Pañol de la Historia # 27

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Fasc铆culo No. 27

ISSN 1900-3447

Direcci贸n de Acci贸n Integral Armada Nacional


Presentación A los marinos de Colombia se dedica este trabajo de investigación sobre la historia naval, plasmado en crónicas que resumen las hazañas de aquellos que combatieron por todas las causas, navegando cargados de ilusiones y tiñendo el mar con su sangre. Los PAÑOLES DE LA HISTORIA, son un homenaje al pasado que como el mar, es infinito e inescrutable, pretendiendo rememorar la historia, convirtiendo la pluma en espada, los argumentos en un cañón y la verdad en un acorazado. Agradezco al señor Almirante Guillermo Enrique Barrera Hurtado, Comandante de la Armada Nacional, la deferencia de mantener la edición de estos resúmenes. Este trabajo desea llevar el mensaje de la historia a aquellos hombres de mar y de guerra, que fueron arrullados por las olas y embriagados con su encanto. JORGE SERPA ERAZO Vicepresidente del Consejo de Historia Naval de Colombia

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José Padilla

El Nelson Colombiano

3 parte a

Por Capitán Francisco Agudelo Rudas

Recomendación que el General José Prudencio Padilla, Comandante General de la Escuadra de Operaciones sobre el Zulia, hace al Supremo Gobierno de la República, a favor de los que se expresan por su valor, serenidad y exacto cumplimiento de sus deberes en la memorable jornada del 24 de Julio de 1823 Generalmente, a toda la División de la Escuadra. Capitán de Navío Renato Beluche, Cdte. del "Independiente" Capitán de Navío Nicolás Yoly, Cdte. del "Marte". Cap. de Fragata Rafael Tono, Estado Mayor "Independiente" Cap. de Frag. Walter D'Chitty, Comandante Escuadra Sutil Cap. de Frag. Samuel Pilot, Cmdte. Goleta "Independencia" Cap. de Frag. Mr. Castell, Comandante "Aventurera Picot" Tte. de Nav. Lucas Iribarry, Comandante de la "Confianza" Tte. de Nav. Mr. Min Sis, Segundo del "Independiente" Tte. de Frag. Tomás Villanueva, Comdte. Pailebot "Rayo" Tte. de Frag. Denis Thomas, Comandante del "Marte". Alf. de Nav. Fco. Padilla, Cdte. Segunda División Sutil. Alf. de Nav. Felipe Bautista, Segundo del "Peacock" Alf. de Nav. Félix Romero, Comdte. del "Manuela Chitty" Alf. de Frag. Tomás Vega, Comandante de la "Emprendedora" Alf. de Frag. Jeónimo Rogito, Ofl.goleta "Antonia Manuela" Alf. De Frag. Enrique Belmonte, Cmte. Pailebot "Diligencia" Carlos Henek , del "Confianza" John Mc Kam, de la "Leona” Ofls. Mr. Stuart, 2º de la "Leona" Habilitados DomingoDíaz,2º de la "Chitty" V. Valencia, Cdte. Flech "Balandra Colombia"

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Fco. Zomosa, Comdte. Bote "Tunante" Cap. Infamar. José de los S. Prados, Aydte. Estado Mayor General. Sbte. Infamar. Joaquín García, Aydte. Comandante General Alf. de Frag. Pedro M. Iglesias, Aydte. Comdte.General a/b del "Independiente". Maestro May. de Velas, Venancio de Avila , Bergantín "Independiente" A bordo del bergantín "Independiente" al ancla en los puertos de Alta Gracia a 1º de Agosto de 1823. José Padilla, Comandante General de la Escuadra. (Francisco Padilla, era hermano del General en Jefe) Intimación de Rendición absoluta que el General José P. Padilla hizo a los Jefes españoles vencidos en Maracaibo República de Colombia, José P. Padilla de los Libertadores de Venezuela, etc. etc. etc.... del Zulia. Al Señor Ángel Laborde, Segundo Jefe de las Fuerzas Navales Españolas destinadas a obrar en Costa Firme. Si prevalido V.S. del precario triunfo que adquirió el 1º de Marzo de 1823, apresando las corbetas "Carabobo" y "María Francisca", y fundándose en la quimérica idea de tener sobrados medios para destruir mis fuerzas completamente, se creyó autorizado para intimarme la entrega de ellas, ofreciéndome gracias efímeras que solo alucinan a hombres cobardes; yo, apoyado en la verdad que V.S. ha palpado antes de ayer, le hablo con un lenguaje que únicamente usan los que sostienen un gobierno libre, generoso y filantrópico. V.S. ha visto aquella lastimosa escena : V.S. debe penetrarse que nada es difícil a los hombres verdaderamente libres; V.S. no ignora, que la problemática situación en que se halla, no le presenta, por lado alguno, la más nimia existencia, de un modo que asegure su futura evasión; y ¿Querrá V.S. seguir aventurando proyectos sin modo de sostenerlos??. Cesemos las hostilidades aquí : Ríndame V.S. el insignificante resto de la Escuadra que le destruí; penetrándose que no me es difícil tomarlo a viva fuerza; y si V.S. , obsecado, me obliga a dar éste paso, nadie sino V.S. es responsable, de los desastres que procuro evitar, en obsequio de la humanidad. La horrorosa efusión de sangre, ejecutada en la goleta "Antonia Manuela", acibara mi corazón : El señor General Morales la instigó y V.S. la ha protegido y sostiene. ¿ Son estos los principios de humanidad y filantropía, del paternal gobierno de V.S. ?. Para probarle abiertamente aquellos que profesa la Nación Colombiana, estoy dispuesto, si V.S. se rinde y entrega a mis manos el resto de buques que le he indicado, a concederle decorosamente lo que sea compatible con la justicia y la práctica de las naciones cultas, y espero que V.S., reflexionando en su verdadera situación, se prestará gustoso a ejecutar lo que significo, para que termine la desoladora guerra que tan injustamente sostiene; ofreciéndole buque competente, para que siga V.S. y los Oficiales que quieran acompañarle, al Castillo, u a otro puerto español. Tiene el honor de saludar a V.S. con la más distinguida consideración, su atento servidor. Dios guarde a V.S., JOSÉ P. PADILLA A bordo del bergantín "Independiente", al ancla en los puertos de Alta Gracia, a 26 de Julio de 1823.

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CORRESPONDENCIA ENTRE PADILLA MORALES Y NARCISO LÓPEZ EJERCITO NACIONAL DE VENEZUELA. Señor General José Padilla. "El pliego que V.S. ha enviado ayer tarde, para el Segundo Comandante General de las Fuerzas Navales Españolas de la América Septentrional, no le pudo ser entregado, por hallarse ya en San Carlos y navegando al Saco, donde le aguardaban la fragata "Constitución" y la corbeta "Ceres"; pero se lo he dirigido anoche y no dudo que le llegará a sus manos. Dios guarde a V.S. por muchos años. FRANCISCO TOMAS MORALES Cuartel General de Maracaibo a 27 de Julio de 1823. República de Colombia. José P. Padilla, de los Libertadores de Venezuela… etc. etc. del Zulia. Al Señor Don Francisco Tomás Morales, Mariscal de Campo de los Ejércitos de la nación española y General en Jefe de Venezuela. "Cuando intimé al Señor Dn. Ángel Laborde, 2º Comandante de las Fuerzas Navales españolas en América Septentrional, la rendición del insignificante resto de buques de la Escuadra que destruí el 24 del actual, no fue otra mi intención que evitar la horrorosa efusión de sangre que en caso contrario no podría, porque con objeto de atacarlo y tomarlo con seguridad, he dispuesto inmediatamente mis fuerzas y solo espero la contestación de la expresada intimación. Si el Señor Laborde, como me dice V.S. en su nota oficial de hoy se halla ya navegando al Saco, donde le aguardaban la fragata "Constitución" y la corbeta "Ceres", V.S. ó el Jefe que haya quedado encargado de los buques, debe contestarme; con cuyo objeto acompaño copia del Oficio que le dirigí. Como quiera que V.S. propone al Señor General de éste Departamento, al Benemérito Manuel Manrique, entrar en tratados, a cuyo efecto se reunirá este Jefe con el que V.S. ha elegido, en la isla de Buros, no puedo menos que hacerle presente que, si prevalidos de la negociación, intentan los buques moverse de este puerto o destino, esté cierto que los atacaré y apresaré en el momento que lo verifiquen. Sírvase V.S. deliberar lo que estime conveniente, o el Jefe que manda los buques y el avisarme su resolución lo más pronto que pueda, para arreglar yo mis operaciones. Dios guarde a V.S. JOSÉ PADILLA A bordo del bergantín "Independiente", al ancla en los puertos de Alta Gracia a 27 de Julio de 1823.

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EJERCITO NACIONAL DE COSTA FIRME.- Cuartel General de Maracaibo a Julio 28 de 1823. Al Señor General José Padilla, Comandante de la Escuadra Colombiana surta en la Laguna. Deduciéndose de la comunicación que V.S. acaba de dirigir al Señor General Francisco Tomás Morales, hallarse enterado de las relaciones de entrevista acordada entre el Señor General Comandante General Manuel Manrique y yo, me creo autorizado, así por esto como por la enfermedad del expresado mi General, a manifestar a V.S. , respondiendo a la citada nota, que se resiente mi pundonor y delicadeza, de que crea que, estando empezada una negociación tan seria, fuésemos capaz de cometer ningún acto de los que V.S. recela y por lo mismo espero que desistiendo de semejante sospecha, tendrá la bondad de suspender toda hostilidad hasta que aquella se termine. Dios guarde a V.S. muchos años. NARCISO LÓPEZ. República de Colombia.- José Padilla, de los Libertadores de Venezuela… etc. etc… Al Señor Coronel Don Narciso López, Segundo Jefe del Ejército Español de Costa Firme. El objeto principal con que me dirigí ayer al Sr. Francisco Tomás Morales, fue el de que me contestase, bien por S.S. o por el Jefe que mande el insignificante resto de la escuadra que destruí el 24 del actual al Sr. Ángel Laborde, la intimación que le hice a éste Jefe, para que lo rindiese y entregase a mis manos, estando pronto a concederle todo cuanto fuese compatible con la justicia y costumbres de las naciones cultas; a cuyo efecto, acompañé al Señor General Morales, copia de ellas, bien expresivas de mis intenciones, que son las mismas y serán, mientras que, como es debido y esperaba, se satisface mi referida nota intimidatorio, por quien corresponda, si s que el Señor General Morales no debe o puede hacerle. En tal virtud pues, y en contestación a la nota de usted de ayer, digo, que si inmediatamente no se me entrega el resto de los buques que le he indicado, repito, me hallo dispuesto a tomarlos a viva fuerza; no siéndome difícil verificarlo tan pronto como quiera, pues V.S. debe conocer, así como sus compañeros de armas, que mis expresiones las pruebo con hechos. Dios guarde a V.S. JOSÉ PADILLA. A bordo del bergantín "Independiente", al ancla en los puertos de Alta Gracia a 29 de Julio de 1823-13º. Como resultado de estas comunicaciones y ante la decisión firme del Almirante Padilla, el 4 de Agosto de 1823 se firmó la Capitulación Total en Maracaibo. Relación de los buques tomados en la Bahía de Maracaibo, en virtud de la Capitulación concluida el 4 de Agosto de 1823, con el General Morales. Goletas : "Zulia", "Salvadora", "Atrevida Maracaibera", de tres palos. Falucho: "Resistencia" Guairos : "Pedrito", "Vengador", "Morales". Flechera : "Guaireña" Piraguas: "Raya", "Félix", "María", "El Duende", "Altagracia", "Papelonera", "San Francisco" Corbeta: "Esperanza".

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Decreto por el cual se conceden honores y distinciones a la División Marítima de Operaciones sobre el Zulia. Francisco de Paula Santander, de los Libertadores de Venezuela y Cundinamarca, condecorado con la Cruz de Boyacá, General de División y Vice-Presidente de la República, encargado del Poder Ejecutivo, etc. etc. Teniendo en consideración el importante servicio que ha hecho a la República, la División Marítima de Operaciones en el Zulia, desde que se introdujo en la Laguna de Maracaibo a favor de una audacia extraordinaria, hasta que las armas de Colombia tomaron posesión de la ciudad y sus fuertes, particularmente en el glorioso combate naval del 24 de Julio último y deseando señalar con la debida recompensa, un servicio tan interesante, he venido, en uso de las facultades extraordinarias que me conceden el Artículo 128 de la Constitución y la Ley de 9 de Octubre del año XI, en decretar y Decreto : 1º.- La División Marítima que ha obrado en el Zulia, desde que se forzó La Barra, hasta la ocupación de la ciudad de Maracaibo es Benemérita de la Patria. 2º.- Al Comandante General de dicha División, General José Padilla, se le concede el uso de una medalla de oro, pendiente del lado izquierdo de la casaca, con cinta azul celeste, con este lema: Colombia, al General Padilla: Año de 1823. La medalla se costeará de los fondos públicos y se presentará al agraciado en nombre del Gobierno. 3º.- A los Oficiales y Tripulación de la Escuadra de Operaciones en el Zulia, se les concede el uso de un Escudo de metal amarillo ó de seda, en el brazo izquierdo, con esta inscripción: "Al valor de la Armada de Colombia: Año de 1823". 4º.- Los Oficiales tendrán los ascensos que según sus actuales empleos y las leyes vigentes permitan concedérseles; y que se despacharán por separado. 5º.- Al General Padilla se le señala una pensión de tres mil pesos anuales sobre su sueldo, durante toda su vida; la tercera parte de ella a su viuda ó hijos después de su muerte. 6º.- A los Jefes, Oficiales y tropa de Infantería, que han cooperado a las operaciones en el Lago de Maracaibo, a las órdenes del Comandante General del Departamento del Zulia, se les conceden los ascensos que, conforme a sus actuales empleos, puedan obtener y que sucesivamente expedirá el Gobierno. 7º.- A los Oficiales e individuos de tropa de infantería y caballería heridos en los combates del 17 de Junio al 24 de Julio, se les concede el uso de un Escudo, en los términos prefijados en el Artículo 3º, con la inscripción : "Al valor y constancia : Año de 1823." 8º.- A las viudas y en su defecto a los hijos y en vez de estos a los padres de los Oficiales y tropa de caballería y marina ó tripulación de los buques, que hubiesen muerto en los combates que precedieron a la ocupación de Maracaibo, se les declara el goce de la tercera parte del sueldo o prestación que disfrutaban sus maridos, padres o hijos muertos, conforme a la Ley del 8 de Octubre de 1821, sin perjuicio de lo que disponga la Ley de Montepío Militar. 9º.- Se pasará este decreto a la próxima legislatura, para su conocimiento y demás efectos que sean de Ley. El Secretario de Estado en los Despachos de marina y Guerra, queda encargado de su ejecución. Dado, firmado por mi mano y refrendado por el Secretario de Marina y Guerra, en el Palacio de Gobierno, en Bogotá a 2 de Septiembre de 1823-13º. FRANCISCO DE PAULA SANTANDER. El Secretario de Marina y Guerra, Pedro Briceño Méndez.

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Adición al Decreto que Precede En la fecha 17 del corriente, ha declarado el Supremo Poder Ejecutivo, que el Comandante General del Departamento del Zulia, General Manuel Manrique; los Jefes, Oficiales y tropa de artillería, que estuvieron a bordo de la Escuadra en el combate del 24 de Julio, son acreedores a usar el Escudo de distinción concedido, en el Artículo 7º del Decreto del 2 de Septiembre corriente, publicado en la Gaceta número 100, a los Oficiales y tropa del Ejército heridos. El Secretario de Estado, Briceño Méndez. (Esta adición fue publicada en el número 101 de la "Gaceta de Colombia", correspondiente al 17 de Sept. De 1823. No fue pues, motivada, como lo asegura el Sr. Ramón Azpurúa, por una reclamación hecha en Octubre por el General M. Manrique.) Empleos y grados concedidos por el Gobierno en 6 de Septiembre, 15 de Octubre y 22 de Diciembre del año próximo pasado y 19 de Enero del corriente, a varios individuos de la Escuadra que obró en el Zulia, en virtud de las Recomendaciones hechas por el Sr. General Padilla, Comandante General de dicha Escuadra. Nombres y Apellidos

Empleo que tenía

Empleo que Asc.

Walter Davis Chitty

Cap. de Fragata

Cap. de Navío(E)

Rafael Tono y Ll.

Cap. de Fragata

Cap. de Navío(E)

Pedro Dros

Tte. de Frag.

Tte. de Navío

Tomás Villanueva

Tte. de Frag.

Tte. de Navío

Francisco Padilla

Alf. de Navío

Tte. de Fragata

Felipe Baptista

Alf. de Navío

Tte. de Fragata

Félix Romero

Alf. de Navío

Tte. de Fragata

Tomás Vega

Alf. de Frag.

Alf. de Navío

Jerónimo Rengifo

Alf. de Frag.

Alf. de Navío

Enrique Belmonte

Alf. de Frag.

Alf. de Navío

Pedro M. Iglesias

Alf. de Frag.

Alf. de Navío

Domingo Díaz

Gª Marina

Alf. de Fragata

F. Stunard

Gª Marina

Alf. de Fragata

Carlos Hueck

Gª Marina

Alf. de Fragata

Juan McKam

Gª Marina

Alf. de Fragata

Victoriano Valencia

Gª Marina

Alf. de Fragata

Francisco Zamora

Gª Marina

Alf. de Fragata

José Santos Prado

Cap. De I.M.

Tte. Cor. I.M.

Joaquín García

Sub -Tte I.M.

Tte. de I.M.

Alejandro Salgado

Secretario C.G.

Sub.Tte. I.M.

Samuel Pilot

...como

Capitán de Frag.

Marco Mankin

...como

Tte. de Navío

José Carminaty

...como

Tte. de Fragata

Admitidos en Servicio

Tomado de la "Gaceta de Colombia" # 124 del 29-Feb-1824

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República de Colombia- Secretaría de Marina y Guerra- Sección de Marina No. 52- Palacio de Gobierno- En Bogotá, a 7 de Agosto de 1823-13º. Señor General Comandante General de la Escuadra de Operaciones en la Laguna de Maracaibo. "El Gobierno no olvidará nunca los importantes servicios que ha hecho la Escuadra al mando de V.S., en la campaña actual; y está dispuesto a recompensarlo debidamente, en las personas que se hallan en la Relación que V.S. acompaña con su comunicación de fecha 25 de Julio, No. 39, a que contesto de orden de S.E... Dios guarde a V.S.- Pedro Briceño M. República de Colombia- Secretaría de Marina y Guerra- Secc. de Marina No. 67, a 7 de Sept. De 1823-13º. Al Sr. Comandante General de la Escuadra de Operaciones sobre la costa del Zulia. El Gobierno se ha enterado con la más viva satisfacción, de cuanto V.S. le dice en su comunicación fecha 6 de Agosto de 1823, No. 52, relativamente al gloriosísimo combate naval del 24 de Julio. El Gobierno presenta a V.S., por mi órgano, las más expresivas gracias, por la parte tan decisiva que ha tenido en el glorioso resultado de la campaña; y quiere que sea V.S., también el órgano para que en la Orden General de la Escuadra del mando de V.S., las presente a su nombre, a esos beneméritos Jefes, Oficiales y tripulación de ella. Por separado, se comunica a V.S. el decreto que ha dictado el Gobierno para recompensar a todos; y también por separado, se remiten los despachos de los que han sido ascendidos. El Gobierno me encarga diga a V.S., que, al dictar el Decreto y expedir los despachos, ha sentido el mas vivo placer, cual es el de recompensar a unos servidores de la República tan beneméritos como los de esa Escuadra, que con su valor y patriotismo, han destruido para siempre las quiméricas esperanzas de subyugar a Colombia que abrigaban los tiranos, a quienes han llenado de oprobio los triunfos marítimos que han precedido a la libertad de Maracaibo, sobre todo el 24 de Julio de 1823. Dios Guarde a V.S.PEDRO BRICEÑO MÉNDEZ A fines de Octubre de 1823, el Libertador - Presidente Don Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios, General en Jefe de todos los Ejércitos de Colombia, declaró al General Padilla benemérito de la patria, lo ascendió al grado de General de División y lo llamó desde entonces el Nelson Colombiano. Padilla se retiró a fines de 1824 a Cartagena con su Armada de la Independencia y se dedicó a patrullar las costas del norte de Colombia, en prevención a cualquier intento de reconquista por parte de los españoles. Con la Batalla de Maracaibo, se selló la época más gloriosa de la historia naval de Colombia. La intrepidez de los buques que llevan la bandera de Colombia es ya conocida en todos los mares del mundo. El Libertador, orgulloso de poseer ahora una verdadera Armada, que le ha dado la satisfacción de la realización de sus sueños de independizar a cinco Repúblicas de América, se convierte en el más firme admirador de Padilla. El General Santander, mediante decreto 086 de Junio de 1822 había ordenado la creación de la Escuela Náutica en Cartagena. El 31 de Julio de 1824 la Escuela Náutica presentó sus primeros trabajos y desafortunadamente los últimos, en imponente ceremonia presidida por el Almirante Padilla y el General Soublette. En los discursos de esa celebración se hicieron muchos proyectos, uno de los cuales era hacer una expedición para bloquear a La Habana, en poder de los españoles. Todo terminó en nada. El Almirante Padilla le propuso al Libertador hacer una importante reforma en la Marina de Guerra, que se basaba en la técnica de España e Inglaterra, que él conocía muy de cerca. Pero la respuesta del Presidente fue el Decreto del 7 de Diciembre de 1826 en el cual se ordenaba "el desarme total de los buques de guerra y el inmediato retiro de la oficialidad sin goce de sueldo de retiro alguno, ni ahora ni después." El Almirante se puso furioso y le dijo a Bolívar: "Este decreto es una puñalada a la Fuerza Naval de la República". Este es el principio de una serie de discrepancias entre Padilla y Bolívar. Una serie de intrigas, odios, ambiciones no contenidas dan paso a una terrible conjura contra el héroe de Maracaibo. Se olvidan como por encanto las palabras que le dijo Padilla al Libertador: "El Ejército puede organizarse en un momento, pero la marina necesita mucho tiempo y dinero y jamás se ha visto una nación que se quede sin ella aunque esté en paz con todo el mundo".

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Padilla es acusado de querer acabar con la presidencia de Bolívar por sus antiguos compañeros de armas del ejército. Léase General Mariano Montilla que con sus intrigas permanentes confirmaba ante el Libertador las inventadas palabras de Padilla como enemigo de Bolívar. El General Padilla al llegar a Cartagena, donde era muy apreciado, es detenido y confinado por Montilla, mientras se le ordena presentarse en Bogotá a dar sus descargos por las terribles acusaciones que se dice ha hecho contra el Libertador.

En el año de 1828, le escribe las siguientes cartas a su amigo el Coronel Daniel Florencio O'Leary: Ocaña, 21 de Marzo de 1828 Señor Coronel Daniel F. O'Leary Estimado Coronel: He recibido la apreciable carta de V.S. y a pesar de los motivos que en ella me expone, todavía insisto en abrazar el partido de regresar a Mompox, que V.S. aprobó en nuestra conferencia de anoche. Respeto mucho la opinión de V.S. y reconozco los buenos deseos que le animan; pero no puedo resistir a razones que tengo por superiores, y aún me atrevo a esperar que V.S. no podrá rehusarlo su asentimiento. Si marcho a donde el Libertador, mis enemigos, sabiendo la amistad distinguida con que me honra S.E., dirán seguramente que voy personalmente no con el objeto de implorar su justicia, sino con el de influir en su voluntad y atraerme su protección en contra de los que me persiguen; y yo respeto en tal grado al Libertador, que no quiero dar margen a que se dude de su imparcialidad. Menos malo sería cualquier otro acontecimiento, que no el de que yo influyese en el descrédito del Presidente de la República. Otros menos maldicientes, pero igualmente injustos, podrían decir que yo iba a pedir perdón; y mi conciencia me dicta que no he dado motivo para implorarlo. No creo, pues, que yo debía hacer este sacrificio, cuando no es necesario. He reflexionado también que si salgo de los límites del Departamento, mis enemigos me calificarían de desertor y de aquí tomarían pretexto para intentar mi ruina con mayor encarnizamiento. Por todas estas cosas y porque no tengo medios, ni siquiera ropa de uso para continuar mi viaje en solicitud del Libertador, quien a la fecha debe estar cerca de Mérida, insisto en la resolución de regresar a Mompox y allí aguardo que V.S. me dispense la gracia de enviarme sus consejos, seguro de que yo nunca olvidaré este favor. Es de Ud. muy obediente servidor y amigo Q.B.S.M. JOSÉ PADILLA

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Mahates, Abril 3 de 1828. Señor Coronel Daniel F. O'Leary Muy señor mío: Habiendo llegado a Mompox de la ciudad de Ocaña, con el objeto reconocido de esperar las comunicaciones que tenía dirigidas a S.E. el Libertador, me encontré con una escolta de tropa que venía a prenderme, y unos papeles públicos que damnificaban mi honor. Estos procedimientos tan odiosos me obligaron a pasar a la capital de Cartagena, para documentarme : habiéndolo manifestado en el acto de mi llegada, di parte oficial al señor Coronel Montilla y su resolución fue poner una escolta de tropa a disposición del Coronel Montes y presentarse a las puertas de mi casa con orden estrecha para que en el término de seis horas me alistase y siguiese preso a la capital de la República, o cerca de S.E., bajo las órdenes del Coronel Chitty y el Teniente Coronel Adárraga y la custodia de diez soldados de Húsares, como quiera que estos hechos tan escandalosos y vituperio en que me veo vejado hoy día, echan por tierra la magistratura que simboliza mi carácter, me veo abochornado, y por esto no creo que ni al mayor enemigo se le tratase tan despreciablemente como a mi se me trata. Compañero: La felonía, el odio y la infamia con que contra mi se procede, han sido los planes que han formado estos grandes trastornos, queriendo hacer ver a S.E. mi enemistad; pero como yo tengo pruebas de lo perjudicial que es y será el General Montilla, no creo que S.E. me dilatará las acusaciones que se me hagan. Por tanto espero que la influencia de V.S. y la de sus amigos, será bastante para que acercándose a S.E. le hagan ver mi inocencia y pruebas de adhesión y fidelidad, pues yo ofrezco, cuando llegue ante la autoridad que me debe juzgar, esclarecer la malicia que tengo expresada. Soy de V.S. , con la mayor consideración, su amigo y compañero Q.B.S.M. JOSÉ PADILLA

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Bogotá, Mayo 28 de 1828 Señor Coronel Daniel F. O'Leary Mi querido Coronel y amigo: El día 26 del presente llegué a esta capital, donde me encuentro preso a cargo de un Oficial. Felizmente no me han privado el que mis amigos me visiten, cuyo excesivo número me ha honrado en ofertas y demostraciones de benevolencia, único consuelo que he tenido en mi actual encarcelamiento. A la verdad, amigo mío, no puedo decir que cuando considero mi situación y hago paralelo de los servicios que he consagrado a Colombia, y mi pretendido crimen, no puedo resistir el torrente de mi sentimiento, que a veces me conduce a la desesperación. Es posible que el General Padilla sea el único Oficial que en Colombia no tenga palabra de honor, para que esté como un insigne criminal, enrejado a la vigilancia de una guardia y encerrado en una casa con los caracteres de un presidio? … Créame Ud., querido amigo, que no puedo ser indiferente a la conducta que conmigo se ha observado tan injustamente y mucho menos conformarme con las atroces calumnias de mis enemigos, presentándome como enemigo del Libertador ; Yo enemigo de ese Gran Hombre; solo la perversidad de los míos puede imputarme semejante falta; sin embargo, los desprecio por su vileza, y espero tranquilo el día que el Libertador conozca que lo han sorprendido y recuerde lo que me hicieron padecer en otro tiempo esos mismos que hoy se titulan sus amigos, solamente porque yo lo era de él de buena fe. Mi conciencia reposa tranquila, pues estoy seguro de que jamás me ha ocurrido la idea de faltar a un hombre que ha sido y será siempre mi amigo más predilecto, como público y como particular. He tenido el honor de recibir de parte de su señora y por recomendación de Ud., mil ofertas generosas que han llenado del más grande reconocimiento mi corazón y que quisiera recompensar debidamente según mis deseos. Yo espero que Ud. me consagre sus buenos oficios e influjo con el Libertador, a fin de que él se penetre de mi inocencia y se persuada de que es falso todo lo que la malevolencia de algunos ha podido forjar contra mí. No se olvide Ud. pues de su sincero amigo, Q.B.S.M. JOSÉ PADILLA (Las cartas anteriores fueron tomadas de las Memorias del General O'Leary, Tomo 7º. O'Leary fue el casi permanente Edecán del Libertador.)

LA NOCHE SEPTEMBRINA Y FUSILAMIENTO El General Mariano Montilla, nacido en Caracas el 8 de Septiembre de 1792, fue siempre un militar de segundo orden y un político ambicioso que se convirtió en enemigo jurado de Padilla porque este era muy bien considerado por el Libertador y le acusó con intrigas ante éste. Fue también enemigo de Bolívar a quien desafió a duelo el 8 de Marzo de 1816. Como puede apreciarse, el Almirante estaba seriamente preocupado por su encarcelamiento y juicio pendiente. El Oficial que lo custodiaba era el Coronel Bolívar, Oficial Venezolano muy amigo del Libertador, aunque no de su familia. Desafortunadamente para Padilla, el 25 de Septiembre de 1828 se produjo la famosa noche de Septiembre en la cual trataron, sin resultado, asesinar al Libertador en su propia casa de habitación, siendo

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salvado por Manuelita Sáenz, quien lo hizo huir por una ventana de su casa. De inmediato se dio la alarma y se inició la persecución de los conjurados. Algunos de ellos, llegaron a la casa donde tenían preso a Padilla, abrieron las rejas, mataron al Coronel Bolívar y le dijeron a Padilla que estaba libre, que se fuera lejos, porque el Libertador ya no estaba. Padilla, no hizo nada por atender a los que lo querían hacer huir de su prisión y aprovechándose de la confusión, volvió a sus aposentos de detenido, mientras el Coronel Bolívar yacía muerto en la entrada de la casa. Padilla fue detenido posteriormente en otro lugar y llevado a prisión con el resto de los conjurados, entre los cuales se encontraba el Coronel Nonato Guerra, con el cual sería ejecutado por cargas de fusilería en la Plaza Mayor (actual Plaza de Bolívar) el día 2 de Octubre de 1828, después de un juicio sumarísimo, a las once de la mañana. Se dice que cuando lo iban a fusilar, trataron de ponerle vendas en los ojos, a lo cual se negó rotundamente, y cuando trataron de quitarle de su pecho las medallas y condecoraciones con que se presentó a su ejecución con gran coraje dijo: "Esas medallas no me las dio el Bolívar sino la República…Viva Colombia!!" . Diez fusiles buscaron por diez caminos su alma.

Declaración del General José Padilla, en el proceso que se siguió a los conspiradores contra el Libertador Simón Bolívar el día 25 de Septiembre de 1828 En la ciudad de Bogotá, a los 26 días del mes de Septiembre de 1828, el Señor Comandante General asociado del auditor, se constituyó en la pieza del cuartel del Batallón Vargas donde se halla arrestado el General José Padilla, a efecto de tomar su declaración indagatoria y para ello se le recibió juramento, que hizo según ordenanza ofreciendo por la cruz de sus espada y bajo su palabra de honor, decir verdad en lo que supiere y fuere preguntado; y siéndolo por su nombre, empleo, edad, patria y religión, dijo: que su nombre es como queda expresado, General de División, de edad cuarenta y cuatro años, natural de Riohacha, católico, apostólico y romano. Preguntóle en donde se halló la noche de ayer, especialmente desde las diez de ella, hasta el amanecer de hoy, dijo: que hallándose guardando prisión en el Cuartel de las Milicias de Caballería se recogió en su cama desde las siete de la noche, hallándose en la pieza anterior el Coronel José Bolívar; que el exponente se quedó dormido y bastante avanzada la noche, en que serían las once o doce de ella según conceptuó el expresado , el Coronel Bolívar se introdujo precipitadamente y desnudo a la pieza donde dormía el que declara, llamándole y dándole voces en que decía : "General, que me matan", que a ellas se levantó el exponente y el Coronel Bolívar se le puso a la espalda, cubriéndose con el declarante para no ser ofendido por una partida de diez o doce artilleros armados que con un oficial al que no conoció, que le atacaban ; que el exponente le insinuó y suplicó que no matasen a dicho Coronel, pero que desatendiéndole y amenazándole de matarle si no se retiraba, consiguieron hacer salir al Coronel Bolívar, al que condujeron al patio del Cuartel, donde le hicieron varios tiros, subiendo entre tanto una partida de soldados para obligar al declarante a que bajase y tomase partido a lo que se rehusó manifestándoles se hallaba preso y que no debía mezclarse en tal negocio; que consiguieron hacerlo bajar hacia la puerta del cuartel de donde, a favor del bullicio militar pudo escapárseles y volvió a subir a su alojamiento, en donde encontró al Sargento y un soldado de la guardia que le custodiaba y se habían refugiado en aquella pieza en unión de su asistente; que luego que se retiró la tropa que había entrado a aquel cuartel, reunió las armas de la guardia e hizo que su asistente cerrase la puerta del cuartel con llave, receloso de que intentasen volver a entrar a obligarle a tomar las armas como lo habían intimado al principio ó matarle si no accedía; que así permaneció hasta que advirtió que había cesado la batalla, en cuyo acto mandó a su asistente a que diera aviso al Señor General Urdaneta u otro Jefe, que el exponente se hallaba en el lugar de su arresto, habiendo dado varias voces hacia este cuartel, diciendo :"Vargas, aquí se halla el General Padilla"; pero que con el alboroto que había en este Batallón no se le oyó; que como a las cuatro y media de la mañana se le comunicó una orden del mismo General Urdaneta, por el Oficial Salazar para que pasase a éste cuartel, como lo verificó. Preguntado si antes de que se levantara el Coronel Bolívar y le llamase, tuvo noticia o supo de algún modo la horrible conspiración que la Brigada de Artillería con algunos paisanos formaron para quitar la vida a S.E. el Libertador y asaltar su casa, dijo: que no tuvo noticia, ni remotamente, de lo que se le pregunta, pues hallándose un Oficial a su vista, debía este presenciar la conversación con cualquier persona que le visitase. Preguntado si por los movimientos militares de la tropa, el sigilo con que obraron, o los otros medios que pusieron para tan depravado designio, no sospechó hubiese alguna trama oculta contraria a la disciplina, al Gobierno y Orden Público, dijo: que no había otra tropa que la guardia que le escoltaba y así no vio lo que pasaba en el cuartel de Artillería ; en este estado se mandó suspender ésta por si conviniere continuarse, y habiéndola leído dijo: ser lo mismo que ha expuesto y la verdad bajo juramento que ha prestado y firma con el Sr. Comandante General y el Auditor, por ante mí que doy fe. Joaquín Paris.- D.B. Álvarez. José Padilla.- Ante mi, Cayo Ángel.

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EPILOGO Ese 2 de Octubre de 1828, como ya se dijo, siendo las once de la mañana el Coronel Ramón Nonato Guerra y el General de División José Prudencio Padilla fueron fusilados. Sus cadáveres fueron colgados en la Horca instalada en la Plaza Mayor y allí permanecieron hasta muy entrada la noche. Existía en ese tiempo una sociedad católica llamada de la "Vera-Cruz", la cual tenía por objeto auxiliar a los agonizantes y enterrar a los muertos pobres. A esta Asociación acudió la familia de Guerra para retirar los cadáveres del Patíbulo, porque no se sabía que más quería hacer el Gobierno con ellos, y nadie se atrevía a tocarlos. En una noche tenebrosa y oscura, los miembros de la Asociación bajaron de las horcas los cadáveres y extraviando algunas calles se los condujo a la Iglesia de San Agustín en donde al día siguiente en la mañana se les hizo una misa y luego se les dio sepultura en la bóveda de Santa Rita, que había en una nave del templo. Así concluyó la vida de Padilla, intrépido marino colombiano que fabricó el pedestal de su gloria sobre las turbias ondas del océano. La verdad es que las intrigas y calumnias del General Montilla habían hecho el efecto buscado: acabar con Padilla. El Libertador en persona fue quien dio la orden al General Urdaneta para que el juicio a Padilla terminara con su ajusticiamiento en la horca falsamente acusado de conspiración. Pero no se contentaron con eso. A Padilla le quitaron todos sus derechos adquiridos. Se le degradó, se le confiscaron sus bienes, se le suprimió la pensión y se le rebajó a ser un a persona despreciable para el Gobierno. Bolívar, de su propia mano, dio las órdenes para además de lo anterior, borrar el nombre del inmortal marino de los fastos de la Independencia, destruir su brillante Hoja de Vida y Servicios, sus retratos, medallas y condecoraciones, con el fin de ocultar el crimen cometido. El único retrato de Padilla que quedó a salvo fue enterrado por su hermano Francisco Padilla en un carruso de plata que el Almirante había encontrado en las playas de Alta Gracia, durante la campaña de Maracaibo. Sin embargo, el tiempo, que todo lo compone, empezó a poner las cosas en su forma debida. El propio Congreso venezolano en 1830, absolvió de toda culpa a los conspiradores de Septiembre entre los cuales se encontraba el General Santander, que por órdenes de Bolívar había estado preso en las mazmorras de Bocachica, Cartagena, por más de nueve meses, bajo la custodia de Montilla, que esperaba solo el momento preciso para hacerlo fusilar y ese mismo Congreso, declaró "persona non-grata" a Bolívar. El libertador reconoció sus errores al fusilar a Padilla y al no ponerse de acuerdo con Santander. Antes de morir el 17 de Diciembre de 1830 dijo en San Pedro Alejandrino: “El no habernos compuesto con Santander, nos ha perdido a todos.". El 7 de Agosto de 1831, el General José María Obando, quien era un gran admirador del Almirante Padilla, a la sazón Ministro de Guerra y Marina, ordenó "el total desembargo de todos los bienes que pertenecían al benemérito General José Padilla, y que ellos sean entregados a su viuda". El 3 de Octubre de 1831 se le hicieron en Cartagena unas exequias simbólicas. En el Registro Oficial del Magdalena, número 229 el 13 de Octubre, se decía entre otras cosas: "Padilla, redentor del Magdalena, como muro fuerte e inexpugnable donde se estrellaron las miras ambiciosas de Bolívar, su verdugo, ha recibido el homenaje religioso que se reclamaba con justicia. El día 3 del corriente tuvieron lugar las exequias en la Santa Iglesia Catedral, donde con todo gusto y perfección se había elevado un catafalco, que sobresalió por el deseo que se advertía en los encargados de aquella tan recomendable como piadosa recordación. Esa víctima ilustre, sacrificada al odio, a la envidia de sus crueles perseguidores, los asesinos de la patria, ha recibido ya el tributo de sus compatriotas agradecidos." Frente al catafalco se leía: No existe el adalid tan belicoso que temblar hizo al esforzado ibero, y de Santa Marta el golfo proceloso surcó valiente y conquistó severo ? Expiró en un patíbulo horroroso y de Colombia es mártir verdadero, librando con su sangre al pueblo mismo que rindió su cerviz al despotismo.

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Con todo, después de estos actos vindicatorios, transcurrieron cincuenta años sin que la República volviese a homenajear su memoria esclarecida. Pero se hizo entonces la Ley 69 de 1881 del 30 de Junio, por la cual se dispuso la erección de una estatua en Riohacha. Fundida por el escultor italiano Carlos P. Bertarelli, se inauguró completamente el 11 de Noviembre de 1887. La goleta "Eulalia" transportó la estatua desde Europa, convoyada por buques de guerra engalanados con 50 banderas de diferentes países; ancló en Riohacha el 10 de Noviembre y fue recibida con salvas de 21 cañonazos ante una delirante multitud. La gobernación del Magdalena decretó tres días de festejos patrios a la vez que el Presidente Don Rafael Núñez envió en su representación al Comandante del Ejército General Desiderio Becerra y a los Generales Juan Freile, Luís A. Pacheco, José Daza y Lázaro Riascos. A estos actos oficiales se unió el cuerpo diplomático acreditado en el país. Se volvió a hacer mención a Padilla el 24 de Julio de 1923 con motivo de cumplirse cien años de la Batalla Naval del Lago de Maracaibo. Sus gloriosos restos fueron exhumados de la cripta de San Agustín y entregados por el Gobierno Nacional al Honorable Concejo de Riohacha. El 25 de Julio de 1923 sus restos fueron trasladados a Riohacha, donde reposan actualmente. En 1947 se verificó un homenaje a Padilla con el bautizo de la Fragata que llevó su nombre, patrocinado por el entonces Ministro de Guerra Doctor Fabio Lozano y Lozano. En el sesquicentenario de la Batalla Naval de Maracaibo, en 1973, se celebraron apoteósicos actos organizados por las Armadas de Colombia y Venezuela. En 1974 , se ordenó la colocación de una placa conmemorativa consagrada a la memoria de Padilla en el lugar de su fusilamiento, en el costado sur-oriental de la Plaza de Bolívar y se bautizó un salón del honorable Senado de la República con el nombre de "Almirante Padilla" con la colocación de un retrato al óleo del prócer y ordenando que la Escuela Naval, con sede en Cartagena ostentara el nombre de "Escuela Naval de Cadetes Almirante Padilla" . El 2 de Octubre de 1978 en el sesquicentenario de la muerte del Almirante, se hicieron actos conmemorativos por la Armada Nacional y la Academia Colombiana de Historia. Barranquilla, Julio 10 del 2005. Capitán FRANCISCO E. AGUDELO RUDAS NOTA: Los datos con los cuales he conformado la anterior biografía fueron obtenidos de mis frecuentes visitas a la Biblioteca del Comando General de las Fuerzas Armadas de Colombia, a donde fui muchísimas tardes en el año de 1971, cuando hacía en Bogotá el Curso Regular de Estado Mayor en el Escuela Superior de Guerra, en "Biografías Militares" del General José Maria Baraya, en la Biografía de Padilla de Luís Capella, en el libro "El Almirante Padilla" de Jesús C. Torres Almeida y en muchísimos apuntes que tomé de los Señores General Jaime Durán Pombo, miembro de la Academia Colombiana de Historia que me honró con su amistad y en mis propias investigaciones sobre nuestro gran héroe naval.

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