19 MA S E R CUA
19 A M S E R A U C Lectio Divina
6to Domingo
Invocación al Espíritu
Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles, y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía tu Espíritu Creador y renueva la faz de la tierra.
1.- Lectura Santo evangelio según san Lucas 19, 28-40
En aquel tiempo, Jesús echó a andar delante, subiendo hacia Jerusalén.
Al acercarse a Betfagé y Betania, junto al monte llamado de los Olivos, mandó a dos discípulos, diciéndoles: —«Id a la aldea de enfrente;al entrar, encontraréis un borrico atado, que nadie ha montado todavía. Desatadlo y traedlo. Y si alguien os pregunta: "¿Por qué lo desatáis?", contestadle: "El Señor lo necesita".» Ellos fueron y lo encontraron como les había dicho. Mientras desataban el borrico, los dueños les preguntaron: —«¿Por qué desatáis el borrico?» Ellos contestaron: — «El Señor lo necesita.» Se lo llevaron a Jesús, lo aparejaron con sus mantos y le ayudaron a montar. Según iba avanzando, la gente alfombraba el camino con los mantos. Y, cuando se acercaba ya la bajada del monte de los Olivos, la masa de los discípulos entusiasmados, se pusieron a alabar a Dios a gritos, por todos los milagros que habían visto, diciendo: —«¡Bendito el que viene como rey, en nombre del Señor! Paz en el cielo y gloria en lo alto.» Algunos fariseos de entre la gente le dijeron: —«Maestro, reprende a tus discípulos.» Él replicó: —«Os digo que, si éstos callan, gritarán las piedras.» Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor, Jesús
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2.- Meditación Quisiera llamar su atención sobre una frase que vincula el texto a orar y los versículos anteriores: “Y dicho esto”. Los versículos anteriores al texto elegido hablan de la parábola del “dinero encargado” (Lc 19, 11-27), y ella nos puede ayudar a entender que el saludo real que Jesús recibe no se referiría a un poder real obtenido, sino que más bien prepararían su “salida a un país lejano”, donde recibirá poder real, y desde el cual regresará en su segunda venida. Ese poder real lo recibirá con su Pascua y en Jerusalén, en la inmolación de su vida por amor y su retorno a la vida con el Poder del Espíritu de Dios. ¿Cuánto entendemos nuestro propio caminar como el de un peregrino?, ¿cuánto podemos entender que seguir a Jesús es seguirlo a donde adquiere verdadero poder, el poder inmenso de una vida que se entrega sin límite y por amor? Texto de San Agustín Cristo quiso padecer por nosotros. Dice el apóstol Pedro: “padeció por vosotros dejándoos un ejemplo para que sigáis sus huellas”. Te enseñó a padecer y te enseñó padeciendo él. Poca cosa serían sus palabras, si no las hubiese acompañado con el ejemplo. ¿Cómo nos enseñó, hermanos? Pendía de la cruz y los judíos se ensañaron contra él; estaba sujeto con ásperos clavos, pero no perdía la suavidad. Ellos se ensañaban, ladabran en torno suyo y le insultaban cuando estaba colgado. Como a un solo médico puesto en el medio, ellos, locos furiosos, le atormentaban de todas partes. Él estaba colgado, pero sanaba- “Padre, dijo, perdónales, porque no saben lo que hacen”. Pedía y, con todo, pendía; no descendía, porque iba a convertir su sangre en medicamento para aquellos locos furiosos. Como no pudieron resultar vanas las palabras suplicantes del Señor ni su misericordia que las escuchaba, puesto que al mismo tiempo que eleva súplicas al Padre las escucha con Él, después de la resurreción sanó a los dementes que había tolerado en la cruz. Ascendió al cielo, envió al Espíritu Santo. (San Agustín, Sermón 284, 69)
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Preguntas para compartir en familia o grupo • ¿En que momentos de mi vida soy como este pueblo de Jerusalén, que un día aplaude al Señor y al otro día lo crucifica? • ¿Me acerco en la oración como lo hace Jesús en cada momento de su vida? ¿O solo me acerco ante el peligro y la necesidad? ¿Pido por los demás, o pienso solo en mí? ¿Pido e intento cumplir su voluntad, y no la mía? • ¿Qué significa para mí la Pasión y muerte de nuestro Señor? ¿Qué siento, que experimento ante este “drama”? ¿Miro la situación como espectador o como protagonista? ¿Entro en la escena?
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3.- Oración
Señor: gracias por invitarnos a acompañarte desde hoy en cada momento concreto que, con tu presencia y tu palabra, nos convocas a vivir contigo esta semana. En verdad, nos asocias a que especialmente nuestro corazón se llene de ti, encuentre todo en ti y pueda lugar transmitir com fiel discípulo tu derroche de amor a favor de toda la humanidad. Señor: gracias porque la fe nos ha llevado a encontrarte y seguirte paso a paso tu manifestación en Jerusalén y, a la vez, nos ha hecho recordar las veces en que hemos tenido ocasión de dar un testimonio y no lo hemos hecho. Sin embargo, Tú nos has seguido mirando desde el pollino y hemos gozado en un Hosanna continuo tu paso entre nosotros. En algún momento nos ha venido a la cabeza si tal no nos pedías la actitud de Zaqueo por verte y aceptar tu llamada. A pesar de la multitud que te aclamaba, hemos podido renovar nuestra fe desde tu imagen siempre sencilla y cercana a nosotros. Y hemos tenido que preguntarnos una y otra vez: ¿por qué no somos más humildes y más agradecidos contigo? Hemos experimentado la fuerza de tu imagen y de tu voz, hemos querido en nuestro agradecimiento provocar una llamada hacia ti –¡nos hace tanta falta tu presencia!– y hemos quedado un tanto perplejos como si nos faltara toda la fe necesaria para creer. Ábrenos, Señor, tu corazón y haznos sentir tu latido, ese latido que llegará hasta nosotros desde la Cruz como fuente de vida.
4.- Compromiso Atrévete a rezar el Vía Crucis con devoción. Imagínate que eres cada uno de los personajes y deja que el Espíritu Santo te guíe y conceda los mismos sentimientos de Jesús.
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@agustinosperu