En las dos últimas décadas se engendró en Colombia la denominada contrarreforma agraria al amparo del narcotráfico y del paramilitarismo. Según la Comisión de Seguimiento a la Política Púbica sobre Desplazamiento Forzado el total de hectáreas, despojadas u obligadas a abandonar forzadamente en el país fue de 5.5 millones, esto equivale 10,8% del total de la superficie agropecuaria del país. La forma de despojo de tierra más común ha sido la de la utilización de la violencia física sobre las poblaciones rurales, la cual por lo general produce desplazamiento forzado y el abandono del territorio, el cual queda a merced del actor armado. En múltiples casos, esa apropiación física y violenta por la vía armada, aparece acompañada de la utilización de alguna figura jurídica con la que el perpetrador pretende adquirir formalmente los derechos sobre la tierra para disponer legal o ilegalmente de ella.