Revista Supergesto 139

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MARZO - ABRIL 2019

EDITA

Obras Misionales Pontificias

Director Nacional de OMP José María Calderón

Dirección Rosa Lanoix

Diseño y maquetación Antonio Aunés

Colaboradores

Justo Amado, Fuencisla del Amo, Alfonso Blas, Ana María Fernández, María Teresa Fernández del Vado, Javier López Lozano, Coro Marín, Alicia Muñoz, Concha Fernández, Quique, Dora Rivas, Paula Rivas, Joan Sanmartí, José Ignacio Rivarés, Francisco Solé, Juan Zabala

Fotografía:

José Ramón Moreno, EFE, 123RF.com JMJ Panamá, Archivo de OMP y Cathopic

Depósito Legal: M. 7103-1991

Imprime: :

ARIAS MONTANO, S.A. Para ponerte en contacto con nosotros: SUPERGESTO C/ Fray Juan Gil, 5 28002 - Madrid Si lo prefieres, llámanos al Tef: 91 590 27 80 También puedes hacernos llegar un e-mail: supergesto@omp.es y nuestra página web: www.revistasupergesto.es www.omp.es y www.domund.org

Suscripciones Roberto Murga

suscripciones@omp.es

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EDITORIAL

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ESCAPARATE

Somos el ahora

PAÍS A PAÍS Bulgaria

TÚ,¿QUÉ PIENSAS?

Condenado por no romper el secreto de confesión Noelia Ramos y Caroline Finas, participantes en Taizé Madrid

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ANÉCDOTA

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EN RUTA HACIA...

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DESDE LA MISIÓN

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Magallanes y Elcano Mes Misionero Extraordinario

José María Calderón, nuevo director nacional de OMP

DESDE LA MISIÓN

Antonio Martín de las Mulas, misionero y poeta

PÓSTER PUERTAS ABIERTAS JMJ PANAMÁ 2019

Foto: JMJ PANAMÁ

AÑO XXVIII Nº139

Los jóvenes cristianos tienen una misión. Así se lo ha pedido el papa Francisco en la JMJ de Panamá. Deben transformar el mundo. Y tienen que hacerlo ya, porque los jóvenes "sois el ahora de Dios". Para lograrlo, el camino es enamorarse de Jesús y mantener vivo su sueño. Un sueño por el que dio la vida. “Un amor que no 'patotea' ni aplasta, un amor que no margina ni calla, que no humilla ni avasalla... Que tiende la mano en el servicio y la entrega, y que no se pavonea”. ¿Aceptas el reto?

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FIRMAS INVITADAS

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ASÍ VA EL MUNDO REPORTAJE

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CON NUESTROS MISIONEROS

Irene Pozo Hernández. "Misioneros por el mundo"

Voces que se apagan

NOMBRES PROPIOS JÓVENES MISIONEROS

Jóvenes de la Parroquia Santa Paula en #VeranoMisión con los Padres Blanco

Isabel Robledo, en Manila

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ESTE MUNDO ESTÁ EN LOS LIBROS RELATO Montaña abajo

PARTICIPARON PIENSA Y JUEGA LA LLAMADA


L

a expresión la solemos oír en boca de quien, con el peso de los años a sus espaldas y nostálgico de sus años de juventud, nos trata de convencer de la suerte que tenemos de ser "el futuro de la humanidad", de que "el mañana nos pertenece". Desde la perspectiva del que escucha, la frase no siempre suena como un elogio ni se recibe con satisfacción. Nos quedamos muchas veces con la sensación de que sutilmente se nos está diciendo que no ha llegado todavía nuestro momento, de que aún no estamos preparados, de que nos falta crecer... ¡Hasta hoy! Porque el papa Francisco nos acaba de decir en la Jornada Mundial de la Juventud celebrada en Panamá que "ustedes, queridos jóvenes, no son el futuro sino el ahora de Dios". Bonito piropo y toda una muestra de la confianza que tiene el Santo Padre en nosotros, los jóvenes. Pero, como todo elogio, conlleva su parte de compromiso, de obligación. Ahora ya no

podremos escudarnos en que nuestra hora está por venir, en que eso son cosas de nuestros mayores o en lo mal que lo están haciendo estos. Se nos está diciendo que ha llegado nuestro hoy, que debemos estar "listos para ser protagonistas y actuar". ¡Casi nada! Y ¿qué se espera de nosotros? Pues que respondamos con un "sí" a la llamada de Dios, al igual que hizo la Virgen María, para convertirnos en sus influencer, en los "influencer del siglo XXI". Esto supone, como dijo Francisco, "abrazar la vida como viene con toda su fragilidad y pequeñez, y hasta muchas veces con sus contradicciones". Porque lo importante es "abrazar", "amar". "El amor sabe más de levantadas que de caídas, de reconciliación que de prohibición, de dar nueva oportunidad que de condenar, de futuro que de pasado. Es el amor silencioso de la mano tendida en el servicio y la entrega que no se pavonea", como lo vienen sembrando y

demostrando, por los lugares más recónditos y necesitados del planeta, nuestros misioneros y misioneras. Somos ya, desde el ahora, "testigos del anuncio del Señor al servicio de nuestros hermanos". Ello supone, y la experiencia misionera así nos lo confirma, que, desde la perspectiva del Evangelio, tendremos que responder "a muchas situaciones escandalosas de marginación, exclusión, descarte y empobrecimiento", de falta de libertad e injusticia. Sin embargo, es posible otro mundo más acorde con el Evangelio, con los deseos de Dios. Los jóvenes lo sabemos y ahora se nos invita, en boca del papa Francisco, "a involucrarnos en su construcción, para que los sueños no queden en algo efímero o etéreo, para que impulsen un pacto social en el que todos puedan tener la oportunidad de soñar un mañana". Así pues, no tengamos miedo. Ha llegado nuestro momento. Sg

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Supergesto regresa hoy al Viejo Continente para visitar Bulgaria, un país fascinante y lleno de contrastes y sorpresas. La que en la antigüedad fuera patria de los tracios es hoy una nación de poco más de siete millones de habitantes que trata de progresar en el seno de la Unión Europea, de la que forma parte desde 2007. Si os gusta el arte, el deporte, la naturaleza, las rosas... y el mejor yogur del mundo, este es vuestro lugar. El papa Francisco la visita este mes de mayo. Abrochaos bien los cinturones, que despegamos.

B

ulgaria es uno de esos "paísesencrucijada" que, a caballo de dos mundos, viven siempre en una búsqueda permanente de identidad. Una tierra fascinante y desconocida que en la antigüedad fue patria de los tracios (asentados también en la actual Rumanía y norte de Grecia) antes de ser conquistada luego por los macedonios (por Filipo II, el padre de Alejandro Magno), los romanos, los búlgaros -procedentes de 4 SUPERGESTO

Anatolia- y los turcos... La ocupación otomana se prolongaría durante casi cinco siglos, llegando la "liberación" de manos de los rusos, que en 1877 acudieron en ayuda de los alzados en armas contra el sultán. Ya en el siglo XX, el país fue comunista y uno de los Estados satélites de la Unión Soviética en el Pacto de Varsovia. Tras la caída del muro de Berlín en 1989, y el posterior desmembramiento de la Unión de Repúblicas Socialistas

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Soviéticas (URSS), abrazó la economía de mercado e ingresó en la OTAN (2004) y en la Unión Europea (2007). Y en esas estamos ahora... La República de Bulgaria, su nombre oficial, tiene 110.993 kilómetros cuadrados y una población de poco más de 7,2 millones de habitantes. Rigen sus destinos un presidente (el socialista Rumen Radev), un primer ministro (Boyko Borissov) y un Parlamento de una sola Cámara (240 diputados) que se renueva cada cuatro años. Hasta hace poco, el país estaba estructurado en 28 regiones administrativas, pero, tras el ingreso en la UE, estas se redujeron a seis (Noroeste, Norte-central, Noreste, Sureste, Suroeste y Sur-central) para poder gestionar mejor los fondos de ayuda europeos. Desde 2007, año de la adhesión, a 2013, se ha beneficiado de 9.362 millones de euros proce-


dentes de los fondos estructurales y de cohesión. El país se halla en el extremo oriental de Europa, encima de Grecia. Además de con esta, comparte fronteras con otras cuatro naciones: Rumanía, al norte, a lo largo de 609 kilómetros; Turquía, al sur (259 km); y Serbia (341 km) y la antigua República Yugoslava de Macedonia (165 km), al oeste. Las relaciones con los vecinos es a veces tensa, debido siempre a disputas territoriales o étnicas (Bulgaria, por ejemplo, apoyó la independencia de Kosovo, lo que la enfrentó a Serbia. Y como entiende que la Antigua República Yugoslavia de Mace-

donia no debería ser un país independiente, sino parte de su territorio nacional, tampoco hace buenas migas con esta). Geográficamente hablando, estamos en un país montañoso, hasta el punto de ser conocida por algunos como "la Suiza del Este". Las cordilleras más importantes son la Stara Planina (Balcanes) y las montañas Ródope (en la frontera con Grecia) y Rila.

Bulgaria es el país de los búlgaros. Estos fueron un pueblo de origen turco que se asentó en esas tierras en el siglo VII d.C., en lo que entonces formaba parte del Imperio Bizantino. Sin embargo, más de un milenio antes, Bulgaria fue el hogar de otro pueblo: el tracio. De los tracios se sabe poco, pues no tenían escritura. Las primeras noticias escritas sobre ellos nos las da el historiador griego Herodoto, que nos dice, junto a autores posteriores, que eran un pueblo de guerreros fuertes, ágiles y excelentes jinetes. El tracio más famoso de la historia fue Espartaco, el esclavo que lideró la revuelta de esclavos que hizo temblar a Roma en el siglo I a.C., cuya historia fue inmortalizada por Stanley Kubrick en la película del mismo nombre. Espartaco era gladiador. Y los gladiadores tracios luchaban únicamente con una espada curva y un pequeño escudo circular. Los búlgaros más célebres hoy proceden del mundo del deporte y del cine. En el fútbol destacan los ex jugadores Hristo Stoichkov (Barcelona) y Luboslav Penev (Valencia, Atlético de Madrid), mientras que en el tenis sobresale Grigor Dimitrov, el Nadal de aquel país. Orígenes búlgaros tienen también la actriz Nina Dobrev (Crónicas vampíricas) y el actor Stanislav Ianevski, Víctor Krum en las películas de Harry Potter.


Bulgaria es un Estado aconfesional, pero el cristianismo es la religión mayoritaria, profesada por el 76% de la población.

Neófito, Patriarca de la Iglesia ortodoxa búlgara.

En estas últimas encontramos la mayor altura del país: el Musala, de 2.925 metros. Las laderas de esta cumbre cuentan con una estación de esquí, un deporte practicable en Bulgaria de diciembre a mayo y que está en el origen de una floreciente industria turística invernal. La oferta veraniega, por el contrario, tiene por destino los complejos hoteleros del Mar Negro, cuyas aguas bañan las arenas doradas de la costa a lo largo de 387 kilómetros. En este mar desemboca también, después de atravesar una decena de países, el Danubio, el gran río que delimita la frontera norte con Rumanía. En Bulgaria encontramos parques naturales, fértiles llanuras, frondosos bosques… y una variadísima flora y fauna en la que no faltan lobos, osos, muflones, alimoches y águilas. 6 SUPERGESTO

No obstante, el accidente geográfico más conocido del país es, probablemente, un valle: el llamado "valle de las rosas". Los cultivos de esta flor para la elaboración de aceite de rosa han dado a ese sitio (en realidad, varios valles) y a su industria cosmética un renombre mundial. No en vano, en sus vastas plantaciones se produce el 85% del aceite de rosas del mundo. El otro producto búlgaro por excelencia es el yogur, único y sin parangón en el mundo gracias a la bacteria lactobacillus bulgaricus. Se elabora desde hace 6.000 años y, según algunos expertos, es el principal "culpable" de los altos índices de longevidad de algunas zonas del país. Los búlgaros viven, como media, 76,4 años, cinco menos que los españoles. La población del país,

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sin embargo, disminuye año tras año debido a la baja tasa de natalidad y a la emigración. Entre 1989, año de la caída del comunismo, y 2005, salieron de Bulgaria unas 800.000 personas, la mayoría jóvenes bien formados que se marcharon a otros países en busca de mejores oportunidades de vida. Solo crece la minoría gitana, calculada entre 350.000 y 500.000 personas, y no muy integrada en la sociedad. Un fenómeno nuevo en los últimos años es la llegada de inmigrantes que, procedentes sobre todo de Siria, cruzan la frontera con Turquía para tratar de alcanzar Europa del norte, más rica. Sofía, con 1,2 millones de habitantes, es la ciudad más importante, además de su capital desde 1879. Es la antigua Serdika de los griegos y ro-


manos. La segunda ciudad del país es Plovdiv, la Philippopolis de la antigüedad, de 340.000 almas. Otras urbes a destacar son Varna (la capital estival, en la costa, 335.000 personas), Burgas (200.000) y Ruse (150.000). Un país cristiano Hemos dicho que Bulgaria formó parte del Imperio Otomano durante más de cuatro siglos. Pero antes de ello, mucho antes, fue cristiana, al igual que hoy. De hecho, fue una de las primeras naciones de Europa oriental en abrazar la fe en Jesús, a finales del siglo IX. Fue durante el reinado del kan (o zar) Boris I, que fue bautizado en el año 865. Su conversión la hicieron posible Clemente y Naum, discípulos de los misioneros griegos Cirilo y Metodio. A San Clemente se le atribuye la hagiografía de sus dos maestros, y hasta la invención del alfabeto cirílico, utilizado para evangelizar a los pueblos eslavos y que siguen usando hoy búlgaros, rusos, serbios, bosnios, bielorrusos, chechenos, kazajos, macedonios, ucranianos, uzbekos, kirguises, y muchos otros pueblos más. Bulgaria es hoy un Estado aconfensional, según la Constitución de 1991. El cristianismo es, no obstante, la religión mayoritaria, profesada -al menos nominalmente- por el 76% de la población, mientras que el islam es

practicado por un 9%. Se trata de un cristianismo ortodoxo. La Iglesia ortodoxa búlgara, como otras en la ortodoxia, cuenta con un patriarca propio (actualmente, y desde 2013, Neófito), y tiene su sede es la catedral de San Alexander Nevski de Sofía. En la capital se localiza también la magnífica iglesia de Boyana, decorada de arriba abajo con magníficos frescos del siglo XIII declarados por la UNESCO patrimonio de la Humanidad. Las iglesias y los monasterios fueron baluartes en la preservación de la lengua, cultura y fe búlgaras durante la etapa otomana, y el país es rico en ellos. En el sur destacan el de Bachkovo (del siglo X, también patrimonio de la Humanidad), y el de Rila, el mayor de la nación, de la misma época, aunque muy reconstruido. Los católicos en Bulgaria son muy pocos: apenas 73.000. En mayo, sin embargo, están de enhorabuena. El papa Francisco visita Bulgaria y Macedonia del 5 al 7 de ese mes. En Macedonia acude a Skopje, la capital, la ciudad que vio nacer, allá por 1910, a la universal Madre Teresa de Calcuta, hoy santa de la Iglesia. Y en Bulgaria visita Sofía y Rakovski, localidad esta última de solo 16.000 habitantes situada a unos 160 kilómetros de la capital. Juan Pablo II visitó también Bulgaria. Lo hizo en 2002. Sg JOSÉ IGNACIO RIVARÉS

Una de las cosas más sorprendentes de Bulgaria es la manera en que sus gentes dicen "sí" y "no" mediante gestos: al revés que todo el mundo. En efecto, cuando quieren decir "sí", menean la cabeza de derecha a izquierda, como cuando aquí negamos; y, por el contrario, cuando quieren decir "no", asienten con la cabeza, como cuando nosotros afirmamos. ¿A qué se debe este ir contracorriente? Se dice que esta práctica nació en los siglos de dominación turca. Bulgaria era, como hemos visto, desde el siglo IX un país cristiano, y los otomanos, a su llegada, quisieron convertirlos al islam. Les conminaban a cambiar de fe a punta de cuchillo, de suerte que, con el filo en la garganta, preguntaban al forzoso postulante si abrazaba el nuevo culto. Para salvar la vida y no renegar de sus verdaderas creencias, los cristianos búlgaros habrían invertido los términos. Probablemente sea un leyenda pero, como dicen los italianos, se non è vero, è ben trovato.

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Ya os lo dijimos en el número anterior. El próximo octubre se celebra un gran acontecimiento misionero: el Mes Misionero Extraordinario, convocado por el papa Francisco, para conmemorar el centenario de la carta apostólica Maximum illud. Francisco quiere que esta celebración sirva para fortalecer nuestra fe y nuestra pasión por las misiones. Ha pedido, por este motivo, que caminemos hacia este Mes Misionero Extraordinario, apoyándonos en cuatro ejes: la oración, para que cada cristiano refuerce su encuentro personal con Cristo; la caridad, que debemos practicar todos, porque ¡son tantas las injusticias y las necesidades que viven las personas desfavorecidas!; el redescubrimiento de los santos y mártires de la misión, cuyas vidas tienen un gran valor, y pueden enseñarnos mucho; y la formación y la reflexión misionera, que nos permite adentremos en el conocimiento de la misión y sus fundamentos. ¿Seguimos, pues, caminando juntos hacia este Mes Misionero Extraordinario? 14 SUPERGESTO

"Muchos misioneros, en el desempeño de su apostolado, han llegado, a ejemplo de los apóstoles, al más alto grado de perfección en el ejercicio de las virtudes; y no son pocos los que han confirmado con su sangre la fe y coronado con el martirio sus trabajos apostólicos". Maximum illud.

R

ecordamos hoy a Luis Ruiz Suárez, misionero jesuita conocido como "LukNgai", cuyo significado en chino es "el padre de los pobres". Luis Ruiz nace en Gijón (Asturias), el 21 de septiembre de 1913. Ingresa en los jesuitas de Salamanca en 1930. Dos años después, al disolver la República Española la Compañía de Jesús, es expulsado del país. Termina su noviciado en Marneffe (Bélgica), donde también cursa estudios de Humanidades y Filosofía. Tras realizar sus primeros votos, es enviado como profesor a Cuba, donde imparte clases en el colegio jesuita Belén, de Santiago de Cuba. Allí tiene como alumno al futuro líder revolucionario Fidel Castro, que cursa el bachillerato en esa época. En 1941, en plena II Guerra Mundial, parte como misionero a China, destino que había deseado desde el inicio de su labor apostólica. Estudia chino mandarín en Pekín y Filosofía y Teología en Shanghái. En esta ciudad vive la guerra

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en el Pacífico, sufriendo los bombardeos de los aviones americanos a las bases japonesas. En 1945 se ordena sacerdote y, dos años más tarde, comienza su labor misionera visitando los centros de la diócesis de Anking, donde también imparte clases de inglés. Recorría a pie entre 60 y 70 km al día. "Eran tiempos peligrosos, pues las guerrillas comunistas ya andaban por los alrededores", recordaba el


padre Luis. En 1949 nace la República Popular China y, ese año, las tropas comunistas llegan a Anking. Junto con los responsables de la misión y el obispo –también jesuita–, es arrestado, encarcelado brevemente y, finalmente, expulsado del país. Mientras está en prisión, el padre Luis enferma gravemente de fiebre tifoidea. Careciendo de cualquier atención médica y no contando con medicinas, son los cuidados del hermano enfermero los únicos que le ayudan a salvar la vida. En 1951, sus superiores lo envían a Macao –una colonia portuguesa situada a lo largo de la costa del sur de China– para restablecerse de su enfermedad. Sin embargo, una estancia que en un principio iba a ser temporal termina durando 60 años. Cuando llega, la ciudad está llena de refugiados que huyen del régimen comunista chino. La mayoría vienen muertos de hambre, sin dinero y con dificultades de comunicación por el desconocimiento del cantonés. El padre Luis olvida su enfermedad y se vuelca en ayudarlos. La residencia oficial de los jesuitas en Macao, llamada Casa Ricci, les sirve como refugio temporal. El centro les proporciona alojamiento, educación, documentación y empleo. Este fue el principio de lo que hoy es "Caritas" Macao, para la que Luis Ruiz abrió, posteriormente, cinco centros más que brindan en la actualidad servicios a los discapacitados mentales. Más tarde, el padre Ruiz funda también en Macao el primer centro para albergar a ancianos y, con el fin de aliviar la pobreza familiar y el trabajo infantil, extiende los servicios al norte de la península y a la isla de Taipa. Por su entrega-

da labor, empiezan a llamarle "LukNgai", cuyo significado es "padre de los pobres". Este será el nombre chino que adoptará a partir de entonces. En 1986, con ocasión del gran terremoto que asola la provincia de Yunnan, el padre Luis vuelve a entrar en China. Habían transcurrido 35 años desde que fuera expulsado. Al pasar por la provincia de Guangdong se encuentra con un santo y celoso sacerdote, el padre Lino Wong. El sacerdote le habla del mundo olvidado de los leprosos y le invita a visitar la leprosería de TaiKam, situada en la isla de Dajin, donde se encuentran exiliados 200 leprosos. La visita es tan impactante que Luis Ruiz decide implicarse de lleno en mejorar las condiciones de vida de estos enfermos. A pesar de las dificultades económicas y los pocos medios con los que los misioneros contaban, estos hacían verdaderas proezas asistenciales y evangelizadoras. El propio Luis Ruiz decía: "Al dinero en Macao se le llama 'agua'. Nuestro Buen Padre, que es también el de todos los leprosos, hace llover todos los días, unas veces muy fino y otras veces lluvias torrenciales. Con esa 'agua' y mucha dedicación se ayuda directamente a 145 leproserías en toda China". El padre Luis Ruiz continúa estableciendo instituciones de caridad para ancianos y discapacitados físicos y mentales y formando a trabajadores sociales en gran parte de China. Al mismo tiempo, Caritas Macao sigue creciendo, convirtiéndose en 2014 en una de las organizaciones no gubernamentales más grandes de la ciudad. En 2005, dado el éxito que habían te-

nido las iniciativas del padre Luis con los leprosos, el gobierno de la provincia de Hunan le ofrece la posibilidad de crear un centro para los enfermos de sida, los nuevos leprosos de la sociedad china. El centro se establece en Hongjian. Siendo ya un nonagenario, Luis Ruiz llevaba una vida similar a la que pudiera llevar un hombre de sesenta años. Era muy activo y hasta pocos años antes de morir conducía su moto por las calles de la ciudad. Falleció el 26 de julio de 2011 a los 97 años de edad. El presidente ejecutivo de Macao le describió como un gran filántropo digno de reconocimiento y respeto por parte de la sociedad y como un ejemplo de solidaridad y dedicación a los demás. Fue enterrado en el cementerio de San Miguel el 3 de agosto de 2011. Para los refugiados, los leprosos, los enfermos y todos aquellos que le conocieron y a los que cuidó, quedará siempre en el recuerdo Sg como el "ángel de Macao". CONCHA FERNÁNDEZ y JUSTO AMADO

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"Mientras los misioneros del Evangelio se fatigan en el cultivo de la viña del Señor, todos los fieles cristianos deben ayudarles con sus oraciones". Maximum illud.

Padre nuestro, tu Hijo Unigénito Jesucristo resucitado de entre los muertos encomendó a sus discípulos el mandato de "id y haced discípulos a todas las gentes". Tú nos recuerdas que a través de nuestro bautismo somos partícipes de la misión de la Iglesia. Por los dones de tu Santo Espíritu, concédenos la gracia de ser testigos del Evangelio, valientes y tenaces, para que la misión encomendada a la Iglesia, que aún está lejos de ser completada, pueda encontrar manifestaciones nuevas y eficaces que traigan vida y luz al mundo. Ayúdanos a hacer que todos los pueblos puedan experimentar el amor salvífico y la misericordia de Jesucristo, Él que es Dios y vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén

"Cuantos contribuyan, en la medida de sus posibilidades, a llevar la luz de la fe, principalmente ayudando a la obra de los misioneros, habrán cumplido su deber en cuestión tan importante y habrán agradecido a Dios de la manera más delicada el beneficio de la fe". Maximum illud.

C

on frecuencia vemos que las grandes tragedias se ceban en los más necesitados: terremotos, tsunamis, inundaciones... En Indonesia, por ejemplo, hemos visto cómo hace poco tiempo, el pasado 28 de septiembre, un terremoto y un posterior

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tsunami terminaba con la vida de miles de personas y dejaba heridas a cientos de miles, que han perdido su casa, todo. Los niños, como siempre, son los más afectados. Muchos de ellos han tenido que dormir en la calle, conmocionados, traumatizados,

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solos y aterrados, buscando a sus familiares. Y los hay que, por desgracia, no los han encontrado y han quedado huérfanos. Los misioneros está ahí, ayudándoles. Porque, cuando sucede una desgracia de este tipo, se movilizan muchas ONG y asociaciones, pero pronto se van. Los misioneros, no. Ellos se quedan. No desean prestar una ayuda momentánea, sino compartir su vida con los más pobres y desfavorecidos, haciéndose uno más entre ellos. Les llevan el mensaje de Jesús y, con ello, la esperanza. Si tú deseas ayudar a los misioneros en su labor, en Indonesia y en otras muchas partes del mundo, puedes hacerlo ofreciendo un donativo en www.omp.es/haz-un-donativo.


"Urge la necesidad de cubrir los huecos que abre la extremada falta de misioneros". Maximum illud.

H

ola a todos. ¿Qué puede decir un misionero como yo a los jóvenes de hoy? Yo creo que lo mejor es que os cuente brevemente lo que ha sido la historia de mi vocación misionera, que empezó muy pronto. Soy un Hermano del Sagrado Corazón (Corazonista) y mi vocación es la evangelización de los jóvenes por medio de la educación. Desde muy pequeño sentí ya la llamada del Señor a una vocación de Iglesia que, en un principio, no estaba muy bien definida, pero que se fue precisando con el tiempo. Mi vocación se la debo en gran parte a mi madre, una mujer de una gran fe y de mucha oración que me enseñó a conocer y amar a Jesús. Esta inquietud, que llevaba siempre en mi corazón, se concretó a los 16 años cuando le dije a mis padres que me marchaba al noviciado de los Hermanos del Sagrado Corazón, con los que había estudiado en el colegio en Madrid. Un año más tarde, a los 17 años, hice mi profesión religiosa. En un principio, no había pasado por mi cabeza ser misionero, pero, al año siguiente, el superior provincial pidió voluntarios para ir a las islas de Oceanía y en mi corazón se encendió una luz que yo creo firmemente que fue obra del Espíritu Santo y me dije con Isaías: "Aquí estoy, mándame". Así que a los 18 años me subí al avión para marcharme a los confiNÚM. 139, MARZO-ABRIL DE 2019

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nes de la tierra, a las islas más lejanas, a 17.000 km de España y aterricé en Nueva Caledonia donde empezó mi apostolado misionero. Han pasado ya 42 años durante los cuales he estado en tres misiones distintas de la Melanesia (Oceanía): Bourail (Nueva Caledonia), Ouvea (Islas Lealtad) y Tanna (Vanuatu). La verdad es que me siento un privilegiado, un enchufado de Dios. ¿Por qué se fijó en mí? ¿Por qué me llamó tan joven? ¿Por qué se fió de mí y me mandó a proclamar el Evangelio en los confines de la tierra? Son preguntas a las que solo Él puede responder. Yo puedo decir que, en lo que a mí me toca, aunque humanamente pudiera parecer una imprudencia de juventud, siempre le he dicho sí rápidamente y sin pensármelo dos veces. Y puedo decir que nunca me ha decepcionado y que siempre me ha 18 SUPERGESTO

acompañado en mi camino. "Sé de quién me he fiado y estoy firmemente convencido de que es capaz de llevar hasta el final el encargo que me ha encomendado" (2 Tim 1,12). Y aquí estoy ahora, en la misión católica de Lowanatom, situada en una pequeña isla del inmenso océano Pacífico llamada Tanna, perteneciente al archipiélago de Vanuatu. Mi labor misionera la ejerzo con los jóvenes a los que, al mismo tiempo que les enseño francés, historia y ciencias en un colegio, les ayudo a conocer a Jesús y a amar y servir a todos. Estos chicos y chicas son muy respetuosos con todo lo sagrado y muy abiertos a la Palabra de Dios aunque detrás de ellos no tienen una larga tradición cristiana porque el Evangelio llegó a esta isla en los años 50 del siglo pasado. Cada día, al empezar la jornada, leemos juntos la Palabra de Dios, la explico, la aplicamos a nuestra vida y rezamos con ella. Les gusta muchísimo este momento de oración que luego es el motor del día. No descuido tampoco ninguna ocasión durante mis clases para dar tes-

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timonio de mi fe y de mi esperanza. La verdad es que es un gozo hablar de Jesús en Oceanía. A los jóvenes que me leéis y que sentís una inquietud misionera, os diría que os dejéis guiar por Jesús, que no tengáis nunca miedo de responder con generosidad a sus llamadas. Él siempre os acompañará y os dará la fuerza y el ánimo para llevar adelante el proyecto que os ha encomendado. Esta es mi experiencia personal. Pero también os diría que se puede ser misionero tanto en las tierras lejanas como sin salir de su país. ¿Qué sería de nosotros, los misioneros de la primera línea, si en la retaguardia no hubiera tantas personas que se desviven por nosotros y que son tanto o más misioneros que nosotros mismos? Y termino con dos citas que me gustan mucho de dos papas: "No tengáis miedo, Jesús lo da todo y no quita nada" (Benedicto XVI). "El que no vive para servir, no sirve para vivir" (Papa Francisco). Sg ANTONIO LÓPEZ GARCÍA-NIETO, SC Misión de Lowanatom (Vanuatu)


La Santa Sede, a través del prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, cardenal Fernando Filoni, ha nombrado a José María Calderón Castro director nacional de Obras Misionales Pontificias España (OMP), para los próximos cinco años.

J

osé María Calderón Castro (1963) es de Madrid. Fue ordenado sacerdote en 1989 y ha ejercido su ministerio en diversas parroquias de la diócesis de Madrid. Se licenció en Teología –especialidad en Moral–, y ha sido, entre otras muchas tareas, consiliario diocesano de Acción Católica, consiliario diocesano de Manos Unidas y desde 2007 delegado episcopal de misiones y director diocesano de OMP de Madrid. Muy vinculado al mundo misionero, desde 1995 ha colaborado estrechamente con las Misioneras de la Caridad como capellán y confesor. También es Coordinador en España del Movimiento Corpus Christi, asociación fundada por la Madre Teresa para los sacerdotes seculares que quisieran vivir su sacerdocio con la espiritualidad propia de las Misioneras de la Caridad. El nuevo director de OMP siempre ha permanecido muy cerca de los jóvenes. Ha vivido numerosas experiencias mi-

sioneras de verano con ellos en países como Etiopía, Cuba, Sierra Leona y República Dominicana, entre otros. Y de su mano, nació, en 2007, Jóvenes para la Misión, asociación que trata de implicar a todos los jóvenes en la tarea de animación misionera de la diócesis, aunando esfuerzo e ideas. Esta asociación se inició con reuniones una vez al mes, para rezar, formarse y compartir la fe y el entusiasmo misionero, pero pronto fue creciendo y consolidándose. El 18 de marzo de 2011 fue erigida canónicamente como asociación pública de fieles en la archidiócesis de Madrid. Tras conocer su nombramiento, José María Calderón ha manifestado: "Estoy muy contento de servir a la Iglesia para la que me ordené, y estoy muy contento de hacerlo a través de las misiones; creo que es una tarea preciosa y fundamental, importantísima en la vida de la Iglesia y en la vida de cada bautizado. Estoy muy contento de poder servir a la Iglesia como la Iglesia me pide servirla". "Es verdad que el reto es muy grande

–añade–, porque mi antecesor, don Anastasio Gil, ha dejado el listón muy alto y no puedo contar en este nuevo cargo ni con su ayuda, ni con su sabiduría. Pero con la gracia de Dios y la ayuda de todas las personas que trabajan en OMP, espero hacer lo que la Iglesia espera de mí y servir a la evangelización, que es lo más importante que tiene la Iglesia ahora mismo". José María Calderón asume en España la dirección nacional de OMP, la institución de la Santa Sede encargada de promover entre las comunidades cristianas el espíritu misionero y de canalizar las aportaciones de los fieles de todo el mundo hacia los territorios de misión. El anterior director de OMP, Anastasio Gil, fallecido el 7 de septiembre de 2018, estuvo al frente de las OMP durante siete años (2011-2018). Siempre contó con la estrecha colaboración de José María Calderón, como delegado episcopal de misiones de Madrid y, después, desde el 28 de diciembre de 2017, como subdirector de OMP. José María Calderón ha sido hasta la fecha el máximo responsable de OMP.

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Los reporteros del programa Misioneros por el mundo, que emite cada semana TRECE TV, continúan trasladándose a distintas partes del mundo para contarnos el día a día de los hombres y mujeres que decidieron seguir el camino de Jesús y que predican en las periferias del mundo. De la mano de Obras Misionales Pontificias, el programa nos descubre su labor evangelizadora y su misión más social. Proyectos educativos, sanitarios, a favor de la inclusión y centrados en la prevención de la violencia y la atención a las víctimas de la trata, la discriminación y la pobreza. Sin lugar a dudas, se trata de una clara apuesta de TRECE TV por los misioneros españoles, de lo cual nos habla Irene Pozo Hernández, directora de contenidos de la cadena. Irene lleva 20 años dedicada a la información social, un sector que, según dice, le apasiona ya que le permite aprender, investigar y visibilizar lo que pasa en el mundo a través de una comunicación más cercana y humana. Comenzó su andadura profesional en 1999, en Medios de Comunicación Social del arzobispado de Madrid. Después, pasó a formar parte de la plantilla de Popular TV, y más adelante de la de TRECE TV, donde actualmente está al frente del Informa-

tivo Diocesano (premio 'Antena de Plata 2014') en su emisión en Madrid y del espacio nacional Crónica de Roma, lo que compagina con la dirección de contenidos de TRECE TV. Durante estos años ha colaborado en la producción de varios spots y cortometrajes para las campañas del Domund e Infancia Misionera de OMP. En 2017, recibió el premio Lolo de periodismo que otorga la UCIPE (Unión Católica de Informadores y Periodistas de España). 26 SUPERGESTO

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lo largo de mis años de profesión en comunicación social, he tenido la suerte de entrevistar a un buen puñado de misioneros. Hombres y mujeres, en ocasiones religiosos, también laicos y algún que otro joven en sus primeras experiencias misioneras. De todos ellos, he aprendido algo, y es que la misión cambia el corazón y la mirada de quien la tiene cerca. No conozco a un solo misionero que tras atender las distintas necesidades que se encuentran en aquellos lugares del mundo donde llevan el Evangelio, haya deseado regresar a casa. Y es que la misión es hogar, es vocación y es entrega. He de confesar que han sido muchas las veces que me he quedado con los dientes largos tras escuchar los testimonios de estas personas y he sentido la necesidad urgente de entregar mi vida como ellos. ¡Hay tanto por hacer! Pero con el tiempo, he aprendido que también desde aquí, al otro lado, podemos convertirnos en grandes misioneros, mostrando no solo la labor que ellos realizan en los territorios de misión, sino siendo nosotros mismos portadores de esa Palabra, porque también aquí al lado, hay mucha gente que no conoce a Jesús. Si algo he aprendido todo este tiempo es a mirar el mundo con otros ojos. Doy gracias por dedi-


carme a la comunicación social cada día, es como un instrumento donde aportar mi granito de arena en la construcción de un mundo mejor. Bien sabido es que lo que no se comunica, no existe. Es por ello nuestro empeño en dar a conocer la vida de aquellos que un día dejaron todo para dedicarse a los demás. Bueno, todo no, porque el amor y la alegría que desbordan, creo que no la he conocido mayor nunca. Misioneros por el Mundo (en TRECE, los domingos a las 13.50 h) nos muestra cada semana la entrega y labor que realizan los misioneros españoles. Cuando viajamos a los países de misión para grabar cada uno de los programas que vemos en la tele, convivimos de manera directa con ellos. Abrir el corazón a la misión, sin condiciones, compartir un plato de comida, la visita a un colegio o un momento de oración significa para nosotros sembrar en cada lugar una pequeña semilla. Una semilla que luego crece durante el montaje del programa y que acaba dando sus frutos cuando se emite en

la pequeña pantalla. Vivir la misión y mostrarla al mundo. De esta manera, en TRECE nos convertimos en cómplices misioneros. Son miles de personas las que cada semana se asoman a Misioneros por el Mundo. Miles de personas que se contagian de la labor misionera y que pueden contagiar al que tienen al lado. Me contaba hace unos días uno de nuestros redactores, Asell Sánchez, cómo había cambiado su escala de valores en la vida, cómo había aprendido a valorar realmente lo que de verdad tiene importancia. Son muchos los que han tenido la oportunidad de viajar, en estos ocho años que lleva el programa en antena, a los territorios de misión. Redactores y cámaras, personas que han vivido desde dentro realidades que nunca habían imaginado, y las han traído para poder mostrarlas, y nos lo han contado. Sin duda, todo un regalo. Fran, Laura, Paola, Jesús, Sandra, Juan, Asell... me dejo a muchos en el camino. Cada uno de ellos ha tenido la oportunidad de experimentar de cerca la misión.

Ver para creer, vivir para contar. Falta decir que Misioneros por el Mundo tuvo un padre en la tierra que ahora nos cuida desde el cielo. Este programa fue su gran apuesta, la del infatigable don Anastasio Gil, el hasta hace unos meses director de OMP. "Desde la debilidad apoyo tu proyecto en TRECE", fueron las últimas palabras que pude cruzar con él, un proyecto que es de todos y para todos y que sin el apoyo de las Obras Misionales Pontificias no sería posible. Ese espíritu misionero que tenía don Anastasio, ese gran legado que deja, es lo que ahora recogemos para continuar en la misión a la que todos estamos llamados. Una misión que cada día nos recuerda que no se es más feliz por tener más cosas materiales. Eso nos lo enseñan a diario cada una de las sonrisas eternas de nuestros misioneros, enviados en nombre de la Iglesia, con el corazón abierto, sin condiciones, como hizo Jesús. Este es nuestro compromiso en TRECE. Aprendamos a mirar con el corazón y contagiemos al que tenemos al lado. ¡La misión nos espera! Sg IRENE POZO HERNÁNDEZ

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tiago y este proyecto nos tira abajo la idea". Pero se encontró con una sorpresa mayúscula, una "especie de llamada de atención" que le permitió darse cuenta de la necesidad de su presencia en ese lugar. Por las mañanas, jugaban con los niños en un campamento urbano y por las tardes enseñaba español a jóvenes migrantes que acudían a clase después de haber estado durante horas trabajando bajo el sol. Estos jóvenes sabían lo que significaba el sacrificio (la mayoría había atravesado media África para llegar a Europa a fin de conseguir una vida más digna para ellos y sus familias). De todos sus "alumnos", a Lidia le llamó la atención Amadú,

Los Padres Blancos hablaron con el párroco de Santa Paula (Canillas, Madrid), de la posibilidad de que algunos jóvenes de la parroquia participaran en el campamento urbano con niños migrantes del barrio "Las 200 viviendas", en Roquetas de Mar. El padre blanco Óscar Arturo García es el responsable del proyecto. Para este sacerdote, volcado en el tema de la misión entre África y Europa, Roquetas es un lugar importante por la gran concentración de migrantes que acuden a trabajar a los invernaderos de Almería, conocidos como el "mar de plástico". En "Las 200 viviendas", los niños pasan solos la mayor parte del día. 34 SUPERGESTO

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idia tiene 19 años y estudia Bellas Artes y Diseño. Su grupo de la parroquia llevaba años intentando organizar el Camino de Santiago, por eso, cuando a principios de 2018 le ofrecieron la posibilidad de pasar unos días con los niños en riesgo de exclusión social del barrio de "Las 200 viviendas", su primer pensamiento fue: "Llevamos años hablando de hacer el Camino de San-

un joven que todos los días llegaba a clase con las palabras que no había entendido al ver el telediario, apuntadas cuidadosamente en su libreta. Alejandro tiene 16 años y es estudiante de primero de bachillerato. Para él no hubo tanta sorpresa como para Lidia, la misión fue como se la imaginaba. Lo que más le llamó la atención fue comprobar que estamos tan cerca de si-


tuaciones muy difíciles de las que no nos informan, o que ignoramos. Una niña le contó que "solo podía ir al baño una vez al día porque en su casa no había baño y la de su abuela quedaba lejos"; esta anécdota refleja la precariedad en la que viven los niños de "Las 200 viviendas". Los jóvenes de #VeranoMisión compartían lo que iban viviendo y lo llevaban a la oración. De allí sacaban fuerzas para enfrentarse a esa "realidad social" tan dura. Como dice Alejandro, "mi fe ha sido determinante, yo no hago las cosas para conseguir algo, sino por amor a los demás". Como lo hacen los misioneros, que, para este joven, "llevan la santidad en las manos y en los pies, al ayudar al prójimo". Veinticinco jóvenes como Lidia y Alejandro participaron el verano pasado de esta experiencia con los padres blancos. Eva Serrano, una de las respon-

sables del grupo de jóvenes, afirma que este fue el mejor modo de explicar a los jóvenes de la parroquia que "todos somos Iglesia", y añade: "Nuestra intención era invitarles a vivir una experiencia de fe, de entrega y servicio hacia los demás, sobre todo, a los que más lo necesitan". Laura Tejedor, otra de las responsables, destaca el recibimiento de los padres blancos, que "nos acogieron con los brazos abiertos". Según Laura, los misioneros "necesitan mucha ayuda" y los jóvenes necesitamos "salir de nuestra zona de confort e impregnarnos de otra cultura que no está tan lejos de nosotros como podríamos imaginar". Tanto Eva como Laura creen que es importante la preparación que los jóvenes recibieron varios meses antes de viajar, en temas como habilidades sociales, resolución de conflictos, interculturalidad, sensibilización sobre

inmigración, prostitución, trabajo precario, etc. A la vuelta, Alejandro sintió que "esto se tenía que contar": su espíritu misionero no le llevaba a "fardar", pero si a concienciar y a contagiar a muchas personas para que hagan un voluntariado de este tipo. Lidia da "gracias a Dios por esta experiencia" e invita a que cada uno participe de "forma activa en su propia misión, sea cual sea". Para esta estudiante de Bellas Artes, "el objetivo de todo ser humano en la vida es ser feliz, y en eso ha consistido mi verano: en ayudar a otras personas a ser felices" y "ha sido precioso". La misión continúa después de Roquetas. Según Eva, la mayoría de los jóvenes sigue colaborando

ahora en las actividades de la parroquia y continúan en contacto con la animación misionera de su zona (de su vicaría), "abiertos a nuevas propuestas y experiencias edificantes que ayuden a construir el Reino de Dios en el mundo, ayudando a los que más lo necesiten". Sg ANA FERNÁNDEZ DORA RIVAS Parroquia Santa Paula

Carretera de Canillas 115 B, 28043 Madrid +34 91 381 12 66 p.santapaula@gmail.com

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