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Deseos.XXX
Zedestudio es una de las empresas que se ha visto afectada positivamente por la pandemia, pues su modelo de webcammers y sexo por internet ha sido una alternativa durante el aislamiento para quienes buscan una dosis de sexo y deseo.
Por: DiEgo SalinaS r.
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Melanie Osorio, cuyo verdadero nombre se reserva para ella misma, toma todos los días aquella buseta que va por la Autopista Sur y luego la Boyacá para ir a su trabajo en el occidente de Bogotá. Al llegar, se dispone cómodamente en su espacio laboral decorado exóticamente, lleno de juguetes sexuales, trajes, una cama, un sillón y una gran computadora.
En una casa grande dentro un barrio tranquilo, como Normandía, se encuentra Zedestudio, un estudio webcam que lleva más de cinco años de funcionamiento. A principios de 2015 un empresario llamado Pedro Cadena, cuyo nombre verdadero también se reserva, comenzó a indagar en este nuevo y extraño mundo de las webcammers, pues estaba en un punto donde comenzaba a correr el voz a voz de que sería un buen negocio para el futuro.
Con la convicción de comenzar a generar dinero por medio de chicas que compartían su intimidad ante una cámara de video conectada a internet, realizó la respectiva inversión con los requerimientos mínimos para su funcionamiento, contratando por primera vez una modelo. “Milena ha sido, a mi parecer, quien impulsó esta empresa. Al principio desconfiábamos, pero poco a poco fue construyendo esa confianza con su carisma que tanto la caracteriza”, dijo eufóricamente Cadena, quien asegura que esta mujer iba a subir la reputación del estudio y dejar grandes enseñanzas para el futuro de la empresa.
A raíz de que era un proyecto que apenas estaba en furor, los temas legales en un principio no implicaban gran reglamentación; sin embargo, sí era de obligación ofrecerles a sus empleadas espacios de trabajo adecuados y
en condiciones óptimas para realizar su labor, como cubículos, internet de banda ancha y una computadora.
A medida que iba ganando reconocimiento, aquella única modelo comenzó a contratar más webcammers, en un principio con la idea de encontrar chicas jóvenes, atractivas y que llamaran la atención. No obstante, en la mayoría de los casos los resultados no eran los esperados, pues por general no tenían la mejor disposición y actitud para realizar su trabajo.
Este fue un punto clave en el crecimiento del estudio, pues se dieron cuenta de que los requisitos principales para las modelos no era su belleza sino su actitud frente a la cámara, donde aspectos como la empatía, el carisma y una bonita sonrisa dejaban en segundo plano el tema estético y el “9060-90”; además, al pasar los meses, aprendieron que en internet hay una gran demanda de diversidad y hay público para todos, desde personas trans, afro, obesas, delgadas, altas y bajas. “Entre gustos no hay disgustos y para gustos, colores”, resaltó Cadena, afirmando la tesis de que lo físico no es lo primordial en el negocio. Cuando aplicaron estos conceptos, el número de modelos fue creciendo poco a poco, todas diferentes pero con la misma actitud.
Hasta llegar a hoy, donde 14 modelos de diferente procedencia, estrato, pensamiento y piel ejercen su trabajo frente a las pantallas en plataformas
Fotos e illustraciones: Freepik
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como Chaturbate y LiveJasmin, en las que los usuarios realizan donaciones en vivo a sus webcammers de preferencia. Por cada dólar donado, la modelo recibe el 65% y la empresa el 35% restante, produciendo un resultado positivo y recíproco.
La pandemia ha sido de gran beneficio para Zedestudio, pues debido al aislamiento, la virtualidad y la tasa tan alta de desempleo, los usuarios y ofertas para trabajar han aumentado exponencialmente, dejando casi el doble de ganancias a lo que se acostumbraba a finales del último año.
“El negocio de las webcammers y el cibersexo es el negocio del futuro”, así lo afirmó Cadena, quien sigue convencido del crecimiento de su empresa y su rentabilidad, gracias a que poco a poco se ha dejado de ver como un mal trabajo.