La rueda gira sin cesar.
Nos transporta a los cálidos parajes del verano. Todo nuestro entorno parece acelerado y
henchido de vida. Al igual que nosotros, todos los seres agradecen el buen tiempo y el calor.
Pero todo lo que llega a su plenitud, debe iniciar su descenso. Con ello nos encontramos en la
celebración del Solsticio de Verano.
Luz y sombra se enfrentan para desequilibrar la balanza de nuevo. La luz debe empezar a
menguar. Este proceso ya conocido por nosotros, lo percibiremos desde unos ojos nuevos.
Veremos, sentiremos como la Madre, despide con aceptación y nostalgia a la luz y acoge con
amor y esperanza a la sombra.
Y sí, la rueda gira y gira... y la euforia del verano se torna más tranquila y serena. Nos recibe
el Otoño con una prueba de fuerza y valor. En Lughnasadh lucharán los guerreros más fuertes
del clan para proclamar vencedor al Rey del Cereal.
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