Cuaderno 15

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de creación

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Ferran Destemple Luis Perozo Cervantes Ángela Cayero Sonia Marpez Mario Álvarez Porro Agustín María López Julián Portillo Barrios Carlos Ildemar Pérez Pedro Carrillo Raquel Egea Ilyan Zolliani/ María Rondón José Manuel Velázquez Juanfran Molina Juan Fernández Rivero Pedro Hipólito Sergio Pinto Briones-Gustavo Vega: El trazo lumínico Alberto Buillén

vs José Iglesias Blandón:

Ventajas de limitar el campo de batalla Diletantes y Destemplados : Víctor Nubla. Conversación a través de tres sectores sin gravedad


[Nombre Autor]


TEXTURAS

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Eternidad Pornográficamente Autorretrato Cuando intento escribir un buen poema Caminos olvidados Inmersiones y detonaciones Gustavo Vega, el trazo lumínico Decreciendo Entre las flores El viaje Gota Tres instantáneas Érase que se eran siete torres firmísimas... De tinta china y... Fractura Hay un niño extraviado en el invierno Más allá de la angustia Y es suicida.. Qué extraña fe de fracaso... Atrévete a creer... Ventajas de limitar el campo de batalla Reunión en la cumbre Clock He empezado a morir como se debe... Siendo una forma de página... Diletantes y destemplados 1.0



[Carlos Ildemar Pérez] Textos extraídos del poemario El Bocabulario (2013)

Eternidad Denadetri si me salvaras por un pelo Nederatid pulcritud al pie de la cayena Tredienda con la que más quise un recuerdo Raddeenit desvestida de mis carnes ajenas Intedared no te podré huir aunque huya Siquiera una vez ponte sagrada En mi lugar Tardniade


Pornogr谩ficamente Congmortafneperan erectos es el trato Ardorosos amantes Garemoceninpaftor De boca en boca Menprorifagocitena los deseos La pureza es a la inversa Toonmerpiarnacgfe Renporongcatefima entiende todo lo erizado Ahora han dicho a manar los quejidos Oormiftegpnnecraa coraz贸n Eyaculando Faratpenicmorgeno corazoncito


Autorretrato Humano Orretartotua de mi más atrás Tretoutarora pusiste a hervir tus antepasados Sin maltratar el cómo del haber sido Ueaoaotttrrr Vinimos a caer Ruraterotota deshojado ¿Sientes el Atruotrareto de tal anti presencia? Mordaza hablada fuiste mi Tauerotetora infantil


Sonoramente El Bocabulario

L

a rítmica significa el destino pre y post del poema en cuya sonoridad está completamente contenida la duración de su todo expresivo. El poema no acepta las palabras tal cual se las pretende imponer el sistema cerrado del lenguaje institucional, de ahí que el poema evite las palabras, contradiciéndolas, y las intenta evadir en las entrelíneas, incluso las puede llegar a omitir hasta cuando las nombra. El poema significa la insistencia de un tremendo esfuerzo espiritual, continuadamente efímero, por hacer trastabillar y balbucear a las palabras, con la intención, más de sabio rigor intuitivo que otra cosa, de dar con el origen constante, permanente de la poetización, del hecho propiamente poetizador o poetizante, que viene siendo como la auténtica y gran obsesión temática de la poesía. El ser del poema encarna la crisis (la “imagentiva” poética, por así decirlo) de las palabras, no su anulación o rechazo porque esto sería un completo contrasentido y un fracaso además, sino su ancestralidad azarosa en cierne, la materialidad sonora originaria siempre, invencible al/para el decir, intraducible a la escritura, y por eso tan conmovedora y humana, como precaria y espléndida. En el poema las palabras son apenas una formulación como otro recurso entre muchos, una idea primaria y radicalmente básica –y también a veces demasiado astuta


en su costumbre harta consolidada— ofreciendo imágenes consumadas propias de la fricción verbalista del status quo, por lo demás, encaprichada en lo unívoco y repetitivo. En el ruido “palabreante”, no en la palabra en sí, tal vez yazga lo más insospechado del poema; por supuesto, esto no pretende ser ninguna hipótesis, si acaso una duda metódica de mis preocupaciones poetológicas, en las que, desde mi visión particular, claro está, he ido descubriendo lentamente el poema más poema. Por otro lado, y ojalá que esto se entienda bien, no busco escribir poemas fuera de la poesía con la intención inútil de que todo el mundo entienda algo que solo se puede asimilar desde dentro de cada quien. Pienso que los poemas de El Bocablario están hechos con el arcaico luminoso del inconsciente de las palabras, por eso esas palabras, en un juego de poeticidad epistémica, aparecen en sus posibles a-palabras como una aproximación a la reminiscencia acústica de lo más poemático posible, a ritmos de infralenguas o paralenguas, en estrecha cosumación con el ser del poema. En el poema siempre tendrá que persistir (¿pre-existir?) una especie de antepalabra, casi de antipalabra, ofrecida desde un silencio rítmico que, aunque esté físicamente sonando así sin más, signa, atravesándola, a esa corporeidad sonora respaldada por una grafía imposible de ser aceptada como escritura, o para decirlo de otra forma, a semejanza de una evocación protográfica de la escritura llamada verdadera.


En el poema pervive el escrito vuelto sonoridad de esqueleto abstracto exclusivamente, distante de la palabra semantizada, pero a pesar de eso, o tal vez por eso mismo, El bocablario aporta esa forma visual transpalabrada que atenta contra la tranquilidad servil de la lectura al uso, como simulacro de ser lo que nunca será, como un tempo paródico especular de la escritura normada y normativa. Aquí el poema es un sentimiento entrañable del y por el lenguaje que deriva del movible pronunciamiento de lo deslenguado, contrario del sentido siempre previsible, es decir evidente, propio del verbalismo utilitario. Entre el papel escrito y la boca hablada, al parecer, el poema está gestándose depurado y purísimo como en El bocablario, en una suerte oscilante de sempiterno estado de gracia. Mientras que en la escritura ya todo está listo aparentemente, en la boca por el contrario, la saliva aporta como un proceso ilimitado sujeto al reto esplendoroso del antes y el después del “apalabrismo” de El bocablario que suena lejanamente parecido a rastros “verbantes” de lenguas originarias del sánscrito, a lenguas romances, a africanismos a ese esplendor léxico de nuestras lenguas indoamericanas. Las palabras de siempre, siempre las palabras, esperan que el poeta, a todo riesgo, las haga volver a (re)nacer. El autor


[José Manuel Velázquez]

Cuando intento escribir un buen poema me asaltan dudas, deudas, malhechores, de noche y por la espalda mis amores, y todas esas cosas. Vuelvo al tema y entonces me lo impiden un problema estético, mi perro, hasta las flores exigen un piropo de interiores y se me pone místico el eczema. Ya lo tenía —dios— ya lo tenía y aporrean la puerta, empino el codo, se me acabó el tabaco, alguien eructa —por poco me conmueve su poesía—. Una de dos, o yo lo dejo todo o el mundo va y mejora su conducta.


Caminos olvidados

[Sonia Marpez]



[Nombre Autor]


[Nombre Autor]


[Ferran Destemple]









[Sergio Pinto Briones]

GustavoVega, el trazo lumínico

E

l poeta visual cruza la línea. No existen los límites más que superar el miedo. No teme la mancha recién pintada. Asoma la cabeza en esa grieta-gruta que se disfraza de vía. El poeta concibe que lo oscuro está en los ojos de los que temen mojarse en las estalactitas de lo inasible. Gustavo Vega, un referente de la poesía visual española, no teme coger las palabras y pasarlas por fuego, y mezclarlas en un mundo de arcilla que transforma las letras en antorchas alfabéticas. Su libro Pintar la luz, es lo más justo para quienes se apiadan del lenguaje, y perciben que la luz no es una bombilla. Ya lo dijo Nicolás Gómez Dávila: “La imaginación, si fuese creadora, seria simple fantasía. La imaginación es percepción de lo que escapa a la percepción ordinaria”, y Gustavo Vega va en ese camino. Edición bilingüe (castellano/italiano), Pintar la luz-Dipingere la luce es un libro que no se conforma con la lengua materna, cuna neófita de muchos vicios conformistas. Vega coge el italia-


no a través del poeta y traductor Guiseppe Napolitano, un tren pasoliano que no tiene estaciones. Las paradas son para los que creen en el tiempo, y la poesía, la única pasajera, no lleva billetes. Vega, el poeta de las tres mil páginas de indagaciones poético visuales, hace el poema “25 de mayo” un holograma y manifiesta: “Leéme un poema, dijo/ ¿Un poema (Indicible/mediodía,/ están de sobra las palabras/ frente a la palabra/ innombrada)”… Pintar la luz con-tiene poesía discursiva y poesía visual. Conviven en un incesto que los escolásticos pliegos han intentado desunir. El origen apócrifo lo manejan los genuinos poetas. Vega es uno de los que tienen las cerillas para ver-lo. La poesía visual está perenne como los ideogramas griegos. El pasado es un yelmo de metal que sueña ser de madera. El poema Sine DIE (pág. 28) aparece los cimientos de una estructura etérea que se funde con las letras, el lenguaje coetáneo.


Las palabras reencarnan en simbolos como miles de vidas extasiadas. El paréntesis es una señal de un dios no reconocido, cuyas brazos acaparan la savia melómana de los que leen poesía en medio de talibanes poéticos: “(…es la vida/ como una exclamación/ o un lloro, una carcajada,/ una pregunta, o luz,/ un eructo divino/arrojado/ entre dos silencios eternales…). El paisaje lo pinta el poeta, imita los humanos en sus gestos de niño. El juicio es una broma de los adultos que se ahogan en el sadismo, en el terreno que el dolor es una mancha estéril sin espíritu, carente del bostezo de los sibaritas de la supra-vida. “El troco negro/ de un árbol quemado. Escultura/de ausencias”. El poeta es consciente de esas desdichas y las ve con bondad desde un carro sin bestias. La urbe se mece adormecida. Los sacos de preguntas se tiran a un río. Más vale ser sencillo que atiborrado para verte reflejado en el lodo. Como un óleo aguado, el poeta dice: “Soledad/ Mirar por las ventanas y tan sólo/ ver los propios fantasmas”. Las palabras vibran como la Teoría de las Cuerdas. El zumbido de lo vivo, es una fiesta sinvergüenza. Que no venga ese balde de agua de ese vecino poseído por la falta de poesía. Lo yoico que salga de su sótano, que el transeúnte ignorado no sea un espejo. Al unísono los platos se quiebran en ti-TÚ como el poema visual “Obsesión” (pág. 102). El poeta se vale de cualquier medio para expresarse. Abajo


están las hormigas y la hierba. La vida continua y el poeta dibuja palabras y la poesía visual desnuda el deseo. Vega es un collage. Es experimentación. Mezcla letrismo, dibujos. Constelaciones como canicas, predicen el futuro. La poesía es una búsqueda, sólo los valientes queman la zarza. Pintar la luz, la recopilación de Gustavo Vega, es una confirmación de que lo visto, es la exploración continua. No hagas una maleta, coge el viaje, las niebla es una geografía. Allí las cicatrices, si hay caídas, son laboratorios, son teúrgias, recreos de transfiguraciones constantes.


[Ángela Cayero]

Decreciendo Estuve muerta y después viva de la vejez nací para encontrarme ya fui mujer soy joven seré bebé y tú decrecerás como yo de la muerte a la vida pero antes olvidaré el miedo la ira la ansiedad


el hambre el desconsuelo la cordura el espanto la incomprensión la política las masacres éste parque incluso olvidaré tu voz desde fuera la comisura de tus labios con tu risa el color de tus ojos el olor de tus manos me apoyaré en tus piernas olvidaré que anduve y mi boca en tu pecho dejará una huella y lloraré colgada de los pies en las manos de un hombre mi quejío más profundo por esta vida, mamá que nunca desde tu útero recordaré haber visto.


[Pedro Carrillo]

Entre las flores La luz de la mañana iluminaba un mechón de su negro pelo mientras el viento agitaba suavemente la hierba a su alrededor. Llevaba pantalones azules y una franela blanca con la cara del Jocker a todo color sacando la lengua grotescamente. Unos desgastados tenis blancos completaban el atuendo. Las seis y media de la mañana, no se veía a nadie a esa hora. Era la esquina junto a la casa de los Pineda, aquél terreno que siempre había estado vacío y parecía condenado a no edificarse nunca. A sólo treinta metros de la Libertador, mejor conocida como la Panamericana, la esquina marcaba el encuentro de la Treinta con la calle Cincuenta, justo detrás del burdel de Andreíta. Nadie. Ni un alma en los alrededores. Sólo el sordo ruido del tráfico en su ir y venir por la Libertador junto al ladrido de algún perro perdido en la distancia. Allí estaba Rafael. Sin vida. Con los negros ojos hacia al infinito como mirando la eternidad. De no ser por la sangre en el pecho, apenas visible junto a la boca roja del Jocker, podría decirse que contemplaba absorto las nubes. Una ligera palidez delataba


su estado aunque conservaba una extraña belleza-casi-eterna de momento fugaz. A su lado derecho, detenida en el tiempo, su mano abierta en acción inacabada… El sol empezaba a asomar y le daba un tono verdoso e irreal a su cara al pasar por los restos de una botella rota. A pesar del frío matinal, de la soledad del espacio, del barrio silencioso y de la basura que lo rodeaba, no había dolor en aquella imagen, sólo una inmensa paz que lo devoraba todo. Fue en aquella misma esquina donde Layo amaneció, una mañana lejana, con una puñalada en el pecho. Se quedó allí sentado, como pensando en la vida que se le iba muy despacio en un hilo de sangre que presuroso se convertía en río irremediableinevitable. Layo era el hermano mayor de Andrés, el hombre que llevaba la bodega del barrio. Con los años supimos del asunto de faldas, aunque siempre pensé que había sido un problema de sangre, celos, dolores y de emociones desbordantes que acabaron en aquél triste y desolador resultado. Nada borraría la imagen de aquella mano ensangrentada en la puerta de la bodega cuando, sin éxito y herido de muerte, Layo intentó pedirle auxilio a Andrés de madrugada. Aquella mano, como una sentencia silenciosa, marcaría para siempre mi memoria cuando fui a comprar café muy temprano. Andrés lo tostaba cada día a eso de las cinco y ese olor maravilloso poseía toda la manzana y nos despertaba


flotando en la sensación mágica del café recién molido. Esa mañana, sin embargo, el café nos resultó especialmente amargo. Supimos de golpe que si la muerte tuviera un sabor sería el de ese triste desayuno: a café quemado y porcelana fría. Tal vez la muerte se convirtiera en algo más familiar y cercano a medida que me aproximaba a su encuentro inevitable, pero en aquél momento, pensar en la muerte de Rafael no me desasosegaba, contrariamente, me generaba una cálida sensación de extraña quietud. Quizás sea esto lo que sienten los que veneran a los santos y tienen esas experiencias extraordinarias al contemplar sus cuerpos incorruptos. Digamos que para estar muerto, Rafael conectaba de una manera especial con la vida de forma tranquila y en paz absoluta. ¿Será que la muerte nos conecta con esa suerte de solemnidad casi culpable por la vida que ya no está mientras nosotros seguimos buscando salidas a la noche?


[Juanfran Molina]

El viaje Qué contarte del viaje. Cuando lo planeamos, ya llevábamos media vida dentro de él. Cuando nos decidimos, nos fue imposible dar el primer paso. Cuando miramos hacia atrás, sentimos pavor ante la distancia recorrida.


Gota Gota: tictac. Goteas en mí y siempre eres la misma gota. ¿Qué encierras? ¿Qué fuerzas modelan tu forma? Resbalas esencia. Instante. Inquietud. Suspensión. Gota constante. Precipicio de cristal, gravedad, vehículo de mundos. Rastro, resto, espejismo. Unidad de la resignación y la esperanza.


[Juan Fernández Rivero]

Tres instantáneas Como un coral de hierro, Nueva York abre las puntas de sus edificios. En pleno corazón de Times Square, un hombre lee el Corán. Casi no hay noche. [Nueva York, agosto de 2013]

Afuera llueven cuerdas. Desde el revés del sol, donde el silencio arde, llueven cuerdas. Venecia, más allá. Cuando las cuerdas dejen de caer, iremos a buscarla. [Venecia, septiembre de 2011]


Un autobĂşs traspasa la frontera. El aire entre nosotros estĂĄ frĂ­o y vibra sin rozarnos, densamente. Hay coches oxidados en la tierra. Cien ojos nos contemplan junto a ellos. Ojos como tijeras, tan azules. [Moldavia, marzo de 2011]


[Agustín María López]

I

Érase que se eran siete torres firmísimas; por ellas se hundía el viento con gavilanes de agua; érase que se era una dama más alta que las mismas estrellas: en cañamazos crudos, con agujas de bruma y ovillos de silencio, bordando besos leves, su sangre deshojaba...; érase que se era... Bajo el cielo de plata, bautizando a las nubes, sitiada por las aguas..., borda esta tarde gris.


II Non hi havia a València dos amants com nosaltres. Vincent Andrés Estellés

De tinta china y de papel de arroz. Surgidos del tintero y vivos en la página. Así somos tú y yo, flor de las flores. A nuestro lado, en el mismo escaparate, una partitura de Boris Smetana. Nos volvimos de música. Danzamos por los puentes del Moldava. Dejamos nuestro exlibris por las farolas de toda la ciudad. A la luz del crepúsculo, buscamos en la trastienda el álbum de estampas que esconde el corazón del laberinto. Salvamos el reflejo, robamos el azogue y escapamos riendo del doctor Dapertutto. Somos de tinta china y de papel de arroz. Existiremos siempre que los jazmines tejan aéreas sombras chinescas en el muro labrado. Somos caligrafía vestida de domingo, siempre de vacaciones. Los renglones torcidos de un niño y una niña sin reloj.


[Raquel Egea]

Fractura

Soy de agua al despertar, como un rayo de sol licuado por una mano divina. Un pie torcido, una mueca de humo que te envuelve hasta ahogarte. Fractura. Otro hematoma de color tierra que te roba el tiempo en un abrir y cerrar de luz. Esa luz tan llena de oscuridad.


[Julián Portillo Barrios]

II.

Hay un niño extraviado en el invierno perdido en su juego de hojas secas. Hay un asesino, que también es él que lo espía entre la foresta. El niño reza y llora y pide: que llegue el día. Pero el otro ríe, porque sabe que la noche es larga y muchas noches y que el abuelo de ambos guarda un revólver escondido.


XII.

Mรกs allรก de la angustia por debajo de las sombras en medio de este mundo caรณtico y perenne. Muy lejos de la noche detrรกs de los armarios fuera de este cuerpo vano y este sexo. Lo mรกs cerca de vida: del lado siempre de los que aman.


[Mario Ă lvarez Porro]

y es suicida tanta fe como no sientes el golpe al caer y ya te levantas y andas ÂĄoh animal de fe!


qué extraña fe de fracaso qué extraña forma de vida la de dejarse el alma tras un cielo a medida la del pájaro abatido desangrándose en el suelo y que aún así aletea


atrĂŠvete a creer sobre todo si no tiene sentido si estĂĄs dispuesto a soportar tanta fe


[Alberto Guillén - José Iglesias Blandón]

Ventajas de limitar el campo de batalla a casa Uno de estos días, de José Iglesias Blandón Género: Relatos. Edita: Mezenas Grupo Editorial. Fecha de publicación: Noviembre de 2013. ISBN: 978-84-941111-1-2. Páginas: 132.


—A.G: Conocí a José Iglesias Blandón en un aula de la Universidad de Sevilla, hace cinco años. Uno no deja de agradecer su siempre amabilísimo estar y el entusiasmo con que regala su pasión por la literatura a los que tenemos la suerte de tratarlo. Hoy volvemos a juntarnos para celebrar que Mezenas Grupo Editorial, acaba de publicarle “Uno de estos días”, un libro de relatos de corte intimista, una mirada precisa e incisiva sobre nuestro más inmediato entorno. Después de tanto trabajo el libro por fin está aquí; imagino que te sentirás contento y orgulloso… —J.I.B: Tras su presentación en Sevilla, una mujer se acercó para explicarme qué había experimentado ante algunas descripciones concretas del relato “Lugarteniente de guardia”. Recientemente, un chico me confesó cómo aún seguía reflexionando sobre la historia que afronta “¿Y hacia dónde vais?”. Me contentan y enorgullecen ese tipo de cosas. Originar sensaciones, hacer pensar. Porque la literatura debe ser subversiva, en todos los sentidos. Un espacio para la agitación endógena. No sé si, a estas alturas, la literatura conseguirá cambiar el mundo, pero al menos que altere los ojos de quienes se asomen a él. —A.G: “Qué hacer”, el relato que abre fuego, está narrado en segunda


persona, lo que es, además de técnicamente complejo, bastante poco usual. Dime, ¿qué efecto buscabas con ello? —J.I.B: Parodia esos manuales de autoayuda que señalan cómo actuar, por dónde tirar ante determinado aparente obstáculo. Es una segunda persona imperativa: ordena a la protagonista femenina, con carácter un tanto férreo, por momentos inflexible, dejarse de lamentaciones, tomar las riendas. Y este ardid implica al lector, quien caminará de la mano del personaje, muy próximo, participando en su evolución (o involución), en su sistema de reconocimiento, entre una trama que travesea siempre al despiste. —A.G: Relatos como los mencionados “¿Y hacia dónde vais?” y “Qué hacer”, o “Uno de estos días”, muestran personajes castigados por la desventura amorosa. En general parece que el desamor recorre el libro como un velo de infelicidad… —J.I.B: El amor, de una forma u otra, en mayor o menor medida, siempre genera violencia. Una manifestación de esa violencia es la soledad, y... no hay mayor soledad que la que se da en compañía. —A.G: El aislamiento y esa testarudez incorregible acaban pasando factura al protagonista de “Te esperaré”. Incluso cuando quiere poner


remedio. ¿Crees que nos enfrentamos a un destino escrito de antemano? —J.I.B: Creo que una mínima variación de las condiciones iniciales, motivada por una brisa, un braceo o una llamada sin responder, puede alterar peligrosamente la evolución de todo el sistema. Llámalo teoría del caos, o llámalo destino. “Te esperaré” hace fuerte el pensamiento aunado de los filósofos presocráticos Heráclito y Parménides: todo pasa (una discusión), pero a su vez todo queda (las esquirlas del orgullo, el rencor, la soberbia, el egoísmo). —A.G: “Este sitio encantador” es sin duda el relato más sucio del libro. Y digo sucio en un sentido bukowskiano… —J.I.B: Por la explicitud del entorno, sin embargo, de manera soterrada, hay personajes y relaciones más sucias, como la que mantienen Margot y Harold en “¿Y hacia dónde vais?”, sumidos dentro de la cotidianidad. “Este sitio encantador” (que de encantador, ya lo comprobará el lector, solo tiene el título) habla sobre planos de realidad, sobre puntos de vista: vivimos en una sociedad maniquea donde todo, desafortunadamente, se reduce a bueno o malo, a cierto o falso, a real o ficticio. Uno de estos días, en general, contiene homenajes


literarios a Charles Bukowski, A. M. Homes, Raymond Carver, Lorrie Moore, John Cheever o Tobias Wolff, entre otros. Y algo así como: “Gracias por todo, chicos, a partir de ahora continúo solo.”Aunque considero que un escritor vive —y vivirá— en permanente búsqueda y desarrollo de su voz narrativa, somos inexorables hijos de nuestras lecturas. —A.G: Ya que hablamos de influencias… Tú mismo te reconoces deudor de la tradición norteamericana y creo que muchos lectores lo apreciarán enseguida, pero me gustaría saber más. Cuéntanos tu relación con otras corrientes. —J.I.B: Mis huellas hasta los norteamericanos proceden de ese realismo europeo del XIX, personificado en autores como Pérez Galdós, Stendhal, Flaubert, Dickens, Tolstoi o Dostoievski, quienes ya reflejaron al individuo como documento de un contexto sociocultural. He manoseado con fascinación la paulatina fragmentación de dicha corriente literaria: el naturalismo en Chejov, el posromanticismo en Melville, la novela psicológica en Joyce, Luis Martín-Santos y... William Faulkner, un arquitecto narrativo, maestro de la literatura americana contemporánea. Y, bueno, los escritores sudamericanos también me apasionan. Esa habilidad para combinar estética, metafísica e historia continental en un mismo párrafo. El realismo mágico me enseñó a ver siempre más allá de mis narices.


—A.G: También encontramos otras muchas referencias repartidas por el libro: cine, música... —J.I.B: Mi generación crece de la mano del lenguaje cinematográfico. Toleramos sin parpadear el montaje más insólito en una película de David Lynch. Constantemente, mientras callejeamos, captamos acciones que imaginamos cual fotogramas. Así, y para estirar al máximo el campo de sentido, pensé Uno de estos días como enclave intertextual. Hay referencias al cine (Woody Allen, Orson Welles, Charles Chaplin), pero también a la música (Badalamenti, Marquee Moon, Bob Dylan, Coldplay), al teatro (Porgy and Bess, Love!, Valour! Compassion!), a la pintura (Andy Warhol, Rubens), a la propia literatura (Ernest Hemingway, William Saroyan, Jerome D. Salinger). El relato “No se puede cambiar un solsticio”, por ejemplo, es cien por cien metaliterario. Hay, incluso, referencias a series televisivas, las cuales me influencian bastante como escritor, esencialmente, por su economía discursiva, y pienso en Breaking Bad, A dos metros bajo tierra o Mad Men. —A.G: Ya que mencionas ese relato, su carácter metaliterario te da mucho juego… —J.I.B: “No se puede cambiar un solsticio” desacraliza el


arte, la creación literaria e incluso la figura del escritor. El narrador nunca se refiere a los protagonistas por sus respectivos nombres, son solo ÉL y ELLA, pues la condición humana no entiende de etiquetas. Ambos son náufragos urbanos que se creen sus estériles intentos por salvarse. Según me comentan los lectores, es el relato que más está gustando. —A.G: Flaubert decía que “escribir es una manera de vivir”; me gustaría saber cuáles son las razones que te mueven a ti a crear. —J.I.B: Escribo, sobre todo, para evadirme. La creación literaria me permite acreditar otras realidades, desenvolverme con fidedigna libertad, asumir con imágenes eso que cuesta reconocer o admitir verbalmente. Suele afirmarse que todos los personajes poseen algo de su creador, todos, hasta el más ruin. Y estoy de acuerdo. Tenemos una belleza perversa, y desconozco mejor sitio que la Literatura para explorar y cuestionarnos. Luego, en cierto sentido, quizá también escribo por necesidad, por esa necesidad de expresión que fascina al ser humano, a través de cualquier canal (solo hay que mirar algunos muros de Facebook). Y hay aquí un punto de inflexión reconocible: a los dieciocho años, una chica me regaló El nombre de la rosa, de Umberto Eco, una obra donde medité y jugué, a partes iguales, como hasta ese momento no lo había hecho con ninguna otra, y quise probar, por qué no,


situarme al otro lado, tentarme, comprobar si realmente yo, vanidoso, tambiĂŠn tenĂ­a algo interesante para aportar.


[Pedro Hipólito]

Reunión en la cumbre Leo cositas sobre un ejército de primates descontrolados en el punto álgido del sueño bursátil. Cantan: la Bolsa y la Confianza tralará son nuestras la Bolsa y la Confianza… —Paso página con el cinismo a flor de piel— Mira que si alguien coloca 6 millones de goma 2 en los cimientos; y aprieta el detonador…


[Ilyan Zolliani] [Traducción: María Rondón]

Clock

Ore: 24 ballerine fan 60 piroette su se stesse, rivestono con sorrisi di sbieco la malinconia, e scorrono intorno al granitico palco rotondo. Noi le riveriamo ora timidi ora gagliardi, esili e simili a metà luce e metà ombra. Noi applaudiamo e quasi voraci contempliamo: forse sognano, o forse immaginano il pubblico. Poi torneranno, e poi usciranno. Noi ci chiediamo se si stancano, v’è l’impenetrabile velo di vetro nel mezzo. Noi potremmo esultare o disperati bramarle. ma loro no... non ci sentiranno. Ore: 24 ballerine fan 60 piroette su se stesse, mentre noi rigiriamo nei nostri pensieri, mentre furiosi o incantati non vediamo


le stelle puntellare d’amore il blu della sera né un grazioso miracolo sbocciare sotto il lieto martirio in sordina tra il il creder di vivere ed il nulla essere.1

1

Clock Horas: 24 bailarinas hacen 60 piruetas sobre sí mismas,/ recubren con sonrisas de huida la melancolía/ y fluyen alrededor del granítico palco redondo. Nosotros las reverenciamos ahora tímidos ahora valientes,/ delgados y parecidos a mitad luz y mitad sombra./ Nosotros aplaudimos y casi voraces contemplamos:/ quizás sueñan, o quizás imaginan el público./ Luego regresarán, y después saldrán./ Nos preguntamos si se cansan,/ está el impenetrable vidrio en el medio./ Podríamos regocijarnos o, desesperados, codiciarlas/ pero ellas no…no nos escucharán. Horas: 24 bailarinas hacen 60 piruetas sobre sí mismas,/ mientras nosotros damos, una y otra vez, vueltas en nuestros pensamientos,/ mientras furiosos o encantados no vemos/ a las estrellas titilar de amor el azul de la noche ni florecer un gracioso milagro/ bajo el suave suplicio silencioso / furtivo tras el creer vivir y el nada ser.


[Luis Perozo Cervantes]

He empezado a morir como se debe un sombrero grande cubre mis alas tengo que contar las lunas que me alumbran este sueño de cascabel hiriente me sonríe una extensa llanura espera mis quejidos no puedo parar de mirarme en mis zapatos todos los agujeros del camino me acompañan he hecho un recorrido por la escalera más plana todo asciende de lejos y se sostiene las casas se erizan en mi rostro palidezco a los vientos nasales del desierto rojizo, en el contorno, me espera mi cuerpo éstas son las medidas dignas de mi tumba una fosa común para la rosa tornasoles y caleidoscopios obsoletos pararrayos que ya no soporta su destino tiempo de lluvia en hormiguero larvario estos huesos que roncan de dolor como la noche


Siendo una forma de página no un pájaro cualquiera no una elevación o un eclipse no una esquina de la cama no un libro por terminar solo una forma, como un patio o una alacena un caracol que nos habla de otras palabras lenguajes silentes y púnicos vértebra que enhebra vida tronido de miedo y balbuceo algo muy antiguo en el relámpago rostro astillado y sediento un cobertor para el frío de la fortuna el olvido de no estar en uno mismo puente de placentas bar de muerte y de mala vida cerveza ronca espuma de girasoles dolores de parto con odio maternal —¿Cómo arrullar al niño si casi te mata?— algo decente para nuestros ancestros


la venganza es quitarle a la vida los puñales limpios cayendo desnudo en la sonrisa quedándose en el desangre como en lugar común sin comadrona que alcance piscina seminal de los trasnochos vulnerables olvidos, mar adentro siendo apenas una forma de página como un oráculo


[Nombre Autor]

Diletantes y Destemplados

Víctor Nubla. Conversación a través de tres sectores sin gravedad


[Nombre Autor]


[Ferran Destemple - Víctor Nubla]

He de reconocer que la percepción que tenía de Víctor Nubla ha ido cambiado a lo largo del recorrido que hemos hecho por estos tres sectores. Víctor Nubla es músico, escritor, clarinetista, dibujante, sampleador, gestor cultural… Víctor Nubla es fundador de “Macromassa”, ha desarrollado el “Método de Composición Objetiva” y ha grabado discos con la mayor parte de los músicos experimentales del país. Ha fundado su “Biblioteca para misántropos” además de publicar en otras editoriales y escribir en diversos periódicos y revistas. Dirige desde el año 1996 el proyecto “Gràcia Territori Sonor” y el festival LEM y sabe, a ciencia cierta, donde encontrar el punto que contiene todos los puntos del universo. Todo esto es Víctor Nubla, pero también es más que la suma de sus acciones. Según lo veo ahora, se aproxima más a un científico, a un matemático que acapara millones de datos para intentar descubrir las relaciones que se establecen entre los sucesos. Busca la lógica interna de una realidad que parece guiarse por el capricho o la conspiración. El azar es, sin duda, uno de sus más fieles ayudantes en este empeño. No tengo claro si sus investigaciones le llevarán a buen puerto, pero sí que no cejará de intentarlo. En cualquier caso, tanto si fracasa como si triunfa, sus lectores habremos podido disfrutar de todos y cada uno de sus intentos.


Sector AZ-2-3

Sobre c贸mo escribir en un mundo nublado: paisajes microsc贸picos de un lenguaje en mutaci贸n permanente.


1. Siempre que se habla de tus influencias salen a relucir el surrealismo y también, evidentemente la ciencia-ficción. Pero debe haber algunas menos evidentes, que circulan subterráneamente y que han establecido los fundamentos de tu ecosistema. ¿Cuáles serían estos núcleos invisibles que te conforman? Ya lo creo, son muchas más y no están tan ocultas: El humor: Monty Python, Gila, Bill Hicks, Jardiel, La Codorniz, Douglas Adams... El tebeo: Vázquez, Ibáñez, Hergé, Moebius... La novela negra: Simenon, Conan-Doyle, Leblanc, Montalbán, Camilleri... La poesía: Blake, Omar Khayyam, César Vallejo, Foix... La literatura extraña: Lovecraft, Perucho, Lautréamont, Michaux, Burroughs, Poe, Papini, Brautigan... Los diccionarios y enciclopedias, que me apasionan... La literatura de viajes, las biografías,

la neurología, la astronomía, los aforismos... todo eso está en mi equipaje. En cuanto al surrealismo, me parece que es un estado de ánimo más que un género, como la Patafísica y Jarry y Daumal. Me los creo, claro. Me los creo a todos. Fueron unos valientes. Son mis héroes. Y en cuanto a la ciencia-ficción, no toda me interesa, es un campo peligroso una vez denominado así, porque mis autores preferidos del género son muy poco científicos. Me gusta Tim Powers, Dick, Vonnegut, Sheckley, Brinn... no deja de ser atrevido llamarle cienciaficción a lo suyo. 2. Me sorprende lo que comentas de los diccionarios y las enciclopedias. ¿Quieres decir con ello que eres como un turmix, que engulles todo tipos de lecturas y que luego lo mezcla para


utilizarlo desde tu punto de vista? Bueno, es que yo me crié en los tiempos en que los discos estaban en las tiendas por orden alfabético y no por estilos. Los libros en las librerías, también. Era natural escuchar de todo y leer de todo. Eso incluía leer cualquier libro que me cayera en las manos. Y los diccionarios y las enciclopedias eran el recurso que había en casa cuando no tenías nada nuevo para leer, ya que devoraba los libros a una velocidad superior a la que llegaban. Probablemente por eso me chiflan los diccionarios y las enciclopedias. También porque cada entrada de una enciclopedia es una puerta por la que dejar volar la imaginación: un país, un personaje, una reacción química, un mamífero acuático... Todo son historias en potencia. Y sí, claro, todo ayuda, todo entra

y contribuye a expandir. 3. De la influencia de la ciencia-ficción hay cosas evidentes, pero yo no he podido detectar el rastro de un autor tan decisivo en la literatura como es J.G. Ballard. ¿Qué opinión te merece como escritor, hay algún rastro de él o de su tipo de cosmovisión en tus escritos que se me haya pasado por alto? Sí, apenas lo conozco. Leí Playa terminal, que recuerdo que me impresionó, lo intenté con alguna otra novela que no recuerdo y no me motivó, así que no he leído nada más de él. No forma parte de mis influencias. 4. ¿Podríamos considerar la ciencia-ficción simplemente un paisaje, un decorado, en el cual puedes desarrollar tus argumentos o por el contrario es una arquitectura fundamental don-


de edificas tus narraciones? La ciencia-ficción, es decir, poner extraterrestres, naves, planetas, viajes en el tiempo, drogas increíbles y cosas así, para mí es tanto un recurso divertido como un medio muy maleable que me permite explicar cosas a través de puertas que en otros géneros quizá no existan. Digo quizá porque la literatura de vampiros, golems, fantasmas o la psicodelia van sobrados de puertas y también me viene bien usar esos géneros. Son intermediarios, creo, grandes distribuidores con muchos ascensores y puertas. 5. ¿Cuál es el papel del absurdo en tus escritos? Pues no sé. Quizá mis escritos sean absurdos. A veces hablan de cosas absurdas, otras no; más bien lo absurdo es el mundo cotidiano en el que se inspiran.

6. La improvisación forma parte de tu música. ¿Tiene algún papel en tu escritura? La improvisación en música la entiendo como un trabajo colectivo. Pero la escritura es una cosa muy solitaria. También se podría decir que todos improvisamos individualmente, pero eso más bien es exploración de uno mismo o especulación sobre uno mismo. Uno puede transcenderse a sí mismo sin el recurso de nadie más, pero es otra clase de magia. 7. ¿Te atreverías, entonces a realizar escritos colectivos? La verdad es que lo he hecho a menudo. Algunos de mis libros son en colaboración: Derivas Sensoriales, a medias con David Picó, Miguel Morey, Llorenç Torrado e Isaki Lacuesta, El llibre dels bèsties, con Roger Atrofe, la novela Los Hechos Pérez la escri-


bí mano a mano con Juan Crek. Con Sebastià Jovani también he hecho algunos ejercicios a cuatro manos. Pero son cosas que no suceden en tiempo real como la improvisación musical. Escribir es una tarea mayormente solitaria. 8. ¿Utilizas la escritura automática, o tus textos están muy reelaborados? ¿Cuál sería el proceso de escritura de un relato tuyo? Creo que hay una diferencia entre escritura automática y dejar volar la imaginación. Al parecer, la escritura automática, como la improvisación musical llamada “no idiomática”, huye de los lugares comunes que reconocerían la experiencia y la imaginación. Es una especie de trance... Para convocar esos oráculos prefiero usar el cut-up o el object-trouvé. No sé ni creo que nadie sepa qué porción del consciente interviene

en esas cosas y qué parte es azar convocado por el subconsciente. A lo mejor se nota en el resultado y también en cómo se te queda el ánimo después de hacerlo, pero no se diferencia demasiado de otros aspectos de mi vida que se encuentran fuera de control habitualmente. En cuanto a la segunda pregunta, depende... Si se trata de un relato breve, suelo hacerlo de un tirón y al cabo de unos días lo reviso y me pongo a retocarlo. A lo mejor tardo tiempo en estar satisfecho y lo sigo tocando hasta que me guste. Los de extensión mediana, como la serie Pendergast que estoy haciendo para Les Males Herbes, llevan su tiempo, sobre todo estos, porque están ambientados en espacios y tiempos reales. Necesito mucho trabajo de documentación. La trama la tengo pensada de antemano, pero todo


sucede en geografías reconocibles y contextos verosímiles, por lo que debo ser muy escrupuloso y preciso. Me divierte hacer esto pero me agota, aunque cuando termino estoy de muy buen humor. En el caso de una novela, hago el primer tirón sin parar, quizá dos o tres capítulos. Luego me espero un tiempo, a veces largo, a ver si me siento a gusto con los personajes y paso a imaginarme qué harían, me pongo en su pellejo y averiguo qué les mueve. Eso dura unos meses. Mientras tanto elaboro diagramas, apunto notas y hago mapas, todas esas cosas. Ayudan mucho a remontar la parte dura de la novela. Luego llega un momento en que la última parte casi se escribe sola, solo hay que ir poniendo a cada personaje en su sitio natural, ellos lo acaban todo muy bien. Pero lleva meses,

a veces años, entender qué está pasando. 9. ¿La forma que planteas darle a tus textos determina el contenido o primero surge una idea básica que luego desarrollas? Escribo textos que me gustaría leer. Eso incluye la forma y tengo mis preferencias. Escribir es para mí una prolongación del dibujo y en cierta medida de la música. La forma es muy importante. No me refiero solo al estilo, la arquitectura del texto, la sonoridad, la respiración, el tipo de palabras, las rimas internas y las prosas simuladas, también el formato de la página o las letras que encabezan los párrafos... Todo ello, más que determinar el contenido, lo genera, lo expulsa como un cálculo renal de un cachalote: de repente tienes una bolita de ámbar, la pones en el corazón de la máquina y ésta ge-


nera una historia. En cambio, cuando ando con el contenido previo en la cabeza, temas que me inquietan o me fascinan, suelo volcarlo en mis columnas en prensa o en mi blog o en los ensayos cortos. En tales casos procuro utilizar un lenguaje muy comprensible y al servicio de la idea y de los lectores... Tener que desarrollar una idea concreta en solo 1050 caracteres para ser leídos por personas que tan sólo están hojeando el periódico es un reto fascinante y te obliga a trabajar técnicamente, lo cual me ayuda un montón en las otras escrituras. 10. ¿Cuál es tu relación con la prensa diaria? Publicas en L’independent de Gràcia, ¿no es así? Sí, hago una columna mensual en L’Independent. He escrito en otros medios: en el desapa-

recido El Diari de Barcelona, en revistas y semanarios. Me gusta mucho el columnismo de opinión, además me permite llegar a lectores que jamás se acercarían a mis libros. Gente normal, de barrio, que luego te paran por la calle para comentar la columna que has publicado, todo ello es muy enriquecedor y tiene además dos constricciones estupendas: hay que ceñirse a 1050 caracteres y eso exige un trabajo de síntesis y hay que explicar las cosas que piensas de forma que pueda entenderlas cualquier otra persona. Me encanta. 11. Me gusta mucho tu blog. Sueles publicar entradas elaboradas que no tienen porqué estar relacionadas con la actualidad y donde desarrollas pequeñas ideas concentradas. ¿Es el blog una herramienta de experimentación?


¡Gracias! Sin duda lo es. Cuando empecé a hacer este blog no estaba muy seguro de para qué serviría. Ahora, al menos, sé para qué me sirve a mí: es un banco de pruebas y un lugar muy libre donde volcar pensamientos, dudas, descubrimientos, reflexiones y cosas que me pasan. Es un espacio de libertad que disfruto mucho y en el que me siento muy bien. En fin, vengo del mundo del fanzine y la autogestión: el blog y el uso de internet en general encajan en mi concepción del arte. 12. ¿Cómo relacionas el mundo del sonido y de la música con la literatura? Son compartimentos estancos o actúan en una relación simbiótica, donde cada uno se alimenta del otro? Como te decía antes, también busco una música en mi prosa. Me encanta encontrarla.

Las rimas internas, las respiraciones... En mis escritos menos concretos es esencial. Pero también, con algunos de mis grupos, sobre todo con “Macromassa” y “Dedo”, he escrito (y también cantado) letras de canciones a montones. También lo he hecho para “Clónicos”, “Alius” y otros grupos. No es poesía, es otra cosa igualmente interesante. Me gusta mucho hacer letras para canciones. Ahora estoy trabajando con Jonatan Giménez, el líder de “Arrels de Gràcia” (es uno de los grupos de rumba de los gitanos de mi barrio). Estoy escribiendo letras a las que Jonatan va poniendo música. Estrenamos una durante el homenaje a Carmen Amaya que se hizo hace unos meses en la plaza Raspall. Fue con el coro de niños de la plaza y el resultado fue muy divertido (y surrealista). Ahora vamos a seguir más en serio para hacer un disco.


13. He visto el vídeo de la actuación que comentas. Es un híbrido muy original. ¿Cómo se ha establecido esa conexión? No es muy corriente relacionar música experimental con rumba gitana. Bueno yo hice una rumba para ellos, y es una rumba sin más, no una rumba experimental ni nada así. La letra es una canción de amor en términos científicos, lo cual se escapa de la temática habitual de las rumbas, pero nada más. Era un regalo. Vivo en el barrio gitano desde 1980, son mis vecinos y son unos músicos increíbles. Hay muchos artistas payos en el downtown de Gràcia. Unos nos relacionamos con los gitanos y otros no tanto. Otra artista que vive en el barrio es la poeta Núria Martínez Vernis. Ella tuvo la suerte de comisariar el homenaje a Carmen Amaya en la plaza Raspall y propuso el

encuentro entre poetas payos y músicos gitanos. Algunos experimentos no dieron mayor fruto que aquella noche memorable, pero “Ay Candela”, mi rumbita, siguió viva, la oía cantar a los niños en la calle. Entonces Jonatan, un músico genial que además tiene una voz increíble y que había hecho la adaptación de la rumba, me propuso hacer un disco juntos. En ello estamos, yo estoy produciendo mayormente letras y el va adaptando, aunque vamos a un ritmo tranquilo, teniendo en cuenta que uno y otro estamos muy liados. La idea es salir un poco de los lugares comunes de las letras habituales y supongo que también alguna escapada musical, pero será un disco de rumbas. 14. En tus escritos el orden del mundo está siendo cuestionado a cada momento, las historias


se desarrollan en un mundo absurdo, con relaciones absurdas pero dentro de la más absoluta normalidad: lo más estúpido es asumido como habitual ¿Podríamos interpretar tu universo como un retrato realista de la sociedad, como el reflejo de lo absurdo de los comportamientos humanos, en cierta manera con un “callejón del gato” valleinclaniano pasado por el caleidoscopio de Philip K. Dick? ¿Hay un tanto de resignación sobre la estupidez humana? A veces me pregunto cuánto de lo que nos parece normal y perfectamente engrasado en la maquinaria de vivir es en realidad otra cosa, quiero decir, cuántas cosas incomprensibles, absurdas, imposibles o falsas se nos cuelan en la interpretación que hacemos permanentemente de la realidad colectiva. Creo que son precisamente esos fallos

del sentido general los que mantienen cohesionado el tapiz de lo que creemos vivir, es una argamasa y me gusta descubrirla. Entonces me planteo situaciones que pudieran funcionar solo con la argamasa, y veo que sí, funcionan. No hay más que seguir el hilo y te encuentras en un mundo tremendamente parecido a éste en el que todo es completamente distinto. Descubres que los valores, ideales, ambiciones, odios, amores, propósitos, fanatismos y desidias no sostienen el mundo humano. Son las convenciones, lo no pensado, los residuos, los accidentes y básicamente todo aquello que pueda obviarse, lo que de verdad sostiene esta civilización. El resto es hipnosis. 15. ¿Entiendo entonces que sin convenciones (absurdas en su mayoría) la sociedad no funcionaría como la maquinaria en-


grasada que es? Piensas, como Burroughs, que el lenguaje es un virus del espacio exterior, una convención ajena a nuestra inteligencia, una enfermedad que nos contaminó en un principio y que aceptamos como parte de nosotros, cuando realmente no lo es. Uf, eso ya no lo sé. No estoy seguro de cuánto tiene de metafórica esa idea de Burroughs. Si es científica, es muy loca, si es metafórica, es divertida. Mi idea es que el lenguaje es algo que se produce en el cerebro y que el cerebro es una válvula reductora. 16. Tu último libro El regalo de Gliese es un cóctel de ciencia ficción + terror físico Lovecraftiano + realidad de barrio + novela negra + pulp, pero servido en la tradicional copa en forma de novela. ¿Crees que tu evolución se decantará hacia este género o

que la irás alternando con escritos más fragmentarios e inclasificables? Bueno, sobre todo es una novela de risa... como un Mortadelo sin dibujos. Me encanta escribir novelas. Pero para escribir una novela necesitas mucho tiempo y soledad. No siempre puedo contar con ambas cosas. El tiempo que tengo a diario me da para mis ensayos breves y relatos que me encargan y para las columnas periodísticas, pero las novelas las tengo que hacer a tirones, porque la música ocupa su tiempo y no quiero renunciar a ella, y la gestión, que es de lo que realmente puedo malvivir, se lleva la mayor parte. Mis novelas se escriben de noche, en fin de semana y en vacaciones. Por ejemplo, el año pasado terminé una novela que llevaba siete años escribiendo. Ahora tengo dos a me-


dias y una empezada. Al ritmo normal, no puedo saber cuándo las terminaré. Mis novelas son como princesas encerradas en el torreón de un castillo, solo alcanzo a comunicarme con ellas por Skype. Ojalá encuentre un ritmo mejor. El tiempo libre inferior a un día libre, escasas horas robadas, minutos atrapados, lo aprovecho para escribir cosas cortas. Y, de todas formas, Gliese parece talmente una novela, pero tanto la que está terminada como las que ahora manejo, no sé si se podrían llamar novelas. 17. ¿En qué sentido? Has trabajado mucho con la hibridación en los contenidos, mezclando toda clase de componentes a través de tu propio filtro. ¿Piensas investigar también en las formas del género de la novela, jugar con su estructura? ¿Cuál es la dirección que piensas tomar?

Es muy gratificante aprender el oficio de esa parte de la escritura tan difícil que es la novela y es igualmente agradecido vulnerarla hasta ver cómo se curva en el espacio-tiempo. Me interesa la novela porque es un campo en el que puedes explotar las dinámicas, regular las velocidades, crear todo tipo de sorpresas y proponer toda clase de cosas impensables, a condición de que parezcan verosímiles y nadie se haga daño en el intento de leerla y, es más, el lector lo recuerde como si lo hubiera vivido. Si no llegas hasta eso, no vale la pena hacer novelas. Bueno, sí vale la pena ya que te has puesto en ello, pero no significa ningún avance para la Humanidad. Lo otro, quizá tampoco, pero me gusta pensarlo así. Como lector, prefiero pensar yo los detalles, no me gusta que me los expliquen minuciosamente. Como escritor, intento no defraudarme.


18. ¿El regalo de Gliese sería una mezcla de elementos de la cultura popular, con otros de una cultura más refinada? ¿Es la mezcla de la alta y la baja cultura uno de tus objetivos al escribir? Ostras, no lo había pensado así. Yo diría que es cultura popular: una pandilla de majaras callejeros hiperactivos con un perro, en un ambiente de ciudad fantoche con radios libres, baretos, drogas, gitanos, polis torpes y una fiesta mayor de barrio por en medio, ya me dirás... no, francamente, no lo creo. Es una novela pulp o un tebeo novelado, no llego más lejos.


Sector TG-5-1

En este sector, o se transita sobre piezas desmembradas o sobre miembros despedazados. Este es un sector protegido y cerrado. En el sector mรกs oscuro del desplazamiento: nos encontramos en la biblioteca.


19. ¿Creaste la “Biblioteca para misántropos” por necesidad personal de expresión, o como he leído en la entrevista que publicas en tu web, simplemente porque sí o simplemente porque no? Viendo tu trayectoria como artista observo que siempre que has tenido necesidad de hacer algo lo has hecho, que la escasez de medios no te ha detenido: si has tenido que autoeditar un disco, lo has autoeditado (de hecho creo que “Macromassa” fueron los primeros en autoeditar un disco en el estado español) lo mismo con tus libros, has definido un “Territorio Sonoro”, has publicado la revista Marabunta, etc ¿Ello es debido a una actitud generacional, o es una postura personal? Sin duda formo parte de mi generación, pero no sé si eso quiere decir alguna cosa. La autogestión, ser unidades autónomas,

valerse de cualquier medio para hacer cosas inverosímiles, tener la memoria muy cerca y el futuro en las manos, esas son cosas propias de mi generación, pero ya ves lo que han hecho algunos de mi generación. Bueno, la mayoría de los que gobiernan. Debería pedir perdón en nombre de mi generación, y no estoy seguro de que nadie tuviera que sentirse comprensivo. Lo generacional es un camelo. Hay de todo y nadie piensa igual. En cuanto a mí, hago lo que hago, me muevo hacia donde me muevo y publico lo que puedo, solo por poder tener el control de lo que hago, ya ves, una cosa tan simple. Aunque también es una experiencia muy agradable que una editorial publique tus libros y no sea la tuya propia, que acaba siendo una habitación de casa llena de cajas llenas de cosas que se venden poquísimo y un déficit de unos miles de euros.


20. ¿La autoedición es una acti- formato, que no es novela, ni reagrupación de relatos y que tud política? Sin duda lo es, bromas aparte. su propia forma le da un valor añadido, que su propia forma 21. ¿La autoedición te ha permi- (en cierta manera) conforma tido prescindir de los corsés del un género nuevo, híbrido. ¿No consideras esa posibilidad para género? La autogestión me ha per- desarrollar nuevos proyectos? Es mi manera natural de mitido todo lo que era capaz de hacer. Y también me ha abierto pensar los trabajos, ya te explila puerta a que otros creyeran en caba antes que la novela es un lo que yo era capaz de hacer. Así trabajo explícito y muy constricque creo que la autogestión es tivo. Mis textos suelen ser misceuna de las mejores maneras de láneas, y ese formato que dices es el mío. Es lo que más me gusrelacionarse. ta, la verdad. Pero no siempre es 22. ¿No opinas que los peque- posible trabajar así. Uno siemños relatos, los apuntes, las pre anda intentando demostrase observaciones son una parte algo a sí mismo y, aún peor, a los pero que reunida adquiere una demás, y en eso se pierde mucho nueva dimensión? Estoy pen- tiempo. sando en el Libro Cómo caza un dromedario, donde el todo 23. Aunque dicen que el sector es mucho más que la suma de editorial está en crisis (todo las partes, ya que todos los tex- siempre está en crisis) es curiotos juntos conforman un nuevo so ver cómo nacen muchas pe-


queñas editoriales y se abren pequeñas librerías especializadas en pequeños sellos. Parece a simple vista el mismo fenómeno que el que ocurrió en los años 80 con los sellos discográficos ¿Piensas que la edición se transformará y se adaptará a los nuevos tiempos mejor que el sector musical? Las pequeñas editoriales underground hoy en día me recuerdan a los sellos independientes de los ochenta. Editan auténticas locuras y consiguen irlas vendiendo. Y el mismo respeto me merecen las pequeñas librerías atrevidas que venden esos libros. Son admirables. Todo juega a su favor: internet, el hecho de que nadie se haya acostumbrado realmente al e-book y que a ellos no les ha alcanzado la revancha del gobierno: no les han subido el IVA como a la música, al teatro o al cine. A mí me parece

admirable, a pesar de la precariedad en la que se mueven, tienen gran empuje ahora y generan interés. Me disculparás, pero ya hace tiempo que las cosas no se aprecian por que sí, entonces está uno obligado a hablar en esta terminología patéticamente socioeconómica pero, más allá del concepto de mercado, existe la literatura y un montón de locos que creen en ella. Y no están en absoluto desconectados de la música y las otras artes.


Sector H8-56L

La búsqueda de un centro sobre el que graviten las moscas y los saxofones. Un centro donde no existe la velocidad y el espacio se alarga y contrae como un chicle mascado hasta que pierde todo el sabor. Un sector invisible como lo es el diamante dentro de un vaso de agua, o la mirada en el diafragma de una cámara de vídeo.


24. ¿Para tus creaciones necesitas de un lugar y unas condiciones especiales? Lo digo por la idea de Centro Místico del Universo, una idea muy ampurdanesa que se situó históricamente en La Estación de Perpinyà, y que tu has ido desplazando a distintos lugares: el Bar Casajoana, la Bodega Marín... ¿Podríamos considerar estos espacios como Alephs, como espacios donde se dan cita todos los lugares, todas la personas, todos los sucesos, como una implosión de tiempos y espacios? Para pensar o escribir, necesito lugares con ciertas condiciones, aunque son bastante inusuales, tiene que haber ruido, mucha gente, y una mesa donde nadie me preste atención. Aunque a veces es distinto y puede ser un vagón de tren o mi casa, no es importante. Fue

Salvador Dalí quien dijo que el Centro Místico del Universo estaba en la estación de Perpinyà. En 1995, Pau Riba, Julià Guillamon y yo proclamamos Centro Místico del Universo el bar Casajoana, cuando estábamos escribiendo Alter Músiques Natives, porque nos reuníamos cada día allí y el sitio no ofrecía ninguna duda como candidato. Consideramos que la estación de Perpinyà había dejado de serlo. Fue una decisión artística, como lo había sido el investirla con ese título. Al principio no pasó nada. Bueno, sí que pasó: hubo un pequeño terremoto en el área de Barcelona unos días después. A nosotros nos pilló justamente en el Casajoana, leyendo el horóscopo del profesor Lester, creo que en El Diari de Barcelona. El horóscopo decía: “Hoy pueden producirse movimientos telúricos”. Tremendo. El horóscopo de los


periódicos ya no es lo que era... Luego pasaron más cosas: un año después derribaron el bar y mi casa, que estaba al lado. El Universo se quedó sin centro místico entre 1996 y 2002 y yo me tuve que ir a vivir a otro sitio, aquella situación era realmente chocante. Cuando las cosas volvieron a ser mínimamente armónicas, proclamé unilateralmente que la Bodega Marín es el Centro Místico del Universo y, de momento, nadie me ha llevado la contraria. Ello ha producido toda clase de maravillas. He escrito sobre ello en mi libro Màgia Tridimensional Perenne. 25. ¿Qué lugares ves como candidatos a nuevos Centros Místicos del Universo? Tengo que advertir que el Universo no es circular, sino elíptico y que, debido a ello, no tiene un solo centro sino dos. Por

ahora, el segundo Centro Místico del Universo es el armario de la habitación 207 del hostal La Gambina de Colera. Si no hay ninguna emergencia, no creo que esa situación vaya a cambiar en un futuro inmediato. 26. ¿Está reñido el concepto de Centro Místico con el de la Barcelona del diseño, donde toda mejora es estrictamente especulativa y donde se utiliza la imagen de modernidad como espejo para vender el reflejo de una modernidad vacía? Barcelona es un gran tema. ¿Qué es Barcelona? ¿Cuántas Barcelonas hay? ¿Cuántas Barcelonas quedan? Tal como explico en Màgia Tridimensonal Perenne, cuando se publicó en El Periódico una entrevista conmigo en la que decía que en la Bodega Marín había un gato que daba buena suerte, la gente peregrinó hasta


allí para tocar al gato y hasta el alcalde vino a fotografiarse con el gato. Pocos días después, al alcalde lo hicieron ministro de industria, o sea que el gato daba buena suerte. Me gusta pensar que esa Barcelona esnob y superficial, llena de listillos, todavía es ocultista y mística y misteriosa, de lo contrario debería llegar a la conclusión de que ya no hay vuelta atrás y ya siempre será tan autodestructiva como pazguata. 27. ¿Ese centro, es posible sólo en el barrio de Gracia? El Centro Místico del Universo como tu dices, es un Aleph, o sea que, si contiene todo, no importa mucho dónde esté. Está ahí porque yo lo he visto, pero cómo puedo saber si hay otros Centros Místicos del Universo, o de otros universos, en otros lugares... Creo que lo más sensato es preguntarse por qué la periferia

no es centro o de qué es centro la periferia. 28. Tu relación con la ciencia, es una relación estética. ¿Ves el mundo científico como un mundo lleno de potencial estético? ¿Crees que la ciencia nos hace “avanzar que es una barbaridad” o simplemente es una lógica más dentro del absurdo existencial? No tuve grandes profesores de ciencias en el colegio. Debían ser buenos pero no se entendía nada, o no lo sabían explicar. Pero me esforcé, y siempre me interesó. No pude hacer un bachillerato de letras, no me tocaba por clase social. Al final entendí algunas cosas de física y química, también de biología, que me estimularon y he seguido pendiente del mundo científico, leyendo mucho y pensando. Hace ya unos cuantos años que me pa-


reció conectarme con ese mundo como nunca lo había hecho, de pronto lo entendí mucho mejor, y me interesé por la astrofísica y la física de partículas. También descubrí (cosa nada original) que la ciencia y el arte tienen mucho diálogo por delante. Hace unos años escribí: “Ciencia, punk y filosofía, volved juntos esta vez”. Pero parece que no hay suerte. 29. En tu Ensayo contra la rueda, pones en cuestión la obsesión humana por el desarrollo y el progreso. ¿Piensas que tenemos alguna posibilidad de supervivencia si continuamos con este deseo de expansión? ¿Podemos adoptar alguna actitud al respecto? Uno de los principios sobre los que se basa el proyecto “Macromassa” es que las civilizaciones evolucionan pero las culturas solamente progresan. Estoy

a favor de las campañas por el desarrollo igual y por el reparto de la riqueza, la renta mínima individual universal y la desaparición del control de las personas sobre las personas, cuya cúspide ocupan los estados y las corporaciones, pero si eso no se produjera, el resultado sería similar, porque insostenible quiere decir exactamente eso, con lo cual, pocos caminos quedan. O se vuelve prudentemente atrás o se huye hacia delante, da igual, teniendo en cuenta que los verdaderos mecanismos de regulación de la especie actuarán en cuanto la especie entre en pánico, cosa que no puede tardar en pasar, y consuma sus recursos o sus virtudes. 30. ¿Y hablando de velocidad, también la ves (como Paul Virilio) como el principal desencadenador de la implosión de la


historia, de los males contemporáneos? La velocidad es algo que veo asociado al tiempo y al espacio. Es una enfermedad colateral de la certeza de que los dos grandes elementos de riqueza son el tiempo y el espacio. El tiempo: es lo que damos a cambio del salario, a cambio de formar parte de la sociedad. También pagamos con tiempo el tener tiempo. El espacio es donde nos podemos resguardar, nuestra casa. También lo pagamos con tiempo. Y a veces con espacio, cuando compartimos un piso, por ejemplo. Nuestra cultura convierte el tiempo y el espacio en negocio, poder y control. Fíjate que las dos principales industrias de nuestro país son la construcción y el automóvil, dos lugares donde meterse dentro -espacio- y las pagamos entregando nuestro trabajo -tiempo-. Nos ha salido

muy caro pasar del nomadismo al sedentarismo. 31. ¿Si el azar determina la rueda de la historia, cómo ves la política? ¿Es un elemento de progreso? La política la hacemos cada día. Es cómo nos relacionamos, cómo vivimos socialmente, qué decimos y qué hacemos por, para y con los demás. La política es una parte esencial de nuestro comportamiento tribal. La política profesional es otra cosa, como su nombre indica. Es ruido, un simulacro y un buen camuflaje para gente peligrosa. Una verdadera lacra, hoy en día. 32. ¿Crees que la historia es una evolución lineal, que nos hace evolucionar o realmente es el azar quien mueve el mundo? Creo que el azar no es una cosa imprevisible y misteriosa


que viene a fastidiarlo todo dejándolo como menos te lo esperabas. El azar es un motor excelente, que funciona muy bien, que es exacto y muy productivo y si no mueve el mundo, al menos, interviene bastante bien en él, pero si no lo tienes en cuenta, te fastidia todos los planes. Existe la Naturaleza, con mayúsculas, y luego cada uno tenemos nuestra naturaleza. En la medida que una y otra se conectan, el azar deja de existir como incógnita y se convierte en aliado. Como dijo Mallarmé, una tirada de dados jamás abolirá el azar. Tratémoslo, al menos, como igual. Hay que advertir que solo tenemos una vía de comunicación con el azar: el deseo. 33. Es decir, las cosas ocurren porque las deseamos y el azar sería una maquinaria, un motor que establecería corresponden-

cias entre la Naturaleza y nuestros caracteres individuales. Del mismo modo que el Método de Composición Objetiva (MCO) actúa como azar estableciendo correspondencias entre el sonido (captado de la Onda Corta) y nuestras personalidades. ¿Nos puedes explicar cómo intuiste este método para grabar de forma estética el azar? Pues, la verdad, encontrándome una pieza de puzzle en la calle en 1984, reflexionando sobre el relato de Borges Tlön, Uqbar, Orbis Tertius y los “hrönir” que aparecen en él y echando un vistazo desapasionado a mi vida. Así lo descubrí. Y lo apliqué en la música a través del MCO y en el resto de mi vida de muchas otras maneras. Una de ellas es mi colección de piezas de puzzle encontradas por la calle (http://www.hronir.org/ puzzleentrada.htm). Llegué a


la conclusión de que, si bien la ciencia interpela a la Naturaleza, podríamos decir que la magia negocia directamente con ella. Somos mucho menos frágiles aceptando aquello que deseamos y no resignándonos a lo que hemos decidido “querer” que, por otra parte, acostumbra a ser imposible. El motor es el deseo, la maquinaria es el mundo y el azar el combustible, si te parece bien esta metáfora tan de la era industrial. 34. Una última pregunta, Víctor. Estoy pensando en el ruido, en el ruido como un elemento característico del actual modo de vida, como componente que nos invade y casi nos constituye. ¿Es una materia de trabajo? No piensas que también el ruido ha pasado de ser un elemento optimista, un síntoma de la esperanza en el futuro (estoy

pensando en los futuristas) a ser un elemento propio del aislamiento y del desencanto. ¿El ruido sería, quizá, la expresión del hastío contemporáneo, de un nuevo spleen? Es cierto, para los futuristas, el ruido era un síntoma más del progreso y el progreso ha sido considerado algo bueno durante mucho tiempo: la mecanización, la automatización, la velocidad, la capacidad de ordenar, reconstruir o destruir la naturaleza, eran síntomas de una civilización avanzada. Claro que hay que ser cuidadosos en ese debate. El progreso también incluye la penicilina y otras muchas cosas que salvan vidas. Pero bueno, hemos visto que el progreso industrial trae como consecuencia nuevas enfermedades que tardamos mucho más en remediar que en producir. Y, en todo caso, el progreso ahora


tiende a ser mucho más silencioso que la guerra. Las ciudades se han ido desindustrializando y en un futuro que ya está muy cercano, ni los coches harán ruido. El paisaje sonoro que Russolo imaginaba para el futuro, ya pasó, se intuyen nuevos paisajes y diríamos que ahora mismo, a nivel político, están teniendo más aceptación las tesis de Murray Schafer que las de Pierre Schaeffer. Paralelamente a todo ese proceso social, hay músicos que siguen utilizando el ruido como base de sus composiciones, el trabajo de Francisco López es un buen ejemplo. Un grupo como Esplendor Geométrico son otro claro exponente. Hay una gran escena ruidista a nivel mundial, yo diría que desde el movimiento industrial de los setenta, en lo que respecta a la música popular y desde el Traité des objets musicaux, que escribió Pierre Schae-

ffer en 1966, en un contexto más académico. Yo formo parte de la generación del movimiento industrial. El ruido ha sido importante siempre en mi trabajo, tanto con “Macromassa” como en solitario. Además, con el MCO tengo acceso a ruidos que no podría encontrar en mi entorno, incluso al batido del fondo de microondas del Universo, que llamamos el eco del Big-Bang. El MCO me permite capturar ruidos y voces, lo cual es mucho más interesante que samplear instrumentos, que suele ser para lo que la gente usa el sampler. Creo que el ser humano ha realizado una extraordinaria conquista al convertir en música los objetos sonoros de nuestro paisaje auditivo. Otra cosa es que la sociedad todavía no se haya propuesto explicarse por qué unos sonidos le molestan y otros no. No hay ninguna educación


al respecto. La creencia popular es que la música es una verdad, como lo podría ser un edificio de cemento. Uno ve una montaña y asume que no es obra del hombre. La tendencia general es a considerarla bella, pues es obra de la Naturaleza. Ante una construcción de cemento, se pueden emitir opiniones estéticas, Sin ir más lejos, la Pedrera de Gaudí es conocida con ese nombre, que le pusieron peyorativamente, debido a que fue considerada muy desagradable y muy poco arquitectónica por el criterio general y el gusto de la época (Pedrera quiere decir cantera, en catalán). Parecía más una montaña medio excavada que una construcción humana. Bien, creo que deberíamos empezar por asumir que con la música solemos hacer lo mismo. Cuando el sonido sale de la fuente emisora no es música, cuando entra por nuestros oídos,

tampoco. Cuando llega al cerebro, nosotros decidimos si lo es o no. Como la ciencia se ha dedicado básicamente a explicar lo que le pasa al sonido al ser producido y propagado (acústica) y como lo capta el oído (anatomía), pero no ha profundizado mucho en qué sucede cuando lo procesa el cerebro, seguimos viviendo en un mundo melifluo donde existen los gustos, que se traducen en certezas digamos, culturales. ¿En qué punto imaginario la Pedrera de Gaudí deja de ser edificio para convertirse en montaña? ¿Qué estado de ánimo es necesario para que un ruido sea música o una música sea ruido? En cuanto a lo que dices del ruido como expresión de un spleen contemporáneo, ¿por qué no? Al menos en la música industrial, el ruido es una expresión nada oculta de violencia contra el hastío estético de la sociedad.


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Publicación abierta y gratuita [1] de marcado carácter colaborativo y espíritu de difusión cultural y de periodicidad trimestral, en la que diversos autores muestran sus trabajos creativos con el fin de provocar una discusión constructiva en torno al proceso de elaboración, la consecución de efectos y/o fracasos, y a su vez crear un canal de comunicación y un intercambio de influencias multiculturales. Originalmente fue una revista digital de visualización online. Ahora también se puede descargar en formato PDF y se imprime una edición limitada y dedicada a los suscriptores al proyecto. Hoy por hoy no pretende cerrarse a ningún tipo de expresión artística aunque naciera de un embrión marcadamente poético. Entendemos la edición como creación y en este sentido aquellos proyectos editoriales que quieran expresarse en sus páginas pueden hacerlo. Otra sección está dedicada a artículos que pueden versar sobre cualquier ámbito artístico. Pueden presentar sus colaboraciones en la dirección de correo electrónico al pie [2]. Estos Cuadernos quieren ir dirigidos a cualquier tipo de lector, avanzado o principiante. No quiere alejarse del receptor, y desea acercarse al lector común no especializado, de ahí que nos vayamos a empeñar desde ahora en depositarlos en zonas de ámbitos no literarios como bares y cafeterías (o plazas públicas), sin olvidarnos -claro está- de las librerías. Las pequeñas librerías.

[1]Distribución gratuita online y venta de ejemplares en papel a precio de costo de impresión [2] Email: editorial@palimpsesto2punto0.com


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