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El imperativo de invertir en infraestructura
Argentina se encuentra en un importante punto de inflexión dentro de su historia. La ejecución del más ambicioso plan de infraestructura por parte del gobierno del Presidente de la Nación, Ing. Mauricio Macri, habla a las claras del compromiso de afrontar los desafíos del siglo XXI.
En infinidad de oportunidades hemos escuchado voces que indican, con justificada razón, la falta de penetración de productos argentinos en diferentes mercados. La gran extensión de nuestro país, en consonancia con una inadecuada comunicación, se traduce en productos cuyo costo está muy influenciado por el factor flete, lo que deriva en baja competitividad y la consiguiente dificultad de permanecer en mercados ganados oportunamente o de ingresar en nuevas plazas comerciales.
Si analizamos el sector minero, enclavado en las regiones más recónditas de la Argentina, se hace aún más necesario el desarrollo de la infraestructura. Muchos proyectos han quedado desechados, o se encuentran en situaciones de stand by como consecuencia de la falta de energía, carreteras, ferrocarriles, puertos y aeropuertos adecuados.
En el reciente Seminario Internacional “Infraestructura de Grandes Obras”, organizado por PM Servicios Empresarios S.R.L. en la ciudad de San Juan, quedó en evidencia la necesidad de impulsar el desarrollo de varios frentes en materia de infraestructura. Y uno de ellos es avanzar en las relaciones público-privadas a través de contratos de asociación que permitan canalizar el financiamiento y materializar la ejecución de obras de envergadura. Este tipo de asociaciones son comunes para países ricos en recursos naturales, pero que cuentan con un gran déficit de infraestructura.
En este preciso momento somos testigos de un escenario donde la cotización de los metales está consolidando su tendencia alcista en conjunto con una demanda en crecimiento gracias a la recuperación de las principales economías, cuestiones que combinadas derivarán en un déficit de la oferta minera. Ello se traducirá en un mayor interés por invertir en el sector minero, y por países donde su riqueza geológica está prácticamente inalterada. Los inversores buscan ventajas competitivas para materializar las inversiones a través de factores vitales como la estabilidad económica y política de los distritos mineros, pero también observarán la infraestructura asociada a los proyectos.
Este es el momento en poner en valor la riqueza del subsuelo. La construcción y puesta en producción de centros mineros derivará en la transformación de las economías regionales. Pero es necesario reconocer que se debe invertir en infraestructura. Las políticas macroeconómicas y de fomento de la minería ya están consolidadas. La riqueza geológica argentina podrá entrar en valor más rápido con el desarrollo de la infraestructura, uno de los componentes vitales observados por los inversores a la hora de tomar decisiones de dónde destinar sus fondos.