de LA
ARQUITECTOS REVOLUCIÓN
MAYO–AGOSTO 2018
MUSEO NACIONAL DE LA REVOLUCIÓN Plaza de la República s/n, sótano del Monumento a la Revolución, colonia Tabacalera, delegación Cuauhtémoc, Ciudad de México (55)5546 2115 y (55)5566 1902
MUSEO NACIONAL DE LA REVOLUCIÓN
MAYO–AGOSTO 2018
MUSEO NACIONAL DE LA REVOLUCIÓN
Plaza de la República s/n, sótano del Monumento a la Revolución, colonia Tabacalera, delegación Cuauhtémoc, Ciudad de México (55)5546 2115 y (55)5566 1902
DIRECTORIO Dr. José Ramón Amieva Gálvez
Jefe de Gobierno de la Ciudad de México
Eduardo Vázquez Martín Secretario de Cultura
Gabriela Eugenia López Torres
Coordinadora de Patrimonio Histórico, Artístico y Cultural
Benjamín Anaya González
Director de Divulgación Cultural
Alejandra Utrilla Hernández
Directora del Museo Nacional de la Revolución
Antonio Cortés Muñoz Museógrafo
presentación La producción arquitectónica en la Ciudad de México es vasta y compleja. Durante el régimen porfirista (18761910) tuvo un importante desarrollo debido al estado de paz que se empezó a disfrutar y al crecimiento económico generado por la entrada de capitales extranjeros. Se renovaron puertos, canales, y los ferrocarriles crecieron a tal grado que cruzaron lo ancho y largo del país. Por otro lado, acorde con el espíritu modernizador de la época, las nuevas colonias de la periferia de la ciudad —como la Juárez o la Roma— empezaron a construirse bajo la influencia de modelos arquitectónicos como el eclecticismo y el art nouveau. Un punto de quiebre en este proceso fue el majestuoso proyecto porfirista del Palacio Legislativo, del cual sólo se construyó la estructura metálica debido al estallido revolucionario de 1910 y que, paradojas de la historia, se convertiría en un referente del nuevo régimen político y de la Ciudad de México. Al concluir la Revolución, una generación de arquitectos, formados en la Academia de San Carlos bajo las principales corrientes artísticas del siglo XIX, se encargaría de impulsar la modernidad arquitectónica del nuevo México. Destaca la obra de Carlos Obregón Santacilia, considerado como uno de los mayores promotores del movimiento llamado arquitectura de la modernidad. De esta manera, entre 1920 y 1930 se construyeron casas y edificios de estilo neocolonial, nacionalista y art déco, que aún se pueden observar en barrios como Polanco, Condesa y Chapultepec. Estas nuevas corrientes arquitectónicas hicieron uso de nuevos materiales, como el concreto armado y el hierro, que posibilitaron grandes alturas y claros, cubiertas enormes e innovaciones como el elevador. Acercarse a Los arquitectos de la Revolución es ver una época que marcó la vida de la Ciudad de México y heredó un gran patrimonio cultural a los capitalinos y al país. 5
2018, Secretaría de Cultura de la Ciudad de México Museo Nacional de la Revolución Corrección y selección: Javier P. Pérez Diseño gráfico: Gustavo Reséndiz Rivera Imagen de portada: Javier Pérez Siller y Martha Bénard Calva. El sueño inconcluso de Émile Bénard y su Palacio Legislativo, hoy Monumento a la Revolución. México, Artes de México, 2009. Páginas 107, 113 y 154
INTRODUCCIÓN Dentro del llamado periodo porfirista la arquitectura tuvo un papel muy relevante llevando a cabo construcciones todavía de tipo ecléctico, como se habían realizado durante toda la segunda mitad del siglo XIX. La ciudad ensanchó sus límites considerablemente y aparecieron infinidad de nuevas colonias, donde se levantaron construcciones de diferentes estilos que la embellecieron y algunos se convirtieron en verdaderos referentes. En este contexto, la carrera de arquitectura en la Academia de San Carlos incrementó su matrícula en relación con años anteriores. Los nuevos arquitectos mexicanos de esa época estaban influenciados por las corrientes provenientes principalmente de Europa. Como un acontecimiento inédito, en el mes de septiembre de 1908 se llevó a cabo el Primer Congreso Nacional de Ingenieros y Arquitectos en México. Un espacio donde convivieron varias especialidades y se presentaron los aspectos relacionados con los nuevos avances científicos, así como las obras de ingeniería y arquitectura. Allí hubo un gran interés en compartir experiencias constructivas que desembocaron, posteriormente, en diferentes foros como el Primer Congreso Nacional de Planificación de Ciudades y Regiones en julio de 1926. También los movimientos políticos tuvieron su oportunidad de manifestarse y promover sus ideas, como es el caso de la Unión de Arquitectos Socialistas, que proponía un manifiesto a la clase trabajadora en el año de 1938. Estos conocimientos y habilidades se transmitieron a otras generaciones de arquitectos y su influencia llegó incluso a la práctica constructiva de la ciudad; lo cual favoreció su transformación y la colocó en el orden internacional. Como ejemplo de esta nueva arquitectura encontramos los edificios públicos y privados creados en los estilos modernos: art nouveau, nacionalismo y art déco. 7
ARQUITECTURA ECLÉCTICA Ecléctico es una combinación de diversos estilos, ideas o posibilidades. En arquitectura se define como una mezcla de elementos de diferentes corrientes y épocas de la historia del arte, que aparece en la segunda mitad del siglo XIX en Europa y luego se extiende por América. En inglés se le conoce como revival, siendo su principal característica la repetición de formas antiguas. Aunque las raíces del eclecticismo están en la arquitectura historicista, éste trataba de romper con los esquemas rígidos de la academia, permitiendo mayor creatividad y libertad en el diseño; además, utilizaba la ciencia y la técnica del momento.
Primer Congreso Nacional de Planificación de Ciudades y Regiones Buscando consensos para la atención a las ciudades y las regiones. Convocatoria al Primer Congreso Nacional, México, D.F. MCMXXVI
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Unión de Arquitectos Socialistas, Manifiesto a la Clase Trabajadora México Distrito Federal, marzo de 1938
La arquitectura realizada durante el régimen de Porfirio Díaz, tanto la pública como la privada, se puede definir como ecléctica por antonomasia. En México, los arquitectos egresados de la Escuela Nacional de Bellas Artes realizaron varias obras relevantes, por ejemplo: el Templo de San Felipe de Jesús, de Emilio Dondé; el Templo de la Sagrada Familia, de Manuel Gorozpe; o el edificio de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas, de Silvio Contri, arquitecto italiano que llegó a México a sus 36 años. Estas edificaciones tienen influencia del románico, gótico, renacentista, barroco y mudéjar; elementos con los cuales los arquitectos crearon un nuevo estilo, el ecléctico. 10
TEATRO DE LA CIUDAD ESPERANZA IRIS Está ubicado en calle Donceles No. 36, col. Centro, Ciudad de México. Anteriormente fue el teatro Xicoténcatl, construido entre 1914 y 1915 con capacidad para 1500 espectadores, el cual fue demolido en 1916 para dar paso a la construcción del Teatro Esperanza Iris. Es un claro ejemplo de la arquitectura ecléctica de la Ciudad de México, ya que mezcla elementos de diversos estilos predominando el clasicismo. Inicia su construcción el 15 de mayo de 1917, dirigida por Federico Mariscal e Ignacio Capetillo, a petición de la cantante, vedette y actriz mexicana Esperanza Iris. Fue inaugurado el 25 de mayo de 1918. Aun cuando el recinto se construyó para funcionar como teatro, a lo largo del tiempo se le dieron diversos usos como circo y cabaret.
Restauración del Teatro de la Ciudad Esperanza Iris
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Fachada principal Teatro de la Ciudad Esperanza Iris
El 3 de noviembre de 1984 sufre un incendio y presenta problemas estructurales por lo que fue cerrado. En 1999 se inician las labores de restauración encargadas por el entonces Instituto de Cultura de la Ciudad de México al despacho de arquitectos Prado y Asociados. Los trabajos en el interior del teatro incluyeron correcciones de isóptica y acústica, el reforzamiento de la estructura del tercer piso y de los palcos. La mecánica teatral y los equipos especiales estuvieron a cargo de la empresa Teletec. La restauración de la fachada la llevó a cabo el doctor Carlos Darío Cejudo Crespo. Actualmente pertenece al Sistema de Teatros de la Ciudad de México y cuenta con capacidad para recibir a 1344 espectadores.
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MONUMENTO A LA INDEPENDENCIA El arquitecto Antonio Rivas Mercado es el autor del proyecto de la columna de la Independencia, ubicado en el Paseo de la Reforma en la Ciudad de México. El ingeniero civil Roberto Gayol fue el director de la obra y el conjunto escultórico fue de Enrique Alciati, quien era profesor de escultura en la Escuela Nacional de Bellas Artes. En esta primera etapa del monumento, Rivas Mercado dirigió la obra. Sin embargo, para 1906 no se avanzó mucho y la lentitud de los trabajos hizo dudar de que pudiera inaugurarse para el aniversario del centenario de la Independencia.* En realidad los trabajos fueron suspendidos pues se encontraron desnivelaciones en la construcción; los cimientos no fueron bien calculados por el arquitecto y la obra se hundió “unos noventa centímetros” y hasta esa fecha se habían gastado cuatrocientos mil pesos.**
Construcción del basamento de la columna del Ángel de la Independencia Impresión digital, ca. 1910, SINAFO INAH
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Restauración del Ángel de la Independencia Impresión digital, ca. 1958, SINAFO INAH
Rivas Mercado había construido una cimentación en una área de 21 por 21.41 metros cuadrados, para lo cual levantó una plataforma de concreto con viguetas de fierro intercaladas; la cual creía que sería resistente para soportar el peso del monumento; empero, cuando empezaron a levantar la columna y ya se habían colocado 2400 piedras de cantera ocurrió la gran falla de la cimentación. Fue entonces que se formó una comisión integrada por los ingenieros Gonzalo Garita, Guillermo Beltrán y Puga y Manuel Marroquín y Rivera, para que estudiaran las causas del hundimiento; el resultado fue un dictamen preciso donde la conclusión final fue que el hundimiento había ocurrido por exceso en la carga de seguridad sobre el terreno; el ingeniero Marroquín renunció a la comisión y se nombró en su 14
lugar al arquitecto Manuel Gorozpe. La Secretaría de Gobernación acordó en 1907 que fuera esta misma comisión quien se encargara de resolver la estructura. Posteriormente ellos hicieron una nueva cimentación con base en pilotes de madera de ciprés americano de 30 centímetros de diámetro; el primer pilote se clavó el 20 de mayo de 1908 y el último el 6 de enero de 1909. En total se hincaron 98 Km de pilotes de madera y 9 Km de pilotes de concreto.*** El pedestal sostiene a la enorme columna, la cual tiene un diámetro de 2.80 metros y 20 de altura; su fuste tiene relieves simbólicos muy sencillos y en el interior hay una escalera de caracol, la cual sería de piedra y finalmente la hicieron de acero. Corona la columna una figura femenina alada de bronce. Tanto el zócalo, como las pilastras, balaustradas y obelisco son de granito. En su origen nueve escalones, también de granito, daban acceso a la terraza; hoy día, con el hundimiento que ha tenido la ciudad, todo el monumento (con los
Estructura para la restauración del Ángel de la Independencia Impresión digital, 1958, SINAFO INAH
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FOTO: MILTÓN MARTÍNEZ
Cabeza de la Victoria Alada Enrique Alciati. Escultura en bronce, 1902 Archivo Histórico de la Ciudad de México Carlos de Sigüenza y Góngora
pilotes hincados hasta los 25 metros de profundidad) ha permanecido sin hundirse, lo que ha provocado que periódicamente se le estén construyendo nuevos escalones para evitar los desniveles. El material de mármol y granito fue contratado en 1903 con Claudio Pellandini, quien lo importó de Italia y la colocación fue hecha por señores Nessi y Regazzoni. Finalmente la columna de la Independencia fue inaugurada por el Presidente Porfirio Díaz hasta el 16 de septiembre de 1910. Este monumento ha sido restaurado en varias ocasiones, desde su inauguración. La principal restauración se dio en 1957, tras la caída de la escultura del Ángel, la cual representa a la diosa Niké o Victoria Alada, realizada en bronce con recubrimiento de oro por el escultor italiano Enrique Alciati. Su altura es de 6.7 metros y su peso es de 7 toneladas. La escultura actual fue reconstruida, restaurada y colocada en su lugar en 1958. En este momento tenemos la oportunidad de presentar la cabeza original con los daños que sufrió durante dicho sismo. * La Voz de México, 27 de febrero de 1906, p.1. ** La Iberia, diario de la mañana, 21 de diciembre de 1906, p. 2. *** “Monumento a la Independencia Mexicana”, El Arte y la Ciencia, vol. XII, núm. 3, septiembre de 1910, p. 67.
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TEMPLO EXPIATORIO DE SAN FELIPE DE JESÚS (1886-1897) El proyecto y la construcción del Templo Expiatorio de San Felipe de Jesús estuvo a cargo del ingeniero arquitecto Emilio Dondé y la realizó en estilo neorrománico. Consta de una planta de tres naves en forma de cruz latina, cuyo largo desde la fachada hasta el ábside es de 30 metros por 23 de ancho; en la intersección del crucero hay una bóveda esférica iluminada por una linternilla circular de 2.40 metros de diámetro. La luz entra a través de 19 ventanas, mismas que iluminan muy bien el interior. La obra comenzó en 1886 y el edificio se erigió en la calle de San Francisco (hoy Madero) sobre el antiguo atrio del templo de San Francisco y las capillas de Aránzazu, la Purísima y San Antonio de Padua. La fachada principal es toda de cantera sobre basamento de recinto negro y en su parte superior
Templo Expiatorio de San Felipe de Jesús Emilio Dondé. Impresión digital, 1885 Secretaría de Cultura INAH-MEX-CNMH-Archivo Histórico y Planoteca Jorge Enciso
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Templo Expiatorio de San Felipe de Jesús Emilio Dondé. Impresión digital, 1885 Secretaría de Cultura INAH-MEX-CNMH-Archivo Histórico y Planoteca Jorge Enciso
hay una ventana triple encerrada en un gran arco y más arriba hay un tímpano que remata una cruz griega, detrás de la cual se eleva una torrecilla. Las fachadas laterales tienen unos contrafuertes de cantera, los muros son de tezontle, así como las bóvedas; la techumbre es de dos aguas, cubierta de lámina de zinc. La decoración interior fue ejecutada por los artistas italianos Bartolomé Galloto y Claudio Molina y fue concebida en armonía con el estilo arquitectónico del edificio. En su origen, el templo tenía un pequeño atrio con enrejado, como se aprecia en las fotos; años después fue demolido y nuevamente repuesto en la década de 1980. 18
TEMPLO DE LA SAGRADA FAMILIA Ubicado en la calle de Orizaba, esquina con Puebla, en la colonia Roma, fue proyectado por el arquitecto Manuel Gorozpe y construido por el ingeniero Miguel Rebolledo, en terrenos donados por Edward Orrin y Pedro Lascuráin. Se inició su edificación en 1910 y como consecuencia de la Revolución, entre 1913 y 1917, la obra se suspendió y fue concluida hasta el año de 1925. El templo finalmente fue inaugurado el 19 de noviembre de ese mismo año. La fachada es de estilo neorrománico, tiene una nave con una torre central y un rosetón, todo esto hecho de concreto armado. El interior presenta detalles decorativos realizados con materiales nacionales por la casa italiana Talleri; la herrería de los canceles fue creada por la casa Gabelich, y todo el interior fue decorado con pintura mural al óleo sobre el aplanado de yeso y cuyo autor fue el mismo párroco del templo: Gonzalo Carrasco, con la ayuda del jesuita Manuel Tapia.
Templo de la Sagrada Familia Impresión digital, 1935; 1940, SINAFO INAH
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PALACIO DE COBIÁN En 1902 el comerciante de origen español Feliciano Cobián Fernández del Valle adquirió un predio en la Avenida Bucareli, esquina General Prim. La superficie era de 1,750 metros cuadrados. En ese predio el arquitecto e ingeniero Emilio Dondé Preciat diseñó una gran mansión. Dondé aprovechó los cimientos y una construcción que ya existía, la cual había sido la terminal y depósito del tranvía de vía angosta de México, Tacubaya y Mixcoac; además, agregó dos cuerpos a la fachada, con lo que definió el conjunto arquitectónico. La obra duró escasos ocho meses y en noviembre de 1903 se concluyó. El cuerpo central, ya existente, tenía ocho entre ejes y seis vanos en las dos plantas. Dondé agregó en ambos lados de la fachada un portal de acceso y una galería de cuatro entre ejes más. La gran fachada quedó de 15 vanos en poco más de 60 metros de frente. Las modificaciones más importantes realizadas fueron los portales de acceso y las terrazas del segundo nivel, las cuales fueron cerradas con cristales años después, cuando la casona se convirtió en la Secretaría de Gobernación.
Palacio de Cobián, fachada, entrada y detalles Impresión digital, 1940, SINAFO INAH
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Palacio de Cobián, Edificio en la Avenida Bucareli Impresión digital, 1940, SINAFO INAH
En 1909 este inmueble pasó a manos del gobierno federal y fue entregado al Ministro de Hacienda, José Ives Limantour, quien lo destinó al Ministerio de Gobernación. El mes de diciembre de 1909 se especulaba que este edificio sería ocupado por la embajada de los Estados Unidos;* sin embargo, en el mes de junio de 1910, la Secretaría de Relaciones determinó que la casona fuera la residencia de la delegación norteamericana, la cual vendría a México con motivo de las fiestas del centenario de la Independencia. Ya ocupado el llamado Palacio de Cobián por la Secretaría de Gobernación, en los años de la década de 1980, le fue agregado un cuerpo más, mismo que era la casa edificada en 1913 por el ingeniero arquitecto Manuel Cortina; con esta acción se incrementó sustancialmente la superficie de dicha Secretaría. * El Tiempo, 17 de Diciembre de 1909, p. 2.
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CÁMARA DE DIPUTADOS La Cámara de Diputados tuvo varias sedes luego de la Independencia de nuestro país hasta que en 1872 se trasladó al Teatro Iturbide, donde permaneció varios años. No obstante, un gran incendio acabó con el inmueble en 1909. En una visita realizada por un periodista en el mes de junio de 1910 a la nueva Cámara de Diputados, ubicada en el mismo predio, encontró que la obra estaba muy adelantada: la cimentación ya había concluido, así como casi toda la estructura de hierro del edificio. En una entrevista, el autor del proyecto —el arquitecto Mauricio de María y Campos, quien también ejecutó la obra— manifestó que no era cierto que la nueva Cámara fuera inaugurada para las fiestas patrias del mes de septiembre, pues según el contrato que tenía hecho con el Gobierno, debía entregar la obra el 20 de noviembre de ese año. Informó también que después del Teatro Nacional (Palacio de Bellas Artes), no había otro edificio que contara con una gran armadura metálica, como la de la Cámara de Diputados, que construía en ese momento.*
Reconstrucción de la Cámara de Diputados Impresión digital, 1910, SINAFO INAH
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Manifestación de maestros frente a la Cámara de Diputados, antes Teatro Iturbide Impresión digital, 1932
El edificio de la Cámara de Diputados sería inaugurado el mes de diciembre de 1910, sin embargo, no fue así; la obra duró poco más de un año, tiempo récord para su época. La fachada quedó concluida el mes de noviembre de ese año, así como los acabados interiores; para ello, los obreros laboraron día y noche. Esa Cámara de Diputados se ejecutó en el mismo predio que ocupaba el Teatro Iturbide, el cual sufrió un incendio en 1909 que arrasó todo el edificio. La nueva Cámara fue más grande, construida con los materiales del momento, sobre todo el uso de hierro fue profuso en la estructura, tanto la externa como la interna.** El Gobierno federal compró algunas casas aledañas a la finca destruida por el fuego.*** En el año de 1909, después del incendio, la Cámara fue reubicada en el Salón de Actos del Palacio de Minería, en tanto terminaban los trabajos del nuevo recinto legislativo. El Mundo Ilustrado del día 28 de marzo de 1909 da cuenta del hecho, “El más triste de los 23
acontecimientos habido en el año ha sido el incendio de la Cámara de Diputados, que ocurrió como todos saben, la noche del último lunes”.**** Pocos días después, el primero de abril de ese año tuvo lugar la apertura del segundo periodo de sesiones del Congreso de la Unión, con la asistencia del presidente de la República, Porfirio Díaz, en el Salón de Actos; el día 11 de abril el periódico El Mundo Ilustrado daba cuenta de los trabajos realizados en dicho local: La actividad desplegada, a fin de tener listo el local en donde debería efectuarse esta ceremonia, fue verdaderamente grande. Una multitud de obreros tomó a su cargo la tarea, y así el decorado como el mobiliario, que son en extremo lujosos, quedaron instalados con oportunidad. Se procuró sacar todo el partido posible, dada la pequeñez de aquel departamento del viejo palacio que de hoy en adelante albergará a la Representación Nacional hasta la reconstrucción de la Cámara incendiada. La sillería del salón de sesiones no carece de elegancia; hay compartimientos destinados al público, a la prensa y al cuerpo diplomático; y, anexas a aquel salón, se hallan las oficinas de la Secretaría.***** Este mismo periódico informaba que la nueva Cámara de Diputados había sido edificada en el mismo terreno de su antiguo local con los lujos de la época: “No creemos exagerado decir que los representantes de la Patria contarán con un local digno y adecuado, gracias a los trabajos de la casa Mosler, que no pueden ser igualados por ninguna otra en México”.****** La Cámara permaneció en Minería todo el tiempo que duró la construcción de su nuevo edificio, el cual fue inaugurado el 2 de abril de 1911, “con la lectura del último mensaje que presentó a las Cámaras el general don Porfirio Díaz”.******* *El Diario, 7 de junio de 1910, p. 1. ** Ver fotografía, El Diario, 7 de junio de 1910, p. 1. *** La Patria, 12 de noviembre de 1910. ****El Mundo Ilustrado, 28 de abril de 1909, p. 10. ***** El Mundo Ilustrado, 11 de abril de 1919, p. 10. ******El Mundo Ilustrado, 18 de diciembre de 1910, p. 19. *******El Mundo Ilustrado, 15 de junio de 1913, p. 1
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JOYERÍA LA ESMERALDA. MUSEO DEL ESTANQUILLO Ubicada en la calle de Isabel La Católica No. 26, col. Centro, Ciudad de México. Se construye en 1890 por los arquitectos Eleuterio Méndez y Francisco Serrano, y ostenta un estilo ecléctico afrancesado. En la planta baja destaca la estructura de acero remachado y en la parte superior de la fachada sobresalen la mansarda y las lucarnas, típicas del estilo afrancesado introducido a México por el presidente Porfirio Díaz. Este edificio fue construido para albergar la joyería La Esmeralda, pasando a lo largo del tiempo por diversos usos como oficinas de gobierno, un banco y una discoteca. Actualmente en la planta baja se encuentra una tienda de música en y en las plantas consecutivas se localiza el Museo del Estanquillo, donde se alberga la colección privada de Carlos Monsiváis. Antigua joyería La Esmeralda 2012, Museo del Estanquillo
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MANICOMIO GENERAL LA CASTAÑEDA Este manicomio fue inaugurado el 1 de septiembre de 1910 por el Presidente de la República Porfirio Díaz, en terrenos que pertenecieron a la antigua hacienda de la Castañeda, en Mixcoac, al sur de la Ciudad de México. El conjunto tenía 24 edificios divididos en tres ejes, con una orientación hacia el poniente; el principal era el de servicios generales de dos cuerpos, con un gran pórtico; el eje central tenía varios edificios, incluyendo el gimnasio y los baños; el eje de la derecha estuvo destinado para las mujeres “alienadas, distinguidas, tranquilas alcohólicas y epilépticas”, y los talleres; el eje opuesto, el de la izquierda, fue para los hombres “distinguidos, tranquilos, alcohólicos, peligrosos y epilépticos”, y talleres. Al fondo del conjunto estaban la sala de disecciones y el “mortuorio”. En otra sección estaba la casa de los médicos y cerca del río Mixcoac se ubicaba la fosa séptica, la cual destruía los desechos y los convertía en agua tratada.
Manicomio General La Castañeda en Mixcoac, fachada Impresión digital, ca. 1930, SINAFO INAH
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La construcción del conjunto costó más de dos millones de pesos. El Consejo Consultivo de Edificios Públicos aprobó el proyecto elaborado por el ingeniero Salvador Echegaray, la construcción la realizó el ingeniero Teniente Coronel Porfirio Díaz (hijo del Presidente Díaz) y la inspección la hizo el ingeniero Ignacio L. de la Barra. * La superficie que ocupaban los edificios era un cuadrilátero perfecto, rodeado por el norte y el oriente con jardines y cerrado todo con una tapia de piedra basáltica negra, interrumpida en la entrada principal, que daba al oriente, con tres puertas de hierro; a los lados de esta entrada, en el interior, se hallaban las habitaciones de los conserjes. El Manicomio General de la Castañeda, excepto el cuerpo central de la fachada, fue demolido a finales de 1968, por órdenes del Presidente de la República Gustavo Días Ordaz; el Secretario de Salud de ese momento, Rafael Moreno Valle, dio por terminada la labor del tétrico psiquiátrico, el cual dio paso a varios edificios de condominios. La fachada fue trasladada piedra a piedra a Amecameca, Estado de México y ahora pertenece a los Legionarios de Cristo, quienes la rentan para comerciales y telenovelas.** *La Patria, 1º de septiembre de 1910, p. 1. **El Universal, 10 de abril de 2106.
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ARQUITECTURA ART NOUVEAU Este movimiento comenzó como una reacción contra el academicismo y el romanticismo, recibiendo diferentes nombres en Europa: mientras que en Bélgica y Francia se le llamó art nouveau (nuevo arte), en Inglaterra se le conoció como modern style (estilo moderno), en Alemania jugend still (estilo joven) y en España se le identificó generalmente como modernismo. Los iniciadores del art nouveau fueron los belgas, con el arquitecto Víctor Horta (1861-1947) a la cabeza, quien escogió algunos elementos de la naturaleza, especialmente los tallos de las plantas, para plasmarlos en sus obras. Otros elementos que se utilizaron para la decoración en capiteles, jambas, dinteles y balaustres fueron las hojas, flores, cabezas o rostros. Detalles que, lejos de ocultar la arquitectura, la destacaban. La decoración art nouveau incluyó elementos orgánicos muy estilizados, acompañados de líneas en forma de latiguillos en cenefas y motivos ornamentales.
Vista de la casa ubicada en la calle Chihuahua 78, colonia Roma, Ciudad de México Maestro de obras E. Prunes, ca. 1910,
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Fachada art nouveau Impresión digital, ca. 1970, María Eugenia Rangel Aragón, Casas escasas. El art Nouveau en la Ciudad de México INAH, 2011, p. 167
La arquitectura art nouveau tuvo una vida corta y muchas de las obras principales han sido ya demolidas. Las colonias de la ciudad que presentan un estilo por excelencia art nouveau son la Roma y la Juárez; empero, en otros barrios se realizaron edificaciones en ese estilo. En México el art nouveau en la modernidad arquitectónica y se desarrolló entre los años 1920-1940.
Fachada art nouveau de Guanajuato 63 Impresión digital, ca. 1970
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LA REVOLUCIÓN MEXICANA ¡Sufragio efectivo, no reelección! fue la consigna que sintetizó el sentir de miles de mexicanos que en 1910 se lanzaron a la lucha armada para derrocar al caduco régimen del Presidente Porfirio Díaz. Junto al líder revolucionario Francisco I. Madero empezaron a surgir otros caudillos como Venustiano Carranza, Francisco Villa o Emiliano Zapata que, bajo diversos planes revolucionarios, defendieron la democracia, la libertad, el derecho a la tierra, así como el respeto al orden constitucional. Durante la década revolucionaria la guerra marcó al país de diversas maneras y la Ciudad de México —corazón mismo de la nación— no fue la excepción. Se cimbró con un temblor cuando Madero hizo su entrada triunfal en 1911; vio desfilar a los distintos ejércitos con sus jefes a la cabeza; fue testigo de la ocupación en 1914 del símbolo del poder (el Palacio Nacional) por Villa y Zapata. También sufrió la violencia durante la Decena Trágica cuando el Zócalo, la Ciudadela y las calles aledañas al Palacio de Cobián, se llenaron de escombros y muertos por el choque entre fuerzas leales al Presidente Madero y porfiristas. En la capital del país se engendró, igualmente, el primer proyecto legislativo revolucionario cuando el 1 de octubre de 1914 inició sus trabajos en la Cámara de Diputados, en la calle de Donceles, la Convención Revolucionaria. Pero el sacudimiento revolucionario no terminó con la caída del porfiriato. Para poder afianzarse tuvo que consumirse a sí mismo, en una lucha sin cuartel entre antiguos aliados, de la que resultó vencedor Venustiano Carranza. En toda esta lucha aparecieron, además de los militares, una nueva generación de protagonistas de la historia: ingenieros, arquitectos, abogados y médicos que se darían a la tarea de construir un país distinto. Edgar Rojano
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Escalinata del interior del Museo de Geología Jorge Sandoval y Juan Lovera. Impresión digital, 2008, Museo de Geología UNAM
Edificio Museo MODO Santiago Tassier, Impresión digital, 2010
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LA POSREVOLUCIÓN La promulgación de la Constitución, el 5 de febrero de 1917, sentó las bases para la reconstrucción del país bajo los principios de la Revolución. Así, durante los años siguientes florecieron los sindicatos, las centrales obreras y se repartieron tierras; se reorganizó la Comisión Nacional Agraria (1924) y se crearon la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje (1927) y el Departamento de Asuntos Indígenas (1936). Igualmente se expidieron leyes, como la del petróleo, que le permitiría al Presidente Cárdenas la expropiación de dicha industria en 1938. Pero la implementación de las normas constitucionales no estuvo exenta de contratiempos; por ejemplo, cuando muchos católicos protestaron por la Ley de Cultos y tomaron las armas para defender sus creencias durante la llamada guerra cristera. Otra dificultad que libraron los nuevos políticos fue la transmisión pacífica del poder. Después del asesinato del presidente electo Álvaro Obregón, el ex presidente Plutarco Elías Calles fundó el Partido Nacional Revolucionario (PNR) en 1929, el cual ayudó a dar cauce a las pugnas políticas entre los distintos caudillos. A la par de estos procesos, México se reinventa en el ámbito filosófico, artístico, cultural y educativo. En 1920 se reabrió la Universidad Nacional y un año después surge la Secretaría de Educación Pública con José Vasconcelos al frente. Ese espíritu renovador recorre la Ciudad de México, que comienza a extenderse por nuevas colonias como la Condesa y la Roma. La arquitectura, acorde con los postulados revolucionarios, diseña edificios para la clase trabajadora; pero también obras majestuosas como el Monumento a la Revolución que dieron identidad nacional. Así se fue conformando una ciudad cosmopolita que hasta el día de hoy amalgama tradición y modernidad. Edgar Rojano
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ARQUITECTURA ART DÉCO El art déco fue un movimiento que surgió en la década de 1920 y se manifestó en artes como la pintura, el diseño gráfico, la moda, la escultura y sobre todo en la arquitectura. Fue en París donde se origina el término décoratif, después de la exposición Les Années 25 presentada en el Musée des Arts Decoratives en 1966. A diferencia del art nouveau, cuyas líneas ondulantes lo definen, en este nuevo estilo predominarán las rectas y curvas rígidas con sentido geométrico. En la arquitectura, su influencia llegó a casi todo el mundo, en especial a Europa, Estados Unidos, Canadá y América Latina. En México, en la colonia Hipódromo de la Condesa fue donde más se desarrolló. El art déco apareció también en la arquitectura popular, en colonias como la Roma, Escandón, Doctores, Obrera y el mismo Centro Histórico. Fue impulsado por los arquitectos más vanguardistas del momento, como Carlos Obregón Santacilia (Monumento a la Revolución, Secretaría de Salubridad), Federico Mariscal (interior del Palacio de Bellas Artes), Joaquín Capilla (Frontón México), Francisco J. Serrano (Edificio Basurto), Juan Segura Pesado (Edificio Ermita) y otros. Este estilo moderno se encuentra relacionado con la aplicación de los nuevos sistemas y materiales constructivos, sobre todo el uso del concreto armado, el acero, mármoles de colores y el vidrio; elementos que permitieron las realizaciones más audaces para su momento, desde casas habitación, mobiliario urbano (fuentes, parques) hasta edificios considerados en ese entonces como rascacielos. Una muestra de ello es La Nacional, de más de 13 pisos, obra del arquitecto Manuel Ortiz Monasterio con Bernardo Calderón y Luis Ávila.
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INTERIOR DEL PALACIO DE BELLAS ARTES. ARQUITECTO FEDERICO MARISCAL PIÑA El Palacio de Bellas Artes, entonces llamado Teatro Nacional, inició su construcción el 2 de agosto de 1904. El proyecto fue del arquitecto italiano Adamo Boari. La cimentación del edificio fue con el sistema de emparrillado, al estilo americano, formado por una capa de concreto y una serie de capas de viguetas de hierro.* En estos años muchos extranjeros participaron en la decoración, aunque sus trabajos fueron guardados hasta la conclusión del edificio; en realidad no sólo participaron italianos y franceses en la decoración de esos primeros años, también lo hicieron los húngaros.** La construcción del inmueble fue cancelada como consecuencia de la revolución mexicana y años después se reinició. En 1930 el arquitecto Federico Mariscal fue contratado para realizar las obras inconclusas del edificio; sin embargo, es hasta 1933 que los trabajos continuaron en el ya nombrado Palacio de Bellas Artes. El edificio fue inaugurado oficialmente el 29 de septiembre de 1934, por el presidente Abelardo L. Rodríguez.
Teatro Nacional, vista perspectiva del gran vestíbulo Federico Mariscal. DACPAI-INBA
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Teatro Nacional, gran escalera en obra Federico Mariscal. Impresión digital, 1933
El interior fue diseño del arquitecto Federico Mariscal en el estilo de moda, el art déco, con motivos indigenistas; dicha combinación dio por resultado que se integraran elementos modernos con el nacionalismo posrevolucionario. Así, junto con los mármoles de diversos colores, encontramos al dios maya Chaac o a Tláloc; y en las claves de los arcos, cabezas de Caballeros Águila o Caballeros Tigres, de la cultura mexica. Lejos de romper la armonía externa del edificio, la cual era clasicista, art nouveau, el interior déco armonizaba por los buenos materiales, pues los acabados fueron de primera calidad: puertas, ventanas y la herrería.*** * El Imparcial, 13 de enero de 1905, p. 1. **“El fortalecimiento del nacionalismo en México tras la Revolución influyó en el sentido de minimizar la aportación extranjera. Mónica Szente-Varga, “La participación húngara en la construcción del Teatro Nacional de México, hoy Palacio de Bellas Artes”, Boletín de Monumentos Históricos, tercera época, núm. 18, p. 156. ***Ramón Vargas Salguero, Federico Mariscal, vida y obra, México, UNAM, 2005, pp. 42-43.
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LOS FRONTONES DE PELOTA VASCA EN LA CIUDAD DE MÉXICO: SIGLO XIX Al finalizar el siglo XIX existieron en la Ciudad de México tres edificios destinados al juego de pelota vasca, llamados frontones. El primero se llamó Frontón Éder Jai (fiesta hermosa), el cual estaba ubicado en las calles de Inválidos y la Paz, atrás del Café Colón, muy cerca del Paseo de la Reforma; era descubierto y fue construido en 1895.
Frontón Éder Jai Impresión digital, ca. 1896, SINAFO INAH
El segundo se llamó Frontón Jai Alai (fiesta alegre), de 1896, estaba localizado en la calle de Bucareli, colindante con la Plaza de Toros. El tercero se llamó Frontón Nacional, de 1897, era techado en su totalidad y estaba situado en la calle de Iturbide (paralela a la calle de Balderas) y fue el que subsistió hasta las primeras décadas del siglo XX. Los tres edificios fueron demolidos en el siglo XX; también hubo otros frontones en las primeras décadas del siglo XX, por supuesto el más famoso es el Frontón México, de 1929, situado en la Plaza de la República, frente al Monumento a la Revolución y por fortuna aún se encuentra ahí, ya restaurado. 38
Frontรณn ร der Jai Impresiรณn digital, ca. 1896, SINAFO INAH
Frontรณn Nacional Impresiรณn digital, 1897, SINAFO INAH
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FRONTÓN MÉXICO Un edificio muy significativo para la Ciudad de México es sin duda alguna el Frontón México, construido en la colonia Tabacalera, frente al Monumento a la Revolución. Fue proyectado por los arquitectos Teodoro Kunhardt y Joaquín Capilla, en el estilo de moda art déco, con un aforo para más de cuatro mil personas; con lo cual se convirtió en el más grande construido en la capital. En 1928 se colocó la primera piedra de la obra, y el 10 de mayo de 1929 el Presidente Emilio Portes Gil lo inauguró. Tiene dos fachadas en chaflán, con el nombre del edificio grabado y planos sucesivos rectilíneos, así como ventanas ochavadas. Posee distintos relieves decorativos de estilo también art déco. El sistema constructivo del frontón, a base de concreto armado, contiene un sistema innovador original en su estructura metálica. Un periódico señalaba las características del proyecto: Toda la cancha irá cubierta por una bóveda de acero, de treinta y seis metros de luz, sin más apoyo que el de las paredes. El procedimiento que se empleará en esta bóveda es nuevo. Ninguna obra arquitectónica lo tiene. Consiste en colocar unas láminas de una manera especial,
Frontón México Impresión digital, ca. 1940, Colección Villasana-Torres
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Frontón México Impresión digital, ca. 1940, Colección Villasana-Torres
para lograr que se vayan formando con el mismo material las viguetas necesarias. La lámina se cubrirá, primero, con celtex y después, con teja, para lograr una impermeabilización perfecta y evitar el molesto ruido que podría hacer el agua, por ejemplo al caer directamente sobre la lámina.*
En 1996 el frontón fue cerrado; en 2010 se intentó abrirlo nuevamente sin éxito alguno y en 2015 empezó su restauración para ser reinaugurado el día 10 de marzo de 2107, cuando fue abierto al público nuevamente. Sólo que ahora, además, funciona como salón multiusos para diversos espectáculos. * Excélsior, “Un grandioso edificio para centro deportivo en la Ciudad de México”, 3 de febrero de 1928.
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ARQUITECTURA NEOCOLONIAL En las décadas de 1920 y 1930, se construyeron infinidad de obras en el hoy llamado estilo neocolonial, el cual es un estilo diferente a la arquitectura colonial-californiana importada de Estados Unidos. En los nuevos barrios como Polanco, Condesa o Chapultepec se edifican villas y casas en ese nuevo estilo casi hasta la década de 1940 como última manifestación de la ideología nacionalista revolucionaria. Los proyectos granadores del concurso la Casa Modelo, de 1923, para la colonia Chapultepec Heights, se inscribían en este estilo. El primer lugar fue para el arquitecto Carlos Greenham, quien supo aprovechar el desnivel del terreno y crear un proyecto armonioso con propuestas muy coloridas; el segundo lugar fue para el arquitecto Antonio Muñoz G., cuya propuesta se caracterizó por su originalidad, con fachadas novedosas, una planta de gran amplitud y un llamativo portal; y el tercer lugar fue para Juan Segura y Vicente Urquiaga, jóvenes arquitectos que destacaron por sus dibujos y acuarelas.*
Vista general del Mercado del Carmen Arq. A. Petricioli. Copia heliográfica acuareleada. 1933, Archivo Histórico de la Ciudad de México Carlos de Sigüenza y Góngora
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Fue José Vasconcelos quien impulsó el estilo neocolonial, sobre todo en los edificios escolares construidos por la Secretaría de Educación Pública; él decía que: “se ha llevado a cabo con resultados satisfactorios, pues los edificios que se han construido responden a las necesidades modernas y puedo decir que es de lo mejor que se ha construido en escuelas hasta la fecha, en México”.** En la primera mitad del siglo XX se siguieron construyendo casas de estilo porfirista, a la francesa; en la segunda década, para romper con los modelos extranjeros, se multiplicaron los edificios de estilo neocolonial, los cuales estaban decorados con los materiales tradicionales de la ciudad barroca, como el tezontle usado en las fachadas y los ornamentos tallados en cantera para enmarcar los vanos. Destaca la obra de Rafael Golleneche, el Hotel Majestic (1925, la Plaza de la Constitución) o el Departamento del Distrito Federal, de Federico Mariscal (1935, Plaza de la Constitución). * Comentado en “El Arquitecto”, Órgano de la Sociedad de Arquitectos Mexicanos de 1924. ** Vid. Summarios “La Arquitectura moderna en México”, 1980.
Remodelación del Ayuntamiento de la Ciudad de México, patio con bloques de cantera Antonio Rivas Mercado. Plata sobre gelatina, 1932, Archivo Histórico de la Ciudad de México Carlos de Sigüenza y Góngora
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Remodelación del Ayuntamiento de la Ciudad de México, proyecto de escalera monumental corte en el hall Antonio Rivas Mercado. Albanene con tinta, 1932 Archivo Histórico de la Ciudad de México Carlos de Sigüenza y Góngora
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ARQUITECTURA DE LA MODERNIDAD Una vez concluida la Revolución de 1910, algunos de los arquitectos formados en el porfiriato se van a convertir en los ideólogos de la modernidad arquitectónica de México; profesionistas que van a cambiar la manera de construir, apoyados en los nuevos sistemas y materiales. A principios del siglo XX el arquitecto Nicolás Mariscal, en conjunto con los que alguna vez fueron sus alumnos de arquitectura colonial, desarrolló nuevos proyectos. En 1922 Antonio Muñoz G. escribió: En el ejercicio de la profesión son muchas las construcciones realizadas con el mismo espíritu en la primera década de este siglo y principios de la segunda por los arquitectos Estanislao Suárez, Rafael Goyeneche, Samuel Chávez, Manuel Gorozpe, Benjamín Orvañanos, Ignacio Marquina, y desde entonces la decisión por el arte colonial ha ido extendiéndose y desarrollándose hasta el grado que hoy lo vemos […] Sea de ello lo que fuere, quepa la gloria de haber iniciado las nuevas tendencias a los arquitectos Nicolás y Federico Mariscal.*
La modernidad en la arquitectura mexicana se ve claramente influenciada por los movimientos que aparecieron a principios del siglo XX en Europa y Rusia, como son el futurismo, el constructivismo ruso y el funcionalismo. *“El Arquitecto”, Órgano de la Sociedad de Arquitectos Mexicanos de 1924.
Centro Escolar Benito Juárez, cabecera de patio Carlos Obregón Santacilia. Impresión digital, ca. 1923, DACPAI-INBA
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ARQUITECTO CARLOS OBREGÓN SANTACILIA A Carlos Obregón Santacilia se le puede llamar “el arquitecto de la Revolución”, pues es el más representativo de dicho movimiento.* Junto con Carlos Tarditi, ganó el concurso para el Pabellón Mexicano en la exposición de Río de Janeiro. Este edificio fue la consagración del movimiento pro arquitectura colonial. José Vasconcelos, Secretario de Educación Pública, encargó el proyecto del grupo escolar Benito Juárez, en donde existió un gran esfuerzo por fusionar las formas de la arquitectura colonial con las formas exigidas por la arquitectura moderna. La arquitectura porfiriana tuvo continuidad más allá de la Revolución Mexicana, ya que muchos de los arquitectos e ingenieros, titulados entre 1890 a 1910, continuaron con su trayectoria profesional influenciando a las nuevas generaciones de arquitectos. Paralelamente, otros arquitectos de estos años buscaron alternativas más modernas en el estilo de moda: el art déco, y algunos mezclándolo con el
Pabellón Mexicano en la exposición de Río de Janeiro, plantas del anteproyecto Carlos Obregón Santacilia. Impresión digital, 1922, DACPAI-INBA
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Secretaria de Relaciones Exteriores, interior primer nivel Carlos Obregón Santacilia. Impresión digital, ca. 1923-24, DACPAI-INBA
espíritu nacionalista revolucionario; tal es el caso de Carlos Obregón Santacilia, en edificios como son la Secretaría de Salubridad y Asistencia, 1929, el Monumento a la Revolución, 1938, el Edificio Guardiola, 1938; o Manuel Ortiz Monasterio, en Seguros la Nacional, Avenida Juárez, 1930. Una de las ideas principales de Santacilia fue enmendar la mala utilización que por esos años (1920) se estaba realizando con los nuevos materiales y sistemas constructivos; es decir, estaba en contra de la ornamentación sobrepuesta e inútil en las edificaciones. Contra la ornamentación falsa, Santacilia propugnaba por un funcionalismo práctico de la obra arquitectónica; planteando que el funcionalismo no tendría por qué estar desprovisto de belleza arquitectónica. * Según comenta Alfonso Pallares en su artículo “La Revolución y la arquitectura”, publicado en la revista El Arquitecto de 1925.
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EDIFICIO GUARDIOLA El Edificio Guardiola (1941), proyecto de Obregón Santacilia, es un buen ejemplo de la arquitectura de transición, en donde utilizó en la práctica sus ideas de lo que planteó en su libro El maquinismo. El edificio está localizado en el Eje Central (antes San Juan de Letrán) esquina Avenida 5 de Mayo, en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Construido en 1941, a dos décadas del movimiento moderno, es un ejemplo de transición. Junto a él está el Banco de México, de 1927, el cual tiene una fachada completamente clásica, por lo que la altura del Guardiola debería estar en correspondencia con el banco; asimismo, tiene balcones con vidrios arremetidos y pasillos de tránsito. El edificio está construido con materiales como la cantera, en todas las cuatro fachadas, similar a los edificios próximos pero de una manera diferente, más moderna, la piedra sólo envuelve la estructura, no como un adorno más; sin embargo, Santacilia comienza a separarse de la línea clásica.
Edificio Comercial (Guardiola), dibujo de fachada av. Madero y 5 de mayo Carlos Obregón Santacilia, Impresión digital, ca. 1938-40, DACPAI-INBA
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Edificio Guardiola, vista desde la Alameda Carlos Obregón Santacilia. Impresión digital, ca. 1938-40, DACPAI-INBA
En la estructura del edificio, incorpora el uso del acero, la cual consta de una forma completamente reticular que varía únicamente en las esquinas por la forma del edificio. La falta de soltura para aprovechar el nuevo material tan maleable de la época vuelve a reflejar reminiscencias de los clásicos. Los claros que se utilizan para sostener el edifico son muy cortos lo cual responde a este miedo del cálculo estructural reducido de esos momentos.* *Comentario de Beatriz Ortiz en “Un diseño de transición al modernismo en la Ciudad de México”.
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MONUMENTO A LA REVOLUCIÓN Una de las construcciones más prominentes de la Ciudad de México es, sin lugar a dudas, el Monumento a la Revolución Mexicana. Concebido en un principio como Palacio Legislativo, su construcción fue designada al pintor y arquitecto francés Émile Bénard, sin embargo, el estallido de la Revolución Mexicana provocó que la obra se detuviera en 1913. La estructura de acero permaneció abandonada por más de 20 años. En 1933 el arquitecto Carlos Obregón Santacilia en un intento por rescatar la obra de su desmantelamiento presentó una propuesta para convertirla en un Monumento a la Revolución Mexicana.
FOTO: MILTÓN MARTÍNEZ
Representante del más puro art déco, la obra se caracteriza por sus líneas geométricas y su gran masa vertical. Obregón Santacilia conservó el diseño original de la estructura central compuesta de una cúpula hemisférica, sobre una cúpula elíptica; así el monumento consta de una doble cúpula, soportada por cuatro enormes arcos que miden más de 18 metros de ancho, por 26 metros de altura.
Maqueta del Monumento a la Revolución Olivia Díaz Cerrillo. Estireno y resina moldeada, INBA/MUNARQ
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Monumento a la Revolución Carlos Obregón Santacilia, ca. 1938, INBA/MUNARQ
La cúpula exterior, que alcanza los 65 metros, está cubierta con láminas de cobre de gran colorido y tiene como remate una linternilla circular a manera de faro. La cúpula interior tiene en el anillo que la cierra un mirador, cuyo recorrido y vista hacia abajo son impresionantes. El esqueleto metálico fue recubierto con piedra de cantera llamada chiluca clara, ribeteado con piedra volcánica porosa de color negro. Se hicieron dos pisos de observación, uno en la base de la cúpula exterior y otro encima de ésta, para llegar a ellos se instalaron dos elevadores. La base de la plaza se elevó algunos metros, irguiéndose hacia el recinto, para realzar la grandiosidad de la plaza y del mismo monumento. Sobre la estructura arquitectónica, el escultor mexicano Oliverio Martínez realizó cuatro grupos de esculturas, uno en cada ángulo, que representan a la Independencia, las Leyes de Reforma, las Leyes Agrarias y las Leyes Obreras, símbolos de las cuatro grandes conquistas nacionales. Arquitecto Miguel Enríquez Troncoso
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SECRETARÍA DE RELACIONES EXTERIORES En 1903 el arquitecto Nicolás Mariscal amplió y remodeló el edificio de la Secretaría de Relaciones Exteriores, ubicado en la Avenida Juárez, sobre la base de un inmueble ya existente, agregándole un tercer nivel y, en un patio posterior, construyó un nuevo agregado en donde la cimentación se ejecutó “por primera vez en México, con el sistema de hormigón armado Hennebique”.* Dos décadas después, por instrucciones del Secretario de Relaciones Exteriores, el ingeniero Alberto J. Pani, ese edificio fue remodelado en su totalidad. Los encargados de ello fueron el arquitecto Carlos Obregón Santacilia —recién titulado de la Escuela Nacional de Bellas Artes—, quien se encargó de la selección de los materiales de construcción, inspección de la obra, dirección artística y realización del proyecto de los diseños interiores. Su construcción fue hecha por el ingeniero Federico Ramos.
Secretaria de Relaciones Exteriores, proyecto para el arreglo de la fachada principal Carlos Obregón Santacilia. Impresión digital, ca. 1923, DACPAI-INBA
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Secretaria de Relaciones Exteriores, perspectiva del proyecto Carlos Obregón Santacilia. Impresión digital, ca. 1923, DACPAI-INBA
Santacilia explica que: La fachada es toda de piedra, de la cantera Púlpito del Diablo, de gran sobriedad, y aunque de estilo francés del siglo XVIII, tiene algunos elementos usados al modo de México; tenemos la tradición maravillosa de Tolsá, y de Tres Guerras y aunque sentidos e interpretados en una forma moderna, allí hay algo de lo que ellos nos dejaron. Puedo decir que, traté de seguir la evolución de esas formas.*
Este edificio fue demolido años después. * El Arte y la Ciencia, vol. VI, núm. 7, 1904, p. 1 *El Arquitecto, serie 2, núm. 2, 1925, p. 15
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ARQUITECTURA DEL NACIONALISMO El nacionalismo en arquitectura se expresa primeramente en la adaptación de ornamentos y formas generales de lo prehispánico y novohispano, es decir, una variante de la actitud retro. Años después el nacionalismo construyó para las necesidades colectivas más indispensables escuelas, hospitales y viviendas. Manuel Ortiz Monasterio edifica una casa en la calle de Artes (hoy Antonio Caso) y un edificio de apartamentos en Vizcaínas 12; Carlos Obregón Santacilia y Carlos Tarditi hacen el Pabellón de México y el Monumento a Cuauhtémoc para la exposición de Río de Janeiro; Ángel Torres-Torija construye el edificio Gaona para departamentos; y Federico Mariscal, los Talleres Tostado, detrás del Templo de San Fernando.
Monumento Álvaro Obregón Enrique Aragón Echegaray. Copia heliográfica acuareleada parte posterior, 1934 Archivo Histórico de la Ciudad de México Carlos de Sigüenza y Góngora
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Monumento Álvaro Obregón Enrique Aragón Echegaray. Copia heliográfica acuareleada, 1934 Archivo Histórico de la Ciudad de México Carlos de Sigüenza y Góngora
Monumento Álvaro Obregón Enrique Aragón Echegaray Copia heliográfica acuareleada, planta sótano, 1934 Archivo Histórico de la Ciudad de México Carlos de Sigüenza y Góngora
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