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miércoles 10 de junio del 2015 Gestión
MESA REDONDA ENTREVISTA confianza
Estado, comunidades y empresas en alianza frente a desafíos de inversión amazónica MEM plantea formar una mesa de tres ‘paTAs’ donde el Estado esté en medio de la balanza para dar credibilidad a los acuerdos alcanzados.
Empresas tienen rol clave para internalizar el pensamiento de las comunidades donde se realizará la exploración o explotación de recursos. LUCERO DEL CASTILLO
—La participación del Estado en el desarrollo de proyectos extractivos en la selva, como la explotación forestal e hidrocarburos, está en proceso de cambios para ser más preventiva que reactiva. El PAD de la Universidad de Piura y Gestión analizaron alternativas en el foro: “Construyendo confianza para la inversión en la Amazonía”.
apunte Miguel Ferré
Miembro del comité de dirección del PAD Universidad de Piura
No dar dinero a comunidades
L
Javier Prialé javier.priale@diariogestion.com.pe
“A la fecha el Estado ha aportado muy poco o casi nada a la selva”. Así, con un mea culpa, la ministra de Energía y Minas, Rosa María Ortiz, resumió la participación del Estado en el desarrollo de la Amazonía peruana a lo largo de la historia. Y es que en el desarrollo de la república en el Perú, la ausencia del Estado en la zona de la selva se ha hecho evidente, tanto así que Ortiz aseguró que se ha dejado que en esta zona las personas y las empresas se manejen solas. Pero una solución se plantea ante tanto abandono. Lograr que la población, las empresas y el Estado se unan como una alianza estratégica es el reto para el Ministerio de Energía y Minas (MEM), ya que se considera que es la única manera de darle equilibrio a las inversiones.
La única forma de que los proyectos extractivos de largo aliento avancen es establecer una relación abierta y transparente.
Compromiso. La ministra Rosa María Ortiz afirmó que el Gobierno está comprometido con impulsar el desarrollo y las inversiones en la Amazonía peruana.
“Es una mesa con tres patas, pero todas las patas tienen que estar equilibradas. Y las tres patas tienen que pensar de la misma forma para poder llegar a algo”, dijo la ministra, quien destacó
que el rol de Estado debe ser estar al medio de la balanza para dar credibilidad a lo que se acuerde. En esta relación las empresas tienen una actuación clave, pues se necesita su volun-
tad para internalizar el pensamiento de las comunidades donde se va a realizar la producción o explotación de recursos. La acción de los empresarios debe partir de dejar de
uego del caso Bagua se planteó que había una desconfianzaenormeentre el mundo indígena y el occidental.Losnativosnosabenqué sonlosempresarios,simplemente los ven como explotadores de recursos y que contaminan. Para cambiar esta percepción decidimos hacer talleres donde interactúen las empresas, con las comunidades y el Estado. Al inicio no hubo participación y solo aparecían algunas ONG, pero con el tiempo pudimos congregarlos. Tanto así que el líder nativo del “baguazo”, Alberto Pizango, se fotografió abrazado al presidente de la Confiep. Hubo varias lecciones. Una es no dar dinero. La empresa que da dinero a las comunidades debería cerrarse porque está prostituyendo a la población. Luego se quejan de por qué las comunidades piden más, si es obvio. Se tiene que entender que en la selva los nativos nunca van a vender sus tierras, por ningún motivo. Los que sí lo hacen son los colonos.
creer que las comunidades deben pensar como ellos, cuando debería pasar exactamente a la inversa, y debe ser la empresa la que tiene que entender la idiosincrasia de la gente que vive en la zona donde va a realizar su desarrollo productivo. “Creo que la única forma de que los proyectos extractivos de largo aliento salgan adelante es estableciendo esta relación, abierta, transparente y sincera entre comunidades, empresas, con un Estado totalmente imparcial, al medio, que ayude a manejar”, precisó Ortiz. Por el lado del Estado, la ministra reconoció que la labor más difícil es cambiar la mentalidad de los funcionarios públicos para poder agilizar la coordinación entre sectores. Un ejemplo del esfuerzo que se pone para cambiar esta situación es que anteriormente había una pésima relación entre el Ministerio del Ambiente y el Ministerio de Energía y Minas. Según Ortiz, hoy esa relación no es perfecta, pero es óptima para lograr el proceso de transferencia de los estudios de impacto ambiental (EIA) detallados, que estarán a cargo del Senace desde julio próximo y de los semidetallados en un par de años.
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impacto social USI
—El tema ambiental está muy ligado a lo social. Por ello, es clave establecer canales de comunicación entre las empresas y las comunidades. Centros de atención e instalación de Internet están entre los planes de las empresas que operan en esta zona.
Crosland: La motocicleta forma parte de la cultura de la selva “En la selva casi no hay autos, todos manejan motos. Mujeres, hombres, jóvenes, mayores, todos. La motocicleta es parte de la cultura en la zona de selva”, afirma el gerente de Marketing de Crosland, Christian Loveday. Y es que Crosland es una de las principales importadoras de motos y motocarros en el Perú, y tiene en la Amazonía una zona clave para sus operaciones. Actualmente, hay más de 12,000 motocicletas y 8,000 motocarros que circulan en la selva peruana.
Odebrecht y los centros de atención directa a las comunidades LUCERO DEL CASTILLO
LUCERO DEL CASTILLO
Esfuerzo. La inversión extranjera busca tender puentes para evitar conflictos con las comunidades amazónicas. Alexandre Moreira.
Odebrecht es una empresa que ha comenzado, desde hace unos meses, los trabajos para hacer realidad el Gasoducto Sur Peruano (GSP). El primer trazo se hace en la selva del Cusco a lo largo de 183 kilómetros. Para reducir impactos sociales y ambientales, Alexandre Moreira Báltar, gerente de Sostenibilidad del GSP – Odebrecht, indica que lo primero que se hace es reconocer que la construcción puede impactar en el área. Explicó en estas áreas el tema ambiental está muy ligado al tema social y que por ello es clave la comunicación entre la empresa y las comunidades. En este corto tiempo en la zona, se han realizado 80 asambleas comunales y 120 talleres informativos. Pero la apuesta es más ambiciosa y se pondrán centros de atención directa a las comunidades que estén abiertas de manera permanente
La experiencia de las empresas extranjeras por la convivencia en la selva para que puedan absolver todas las consultas que la población necesita. Según Moreira, los EIA aprobados al inicio de los proyectos deberían tener forma de ser modificados, pues a lo largo de la construcción se pueden encontrar modos de hacer los monitoreos de una mejor manera.
LUCERO DEL CASTILLO
Telefónica: Comunidad apoya cuando conoce beneficios de la inversión Desde marzo del 2014, Iqui-
Carlos Flores.
tos cuenta con Internet de banda ancha y dejó de lado la telefonía satelital. El reto más grande para que este tipo de señal llegue fue la colocación de torres de 120 metros de alto a lo largo de 500 kilómetros. Fueron 7,000 toneladas de infraestructura transportadas vía los caminos existentes en la selva de Loreto. Cerca de 900 personas de la zona trabajaron en esta obra. De acuerdo con Carlos Flores, gerente de Concesión Móvil y Negocio Rural de Telefónica del Perú, las comunidades, en su gran mayoría, apoyaron el proyecto. A dife-
rencia de las ciudades, donde hay una oposición a la instalación de antenas de telefonía, los pobladores de la Amazonía peruana colaboraron en todo momento. Una razón fue fundamental. Las 169 comunidades por donde pasó el proyecto sentían que iban a estar comunicadas con el resto del país por primera vez y sentían el beneficio de esta inversión. “En la posta de Providencia, nos dijeron que cuando nacía un niño el resto del país no se enteraba porque no hay forma de comunicarlo. Ahora lo registran a través de Internet”, dijo.
Christian Loveday.
Este tipo de vehículos convive día a día con los pobladores, y la demanda por que sean de mayor calidad se incrementa. Loveday comenta que una persona en la selva compra su primera motocicleta,normalmentedeorigen chino, a los 17 años, a un precio promedio de US$ 6,000. La moto se cambia a los dos años porque ya no funciona, y su segunda motocicleta le costará un 50% más. Cuando deje de usarla, la tercera motocicleta tendrá un valor 100% superior a la primera, por la calidad que tiene y porque existe la disposición para el pago. “Hay pocos participantes con ofertas enfocadas en la necesidad del consumidor de la selva”, dice el ejecutivo.
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desafíos
Tres casos de inversionistas en la selva: madera, cacao y reforestación USI
Fortaleza. A pesar de lo difícil del acceso a la selva, las empresas peruanas aprovechan los recursos con responsabilidad.
Gonzalo Ríos
gerente de Acopagro Coop. Agraria Cacaotera LUCERO DEL CASTILLO
Hace 13 años, en los distritos de Bellavista, Huallaga y Picota, de la región San Martín, el cultivo de hoja de coca para el narcotráfico era una de las principales actividades económicas. Aquí el cacao fue la solución para, casi, erradicar esta práctica. Si uno entraba a hablar mal de la coca, del narcotráfico o de la subversión, se sabían las consecuencias que podía tener. La idea fue no luchar contra la coca, sino buscar alternativas con otros productos. Así nació el
cultivo del cacao y el llamado “milagro de San Martín”. En este lapso, en Acopagro se ha pasado de cultivar 300 hectáreas de cacao a tener 40,000 hectáreas cultivadas de este producto. El negocio está en producir granos de calidad para la industria chocolatera de Europa y Estados Unidos. Hoy esta cooperativa tiene 60 comités con 30 asociados cada uno, en promedio. Todos ellos manejan sus propios cultivos. En los inicios había un problema de financiamiento, por lo que Acopagro también cumplió esa función, dando créditos de US$ 50 o US$ 100, con sus propios recursos. Acopagro comenzó vendiendo en el mercado local por US$ 50,000 y este año proyectan ventas por US$ 50 millones. El 95% de la producción se exporta a clientes como Barry Callebaut, principal productor de chocolate del mundo.
Ivo Bozovich
gerente general de Maderera Bozovich LUCERO DEL CASTILLO
La madera es uno de los principales recursos que tiene la selva. Madera Bozovich fue una de las primeras empresas peruanas en aprovechar ese recurso, y le comenzó a dar un valor diferente. Se inició en la selva central del Perú, en Oxapampa, hace más de 60 años, y fue la segunda generación la que la llevó a Lima para comenzar a distribuir la madera que se producía en esta zona. Se decidió exportar en un momento en
que el inglés no era un idioma muy popular en el Perú. El trabajo de Bozovich en la explotación sostenible de madera lo ha llevado a tener oficinas en Estados Unidos y México para conservar los bosques. Existe el mito de que la selva peruana se queda sin árboles porque consumimos madera. Eso es falso, porque no es la principal razón de deforestación. El 87% es generado por la agricultura y la ganadería, pues cortan, hacen tala rasa y queman. Cuando esto pasa, a los tres años, esa tierra ya no sirve. Otra parte de la deforestación, un 8%, es por la generación de energía, ya que se cortan árboles para generar carbón y solo el 5% es por la tala de árboles, que no es deforestación, sino una forma de “poda” de la selva, porque se evita que se acabe el recurso, porque sin él no tendríamos negocio.
Felipe Koechlin
CEO de Reforestadora Amazónica LUCERO DEL CASTILLO
El Perú tiene todo para ser una potencia en el mercado de madera en el mundo. Acá los árboles crecen dos o tres veces más rápido que en países como Chile. Sin embargo, el país vecino exporta US$ 6,500 millones y nosotros solo US$ 160 millones e incluso importamos US$ 1,160 millones, lo que hace que tengamos un déficit de US$ 1,000 millones al año. No aprovechamos el potencial que tenemos, ya que no se apuesta por este sector, que puede sacar a más
gente de la pobreza que la agricultura. Reforestadora Amazónica es la única en el Perú que en plantaciones está certificada por la FCC, la más importante del mundo en el rubro. Plantamos principalmente tres especies, de las cuales dos son nativas del país: capirona y copaiba. Un tema clave para el desarrollo de las actividades es que nosotros no nos sentimos turistas en el lugar donde operamos, somos un vecino más de las comunidades que estará allí por un largo plazo. Sin embargo, se tiene que tener claro que no solo son comunidades nativas las que habitan en la selva, también hay número importante de colonos que están allí hace décadas y merecen el mismo respeto. Para mejorar la producción se necesita mejorar la estabilidad jurídica en las comunidades de la selva.