La bicicleta es un pedal en marcha, un distrito de la imaginación, una línea en equilibrio sobre el asfalto duro y simple que circunda a los peatones, la bicicleta se desvanece en el horizonte de eventos imposibles, habla desde sus rayos que se cruzan a fuego limpio con el sol de la tarde, un bosquejo de metales que imprimen su melodía chirriante y simple; el ciclista se tambalea sobre ella como una libélula mareada, a ratos es solo un manchón para quienes lo miran. La bicicleta arriba finalmente, su dueño la apoya con cuidado en el muro de ladrillos, su cuerpo color plata parece un rayo de luna en esa noche oscura en que el ciclista se aleja, ya no es un ciclista, ni ella una bicicleta, la magia ha sido imaginaria, producto de la combinación deliberada de las palabras anteriores que yo escribo para tí, que lees sin saber si habrá un desenlace o es sólo un ejercicio de estilo aleatorio. Si quieres un final, sí, habrá un desenlace, cuando él vuelva otra vez serán uno, pero ninguno de los dos serán los mismos. De Vueltas impropias Dragan Draskovic
CONTENIDO PRESENTACIÓN página 7 • La cultura como el gran espejo que nos refleja Gustavo Baroja Narváez PICHINCHA DIALOGA página 8 • La revolución de los gobiernos provinciales Edwin Miño LA PROVINCIA TRAS LA CULTURA página 16 • Las cedaceras de Guangopolo: el orgullo que se teje Sergio Salvador TURISMO SOLIDARIO página 23 • De Cochasquí a Mojanda Paúl Sevilla
DOSSIER página 30 • Encuentros itinerantes de creación Ser otro en Cochasquí PREMIO PICHINCHA DE POESÍA página 54 • Vida de gatos Fernando López Milán Línea de volcán página 64 • Los mitos en la provincia de Pichincha Manuel Espinosa Apolo CIUDADANÍA página 72 • Siete historias de ciclistas CRÓNICA página 81 • Las fiestas de La Merced Jennie Carrasco Molina página 93 • Pedro Vicente Maldonado Una región de ríos Omar Ospina
La cultura: el gran espejo que nos refleja
Imaginaria apareció por primera vez en febrero del 2007. Ocho años que con sensibilidad y cuidado editorial se ha convertido en la revista emblemática del quehacer cultural de la provincia y el país. Aquí, lectores y lectoras identifican en texto e imágenes la belleza humana y espiritual que caracteriza a Pichincha, el esplendor de su naturaleza, las expresiones que determinan nuestra idiosincrasia: los ritos ancestrales, la música, la historia, la literatura y, en especial, descubre la diversidad creadora de sus habitantes. El gobierno provincial, desde el 2010, estimula la creatividad mediante el Concurso bienal de Poesía y Cuento, cuyos ganadores reciben 5 000 dólares y las obras son publicadas en la colección Premio, que circula en forma amplia en el país y en eventos internacionales como las ferias del libro de Quito y Bogotá. La cultura, en el plan de desarrollo e inversión social de la Prefectura, es el espacio que solidifica nuestra convivencia y hace de cada uno de nosotros seres críticos y solidarios. Imaginaria 2015 tiene un cambio sugerente en su diseño y formato. Al entrar en sus páginas encontraremos las transformaciones que marcan las acciones de los gobiernos seccionales con el apoyo del CONGOPE; la identidad que tejen día tras día las mujeres de Guangopolo; los recorridos inesperados por los senderos que la naturaleza traza para acampar en el parque de Cochasquí y, algo espectacular: el encuentro en ese mismo sitio de un grupo de artistas, quienes con imágenes y testimonios buscan ser otros sin dejar de ser ellos mismos. También está el trabajo de uno de los poetas seleccionados para el Premio Pichincha 2012, quien nos muestra la cercanía de los gatos con los humanos, junto a las leyendas del Diccionario mitológico de la Provincia de Pichincha de la colección Línea de volcán.
Así compartimos este trimestre inicial del 2015, que como en un gran espejo nos refleja para avanzar alegres y optimistas.
GUSTAVO BAROJA NARVÁEZ
Prefecto Gobierno Autónomo de Pichincha
Cochasquí. Fotografía de Paúl Sevilla
Y para jugar con los elementos que identifican la nueva portada, los relatos de las tribus urbanas que se movilizan en bicicleta, ese escueto y casi aéreo vehículo utilizado cada día más en campos y ciudades.
La revolución en los gobiernos provinciales Por Edwin Miño Director Ejecutivo CONGOPE
Para este artículo se han usado partes de imágenes de la página web: www.congope.gob.ec
Juan Rulfo en Pedro Páramo
C
uando en Montecristi, hace seis años, se definía la estructura del Estado y las reglas de juego para todos los ecuatorianos, dijimos que el espíritu de esta Constitución duraría 300 años. Para nosotros la historia no es circular, es dialéctica, espiral y aún cuando los hechos y los acontecimientos puedan parecer repetidos, el contexto es otro —nadie se baña dos veces en el mismo río, nos decía Heráclito— las instituciones, los seres humanos cambiamos, la naturaleza cambia. Es que sólo para los conservadores (neoconservadores-neoliberales, y algunos de la izquierda utópica) la Constitución es hecha sobre piedra y no debe ser modificada. Creemos firmemente que las enmiendas propuestas son parte del perfeccionar el espíritu de Montecristi, precisamente porque entendemos que la sociedad cambia1.
Otro elemento fundamental es que la visión conservadora, con una visión estructural funcionalista2, cree que las instituciones no evolucionan, que los elementos de un sistema no generan sinergias que cambian sus productos o salidas. Lo que pasó y está pasando con los gobiernos locales provinciales es que asumieron el reto de Montecristi y evolucionaron también desde el 2008. No es que los constitucionalistas cuando hicieron la Constitución, en la parte del ordenamiento territorial, se equivocaron. Tenían la lógica y el diagnóstico para ese momento. Pero hoy son nuevos contextos y hemos evolucionado del modelo consejo
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Los gobiernos provinciales en la revolución
El reloj de la iglesia dio las horas, una tras otra; una tras otra, como si se hubiera encogido el tiempo.
provincial, que hacía de todo en su territorio, al gobierno autónomo provincial y nuestro camino continua para construir entre todos el gobierno intermedio. Todo proceso de crecimiento institucional trae consigo una serie de ajustes, desconcentraciones, asimetrías y nuevos intentos de lograr equilibrio. Ese es el reto del CONGOPE hoy día. Aportar para consolidar el gobierno local provincial y construir el gobierno intermedio, en un proceso de transformación y revolución social. Posicionamiento de los gobiernos provinciales Entendemos que una institucionalidad no puede existir por razones sólo políticas o sólo técnicas, es necesaria una conjugación de varias dimensiones, incluidas las demandas de la sociedad. Organizar el Estado para intervenir en el territorio será una discusión sin fin, por último se acomodará a las corrientes políticas o técnicas vigentes3 y se justificaría cuando, en
Hoy los prefectos y prefectas son las únicas autoridades locales electas en toda la provincia. La elección por distritos en las grandes provincias que representan más de la mitad de la población ratifica al prefecto como el único personaje que representa políticamente a toda la provincia. Recordemos que el gobernador representa al régimen seccional dependiente, esto hace que en programas o proyectos estratégicos sea más fácil, socialmente hablando, entenderse con una autoridad local legitimada por la votación de toda la provincia. Hoy el GAP es el único nivel de gobierno que tiene representación territorial en su cámara, que está constituida por los alcaldes y los presidentes de juntas parroquiales, respetando proporcionalidades, lo que implica nuevas dinámicas para los territorios. En el proceso de planificación
participativa del GAP, los planes de inversión y el presupuesto son aprobados por la cámara provincial, donde los alcaldes tienen voz y voto de la misma manera como las juntas parroquiales rurales. Esta relación demuestra que la única estructura capaz de generar la integración territorial urbanorural es el GAP, pues este modelo de gestión está enriquecido tanto por la visión urbana de la alcaldía como por la percepción de la ruralidad dada desde la parroquia. Este quehacer nos lleva a plantear la necesidad de reposicionar los nuevos roles que tienen los GAP con una visión estratégica e integral del territorio y sus necesidades. Construcción de capacidades La evolución de los GAP depende de los propios esquemas de desarrollo de cada gestión. Para unos la ventaja es la planificación, para otros el desarrollo productivo, la gestión en vialidad o haber dejado de prestar servicios públicos sociales.
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Los gobiernos provinciales en la revolución
la percepción de los pueblos y en el actuar de estos gobiernos en el territorio, soluciona problemas concretos.
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Aún ahora la estructura de los gobiernos autónomos descentralizados está diferenciada según su especificidad: algunos manejan estratégicamente empresas públicas, direcciones y secretarías, otros prestan servicios a partir de institutos. Esta diferenciación enriquece la operatividad de los GAP.
sectores más deprimidos, muchos GAD han planteado la necesidad de regular y hasta eliminar esa contribución, lo cual generaría mayor dependencia de las transferencias del presupuesto del Estado.
La alta dependencia del presupuesto provincial a las transferencias estatales está en un promedio del 92%; si consideramos que las competencias asignadas no generan en su mayoría tasas esta dependencia será reducida muy poco a partir de búsqueda de financiamiento con crédito o aportes de cooperación no reembolsable y por pocas tasas a servicios prestados.
Estos fenómenos generan la necesidad que el financiamiento del desarrollo rural sea también un aporte desde las ciudades. A la ruralidad se la consideraba como una zona de explotación de recursos naturales, de producción agropecuaria y de ubicación de botaderos de basura. La nueva estrategia del Buen Vivir para la ruralidad cambia esa concepción, al exigir que la ciudad devuelva a la zona rural recursos para un crecimiento armónico del territorio, y quienes mejor se adoptan a esa estrategia son los GAP.
En esta lógica, por ejemplo, el impuesto predial rural lo cobran las municipalidades, cuando la mayoría de la obra provincial está en la ruralidad, sin embargo se propone la Contribución Espacial por Mejoras, pero al ser los beneficiados precisamente los
El CONGOPE trabaja en la construcción de capacidades en todos los GAP. Un grupo de técnicos recorre las provincias aportando en los más variados temas de capacitación. En esta administración el CONGOPE, gracias a su nueva infraestructura para
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oficinas centrales, puede brindar entre dos mismo. Aún hoy oímos voces que claman y tres cursos por semana en temas como: por el exceso de gasto público y lo pesado comunicación, compras del Estado ecuatoriano. públicas, contabilidad Aquella descentralización gubernamental, manejo de neoliberal no nos interesa redes, planificación, aportes en el CONGOPE porque para los nuevos planes de queremos un gobierno El problema Desarrollo y Ordenamiento central fuerte, que corrija Territorial, entre otros. todas las asimetrías del no es el mercado. Queremos tamaño gobiernos autónomos del Estado Nuevo diálogo sólidos, que se empoderen por la descentralización sino de sus competencias y claro que creemos en la alianza el Estado Tanto han cambiado público-privada, pero las cosas durante estos mismo en nuevas condiciones. siete años que se torna No admitimos como necesario volver a discutir viable el entregar los y reconceptualizar qué negocios públicos ya en es descentralización funcionamiento, como y autonomía. Para la por ejemplo la dotación de visión neo-liberal la agua potable para que los regente el sector descentralización consistía en fortalecer privado, encargado de generar empleo y determinados niveles de gobierno local en desmedro del gobierno central. Recordemos utilidades para sí, pero en un entorno de regulación y control ejercido por el sector que desde Reagan se decía que el problema público. no es el tamaño del Estado sino el Estado
Los gobiernos provinciales en la revolución
Creemos que el mayor problema de la que hay que volver a discutir la nueva relación urbano-rural. Sobre este tema descentralización está tanto en los mandos añadimos dos elementos de medios en el gobierno análisis: el primero es que central opuestos a ésta, casi un 45% del empleo como en el hecho de que rural ya no tiene que ver con los gobiernos locales no la agricultura o ganadería, asumen la integralidad de La alta sino con la prestación de las competencias y al no dependencia servicios o en relación de hacerlo tampoco cumplen del presupuesto dependencia, como es el con la responsabilidad del caso de los obreros de la provincial a las desarrollo local, lo que agricultura lo que cambia los genera señales equivocadas transferencias mecanismos de integración y a la población que estatales está en concepción de la ruralidad. considerará que sólo se un promedio Otro elemento es que los puede hacer lo favorable gobiernos parroquiales son del 92% o lo que genere votos o verdaderos gobiernos locales recursos, no asumiendo con visión de desarrollo, así los costos de ejercer el con características y poder real en el territorio. potencialidades propias. Si en promedio el 36% Estos elementos, creemos, de la población de una provincia está hacen necesario que el país evolucione en el en la ruralidad y este porcentaje tiende concepto de descentralización y autonomía a reducirse aún más por los fenómenos para superar la visión neoliberal, que fue la migratorios campo-ciudad, entendemos punta de lanza desde los ochenta.
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Queremos transformar al CONGOPE en un tanque de ideas y de pensamiento sobre el desarrollo local y la descentralización. Por nuestra condición de revolucionarios no tenemos miedo a la inteligencia ni a la crítica. Nuestras unidades están preparadas para construir nuevas propuestas sobre los retos que se nos planteen. Aún queda mucho camino por recorrer, debemos desarrollar estrategias para las políticas sociales de los GAP, así como afinar temas de calidad y eficiencia administrativa. Debemos abrir un debate para discutir los déficits presupuestarios de las competencias sobre las que estamos trabajando. Por ejemplo, en vialidad rural aproximadamente serán 65 000 kilómetros de carreteras a cargo de los GAP, con un presupuesto necesario aproximado de 10 000 millones lo cual fomentará un trabajo donde se pondrá en discusión el tema de la nueva ruralidad.
Hoy el concepto de revolución no tiene el dramático componente de terror que tuvo antes. Ahora, ser revolucionario, en cualquier nivel de gobierno, implica el irrenunciable compromiso con los pobres, así como luchar por la inclusión. Significa ser eficientes en el manejo de los recursos públicos y, sobre todo, construir colectivamente una propuesta humana y sólida a que llamamos socialismo en el siglo XXI. Notas: CONGOPE, plantea una enmienda en la que se elimine el plazo para la constitución de regiones y mejor se establezca un procedimiento para la construcción social de las mismas. 2 Si bien evolucionaron las sociedades, ellos creen que en su esencia se busca la estabilidad social e institucional, por el contrario hoy los tiempos son de permanente cambio y adaptación sin espacios para la estabilidad. 3 Hoy día Francia discute una ley que desaparezca municipios de pocos habitantes para juntarlos en una nueva institución. 1
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Los gobiernos provinciales en la revolución
Un tanque de pensamiento local
Las cedaceras de guangopolo: el orgullo que se teje Investigación: Mónica León Texto: Sergio Salvador Fotografías Dirección de Comunicación Social Miguel Flores
…la lluvia es el agua que les sobra a las nubes y las gotas son porque el aire es cedazo como cedazo es la memoria la amnesia es cuando el cedazo se rompe y el agua llega en caída libre el olvido inunda. «Matilde» (fragmento) María Fernanda Espinosa
S
i los recuerdos llegan al ser humano como evocaciones que revivifican pasados, en Guangopolo, parroquia rural del cantón Quito, los recuerdos pelean con el presente y el futuro en un espacio donde el tiempo parecería que dejó de visitarlos. Las sinuosas calles adoquinadas que reciben al visitante conducen a una plaza que ha visto cientos de años y miles de personas que, con la misma obcecación que la de ahora, ven con alegría los productos que nacen de sus manos, como es el caso de las tejedoras de cedazos.
esta labor los ha juntado cerca del calor de fogón, donde los mayores les contaban los cuentos con los que alimentaban la jornada del tejido, que de a poco comenzaba a tomar forma. Por eso saben el tiempo exacto en el que el cedazo cambió y quienes fueron los que propusieron esos cambios. Hoy, mientras enseñan a los niños de la casa a seleccionar las hebras correctas para hacer la parejada, lavarla y peinarla hasta que las cerdas en los guangos tengan el mismo largo, color y textura, cuentan a sus pequeños las historias de la comunidad y del cedazo de Guangopolo, para que el recuerdo no pase y no deje de ser memoria y creación.
Sonríen siempre porque ellas saben trabajar la tierra y nunca dejarán de tejer cedazos
La modernidad aún no ha podido acabar con la memoria de las tejedoras. Ellas con el tono agudo y risueño comentan, mientras sus manos siguen trabajando el telar, que esta habilidad para tejer cedazos la aprendieron de sus madres y abuelas y aseguran que este arte será también el legado de trabajo que dejarán a sus hijos. Todos quienes trabajan en la confección de los cedazos conocen la historia de estos útiles instrumentos. Es que desde muy niños
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Los niños aprenden a hacer la cahambada, peinando las cerdas de caballo hasta que puedan ser usadas en el telar.
El pasado, presente y futuro convocan a todos en el mismo tiempo y sitio cuentan los cuentos que deambulan desde todos los tiempos, donde los Pumamaqui debían estar cerca de sus casas para que el espíritu del árbol sagrado, con el que también fabricaban cucharas de palo, proveyera comida para las ollas de la casa. Mientras trabajan, los mayores les cuentan que hay que cuidar el recuerdo porque al cuidarlo se preserva el testimonio que les legó Atahualpa, que vivió por el sector y honra la cuna de su vecino Rumiñahui. Por eso, el pasado se fortalece en sus manos y se
enreda, como las cerdas en el telar, con el futuro. Un futuro que se teje con trabajo y alegría. Hablan de los curas Donoso y Señalín, como de dos familiares que en 1530, enseñaron a sus mayores a usar cerdas animales en lugar de las fibras de cabuya para hacer más perdurables las shushunas que sus abuelos Quitu-Cara aprendieron a fabricar allá, en los tiempos de los tiempos. En el telar ancestral, la guangua, crece hebra por hebra hasta que llega a tener las dimensiones adecuadas para montarlo en un marco hecho con la madera del Pumamaqui, el árbol sagrado. Luego se templa con fuertes puntadas que harán de este utensilio tan duradero como la memoria. Una tela terminada implica el inicio de otra etapa del proceso. Se trabaja muchas horas seguidas con la perseverancia de quien no pierde la esperanza. Cada tela responde al tamaño de su cedazo y cada tamaño tiene su nombre en esta mezcla de memoria, historia y sueños: el más pequeño, chuzo; el mediano, parejo; y el grande de una cuarta y dos jemes. Los cedazos se exhiben en sus distintos tamaños y colores; parecería que esperan un dueño pero son pocos los visitantes y menos los compradores. Tal vez por eso las mujeres que trabajan en el Centro Cedacero desde hace algunos años empezaron a dibujar sus campos y sus recuerdos en estos cedazos que cada vez son más suyos. En palabras simples pero certeras cuentan que cada vez es más difícil vender cedazos. La ganancia es poca y las necesidades
crecen, pero desde niñas aprendieron a amar esta labor que les enseñó a ser pacientes, creativas, pero sobre todos a alegrarse de saberse útiles y dueñas de un quehacer que las hace únicas porque su trabajo también es único. Cuando dejan descansar la guangua se juntan y hablan de temas diversos, como por ejemplo, la salud de sus hijos y de cómo el tiempo los ha hecho crecer. Sus manos ya no pueden estar sin trabajar y casi inconscientemente toman mechones delgados de cerdas teñidas de colores vivos, mientras hablan de cómo este tiempo hace cada vez más lejanos a los seres humanos entre sí. Sus manos expertas trenzan hebra con hebra, en un nudo inicial del que, alimentado por la charla y la amistad, crean inverosímiles colibríes que luego serán aretes o colgantes para ellas o los visitantes que llegan al Centro Artesanal. Mientras la conversa se alarga, cosa frecuente entre amigos, las manos que fabricaron tejidos de cedazos también hacen pulseras, cintillos o aretes con forma de pequeñísimos círculos que guardan hipnotizantes texturas, como los «atrapa sueños» cuyo interior muestra figuras que nos hacen ver —por efímeros instantes—, el sueño que dormimos. Al final de una tarde de buena compañía y mejor charla, si todavía a uno le queda algo por preguntar con seguridad dirá: ¿Qué es para ustedes el cedazo? Y la respuesta será una amplia sonrisa, un silencio ligero y cálido. Finalmente la frase que dibuja a Guangopolo y su carácter. – El cedazo es el pretexto para vivir y enseñar a los guaguas
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nuestra historia, para que ellos crezcan siendo orgullosos de sus mayores como nosotras somos de los nuestros. Cuando un forastero llega a Guangopolo es un amigo más de esa tierra de gente buena. Por eso les alegra el encuentro con amigos visitantes, aunque a veces, medien días enteros en que nadie llega. Sonríen siempre porque ellas saben trabajar la tierra y nunca dejarán de tejer cedazos y cientos de artesanías de cerdas caballo. Lo que sí hace que aparezca un silencio frío y triste es el temor un mundo cada vez más impersonal y virtual y, por supuesto, con ausencia de abrazos.
Las mujeres de Guangopolo trabajan porque les gusta su quehacer, pero también porque eso las reúne. Son amigas que se ayudan solidariamente. La pre asociación que las agrupa es una formalidad, porque ellas nunca dejarán de tener nombre y amistades irrompibles. Apellidos como Cabrera, Columba, Ipiales, Legnia o Amaguaña, sólo por citar unos cuantos, es un frío listado de mujeres agremiadas, es más bien una primera línea de seres valientes que no dejarán su Guangopolo ni su trabajo ancestral, porque el cedazo es la más valiosa línea de defensa de una identidad ancestral que jamás dejarán perecer.
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De Cochasquí a Mojanda Texto y fotos de Paul Sevilla
L
a expectativa que tenía de empezar la caminata desde el área de camping de Cochasquí hacia las lagunas de Mojanda no me había dejado dormir desde las cuatro de la mañana. El viento golpeaba con fuerza en la pared de nylon de la carpa y estaba seguro que afuera la noche ofrecía un espectáculo celestial. Desde hace mil años la zona de Cochasquí fue el territorio elegido por los Taitas como sitio estratégico, tal vez para realizar ceremonias de adoración a los astros y, en años posteriores, como una fortaleza desde donde se podía observar el avance de la invasión cuzqueña que venía desde el sur.
Es una suerte que en nuestros días existan sitios como este, donde la contaminación lumínica de las ciudades no ha llegado a borrar del cielo esa imagen que nos permite conectarnos con el cosmos. Tantas cosas dando vueltas en la cabeza y esta negra noche que parece que ha detenido el reloj, no da paso a los tibios rayos del sol que a estas alturas de la madrugada se agradecería por demás.
para que una camioneta de alquiler lleve las bicicletas en las que regresaríamos desde Mojanda.
Un mapa que brinda toda la información del recorrido colocado al inicio, el sendero bien señalizado y una guía de bolsillo de la ruta que nos facilitaron en la administración, prometen una caminata rodeada de paisajes espectaculares en una atmósfera donde se conjugan la naturaleza y la historia. Con el diáfano aire de la mañana que refresca Es una suerte los pulmones y un cielo azul que en nuestros con unas pocas pinceladas días todavía de blanco, empezamos existan sitios una larga subida de casi 9 como este, donde kilómetros serpenteando la contaminación zonas de cultivo de frutillas, lumínica de las pastizales y dispersas chacras ciudades no ha de maíz que poco a poco llegado a borrar van cediendo terreno a del cielo esa interesantes remanentes imagen que de bosque andino y nos permite algunos pinos y eucaliptos, conectarnos plantados para marcar el con el cosmos camino.
Son las cinco y media de la mañana y todavía no amanece. Habíamos planificado salir a las seis y media, apenas tengo tiempo para hacer todo lo que he pensado en estos largos minutos, una buena ducha en agua que está como para pelar pollos, un desayuno sostenido y un jarro de café filtrado bien cargado que me llevo para disfrutarlo sentado en el mirador del camping mientras veo como se ilumina poco a poco toda la hoya del Guayllabamba. Si tan solo las clases de geografía en la escuela hubiesen tenido una salida de campo a este sitio, sería mucho más fácil e interesante aprender sobre los Andes y la mágica historia de su creación.
Julio y Pancho, mis compañeros de viaje, ya habían desayunado cuando volví a la carpa a recoger mi mochila. Listos y dispuestos emprendimos la caminata de catorce kilómetros que nos conduciría a orillas de la Laguna Grande de Mojanda. Edwin el administrador, había coordinado la logística
La ruta CochasquíMojanda, ha sido utilizada desde tiempos ancestrales como nexo entre los pueblos que estuvieron asentados entre las cuencas de los ríos Guayllabamba y Chota Mira, conformando la confederación Caranqui. Ya en tiempos de la hacienda la vía fue abierta con maquinaria para la circulación de vehículos y transporte de productos agrícolas. A nuestro camino un quilico con las alas extendidas parece quedar congelado en
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medio del cielo, su dominio de los vientos, con apenas mover levemente su cuerpo nos hace pensar que pronto se lanzará al acecho de un buen bocado mañanero. El sol con sus rayos que atraviesan por entre las ramas de los árboles y arbustos llenan de tonalidades de verde nuestros ojos, huaycundos, bromelias y orquídeas encaramadas sobre un centenario y retorcido pumamaqui hacen aun más pintoresco nuestro viaje.
uno, que Pancho sabiamente había traído en un termo, y seguir el camino que de acuerdo al mapa, pronto pondría fin a la bien mentada subida.
Tal como el mapa nos indicaba unos cuantos metros más adelante se abrió ante nosotros el Mojanda con sus cumbres Fuya fuya, Cerro Negro, y Colangal. La Laguna Chica, la primera de tres que visitaríamos en nuestro recorrido, se encontraba a nuestros pies El polvoriento camino que el y aunque el verano había estricto verano ha dejado va achicado el espejo de agua cambiando, se hace cada vez unos 20 metros desde la Este paisaje más estrecho y, como lenguas orilla original, se reflejaban paga cualquier que bajan desde la montaña, esfuerzo, rodeada en los gigantescos riscos el paramo con sus pajonales de majestuosos que forman la base del picos y de un azul empieza a dominar el paisaje Cerro Negro. profundo esta dejando atrás los pocos No habíamos caminado laguna alberga en matorrales de mortiño… o sus aguas el un kilómetro desde que será shanshi, por las dudas corazón dejamos la Laguna Chica me abstengo de tomarlo. de un extinto cuando ante nosotros se volcán Habíamos estado presentó el plato principal concentrados en la fuerte del paseo, la Laguna subida que tiene esta parte Grande de Mojanda, este del camino y lo que veíamos paisaje paga cualquier a nuestro alrededor por esfuerzo, rodeada de casi dos horas, hasta que majestuosos picos y de decidimos tomar un descanso. Una larga un azul profundo alberga en sus aguas el curva que abría la vía fue el sitio, frente a corazón de un extinto volcán, también nosotros se presentaba el valle interandino, unas mama truchas, que a decir de los la célebre Avenida de los Volcanes, nombre entendidos, no pican ni con ají. con el que bautizara Humbold a estas Llegamos al camping de Mojanda, un sitio tierras, el Chimborazo fue lo más distante equipado con cabañas, parrillas y baterías que alcanzamos a identificar, la columna sanitarias. Un guardia que manejaba un de humo y cenizas del Tungurahua, el estricto control de visitantes nos dio la Cotopaxi, los Illinizas, el Pichincha, Quito, bienvenida, para ese entonces ya eran las el Cerro Puntas, el Antisana y el Cayambe 11:00 am y el hambre de los caminantes fueron los primeros nombres que saltaron pedía atención inmediata. El atún enlatado de nuestras bocas, pero después unos se dejó comer sin ninguna dificultad. Pan minutos de silencio, de contemplación, un baguette, frutas, suspiro, una media taza de café para cada
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agua, café y un chocolate con granos de sal, cerraron con broche de oro este nutrido almuerzo tempranero. Don Héctor, dueño de la camioneta de alquiler, hombre cuarentón, conversador y gran conocedor de todo el territorio, llegó unos minutos después del medio día, para ese momento ya habíamos repuesto energías. El pajonal, que puede convertirse en un mullido asiento, nos permitió disfrutar cómodamente del espectacular paisaje mientras el viento producía leves ondulaciones en el agua y a unos cuantos metros, desde el pequeño muelle, unos entusiastas pescadores que decidían si seguir con sus señuelos o buscar cuicas para usarlas como carnada, debido a su deficiente resultado nos daban pie para
hacer comentarios que nos arrancaron más de una carcajada. Un corto estiramiento, al que mejor se podría llamar desperezada por parte de Julio, dio a entender que el regreso era inminente, el sol ya no pegaba tan duro y nuestros caballos de acero estaban listos. Guantes, casco y un pañuelo en la cara para no respirar tanto polvo eran elementos indispensables. Aunque era la misma ruta la que utilizaríamos para volver, el hacerlo en bicicleta la convertía en una experiencia totalmente diferente, tomando en cuenta que ahora esa larga subida se convertía en una vertiginosa bajada en donde había que aplicarse en los reflejos y siempre con la mano derecha sobre el freno.
El camino de tierra por culebreras bajadas y una que otra grieta nos obligaban a poner el ojo más tiempo en el camino que a contemplar el paisaje, la aventura si bien no es extrema tiene su dósis adrenalina y el viaje que de subida nos tomó casi cuatro horas, en la bajada no llegaron a ser dos. El camping de Cochasquí nos recibió a nuestro regreso con un atardecer que doraba el pasto seco por el verano. El polvo que habíamos acumulado a lo largo del día y el cansancio que teníamos se fueron con una vigorizante ducha, ropita limpia cómoda y abrigada. Doña Blanca, madre de Edwin y miembro de la Asociación de Turismo de Tocachi había tenido la finesa de prepararnos unos choclos con habas, queso y mellocos,
comidita de la tierra. Una agüita de menta bien caliente cerró la cena. La noche se mostraba nuevamente inundada de estrellas y se había organizado, como habitualmente sucede todos los meses en el camping de Cochasquí, una Velada astronómica, evento que convoca a personas interesadas en aprender sobre las estrellas, constelaciones y demás maravillas que alberga el cosmos. Los telescopios, planisferios y el servicio de wifi del camping son útiles herramientas para identificar los astros. Después de una muy interesante charla con Roberto, el facilitador del evento, y un último canelazo para abrigar el cuerpo nos fuimos a dormir. Mañana toca volver a Quito y el lunes a trabajar, nada nos libra, nada más queda.
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DOSSIER
Encuentros itinerantes de creaci贸n
Ser otro en Cochasquí
La posibilidad del arte contemporáneo como herramienta de construcción estética-política, donde desde la investigación sensible propone relaciones simbólicas de acuerdo a cada espacio subjetivo (lugar), llevó a abordar el primer encuentro laboratorio desde el contextualísmo como metodología de trabajo, entendiéndolo como las relaciones cuerpo-lugar para realizar acciones sin elementos físicos foráneos. Generando un vínculo espaciotemporal desde las experiencias y saberes previos en armonía con lo que se encontraba, sin violentar ni agredir el espacio, física o simbólicamente. […] Las acciones realizadas abordaron composiciones, instalaciones, performance,trabajos sonoros, video-performance, fotografía entre otras. Juan Montelpare (fragmento del catálogo digital)
La bóveda azul azulada descubre a los ojos citadinos un horizonte impensado, donde no hay más límite que la curva fémina de la Tierra. Huele a hierba recién pisada y a rocío que calienta para volar, así como se hizo, casi en silencio. Viajan a nuestro lado varios artistas, profetas poéticos de nuestro tiempo ¿Dónde pudieran abstraerse más que en este paraje serrano que, acaso, se ha salvado de la vorágine de la modernidad solo porque no se tuvo conciencia de su trascendencia? Patricio Estévez Trejo (fragmento del catálogo digital)
Cochasquí ofrece un gran espectro de investigación y práctica en lo referente a arte, territorio y geografía que puede sin duda potenciar su valoración y conocimiento por parte de las comunidades locales y externas. José Luis Macas (fragmento del catálogo digital)
Ante todo siempre he pensado que el lenguaje y su traducción son el principal mecanismo de representación de lo real ¿Cómo representar y pensar en castellano una manifestación ancestral que se aleja de nuestra conjugación lingüística? El castellano puede generar una única conjugación que los distancia de otros idiomas: estar-siendo. El tiempo y el espacio se conjugan en un lenguaje que puede manifestar el diálogo y la conexión con un espacio histórico. Estar-siendo aborda la idea de una obra a partir de un registro ¿Puede un registro ser una obra? Estar siendo apela, desde un registro audiovisual, generar una conexión con el espacio y tiempo del sonido y la imagen. Es el registro de una manifestación constante del silencio, la meditación y los residuos de una historia. Momento en el que un registro se convierte en traducción, en obra, en manifestación histórica con sus propios sonidos, con sus propias imágenes. Carlos Terán Vargas (del catálogo digital)
Carlos Terán Vargas Estar siendo
Partiendo del nombre del lugar cocha=laguna ki=mitad; laguna que pasa por la mitad. La ubicación geográfica de este sitio está ligada al conocimiento y práctica astronómica así como al cero ecuatorial (0°0’0’’) situado en la cima del monte Katekilla. […] La primera [acción] consistió en plantar una vara de madera en la pirámide 5 cuya condición de centro de observación y punto ceremonial para observar los fenómenos de luz en los días de equinoccios y solsticios conllevó a que sea el sitio justo para realizarla. Esta vara fue plantada con el objeto de ver la proyección de su sombra y en un gesto de unión, marcar con el dedo ensangrentado el círculo que proyecta esta sombra con respecto a su eje.
José Luis Macas
Equidistancias: Dos acciones para explorar lo ecuatorial La segunda acción ocurrió en el flanco izquierdo de la pirámide 14 […] Teniendo en cuenta la condición de equidistancia que genera la línea ecuatorial mi afán fue evocar qué tan estática es la noción de equilibrio. Si sabemos que estamos en constante movimiento, cómo puedo vivir y experimentar el equilibrio sobre mi cuerpo en desplazamiento. Con una vara en la cabeza la acción propone dibujar un recorrido por la arquitectura que se mimetiza con el relieve. En este «estado de frontera» el cuerpo tiene que reinventar su ritmo a cada instante para no dejar caer lo que porta sobre él. La marcha y su cadencia se ven afectadas por esa presencia y condición. El recorrido deviene la obra y el cuerpo el vector entre el objeto explorado y la acción. […] José Luis Macas (fragmento del catálogo digital)
Juan Montelpare
Ejercicios poéticos Abordando el cuerpo desde posiciones no cartesianas, intento llegar a él desde una mirada holística que permita vincular mis sentires, imaginarios, como un todo que se integra en lo físico y espiritual, en el espacio-tiempo (lugar). Desde este lugar creo mis investigaciones de cuerpo-acciónlugar, mi búsqueda, mi estética, mi cuerpo. Trozos de cerámica sobre la superficie del Parque Arqueológico Cochasquí, construcciones arquitectónicas, calles que se intuyen, el viento, los olores, el frío, las plantas, la historia, como punto de partida para relacionarme, dislocar y dislocarme, reconstruir otras imágenes que me lleven no a definir, sino a preguntar. A realizar con mi cuerpo ejercicios poéticos, simples, pequeños, con el afán de quedarme en la pregunta y recorrerla. Diciendo nada, generando todo desde el cuerpo que se funde y comienza a ser otro en Cochasquí. Juan Montelpare (del catálogo digital)
Gabriela Santander S/T
Mi acción consistió en retomar la trayectoria de transformación, como una ecuación, para sublimar re-cuerdos. Mi cuerpo como el aparato transformador e instrumento para la cura. El olor despierta una vivencia, un saber, una pregunta. Se recibe el olor transformado en palabra, la que entra para ser transformada en soplo y liberarlo al viento, intentando «limpiar» el cuerpo, o de aligerar su carga. Gabriela Santander (fragmento del catálogo digital)
AndrĂŠs Silva Arias Un clamor
Esta acción parte de la comprensión del arte como pretexto, convirtiéndose en una herramienta adorativa de expresión espiritual. Estoy descubierto ante su presencia sin importar lo adverso, sin importar un texto premeditado, donde existo yo y existe Él, a través de la acción que convierte lo íntimo en público, suelo santo toco al reconocer que Él está y me dejan de importar los prejuicios, justificando con el arte, lo que se llama adoración […] Andrés Silva Arias (del catálogo digital)
Rodrigo Viera Cruz S/T La experiencia inexorable de intervenir un espacio lleno de memoria, donde el silencio es el testigo de la energía circundante del pasado, nos inquieta e invita a reflexionar sobre qué pasó antes en otros tiempos y qué pasa aquí y ahora. El espacio y su dimensión conjugada con la presencia de las actuales formas de vida se han estructurado de tal manera que la yuxtaposición de pensamientos, creencias y vidas están dentro de límites que van desde lo físico hasta lo astral. Esta delimitación de espacios, hoy aptos para circular y cultivar, se han cerrado tanto que de lo sacro de una época ahora es un lugar olvidado. Rodrigo Viera Cruz (del catálogo digital)
Patricio Estévez Trejo
Las entrañas a ras de tierra
Enfrentar la creación puede ser aterrador: el pánico a la hoja en blanco, a la piedra bruta, al visor de mi cámara, al si bemol; y es que, en mucho, el medio nos agobia. En Cochasquí, la soledad, la reflexión y el contacto prístino con los elementos nos regalan honestidad intelectual. Pero este paraje no solo es campo… es historia. Hasta aquí llegaron lejanos habitantes que prefirieron el silencio vital al murmullo del mar, amaron y crecieron para construir una compleja amalgama social reseñada en monumentos a no se sabe qué —aunque ahora digan que eran rituales—: esas pirámides nos llegan como mensajes irrefutables del músculo y la neurona. Se pudiera hacer de este fósil vivo un crisol para el arte: creación, tertulia y nuevos derroteros comunes. Patricio Estévez Trejo (fragmento del catálogo digital)
Yamine El Rhorba
Mi vida en pedazos Después de muchas visitas a las pirámides de Cochasquí, lo más destacable para mí son los restos fragmentados de recipientes de barro de aquella cultura. Alrededor de la zona se los puede encontrar, visibles o invisibles […] Después de largo tiempo, lento y sagrado, que aproveché durante el encuentro para la acumulación de materiales me di cuenta de que mi vida reflejaba lo que tenía en mi mochila: un mundo fragmentado, abstracto, duro y complicado que necesita arreglos y uniones. Ubiqué un espacio despejado. Arrojé lo que acumulé, tratando, con ese acto, de vaciarme de toda la carga negativa que llevé conmigo a este lugar y con amor y tranquilidad traté de unir lo destruido, dándole nueva forma, jugando con la horizontalidad del piso y, después, con el volumen de mi rostro que, desde fragmentos de barro, se reconstruía con la ayuda de otras manos en un nuevo rostro. Yamine El Rhorba (fragmento del catálogo digital)
Esteban Ruiz Tapia CochasquĂ, desnudando racionalidad
La racionalidad marca más aun los pasos creativos y temo sufrir un «bloqueo artístico» (bloqueo al fin) hasta que vislumbro una luz a lo lejos, miro mi balsa artística salvadora, un solitario, estoico y energético árbol que a lo lejos grita presente y he ahí la puerta de explosión creativa, la llave de esta válvula de escape jamás abierta a la plástica y ¿Qué hacer? me pregunto, una vez ya encontrado el leitmotiv me respondo a brindar su homenaje a tan respetable ser, a ese ancestral árbol. (…) 5 minutos faltan para las 6 de la mañana, frío,muchísimo frío (…) doy la bienvenida al sol mirándolo desnudo con mi piel de frente y saludando al solitario árbol que yace a sus pies, pensando únicamente en librarme de la racionalidad y sentir acaso en que se cumpla la leyenda que dice: «quien vaya a la pirámide del amor se cargara de energía amorosa ya que es una pirámide afrodisíaca» (…) Esteban Ruiz Tapia (fragmento del catálogo digital)
Participantes del proyecto en Cochasquí Gabriela Santander. Artista visual. Trabaja sobre la memoria, prácticas rituales y cotidianas de comportamiento. Andrés Silva Arias. Estudiante de Arte, Mantiene una búsqueda en varias disciplinas de las artes visuales con un enfoque exploratorio adorativo cristocéntrico. Rodrigo Viera Cruz. Artista y gestor de carácter inquieto. Su obra se enmarca en problemáticas contemporáneas construyendo acciones e instalaciones que parten de la industria y sus elementos. Dirige el festival de arte contemporáneo ECUA/UIO y de arte naturaleza Guacho Intraterrestre. Patricio Estévez. Comunicador, fotógrafo y caricaturista. Ha trabajado, por varias décadas, en publicidad, medios de comunicación, como consultor y en múltiples proyectos expositivos. Yamine El Rhorba. Artista multidisciplinario. Trabaja recurrentemente con su cuerpo y el rostro. En sus últimas acciones investiga espacios de memoria y ensoñación afectiva con la madre. Esteban Ruiz Tapia. Artista escénico, con especialidad en teatro de títeres. Su perfil artístico, se enmarca en creaciones artísticas comunitarias. Carlos Terán Vargas. Guionista y antropólogo visual. Desarrolla lineas investigación sobre economías visuales y adolescencia. Ganador del fondo Ibermedia 2012 y Beijing Film Fest 2013 . José Luis Macas Paredes. Artista multimedios y docente universitario. Graduado en la Academia Real de Bellas Artes de Bruselas en el taller de Arte en el espacio Público. Juan Montelpare. Artista multidisciplinario, viene desarrollando investigaciones en performance y paisajes poéticos,enmarcando su accionar en espacios públicos bajo metodologías de composición urbana, convivencia artística y contextuaísmo en diferentes ciudades de Latinoamérica. Registro fotográfico: Patricio Estévez, Juan Montelpare y Rodrigo Viera Cruz. Producción: Plataforma de Investigaciones Artísticas (PIA) - La Karakola
PREMIOS PICHINCHA 2012
El Jurado del Premio Pichincha de Poesía 2012, conformado por Javier Ponce Cevallos, César Eduardo Carrión y Antonio Correa Losada, decidió conceder dos menciones a los libros Cante hondo, de Carlos Rodríguez Ramos, y Vida de gatos de Fernando López Milán. Imaginaria presenta en este número una selección del libro de López Milán, editado recientemente por la colección Premio Pichincha. El autor, nacido en Riobamba en 1964, ha publicado los libros de poesía El buscador de oro: fábulas y poemas (2009), Del amor y la muerte (2011), Animalia (2013).
III El gato no es filĂłsofo. Rechaza los prestigios que otorga el pensamiento. Tiene la noche, el gato, para darse al exceso: para el ĂŠxtasis mĂstico y el grito del deseo.
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V Sutiles variaciones sobre un tema es la vida de un gato. Los hombres, al contrario, quieren matar dragones. La historia de San Jorge no convence a los gatos.
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XI ¿Siete vidas por gato? Con una sola basta: con una y bien dormida. Los gatos no se entregan al placer engañoso de imaginar castillos; tampoco al frenesí de los perros del éxito. Duermen, no más. Despiertan. Se estiran. Desperezan. ¿El tiempo que les resta? La comida. La cópula y el canto a la Luna.
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XIII El pasado nos tienta cuando vemos a un gato. Parece pensar mucho. Parece que recuerda. La nostalgia es pasado doliĂŠndonos adentro; pero el gato ve solo de ojos para afuera.
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XVII El gato se ha dormido en sus laureles. Lleg贸 y no le interesa superar esa marca. Quiere vivir en paz consigo mismo. Y no como el atleta famoso que pelea contra sus propios l铆mites. Y termina agotado, aplastado por todas sus medallas.
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XX Si los gatos hablaran, jamás nos contarían la historia de su vida. La autobiografía es un género extraño para cualquier budista. Lo que está ocurriéndoles aquí y ahora. El río que no vuelve. La vida que no alcanza a contarse. Los gatos, si hablaran, no nos dirían nada.
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XXV Nosotros lo sabemos. Por eso el Mar de China, la Luna, los dragones, el instante perfecto. Los gatos envejecen, se acercan a la muerte. No saben. Solo sienten algo un poco distinto.
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XXXVI —¿Por qué el gato dormita tan tranquilo? —Ha aprendido a soñar mientras olvida.
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XLIV
Duermevela Ni dormido ni despierto, el gato estรก siempre listo para cruzar, como Alicia, la frontera del espejo.
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LOS MITOS EN LA PROVINCIA DE PICHINCHA Tomado del libro Diccionario mitol贸gico de la Provincia de Pichincha, de Manuel espinosa apolo, de la colecci贸n L铆nea de Volc谩n Ilustraciones de Israel Prado
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in duda la población de la provincia de Pichincha, sea blanco-mestiza, indígena o afrodescendiente constituye comunidades a caballo entre las sociedades tradicionales y modernas, como lo evidencian de manera irrefutable sus mitos. Esta situación es consecuencia directa de un proceso de aculturación extensivo e intensivo impulsado por la acción colonizadora, así como por un proceso de urbanización súbito y violento. En estas circunstancias, las referencias acerca de los hechos cosmogónicos y del origen de los dioses vernaculares apenas sobreviven en la memoria colectiva, siendo más frecuentes las leyendas y fábulas que exponen con claridad una transgresión y el justo castigo que ello acarrea. La causa radica en el desprestigio y anulamiento de dichos dioses por obra de la acción evangelizadora. No obstante, ésta no ha sido capaz de erradicarlos totalmente, pues las referencias a los dioses vernaculares aún sobreviven de manera fragmentaria o implícita en ciertas leyendas o casos. A las antiguas deidades se han sumado otros seres, personajes y objetos mitológicos creados a partir de las particulares vivencias históricas. Éstos y aquellos conforman una vasta mitología, con la cual se puede descifrar las creencias, conocimientos, impulsos, temores y anhelos que conforman la subjetividad del poblador de la provincia. Pero además, dichos seres, personajes y objetos mitológicos, evidencian otro rasgo fundamental de su identidad: la vinculación estrecha con la cultura kichwa, no sólo porque la mayoría de elementos mitológicos son de procedencia runa, sino porque los elementos mitológicos nuevos se han construido desde pautas culturales netamente andinas. Matriz en la cual se han incrustado elementos provenientes de tradiciones mediterráneas y africanas. En fin, y a pesar que el tiempo en donde se recrean y narran los diversos mitos se ha reducido drásticamente por efectos de una urbanización violentamente expansiva, los seres mitológicos persisten en la intersubjetividad de un amplio segmento de la sociedad que no ha perdido los vínculos con la tierra. Al mismo tiempo, los mitos ajenos y alienantes de la modernidad no han sido capaces de substituir o desplazar a las referencias mitológicas genuinas debido, en gran parte a que las capas sociales promotoras del ideal de progreso están perdiendo legitimidad.
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CARBUNCO Animal fabuloso. En algunas zonas de la provincia de Pichincha se lo describe como el perro del diablo, con un lucero en la mitad de la frente y ojos de fuego que paralizan. Aparece ocasionalmente en las noches oscuras y en los lugares solitarios. La persona con quien se topa puede resultar favorecida, ya que el Carbunco vomita y entrega una bola de oro con piedras preciosas; pero quien recibe las alhajas no debe mostrarse ambicioso, porque de inmediato el Carbunco lo descubre, le quita el tesoro y se lo traga, desapareciendo inmediatamente en la oscuridad, mientras la persona ambiciosa puede quedar ciega y paralizada. En otros lugares de la provincia, como en Pomasqui y el noroccidente, se lo describe como un gato negro con un diamante en la frente que emite un gran destello; los individuos que lo encuentran lo persiguen con un pañuelo blanco para quitárselo. No obstante, quien ha logrado capturar al Carbunco y le ha arrancado el diamante, es interpelado luego por éste, quien con una voz llorosa suplica que le devuelvan su diamante, por el cual está dispuesto a dar cualquier cosa. Aprovechándose de ello, sus captores piden ciertas pertenencias que ambicionan, pero cuando devuelven el diamante, el Carbunco desaparece y con él se esfuman los bienes concedidos. En fin, el Carbunco castiga a los ambiciosos y premia a los individuos desinteresados.
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CARROZA DEL DIABLO Se trata de una carroza antigua que irrumpe de pronto a media noche por los viejos caminos del valle de los Chillos. La carroza es jalada por briosos corceles que son dirigidos por un cochero alto, de piel blanca y cabellos rubios. El cochero viste un traje de color morado, lleno de adornos que brillan en la noche. Asimismo, la carroza va engalanada de aderezos y ornamentos. Los corceles jalan presurosos la diligencia, porque el conductor los apura con latigazos que al rozar su piel despiden chispas. La carroza sale en la noche para recoger y llevar a las almas condenadas a los infiernos, mientras a su paso los perros aĂşllan incesantemente.
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CASITAHUA Viejo volcán apagado que se yergue entre las parroquias de Cotocollao y Pomasqui, el mismo que tiene un celoso guardián que espanta a quienes se atreven a pernoctar en la cima. Se trata de un ave del tamaño de un cóndor, con cara de búho y cuernos atrás de la cabeza, que suele volar con las patas hacia arriba. Es el «dueño» del cerro y suele salir a media noche para dar aletazos a los intrusos. El golpe que propicia con sus alas podría matar a un ser humano. Se dice que el «dueño» se posa en un árbol de pumamaqui que existe precisamente en la cima del Casitahua. La palabra «Casitahua» es de origen kichwa, significa quieto, sosegado, tranquilo, y la terminación agua o ahua significa «la melliza hembra quando nacen dos de un parto» (González Holguín, 1993: 17). Casitahua es, por tanto: «la hermana quieta o sosegada», significado que parece ser apropiado para la designación de los cerros considerados como realidades vivas y sexuadas en el mundo andino. El topónimo ahua siempre aparece vinculado con los cerros a lo largo de los Andes, desde Ecuador hasta Chile.
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LLAMINGO Se trata de un espectro que suele aparecer en noches de luna llena en ciertas cascadas o chorreras al sur de la planicie de Turubamba en Quito. Se lo describe como un llamingo de color negro y manchas blancas que de súbito mientras los perros aúllan. Suele producir malaire a quien lo mira, razón por la cual a la persona afectada se le cura ahumándola con cigarrillo o con la misma majada del llamingo.
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PALLA Representación de una princesa principal de los alrededores de Quito que se desposó con Wayna Qhapaq o Atau Wallpa. Aparecía en algunas festividades de las parroquias de Quito como en Zámbiza, hasta la actualidad se sigue representando en la fiesta de Corpus en Alangasí y El Tingo. En Zámbiza la Palla era encarnada por la joven más bella de la localidad y cargada en andas por los Huacos, mientras que en el valle de Los Chillos se la representa a través de un colosal monigote de estructura de carrizo y cobertura de cartón piedra, que es llevada o cargada desde el interior por una persona que no se deja ver. En Alagansí y El Tingo se le llama Mama Palla y encabeza la comparsa de bailarines y disfrazados llamados Rucus. La Palla es reverenciada y venerada como una especie de semidivinidad por los actuales moradores del valle de Los Chillos y está asociada, junto al recuerdo del inca, con los ideales de redención y emancipación.
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YUMBA La Yumba es una aparición propia de aquellos parajes agrestes que aún conservan ciertos barrios de los contornos de la ciudad de Quito y que hasta hace unas décadas atrás eran considerados pueblos de indios. La Yumba tiene la apariencia de una mujer joven, usa un taparrabo y lleva descubiertos los pechos, además tiene un adorno de plumas en la cabeza de la cual caen unos largos cabellos que le llegan hasta los talones. La Yumba aparece de pronto a las doce del día, en la chorrera de Guanojucho arriba de Chilibulo, en la colina del Pacpo Chiquito en Pomasqui, en Carcelén Loma o en los pogyos de San Enrique de Velasco. A esa hora se encamina en busca de una gran roca, donde se sienta y peina sus largos cabellos. La Yumba es una mujer hermosa de piel trigueña, figura esbelta y exuberante, por esa razón seduce fácilmente a los hombres, sean jóvenes o viejos, músicos, mujeriegos o bebedores. Se dice que a la Yumba le gusta, por sobre todo, los hombres jóvenes y trabajadores, a quienes los rapta con el propósito de convertirlos en sus amantes. Con los hombres maduros actúa de otra forma, para que la sigan les ofrece riquezas: joyas o dinero, que posee en sus moradas en el interior de ciertos cerros; pero si se muestran ambiciosos, les propina una gran paliza. Solo los hombres seducidos pueden ver a la Yumba y en los lugares que aparece las personas, sobre todo los niños, contraen el Mal Aire. En Guápulo, cuentan los más viejos que la Yumba solía llorar al interior del cerro llamado El Rollo unos días antes de que lleguen los yumbos procedentes de Archidona con sus cargas de productos exóticos. Entonces su llanto se esparcía con el viento y era escuchado por todos los vecinos del pueblo.
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SIETE HISTORIAS DE CICLISTAS Recopilaci贸n de Ernesto Proa帽o Vinueza
EL PIROPO CAMILA Z.
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omingo de ciclopaseo, tomé la Amazonas desde El Labrador, perfectamente cerrada al tránsito. El sol era achicharrador y había tanta gente que parecía estaba en Beijing, era tanta la aglomeración que uno tenía que abrirse camino a codazos, o mejor dicho a manubriasos, no faltaba el atarbante atravesado en la vía hablando por celular o el guagua que se estrella contra el chapa metropolitano para diversión de todos menos de la mamá que acto seguido va y le sacude un garrotazo al guambra «por shunsho, por no ver por donde vas, te estoy diciendo que tengas cuidado, y ahora discúlpate con el señor policía», y el policía sonriente y aguantándose el dolor en la canilla que dice «no pasa nada, todo bien, circule, circule…» Así no más el paseito, pero yo seguí pedaleando, al llegar al centro había una carpa de la Emop que ofrecía agua gratis, la cosa es que en ese cansancio me hubiera venido mejor una bielita bien fría, ahí sí que se hubiera lucido el alcalde. Ya por La Magdalena me cae un aguacero de esos que uno agradece al principio y luego dice a qué hora acaba que me estoy ya congelando, pero no paró de llover hasta Solanda, maldita sea. Total que decido regresar, ya cansada tomo la Ulloa, yo gilasa me digo «ha de haber menos gente», y sí había menos gente, pero en eso un HP, en carro tuneadito, se pone al lado y con regaeton a todo volumen comienza a ir a mi velocidad, y me dice: «Mamacita, si fuera manubrio le tuerzo su boquita de un beso». El muy HP ni siquiera se mosqueaba de una fila de carros que atrás le pitaban y le mentaban la madre, y yo cada vez iba más lento, hasta que me detengo y él también se detiene y me suelta: «Mamacita, si yo fuera bici la llevo a la luna como al ET». Y ahí sí que yo me caliento, porque el muy bestia me está comparando con el bicho feo ese del ET, así que muy sonriente me acerco a la ventanilla y le estampo un puñete en la nariz mientras le digo: «Para extraterrestre vos mismo, marciano HP». El muy huevón ni siquiera atina a decir nada y yo me largo a toda madre mientras oigo las risas de los pocos peatones que han visto los hechos. Moraleja: si vas a vacilar a una ciclista, hazlo con elegancia.
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L A PILETA jORGE H. Ese día yo tenía fiestita en La Floresta, me puse mis mejores galas (camisa y todo), tomé mi bici y me fui. Pasé viendo una tela y a las nueve estaba donde la Nati. Farrón, hubo hasta unas manes que bailaron danza árabe. A eso de las cuatro de la mañana yo ya estaba hasta los toctes, pero si te vas en bici nadie te dice: «no manejarás», nadie te quita las llaves. Así que lo último que me acuerdo es que estaba subido en mi transporte, y entre flashazos que iba soplado por toda la Doce. Siguiente escena estaba con todo y bici en la pileta de Las Focas. Atiné a decir «achachai, carajo», porque esa agua parecía venía directo del Cotopaxi, y en mi chuma medio me ahogué y tragué agua creyendo estaba en la laguna de Yambo. Pero ya medio despejado de los alcoholes me subí a la bici y me fui a la caleta. Y ni les cuento la gripe que me dio después. Moraleja: Si vas chumado en bici, irás a la casa, no a bañarte en las fuentes públicas.
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L A BICI EMPEÑADA j. M. Fiestas de Quito, 5 y 6 había que festejar con los panas, faltaba más. Así que con la Titi, El Chun, la Vane y El Fiestas nos fuimos al Florestaso (ya saben la farra del redondel de La Floresta). Ahí aparecieron más panas, canelazo va, canelazo viene, full baile al son de la orquesta de Calacalí, hachando pasito con cumbia, salsa, tecnocumbia, coreando las últimas del Américo. Tipo dos de la mañana ya los chapas nos dijeron hasta ahí no más, así que nos fuimos a la Hueca del Sucio en la Valladolid, era un after party con Domingo Cantinas. Farrón. Pero a las cinco de la mañana ya nos habíamos tomado hasta el agua de los floreros, así que como la Hueca ya no tenía más bielas nos fuimos a ver un fuerte donde el Vecino. Ahí se jodió la cosa, porque la Vane y El Fiestas querían un wiscacho, y como una es ninguna queríamos tres telas, pero no alcanzaba ni para media. Entonces el Vecino nos quedó viendo comprensivo como una madre y nos dijo: «Yo les fío si me dejan las cinco bicis empeñadas». Y todos dijimos: «De una». Así que ahí quedaron las celtas en prenda y nos fuimos a castigar brazo en la casa de la Titi. Y así seguimos dos días más, a alguno se le ocurrió la brillante idea de irles a buscar a los de la banda y acabamos en Calacalí el martes con el chuchaqui más bestia que he tenido en mi vida. Pero ya medio sobrios nos dijimos «las bicis», así que vuelve a Quito, y como cuando las dejamos en prenda todo estaba borroso pasamos tres días buscando la tienda del Vecino. Total que El Chun va y las encuentra, las tres colgadas y con un letrero que decía «Se vende». Hubo que negociar duro con ese Veci para que nos devuelva las bicis, pero al final todo bien, ni más empeño mi cleta. Moraleja: Si dejas en prenda la bici, acordaráste dónde la dejaste.
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EL jINETE R AMIRO CH. Yo no tenía bici, pero mis panas de Luluncoto siempre me prestaban una, así que siempre andaba en bici, todas diferentes, lo más cumbre era cuando me la prestaba mi veci la Manolita, porque su bici era rosada y tenía unos pompones en el manubrio, ahí sí que la gente me quedaba viendo, seguro decían: «Ese man es de la otra vereda…» Pero a mi no me daba pena porque a caballo regalado… La cosa es que un día yo cicleaba por la Napo, a toda madre por la ecovía, cuando me doy cuenta que algo raro pasa porque siento a mi lado un bulto grandote, cuál es mi sorpresa cuando regreso a ver y hay un caballo negro pintonsísimo y sobre él un loco todo trajeado que me queda viendo como quien dice a ver cuál corre más guambra, así que yo acelero a toda pero el bulto al lado nada que quedaba atrás, así que en esa carrera íbamos cuando se pone el semáforo en rojo y yo alcanzo a frenar con las justas porque a una bici no hay volante que la respete. Pero para mi sorpresa el caballo y jinete me rebasan a toda y yo ya dije aquí hay salsa de tomate, pero nones, caballo y jinete, a plena luz del día zaaaan, desaparecen como en las películas de fantasmas. Cosa que yo me quedo boquiabierto hasta que le trole pega el frenazo detrás y me menta la madre. Desde ese día dije me voy no más caminando porque cuando te pasa una cosa de esas es porque la negra anda atrás tuyo, y hasta le convencí a la Manolita para que sea mi novia, zas. Moraleja: no compitas con un caballo.
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TRICIPOLO jUAN ARMANDO Mi hermano de 7 años tenía un triciclo, de esos chiquitos, pero como uno es mal llevado le daba un dólar para que me lo prestara y me iba al parque de La Raya, y ahí nos reuníamos a jugar tricipolo con los de la pata, armábamos dos equipos y apostábamos hasta veinte latas, era de lo más divertido, usábamos una pelota de tenis y cada uno un palo de escoba generalmente forrado en la punta con un caucho, nos pegábamos unas matadas triple A, y a veces no faltaba el alegón que denunciaba trampa y cosas así, pero al final acababa la cosa bien, y nos íbamos a tomar las bielas en una tienda para secar la sed. Así estuvimos casi un año hasta que un día se acerca un man y nos dice que nos ha visto jugar, que le parece truper el asunto y que quiere que pasemos a las ligas mayores. Nosotros sorprendidos, no sabíamos que había ligas mayores de tricipolo, pero el man, todo trajeado nos dice simón, y nada de apuestas de a veinte, ahí si que hay buena gamba. Así que nosotros bien confiados decimos que déle, que nos lleve porque nos sentíamos equipazo, y él nos da su tarjeta aniñadaza y nos dice que el próximo viernes en su oficina en el Norton nos esperaba a las cinco en punto. Así que nos fuimos toda la pata el viernes y una oficina pelucona, con una secretaria y todo. Para no alargar el cuento el man tenía un proyectazo, nada de triciclos de guaguas, sino unos grandotes, protección para los jugadores con cascos, martillos de verdad y una cancha de cemento de lux en una casa aniñada del Condado. Primer partido contra unos manes que parecían del Guayas y les dimos 40 a 5, y nuestro patrocinador contentísimo, luego uiscachos, guerlas y fiesta, todo belén. Así estuvimos imparables cinco partidos, hasta que en medio del sexto tremendo operativo policial, que son apuestas ilegales, que son mafia, y todos a la chirola, siete días estuvimos ahí declarando que no sabíamos, que nosotros nada, total nos soltaron porque declaramos contra el patrocinador. Ahí quedó la fiebre del tricipolo, pero de vez en cuando nos volvemos a reunir en La Raya para jugar un partidito y mi hermano feliz de que le dejé un dólar. Moraleja: Si vas a jugar tricipolo no apuestes contra los de La Raya.
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EL BUS DIANA R. Todos en mi casa son deportistas, mi hermano mayor incluso ha sido seleccionado por Pichincha, mi papá fue velocista en sus épocas, mi mamá basquetbolista, y yo le hago a la bici pero montañera, con mi pelado nos vamos todos los fines de semana por alguna ruta difícil, y es lindo los paisajes, el esfuerzo. La mayor aventura que tuvimos fue cuando hicimos tres días desde Quito a Misahuallí, pasando por Papallacta y Baeza, con seis amigos más, al tercer día estábamos ya cerca de Misahuallí pero nos cayó la noche por quedarnos en un restaurante de la carretera conversando hasta tarde, total que no se veía nada de nada, una niebla espesa, espesa, nuestras linternas en los cascos iluminaban máximo unos dos metros, pero como somos empecinados seguimos y seguimos porque la consigna era llegar a Misahuallí, en eso vemos unas luces de colores y alguien dice: «Un ovni, un ovni». Nos vamos acercando y encontramos un bus de pasajeros dado la vuelta, un accidente claro, qué ovni ni que ovni, pero lo raro es que no había nadie ni dentro ni fuera. Estábamos inspeccionando el transporte cuando oímos unos rugidos, el tigre dice uno y como si nos hubieran dado cuerda cogimos las bicis y no paramos hasta llegar a Misahuallí, creo que no hicimos ni media hora del susto. Total que dimos parte a la policía, salieron para verificar el accidente pero ni rastro del bus, ni del tigre. Un lugareño nos dijo: «Eso pasa todo el tiempo, ese es el bus fantasma, y como el tigre se come a los fantasmas por ahí está rondando siempre…» Moraleja: Preferible un ovni a un fantasma.
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L A TÍA CAROLINA L. Mi tía Irlanda y yo salimos a montar bici todos los fines de semana desde que me acuerdo, mi tía es una señora ya mayor y pequeñita que de lunes a viernes hace pasteles que deja en algunos restaurantes, y se viste muy seria, con un pañuelo en la cabeza, siempre de negro, pero el fin de semana es otra, se quita el pañuelo y deja ver su pelo rojo ensortijado, se pone un traje como de piloto de combate y se sube en su bici de carreras, y ahí no hay quien la pare, parece una jovencita, rebasa a los automóviles como si tuviera un bus de línea, va soplada, insulta, como digo no hay quién la pare. Siempre armamos viaje en bici a la Mitad del Mundo, a Guayllabamba, a San José de Minas. Un día vamos por toda la autopista hacia Cumbayá cuando un camión, por rebasar a otro, casi nos bota a la quebrada; mi tía, indignada, lo sigue; y yo tratando de no quedarme atrás. Llegamos al redondel de Cumbayá y el camión detenido en el semáforo, así que mi tía le cruza la bici y se pone a decirle sus cuatro cosas, los del camión al principio asombrados luego se reían, ella tan chiquita en su bici insultándolos, en eso asoma una patrulla y le preguntan a mi tía qué pasa, ella les explica, saca de su bolsillo la ley de tránsito y les lee las contravenciones en que había incurrido el camión. Los agentes no podían disimular su sonrisa pero como tenía razón le bajaron al conductor y a la patrulla, preso. Esa es mi tía Irlanda, no hay nada que le amilane cuando va en su bici. Moraleja: Si vas en carro, cuidado con una señora pequeñita de pelo rojo.
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Las fiestas de La Merced Texto y fotos de Jennie Carrasco Molina
El siguiente texto pertenece al libro inédito Entre la magia y la energía. Magiawan ushaywan chakrurishka. «Tras las huellas de la identidad de la parroquia La Merced», investigación de la escritora Jennie Carrasco Molina, quien: «recoge las expresiones culturales de los habitantes de la parroquia, tomando en cuenta que al patrimonio cultural —bienes materiales e inmateriales de nuestros antepasados—, se suman las expresiones vivas de los habitantes actuales, las cuales resultan en una fusión entre la herencia de los ancestros y la dinámica del mundo contemporáneo».
L
os pueblos andinos celebran sus fiestas con mucha alegría y generosidad. Ancestralmente, la gente ha festejado la llegada de los equinoccios y los solsticios en agradecimiento a la fecundidad de la tierra y al sol. Cada manifestación tiene sus propias características, su colorido y su significado. Dentro de la relación circular con la Allpamama, las fiestas han estado siempre dedicadas a ella. Y con la llegada de los conquistadores, muchas se sincretizaron. Está la celebración católica, pero sin dejar las manifestaciones propias de los ancestros. Así, los priostes, los cabildos, los cabezas, los medianos son parte del entramado de estos eventos.
El priostazgo El prioste es el soporte de todas las festividades. Aporta económicamente para «aguantar con todo». Da la comida y la bebida. Es el dueño de la fiesta. Cada acontecimiento tiene sus priostes.
En La Merced había los llaveros de Semana Santa, una especie de priostes, que eran los que tenían la Dentro de la relación llave del Santísimo. Pasaban circular con la la Semana Santa, hasta Allpamama, el domingo de Pascua, y las fiestas han tenían que dar de comer estado siempre a todo el personal de los dedicadas cuadros vivos. Era comida a ella variada: la fanesca, el pan, el higo; brindaban una colada con habas. En pascua daban de comer a todos, gastaban mucho dinero. Siempre fueron respetados por lo que hicieron. Los llaveros En La Merced todos los festejos se realizan fueron tres, Federico Chungandro, Ramón en la plaza, frente a la iglesia. Desde lo alto Morales y Lino Gualle. de la torre, la Virgen preside las distintas celebraciones.
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Bandas de pueblo La presencia de las bandas de pueblo es importantísima en las fiestas, tanto religiosas como paganas. Amenizan procesiones, tocando himnos a la Virgen o al corazón de Jesús. Presiden los desfiles, los pases del niño, llamando a los pobladores a participar de la celebración. Tocan también en los sepelios, en el aniversario de parroquialización. Aparte de las bandas existentes en La Merced, siempre están presentes las de Alangasí, El Tingo, Amaguaña y otras parroquias, a más de bandas orquestas que amenizan las grandes conmemoraciones, como la de la Virgen de las Mercedes, el 24 de septiembre.
Formadas por trompetas, saxofones, clarinetes, bajo, bombo, redoblante, güiro, platillos, interpretan la música de moda y canciones tradicionales, animando a la población, que baila con cadencia y especial alegría. Las bandas son contratadas para tocar en diferentes escenarios, «todo compromiso», de la provincia y del país. La primera banda que hubo en La Merced fue formada por don Juan Néstor Chungandro, que tocaba el clarinete. Junto con Carlos Alberto Pacha, fueron al municipio a solicitar un instructor. Entonces nació la banda «Central La Merced». En ella tocaban Carlos Alberto Pacha, bajo; Sixto Morocho, saxofón;
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Serafín Inacaza, bombo, Samuel Mejía, trompeta; Matías Vega, bombo y platillos, Manuel Díaz. Tocaban sanjuanitos sobre todo. Siempre les invitaban a tocar en Quito, Sangolquí, Tablón, Itulcachi. También están la banda «Señor de los Milagros», en el barrio San Francisco, dirigida por el señor Quilo Morales, y la Banda «Rumbera», dirigida por el señor Segundo Tipán en el barrio Virgen de Lourdes.
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Los medianos Son bandejas de comida ofrecidas por miembros de la comunidad, como aporte para diferentes eventos. Los medianos están compuestos, generalmente, por papas con salsa de maní o pepa de sambo, presas o pedazos de alguna carne, rodajas de huevo, tomate y lechuga. Los organizadores del evento, que puede ser una minga o una fiesta, piden al cabeza de
medianos que colabore con cinco, diez o, a veces, hasta treinta medianos. La comuna es la que nombra la cabeza de medianos y ésta tiene la obligación de dar, buscando personas que traigan cada uno un mediano. «En todas las fiestas se da el mediano, Semana Santa, Corpus, Virgencita de La Merced, cuando hay mingas. Donde se pierde el mediano es en los pases del Niño».
Semana santa Matías Ilaló bajaba del cerro todos los domingos de ramos a la misa. Llegaba con su bastón de oro y se quedaba en la puerta de la iglesia. Al regreso se iba y se perdía por Piguilcunga.
Los abuelos decían que el Viernes Santo no se debe coger nada. «Ese día hijitos ni pastar borrego ni coger un machete». Era día sagrado, solo las mujercitas cocinaban. Era la única época en que se comía arroz con sardina. El resto del tiempo se comía sólo granos: arroz de cebada, máchica, trigo locro (trigo molido y hecho sopa o colada de dulce).
Cada Viernes Santo, en la iglesia de La Merced, los comuneros y custodios «amarran» un «monte» Calvario. Es una enramada donde colocan a Jesús crucificado, Dimas, el ladrón bueno y Gestas, el mal ladrón. En la provincia de Pichincha, Allí están las imágenes del las manifestaciones sol y de la luna, el día y de la fe católica la noche. En la fiesta se son profundas, queman el sol y la luna. a nivel urbano y rural. Santo sepulcro, procesión.
La Semana Santa es la conmemoración anual cristiana de la pasión, muerte y resurrección de Jesús de Nazaret. Durante estos días tienen lugar numerosas muestras de religiosidad popular a lo largo de todo el mundo, destacándose las procesiones y las representaciones de la Pasión. En La Merced se conmemora realizando cuadros vivos que recuerdan, paso a paso, la crucifixión y la resurrección de Cristo. «El viernes le mataban a nuestro señor, le crucificaban. Nombraban entre ellos para cucuruchos, soldados romanos, almas santas, ángel. Nombraban por grupos que tenían que presentarse».
Sábado de noche es misa de gloria. Domingo es misa de pascua. Ahí se amarra el cielo. Hay que solicitar a la familia para que ayuden. Sábado mismo se arma, se deja el esqueleto. Domingo está listito. Es una costumbre muy antigua. Todo el mundo íbamos a Alangasí a ver esas cosas, antes de que haya aquí nada1.
Los soldados romanos En La Merced, la procesión del Vía Crucis incluye a decenas de personas que desfilan por las calles, entre ellos, los soldados
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romanos que forman dos columnas y mantienen una formación paralela, precautelando el orden entre los devotos y turistas, a los que escoltan en la ruta de peregrinación. Los soldados romanos, con sus gafas oscuras llaman mucho la atención. Se los ve organizados, con la típica vestimenta romana y cumpliendo de la mejor forma su papel. Cuando un habitante de La Merced es nombrado cabeza del grupo, los otros soldados se reúnen en su casa, el «cuartel». Uno a uno, ingresan y se preparan para la jornada de la tradicional semana.
procesiones participan penitentes, que suelen llevar gorros cónicos, llegados de España con la conquista y adoptados por los fieles de este país. Los cucuruchos tienen cubierta la cabeza como se usaba antiguamente: algo levantada y terminaba en punta. Algunas tenían faldas que caían sobre los hombros y llegaban hasta la cintura y aún más abajo. Es un cucurucho de cartón cubierto de telas de diferentes colores, como los que traían los disciplinantes en la cuaresma de España. Frente al santuario de la Virgen de La Merced se representan los últimos días de Jesús. El cuadro vivo se acompaña con personajes tradicionales que aparecen durante la peregrinación. Llevan en sus cabezas unos bonetes de tres y cinco metros de altura; los de color blanco —las almas santas— son almas purificadas que han llegado al cielo y los de color negro —las almas negras— son almas en pena que están purgando sus pecados y buscan su redención.
Cuando salía de diablo había que ir a confesarse, cada domingo para poder dormir en paz, para que perdone. Salir de diablo es fregado
El viernes santo, los soldados deben custodiar la iglesia donde está el cuerpo de Jesús muerto. En la misa del sábado, el sacerdote anuncia su resurrección, y les pide a los soldados que abandonen la iglesia de forma pacífica; ellos dan media vuelta y, conservando su formación, despejan el área, para dirigirse a la casa de su «mayor». Allí elegirán a los nuevos «generales», para que, de esta forma, los soldados al servicio de las tradiciones, no sufran «bajas» que desintegren su pelotón para el próximo año2.
Los cucuruchos En la provincia de Pichincha, las manifestaciones de la fe católica son profundas, a nivel urbano y rural. En las
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Aparece también el histórico Pingullero, personaje que con un instrumento hecho de hueso de cordero, pone el sonido fino y fúnebre durante la procesión. El itinerario incluye la participación en la «Misa de las Estaciones». El viernes santo, el momento de las tres horas, cuando estaba reventando la muerte de Jesús, se tenía que ir a picar los árboles de guaba, le picábamos con el machete y producía bastante,
era algo real. Cómo producían esos árboles de capulí, guaba y taxo3.
ejecutado en medio de estruendos y humo de camaretas.
Los diablos y el sábado de gloria
Antes, las almas santas y los cucuruchos daban la vuelta desde Sanjaloma hasta el balneario y llegaban a la iglesia. Actualmente es igual. En La Merced comenzó. De guambras nosotros salimos. En ese tiempo no había diablos, sólo almas santas, de blanco y de negro. Con chaguarquero les hacían los bonetes, bien amarrado, tapada la cara. Los primeros diablos salieron con don Nicolás Catagña. Don Gilberto Gualle me cogió para que sea Satanás mayor. Entre cinco salimos. Con botas, jo, jo, jo, jo, jo. Antes pensaban que el diablo vivía en el Cotopaxi, golpeándose el pecho les decían «Allá te llevo», señalando al Cotopaxi. Eran antiguas creencias de que el
Los diablos recorren las calles. Usan coloridas máscaras con cachos, capas y llevan tridentes. A su paso, castigan a quienes no han cumplido con sus obligaciones. El Sábado de Gloria, la parroquia es testigo de la huida de los diablos, pues se ha hecho de nuevo la luz con la resurrección de Jesús. Al final de la misa, se apagan las luces y se aspira un olor a azufre en la iglesia. El Domingo de Resurrección se ahorca, en un árbol del parque, al diablo de Pascua, representado por un muñeco de trapo. El ritual es
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diablo estaba en las quebradas. Anotábamos los nombres de la gente a la que íbamos a llevar. En la iglesia, con risas, le matamos, estamos contentos. Pero en la resurrección, salimos disparados, no hay ni un diablo dentro de la iglesia. Se le cuelga al diablo, tiene que terminarse. Cuando salía de diablo había que ir a confesarse, cada domingo para poder dormir en paz, para que perdone. Salir de diablo es fregado4.
Domingo de resurrección. El descenso del ángel
El Viernes Santo, cuando le bajan a Cristo de la cruz, le sacan los clavos, las potencias y se los dan a los angelitos que iban en la procesión con los romanos, los santos varones y el santo sepulcro. Antes salían cuatro ángeles, ahora son doce. Los cabildos piden a la madre de la niña escogida Miguel Ángel Almeida para ángel, que cocine. La gente se recuerda que había dos A los cucuruchos, las viste para personas que tenían esa almas santas, los soldados, la fiesta de la particularidad de salir de se les da los medianos resurrección diablos. No había más. y a los cabildos, platos de Cristo. «Dos diablos, pero diablos». individuales. Encajes, Ahora es un batallón de lentejuelas, Las madres compran los diablos. En Alangasí, desde terciopelo vestidos blancos, mandan que La Merced se hizo y sombreros a confeccionar las alas. parroquia, nosotros veíamos de paño relucen Los ángeles son escogidos porque vivíamos al pie del bajo el sol cuando se ve la buena Ilaló; nos sentábamos a del mediodía voluntad de las familias de ver cómo iban a lo lejos, colaborar, cocinar y brindar; las almas santas. De niños y que las niñas tengan no nos permitían hacer el deseo de hacer la loa. ninguna actividad, según la Existen cabezas de romanos, creencia de los católicos, no 5 de cucuruchos, de almas se podía hacer nada» . santas, de santos varones. Existe la creencia de que Llegará el momento en los diablos deben disfrazare así por 25 años que le tocará ser cabeza a cada uno de los y si rompen esa tradición pueden tener ángeles. desgracias o sueños terribles. Antiguamente, El domingo de Pascua, el cortejo que como un requisito para salir de «diablo acompaña a la Virgen envuelta en un manto mayor», se debía dejar la careta, a las doce de luto, llega al centro del pueblo a las en punto de la noche, en las quebradas doce. La gente se viste para la fiesta de la más profundas para que, gracias a un resurrección de Cristo. Encajes, lentejuelas, «pacto», recibiera los poderes satánicos y terciopelo y sombreros de paño relucen bajo pudiera aterrorizar a la gente.
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el sol del mediodía. La banda entona las canciones más bonitas. Los ángeles vienen en desfile, vestidos de blanco, con sus alas desplegadas, con flores para ofrecer a la Virgen y al resucitado. Uno de esos angelitos cambiará el manto de luto de la madre por uno blanco y luminoso. Entre pétalos de rosas, incienso y cantos de alabanza, los trombones y clarinetes, tambores y flautines abren paso a la Virgen,
que acaba de llegar al «cielo», construido el día anterior en la calle principal del pueblo. Son unos postes en los que se arma una tarima forrada de tela espejo celeste y blanco. Allí está el angelito, esperando a María. Desciende y se mantiene frente a ella como colibrí chupando la miel de una flor. Canta una loa a la virgen. «Oh tú, madre del señor que murió en una cruz por los mortales. Tú, que lloras por tu hijo, desagua tu sollozo, deja a un lado el manto negro pues es día de gloria y de resurrección. El
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cielo canta a tu hijo que ha pasado de la oscuridad a la luz. Mira el sol, la dorada cabellera de las nubes».
Después de la misa es la procesión con el ángel, que sube al cielo y en ese momento que se encuentra con Jesús resucitado y la Virgen, baja y hace una predicación maravillosa. En media predicación le bajan para poder cambiar el velo negro por uno blanco. De lo que estaba de luto le pone de blanco. Y después al último suelta una paloma. Después se baila y se acabó la pascua6.
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El angelito cesa su discurso y retira suavemente de la cabeza de la Virgen, el velo negro, de luto. Saca de su manga una pañoleta blanca y plata y se la ajusta a la señora con devoción. Antes de que la Virgen continúe en su procesión hasta la iglesia, el ángel suelta una paloma blanca, en señal de paz. Representantes de la parroquia pasean en procesión al cuerpo de Jesús resucitado. Antes, los niños se quedaban en la casa, esperando que los abuelitos, el papá y la mamá, regresen de las tres horas del viernes
santo. No todo el mundo salía, ahora todo el mundo está en calle. El domingo de pascua, todos los nietos llegaban donde el abuelito. Los hijos que vivían en otras parroquias llegaban con sus hijos para que el abuelo les fuetee. El abuelito hacía la señal de la cruz y de uno a tres fuetazos les daba, según cómo se había portado el wawa7. Cuando era hacienda, a todos los trabajadores les fueteaba el escribiente (mayordomo), en pascua, para que no sea fallón. Que tiene que asistir a doctrina cristiana, que no tiene que faltar, con la rienda del caballo les pegaba8. Durante la semana Santa es muy importante y simbólica la fanesca, un plato hecho con todos los granos producto de la cosecha.
La fiesta de la cruz La entrada de la Cruz de Mayo, según Joan de Santa Cruz Pachacuti (1613) se llamaba «Urcorara» o «Quimsa Cruz», como «Tres Estrellas Iguales», hecho que se daba alrededor del 3 de mayo de cada año, señal para empezar rituales y sacrificios, venerar el agua, la nieve y la luna. El 3 de mayo como fecha astronómica debe haber sido de gran importancia simbólica y religiosa, porque se hace presente en las fiestas en países como Perú, Bolivia, Ecuador; igual en la región mesoamericana, México y Centroamérica9. En La Merced también se celebraba a la Cruz. «Cruz Loma» (en el actual parque), era un punto de concentración. Desde allí se llamaba con el «churo». La gente acudía a la plaza y aparecía la «vaca loca», que iba gritando frases en kichwa con mucha energía, incentivando a los vecinos a formar
parte de esta marcha. De «Cruz Loma», la comparsa se dirigía a Alangasí, donde se celebraba la gran fiesta, a la que asistían los habitantes de todos los barrios. Cuando existía la capilla del Señor de los Milagros —ubicada donde están los actuales tanques de agua potable— la fiesta de la Crucita o Santa Vilacruz, le hacía en esta capilla. Todos los cabildos (dirigentes de la comuna) ponían dinero para el festejo. Amarraban la vaca loca, un armazón de carrizo, forrado con el cuero del toro y los cachos del toro a modo de cabeza. Un hombre cargaba ese armazón y otro le seguía para enlazarle y darle muerte. Para que no le maten, la vaca loca huía cerro arriba. «Íbamos a Alangasí, Angamarca». Cuando era atrapada, la traían para destriparle. Simulaban clavarle un cuchillo, y el que hacía de vaca loca tenía una taza con sangre de borrego, que derramaba en ese momento, como si fuera la sangre de la vaca muerta. «Desde que pastábamos ovejas sabían estar toreando en la capilla del santito que ahora vive en Sanjaloma, el señor de Los Milagros, con sus potencias», cuenta doña Matilde Quisaguano.
Notas:
Entrevista a don Mariano Vilatuña, barrio Billivaro integradorvalle.blogspot.com 3 Entrevista a Luis Efraín Ango, barrio La Cocha 4 Entrevista a Luis Efraín Ango, barrio La Cocha 5 Entrevista a Miguel Ángel Almeida, barrio Central 6 Entrevista a don Mariano Vilatuña, barrio Billivaro 7 Entrevista a Luis Efraín Ango, barrio La Cocha 8 Entrevista a don Nicolás Ango, barrio La Cocha 9 www.elcomercio.com/quito/mayo-fiesta-laCruz-Verde 1 2
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Pedro Vicente Maldonado, una región de ríos Tomado del libroPichincha de Omar Ospina Fotografías Dirección de Comunicación Social Miguel Flores
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ste cantón de Pichincha rinde homenaje toponímico al sabio riobambeño, nacido en Colta en 1704, don Pedro Vicente Maldonado. Averiguamos el asunto y nos enteramos de que don Pedro Vicente anduvo por estos rumbos hacia 1730, que integró la Misión Geodésica Francesa en su calidad de matemático, físico, astrónomo, topógrafo y geógrafo, y que se internó en las selvas del noroccidente tratando de encontrar una ruta hacia el Pacífico, a fin de conectar más directamente a la Real Audiencia de Quito con el Istmo de Panamá. Todo un proyecto geográfico con implicaciones comerciales. Su huella en la región la reconoce este cantón pichinchano. Nombre y jurisdicción fueron legitimados el 15 de enero de 1992, por la Ley de cantonización expedida por el Plenario de las Comisiones Legislativas. Ya para entonces la población de Pedro Vicente Maldonado había incrementado el número de sus habitantes debido en gran parte a las oleadas migratorias procedentes del Perú y de Loja, por la larga sequía que soportara esa región después de mediados de la centuria pasada, pero también con inmigrantes de otras provincias ecuatorianas y del sur de Colombia. La región, entonces, es un crisol de procedencias y culturas distintas, que han encontrado aquí refugio, acomodo y trabajo. Hoy son unos 10.000 habitantes, que se reparten en la cabecera municipal y en las numerosas parroquias, recintos y pequeñas poblaciones desperdigadas en los 656 kilómetros cuadrados de superficie, casi toda de bosque tropical húmedo, pastos y sembríos de toda clase.
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Como los otros cantones de esta región noroccidental, Pedro Vicente basa su desarrollo en la agricultura tropical, en primer término, y luego en la explotación forestal que se origina hacia los años sesenta y setenta, con el establecimiento en Quito de importantes industrias madereras y de extracción forestal. Sin embargo, la continua deforestación fue poco a poco degradando vertientes y bosques, y en los últimos años tal actividad ha tenido un fuerte receso, compensado en la economía de la zona con el aparecimiento de otra menos riesgosa en términos medio ambientales: el ecoturismo, que aprovecha la riqueza biológica del país, su enorme diversidad, y lo accesible del territorio. De todo ello nos hemos dado cuenta en el prolongado recorrido por los cantones, parroquias, recintos y zonas rurales de la Provincia. Y si el noroccidente es rico en vegetación y fuentes de agua, Pedro Vicente Maldonado lo es en forma particular. Aquí nacen o transcurren los ríos Pachijal, Caoni, Blanco, Mulaute, Mindo, Milpe, Alambí, Pitzinito, Jordán, Silanche, Las Tinas, Tandayapa, Cinto, Nambillo, Salo ya y muchos otros menores, que forman saltos y cascadas que el viajero busca en pos de turismo de aventura, paseo familiar o simple conocimiento de la región, sin duda una de las más bellas zonas de bosque tropical en el país. De modo que como vamos en plan cascadas, el recorrido nos lleva a las de Tatala, Cascada Azul —que comparte con Puerto Quito, no estoy seguro de si geográfica pero al menos sí turísticamente— Cascada Verde, Achotillo, Salto del Tigre,
San Dimas, Pitzara y Cascada del Amor, en varias de las cuales el nieto muestra sus deportivos 14 años y el abuelo pone las barbas en remojo.
regional. En cambio, sí es posible disfrutar de las tipicidades culinarias de casi todo el país, desde un buen hornada sangolquileño, una bandeja paisa, un plato de repe lojano, una fritada quiteña y hasta, en ciertos lugares, una buen cebiche esmeraldeño ... o peruano.
Y en términos de fiestas paganas o devotas, la migración lojana se hace presente con las suyas en conmemoración de la Virgen del Cisne, sin olvidar la de San Pedro que viene a ser fiesta nacional de lo recurrente que es en provincias y cantones del territorio nacional. La región es un crisol de De la riqueza agropecuaria procedencias de San Vicente dan cuenta y culturas las tiendas de quesos y distintas, lácteos que pululan a lo que han largo de la carretera que va encontrado a Quito —o viene, según se aquí refugio, mire—, pero también hay acomodo cultivos de caña de azúcar y trabajo. productora de panela y miel, así como cacao, café, palmito, yuca y malanga, tubérculos estos que son la base de la gastronomía lugareña, junto con el plátano. A propósito de Gastronomía, uno de los empresarios turísticos de la región, propietario de un estupendo albergue con vista extraordinaria al paisaje montañoso y fluvial, confesaba que, debido a la múltiple migración en la zona del noroccidente, no existe todavía ningún plato que pueda considerarse típico
Y para los pajareros u ornitólogos, orquideólogos, biólogos, zoólogos, botánicos y otros ejemplares humanos estudiosos de flora y fauna, el Cantón es un hervidero de aves de todas las especies, pero también de mamíferos pequeños como la guanta y no tan pequeños como el oso de anteojos, que por aquí han visto los más arriesgados o los campesinos que se adentran en el monte en onda de trabajo. No resulta extraño encontrar en los jardines de casas y albergues, comederos con miel para colibríes y azulejos, así como árboles con frutos propios de la dieta de tucanes y aves mayores, diurnas y nocturnas, pues que también el búho, la lechuza, la chotacabra, el tayo y otros merodeadores alados de la noche, abundan por acá. y hasta el murciélago, en cuevas y recodos oscuros, y en el campanario de no pocas iglesias del sector.
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Gobierno de la Provincia de Pichincha PĂĄgina WEB: www.pichincha.gob.ec Manuel Larrea N13-45 y Ante Quito, Ecuador Para este nĂşmero se han usado caracteres Garamond creados por Claude Garamond (1490-1561) y Gill Sans de Eric Gill (1882-1940)