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Consideraciones finales y recomendaciones

entre los 19 y 47 años. Mientras que la diferencia de edad promedio de las víctimas es de ocho años, respecto al agresor.

En cuanto a las armas utilizadas por los victimarios, siguiendo la tendencia que se ha mantenido en los últimos cuatro años en el país, las observadas durante estos 32 días fueron las armas blancas (6) y las de fuego (2). Pero… ¿qué sucedió con los victimarios una vez cometieron el acto o lo intentaron? Conforme lo investigado: uno de los agresores se suicidó, mientras, otros dos lo intentaron al matar o herir a alguna mujer; uno escapó y se encuentra prófugo; dos escaparon, pero fueron apresados a los pocos días y uno fue apresado inmediatamente cometió el crimen.

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Durante este período de emergencia o crisis, la violencia ha disminuido debido a las restricciones horarias, cierre de comercios, la reducción de personas en lugares públicos y la limitación de ciertos derechos como el de libre tránsito y de asociación. Sin embargo, con la violencia de género pasa otra historia. Esto se debe a que las medidas o políticas que se tomaron en el transcurso de este evento se realizaron sin aplicar una evaluación rigurosa y, sobre todo, obviando el impacto diferenciado que puede tener en hombres y mujeres.

De acuerdo con los datos analizados y siguiendo la misma tendencia que en países desarrollados, 14 Estados de América Latina, en un período promedio de 10 días después de implementada la cuarentena registraron el aumento en las llamadas de denuncias por violencia de género e intrafamiliar y delitos sexuales. Esto llevó a que se reforzaran las líneas de ayuda, no obstante, debido a la incertidumbre creada por el COVID-19, el desconocimiento del tiempo en que se normalizaran los países y por consiguiente la prolongación de las medidas de confinamiento, es altamente probable que las cifras

en la segunda región más peligrosa para la mujeres -América Latinaaumenten exponencialmente durante o al finalizar la crisis sanitaria.

La cantidad de casos de violencia de género y de feminicidios disminuyeron durante los primeros 32 días de distanciamiento social en República Dominicana. Sin embargo, la experiencia de países como España, Italia y Argentina evidencia que el aumento de estos se dio, exactamente, dos semanas después de implementada la medida de confinamiento y a partir de allí el incremento se mantuvo. Por lo que no sería de extrañar que en República Dominicana los casos aumenten en los próximos días.

Al igual que en los países de la región, en República Dominicana se implementó un conjunto de medidas sin incluir la perspectiva de género y prever las posibles problemáticas que surgirían o se profundizarían con esto. Tal es el caso de la violencia doméstica, intrafamiliar y de género considerando que, en promedio, anualmente se registran 75,530 denuncias por estos delitos desde 2017. No obstante, en este contexto las medidas aplicadas son pertinentes, pero ¿qué pasará si llega un pico en la violencia de género en el país y solo se cuenta con tres casas de acogida con capacidad para unas 110 mujeres y sus hijos menores de 14 años?

La situación se vuelve compleja para las féminas en esta situación, pues como normalmente son las encargadas de las labores de cuidado y el trabajo no remunerado, la carga resulta más pesada para ellas. Estas responsabilidades más el hecho de estar confinadas con un agresor o potencial agresor y la incertidumbre de a dónde ir y qué hacer pueden convertirse en mecanismos de disuasión. Empero, esto incrementa el nivel de riesgo de ser víctimas de la violencia feminicida.

Algunas acciones que podrían implementarse en este contexto y después que pase la crisis sanitaria serian: 1. Ubicar espacios o lugares que sirvan como refugios para las mujeres que tengan y quieran dejar el lugar de convivencia con

el agresor, utilizando los protocolos establecidos para combatir el COVID-19. Esto para solucionar el déficit de las casas de acogida, en caso de necesitarlo. 2. Realizar una campaña comunicacional de concientización y prevención contra la violencia de género masiva. Estas deberían recordarle a la población la necesidad de que denuncien los actos de violencia de género y que pueden hacerlo en línea, para así evitar las aglomeraciones y disminuir la posibilidad de contagio. 3. Incentivar una rápida y eficaz actuación del sistema judicial y policial ante estos casos. 4. Establecer un protocolo que les permita a las mujeres agredidas o en riesgo de serlo solicitar ayuda en farmacias y supermercados. 5. Incluir a la ministra de la MMujer o a algún especialista en temas de género en contextos de emergencia en la Comisión de Alto

Nivel para la Prevención y Control del Coronavirus. 6. Crear un protocolo para reducir la violencia contra la mujer en contextos de emergencia. 7. Capacitar a policías, fiscales y jueces para que puedan conocer los casos de feminicidios y violencia de género, aplicando justicia con perspectiva de género y en tiempo óptimo. 8. Establecer un mecanismo que permita a las autoridades dar seguimiento a las órdenes de protección. 9. Cumplir la Ley núm. 88-03 que ordena el establecimiento de las

Casas de Acogida en todo el territorio nacional. 10. Incrementar las partidas presupuestarias destinadas para las casas de acogida o refugios y su funcionamiento.

Es necesario resaltar que la pandemia del Covid-19 ha agravado problemáticas ya existentes desde hace años, por lo que algunos de los derechos y garantías logradas por las mujeres en las últimas décadas podrían verse vulneradas. Esto hace necesario que se establezcan

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