Ensayo organizar y dirigir las actividades de los niños

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Escuela Normal “Manuel Ávila Camacho” Licenciatura en Educación Preescolar

“Organizar y dirigir las actividades de los niños: un reto cotidiano de la educadora”

Alumna: Paola Rodríguez Rodríguez Asignatura: Iniciación al trabajo docente Maestra: Rosa María Cabrera Hernández Fecha: 8 de enero de 2016


“Organizar y dirigir las actividades de los niños: un reto cotidiano de la educadora”

Introducción El presente documento es un ensayo analítico acerca de este tema, se enfoca al trabajo de la educadora, principalmente a los retos que se suelen presentar en el transcurso de su ejercicio docente sobre todo el reto de organizar y dirigir las actividades del alumnado. Se mencionan también algunas opciones de las que se puede echar mano para mejorar el trabajo de la educadora frente a grupo e ir superando retos como el ya mencionado. La decisión de elegir este tema se debe a su gran importancia en la práctica educativa así como a la correlación que existe entre el tema y las asignaturas que llevamos en este semestre, principalmente ambientes de aprendizaje y adecuación curricular. Me parece que estas dos son puntos de partida hacia un ejercicio docente positivo que nos permita “organizar” y “dirigir” las actividades de los niños de manera apropiada.

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Para adentrarnos en este tema de vital importancia analizar considero necesario entablar la relación de los conceptos “organizar” y “dirigir” con el papel que hoy en día juega un docente frente a grupo o mejor dicho, la relación que existe entre estas palabras y la definición que se le atribuye en la actualidad a la palabra docente. Al maestro se le adjudica

hoy en día un papel de guía y

mediador, quedó atrás el rol del maestro como transmisor de conocimientos; ahora le corresponde al alumno ir construyendo sus propios aprendizajes en base a los saberes previos y la relación con el sin fin de cosas que aun desconoce. Si, desde una perspectiva teórica esa puede ser una definición de la palabra “docente” y es fácil memorizarla y entender de qué se trata, cualquiera diría que ser maestro es fácil –sólo se paran frente a los niños y les dicen lo qué pueden hacer o solamente los cuidan dejándolos hacer lo que ellos quierancuántos comentarios como el ya citado no hemos escuchado pero, ¿de verdad ser maestro es fácil? El trabajo del docente se ve a diario enfrentado a diversos retos tanto en el contexto sociocultural, familiar, laboral e institucional pero sobre todo los retos más importantes son los

que se presentan dentro del salón de clase

directamente con cada alumno. Es obvio que como cualquier situación se tiene diferentes opciones que permiten aminorar la dificultad en estos desafíos, tales opciones son las habilidades esenciales para enseñar con las que cuentan o va adquiriendo el maestro, de estas habilidades nos brinda mucha información el autor (EGGEN Y KAUCHAK, 1994) y de lo cual ahondaremos más adelante. Uno de los principales retos de las educadoras en cada grupo del Jardín de niños es saber organizar y dirigir las actividades de sus alumnos, a estas dos atribuyo el reto de dar de manera correcta las indicaciones y consignas ya que es desde este punto de donde se detonaran todas las acciones de los niños. Con relación a esto hay autores como (EGGEN Y KAUCHAK, 1994) que hablan de ciertas características que debe tener la organización para que ésta sea efectiva, algunas de ellas son comenzar a tiempo, tener materiales preparados y 3


tener rutinas establecidas; también nos habla de la comunicación como habilidad de enseñanza y estrategia docente él nos dice que “la comunicación clara puede clasificarse en cuatro elementos: terminología precisa, discurso conectado, señales de transición y énfasis”.,

hacer uso de estos elementos de la

comunicación al momento de organizar y dirigir nos permitirá evitar malos entendidos y captar la atención de los alumnos, aspectos primordiales para una óptima organización. Es precisamente en el rol de guía y mediador del maestro donde encajan perfectamente las acciones de organizar y dirigir las actividades de los niños ya que no se pretende imponer y determinar cada acción del alumno por parte del maestro, sino que en su papel de observador oriente de manera apropiada a cada uno para que ellos mismos busquen opciones de resolución y obtengan aprendizajes significativos. Por ejemplo, a la educadora se le dificultará el hecho de dirigir durante toda la actividad a los niños si desde un inicio la organización y las indicaciones brindadas no fueron claras y precisas. Para reducir la presentación de situaciones como ésta es preciso que el docente cuente con ciertas características como las que menciona (EGGEN Y KAUCHAK, 1994), ya que éstas permiten fomentar un clima que enriquece el aprendizaje de los alumnos porque mejoran de manera notoria la forma de dirigir y organizar el grupo, dichas características pueden ser el entusiasmo, que se refiere a que “les interesa lo que enseñan y comunican a los alumnos que lo que están aprendiendo es importante”, otras son la calidez y la empatía docente que por ejemplo la calidez “alude a la capacidad del docente para demostrar que se interesa por el alumno como persona y la empatía que es la capacidad del docente para comprender cómo se siente el alumno”, otra característica muy importante son las expectativas positivas por parte del docente, éstas “son inferencias que los docentes hacen acerca de la conducta futura de los logros académicos de sus alumnos, basados en lo que saben ahora de ellos”, como estas

características

se

pueden

mencionar

muchas

otras

que

son

enriquecedoras del trabajo en la escuela y no únicamente de manera académica 4


sino personal, todo ello influye de manera significativa en cómo trabajan los alumnos y en cómo es la relación alumnos-maestra. Siguiendo en el aspecto de mejorar y capacitarnos como docentes para enfrentar retos, se necesita echar mano de herramientas básicas y primordiales como lo es un diagnóstico oportuno y apropiado de cada alumno y del grupo en general, tal como lo menciona el programa de educación preescolar (SEP, 2011) “el docente debe partir de una observación atenta de sus alumnos para conocer sus características, necesidades y capacidades, además de interesarse por lo que saben y conocen. Esta evaluación deberá realizarse durante las primeras dos o tres semanas del ciclo escolar” el hecho de conocerlos lo más posible permite a la educadora buscar formas y planear estrategias y actividades que sean llamativas para los alumnos y le permitan ser una buena dirigente o guía en cada actividad. También es importante mencionar que el hecho de conocer gustos, miedos, preferencias, etc. de cada alumno permitirá a la educadora organizar el salón, mobiliario, tiempos y todo lo referente al grupo incluyendo los alumnos de manera tal que todo sea en la medida de lo posible positivo para ellos. Lo anterior lo podemos conocer más teóricamente como canales y estilos de aprendizaje. Entonces como herramienta básica para poder tener un buen ejercicio docente con respecto a retos como el dirigir y organizar las actividades de los alumnos está el hecho de conocerlos casi en su totalidad y por ende la responsabilidad de realizar un diagnóstico apropiado para ello. Otra herramienta que permite mejorar en este aspecto y en base al diagnóstico del grupo es la creación de ambientes de aprendizaje positivos, definamos entonces lo que se entiende por ambientes de aprendizaje, según lo establece el programa de educación preescolar (SEP, 2011) “se denomina ambiente de aprendizaje al espacio donde se desarrolla la comunicación y las interacciones que posibilitan el aprendizaje. Con esta perspectiva se asume que en los ambientes de aprendizaje media la actuación del docente para construirlos y 5


emplearlos como tales”

los ambientes se ´pueden crear en base a las

características y necesidades del alumnado, puede ser basado en quien aprende, en la comunidad o en el conocimiento. Crear ambientes de aprendizaje generará dentro del salón de clase un espacio positivo que permita al alumno desarrollarse de una mejor manera ya que estos impulsan y contribuyen a un buen desarrollo de

las acciones, conforme se van llevando a cabo las

actividades. Así mismo, para mejorar su hacer docente la educadora puede echar mano de adecuaciones curriculares necesarias dentro del grupo, estas adecuaciones curriculares nos permiten dar una respuesta apropiada a las necesidades educativas específicas que se presentan tanto de manera grupal como individual, es decir, especificas, inespecíficas o como ya se mencionó de tipo grupal. Son de gran utilidad ya que por medio de la observación y evaluación diarias la educadora puede ir valorando situaciones que quizá pueda modificar o adaptar para que el trabajo colaborativo del grupo vaya mejorando u superando ciertos retos. Cuando hablo de trabajo colaborativo me refiero al trabajo que hacen en su conjunto educadora y alumnos. Es cierto que realizar adecuaciones oportunidad requiere de gran atención y astucia por parte de la educadora ya que el dejar pasar desapercibida cualquier característica relevante ya sea del grupo o de algún alumno podría afectar y verse reflejada de manera significativa en el trabajo colaborativo tanto negativa o positivamente. En conclusión, el docente juega un rol muy importante en los aprendizajes que adquieren los estudiantes y no precisamente porque “enseñe” ya que no es el caso sino, por la responsabilidad que tiene de mediar de manera adecuada entre el alumno y el nuevo conocimiento. Esta responsabilidad conlleva un sin número de características y habilidades con las que debe contar el maestro para poder cumplir con su rol, éstas no son en su totalidad rasgos con los que cuente el docente de manera innata e incluso no las adquiere durante su formación en la escuela normal, éstas muchas de las veces se van adquiriendo o enriqueciendo 6


en el transcurso de la práctica y ejercicio docente, es cierto que nadie es perfecto, sin embargo el n contar con ciertas características o habilidades desemboca en un rio de retos a simple vista interminable. Es cuestión de cada maestro asumir el papel que le corresponde e ir mejorando personalmente para después mejorar su trabajo, para ellos puede echar mano de un sinfín de recursos que le permitan lograrlo, algunos de esos recursos ya fueron mencionados:

evaluaciones,

diagnósticos,

creación

de

ambientes

de

aprendizaje, elaboración de adecuaciones curriculares, etc. Concluyo pues con la idea de que una profesión sin retos no se puede disfrutar del todo es nuestra actualización y formación permanente y constante tanto en lo académico como en la práctica lo que nos llevara a contribuir a la formación de los adultos del mañana.

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Referencias bibliográficas

EGGEN,

Paul D, Estrategias docentes: enseñanza de contenidos curriculares y desarrollo de habilidades de pensamiento, Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 1999.

KACKSON, SECRETARÍA

(2001). La vida en las aulas. Barcelona: Morata Programa de estudio 2011, Guía para la educadora. Educación

DE EDUCACIÓN Básica. Preescolar. México: SEP PÚBLICA,

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