Cuaderno de creación nº13

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CUADERNO

DE CREACIÓN


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Edita: Grupo palimpsesto 2.0 ISSN 2174-7601 En Sevilla, a 24 de Mayo de 2013 Los autores son propietarios de los derechos de las texturas publicadas en estas páginas. Esta publicación está bajo licencia Crative Commons (CC): Reconocimiento - No Comercial - Sin obra derivada 3.0




Cuaderno de creación

13

Año dos, 2013 Publicación trimestral Poesía Narrativa Fotografía Ilustración Ensayo Artículos



Texturas

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Tierra Allá Secreto Tsubaki El camelio de Matsue Tocado de setas Poemas automáticos Espejo polinizado Herba sobre la pell Ofelia Opacidad interior Peus Varihables de versión Te doy mi muerte Ode to capitalism Lebensgefahr II En vez de menguar, crece Tal vez en el centro de cuanto observa Tal vez en la chispa, en el fugaz resplandor La Última Noche Blanca Palabras las menos La caminata No sé qué le ven a esas películas Para una botella Ella muere Paz Solo para Malena Del `91 La hora del llanto... No te engañes Hay días


Este Cuaderno y desde hoy en adelante, todas las publicaciones de esta editorial, estarán dedicadas a la memoria de Inmaculada MiguelSanz Aragón. Muchas gracias por tu presencia intocable, siempre. Un beso allá donde estés.


[Yllari Brice帽o]

Tierra

soy la vida ind贸mita bajo las calles donde las ra铆ces buscan su destino coraz贸n que lentamente expone sus venas abiertas soy la semilla la madre el aguacero que los hijos no quieren ver abrazo en la luna creciente una amarga esperanza un bosque sin respuestas


Allá

extraño el azul que abraza las montañas y la cálida voz de mis orígenes nos roba la distancia la sangre de la tierra


Secreto

se hunde en el mapa una consigna perderse en el sendero es encontrarse el papel la disfraza de líneas espléndidas que morderán tus pies en los desvíos haz de la ruta cenizas del olvido huellas en aire que te salven de los días sin nombre


[Eva Gallud]


[Amy Lowell / Traducc. Eva Gallud]

El camelio de Matsue1

En Matsue, había un camelio de gran belleza cuyas flores eran blancas como la cera con motas y manchas de rosa coralino. Por la noche, cuando la luna se alzaba en el cielo, el camelio abandonaba su lugar

1 N.d.T: Este poema nos trae el Japón fantasmagórico. Diversas leyendas japonesas cuentan que las almas pueden habitar los árboles. Esta creencia perdura desde tiempos inmemoriales en los que se decía que los kodama eran deidades que habitaban los árboles. La maldición del kodama era algo que temer. Ay del leñador incauto que blandiera un hacha contra lo que parecía un árbol normal, cuando cortase el kodama sólo conseguiría extraer sangre. Los kodama que fueran debidamente adorados y honrados protegerían casas y pueblos. Aquellos que fueran maltratados o faltados al respeto acarrearían poderosas maldiciones.


junto a la entrada y vagaba por el jardín arrastrando tras él sus raíces como una cola de crujiente seda. La gente de la casa, al oír los arañazos sobre la grava miró hacia el jardín y vio el árbol mirando con sus flores erguidas aplastadas contra la shoji2. Muchas noches caminó el árbol por el jardín hasta que mujeres y niños se asustaron y el dueño de la casa ordenó talarlo. Pero cuando el jardinero tomó su hacha y golpeó el tronco allí brotó un torrente de oscura sangre, y en el momento que arrancaron el tocón el agujero retembló cual herida abierta.3

2 Shoji: Puerta corredera de papel de las casas tradicionales japonesas. 3 El camelio de Matsue pertenece a uno de nuestros próximos títulos de la editorial, Poemas japoneses, de Amy Lowell.


[Ana Herrera]

TOCADO DE SETAS


[Ferrán Destemple]

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Breve descripción del proceso de reescritura de los poemas automáticos de Anki Tóner: (1) Inmersión y lectura en deriva de los textos de Anki. (2) Apropiación y plagio. (3) Detonación del texto. (4) Reescritura.

(1) Entré a saco en la lectura, sin proponerme nada en concreto; leí como un adicto se chuta su dosis; observé la arquitectura de las letras sin ser consciente de su significado; recorrí el paisaje como [Enlace a textos originales] si hubiera sucedido un desastre nuclear; cerré los ojos y los volví a abrir, negué tres veces el orden para, posteriormente, reestablecerlo con un criterio ajeno y desconocido.


(2) Escogí aquello que suplicó mi atención; copié aquello que suplicó mi atención, corté aquello que suplicó mi atención ¡No es suficiente! Ahora todo aquello es de mi propiedad, pero sólo por un segundo. (3) Este es un proceso que ocurre simultáneamente al estadio nº (2). Al apropiarse de algún texto éste, automáticamente, adquiere otra naturaleza. O, quizá es al revés, uno advierte en algún fragmento, en algún verso, en alguna palabra o gesto la naturaleza específica que le provacará una detonación implosiva. Irremediablemente se lo apropia, lo plagia y lo trata como a un hijo. (4) Una vez tenemos este material detonado pasé a reescribirlo. El material plagiado es el principio del fin. Con él construí el nuevo texto. Un texto autónomo y con todas las de la ley, un texto preparado para su próxima deriva, plagio y reescritura.


>----------------------------------------• Música emocional de resistencia para un economía biológica Música emocional de resistencia para un economía biológica que exalte el vigor acorde con tu severidad y tu diferencia, que enaltezca esa desproporción conmovedora que me transmites cuando me llamas, que resuene desestabilizadora como un sonido aséptico, que impida establecer una antítesis de las leyes de la gravedad. Rechaza pues, con todas tus fuerzas, el avance imparable de esta economía orgánica e inhabitable.

• El hombre con rayos X en los ojos El hombre con rayos X en los ojos nunca podrá codificar tu alma mediante ningún lenguaje conocido, no emitirá el combate ni difundira su lucha; no manifestará la rabia ni tampoco la divulgará; no extenderá el frenesí ni propagará la excitación; no te comunicará nada, apagará el ruido y te ofrecerá toda la electricidad a cambio.


No creas lo que leas, no creas lo que te dice, no creas lo que ves, no creas lo que sientes, desconfía de todos los síntomas. Siéntate en un banco de la calle principal de tu ciudad, tómate un respiro y, después de observar los alrededores, si todavía tus ojos te ofenden arráncatelos. El hombre con rayos X en los ojos nunca publicará las certezas, ni declarará el paso del tiempo, nunca te notificará que la historia ha finalizado ni tampoco aceptará que nadie retrasmita ninguna revolución.

• Love letters o el amor es semejante Todos los lenguajes parecen iguales, todas la imágenes parecen iguales, todos los mapas parecen iguales, todas las postales dicen lo mismo, todas las noticias dicen lo mismo, todos los códigos son equivalentes, todas las leyes juzgan lo mismo, todas las cartas de amor dicen lo mismo, todos los amantes parecen iguales. Los códigos que establecen las reglas de una actividad son, ciertamente, convencionales. ¿Crees que puedes, lector,


aportar alguna cosa original a una actividad? ¿Crees, de veras lector, que tienes algo que decir? ¿No será que, como todos nosotros también tú lector, eres igual y careces de cualquier tipo de interés?

• Mentiras y certezas Utiliza todas las mentiras para construir todas las certezas. Inquiere a tus vecinos para que te denuncien y, cuando lo hagan (con chismes y calumnias, con falsedades que tú mismo has divulgado), muéstrate sorprendido. Esta situación no puede ser eterna, la farsa no es competente ni la verdad suficiente para definir tu entorno. ¿Si te has creado un personalidad de cartón a qué esperas para poder utilizarla? Mañana cuando te despiertes créete Gregor Samsa, recoge tu sucia gabardina y pon en marcha todas las conjuras, péinate bien peinado ese tupé y coge el lento camino de regreso a casa. ¿Cuántas mentiras más necesitas, cuántas mentiras estimas que son necesarias para comprender toda esa increíble verdad?


• En los Urales En los Urales conviven un excesivo frescor y una desmesurada frialdad para mantener el desapego, para un proceder indiferentemente: desaforado hielo para sustituirte; glacial para alojarse, para derivar sin ti, para ejecutarse sin ti. Demasiado frío para vivirte.

-----------------------------------------< ANKI TONER (Barcelona, 1964) es músico, comentarista, coleccionista y estudioso de la parte oscura de la relación entre música y propiedad intelectual. Fue cantante, harmónica y letrista de Superelvis desde 1986 hasta 1998. Actualmente es cantante del grupo de rock electrónico Ankitoner Metamars, la mitad de The Ignotoner, y único miembro del proyecto File Under Toner. FILE UNDER TONER es el proyecto bajo el cual Anki explora los límites de la razón en música. Actualmente este trabajo se desarrolla en dos direcciones: A) Por un lado está la serie de conciertos The End, desarrollados a partir del cd This Is The End, Beautiful Friend (Hazard Records, 2008), disco que en su momento fue censurado (descolgado de Internet) por “problemas con el contenido”. El contenido se reduce al plagio del surco de silencio de toda una serie de canciones. B) La segunda dirección son los Resistance Emotional Mixes (aka REMixes), conciertos/performance en los que Anki mezcla a ciegas los cds que aporta el público. Desde 1998 dirige Hazard Records, sello discográfico dedicado exclusivamente a la edición de obras de dominio público. Ha escrito artículos y manifiestos, y ha participado en numerosos actos, conferencias, mesas redondas, etc, sobre apropiacionismo, propiedad intelectual y/o derechos de autor.


[Pepa BusquĂŠ / Encarna Cuerva]










Extraídos del PROYECTO IN-FUSIONS


[Carlos Ildemar Pérez]

VARIHABLES

ERSIÓN

V

DE

Estos ejercicios hipotéticos de sintaxis poética han sido inspirados por los versos de poetas célebres. Son los resultados de mi investigación sobre las variantes sintácticas a partir de una estructura previa de tipo tradicional, con la finalidad de mostrar hasta dónde es posible una sintaxis poetológica en cierne. El verso seleccionado permanece orgánico, incólume, sin la añadidura de nuevos elementos de orden sintagmático. Por supuesto, la idea poemática es la de realizar la textualización exclusivamente con los elementos que aporta la estructura formal del verso para la derivación sintáctica correspondiente. El procedimiento poético consiste en la praxis de la combinación y el intercambio de esos elementos base, hasta desarrollar un texto otro, un texto elusivo, potenciado, impre-


visto, en una suerte de (contra)sintáctica cuyo uso inesperado erige un metatexto fuertemente desconocido. Así elaboro y planteo las variantes metonímicas posibles (¿imposibles?) que la visión poética de los versos seleccionados permitan, por supuesto, ajustado al orden de contigüidad tal cual fue postulado por Román Jackobson. Es necesario observar que en las variantes del texto logrado, no está incluida la expresión que ha servido de punto de partida, evitando con esto que el sentido literal no vaya a contaminar o disminuir los alcances de los hallazgos. Esto obedece, a una expectativa poética personal decisiva, ya que estoy convencido de que los lectores exigentes acertarán también a dar con la poetización de la reconstrucción de la estructura oracional del verso genésico o matriz, por cuanto la existencia de las mismas están garantizadas con antelación, tanto en la realización visual como en la preservación semántica propia de cada verso, debido a la memoria cultural y al patrimonio lingüístico del que disponen los hablantes lectores. La sintaxis del poema está siempre en crisis respecto de la finalidad canónica de los sistemas sintácticos regulares o convencionales. La prosodia del poema desobedece, contradice y subvierte, los dictados de la normativa endurecida de ortodoxia en tanto delimitación y finitud. El poema im-


plica el esfuerzo lingüopoético que sustenta la movilidad de la secuencia abierta de cualquier esquema morfosintáctico y de significaciones. A esa transgresión significativa obliga el principio de realización estrictamente metafórico, cuestión que, por lo demás, abarca la totalidad del pensamiento poético. Sea cual sea la formulación expresiva, es decir, la materialidad que postule la sintaxis del poema, esta será siempre la expresividad de una metasintaxis. El poema nunca es/está para justificar la representación de algo, ya que desde la intimidad germina su dicción, de allí que rebase la restricción dualista que postula la opción regla/excepción, o bien quiebra esa lógica de lo restrictivo, que sustenta la racionalidad antipoética de prestigio internacional, la cual insiste tercamente en imponer la reducción y univocidad contra las alternativas de la percepción y la expresión. Al parecer, la prosodia del poema significa la hipótesis íntima de un idiolecto que funciona como un hecho precario y marginal, a través del cual la estructuración del decir poético, se impulsa y hace énfasis de manera inagotable. La poeticidad de lo sintáctico o plurisintáctico establece el estado genésico de la lingua, de la parole y del poema a través de la lengua materna. La estructura externa del poema aparece como una mezcla de la lengua y el habla más algo más no advertido, que por falta de una mejor definición, tendemos


a tildarla de incoherente y absurda. Incluso, basándome en estos ejercicios de ahora, no habría problema en afirmar que la sintaxis del poema sobrepasa las expectativas del hipérbaton, el solecismo y la sinécdoque, riesgosos criterios sintácticos conjeturales de fuerte proyección hacia la ruptura, neutralización, sustitución o anulación definitiva de las expresiones convencionales. Son estructuraciones históricas, consagradas y blindadas por la hegemonía lingüística de una terminología plenipotenciaria al uso, centrada básicamente en la retórica universalizadora. Las probabilidades sintácticas del poema están expresadas como desrealizaciones de sí mismas. De acuerdo a esto el esfuerzo del hecho poético lingüístico muestra la dimensión inimaginable de una habla deshablada, desde cuyo acto sintagmático se genera cuestionamientos sobre la duración y la pertinencia espiritual de cualquier otra habla, en vista de que tales expectativas de funcionamiento no las dicta la lengua. Desde Saussure hay la pretensión de oficializar como finita e invariable la posibilidad sintáctica, aunque el mismo famoso lingüista haya comparado sorpresivamente este sistema de signos con el de una sinfonía, por su re-estructuración y movilidad permanente. La sintaxis del poema significa la postulación de la lógica en progresión de reflexión sobre los translímites metasin-


tácticos o de una protosintaxis en desarrollo. Se trabaja con la idea de que toda sintaxis del poema defiende una física poemática que todavía espera por ser establecida y defendida. En esta búsqueda sintáctica persiste un segmento de atemporalidad, siempre inédito, en relación con la espacialidad que desborda el más allá del sentido, sin acuerdos o protocolos lingüísticos previos de ningún tipo. De una línea universalizada, se gesta otra línea en cuya operación reiterada emerge un texto poetizante, una textualidad casi de la nada lingual que parodia, contradice o disuelve el poder de las referencias exteriores, previas o a priori. De allí, podemos imaginar que la temporoespacialidad de la sintaxis del poema pueda existir en calidad de cuantiosa física paradójica de lo que no puede llegar a ser más que deshaciendo o contradiciendo normativas y antecedentes. Cada nueva transformación sintáctica es semejante a la acción de aquel jugador cuando le toca recoger las fichas de la mesa, sin saber las que le han tocado en suerte para cada ocasión. El resultado de esa estructuración insospechada y dirigida por el azar, estimula y potencia la alternancia de lo que pudiera comprender la expresividad del verso en la duración de su extensión. La lengua del poema, en cuanto al ordenamiento de sus elementos compositivos de la escritura, comienza al final de la coordenada horizontal descendente que


se ha fijado desde la lógica de la lengua alfabética como compresión y lectura, del mismo modo como nos ha sido dada e impuesta desde un orden previo y suficientemente arcaico, es decir inamovible, como para considerarlo clásico e histórico, en la visión más dogmática. He aquí de inmediato, una muestra de los resultados de mis investigaciones poemáticas en proceso crítico, que invito a leerlas como la diversidad del oráculo de las otras sintaxis imposibles de las varihablas. Tal vez algunas de ellas encarnen las sintaxis en las que se escribirá la poesía del porvenir. 24 de junio, 2009

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JORGE LUIS BORGES

vuelve carne eternidad a mi constante humana eternidad a mi humana constante vuelve la carne la humana constante carne eternidad a mi vuelve a mi eternidad la constante humana vuelve carne carne a eternidad mi vuelve humana la constante a constante vuelve carne la eternidad mi humana la vuelve humana mi eternidad a constante carne mi eternidad a carne la constante humana vuelve humana vuelve mi constante a eternidad la carne la mi humana eternidad a constante vuelve carne vuelve a mi carne humana la eternidad constante eternidad carne vuelve constante humana a la mi a vuelve humana la carne eternidad mi constante carne la eternidad vuelve mi constante a humana constante carne a humana la vuelve mi eternidad a mi carne la vuelve eternidad constante humana a eternidad humana la carne mi constante vuelve vuelve carne la constante eternidad a humana mi eternidad carne la vuelve a mi humana constante la vuelve constante humana a carne mi eternidad a eternidad mi constante la humana vuelve carne carne vuelve la eternidad a constante mi humana


CÉSAR VALLEJO

Vallejo dolor no sufro César este como yo yo este como sufro Vallejo no César dolor como dolor Vallejo no César este sufro yo César no yo dolor Vallejo como este sufro Vallejo sufro César dolor este no como yo dolor este yo sufro no Vallejo como César como César yo sufro este Vallejo no dolor dolor como sufro César no este yo Vallejo Vallejo yo dolor como no César este sufro yo no sufro este dolor como César Vallejo César sufro Vallejo dolor como este no yo yo como no Vallejo este César sufro dolor este no sufro como dolor Vallejo yo César yo dolor no César como sufro este Vallejo Vallejo dolor César sufro no yo como este no César como Vallejo dolor este sufro yo este Vallejo yo César no como sufro dolor dolor César yo Vallejo este no como sufro sufro Vallejo dolor yo este como no César como dolor yo no César este Vallejo sufro Vallejo como no dolor este yo César sufro César este no Vallejo yo como sufro dolor sufro no dolor yo como César este Vallejo


JOSÉ LEZAMA LIMA

abismos es la vertical no siempre tu final de dos tu dos final abismos la vertical no es de siempre abismos es vertical no tu dos siempre de la final dos vertical final abismos de la siempre es tu no es no tu de vertical siempre dos la final abismos final es siempre abismos de no vertical tu la dos abismos tu es de final dos no siempre la vertical la final tu vertical es no dos abismos de siempre tu final no siempre es la vertical de dos abismos de siempre dos no la tu final de vertical abismos no es vertical tu de dos siempre abismos la final dos no final de vertical es abismos tu la siempre abismos dos es la tu vertical de siempre no final no es vertical dos siempre la abismos final de tu tu siempre dos la final no de vertical es abismos final de vertical la siempre abismos tu no es dos abismos de tu siempre dos es la vertical no final tu es abismos vertical final de la dos siempre no no dos de la tu siempre abismos final vertical es siempre es de final abismos dos la vertical no tu es de final tu la siempre no dos vertical abismos siempre es no vertical la tu final de abismos dos es siempre de abismos no tu la vertical dos final


CONDE LAUTRÉAMONT

estoy roen. Los piojos me sucio. los piojos estoy. Me sucio roen. me piojos. Roen los estoy. estoy sucio. Los piojos me roen. estoy me roen. Piojos los sucio. me sucio roen. Los estoy piojos. piojos.. me roen los estoy me piojos roen. Sucio los estoy. piojos estoy sucio. Los Roen me. estoy roen los piojos. Me sucio. sucio estoy piojos. Me los roen. estoy me roen. Piojos los sucio. sucio roen. Me estoy los piojos. los me sucio roen piojos estoy.. piojos los. Me estoy sucio roen. roen. estoy los me sucio piojos. piojos los sucio. Me estoy roen. me sucio los roen. Estoy piojos. estoy roen. Sucio me los piojos.


PABLO NERUDA

puedo escribir los tristes más esta noche versos puedo esta noche tristes más los escribir versos escribir versos los puedo más noche esta tristes los tristes esta noche puedo más versos escribir los más noche puedo versos esta escribir tristes versos noche esta más los escribir puedo tristes más escribir noche esta tristes puedo los versos tristes puedo los escribir esta más noche versos los esta noche tristes puedo versos más escribir noche puedo más versos los escribir esta tristes puedo tristes noche escribir los esta más versos más noche tristes escribir versos los esta puedo versos esta más noche puedo los tristes escribir esta escribir los noche tristes más puedo versos más tristes puedo escribir los esta versos noche más noche esta escribir tristes puedo los versos los tristes puedo esta más versos noche escribir más los puedo versos noche escribir esta tristes versos esta tristes más noche escribir los puedo me noche escribir más tristes puedo los versos tristes escribir puedo los noche me más versos más puedo noche los escribir versos me tristes


VICENTE HUIDOBRO

¡Oh rosa!, la cantáis poetas por qué cantáis por qué la oh , ¡poetas, rosa! por poetas qué rosa, la cantáis, ¡oh! ¡la! rosa, por cantáis qué oh, poetas` poetas la por qué oh rosa, ¡cantáis!, la rosa cantáis poetas ¡,,! por qué rosa, poetas,! por ¡qué! oh la cantáis la poetas, rosa qué, ¡oh! por cantáis oh ,¡,! cantáis por poetas que la rosa rosa ¡oh! , por cantáis que la poetas, que cantáis por, rosa, la ¡oh! poetas oh ¡cantáis!, por la qué poetas, rosa por ¡oh, qué la rosa poetas cantáis oh, ¡cantáis qué ! la rosa por poetas rosa oh por poetas, ¡!, qué cantáis la cantáis qué oh,,` por poetas la ¡rosa! oh la ¡qué! cantáis,, rosa por poetas qué poetas, la ¡oh! por, cantáis rosa por cantáis qué rosa ,oh, la ¡poetas! qué ¡!, oh la cantáis, por rosa poetas , ¡!, por poeta qué oh rosa la cantáis cantáis ,, ¡! poetas qué rosa por la oh


[Sylvia Ortega]

TE DOY MI MUERTE Cuando la boca sabe a polla y las lágrimas a contorno de ojos, pienso: “¡Otra vez!”. -¿Recuerdas El Horóscopo? –Allí hacíamos videoforums con films del pelo de Y Johnny Cogió su Fusil. Entonces teníamos dieciséis años y éramos pacifistas. Ahora no tengo claro qué somos. De aquellas ya andabas liado con Elena. Te confieso que me fastidiaba haber pasado de ser tu favorita a la segunda, pero vaya, tenía su morbo. Mi madre no me habla, Elena tampoco. Los de siempre han desaparecido sin motivo y eso me hace pensar que me he trasladado a otro mundo y todavía no me he dado cuenta. O sí. Mi aspecto sigue siendo terso a pesar de que, si no he calculado mal, ya tengo cuarenta y tantos años. Mis pechos y mi trasero desafían la gravedad. Sin embargo, mi espíritu está carbonizado y huele a húmedo. Debí morir hace unos cuantos años, si no me equivoca el ombligo. O lo mismo no me he muerto,


dicen que las mujeres a partir de los cuarenta dejamos de existir. Será eso. Sí. Me he muerto. Si no de qué me vienes llamando por teléfono después de más de diez años sin saber de ti. Definitivamente, estoy muerta cuando te escucho decir que tengo alrededor un aura de paz y de buen rollo. Ingenuo serías y mira que no lo creo. ¿Diez años? He perdido la noción del tiempo. -¿Recuerdas el concierto de Mano Negra? –Entonces nos mirábamos y sonreíamos al escuchar el Mala Vida. Valientes guerreros estábamos hechos en aquel momento. Si no recuerdo mal, vivíamos nues-


tros veinte y luchábamos con esperanza por un entorno más fácil. ¿No?¿Lo recuerdas tú? Elena no me habla. Ya te lo he contado, ¿verdad? Igual sospecha algo aunque a discretos no nos gana nadie. Tendría su gracia que se enterase ahora, después de tanto tiempo. Yo diría que has visitado más veces mi cama que la suya. No te voy a preguntar, prefiero que no me contestes. Mira, no sé qué me pasó, pero suicidarme no creo que me suicidara. Tiene que producir una impotencia insuperable el quererse apartar de tanta miseria sin saber si se hunde la cabeza en todavía más mierda. No, lo de suicidarme no va conmigo. Estoy convencida de que eso es entrar en bucle. Tratar de desafiar los malos tragos es luchar contra un nido de monstruos. No fue eso, estoy segura. Con lo curiosa que yo soy. No fue eso. ¿Dónde he dejado el vaso de agua? Siento que morí sin conocer el amor. Y mira que te empeñas en decirme que sí, que el amor eras tú. Ahora te recuerdo en el guardarropa de alguna discoteca, camarero, profesor y comercial después. Luego fuiste guionista y muy apuesto. Años más tarde abogado. Otros, periodista en forma de ángel, que trató de llevarme al cielo, pero como soy rebelde por naturaleza, igual terminé en el limbo o vete tú a saber. Ahora eres fotógrafo, vaya consuelo, fantasma como estoy, no salgo en tus fotos. No sé que fui yo antes, igual cupletista si echo la vista a


la trayectoria que relato y a juzgar por la inmensidad de mis pestañas. En este momento soy administrativa o eso indica el ordenador que tengo pegado a los muslos. Sí, debo estar muerta porque calculo primas que casi nadie paga y tengo a otros contables a mi alrededor que no se mueven, ni dicen nada que no sean números. Que no te hago caso, dices, y que tú eres muy sensible. Con lo que yo desconfío de la gente que dice de sí misma que es muy sensible. ¡Ay! No te pega nada. ¡Qué vivos estábamos descarnando a Johnny y escuchando el Mala Vida! Creo que dejé el agua sobre la mesilla. Esta mañana ha venido mi madre a despertarme a la cama. El reloj llevaba un buen rato rebotando las paredes en vano. Eran las ocho o las nueve, no sé, he perdido la noción del tiempo.


He salido corriendo hacia la ducha. La he escuchado gritar por el camino, a mi madre, digo. Me he asomado por el arco que separa el salón de mi dormitorio. Yo también he gritado. Alaridos sordos. Ni mi madre, ni los vecinos se han inmutado, tanto jaleo que estaban armando. Mi cuerpo y el tuyo sangrando en la cama y Elena apoyada de rodillas, contra la pared, con los ojos rojos, respirando como si no hubiese aire en el mundo, cuchillo en mano. Otra vez nos mata el amor. Mira que eres cansino. La boca de Elena huele a polla, la mía ya no huele a nada. Te agradecería que en la próxima fueras cirujano estético. Me han salido unas arruguitas que estorban mis labios. ¡Ah! Y tengo entradas para ver a La Familia Atávica. Mano Negra ya no existe, pasaron a mejor vida. Y qué quieres que te diga, pasando del Johnny que a ti y a mí ya nos da lo mismo ese rollo guerra-paz, ese luchar por nuestros principios y un mundo más agradable. Y sé más sutil en la siguiente, que me gusta ser la única víctima. Estoy muerta. No me habla nadie, apenas tú de vez en cuando, para recordarme que ni por esas soy libre. Pero no se está tan mal aquí. Por no saber, no hay nada que no sepa.


[Michael Montesano. Traducc. Ana Asuero]

Oda al Capitalismo1

en algún lugar la hija de alguien lava la ropa de otra familia en algún lugar el hijo de alguien

1 Ode to Capitalism somewhere someone’s daughter /is washing another family’s clothes //somewhere someone’s son /is getting the other side of the belt //somewhere there’s a dog /dragging itself to a trash pile //an old woman /picks bottles from the pile //Taki is pulling a fishing line /down Avenida Cultura //the line is tied /to an empty plastic bag //a schoolboy shuts his eyes /as winds kick the dust clouds //Taki watches the storm / make a kite of her bag //someone’s sister /is selling cigarettes in the Plaza //someone’s brother /is selling his body by the airport //somewhere someone is fining /a mother for giving birth //somewhere someone is feeding /a mother her placenta //somewhere there’s a river /telling the story //somewhere they are dancing /all of them dancing // somewhere in this world /the poor are eating glass //somewhere an apocalypse /takes the color of sunrise


recibe el otro lado del cinturón en algún lugar hay un perro arrastrándose a una pila de basura una mujer mayor coge botellas de la pila Taki tira del sedal en Avenida Cultura el sedal está atado a una botella de plástico vacía un colegial cierra los ojos al golpear el viento las nubes de polvo Taki observa cómo la tormenta hace una cometa de su bolsa la hermana de alguien vende cigarrillos en la Plaza el hermano de alguien


vende su cuerpo junto al aeropuerto en algún lugar alguien multa a una madre por dar a luz en algún lugar alguien alimenta a una madre con su propia placenta en algún lugar hay un río que cuenta la historia en algún lugar ellos están bailando todos están bailando en algún lugar de este mundo los pobres comen cristales en algún lugar el apocalipsis se tiñe del color del amanecer


[Irรกn Infante]

El poema

hijo muerto no calla su lamento

Las horas

se buscan en el pasado colgado en la pared

II LEBENSGEFAHR


Llévate la luz

al cosmos de tus manos déjame habitar el foco de mi sombra

Someto al mar

en el tríptico arcano de los labios donde el fémur de los símbolos se agrieta en la caída de los eclipses

L

as ruinas nunca nos perdonarán el tiempo en que fuimos viaje sin retorno


[Carlos Barbarito]

En vez de menguar, crece.1

Qué anida en él. Qué lo nutre y sostiene. Pienso en un espejo partido, en un fármaco que no cura, en una luz que sólo alumbra y no asiste. Ante él, toda criatura inmóvil, el ahogo del nadador, el bocado de la sal, cuanto se zambulle y no reaparece; hubo un pasado de cuartos secretos, allí, amante y amada, lejos uno del otro, arqueados y convulsos. Qué de eso se estira hasta encontrarnos. Y dónde nos encuentra, cómo, por qué vía, a través de qué éter, qué silicio.

1 Este, y los textos que siguen, han sido cedidos por el autor para su difusión. Pertenecen al poemario Cenizas del mediodía, publicado en México por la Editorial Práxis en 2010.


Tal vez en el centro de cuanto observa,

donde todo se reúne y se concentra; allí, quizás, el viajero que arriba sano a destino y el niño que entra al mar y no se ahoga. Allí, alimento y almohada. Una música sin instrumento. Tal vez en una escena que imagino, la mujer en lo alto de la escalera, el hombre al pie, llamándola por todos sus nombres, incluso los secretos. Entre uno y otro hay oscuridad y ninguno de los dos lleva una lámpara. Ella, ¿todavía recuerda su nombre? Él, ¿habla su misma lengua? Alfa y Omega, polo y polo, ¿quién se duerme sobre el hilo que los une? ¿quién, luego de dormir, despierta?


Tal vez en la chispa, en el fugaz resplandor, en la ola que llega o en la que se retira, en la conjetura, en la perplejidad, en el adiós desde el andén, en un papel plegado, en un vidrio húmedo, en una mujer que cruza la calle como si cruzara un prado cubierto de flores, en la palabra extranjero, en el polvo que se acumula sobre los muebles, en algún pasillo, en Tiziano o Van Eyck, en la sábana nupcial, en una camisa, a ras de tierra, bajo el agua clara u oscura, por droga o placebo, al cabo de horas o años o seis respiraciones de caballo o virgen, quizás por depuración, por saturación, por acumulación de cenizas, por la marca de un cuchillo en la madera, por ebriedad, por apetito, por fracaso, tal vez el viento, el mismo y eterno viento, más allá de la ventana, las mismas y eternas hierbas que se agitan...


[Rafael Indi]

La Última Noche Blanca yo soy el único heraldo de la verdad futura (Vladimir Maiakovski)

Te acercaste como un ángel de la guarda, alas de luna desnuda en cuarto creciente. Con un eco que cruzaba el crepúsculo tus palabras eran noches blancas de Leningrado: “Mañana no moriremos”. Pero ahora el mañana ya no importa, a donde voy siempre es todavía. Sólo tú ocuparás el palanquín que ellos construirán sobre mi cadaver y lo harás trono del oro más brillante. Más allá de Vanka y el Soviet, de la Ilíada sangrienta de las revoluciones,


no será el juramento rojo lo último que pronuncien mis labios de abril. Nunca habrá nación capaz de contener a un poeta, porque somos el único heraldo de la verdad futura y de la impostura del pasado. El presente quizás un gatillo estrecho para nuestros dedos. Porque detrás de ti, al final de mi, sólo queda esa palabra. Lilí, todos los poetas mueren por amor.


PALABRAS LAS MENOS

[Cordelia]

Lucidez Subida en la torre, cuando la lluvia comenzó a empaparla, descubrió que en realidad allá no le llovía más ni de modo diferente que al resto de personas que paseaban por debajo de ella, tan sólo le llovía algo antes.

…pero las palabras no Mué-re-te. Disparó esas tres sílabas con ira. Mientras se marchaba, él caía al suelo -fulminado- tras su espalda.


En la cumbre Hizo historia al llegar solo a lo alto de la montaña más alta del más alto lugar. Muchos metros más abajo, se podía distinguir el cuerpo de su compañero, como pequeñas partículas de carne sin importancia, a quien había arrojado al vacío poco antes de alcanzar la cima.

En la cumbre II Desde arriba observaba cómo gusanos y buitres hacían desaparecer los restos de su compañero, aquel -que como algo tarde descubrió- le era imprescindible también para el descenso. Murió en la cumbre, maldiciéndose, y no quedaron más que unos pocos huesos roídos como rastro de su hazaña.


[テ]gel Muテアoz]


[Ángel Muñoz]

LA CAMINATA

Hasta aquel día no había tenido ocasión de saber, con certeza, lo que es sentir temor. Uno puede tratar de aproximarse, a lo largo de su vida, observando los ojos perdidos y desquiciados de los chiquillos, los del tercer mundo, que no tienen nada que llevarse a la boca, o en las miradas desorbitadas de aquellos que debido a una catástrofe natural pierden todo, encontrándose con lo puesto. Eso sí, el tamiz dramático


que saben aplicar los telediarios, a la hora de la sobremesa, a estas situaciones es único, para hacernos sufrir un poquito. Pero es un temor lejano, ajeno, que nunca nos pertenecerá. Hasta que llega el nuestro, y es ahí, cuando uno se acojona.

§ Acostumbraba, los días que libraba en el trabajo, a colocarse el chándal, las deportivas, la radio con sus cascos y salir a caminar o correr según se terciase. Esa mañana, temprano, tampoco rompió la rutina. Procuraba que la climatología le acompañase, y solía escoger la primavera o el verano para sus caminatas de hora u hora y media. El resto del año prefería guarecerse entre las ropas de la cama y los pliegues de su esposa. No llevaba reloj de pulsera pero calculaba que serían las ocho o así, y a esas horas, Ramiro y Andrés, sus hijos, ya andarían mentalizándose para ir a trabajar. Mientras, su locutor preferido le susurraba las noticias más interesantes con las


que se abría el día. Con paso firme comprobó que aquella mañana se encontraba más ágil que otras, y decidió acelerar el paso a la par que se desprendía de la sudadera. El sol, con calma, empezaba a hacer sus estragos.

§

Le resultaba imposible incorporar la cara para mirársela en el espejo. Sabía de sobra, y ese era uno de los distintos temores que le atenazaban, como iba a encontrarse el rostro si era capaz de atreverse a contemplarlo. El agua que corría por el grifo no daba abasto para limpiar la sangre que embadurnaba el lavabo. Se sujetaba al mueble de la pila como podía, con escasas fuerzas, dejando que el resto de su cuerpo, un peso totalmente muerto, reposase sobre el suelo. Debía, tenía que llamar a emergencias o al menos a su mujer, pero el fuelle se le había terminado en el momento que entró, dando bandazos, en el baño. Aun así, su mujer, no tardaría mucho en aparecer.


Vendría cargada con la compra, y juntos, irían al hospital más próximo.

§ Cuando quiso echar la vista atrás solo pudo contemplar un sol ubicado, perfectamente, en el centro del cielo. Mediodía. Más horas de caminata de lo previsto, pero se sentía bien y su casa no quedaba lejos. Guardó la radio en un bolsillo junto con los cascos dispuesto a regresar. Un zumbido. Cada vez, el zumbido, más contiguo a él. El motor de una motocicleta. Tres, sí tres personas a horcajadas sobre la misma. Dos hombres y una mujer. Llegaron a su altura. Probablemente serían personas del poblado chabolista al que se había aproximado sin percatarse de ello. Le pidieron dinero. No llevaba un duro encima y era verdad. Les quiso entregar la radio y los cascos. Ellos le pidieron la ropa. Él se negó, les contestó que a su casa no volvía en pelotas ni loco. Fue su última palabra. El más bajo, con coleta y pelo grasiento, le atizó un cabezazo en la cara. Sintió el calor de la sangre, la ceja rota, la sensación de irse al suelo. Ella le


trabó las piernas con una zancadilla. Desplomado, abatido, fue golpeado y ninguneado. En posición fetal trató de protegerse. La navaja, siempre una maldita navaja en el camino. El sol se reflejó en ella. Después, las frescura de su lecho, del río, que lo acogió entre sus aguas.

§ El agua seguía corriendo por el lavabo diluyendo la sangre. Un último mareo, muy fuerte, éste no era como los anteriores y sabía que no podría soportarlo. Ese era su temor. Se asustó. Se asustó y mucho porque se dio cuenta que aunque su esposa llegase a tiempo no podrían ir juntos al hospital. La llave introduciéndose en la cerradura de la puerta de entrada es lo último que pudo oír.

(Basado en un hecho real)


[Luis Perozo Cervantes]

De Poemas para el nuevo orden mundial

[Fundación Editorial el Perro y la Rana, Venezuela, 2011]

No sé qué le ven a esas películas y a esos cuerpos perfectos no sé porque si de sexo se trata hay más variedad más diversión más peligro en esa otra calle oscura húmeda que escondemos tras la hierba.


De Poemas para el nuevo orden mundial

[Fundaciรณn Editorial el perro y la rana, Venezuela, 2011]

Para una botella plรกstica en medio del camino no hay mรกs pena no hay peor condena ni mรกs sufrimiento que no ser biodegradable (y el sol lo sabe).


[Juanfran Molina]

Ella muere

Ella muere alrededor mío casi todo el tiempo mientras serpentea buscando la salida. “Te llevaré conmigo”, miente arrebatada mordiendo su corazón.


Paz

Cuando lleg贸 la paz todo se difumin贸 en un interminable gris suave, ondulante como un mar que nunca m谩s fue mar, como unos pies fr铆os que bailan sin bailar.


[José Manuel Velázquez]

Solo para Malena

[de Cara lírica, Endymion, Madrid, 2012]

Tenía un palpitante puñado de palabras en la mano, pero tocó tu paz en mi ventana y te perdiste luego como un ángel entre las alegrías del jardín —dejándome a merced de los baldíos sicarios del olvido—. Lo elemental, Malena, es que llegaras mientras pensaba que la infancia suele alborotar el nido con sus alas, y su ingenuo plumaje; su poesía se agita en la memoria, briznas de luz temblando ya en la niebla de la mirada.


Y aunque tras el cristal donde poso mi frente aún puedo oír tu llanto floreciente —debes de andar jugando al escondite y no comprendes, hija, tanta espera—, no supe ver entonces que la vida es esa quebradiza frontera entre tú y yo. Te encontraré el otoño en que un súbito golpe de viento abra la puerta del hogar que habites, acudas a mirar las hojas muertas y, fruto de mi esquivo silencio, acaso demasiado tarde, palpiten en tus manos infantiles, mientras cruje vencida la hojarasca, los versos que aún te buscan: tu poema.


[Asier Beramendi Aranzadi]

Del ´91

Piensas demasiado, me dicen. Piensas en las agujas que se corren y adelantan, en macetas que caen, labios que bailan, papeles rojos que martirizan el verde. Piensas demasiado, dicen. Piensas buscando una respuesta que no existe, una sonrisa sin cinismo, una salida del clero. Piensas y piensas que no puede ser. Te sientas a hablar con el diablo, y ves la etiqueta en su traje, el patrocinio de su credo. El negro atardecer en su mirada,


huyendo cada mañana, persiguiendo la nada. Y lo invitas a una copa, compartís un cigarro. Piensas demasiado, me dicen. Y yo pienso que creo en pensar con locura, con miedo, con tristeza. Pienso en preguntas sin respuesta y busco respuestas sin pregunta, pero con exclamación. Difusas por el griterío, etéreas, efímeras, confusas. Y me encuentro a la virgen, al policía y al banquero. Al ministro, Jesucristo y Satanás, todos al corro de la patata besándose y riéndose extasiados, todos a una. Creo que pienso que existo solo entre mentiras y silencios.


Parece que soy porque tengo y tengo y tengo. Pero tengo hipocresía, tengo patrañas, tengo trampas, callejones verdades de usar y tirar y comprar y usar y tirar y comprar y usar y matar. Tengo sangre en las manos, azúcar en vena y muy poco tiempo. Muy poco valor. Pienso que tengo y me creo que soy, que fui y que seré. Y me encuentro y te encuentro creyendo, creyendo y creyendo. Sintiendo que somos creídos o creyentes, olvidos u olvidados, perdidos, perdidos, perdidos, perdidos, perdidos.


[Pedro Carrillo]

La hora del llanto está a la puerta derribando el cielo a su paso indetenible. Escucho llover y me arremango en el silencio. No celebro la sombra de la vida, ni el dolor en piel ajena, que aunque lejos, siempre es piel y por Donne en isla me convierto.

«Ya no hay lobos aullándole a la noche, no, son leones a la caza de la presa que reposa en el calor del cuerpo frío que se escapa en luz grisácea. Son las fieras, las que miran salivando y devorando en sus silencios las palabras por decir. Fieras, como monstruos tan marinos o sirenas del asfalto».


[Isabel Tejada]

No te Engañes

Cuando el sutil acto de permanecer en pie te castigue no será la esperanza sino la curiosidad lo que te salvará la vida


Hay dĂ­as

en los que dudo de mis huesos y de su utilidad de saber algo que valga la pena en los que pienso que olvidar es lo mismo que tener miedo y me sigo preguntando si mis sueĂąos cuentan alguna vez conmigo





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EN ESTE NÚMERO ISSN 2174-7601

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