DISCOS Y OTRAS PASTAS www.otraspastas.blogspot.com AÑO 9 NÚMERO 71
EMAIL: otraspastas@gmail.com EDICIÓN DIGITAL
OCTUBRE 2015
David Gilmour - “Rattle That Lock” (2015)
CARAS OCULTAS, PEQUEÑOS PASOS Y GRANDES SALTOS Gilmour tiene unas cuantas rosas que olvidar. Con sus pinceladas de trazo más grueso y tonos vivos Rattle that Lock se acerca más a About Face (1984), su segundo acto solista, que a su antecesor On an Island (2006), una obra más homogénea e introspectiva, y con menos matices también.
Una teoría más o menos probada afirma que la mayoría de los seres humanos prefiere mirarse y que le miren el lado izquierdo de la cara. Aparentemente, una decisión sin mayores consecuencias para nuestras vidas de simples mortales. En los setenta Pink Floyd rindió un pequeño tributo a la cara que la luna no nos quiere mostrar y dio un salto gigantesco al estrellato. En la lucha de egos en que devino la banda luego de publicar The Dark Side of The Moon (1973), David Gilmour eligió verse y ser visto como forjador del sonido que la distinguiría. Su fina guitarra tuvo como perfecto aliado al teclado sobrio y melancólico de Richard Wright. Mientras tanto, Roger Waters convertía sus traumas en buenos argumentos conceptuales.
Esa proximidad no es mera cuestión de estilo, en ambos se vislumbra una búsqueda. Gilmour editó About Face cuando Waters, la otra fuerza dominante de la banda, decretó unilateralmente su final. Rattle that Lock es el primer disco de Gilmour desde su propio réquiem para Pink Floyd (al parecer, el rock también tiene sus debates eutanásicos). Libre de toda pretensión de modernidad, Rattle that Lock envejecerá mejor que aquel intento de los ochenta y mostrará que Gilmour supo desprenderse de su estigma sin desestimar el pasado, se abrió tímidamente a nuevos formatos como el jazz (“The Girl In The Yellow Dress”) y hasta dejó colar cierta aura conceptual con la explícita referencia al libro “Paraiso Perdido” de John Milton. Él mismo dice “haber encontrado su paso…”, aunque concede que puede ser “bastante tarde para empezar...". Lo cierto es que no siempre nos ven como queremos que nos vean, que probablemente nos pasemos toda la vida buscando el lado izquierdo de nuestra cara, que la luna no tiene un lado oscuro, y que hace rato le vimos la cara oculta. JORGE CAÑADA
Hombre de pocas palabras, Gilmour admite que extraña a Wright, fallecido en 2008. Lo confiesa con la desolación de quien ha sufrido una pérdida que sabe dolorosa pero que aún no se atreve a medir. Frente a semejante ausencia, la idea de grabar un nuevo disco, el cuarto como solista, no habrá sido fácil de concretar. De Gilmour se espera que suene como Pink Floyd. Un efecto de su propia opción, que paradójicamente también lo obliga a surfear la ola del autoplagio. Otra misión casi imposible. Matisse consideraba que nada era más difícil para un buen pintor que pintar una rosa, porque antes tenía que olvidarse de todas las rosas que se han pintado hasta ese momento.
1