio de Cristo” (Mensaje DOMUND 2013, 4). (Silencio para pedir por los misioneros en América).
Canto: «El testigo» 30
Vigilia de la Luz Oceanía.
Oceanía es el último continente al que llegó la Buena Nueva. Recordamos a misioneros como san Pedro Channel, marista francés, primer santo y Patrono de Oceanía; el beato Juan Mazzucconi, italiano; y san Damián de Molokai, belga. Los misioneros han trabajado allí con heroísmo, en condiciones muy difíciles. Sigue siendo un reto anunciar el Evangelio en la encrucijada intercultural de este continente. Fe: “Todo parte de la humilde aceptación de la fe («saber que Dios nos ama»), pero debe llegar a la verdad de la caridad («saber amar a Dios y al prójimo»), que permanece para siempre, como cumplimiento de todas las virtudes (cf. 1 Cor 13,13)” (Mensaje Cuaresma 2013, 4). Caridad: “La fe nos hace acoger el mandamiento del Señor y Maestro; la caridad nos da la dicha de ponerlo en práctica (cf. Jn 13,13-17)” (Mensaje Cuaresma 2013, 2). Misión: “Exhorto a los misioneros y a las misioneras, especialmente a los sacerdotes Fidei donum y a los laicos, a vivir con alegría su precioso servicio en las Iglesias a las que son destinados, y a llevar su alegría y su experiencia a las Iglesias de las que proceden” (Mensaje DOMUND 2013, 5). (Silencio para pedir por los misioneros en Oceanía).
Canto: «Señor, tú que brillas en las tinieblas, danos tu luz» (Cada participante se acerca a recoger una vela encendida).
ORANDO POR LA MISIÓN Padrenuestro: (Se hace oración con las velas encendidas). Conscientes de que al recibir la luz de Cristo nos reconocemos miembros de una misma familia, con todos los pueblos, lenguas, culturas, nos dirigimos al Padre con la oración que Cristo nos enseñó: Padre nuestro...
Envío: Se invita a cada participante a acercarse al frente para recibir la oración del DOMUND como envío a la misión; al entregársela, se le dice: “El Señor te envía”.
«La fe nos hace acoger el mandamiento del Señor y Maestro; la caridad nos da la dicha de ponerlo en práctica».
Canto: «Alma misionera»
Oración final: Recitamos juntos la oración del DOMUND.
Despedida: Canto final a María, Reina de las Misiones.
Canto: «Yo cantaré al Señor un himno grande» Servicio Conjunto de Animación Misionera (SCAM)
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Servicio Informativo
Servicio Conjunto de Animación Misionera (SCAM) http://misionesscam.blogspot.com.es/ El SCAM está integrado por un equipo de misioneros y misioneras de distintos institutos religiosos y laicos, que trabajan conjuntamente al servicio de la Iglesia local, para impulsar el espíritu misionero de todos los bautizados. En su blog encontramos cumplida información sobre qué es el SCAM, quiénes lo forman y cuáles son sus objetivos, así como recursos de animación para las principales jornadas misioneras. Destacan en esta página las actividades que este Servicio puede prestar en las Delegaciones de Misiones, parroquias y colegios de las diócesis que lo soliciten. Por ejemplo, las visitas a colegios e institutos, en las que los misioneros, con su testimonio, ofrecen a jóvenes y adolescentes la posibilidad de entrar en contacto con la misión ad gentes, y la Semana Misionera, que el SCAM puede organizar en las parroquias y comunidades que lo demanden, para ayudar, con todo el equipo parroquial, a que la comunidad se haga misionera.
El Portal de los Misioneros http://www.portalmisionero.com/ Esta página –“punto de encuentro de los misioneros de la Iglesia católica del continente americano y España”– es un espacio de comunión y participación misionera, que permite a los evangelizadores entrar en comunicación, formarse, apoyarse, compartir experiencias, reflexionar e informarse sobre la vocación misionera. El Portal brinda numerosos servicios: una biblioteca con enlaces a documentos de formación y espiritualidad misionera; una sección con recursos y materiales didácticos para ser utilizados con grupos misioneros, Infancia Misionera, familias, enfermos y ancianos, misiones populares, comunidades, etc.; foros de discusión misionera para debatir acerca de temas relativos a la evangelización y estar en contacto con los misioneros que realizan su labor en el ámbito latinoamericano; enlaces a organismos misioneros, grupos, comunidades, instituciones, congregaciones del mundo hispanohablante...
Obras Misionales Pontificias (OMP) http://www.omp.es/ La web oficial de la Dirección Nacional de OMP de España explica cuáles son las Obras Misionales Pontificias y sus carismas fundacionales. Desde ella se pueden descargar todos los materiales que edita OMP con vistas a las grandes Jornadas misioneras que organiza –DOMUND, Infancia Misionera y Vocaciones Nativas–, así como recursos para el trabajo de animación misionera con niños, jóvenes, ancianos y familias. También permite acceder a las revistas de OMP –Gesto, Supergesto, Misioneros, Illuminare y Enfermos Misioneros– e incluye OMPress, el servicio de noticias misioneras que diariamente ofrecen las OMP de España. A través de esta página se puede acceder a los más de 35 blogs de las Delegaciones Diocesanas de Misiones de nuestro país, y se recogen las noticias que diariamente publican. Asimismo, sirve de enlace para contactar con la web de las Obras Misionales Pontificias en Roma y con las páginas de las distintas Direcciones Nacionales de OMP en todo el mundo que cuentan con este servicio.
Ana Fernández, OMP
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La misión, de Roland Joffé (1986) Con no pocas inexactitudes históricas, la película está enmarcada en el siglo XVIII, cuando el acuerdo político entre España y Portugal ordena el fin de las misiones jesuíticas. El P. Gabriel y Rodrigo encabezan dos formas distintas de resistencia. Aquel propugna el abandono total en las manos de Dios: “Si lo que vale es la fuerza, no hay lugar para el amor en el mundo”; este quiere hacer cuanto esté a su alcance para defender a los indios. Cada cual a su modo, ambos se disponen a arrostrar los peligros del ataque a la misión. Uno tiene el coraje de seguir avanzando, con la custodia alzada, seguido de la cruz; el otro prepara la defensa armada. Ambos fracasan... aparentemente. La historia de la misión de San Carlos brinda una buena ocasión para la reflexión sobre el compromiso incondicional por la causa del Evangelio y el amor a los más desvalidos que llega “hasta el extremo”. Además, invita a discurrir sobre el planteamiento dilemático de la actitud pacífica o el uso de la violencia para repeler una flagrante injusticia.
Teresa de Calcuta, de Fabrizio Costa (2003) La película presenta la incomprensión y dificultades en los inicios de las Misioneras de la Caridad, pero se centra en la figura de su fundadora, su fe y abandono en la Providencia, que vertebran la obra caritativa y social por ella emprendida. En cada uno de sus semejantes sufrientes veía el rostro de Cristo, y le ofrecía acogida, amor y consuelo, dejando que Dios hiciera el resto: “Yo soy un lápiz, Dios es el que escribe”. Hoy sabemos que Madre Teresa sufrió muchos años la noche oscura. Pero el amor auténtico, incondicional, es más fuerte que el enigmático silencio del Amado. Su relación personal con Cristo, fundada en una vida de oración, estuvo marcada por una fe y confianza inquebrantables. En nuestro mundo, urgido por la planificación de los resultados y aturdido por los ruidos, la historia ejemplar de Madre Teresa y su hondura espiritual nos instan a la reflexión sobre la fidelidad en circunstancias difíciles y la entrega total y decidida en favor de los más pobres, confiando siempre, no en las propias fuerzas, sino en el Amor que todo lo puede.
De dioses y hombres, de Xavier Beauvois (2010) En el monasterio de Nuestra Señora del Atlas en Tibhirine (Argelia), ocho monjes llevan una vida de trabajo y oración, ejemplo de caridad y fidelidad a la llamada de Cristo, con un profundo respeto a las creencias del otro. Cuando el clima político se enrarece, la ola de violencia plantea a los monjes la difícil disyuntiva de permanecer en el monasterio, con riesgo de su vida, o retirarse a un lugar más seguro, lo cual significa abandonar a sus amigos musulmanes que tanto los necesitan. Por encima del odio y la destrucción, resplandecerá el triunfo del amor: las muertes de estos monjes son el broche final de unas vidas de entrega a la causa del hombre por amor a Cristo. La película, conmovedora en la presentación de unos hechos reales acaecidos en 1996, da que pensar: sobre la voluntad de respuesta incondicional a la llamada que pide la entrega a los hermanos más desfavorecidos y el valor de la oración para el discernimiento espiritual; sobre la fraternidad y el mutuo respeto frente a fundamentalismos excluyentes.
M.ª Ángeles Almacellas, Escuela de Pensamiento y Creatividad
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Servicio Informativo
E
l primer director de Obras Misionales Pontificias en España (de 1926 a 1968), D. Ángel Sagarmínaga, solía rematar intervenciones y congresos con una frase característica: “Gracias y más”. Hoy hay que repetirla. “Gracias y más”, porque, a pesar de las dificultades económicas que pasan muchas de nuestras familias, en 2013 España ha sido el segundo país del mundo que mayor cantidad ha puesto a disposición de la Secretaría General de la Obra Pontificia de la Propagación de la Fe, para su envío a los territorios de misión:
“Gracias y más”, porque, desde el inicio de la crisis, de 2008 a 2013, nuestro país ha enviado a Roma, a través de OMP, un total de 145.805.825,81 $ con destino a las misiones. “Gracias y más”, porque esta es una aportación “en Iglesia”, que se suma, en el Fondo Universal de Solidaridad, a la de los católicos de todos los países, hasta suponer, también de 2008 a 2013, una contribución global de 997.344.930,94 $ –casi mil millones de dólares– para ayudar a cubrir necesidades misioneras. “Gracias y más”, igualmente, por todo el tiempo, oración y sacrificio que ofrecen por la misión de la Iglesia multitud de personas en todos los rincones de nuestra geografía y del mundo. “Gracias y más” por tener presente lo que el papa Francisco nos recuerda (Homilía, 22 y 23-4-2013; Discurso, 15-3 y 17-5-2013): que, porque “Jesús es la única puerta para entrar en el Reino de Dios” y porque “no es posible encontrar a Jesús fuera de la Iglesia”, nos corresponde la responsabilidad y la alegría de, respetando la libertad de todos, “anunciar de manera convincente que Cristo es el único Salvador de todo el hombre y de todos los hombres”; y es que –nos dice el Santo Padre– “la vida de la Iglesia y de las Iglesias es misión, y es misión universal”.
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