Relatos e ilustraciones · IESO CUATRO DE ABRIL · Zahínos

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ÍNDICE INTRODUCCIÓN

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Y…PASARON LOS AÑOS

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LA NOCHE EN LAS CALLES DE RÍO (I)

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LA NOCHE EN LAS CALLES DE RÍO (II)

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VISITA A BRUSELAS

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LAS CASAS BELGAS

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LAS CASAS FRESCAS

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LA POSTAL ÁRABE

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LOS TILOS DE BERLÍN (I)

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LOS TILOS DE BERLÍN (II)

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INTRODUCCIÓN En nuestro PLEA del IESO CUATRO DE ABRIL se ha propuesto la lectura de varios ejemplares relacionados con los conflictos para concienciar y sensibilizar a los alumnos con la solidaridad, la convivencia y empatía. El proyecto surge de la lectura del libro “Pequeñas historias del globo”, en él se plantea que los alumnos han de añadir un capítulo más al libro escogiendo un país con una situación de pobreza o conflicto y poniéndose en el lugar de un niño de su edad en dicho país. Para ello se le entregarán a cada clase dos capítulos del libro. Cada alumno recibirá una copia de estas historias y, tras leerlas en clase, escribirá una historia similar, poniéndose en el lugar de un niño en un país en conflicto o en situación de pobreza. Los alumnos de 1º ESO y 2º de ESO recibirán indicaciones del profesor y las realizarán preferentemente en clase. Estas historias hacen reflexionar sobre la convivencia y la necesidad de conseguir un mundo más justo para todos. De todas las realizadas se ha hecho una selección de dichas historias (equipo de biblioteca). Esta selección ha sido interpretada con una ilustración por los alumnos de 3º ESO en la asignatura de Educación Plástica, VIsual y Audiovisual. Es un proyecto dinámico, vivo, cooperativo y solidario que se han recopilado en este libro digital.

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Y…PASARON LOS AÑOS Bechir seguía ayudando a su padre los días que no tenía colegio. Pasaron los años y bechir ya tenía 18 años, la señora Alice y su marido Hans seguían yendo a Matmata cada dos años y le seguían recordando que fueran a Bruselas a visitarlos cuando el quisiera y pudiera.Una mañana de verano Bechir le dijo a su familia que iba a viajar a Bruselas con sus ahorros su familia aceptó el viaje y pocos días después viajó a Matmata Nouvelle para coger el avión hacia Bruselas. La señora Alice y Hans no sabían nada era todo una sorpresa cuando Bechir llegó a Bruselas fue a casa de la señora Alice y Hans les dio muchísima alegría .Bechir sabía hablar algo de belga ya que él tenía clientes belgas. Llevaba 400 dinares que son 700 euros y se quedaría una semana. La señora Alice le presentó a toda su familia y también le enseñó su lujosa casa Bechir se quedó asombrado Él estaba súper contento y feliz la casa tenía cinco dormitorios dos cuartos de baños un jardín enorme y un doblado con unas hermosas vistas. A Bechir le encanto la casa y la familia. Alice y Hans llevaron a Bechir al cine,de restaurantes,de compras… a lo que él no estaba acostumbrado para nada. Por la noche llamó a su familia y le contó que el viaje se le hizo un poco largo pero todo muy bien la familia era encantadora y lo habían llevado a sitios lujosos y muy bonitos. Al dia siguiente lo llevaron a un parque de atracciones Bechir no sabía si estaba soñando eso para él era un sueño hecho realidad, por la noche cuando llegaron a casa bechir estaba muy cansado así que ceno y se acostó Por la mañana cuando se levantó llamó a su familia para decirle que todo iba bien y que se lo estaba pasando genial le dijo que podían venir a Bruselas unos días que había unos muy buenos y bonitos sitios donde podían ir y pasar unos días en familia alejándose del trabajo y los problemas. Y así fue la familia gastó sus ahorros en ir a Bruselas y pasar 5 dias en familias con la señora Alice y el señor Hans. Pasaron cinco días espectaculares en familia y lo disfrutaron al máximo Bechir y su familia no se arrepintieron de gastar todos sus ahorros. Al día siguiente se fueron a Matmata, siguieron trabajando y fueron muy felices, como seguían siendo. Alba Chimento

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Isabel María Moreno

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Lucía Toscano

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LA NOCHE EN LAS CALLES DE RÍO ​(I) Era la una de la madrugada y yo iba caminando para mi casa. Al día siguiente me fui a jugar al fútbol al descampado. Julián mi amigo y yo llegamos al descampado y no había balón, entonces nos pusimos a hacer uno. Empezamos a jugar al fútbol y un ojeador fue a ver cómo jugábamos, entonces empezó a llamarme ¡chaval chaval! y yo me acerqué y le dije: ¿Qué ocurre señor?, y el ojeador me contestó ¡qué bien juegas al fútbol! y yo le dije ¡muchas gracias! Entonces me dijo que si me quería ir a Europa a jugar a un equipo de España .Yo me quedé asombrado, y le contesté ¡sí! , el hombre fue conmigo a mi casa para comentárselo a mi madre, y mi madre le preguntó qué equipo sería. El hombre dijo que sería del Betis y mi madre eufórica le dijo que sí, entonces le buscaron un trabajo a mi madre y colegio a mi hermana y a mí. Al día siguiente cogimos el avión a España y nos fuimos a Sevilla dónde está el club del Betis, fue llegar fuimos a visitar el campo, las instalaciones y a visitar a mis compañeros nuevos. Una hora más tarde fuimos a las oficinas a firmar el contrato y ya ¡era jugador del Betis! , ¡Por fin cumplí mi sueño! Andrés Enrique Torres

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María Ángeles Conejo

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Samuel Rodríguez

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LA NOCHE EN LAS CALLES DE RÍO ​(II) El niño se montó en el taxi y le preguntaron que hacia donde lo tenían que llevar y le dijo que donde vivía, le dijo que en la montaña. Al llegar él se encontró un poco de desastre. Todo caído por los suelos, la tele encendida, estaba solo en casa. Esa noche, se puso a hacerse la cena y después de cenar se fue a duchar, cuando terminó, se fue a su cuarto a pensar lo que llegaría a ser de mayor y que se pudiese cumplir su sueño, asomado a la ventana al rato pasa una estrella fugaz y el pide un deseo. Su deseo era el ser futbolista cuando fuese grande. Pasaron las horas, los días, y tal vez los años…y no se cumplía lo que él había pedido. Salió a comprar uno de los días y un hombre lo paró y le dijo: hacia dónde te diriges, él respondió, voy a comprar porque a mis padres no les da tiempo a ir a comprar están arreglando todos los desastres de mi casa, el hombre le dijo, quieres venirte a mi casa y hablamos y el niño le dijo vale, pero primero necesito ir a comprar lo que me han mandado, entonces el hombre le dice vale, no te preocupes, yo vivo esta calle hacia arriba la última casa, pasó un rato y el niño ya había venido de comprar entonces fue hacia su casa, estuvieron hablando, y el niño le explico todo y que cuando grande quería ser futbolista, el hombre le dijo yo también pase por todo eso, pero yo también logre el sueño que yo quería, mi sueño era también ser futbolista. Pasaron los años y vinieron un grupo de personas a su casa a darle lo que podían para lograr ese sueño. Todo el pueblo ayudó. Y eso se consiguió, a el pequeño lo llamaron para jugar y le dieron a elegir entre Madrid y Barcelona el dijo que prefería irse al Madrid y así fue, logró su sueño y todo siguió hacia delante y el cada día más contento con su trabajo. Natalia García

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José Luis Gata

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VISITA A BRUSELAS Hoy me levanto muy temprano como todos los días, mi padre se acerca hacia la habitación, hoy lo veía un poco raro sonreía y no se quejaba de que estaba muy cansado, me contó que tenía una sorpresa, estaba bastante nervioso y esperando de que dijera ya la noticia y…¡íbamos a Bruselas , a la casa de la señorita Alice! Me quede sorprendido, baje corriendo, vi a mi hermano Mohamed haciendo su maleta y a la abuela también, mi hermana recogía sus cosas junto a mi madre, y yo ayudando a mi padre. Una vez todo organizado cogimos los camellos, mis hermanos y yo montábamos en el que dirigía mi padre y mi abuela y mi madre montaban juntas, más de una vez la abuela se pudo caer, mi madre se asustaba tanto que comenzaba a chillar. Cuando llegamos a los hoteles dejamos allí los camellos y nos montamos en el autobús, el conductor nos preguntaba a dónde queríamos ir, nosotros le contestamos a coro: ¡a Bruselas! Mi madre comentaba la suerte que tuvimos, porque era el único autobús que había por aquí. Tras varias horas de viaje, llegamos a nuestro destino: ¡Bruselas! No sabíamos ni por donde andábamos ni a dónde nos dirigíamos, estábamos desesperados por encontrar la casa de la señorita Alice, mi padre no recordaba que tenía el número del marido de Alice, entonces mi hermana se lo recordó. Mi padre llamo y contestaron, mi padre le informó de que estábamos allí y le comunicaron que nos irían a buscar. Cuando nos encontró nos saludo, ¡era totalmente diferente al nuestro! Nos montó en su coche, mi hermana Yaiza se quedaba asombrada con las preciosas vistas que había. Al llegar a su casa nos dieron la bienvenida y la señora Alice nos presentó a su hijo Jonathan y a su hija Beatriz, que tocaba un instrumento llamado guitalele, ella nos enseñó cómo funcionaba y mi hermano Mohamed al oír la música se puso a bailar yo lo miraba con cara de para por favor me estas avergonzando pero él seguía, gracias a Jonathan, el hijo de la señorita Alice paro porque nos llamó para que fuéramos a comer, nos comimos patatas, ensalada, espagueti y un tipo de pescado que a mi hermana no le gustaba. Al terminar de comer, Beatriz y Yaiza se fueron a la habitación, Beatriz quería enseñarle a mi hermana todos sus libros, mientras la abuela opinaba con la señora Alice y su marido el fresquito que hacía allí. Mi padre observaba el móvil de Jonathan que le mostraba todas las fotos que hizo cuando fue de viajes con sus amigos. mi madre nos dijo que era la hora del té, me preguntaba qué era eso, cuando el señor Hans lo trajo me gusto su sabor a menta; no obstante, estaba muy caliente y me quemé la lengua. Fuimos todos al parque, a la abuela le molestaba que las palomas volaran a su alrededor para que le echara algo de 11


comer, Beatriz nos enseñó los columpios, los toboganes… mi hermano Mohamed se montó en algo que subía y bajaba con Beatriz, subió tanto que se cayó, mi madre asustada lo recogió mientras le decía que si le dolía, el decía que no y siguió jugando. Yaiza y Jonathan contemplaban las bellas flores que había en los arbustos. Al llegar a la casa nos sentamos todos juntos mientras mi padre y Jonathan preparaban algo para cenar, Mohamed, Yaiza y yo ayudamos a traer el pollo que olía muy bien, Beatriz nos ofreció zumo de naranja que a la abuela le gustaba mucho. Jonathan nos enseñó nuestras habitaciones, Beatriz y Yaiza dormían junta, la abuela en la habitación que estaba al lado de la de Jonathan, mis padres en un dormitorio con vistas a los hoteles, yo la compartía con Mohamed que le gustaba salta en la cama. A la mañana siguiente, mi madre organizó una excursión al zoo a mi hermano Mohamed le encanto un gorila que comía plátanos, yo me quedé asombrado con la jirafa, ¡era hasta más grande que mi padre! Beatriz se hizo un selfie conmigo, no sabía lo que era pero estaba bastante chulo. La abuela nos comunicaba la noticia de que teníamos marcharnos ya, hicimos las maletas y nos despedimos de nuestros amigos, Beatriz le regaló una pulsera a Yaiza que hicieron juntas. Cogimos el autobús, durante el viaje íbamos echando de menos las historias de Jonathan y los libros de Beatriz. Cuando llegamos a casa veníamos muy cansados, mi madre nos preparó sushi, mi padre me avisó de que mañana tendríamos turistas nuevos. ¡ ya empieza todo como era antes! Mi abuela se abanica un poco extraña el aire acondicionado, mi hermano Mohamed al gorila que vio en el zoo y yo a todo lo que viví allí. Luna Labrador

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Laura María Bizarro

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Noemí Valero

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LAS CASAS BELGAS Hola de nuevo hoy mi padre me ha dicho que tenemos suficiente dinero como para ir a Bruselas a visitar al Sr. Hans y a la Sra. Alice. -Se van a llevar una gran sorpresa- le digo a mi padre. Todos nos pusimos a hacer las maletas, después fuimos al aeropuerto y nos fuimos a Bruselas a visitar a nuestros amigos. Una vez que llegamos estuvimos preguntando por su domicilio, nos llevó mucho tiempo pero, cuando llegamos a su casa no había nadie excepto una nota que ponía que habían ido a hacer unos recados y enseguida volvían. Así que nos sentamos en un banco, hasta que llegaron. Cuando llegaron no nos conocieron hasta que les enseñamos la foto que nos hicimos todos juntos. Nos invitaron a un café y un dulce. Yo y mis hermanos estuvimos jugando con un perro mientras el Sr. Hans y la Sra. Alice hablaban con nuestros padres. Me lo pasé muy bien. Allí no hacía tanto calor como en Matmata porque tenían aire acondicionado. Más tarde fuimos a dar un paseo por la ciudad, vi muchas cosas chulas y me monté en una moto chulísima. Me gustó muchísimo todo lo que había, pero el día se acababa y nos fuimos a cenar y a acostarnos. A la mañana siguiente me desperté y me fui a pescar con el Sr. Hans y mi padre. No sabía cómo lanzar bien la caña, pero hasta en la orilla del río saqué el pez más grande de todos, mi padre no pescó nada excepto un buen resfriado. Cuando llegamos a la casa mi madre y la Sra. Alice estaban preparando la mesa para comer. Yo me fui a dar un baño porque venía muy sucio de barro, mientras mi padre y el Sr. Hans estaban tomándose una cerveza. Cuando salí del baño escuché un grito de mi madre, gritaba porque había visto un pequeño ratón, que de momento logré capturar con una red. Lo fui a soltar con mis hermanos lejos de la casa para que no volviese.

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Volvimos a casa y vimos una ambulancia en la puerta, fuimos corriendo a ver qué pasaba, cuando la abuela iba montada en la camilla. Mi madre y mi padre se fueron con ella al hospital y nosotros nos quedamos con la Sra. Alice y el Sr. Hans. Cuando volvieron mis padres, nos dijeron que la abuela había muerto. Todos nos echamos a llorar. Tuvimos que volver a Matmata a organizar el entierro, pero alguien tocó a la puerta, yo fui a abrir. Era la abuela, decía que habíamos picado. Era todo una broma que nos gastaron mis padres. Pero lo que no era broma es que mi padre había encontrado trabajo allí, así que nos quedamos una temporada. Adrián Estévez

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Marina Bizarro

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Andrea María Verón

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LAS CASAS FRESCAS Entonces la señora Alice y Bechir se despidieron y cada unos se fue a su casa; porque ya era de noche , entonces cuando Alice y Mans pasaban en su coche le despedían con la mano diciendo: -!hasta pronto familia! Y ellos también le despedían con la mano. Cuando se fueron la familia de Bechir se entró en casa a preparar los camellos para el dia siguiente para ganar dinero e irse algun dia a Bruselas con la srta Alice y el sr Mans !ya tenían 1027! euros . Entonces partieron hacia bruselas y le dieron una sorpresa a la srta Alice y el sr Mans y se quedaron allí una semana y Bechir recordó ese fin de semana toda su vida. Ellos seguían trabajando , el padre de Bechir , falleció entonces el cargo lo heredó su madre y el , que eran los que quedaban. La madre un 7 de noviembre enfermo , y a los dos meses falleció y Bechir se quedó solo en los camellos pero... ! Vinieron sus tios! Y también...!sus primos! Y le ayudaron mucho en su trabajo . Ana su tía le preguntó que si se quería ir a vivir con ella y el acepto vivieron felices y comieron mucho como él quería , fueron a un supermercado a por un coche y un ventilador , también fueron a ponerle la lápida a sus padres y Bechir lloró mucho su tía le dijo que no se preocupara , que con ella iba a estar muy bien. Pasaron varios meses y Bechir tenía a sus tíos como a sus propios padres los queria muchisimo . Bechir le preguntó a su tía : ¿tita porque se murió mi padre? Ella no se lo quería decir, pero algun dia se tenia que enterar y entonces le dijo: -Bechir tu papa se murio porque le detectaron un cáncer en la cabeza muy raro y por lo tanto no habia solucion aun , tu papa quiso morir tranquilo y que lo dejaran de tantos experimentos , porque estaba cansado de tanta enfermedad. Bechir muy triste le volvió a preguntar a su tía de que se murió su madre y su tía muy triste le dijo pues tu madre se murió de un infarto al corazón.Bechir rompió a llorar y se acordó de cuando su madre le dio su último beso, y su papá el último abrazo y solo repetía que se quería ir con ellos . Pasaron los años y Bechir estaba más feliz había superado la muerte de sus padres su tía lo apunto a la escuela, allí hizo muchos amigos paso a el instituto y fue allí donde conoció a su futura mujer porque ya no se volvieron a separar más y formaron una bonita familia . Bechir cuando sus hijos fueron mayores le contó su historia y uno de sus hijos que fue escritor la escribió y por eso ahora mismo estás leyendo este precioso cuento y a la vez tan real. 19


Samuel Chimento

Mario Sequedo

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José Antonio Gata

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LA POSTAL ÁRABE La postal de Jordi llegó a Jadida, el pueblo donde vivía el amigo de Marc que escribió la postal a Jordi, intentó leerla pero debido a que estaba escrito en otro idioma no la consiguió descifrar. El tiempo seguía pasando, y, debido a la pobreza del país, y la poca cultura, seguía sin poderla descifrar. Un día, el padre de Medir, le contó a Medir que hacía tiempo que no trabajaba y no ganaba dinero y que probablemente tuvieran que emigrar para poder conseguir sobrevivir, a Medir no le gustó la idea de tener que abandonar a sus amigos, cosas queridas y demás pero la situación los obligaban. Llegó el día, ese asqueroso día en que tendría que dejar todo atrás para volver a racer sus vidas, ``Medir´´ lo llamaba su madre, ¡monta en la barca que nos vamos!, él echó sus últimas lágrimas en la tierra donde se había criado. El viaje comenzó rumbo a España, estuvieron navegando veintitrés días y veintidós noches comiendo latas de conserva y cosas baratas que no le gustaban. Al llegar se encontró una sorpresa, su amigo Marc y otro chico lo estaba esperando, con lágrimas en los ojos se dirigió a ellos, los abrazó fuertemente, por un momento el tiempo se detuvo, Marc le presentó a Jordi, el chico por el cual se conocieron, Jordi le dijo que le quiso agradecer todo lo que hizo, que gracias a él, ellos dos volvieron a ser amigos, le enseñó la postal, y dijo: nunca pude descifrarla, en mi país no hay personas que sean español, no importa, dijo Jordi, solo pone gracias amigo, quería agradecerte el detalle de hacer que dos tontos se tragaran su orgullo y volvieran a dirigirse la mirada. Vamos, dijo Marc, te vamos a presentar el pueblo, tras una larga caminata durante la mayor parte del pueblo, risas y demás, Marc, Medir y Jordi se fueron haciendo cada vez más y más amigos. En el colegio, también hizo un montón de amigos y, ya casi no se acordaba de Jadida. A su padre también le fueron bien las cosas, había encontrado trabajo en la misma oficina del padre de Jordi y, gracias a esto, su situación económica mejoró bastante. Javier Núñez

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Lara Vega

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Ainhoa Bizarro

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LOS TILOS DE BERLÍN ​(I) A sus quince años, Anke, mientras contempla esa avenida llena de tilos y niños jugando se pregunta el porqué de ese muro, el porqué de tantas familias separadas, de tantas personas sin poder dar ni recibir ese cariño y cercanía tan necesarios dentro del clan familiar. ¿Cuántas cosas sin decir?¿Cuántas dudas que consultar?¿Cuánta alegría o tristeza sin compartir? Y ahora ¿qué? ¿Cómo recuperar ese precioso tiempo perdido de veintiocho años? Eso es casi una vida. Anke le pregunta a su mamá: -Mamá, ¿qué hicimos nosotros para que levantaran ese muro? Su madre, mirándola, pensativa y triste le contesta -Nada hija, realmente nada. En esos días su vecina recibió la visita de unos parientes españoles, con ellos viajaba un niño de la edad de Anke que con el paso del tiempo, el niño ya podía hablar en alemán. Anke escuchaba con mucha curiosidad las historias que Juan contaba de su país. Un día Anke le preguntó a Juan: -¿En tu país también hubo un muro? -No, ¿por qué vosotros sí? Preguntó Juan. Anke tras meditarlo no supo muy bien qué responder y le contó la misma historia que su mamá le había contado. Ella también comentó las causas por las que pensaba que había sucedido. Juan respondió, ¿Cuántas lágrimas se habrán vertido por culpa de este muro? A partir de ahora le llamaremos el muro de la vergüenza. Y aunque esos tilos ahora estén ahí nunca hay que olvidar ese muro que estuvo separando familias y amigos. José Soriano

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Francisco Manuel Díaz

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LOS TILOS DE BERLÍN ​(II) Los años pasaron y poco a poco Anke se hizo toda una mujer. Había decidido estudiar magisterio y era profesora de Lengua. Tenía muchos recuerdos de su infancia: el muro, su árbol, las chuches que le mandaban sus abuelos… Le hacía mucha ilusión tener algún día un hijo para poder contarle aquella historia tan tremenda que un día le contó su madre a ella. Le encantaba ir a Charlottenburg, le traía muchos recuerdos de su infancia aunque no había vivido allí pero le gustaba imaginar cómo habría sido la vida de sus abuelos. Anke salía con un chico llamado Thommas, que era profesor de E.F. Se conocieron en la universidad, Thommas era de Frankfurt y aunque era diferente a Anke, estaba muy enamorado de ella. Un día como otro cualquiera, merendando, Thommas le pidió matrimonio a Anke, y ella, sorprendida y emocionada aceptó. El día de la boda sería el 25 de mayo. Los días pasaron y entre nervios, prisas y trabajo, mucho trabajo… Llegó el gran día. Habían decidido celebrar la boda en la iglesia que había bajos los tilos, uno de los lugares preferidos de Anke. Todo estaba precioso, costaba imaginar que todo aquello antes hubiera sido solo un muro. Iba a ser una celebración muy familiar, con muy pocos invitados, solamente familiares y algunos compañeros y amigos del trabajo. Era uno de los días más felices de Anke, todo estaba listo y preparado y ella estaba preciosa, dándose los últimos retoques en el baño, acompañada de sus padres y abuelos. Como es tradición, Thommas la esperaba en el altar, ansioso e impaciente. Por fin llegó Anke, que estaba guapísima. Sonaba el piano y el murmullo de la gente. Se celebró la ceremonia y el festejo concluyó con un banquete para los invitados. 27


Al día siguiente Thommas y Anke se fueron de luna de miel, recorrieron Italia, Francia y terminaron de ver todos los puntos de Alemania que no conocían. Al cabo de unos meses, Anke descubrió que estaba embarazada y la alegría de la pareja fue inmensa. Los meses de embarazo fueron largos y pesados. Sería un niño y se llamaría Thommas como su padre. Por fin llegó el gran día… ¡Thommas ya está aquí! Con emoción y alegría el matrimonio se abrazó con su hijo en brazos. Los abuelos estaban locos de contentos así como también los bisabuelos. Ya de vuelta a casa, Thommas y sus padres recibieron muchas visitas y regalos como es tradición. Pasados unos días, cuando ya Anke estuvo totalmente recuperada, salió de paseo con su hijo. El primer sitio que Thommas visitó fue Charlottenburg. Los años pasaron y Thommas junto a sus padres fue creciendo. Ya tenía 7 años. Anke había seguido llevando a su hijo a Charlottenburg aunque nunca le había hablado de toda la historia, era demasiado pequeño. Siendo tan pequeño no lo entendería, pero ya con 7 años creía que había llegado el momento. Le explicó la historia del muro, el porqué del paseo de tilos, por qué tardó tantos años en conocer a sus abuelos… Thommas quedó maravillado con la historia, no paraba de preguntar a su madre. Anke respondió gustosa a todo lo que su hijo le preguntaba. Ese día entendió el niño muchas cosas, entre ellas el porqué del árbol que se llamaba igual que su mamá. Thommas le preguntó a su madre entusiasmado e ilusionado: Mami, ¿podemos ir una vez más a Charlottenburg? Anke sonrió y dijo: ¡Sí, claro! Se pusieron los abrigos, cogieron el coche y en un plis-plas estaban allí. Fueron a merendar a la cafetería que había enfrente de Charlottenburg. 28


Madre e hijo estaban felices. Anke se sentía orgullosa de que su hijo conociera toda la historia. Fin Mario Lucas

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María Águedo

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Javier Costillo

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