TOMA Y LEE LECTIO DIVINA
LECTURA ORANTE DE LA PALABRA DE DIOS Domingo 2 de agosto del 2020
▪ PREPARAR - PACIFICAR EL CORAZÓN
Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles, y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía tu Espíritu Creador y renueva la faz de la tierra.
Date un espacio adecuado para orar
- INVOCAR AL ESPIRÍTU SANTO Pídele al Espíritu Santo que te dé luz para entender las Escrituras.
▪ LEER
¿QUÉ DICE EL TEXTO? Lee atentamente la lectura: Ponte en contexto, fíjate en los personajes, acciones, sentimientos, etc. Puedes subrayar la frase o palabra que te impacte y detente en ella.
Lectura del santo evangelio según San Mateo 14, 13-21 En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan, el Bautista, se marchó de allí en barca, a un sitio tranquilo y apartado. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos. Al desembarcar, vio Jesús el gentío, le dio lástima y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle: «Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren de comer.» Jesús les replicó: «No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer.» Ellos le replicaron: «Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces.» Les dijo: «Traédmelos.» Mandó a la gente que se recostara en la hierba y, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos hasta quedar satisfechos y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños. Palabra del Señor R. Glora a ti Señor, Jesús
▪ MEDITAR
¿QUÉ ME DICE EL TEXTO? Deja que la Palabra resuene en tu vida, medítala y confróntola con tu vida.
Nuestro Señor Jesús, asumiendo nuestra naturaleza humana, no fue indiferente al drama humano azotado por los tentáculos del mal. El evangelio de hoy narra la sed que tenía mucha gente por conocer a Jesús para que alivie y cure sus dolencias: Jesús vio «el gentío, le dio lástima y curó a los enfermos» (Mt 14,14). Jesús toca la realidad de cada una de esas personas, laceradas por la enfermad y el pecado, sedientas de paz y consuelo. Jesús sin embargo no quiere hacerlo solo, invita a sus discípulos también a acercarse e implicarse en las necesidades de aquellas personas, «Denles ustedes de comer» (Mt 14,16). Como discípulo de Cristo, ¿me implico también en las necesidades de los que más sufren? ¿Me pongo al servicio de ellos? Padre Diomer Rodríguez O.S.A.
▪ COMENTA SAN AGUSTÍN Un gran milagro ha tenido lugar, amadísimos: con cinco panes y dos peces se han saciado cinco mil hombres, y los pedazos restantes llenan doce canastos. Gran milagro, pero no nos causará excesiva admiración, si nos fijamos en su autor. El que multiplicó los panes entre las manos de los repartidores es el mismo que multiplica las semillas que germinan en la tierra de modo que se siembran pocos granos y se llenan las trojes. Pero como esto lo hace cada año, nadie se admira. La admiración la excluye no la insignificancia del hecho, sino su repetición. Ahora bien, al hacer estas cosas, el Señor hablaba a los que las entendían no solo mediante palabras, sino también por medio de los milagros mismos. Los cinco panes simbolizaban los cinco libros de la ley de Moisés. La ley antigua es, respecto al Evangelio, lo que al trigo la cebada. Esos libros encierran grandes misterios concernientes a Cristo. Por eso decía él: Si creyerais a Moisés, me creeríais también a mí, pues él ha escrito de mí1. Pero igual que en la cebada el meollo está bajo el cascabillo, así Cristo se oculta bajo el velo de los misterios de la ley. Como los misterios de la ley al exponerlos se expanden, así también aquellos panes se acrecentaban al partirlos. Y en el hecho mismo de exponeros esto os he partido el pan. Los cinco mil hombres significan el pueblo constituido al amparo de los cinco libros de la ley; los doce canastos son los doce apóstoles, que, a su vez, se llenaron con los rebojos de la misma ley. Los dos peces son, o bien los dos mandamientos del amor de Dios y del prójimo, o bien los dos pueblos: el de la circuncisión y el del prepucio, o aquellas dos funciones sagradas: la real y la sacerdotal. Exponer estos misterios equivale a partirlos; comprenderlos equivale a alimentarse. (Sermón 130, 1)
▪ PARA LA REFLEXIÓN PERSONAL ▪ ¿Qué te dice el texto que puede iluminar tu vida? ▪ ¿Realizas gestos de generosidad hacia los que te rodean? ▪ ¿Compartes la palabra de Dios con tus amigos?
▪ ORAR
El servicio al hermano
¿QUÉ LE RESPONDO A DIOS? Orar respondiéndole a Dios después de escucharlo. Puede ser una oración de alabanza, perdón, acción de gracias, petición o de adoración.
El amor a la verdad busca la paz de la contemplación, y la necesidad del amor exige el servicio al hermano. Si nadie nos impusiese esta carga, nos dedicaríamos al estudio y contemplación de la verdad. Pero si se nos impone, debemos aceptarla por exigencias de la caridad. Y aun en este caso, no debemos renunciar completamente a los goces de la contemplación, para que no nos suceda que, privados de este goce, quedemos atrapados por la necesidad del apostolado. (C. de Dios 19,19)
▪ COMPROMISO ¿QUÉ VAS A HACER HOY CON ESTA PALABRA? Decide actuar en concreto según los valores cristianos. Traza una línea de acción a la luz de esta Palabra de Dios. ▪ Realiza una obra de misericordia con alguien que tenga una necesidad. ▪ Comparte la Palabra de Dios, que es alimento para el espíritu, con tu familia.