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IlustraciĂłn de la portada: Sara Caro Panadero.
© Del texto: Alumnado de 4º curso de Educación Primaria, 2017 © De la ilustración de la portada: Sara Caro Panadero, 2017 © De la reseña de la contraportada: Rafael Ruiz Ruiz, 2017 © De las ilustraciones: Alumnado de 4º curso de Educación Primaria, 2017 © De esta edición: Alumnado de 4º curso de Educación Primaria, 2017 Colección: Jirafita 15 de diciembre de 2017 Diseño: Taller de prensa. Impreso en C.E.I.P. “El Parque” Avda. de la Diputación, S/N. 14700-Palma del Río (Córdoba)
Impreso en España – Printed in Spain Reservados todos los derechos. De conformidad con lo dispuesto en el artículo 534-bis del Código Penal vigente, podrán ser castigados con pena de multa y privación de libertad quienes reprodujeren o plagiaren, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica fijada en cualquier tipo de soporte, sin la preceptiva autorización.
Contenido El ogro miedoso………………………………………………………………………………………………..……..…………………...1 Escrito e ilustrado por Francisco Capote Muñoz.
Una bruja perdió su escoba…..………………………….………………………..……….……..…………….4 Escrito e ilustrado por Manuel Miguel Barrientos Palma.
El pirata y su mujer.………………….………..……………….…………………………………...…………………….….7 Escrito e ilustrado por Antonio Florentín Berceanu.
No asustas.…………….…………………….………..…………….……………….……………………………..………………………...…12 Escrito e ilustrado por Abril Blanco Muñoz.
El dragón que no podía echar fuego por la boca………………….16 Escrito por Pedro Parejo Caro.
El ogro miedoso……….………………………………………..………….……………………….……………………………....…18 Escrito e ilustrado por Sara Caro Panadero.
La bruja y su escoba voladora………………………………………………………………………....21 Escrito e ilustrado por Carlos Alía Fuillerat.
Un ogro con mucho miedo……………………………..……………………………………………………..…24 Escrito por Marta Pérez Díaz.
Dino, el dragón………………………………………………………..………………………………….…………………………....26 Escrito e ilustrado por Nerea Franco Sánchez.
El lobo que no hacía las cosas bien………...………………………………….…………....28 Escrito e ilustrado por Isabel María Cobos Palmero.
Un pirata se marea en los barcos……….…..………………..….……………………...……31 Escrito e ilustrado por Victoria C. Rodríguez Chaparro.
Dragón………………………………………………..…………………………..………………………………………………………………...……34 Escrito e ilustrado por Juan Manuel Espejo Caamaño.
Un fantasma no consigue asustar a nadie………………………………..…36 Escrito e ilustrado por Selene Caparrós Verdesoto.
Un lobo miedoso que era muy gafe……....……………………………………………….…38 Escrito e ilustrado por Rafael Ruiz Ruiz.
Un ogro miedoso………………………………………………………………...........……………………………..…….…….40 Escrito e ilustrado por Marcos Javier Membrives Álvarez.
El pirata miedoso…………………………………………………………………………………………………….….…..……..43 Escrito e ilustrado por Irene Alcaraz Godoy.
Un lobo miedoso………………………………………………………………………….…………………………………..……….45 Escrito e ilustrado por Nicolás Tortosa Rosa.
El mago………………………………………………………………………...……………….………………………………………………....…..47 Escrito e ilustrado por Laila Sliti Wojciechowska.
Un lobo gafe………………………………………………………………………...………………………………………………...………50 Escrito e ilustrado por Cayetana Caro Garrido.
El mago no puede hacer magia………………………...……………………………….....……….54 Escrito e ilustrado por Marta Moyano Téllez.
Un mago no podía hacer su pócima…………...……………..……………………...……56 Escrito e ilustrado por Florín David Dragomir.
Cuentos al sĂŠver
El ogro miedoso Érase una vez un ogro que tenía miedo a los niños y por eso siempre estaba escondido en una cueva. Un día vino un dragón amigo suyo y le preguntó: – ¿Por qué te escondes en esta cueva? El ogro con dos cabezas, dos brazos gigantes, y cuatro patas gigantes dijo: – Es que los niños me dan miedo. El dragón exclamó: – Pero…¡si yo me como dos al día! ¿Cómo te pueden dar miedo? – Es que me di un golpe en la cabeza y ahora no sé asustar a nadie. ¡Y me dan miedo los niños! – No te preocupes. Yo te ayudaré.–Dijo el dragón. Primero, le enseñó a gruñir. – ¡¡¡Argg!!!–Gruñó el dragón. – ¡Qué susto!–Exclamó el ogro. – Ahora, repítelo tú.– Le dijo el dragón. – Arg…. – ¡Más fuerte!–Ordenó el dragón. —1—
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–¡¡¡¡ARRGG!!!!–Rugió el ogro. – Así se hace. Ese es el rugido. Ahora te enseñaré a atacar. Tienes que poner los ojos como si estuvieras furioso, sacando los dientes, apretando y asustando a la gente. – ¿Cómo, así?–Preguntó el ogro. – Sí, así. ¡Muy bien!–Le animó el dragón. El siguiente paso fue enseñarle a comer gente de un solo bocado. – Abres bien la boca, te abalanzas sobre él, te lo metes en la boca, la cierras y te lo tragas. Luego, escupes los huesos. El último paso que le enseñó el dragón al ogro fue no tener miedo a las personas. – Confía en ti mismo. Mantén la calma. Piensa que tú eres el Rey.–Le aconsejó el dragón. – Gracias por ayudarme. Ya me acuerdo de cómo asustar y no me dan miedo los niños. Te debo una, dragón. Francisco Capote Muñoz. 4º curso. —3—
Una bruja perdió su escoba Érase una vez una bruja, llamada Melinda, que era muy buena con los niños y vivía en una casa muy, muy grande. Pero un día, cuando se despertó, vio que la escoba voladora preferida de la bruja Melinda había desaparecido. Entonces, Melinda se fue a su habitación a llorar… Pensó que, si fuese a buscarla por los siete reinos, seguramente estaría en alguno de ellos su escoba. Entonces, fue al Reino del Hielo y le preguntó al rey, que era un Yeti: – ¿Has visto mi escoba? – No, no la he visto.–Le contestó el rey Yeti. Después, Melinda se fue al reino del Fuego y le preguntó al Rey, que era un dragón. – ¿Has visto mi escoba? El rey Dragón le contestó: – No, no la he visto. Pasó un buen rato y Melinda se marchó al Reino del Viento y le preguntó al rey, que era un águila: – ¿Has visto mi escoba?
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La bruja se quedó pensativa esperando su respuesta. – Sí, sí la he visto. Uno de mis hombres la cogió. ¿La quieres? – Sí, por favor.–Le contestó la bruja. Entonces, Melinda se fue contenta a su casa, con su escoba voladora. Manuel Miguel Barrientos Palma. 4º curso.
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El pirata y su mujer Érase una vez un pirata, llamado Rok, que tenía una mujer que se llamaba Ana. Un día se fueron a un bar y Ana miró en un periódico lo que había escrito. Ana vio que recomendaba ir de vacaciones, durante una semana, a una isla pero… Rok, con cara de susto, le dijo a su mujer: – Ana, me da miedo navegar. – ¿Por qué te da miedo navegar?–Le preguntó su mujer. – Porque las olas son muy grandes y me da mareo. Puedes irte tú sola, yo no voy.–Dijo Rok. – Vale.–Le contestó Ana. – Pero, ten mucho cuidado, ¿vale? – ¡Pues claro, Rok, que tendré cuidado! Ana se preparó para irse y le preguntó a su marido: – Rok, ¿por qué eres pirata si te da miedo navegar? – Soy pirata, Ana, porque me gusta. —7—
– Vale. Me voy, Rok. Adiós.–Dijo Ana. – Adiós.–Respondió su marido. Rok estaba preocupado por Ana para que no le ocurra nada. Pasaron cinco días, y Rok llamó a Ana por teléfono. – Ana, ¿qué haces? ¿Estás bien? – Sí, Rok. No te preocupes de mí. Estoy bien.– Respondió Ana. – Vale, Ana. Cuando pasó una semana, Ana quiso darle un susto a Rok. – ¿Por qué no me llama Ana? Y Rok comienza a asustarse. – ¿Por qué no viene Ana? Creo que voy a ver qué pasó. Entonces, Rok llamó a su amigo Álvaro. – ¿Qué pasa, Rok?–Preguntó Álvaro. –¿Quieres venirte conmigo a ver qué le pasó a Ana? – Pero… ¿dónde está Ana? – Se fue de vacaciones, hace una semana, a una —8—
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isla, y todavía no ha vuelto.–Respondió Rok. – No te preocupes. Voy para allá. Cuando llegó Álvaro, se marcharon a buscar a Ana. Rok le dijo a Álvaro. – Amigo, me da miedo navegar. – Rok, no te asustes. No pasa nada. – Vamos, pero con cuidado. ¿Vale? – De acuerdo, Rok.–Contestó Álvaro. Cuando llegaron a la isla, dijo Rok: – ¡Sííí! ¡Lo conseguí, amigo! Ahora ya no me da miedo navegar.–Exclamó Rok de alegría. – Pero… ¿dónde está Ana?–Preguntó Álvaro. – ¡Sorpresa! ¡Rok!–Gritó Ana que había aparecido. – ¡Ana! ¿Por qué no me has llamado?–Preguntó Rok. – Rok, como te daba miedo navegar, quise que vinieras a buscarme para que se te quitara el miedo. – Pues, ya no me da miedo el agua. – ¡Estupendo!–Exclamó Ana. – Gracias, amigo. Ya no tengo miedo a navegar.– Le dijo Rok a su amigo. — 10 —
– De nada, Rok. Y desde entonces, a Rok ya no le dio miedo navegar. Antonio Florentín Berceanu. 4º curso.
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No asustas Un día frío de lluvia, en el albergue “La Soledad”, habían dos niñas y un niño. Las niñas se llamaban Verónica y Carmen; y el niño, Roberto. En una habitación oscura, los tres niños se quedaban allí a ver la tele, mientras los otros niños del albergue se iban a dormir. Pero… un día, Roberto se quedó solo viendo la tele y… ¡puf!, la tele se apagó. El niño se acercó y… ¡Plom!, salió un anillo en medio de la tele. ¿Sabéis lo que salió en el círculo? ¡Pues un fantasma con los labios pintados de rojo y rímel en los ojos! – ¡¡¡BOOO!!!–Asustó el fantasma. – ¡Jajaja!–Rio Roberto. – ¿Por qué te ríes?–Preguntó el fantasma. – Porque no asustas. – ¡Jo! ¡Yo quiero asustar!–Protestó el fantasma. – Oye, no te pongas triste. Mañana vuelvo con mis amigas y te ayudamos a asustar. Luego, traigo a todos los niños del albergue y los asustas a ellos, ¿vale? – Sí. Hasta mañana.–Se despidió el fantasma. — 12 —
Al día siguiente, por la noche… – ¡Vamos chicas! – ¡Vamos! Llegaron a la sala y se pusieron a ver la tele de nuevo, los tres solos. De repente, otra vez se apagó la tele y salió el anillo luminoso en la pantalla. – ¡¡Booo!! El fantasma gritó de nuevo para asustarlos. – ¡Jajaja! ¡No asustas!–Dijeron los tres niños a la vez. – ¿Venís a ayudarme, no?–Preguntó el fantasma. Entonces, los tres niños le dijeron al fantasma que lo que tenía que hacer era lavarse la cara porque pintada, daba risa. Cuando el fantasma se lavó la cara, ¡sí que daba miedo! – ¡¡¡Aaaah!!!–Gritó de miedo Verónica. – ¡Ahora, sí que das miedo!–Dijo Roberto. – Venga, a por los niños. Carmen dijo que pusiera otra vez la tele para ver los dibujos. – Hasta luego.–Dijeron los niños. — 13 —
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– Adiós.–Se despidió el fantasma. Cuando llegaron el resto de los niños del albergue, se pusieron a ver la tele. – ¡¡¡Aaaahh!!!–Gritaron de miedo todos los niños. – ¡Bien, los he asustado!–exclamó alegre el fantasma– ¡Gracias, chicos! – De nada.–Contestaron los tres amigos. Abril Blanco Muñoz. 4º curso.
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El dragón que no podía echar fuego por la boca Había una vez un dragón llamado Desdentado. El dragón era pequeño y no podía echar fuego por su boca. Sus ojos eran de color azul clarito. Su cuerpo era rojo anaranjado y su cola, alargada con manchas marrones. Tenía unas alas medianas, con las que podía volar muy bien. Sus patas eran cortas y pequeñas. El dragón, de lunes a viernes, vivía en el colegio. Era un colegio normal y corriente como los demás. Pero tenía algo especial: había una piscina de chocolate. En ese colegio, además, el dragón hacía, cada día, una pizza gigante para todos los niños; era gratis. Los fines de semana, el dragón vivía en la casa del niño que le tocara llevárselo. Algunos niños eran buenos y otros regulares, menos el quinto de la lista, que era un niño malo. Ese niño la lio el fin de semana que le tocó llevarse al dragón. Lo llevó a un cumpleaños y le echaron agua por la boca. El dragón se tragó el agua y fue directo al depósito del fuego. Y el poco fuego que tenía, se le gastó. — 16 —
Al final lo llevaron al veterinario y lo tuvieron que operar. El dragón estaba muy asustado pero después de la operación, se alegró. Volvió a echar fuego por la boca y volvió a ser un dragón como los demás. Y colorín, colorado, el fuego ha recuperado. Pedro Parejo Caro. 4º curso.
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El ogro miedoso Érase una vez un ogro que vivía en una cueva y le tenía miedo a los niños porque… Los niños que al ogro le daba miedo eran dos niños, llamados David y Daniel, y dos niñas, llamadas Laura y Ana. Todos estos niños eran amigos y se juntaban en el colegio. David y Laura eran hermanos. – ¡Laura, David, a levantarse! ¡Que hay cole!–Los llamó su madre desde la cocina. – ¡Ya vamos, mamá!–Gritaron los niños. – ¡Qué sueño!–Exclamó Laura. Laura y David desayunaron y se marcharon al colegio… – Hoy nos vamos de excursión al bosque–Les dijo la maestra a los niños de la clase. – ¡¡¡Bien!!!–Gritaron todos los niños de alegría. – Nos vamos a ir en autobús.–Informó la maestra. – ¡Hola David! ¡Hola Laura!–Saludó Daniel. – ¡Hola, David! — 18 —
– Mirad, por ahí viene Ana.–Dijo Daniel. Cuando llegó su amiga Ana, les dijo: – Hola, chicos. ¡Qué bien! Nos vamos al bosque de excursión. – Sí, lo acaba de decir la maestra. Todos se montaron en el autobús. Cuando llegaron al bosque, Daniel, Laura, David y Ana se perdieron. – ¡Qué mal!–Exclamó Daniel con cara asustada. – ¡Sí, qué miedo!–Comenzó a llorar Ana. — 19 —
Todos vieron una casa en el bosque y… ¿Sabéis a quién se encontraron? ¡A un ogro! – ¡Buuuuu!–Gritó el ogro. – ¡Aaahh, qué miedo!–Gritaron todos. – Vamos a tirarle piedras para detenerlo.–Dijo Laura. – ¡Sí!–Contestó Daniel. – ¿Ya? ¡Vamos! Entonces, los niños comenzaron a tirarle piedras al ogro. – ¡Nooo! Dejadme, por favor, que no os voy a asustar.–Rogó el ogro asustado. – Vale, te perdonamos, pero aprende la lección.– Dijeron los niños. Desde entonces, el ogro comenzó a tener miedo a los niños y, cada vez que veía a un niño, se escondía. Sara Caro Panadero. 4º curso.
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La bruja y su escoba voladora Todos los días, la bruja Maruja dejaba su escoba voladora en la entrada de su gran cueva cuando volvía de convertir, a la gente que la enfadaba, en rana. Pero... un día, que regresaba a su cueva con sus otras amigas brujas, Piruja y Pelleja, la más vieja del grupo, entraron por la puerta trasera y dejó allí su escoba voladora, al lado de donde dejaba la escoba para barrer y limpiar su casa. Al día siguiente, la buscó en su sitio habitual hasta el mediodía, cuando se acordó que estaba en la puerta de atrás, y cuando fue a cogerla, en vez de la voladora, se llevó la equivocada. Esa misma
tarde, se tiró de la colina en la que estaba su cueva, y al ver que la escoba no volaba se dio cuenta de que había cogido la de barrer! Así que cayó a toda velocidad y se quedó enganchada de su túnica morada en un árbol. Cuando llegó la noche, Maruja consiguió bajarse del árbol y fue a coger su verdadera escoba... pero ¡no estaba! Su amiga, la bruja Pelleja, la más vie— 21 —
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ja del grupo, se la había robado porque era más moderna que la suya, aunque Maruja pensaba que en realidad la había perdido. Así que la buscó y buscó hasta que, después de un mes, y cuando las tres amigas fueron a casa de Pelleja, Maruja encontró su escoba voladora y le dio un buen escarmiento a Pelleja. Desde entonces, no volvió a perder nunca más su
Superescoba voladora.
Carlos Alía Fuillerat. 4º curso.
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Un ogro con mucho miedo Érase una vez un ogro, llamado Roca, que vivía en la cueva de un bosque que había cerca de un pueblo llamado Avalor. En ese pueblo, no había muchos habitantes, pero era visitado por mucha gente, porque tenía unas vistas maravillosas. El ogro no quería que nadie lo viese porque era demasiado feo y le daba mucha vergüenza, y encima tenía miedo de todo. Elena, Daniel y Sergio, un grupo de amigos del pueblo, iban todas las tardes al bosque, escondiéndose tras los árboles y disfrazándose de fantasmas para asustar al ogro, que lo pasaba muy mal por el miedo que tenía. Esa misma noche, los padres de los niños, que estaban paseando por el bosque, pasaron por la cueva del ogro y pillaron a los niños dentro de la cueva del ogro, que estaban esperando para asustarlo. Los padres les riñeron a los niños y ellos les dijeron que no lo iban a volver a hacer nunca más. Comprendieron que, lo que habían estado haciendo, había estado muy mal. — 24 —
Desde entonces, los niños no fueron más al bosque a asustar al ogro, solo iban a jugar con él porque se hicieron grandes amigos. Marta Pérez Díaz. 4º curso.
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Dino, el dragón Érase una vez un dragón, que se llamaba Dino, y vivía con su madre Fueguina, con su padre Rex y con su hermana Fiona. Un día, Dino fue a ver a sus amigos Grek y Geko, que eran sus mejores amigos.
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Cuando se juntaron todos, se retaron a ver quién era capaz de echar más fuego por la boca. Cuando llegó el día del reto, Dino no consiguió echar fuego por su boca. Entonces, sus amigos comenzaron a reírse de Dino porque ellos sí podían y él, no. Pasaron los días, y Dino pudo echar una pequeña llama de fuego. Entonces, Dino se lo dijo a sus amigos pero ellos no se lo creían. El dragón se lo demostró y fue verdad. Y ya volvieron ser amigos de nuevo. Nerea Franco Sánchez. 4º curso.
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El lobo que no hacía las cosas bien Érase un lobo que todo le salía mal, porque era gafe y además era bastante miedoso. Se tropezaba cada dos por tres, se resbalaba y todo le salía mal. Un día, el lobo se encontró a una niña, llamada María, y el lobo le dijo a María: – ¡Hola! ¿Cómo te llamas? – Me llamo María. – María, ¿me puedes enseñar a no ser gafe y no tener miedo? – ¡Claro que sí!–Respondió la niña. – ¿Qué tengo que hacer para no ser gafe?– Preguntó el lobo. – Tienes que hacer las cosas con mucho cuidado y no pensar a ver si lo que vas a hacer es seguro o no.–Le contestó María. – Y ahora, ¿qué tengo que hacer para no tener miedo? – Pues no preocuparte porque yo estaré contigo siempre para ayudarte. Con el tiempo, tú irás creciendo y haciéndote más fuerte y no tendrás — 28 —
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nunca miedo. – Muchas gracias, María. Menos mal que tú te quedarás conmigo para ayudarme.– Dijo el lobo. – Sí, me quedo contigo. Desde ese día, el lobo y María se hicieron muy buenos amigos y estuvieron siempre juntos. Isabel María Cobos Palmero. 4º curso.
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Un pirata se marea en los barcos Érase una vez un pirata, que se llamaba Juan. Tenía miedo a navegar y una vez se le apareció una mujer llamada Perla y le dijo a Juan: – ¿Por qué no te vienes a navegar con nosotros? – Tú ¿quién eres? ¿Un miembro del barco?–Le preguntó Juan. – Sí. –Respondió Perla. – Y, ¿por qué no te montas tú?–Preguntó Juan. – Yo me voy a montar, pero dice el capitán que no vamos a salir hasta que no estemos todos subidos en el barco. Entonces, Juan le dijo al capitán: – Capitán, no me quiero montar en el barco. – Vale.–Le dijo el capitán. Y todos se subieron al barco menos Juan. Pasaron varios meses, y volvió el barco. Estaba Perla bajando del barco y se encontró con Juan: – Mañana les han preparado, a los ganadores de coger más peces, una fiesta en el mejor crucero. Yo he quedado tercera y me dejan invitar a alguien. ¿Vienes? — 31 —
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– Vale.–Responde Juan. Se fueron a dormir, amaneció y se montaron en el crucero. A la media hora de subir, Juan se empezó a marear. Pidió al capitán del crucero que regrese al puerto. El capitán le contestó que no podía volver, que lo dejaría en una pequeña isla que estaba a la izquierda. Entonces, Juan y Perla dijeron que sí. En la isla, se encuentran a una mujer, llamada Verónica, que Perla conocía y le pregunta: – ¿Qué haces? – Una barca.–Contesta Verónica. – ¿Para cuántas personas? –Le preguntó Perla. – Para diez personas. – ¿Nos puedes llevar?–Preguntaron Juan y Perla. – Sí, por supuesto. ¡Montaos!–Dijo Verónica. Se montaron y Juan no se mareaba. Llegaron al puerto de la ciudad y Juan saltaba de felicidad por no haberse mareado. Victoria C. Rodríguez Chaparro. 4º curso. — 33 —
Dragón Érase una vez un dragón que no podía echar fuego por su boca. El dragón se llamaba Sergio. No tenía amigos porque no podía echar fuego por su boca. Pero un día, Sergio se enfrentó al dragón de la escuela, porque en la escuela de dragones, se metía con él. El dragón de la escuela se llamaba Hugo. Hugo retó a Sergio. El reto consistía en ver quién echaba más fuego por la boca. Como Sergio no tenía amigos, tuvo que entrenar solo. Hugo era malo con sus amigos, entonces los amigos de Hugo fueron a enseñarle a Sergio cómo se
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echaba fuego por la boca. Y llegó el día del reto. Los dos dragones, Sergio y Hugo, comenzaron a echar bolas de fuego por sus bocas, cada vez las llamaradas eran más grandes. Al final, ganó Sergio, gracias a la ayuda de sus amigos. Desde entonces, Sergio tuvo amigos y podía echar grandes llamaradas de fuego por su boca. Juan Manuel Espejo Caamaño. 4º curso.
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Un fantasma no consigue asustar a nadie Había una vez un fantasma que no conseguía asustar a nadie. Lo intentaba, una y otra vez, pero nunca asustaba a nadie. Así que se disfrazó y se puso feísimo. Se colocó una peluca negra, dientes de conejo, un zapato viejo de color marrón y un trozo roto. En la cara le salieron hongos verdes.
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Y así, de esta manera, cada vez que alguien lo veía, salía corriendo porque tenían mucho miedo de este nuevo fantasma. Y, desde aquel día, el fantasma se puso muy feliz y contento, paseaba por las calles y las personas se asustaban tanto que ¡salían corriendo! Selene Caparrós Verdesoto. 4º curso.
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Un lobo miedoso que era muy gafe Érase una vez un lobo que lo rompía todo y era muy miedoso. Un día, iba por el bosque caminando y se encontró una casa y dentro no había nadie. Entró y… ¡plas! Rompió un cristal. El dueño de la casa era un león, se fue corriendo y se escondió en el cuarto de baño. Después de un buen rato, el león entró en la casa y subió al cuarto de baño. Abrió la ducha y, por casualidad, el lobo estaba allí dentro y, cuando vio al león, se desmayó. Dio la casualidad que el león era majo y llevó al
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lobo al hospital “San Ignacio”. Allí, el lobo se reanimó y, cuando se despertó, ya no tenía miedo de nada ni de nadie. Cuando vio al león le preguntó: – ¿Qué ha pasado? – Que te has desmayado y te he traído al hospital. –Le contesto el león. El lobo le agradeció que le hubiera llevado al hospital. Cuando salieron del hospital, el lobo le dijo al león que él no tenía casa. El león le contestó que se podría quedar a vivir con él, mientras encontraba una casa. Al cabo de dos meses, el lobo encontró una y se fue a vivir a su nueva casa. Una vez encontrada la casa, la fue pagando a plazos. Después de pagar la casa, encontró un nuevo trabajo que consistía en excavar pozos subterráneos. Más tarde se casó, tuvo cuatro hijos y vivió feliz. Rafael Ruiz Ruiz. 4º curso. — 39 —
Un ogro miedoso Érase una vez un ogro que tenía tres hermanos llamados: Gruñón, Travieso y Grandote. Él era el más pequeño y lo llamaban Miedica, porque le daba miedo asustar a la gente. Un día, los cuatro ogros fueron a un campo de fútbol. Los hermanos de Miedica le dijeron que tenía que asustar a dos niños que estaban charlando. Miedica dijo que no y… sus hermanos se lo volvieron a repetir. Y él seguía teniendo miedo y no se atrevía a asustar a los dos niños. Se hizo de noche y se marcharon a casa a dormir. Al día siguiente, cuando los ogros se despertaron, vieron que Miedica ya no estaba. Travieso miró debajo de la cama de Miedica y lo encontró. Entonces, Grandote le preguntó: – ¿Qué te pasa? Él respondió: – Que me da miedo asustar a la gente. Todos se rieron de él. Miedica se enfadó y se fue de la casa. Se pasó dos horas caminando, se encontró con un árbol que era tan ancho que no se veía lo que había detrás de él, se asomó y había un niño. — 40 —
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El ogro se asustó porque le daba miedo el niño. Salió corriendo a toda pastilla y se encontró con Gruñón. Entonces, Gruñón le preguntó: – ¿A dónde has ido? Miedica mintió: – He ido al supermercado. Luego, dijo Gruñón: – ¿Y cómo que no tienes las bolsas?–Se extrañó Gruñón. – Me las he dejado atrás.–Contestó Miedica. Posteriormente, llegaron todos a casa. Travieso dijo: – ¡Qué susto nos has dado! ¡No te escapes más! Fueron todos de paseo y se encontraron con dos niños. Gruñón, Travieso y Grandote fueron a asustarlos pero… Miedica se escondió detrás de un árbol. Los niños se asustaron y salieron corriendo. Desde ese momento, a Miedica ya no le daba tanto miedo los niños. Marcos Javier Membrives Álvarez. 4º curso. — 42 —
El pirata miedoso Érase una vez un pirata, llamado Jack Sparrow, que tenía miedo a navegar. Le tenía tanto miedo a navegar porque casi se ahoga de pequeño. Jack vivía en una isla con un volcán. Un día, el volcán entró en erupción y, Jack sólo podía salvarse si navegaba para huir de la isla. Cogió la balsa de su padre, se montó en ella y se metió en el mar. Tenía tanto miedo que se agarró al mástil de la balsa y cerró los ojos. Como el mar estaba tranquilo, ya no tenía tanto miedo. De repente, vio que se acercaba una gran tormenta y se asustó un poco, pero descubrió que no se puede tener miedo sin razón. Y desde ese día, el pirata Jack fue muy valiente y llegó a ser el capitán de un barco. Irene Alcaraz Godoy. 4º curso.
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Un lobo miedoso Había una vez un lobo con miedo y que no podía aullar. Así, cuando se encontraba en peligro, no podía avisar a la manada. Un día, el lobo tuvo tres cachorritos: uno se llamaba Lobezno; otro, Paulo; y el tercero, que era el más travieso, Juguetín. Un día, Juguetín se perdió. La madre se quedó con Paulo y Lobezno, y el padre fue a buscarlo. El padre intentaba aullar, pero no podía hasta que sacó pecho y consiguió aullar un poco. Cada vez estaba más cerca de su hijo Juguetín, y más, y más, y más hasta que descubrió que se había caído por un barranco. El padre se tiró y logró subir a Juguetín. A partir de ese momento, ya no tuvo miedo nunca más. Nicolás Tortosa Rosa. 4º curso.
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El mago Hace mucho tiempo existía un mago que se llamaba Lucas. Lucas necesitaba hacer su pócima mágica que tuviera sal, cuerno de unicornio y una lágrima de dragón. Lucas tenía la sal y la lágrima de dragón, pero no tenía el cuerno. Entonces, Lucas decidió ir al país “Villa Unicornio”. Llegar a ese país era casi imposible, estaba muy lejos. Pero Lucas no se lo pensó dos veces y se fue con su escoba. Su primera parada fue en “Villa Castor”. Después pasó por “Villa Magia”. Y por fin, llegó a “Villa Unicornio”. Pero Lucas tuvo un problema: los guardianes del país “Villa Unicornio” no le dejaron entrar. Pero, como el mago Lucas poseía una magia especial, voló por encima de ellos con su escoba y, entonces, pudo coger un unicornio. Luego, se marchó volando pero en un segundo se le paró la escoba y se cayó. — 47 —
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Menos mal que se cayó en “Villa Castor” porque, allí, se encontró dos castores que le ayudaron a volver a su casa. Desde entonces, pudo fabricar su pócima mágica. Laila Sliti Wojciechowska. 4º curso.
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El lobo gafe Érase una vez un lobo que le salía todo mal y todas las cosas le asustaban. Se llamaba Aullido. Un día, fue a la pradera con sus amigos: un conejo que se llamaba Saltitos; y un zorro que se llamaba Manchas. Los tres amigos se pusieron a jugar, pero Saltitos vio una furgoneta y un hombre con una escopeta y dijo Saltitos: – ¡Corred, corred, un cazador! El cazador venía a buscar animales. Los tres amigos, escondidos en una cueva, ¡estaban despavoridos! Y Manchas dijo: – Tranquilizaos, mantened la calma, no pasa nada. Manchas los tranquilizó, pero Aullido se envalentonó. ¿Por qué lo hizo si era tan miedoso? – ¡Allá voy! No os mováis de aquí, ¿vale? Entonces, Aullido se tropezó con una piedra y cayó en los pies del cazador. Se fue corriendo hacia el bosque. Pero a Saltitos y a Manchas los cogió el cazador. Aullido encontró a un señor mayor a quien le dijo: — 50 —
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– ¡Ayúdeme, por favor! Se han llevado a mis dos amigos por mi culpa y porque soy muy gafe. Y el señor le dio unos polvos mágicos con los que no volvería a ser gafe nunca más. Corriendo fue a buscar a sus amigos y los encontró. Los liberó de la jaula, donde los tenía encerrados el cazador, y se marcharon de allí. – Chicos, ¡ya no soy gafe!–Exclamó Aullido. – ¿Cómo que ya no eres gafe?–Le preguntó Saltitos. Aullido les explicó por qué ya no era gafe y sus amigos le dijeron: – No nos importa que seas gafe, nos gustas tal como eres. Aullido lo entendió, se fue a casa del viejo y le pidió que le quitara los poderes. Al final, el mago aceptó y vivieron felices para siempre y comieron perdices. Cayetana Caro Garrido. 4º curso. — 52 —
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El mago no puede hacer magia Érase una vez un niño que quería hacer magia, pero no podía hacer magia y todos sus amigos se reían de él. Un día se enfadó tanto que se puso a hacer magia pero, al hacer magia, congeló a uno de ellos. Se arrepintió de la magia que había hecho y estudió para deshacer el hechizo. Los amigos no querían que lo volviera a intentar, pero él lo hizo todo bien. Todos se abrazaron, pero el niño dejó la magia y al coger el juego de magia, después de un año no sabía utilizarlo. Así que, el niño no lo volvió a coger, después de lo sucedido. Marta Moyano Téllez. 4ª curso.
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Un mago no podía hacer su pócima Había una vez un mago que no podía hacer su pócima. El mago se llamaba Merlín. Un día, Merlín se puso a hacer su pócima. Lo estaba intentando, pero no le salía la pócima. Varios días después, volvió a intentarlo y esta vez sí pudo hacer la pócima que quería, y le salió un diamante. Se puso de noche y se fue a dormir. Al día siguiente, se puso a hacer otra pócima. Lo intentó, pero no le salió. Se puso otra vez de noche, pero tampoco. Al día siguiente, lo volvió a intentar y le salió. Se puso muy contento porque, con la nueva pócima, le habían salido muchas monedas de oro. Florín David Dragomir. 4ª curso.
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Cuentos al séver ¡Hola! Los niños de 4º curso de educación primaria hemos escrito un libro de cuentos. Este libro es el sexto de este curso escolar, de nuestra colección “Jirafita”. Primero, el maestro Paco nos mandó escribir un cuento. Cada niño tenía un tema distinto para escribir su cuento. También, nos dijo que teníamos de plazo para entregarlo hasta el día 5 de diciembre. Ese día, después de un control, el maestro Paco recogió los borradores y los dibujos de los cuentos que habíamos realizado. Luego, el maestro le dijo a nuestra compañera Sara Caro Panadero que dibujara la portada del libro. Y a mí, que escribiera la contraportada del libro. Al día siguiente, nos fuimos a la sala de ordenadores para que pasáramos los borradores a limpio en los ordenadores. Algunos temas que nos dijo el maestro fueron: sobre un lobo gafe, sobre un dragón que no podía echar fuego, sobre una bruja que no podía volar con su escoba, sobre un mago que no podía hacer su pócima, etc. ¿Queréis leer nuestros cuentos? !Pues adentraos en este libro y descubrirás muchas aventuras y muy divertidas! Rafael Ruiz Ruiz.
Alumnos de 4º curso. CEIP “El Parque”. Palma del Río.
Colección: Jirafita.