Vidas de mujeres

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Vidas de mujeres


© Del texto: Alumnado de 4º curso de Educación Primaria, 2018 © De la ilustración de la portada: Isabel María Cobos Palmero, 2018 © De la reseña de la contraportada: Selene Caparrós Verdesoto, 2018 © De las ilustraciones: Alumnado de 4º curso de Educación Primaria, 2018 © De esta edición: Alumnado de 4º curso de Educación Primaria, 2018 Colección: Jirafita 8 de marzo de 2018 Diseño: Taller de prensa. Impreso en C.E.I.P. “El Parque” Avda. de la Diputación, S/N. 14700-Palma del Río (Córdoba) Impreso en España – Printed in Spain Reservados todos los derechos. De conformidad con lo dispuesto en el artículo 534-bis del Código Penal vigente, podrán ser castigados con pena de multa y privación de libertad quienes reprodujeren o plagiaren, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica fijada en cualquier tipo de soporte, sin la preceptiva autorización.


Índice La mujer futbolista……………………..………………………………………………………………..……......

Escrito e Ilustrado por Alex Moreno Carrera.

La mujer piloto…………………….………………………………………………………………………..……….....

Escrito e Ilustrado por Cayetana Caro Garrido.

La mujer cocinera …………………………………………………………………………………………………....

Escrito e Ilustrado por Francisco Capote Muñoz.

La mujer astrónoma……………………………………………………………………………………………...

Escrito e Ilustrado por Rafael Ruiz Ruiz.

La mujer trabajadora…………………………..………………………………………………………….....

Escrito e Ilustrado por Manuel Miguel Barrientos Palma .

La mujer trabajadora………………………………………………………………………….…….………..

Escrito e Ilustrado por Marcos Javier Membrives Álvarez.

La mujer trabajadora……………………………….………………………….…………………………....

Escrito e Ilustrado por Isabel María Cobos Palmero.

Érica, la mujer piloto……………………………………………….…………………………………….....

Escrito e Ilustrado por Juan Manuel Espejo Caamaño.

La mujer trabajadora…………………..…………………………………………………………………...

Escrito e Ilustrado por Carlos Alía Fuillerat.

La mujer trabajadora…………………………………………………….…...............................

Escrito e Ilustrado por Victoria Concepción Rodríguez Chaparro .

María, la controladora aérea…………………..……………………………………………...

Escrito e Ilustrado por Pedro Parejo Caro.


La primera taxista…………………………………………………….….....................................

Escrito e Ilustrado por Irene Alcaraz Godoy.

La mujer militar…………………..……………………………………………………………………………....

Escrito e Ilustrado por Nerea Franco Sánchez.

La mujer trabajadora…………………..…………………………………………………………………...

Escrito e Ilustrado por Alexandru Cosmin Migdan.

Un día en avión…………………..……………………………………………………………...…………….....

Escrito e Ilustrado por Marta Pérez Díaz.

Las mujeres trabajadoras…………………..………………………………………...………………..

Escrito e Ilustrado por Selene Caparrós Verdesoto.

La mujer minera…………………..………………………………………..……………………………………...

Escrito e Ilustrado por Antonio Florentín Berceanu .

En huelga…………………..……………………………………………………………………….………………………..

Escrito e Ilustrado por Sara Caro Panadero.

La primera arqueóloga…………………..………………………………………………………...…....

Escrito e Ilustrado por Abril Blanco Muñoz.

La mujer trabajadora…………………………………...…….…………………………………………...

Escrito e Ilustrado por Darie Sabán Mario.

La mejor madre…………………..………………………………………………………...……………………....

Escrito e Ilustrado por Nicolás Tortosa Rosa.

La mujer futbolista………...……………………………...…….……………………………………………..

Escrito e Ilustrado por Ancuta Mihai.

Lucía y Carlota…………………………………...…….…………………….……………………………….....

Escrito e Ilustrado por Marta Moyano Téllez.


Vidas de mujeres


La mujer futbolista Érase una vez una mujer que quería ser futbolista y los hombres le decían que el fútbol era nada más que para ellos. La mujer les dijo que era injusto y se apuntó al fútbol a una{escuela{llamada{|tleti{Club{“Los{Caracoles”. Ella entrenaba, todos los días, con mucho esfuerzo, pero los hombres se reían de ella. Un día, llegó la hora de jugar un partido y ninguno de sus compañeros le pasaban el balón. Pero una vez que pilló el balón, la falló porque el portero era muy bueno y los hombres se pelearon con ella. Entonces, la mujer dijo: – No pasa nada, otra vez será. Y el entrenador le dijo: – A ti te voy a pagar menos dinero; y a los hombres, más. La mujer se enfadó mucho y se puso en huelga, y el entrenador le dijo:



– Ven, que te pagaré más. Pero era mentira. La mujer se fue y el entrenador la encerró en los vestuarios sin comida y sin nada. Y así la dejó meses sin salir. Al final, la mujer se murió. Cuando su familia se enteró, al cabo de un tiempo, fueron a denunciar al entrenador. La policía fue en busca de él y le dijo: – Tienes derecho a un juicio, pero el juez te va a condenar a cadena perpetua. Luego, enterraron a la mujer y los hombres del equipo se arrepintieron de haberle dicho que no podía jugar al fútbol.

Alex Moreno Carrera. 4º curso.


La mujer piloto Érase una vez una niña que se llamaba Sonia y, de mayor, pensaba ser piloto de guerra. Cuando iban a las tiendas, veía uniformes de soldados y le decía a su madre: – ¡Mamá, mamá! ¡Cómprame el uniforme, por favor! ¡Te lo suplico! – Ya tienes demasiados uniformes y juguetes de eso, no podemos estar todos los días comprando lo que te guste. – Ufff, está bien. Unos años más tarde, Sonia se hizo mayor, bueno, adulta y su madre Sasi ya era muy anciana. Tenía 80 años. Sonia{la{cuidaba{mucho{para{que{no{enfermara… Pero un día, enfermó la madre de Sonia, por una enfermedad del cáncer. Sonia no podía más, su madre había muerto. – ¿Por quéééé? –Gritó Sonia, dando un puñetazo en la mesa. Unos meses después, encontró pareja y fue mamá de un


lindo niño. Se fue a vivir a una bonita casa en el campo donde todo era naturaleza y animales. Pero un día se hartó y dijo claramente a su marido: – Me marcho a la guerra, es mi sueño desde que era pequeña. ¡Adiós! – Pero, ¿por qué te vas? –Preguntó su marido. – Ya te lo dicho: es mi sueño desde que era una cría. – Bueno,{si{quieres{irte,{vete.{Si{ese{es{tu{sueño… – ¡Gracias! Sonia{se{montó{en{el{avión{para{irse,{pero…{cuando{había llegado a su destino vio en la televisión un coche estrellado en una gasolinera. Era su hijo y su marido, los dos habían fallecido en el accidente. Sonia se quedó sola, con la muerte de su madre, de su marido y de su hijo. – Es el fin para mí, ¿qué voy a hacer? –Dijo Sonia. Lo pensó bien, se puso seria, sacó pecho y se enfrentó a su mayor miedo: estar sola en la guerra.



Cuando llegó el momento de realizar las pruebas, sólo había hombres y una mujer: ella. Todos se burlaron de ella pero, eso le dio motivación para hacer las ocho pruebas más difíciles y dijo en su mente: – Puedes hacerlo, Sonia. Sólo respira. Puedes hacerlo. No tengas miedo, sólo son unos memos. Superó todas las pruebas y, por sus buenas notas, se hizo capitán del equipo de aviones y avionetas. ¡Era su sueño hecho realidad! – ¡¡¡Sííí!!!{Lo,{lo,{lo…{conseguí.{Es{mi{sueño{hecho{ realidad. Cuando vio su avioneta jefe, le puso de nombre “Metralleta”.{Era{supergraciosa{para{el{equipo{de{ aviones. Allí, Sonia se lo pasaba genial, siempre había una fiesta y todos le decían: – ¡¡¡¡Sonia es la MEJOR!!!! Pero un día, vieron una bomba cayendo del cielo. Era la guerra, pero no importaba porque Sonia iba preparada. Cogió su avioneta, la recargó de misiles y a todos que se les acercaba, a todos los mataba.


– ¡¡Sí!! Pero Sonia no veía que le iban a disparar por detrás y, al final, le dieron y murió. Sí pero los que eran de su equipo y no murieron, ganaron la guerra gracias a Sonia que siempre la recordaron. Le pusieron una estatua en el nombre de la primera mujer piloto de la guerra de la historia.

Cayetana Caro Garrido. 4º curso.


La mujer cocinera Érase una vez una mujer que se llamaba Laura. Era cocinera y ama de casa pero le pagaban muy poco dinero. Ella era amable, rápida y buena cocinera pero el problema, que tenían las mujeres y ella, era que le pagaban menos que a los hombres. A ella 5,75 euros la hora; y a los hombres, 10,25 euros. Y encima, cuando llegaba a casa tenía tres hijos y una hija, todos muy pequeños. Su casa era pequeñita, con un jardín grande donde jugaban los niños. Al día siguiente, cuando Laura se levantó, llamó a su madre y al llegar al trabajo habló con sus compañeras. Se pusieron en huelga y fueron al ayuntamiento. En él le dijeron al alcalde que por qué le pagan más dinero a los hombres que a ellas, las mujeres. El alcalde les dijo: – Porque los hombres son mejores que las mujeres. Entonces, las mujeres decidieron hacer mal la comida, servirla mal y apuntar mal la cuenta.



Y así, días tras días, venían menos personas al restaurante. Entonces, quien se encargaba de dirigir el restaurante fue al ayuntamiento y le dijo al alcalde que les subieran el sueldo a las mujeres. El alcalde dijo que no. Entonces, fueron a un juicio. El alcalde declaró que las mujeres querían que les subieran el sueldo y el encargado dijo que les subieran el sueldo sólo un poco, sólo un poquito. Luego, hablaron las mujeres y dijeron: – No queremos que nos suban el sueldo, queremos los mismos sueldos que los hombres, lo que sea justo. Al final, el juez dijo que las mujeres tenían que cobrar el mismo sueldo que los hombres.

Francisco Capote Muñoz. 4º curso.


La mujer astrónoma Había una vez una mujer que era astrónoma y tenía un compañero de trabajo. Ella se llamaba Lucía y cobraba la mitad del sueldo que su compañero. Su compañero de trabajo, llamado Ramón, realizaba el mismo trabajo que Lucía. Un día Lucía se quejó a su jefe de que cobraba mucho menos que Ramón. Y su jefe le dijo: – Es que Ramón es un hombre y tú eres una mujer; y a los hombres siempre hay que pagarles más dinero. Ramón estaba escuchando lo que el jefe le estaba diciendo{a{su{compañera{Lucía.{Él{disimuló{pero…{no{entendía{ por qué había que pagarles siempre más a los hombres, como él, que a las mujeres, como Lucía. Al cabo de una semana, el jefe tenía que pagarles el sueldo del mes a sus empleados Ramón y a Lucía. Ramón contó su dinero y su jefe le había pagado 500 euros{y…{a{su{compañera{Lucía{vio{que{le{había{pagado{ 250 euros. Entonces, Ramón le dijo a su jefe:



– ¿Por qué le paga a ella 250 euros menos que a mí? Y su jefe le contestó: – Porque ella es una mujer y tú eres un hombre. – ¿Y qué? –Preguntó Ramón. Deberías pagarle a ella más o menos como a mí. Y su jefe le preguntó: – ¿Por qué? Y Ramón le respondió: – Porque tanto las mujeres como los hombres somos iguales. Y su jefe se calló y le entregó a Lucía 250 euros más para que ganase igual que Ramón. Desde ese día, el jefe comprendió que las mujeres deben cobrar lo mismo que los hombres, y siempre le pagó igual a Lucía que a Ramón.

Rafael Ruiz Ruiz. 4º curso.


La mujer trabajadora Una mujer, llamada Clara, trabajaba pilotando un avión. En ese puesto de trabajo hay pocas mujeres, pero Clara sabe hacerlo muy bien. Ella es alta, joven, tiene el pelo marrón y liso, y tiene 28 años. Clara vive en España, en un pueblecito de Córdoba. El pueblo se llama Hornachuelos, cerca de otro pueblo llamado Palma del Río. El pueblo de Hornachuelos es muy bonito y tiene cerca la sierra, donde hay una flora y una fauna diversa. Lo que ocurrió es que Clara la despidieron del trabajo porque hay muy pocas mujeres que sean pilotos y, además, le pagaban muy poco por el mismo motivo: existen pocas mujeres pilotos. A Clara le encantaba su trabajo pero, una vez que la despidieron, no volvieron a contratarla de nuevo. Así que se fue a su casa a trabajar de ama de casa. Ese trabajo no le gustaba pero, conforme pasaba el tiempo le iba gustando.



Así, con el paso del tiempo, le fue gustando cada vez más y se puso muy contenta.

Manuel Miguel Barrientos Palma. 4º curso.


La mujer trabajadora Érase una vez una mujer que se llamaba Elena. Ella era muy trabajadora porque, además de su trabajo en la tienda de su jefe, era ama de casa. Ella vivía en Luxemburgo. El lugar es muy bonito y, además, es una ciudad muy grande. Un día, Elena fue a trabajar y llegó un compañero para ayudarla, porque ella antes trabajaba sola. Ese mismo día, el día 6 de marzo, le dio su jefe menos dinero a Elena y más a Guillermo, su compañero de trabajo. Elena se enfadó, pero no le dijo nada a su jefe. A la mañana siguiente, cuando Elena se despertó, desayunó y se marchó a su puesto de trabajo. Ella se tiró todo el día encerrada en la tienda. Llegó las 10:30 de la mañana y Guillermo se fue a un bar, que había al lado de la tienda, y se quedó allí hasta las 17:15 de la tarde. No llegó nadie a la tienda y Guillermo se llevó todo el dinero que le tenían que dar a Elena. Elena se marchó a su casa a dormir pero, antes tuvo que recoger la ropa, poner una lavadora y se fue a dormir.



Cuando se despertó, fue a hacer la compra pero se dio cuenta que no tenía dinero. Entonces, Elena se fue al trabajo y, como vio que el jefe no le había dado el sueldo del día anterior, le puso una denuncia a su jefe. Desde entonces, Elena no volvió a ver más a su jefe durante toda su vida.

Marcos Javier Membrives Álvarez. 4º curso.


Érica, la mujer piloto Había una vez una niña llamada Érica. Érica era muy valiente. Un día, se fue de viaje a Londres con sus padres y hermanos. Érica tenía miedo del avión y las alturas. Se montó y pasaron una o dos horas y ella no sabía que había despegado porque le había encantado el viaje. Desde ese momento,{quiso{ser…{¡piloto{de{avión! Érica se dijo: – Tengo que estudiar. Entonces, Érica comenzó a estudiar, una y otra vez, pero no{lo{conseguía.{Érica{se{sentía{muy{triste.{Pero…{ ¡aprobó! Érica, sus padres y sus hermanos se pusieron contentísimos. Los padres le dijeron: – ¡Muy bien, Érica! Los hermanos le dijeron: – ¡Muy bien, hermanita!



Ella no sabía qué hacer. Y la lio, mucho, mucho. No{sabía{despegar,{no{sabía{aterrizar,…{Pero,{poco{a{ poco, fue aprendiendo y, al final, hasta consiguió llevar a su familia. Érica siempre estuvo contenta.

María Isabel Cobos Palmero. 4º curso.


La mujer trabajadora Había una vez una mujer que trabajaba mucho de limpiadora,{bombera,…{Tenía{diez{trabajos.{Ella{decía{a{sus{ jefes que le dieran una subida de sueldo porque no le daban suficiente dinero. La mujer se llamaba Ana y los jefes sólo le pagaban 492 euros, y Ana pensaba que lo justo sería 1.502 euros. Entonces, ella se lo dijo al jefe, pero él le dijo que no.


Ana estuvo varios días pidiéndolo, pero siempre le decían que no. Ana tuvo una idea. La idea consistía en ponerse en huelga. El jefe se dio cuenta del trabajo que realizaba Ana y, al final, le pagó lo que ella quería: 1.502 euros. Desde aquel día, Ana continuó trabajando y siempre estuvo feliz.

Juan Manuel Espejo Caamaño. 4º curso.


La mujer trabajadora Un día, una mujer llamada Rosario. Ella trabajaba con su hermano, David, en una panadería haciendo la masa del pan, igual que David. Al mes, Rosario se dio cuenta que a su hermano le pagaban más dinero que a ella y le pidió a Antonio, su jefe, que le aumentara el sueldo: – Hola, jefe. –Dijo Rosario. – Hola, Rosario, ¿qué te trae por aquí? –Le preguntó Antonio. – Le pregunto si por casualidad me podría subir el sueldo. Me he dado cuenta que a mi hermano le pagas más que a mí. – ¡No!, y vete de aquí. –Le contestó Antonio muy enfadado. – Vale, perdón por malgastar su tiempo. Entonces, María se declaró en huelga y no fue a su puesto de trabajo.



Un trimestre más tarde, el jefe de la panadería se dio cuenta que el porcentaje de trabajo, desde que Rosario se fue, había bajado. Al día siguiente, no dudó en llamarla, pedirle perdón, volver a contratarla y subirle el sueldo. Y desde entonces, esa marca de pan se convirtió en famosa.

Carlos Alía Fuillerat. 4º curso.


La mujer trabajadora Érase una vez una mujer llamada Clara. Ella tenía los ojos marrones; su pelo, de un negro muy oscuro. Una vez dijo: – Necesito un trabajo. Y fue a buscar un trabajo. Al principio, no conseguía encontrarlo, hasta que vio en una tienda un letrero que decía:{“Se{busca{empleado”.{Clara{entró{y{pidió{el{puesto de policía. – Hola, ¿me puede contratar? – No. – ¿Por qué no puede ser? – Porque queremos un hombre, no una mujer. – ¿Y qué más da si es un hombre o una mujer? Si tenemos el mismo derecho, y los dos somos seres humanos. Sólo que somos de distinto sexo. – ¡Hay mucha diferencia! ¡Y no me preguntes más! – ¿Y cuáles son las diferencias?



– ¿Eeee? – Eso no es ninguna respuesta. –Dijo Clara. Después de cinco minutos discutiendo, entró un hombre. Se llamaba Juan. – Hola, ¿me puede contratar? – ¡Claro! – ¿Por qué a él lo contratas y a mí, no? –Preguntó Clara. – Ya te lo he dicho antes. – Pues, ¿nos contratas a los dos? – No. Sólo a uno. Bueno, el que sea mejor. – Vale. –Se conformó Clara. Los dos tenían la misma puntería. Los dos estaban al mismo nivel. Y los contrató a los dos y preguntó Clara: – ¿Cuánto nos vas a pagar? – A ti, 800 euros; y a Juan, 1.000 euros. – ¿Por qué a mí menos dinero?


– Eso. –Dijo Juan. – Porque lo digo yo. Los dos hablaron: – Juan, ¿qué vamos a hacer? – No sé. – Yo tampoco. Bueno, ¡se me acaba de ocurrir algo! – ¿El qué? ¿Decírselo a la policía? – Sí. – Pero si él es el jefe de la policía. – ¡De otro municipio! – ¡Es verdad! Al final, los dos se quejaron e inmediatamente se lo llevaron a la cárcel y les ofrecieron a los dos un puesto de trabajo con el mismo sueldo. Y se hicieron amigos.

Victoria Concepción Rodríguez Chaparro. 4º curso.


María, la controladora aérea Érase una vez una mujer, llamada María. Ella era una mujer trabajadora, valiente, decidida; sus ojos eran de color negro, su pelo era rubio y largo y siempre tenía una sonrisa en los labios; su cuerpo era delgado, casi siempre vestía con ropa cómoda. Ella vivía en una casa muy grande. Tiene muchos libros de inglés, también tenía un ordenador para hacer sus trabajos. La casa tenía una gran sala de cine donde se juntaba con sus amigas. Un día, María se presentó a una prueba de examen para ser controladora aérea. Cuando llegó, la echaron para atrás y le dijeron: – Eres una mujer, no puedes ser controladora aérea. María dijo: – Déjame, sólo una oportunidad. Le contestó el hombre: – Vale, sólo una oportunidad.



María realizó su examen y aprobó. Todas sus amigas y toda su familia estaban muy contentas. María empezó a trabajar y fue la mejor controladora aérea de España.

Pedro Parejo Caro. 4º curso.


La primera taxista Érase una vez una mujer, llamada Sofía. Sofía era delgada, alta, con ojos azules, morena con el pelo largo y liso. Ella quería ser taxista. En su ciudad había una empresa de taxis. El jefe, aunque necesitaba trabajadores, por el hecho de ser Sofía una mujer, no la contrataba porque decía que las mujeres no sabían conducir bien. Pasaron días, semanas, meses y Sofía tuvo una idea: hacer una protesta contra la empresa por el hecho de no dejar a las mujeres trabajar como conductoras; sólo utilizaban a las mujeres por su físico, para publicidad. Sofía se lo contó a sus padres, a sus amigos y amigas. Todos le aconsejaron no hacer la protesta, aunque en el fondo la apoyaban. El día 7 de febrero de 1999 preparó una pancarta que ponía: «¡¡Quiero ser taxista, no me dejan por ser mujer!!» El dueño de la empresa de taxis se lo pensó varios días.



– Mira, el día 20 de febrero, un trabajador se jubila. ¿Te vienes ese día y empezamos las prácticas? Si apruebas, te contrato. –Le dijo Juan, que es como se llamaba el jefe de la empresa. Ella contestó ilusionada: – |sistiré{con{mucho{gusto{pero…{una{pregunta:{¿a{qué{ hora tengo que estar? Y él le contestó: – A las once y cuarto de la mañana. No llegues tarde. Ella se despidió muy amablemente. El día 19 de febrero de 1999, Sofía estaba superilusionada…{Cuando{se{hizo{de{día,{se{arregló,{desayunó,{se{ hizo un moño para que no le molestara su pelo largo en la cara, se cepilló los dientes, cogió las llaves del coche, se montó en él y se marchó al local. Llegó a las 11:10, cinco minutos antes de la hora programada. Realizó{la{prueba{y…{¡¡aprobó!!{Sofía{estaba{muy{ilusionada y contenta.


Al final, Sofía consiguió ser la mejor empleada de la empresa en muy poco tiempo. Cinco años después, llegó a ser subdirectora y, al año siguiente, fue jefa de la empresa.

Irene Alcaraz Godoy. 4º curso.


La mujer militar Érase una vez una mujer que quería ser militar. Ella se llamaba Mikaela. Un día, la mujer fue a que la apuntaran para ser militar. Pero un hombre le dijo que ella no podía trabajar siendo militar. – ¿Por qué? –Preguntó Mikaela. – Porque aquí sólo trabajan hombres. –Le dijo el hombre. – Pero, ¡no puede ser así! –Respondió Mikaela enfadada. – ¿Por qué no puede ser así? –Preguntó el hombre. – Porque todos somos iguales. –Contestó tranquila la mujer al hombre. – Yo no lo sabía. –Dijo el hombre. – Entonces, ¿me dejas trabajar de militar? –Preguntó Mikaela. – ¡Pues claro que sí! –Respondió el hombre sonriente.



Desde ese día, ya podían trabajar todos, hombres y mujeres, porque todos somos iguales.

Nerea Franco Sánchez. 4º curso.


La mujer trabajadora Es una mujer que trabaja en la agricultura, y se llama María. Ella trabaja en el campo, en un lugar que está muy bien. A María se le ocurre ir al jefe para preguntarle. El jefe le dice a María:


– ¿Qué quieres, María? Y ella le dice: – Quiero que me pagues el salario con más dinero que el que me pagas porque estoy mucho tiempo trabajando en el campo. El jefe le dijo a María: – Vale, te voy a subir 100 euros más. Y María se marchó feliz a su casa.

Alexandru Cosmin Migdan. 4º curso.


Un día en avión Un 8 de marzo de 2018, estaban trabajando dos mujeres pilotando un avión. Ellas se llamaban Irene y Nerea. Estaban a punto de aterrizar en California. Un pasajero, llamado Daniel, se equivocó y no bajó del avión. Entonces, vio que dos mujeres, Irene y Nerea, habían pilotado el avión. Daniel se quejó diciendo que dos mujeres no podían manejar el avión, que lo tenían que hacer dos hombres. Irene y Nerea le respondieron: – No hace falta que lo piloten dos hombres. También lo podemos manejar dos mujeres. Así que, le abrieron la puerta del avión, se bajó Daniel y cerraron la puerta. Irene y Nerea hicieron una parada de una hora para descansar y tomarse un refresco. Irene{apretó{un{botón,{que{ponía{“puerta”,{y{se{abrieron{ las puertas del avión. Se montaron nuevos pasajeros pero, en el avión se volvió a subir Daniel y se dirigió para donde estaban Irene y Nerea.



Al verlo, Irene y Nerea le dijeron: – Vete de aquí, a tu asiento. No queremos que nos digas cosas feas. Varias horas después, cuando iban a realizar el sexto aterrizaje, se dieron cuenta que le pagaban muy poco dinero y decidieron ponerse en huelga. Cuando terminaron de hacer el último vuelo, les tocaba subir a otro grupo de pasajeros y pensaron quedarse dentro del avión haciendo huelga. Pero se dejaron la puerta abierta y entraron dos hombres a destrozar el avión. Mientras estaban destrozando el avión, otro hombre le dio a un botón que ponía “despegar”{y{el{avión{despegó.{Los{dos{hombres{pudieron{ escapar pero, Irene y Nerea se quedaron dentro del avión. Al rato, el avión se chocó con la cima de una montaña y las dos mujeres y los pasajeros murieron en la montaña. La policía fue al lugar del accidente a investigar quién había hecho eso. Se trataba de Daniel que, junto a otros dos amigos suyos, habían decidido matar a Irene y a Nerea.


Por eso, todos los días 8 de marzo, se celebra el día de la mujer trabajadora para recordar a Irene y Nerea.

Marta Pérez Díaz. 4º curso.


Las mujeres trabajadoras Había una vez tres mujeres trabajadoras. Una era de Almería y se llamaba Lucía; otra de Argentina y se llamaba Nuria; y por último, una mujer de Málaga llamada Sel. Las tres trabajaban en una fábrica. El dueño de la fábrica, que se llamaba Luis, les pagaba poco dinero a Lucía, a Nuria y a Sel. Entonces, las tres trabajadoras se pusieron en huelga un día tras otro. Y dijeron: – Nos encerraremos en la fábrica. Luis, el dueño de la fábrica, se enfadó mucho y les dijo: – ¡Ya vale! ¿Qué queréis para que volváis a trabajar? Y las mujeres le respondieron: – Pues, que nos pagues más. – ¡Vale! ¡A trabajar! –Exclamó Luis. Y se pusieron a trabajar. Pero Luis les mandaba trabajar 24 horas al día, sin apenas descanso.



Y cada día se cansaban más y más, porque no dejaban de trabajar ni un segundo. Pero aún así, Luis no cumplió lo que les había prometido y seguía pagándoles poco dinero. Al final, un día del mes de junio, se marcharon a sus casas y dejaron de trabajar. Y Luis les dijo: – No os vayáis, por favor. Os necesito. Y ellas dijeron: – Vale, pero trabajaremos días normales y nos tienes que dar un sueldo justo. Luis les contestó: – Vale, lo haré. Y así consiguieron las tres mujeres los derechos iguales y siempre estuvieron felices y contentas.

Selene Caparrós Verdesoto. 4º curso.


La mujer minera Érase una vez una mujer que trabajaba en la minería. Esa mujer era buena, linda y guapa. Ella vive en una cabaña pequeña, fabricada de ladrillos. Un día, la mujer, que se llamaba Angie, se ha ido a su trabajo. El capataz de las personas les decía a sus trabajadores: – Hoy os voy a pagar el salario. ¿Vale? – ¡Vale! Cuando terminó de pagar el salario a los trabajadores, fue a pagarle a Angie. A ella le da menos dinero que al resto de sus compañeros. – ¡Capataz, dame todo el dinero, si no yo no vengo más! Porque yo trabajo mucho, igual que los hombres. – Es que este es tu salario. –Le contestó el capataz. – No lo creo. ¡Adiós! Al día siguiente, le dice Angie al capataz: – Yo he trabajado y tú me tienes que dar los dineros



que he ganado con mi trabajo. – ¡Vale! Y, desde ese día, el capataz siempre le pagaba el mismo salario que al resto de los trabajadores de la mina.

Antonio Florentín Berceanu. 4º curso.


En huelga Había una vez una fábrica de muebles. En esta fábrica trabajaban dos mujeres: una se llamaba María; y otra, Lucía. Ellas trabajaban haciendo muebles y conducían el camión para llevarlos a los comercios. Ricardo, el dueño de la fábrica, les pagaba muy poco dinero a María y a Lucía. En cambio, a Lucas, Antonio y Juan, otros tres trabajadores de la fábrica, cobraban mucho más dinero que las mujeres. Además, estos tres hombres no hacían casi nada; siempre estaban en el bar, mientras que las mujeres realizaban todo el trabajo de la fábrica. Hasta que un día, Lucía se levantó a las cinco de la mañana, llamó a María y le dijo: – ¿Y si nos ponemos en huelga para que nos suban el sueldo? – Sí, buena idea. –Respondió María. Así, desde ese día, María y Lucía se iban a la fábrica sin hacer nada, y algunas veces se iban a los bares. Ricardo, su jefe, les decía que trabajaran.



Y ellas siempre le respondían: – No trabajaremos hasta que nos subas el sueldo. Y Ricardo siempre se negaba. Un día, a Ricardo se le ocurrió una idea: cuando ellas estuvieran dentro de la fábrica, iba a echar gasolina alrededor de la fábrica y le iba a prender fuego para que fallecieran y no tenerles que subir el sueldo ni verlas a María{y{a{Lucía{en{huelga…

Sara Caro Panadero. 4º curso.


La primera arqueóloga Esta es la historia de una niña, llamada María. Nuestra protagonista quería ser la primera niña en ser dos cosas a la vez. Quería ser arqueóloga y, a la vez, ama de casa. Su madre le preguntaba: – ¿Qué quieres ser de mayor, María? – Quiero ser arqueóloga y, a la vez, ama de casa. – ¡Jajaja! Nunca va a haber mujeres arqueólogas. Eso es un trabajo para hombres. – ¡Ni hablar! Todo el mundo puede ser lo que quiera. – ¡Ja! Verás cómo no consigues ser arqueóloga. María se marchó llorando a su cuarto y se fue a jugar a la videoconsola. Su habitación estaba llena de pósteres de{su{mayor{héroe{“Jak{Newton”.{De{repente,{comenzó{ a{oír{pianos… – ¿Qué será eso? –Se preguntó María. Cuando se miró el brazo, estaba desapareciendo. ¡El videojuego{la{estaba{absorbiendo…{y{había{comenzado{por{ el brazo!



– ¡¡Aaah!! –Gritó angustiada María. Su madre la oyó gritar, subió corriendo y sólo le quedaba la cabeza por absorber: – ¡María! – ¡Mamáááá! Cuando entró por completo en el videojuego, María estaba en una montaña con un pico y una pala en sus manos. Un jugador le dio la bienvenida: – ¡Hola, María! – ¿Cómo sabes mi nombre? – Eso da igual. Bienvenida a Jakniu. – ¿Jakniu? –Preguntó María muy extrañada. – Sí. Bien, este es el juego: tienes que ir recolectando fósiles. Ella le interrumpió: – ¿Jakniu…{de{Jak{Newton,{no? – Sí, seguiremos hasta encontrar el elefante dorado.


Tienes tres vidas. Si se te acaban las tres vidas, morirás aquí y en la vida real. – ¡Oh! – Bueno, adiós. –Se despidió el extraño. – Pero,{pero,{pero…{¡Uy,{ya{se{ha{ido!{Bueno,{a{excavar. María tenía 9 años. Pero se quedó atrapada buscando fósiles 16 años. Durante todo ese tiempo, encontró peces fosilizados,{un{mamut,…{Todo{fosilizado. María tenía unos puntos débiles que eran los mosquitos, las moscas y las bayas silvestres. Un día, María dio con el pico en el suelo y encontró el elefante dorado. – ¡Eureka! De repente, un mosquito le picó pero tuvo suerte: como había encontrado el elefante dorado, volvió a su casa. Cuando llegó a su habitación: – ¿Mamá?



Bajó corriendo las escaleras. – ¡Mamá! – ¿María? – ¡¡Mamáááá!! – ¡¡Maríaaa!! Cuando{terminaron{de{decir{“mamá”{y{“María”{un{ buen rato, María se marchó a estudiar para ser arqueóloga. Al final, consiguió ser la mejor arqueóloga del mundo y trabajó con Jak Newton; y su sueño de ama de casa también se cumplió. – ¡¡Uf, qué cansada estoy de limpiar!!

Abril Blanco Muñoz. 4º curso.


La mujer trabajadora Érase una vez una mujer que buscaba trabajo, pero nunca lo encontraba. Una vez, encontró un trabajo de cocinera pero no le fue fácil trabajar allí porque le gritaba su jefe; no le aumentaba el sueldo; y tenía que trabajar desde las cinco de la mañana hasta la una y media de la noche. Ella decidió pedirle a su jefe que le aumentara el sueldo porque ganaba muy poco y ella pensaba que su trabajo era importante. Pero el jefe no quería porque él pensaba que la mujer no trabajaba bien. Ella se esforzaba hasta que le salían las venas. Hasta que un día, no aguantó más y gritó: – ¡Ya no aguanto más! ¡Me voy! Entonces, se marchó llorando a su casa. No salió en dos días de casa porque no quería ver trabajar a otras personas y ella no. Su jefe, viendo que la necesitaba, la llamó:



– ¡Vuelve, por favor! Te aumentaré el sueldo. Entonces, se puso muy contenta y se fue al bar para cocinar…

Darie Sabán Mario. 4º curso.


La mejor madre Había una vez una mujer llamada Ana. Su trabajo, además de ama de casa, era arquitecta. Ella, cuando era pequeña, quería ser arquitecta. Ana, cuando terminó la carrera de arquitectura, cumplió su sueño, y además era ama de casa. Ana tenía un niño y una niña, llamados Javier y Laura. Su marido era ingeniero y le ayudaba a hacer las cosas de la casa. Ana construyó una gran casa para sus padres; una casa para sus amigos; y, cuando fue a hacer la de sus tíos, no le quedaban materiales. Como tenía poco dinero, se le ocurrió una idea. Como sus primeras casas las había regalado, quiso construir una con los pocos materiales que le quedaban y, luego, venderla. Y, con el dinero de la venta, poder comprar, nuevos materiales. Logró{vender{la{casa{por{240.000€{y{compró{muchísimos materiales. Con estos materiales, se dedicó a construir casas y venderlas.



De esta forma, se convirtió en la empresaria de la construcción más importante del mundo. Finalmente, con el paso del tiempo, empezó a construir hoteles{de{lujo,{rascacielos,…

Nicolás Tortosa Rosa. 4º curso.


La mujer futbolista Era una vez una mujer futbolista que se llamaba Valentina y tenía y tres amigas que se llamaban Nicoleta, Violeta, Ana y Magdalena. Dice Valentina: – Vamos a echar un partido de fútbol. Ella ha preguntado a sus amigas si van a echar un partido de fútbol. Y le contesta Violeta: – Sí, vamos. Pero pregunta Nicoleta: – Pero, ¿a qué hora nos vamos? Ella ha preguntado a sus amigas para saber a qué hora se van a ir. Le responde Valentina: – A las 9:30 de la mañana. Ella, como ya sabe la hora, se va a su casa para ponerse la ropa deportiva. Pregunta Magdalena:



– ¿Ya os habéis puesto la ropa? Ella ha preguntado para saber si todas sus amigas tienen puesta la ropa. Dice Valentina: – Sí, nosotras ya tenemos la ropa puesta. Pregunta Violeta: – Pero, ¿A dónde nos vamos? ¿Al campo? Le contesta Valentina: – No nos vamos al campo. Vamos al polideportivo. Ella le ha dicho que no se van al campo, que se van al polideportivo. Dice Magdalena: – ¿Nos vamos ya? – Ellas se marchan al polideportivo y dice Violeta: – Vamos a formar los equipos. – Yo con Valentina y vosotras dos juntas. –Dice Magdalena.


Ya están jugando al fútbol. Dice Nicoleta: – Pásamela, Violeta. Y las niñas seguían jugando. Dice Valentina: – Vamos a hacer una pausa, porque ya estamos cansadas. Le contesta Magdalena: – Vamos a cambiar de equipo, ¿vale? Cuando han cambiado de equipo, dice Valentina: – Ya son las 12:30 de la mañana. Vamos a estar hasta las 14:00 de la tarde. Entonces, le contesta Violeta: – Yo ya estoy muy cansada. Nos vamos a casa Valentina y yo. Hemos ganado el partido por cuatro a tres. Ancuta Mihai. 4º curso.


Lucía y Carlota Érase una vez una niña y una mujer. Esa niña se llamaba Lucía. La madre se llamaba Carlota. Esas dos personas fueron un día a pasear y la madre, cuando se dio cuenta, habían secuestrado a su hija. Se asustó un montón y acudió a la policía. La policía le dijo a Carlota que si por cada niño que se perdía tenían que ponerse a buscarlo, no tendrían policías para hacerlo. Que tenía que esperar a ver si aparecía. Al día siguiente, llamaron a Carlota y ella no conocía el teléfono, pero como estaba esperando noticias de su hija, cogió el móvil. Era el que había secuestrado a su hija y le dijo a Carlota: – Si quieres volver a tu hija, te tienes que presentar. Cuando la madre de Lucía se presentó en el lugar que le dijo el hombre, le golpearon y no sabía ni qué hacer. A la niña también le habían pegado.



Carlota estuvo a punto de morir. Al principio, la madre estaba muy asustada, pero después lo superó y Carlota se puso cada vez más fuerte. Al mes siguiente, cuando consiguieron recuperarse, se escaparon de los secuestradores y volvieron a su casa. A partir de ese día, la madre y la hija estuvieron juntas siempre y muy felices. Nunca le volvió a pasar nada malo ni a la niña ni a la madre.

Marta Moyano Téllez. 4º curso.


Títulos publicados de esta Colección del curso escolar 2016/17: 1. Nuestras noticias. (octubre, 2016) 2. Cuentos saludables. (noviembre, 2016 3. Cuentos con emociones. (noviembre, 2016) 4. Refranes populares. (diciembre, 2016) 5. Instrucciones. (diciembre, 2016) 6. Contaminar, no es un cuento. (enero, 2017) 7. Describimos paisajes. (febrero, 2017) 8. Nuestras recetas. (febrero, 2017) 9. Describimos monumentos andaluces. (febrero, 2017) 10. Describimos escritores andaluces. (febrero, 2017) 11. Nosotros y los pozos. (marzo, 2017) 12. Las bicicletas. (marzo, 2017)13. Nuestros cuentos sobre pozos. (marzo, 2017) 14. ¡Arriba el telón! (abril, 2017) 15. Animals need wáter: the water hole. (abril, 2017) 16. Momentos inolvidables. (abril, 2017) 17. Versos de animales. (mayo, 2017) 18. Fábulas fabulosas. (junio, 2017)


Títulos publicados de esta Colección del curso escolar 2017/18: 1. Nuestros paisajes favoritos. (octubre, 2017) 2. Superalimentación. (noviembre, 2017) 3. Todos somos iguales. (noviembre, 2017) 4. Las niñas y los niños somos iguales. (noviembre, 2017) 5. La niña que necesitaba ayuda. (noviembre, 2017) 6. Cuentos al séver. (diciembre, 2017) 7. Visitamos la Biblioteca. (enero, 2018) 8. Un mundo sin fronteras (enero, 2018) 9.– Andalucía en verso. (febrero, 2018) 10.– Cuentos naturales. (marzo, 2018) 11.– Vidas de mujeres. (marzo, 2018)


Colecciรณn: Jirafita.


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