Capítulo I Mi abuelo, Julio Cesar Hidalgo Villalta, “Papá Julio” para todos sus nietos. Nació en San Salvador, El Salvador en 1920. El mayor de tres hermanos en una humilde pero relativamente estable familia, a pesar de la escasez de trabajo en aquellos días sus padres tuvieron la dicha de tener uno y salir adelante trabajando duro. Pasaron los años y pasó la segunda guerra mundial también, Papá Julio era un joven adulto en ese entonces, había comenzado sus estudios de derecho, pero la familia decidió emigrar a San Francisco, California en donde hasta la actualidad sus hermanos aun siguen viviendo ahí. Mi abuelo decide quedarse solo un par de años pues su mente y corazón le pertenecía a perseguir sus sueños.
Capítulo 2 Mi abuelo se interesaba en la política, en defender y mejorar nuestra sociedad, especialmente refiriéndose a su país natal El Salvador. Su padre, quien lo apoyo en todo momento, continúo pagando sus estudios y es cuando se le presenta la oportunidad de enviarlo a terminar su carrera a España, lo curioso es que al egresar y aprender todo lo necesario exhaustivamente, Papá Julio decidió volver incluso antes de graduarse oficialmente como abogado, es por esto que por el resto de su vida profesional, él se identificó como “Doctor In fieri” y con mucho orgullo lo decía; cabe recalcar que logró ejercer su profesión en el país puesto que también completo sus estudios en el, mayormente de una manera empírica. Pero en resumen la verdadera razón por la que no pudo esperar estar alejado más tiempo de su preciado país, fue por una mujer, la mujer que conoció y consideró siempre el amor de su vida quien resulto ser mi abuela, Rosa Rivas, y que con mucho cariño más adelante todos sus nietos se referirían a ella como “la mami”.
Capítulo 3 Mi abuela soñaba con convertirse algún día en medico desde que era pequeña, su padre murió cuando aún era muy joven y su madre se casó de nuevo, pues necesitaba ayuda con mi abuela y sus hermanos. Ella lo adoraba, fue un muy buen ejemplo y un muy buen padre para ellos pero cuando creció lo resintió mucho al solo pagarle estudios universitarios a sus hermanos y no pagárselos a ella. Eran los años 40, y mi abuela nunca se rindió ni dejó que nadie le dijera “no” solo por ser mujer, lastimosamente no pudo estudiar lo que deseaba pero trabajo muy duro para pagar sus estudios y ser secretaria, y en aquella época eso era un puesto muy importante para una mujer que trabajaba en esos días.
Capítulo 4 Cuando mi abuelo regresó a El Salvador, él la apoyo incondicionalmente y terminó de pagar sus estudios. Un par de años después en 1950, se casan y al año siguiente nace la primera de sus cuatro hijas, Rosa Inés Hidalgo, mi tía Nes. En 1953 nace Patricia Hidalgo, la “negrita” y compañera de aventuras de mi abuelo, pero más conocida para mí como “mamá”.
Capítulo 5 Más adelante la carrera de mi abuelo como abogado comenzó a despegar plenamente poco a poco, pero fue en la década de los 60 cuando en verdad muchos de sus sueños se cumplirían. En 1962 junto a uno de sus mejores amigos el coronel Julio Rivera, quien un par de años después llego a ser Presidente de la República; él y otros colegas fundaron el Partido de Conciliación Nacional (PCN), fue Julio Rivera quien le abrió muchas puertas a mi abuelo en el ámbito político, demostrando y compartiendo con todos las capacidades y lo verdaderamente especial que era él. En esta época en El Salvador, fue marcada por la continuación de gobiernos militares, la lucha contra el fantasma del comunismo y la influencia de John F. Kennedy y su “Alianza para el progreso” con la que pretendía promover un cambio social y económico fundamental y garantizar la seguridad militar. Mi abuelo logró ser parte de la Corte Suprema de Justicia a principios de los 60, más adelante poco a poco fue subiendo peldaños especialmente dentro de la Asamblea Legislativa, fue diputado, segundo secretario, hasta que en 1969 fue finalmente nombrado presidente de la Asamblea Legislativa de El Salvador.
Capítulo 6 Mientras tanto mi abuela seguía trabajando, ya no por necesidad, sino porque era feliz haciéndolo, se sentía bien, le encantaba arreglarse y pasar con sus amigas en el trabajo. En casa Paula cuidaba de las niñas, fue la niñera más querida de mi mamá pues desde pequeña cuido de ella. Mi mamá y mis tías a pesar de tener a ambos padres la mayor parte del tiempo trabajando, verdaderamente tuvieron una infancia muy feliz, pues siempre fueron padres muy atentos y amorosos con ellas, y es gracias a sus esfuerzos que lograron darles una buena vida. Debo decir que una de la muchas cosas que en verdad admiro de mi abuelo es que a pesar de básicamente haber logrado tenerlo todo, es que era increíblemente humilde y muy agradecido con la vida, pues era muy consciente que tuvo que trabajar y perseverar mucho para lograrlo y es precisamente con esa misma mentalidad que crió a todas sus hijas, él siempre decía “este carro no es mío, es de mi pueblo”, y es por esto mismo que todos sus colegas lo respetaban y sabían que eran un hombre de bien.
Capítulo 7 Mientras tanto mi abuela seguía trabajando, ya no por necesidad, sino porque era feliz haciéndolo, se sentía bien, le encantaba arreglarse y pasar con sus amigas en el trabajo. En casa Paula cuidaba de las niñas, fue la niñera más querida de mi mamá pues desde pequeña cuido de ella. Mi mamá y mis tías a pesar de tener a ambos padres la mayor parte del tiempo trabajando, verdaderamente tuvieron una infancia muy feliz, pues siempre fueron padres muy atentos y amorosos con ellas, y es gracias a sus esfuerzos que lograron darles una buena vida. Debo decir que una de la muchas cosas que en verdad admiro de mi abuelo es que a pesar de básicamente haber logrado tenerlo todo, es que era increíblemente humilde y muy agradecido con la vida, pues era muy consciente que tuvo que trabajar y perseverar mucho para lograrlo y es precisamente con esa misma mentalidad que crió a todas sus hijas, él siempre decía “este carro no es mío, es de mi pueblo”, y es por esto mismo que todos sus colegas lo respetaban y sabían que eran un hombre de bien.
Capítulo 8 Como mencionaba anteriormente mi mamá realmente fue la compañera de aventuras de mi abuelo, y a pesar de ser un hombre importante o aparentemente ocupado, pues fuera del trabajo era la persona más increíblemente activa extracurricularmente que alguna vez he conocido, se dividía en muchísimas pasiones más, era quiropráctico, acupunturista, naturista, practicaba yoga, tai chi y además era cinta negra en karate, todo esto y la más importante: ser un papá genial; y es aquí donde entra mi madre, ella de todas sus hermanas era la que verdaderamente compartía la mayoría de estos interés con él, aun de adolescente cuando se supone las niñas no quieren nada que ver con sus papas, en este caso fue todo lo contrario y es cuando más unidos fueron.
Capítulo 9 En 1972, mamá comienza sus estudios universitarios en la Universidad Nacional, ella eligió la carrera de arquitectura pues en aquellos días era lo más “artístico” que había, pues toda su vida amo pintar y dibujar solo como un pasatiempo, pero la arquitectura en general simplemente le intereso y la apasiono mucho. Es aquí en donde conoció a Roberto Argüello, mi papá, quien estudiaba Ingeniería Civil ahí mismo. Consideraba a mi papá un hombre extremadamente inteligente y de una muy buena familia, aparentemente un buen hombre en general. Y es por esto que decide finalmente salir con él, pues al parecer fue un poco insistente en ese sentido.
Capítulo 10 En 1978 mis padres se casan y al año siguiente mi papá se gradúa de Ingeniero Cívil con honores y una beca para sacar una maestria en México. Poco despúes se enteran que esperan a su primer hijo a quien lo llaman igual que a él, pero para mi en un futuro simplemente seria Robert, el único dispuesto a consentir hasta el más pequeño capricho de su hermana menor. Mi mamá en ese entonces no había terminado todavía su carrera, era la UES, y a finales de los años setenta es cuando comenzaron una serie de revueltas estudiantiles y tendian a cerrar la universidad incluso por meses. Fue muy dificil para ella tener que dejarlo todo, pues ahora tenia una familia y estaba dispuesta a apoyar a su esposo, entonces se mudan a México en 1980 cuando mi hermano aun tenia solo un par de meses de nacido.
Capítulo 11 Luego de regresar al país dadas las circunstancias en las que se encontraba en los años ochentas, le dan la bienvenida en 1985 a su segundo hijo, quien deciden nombrarlo Julio en honor a mi abuelo, era justo que alguno de los hijos de mi mamá llevara el nombre de su heroe y ahora con mayor razón lo comprendo. Siete años más tarde mis padres reciben la más grande sorpresa, digo sorpresa porque verdaderamente no lo planearon, su familia aparentemente estaba completa. En 1992 nace Patricia Esperanza Argüello Hidalgo, mi persona. “Patricita” para mi papá, “Muñeca” para mi mamá y “Beba” para mi hermano mayor. Mamá dice que fui su mayor bendición a pesar que no fue planeado puesto que era necesario tener una mujer más en casa, luego de convivir mucho tiempo solo con hombres.
cONCLUSIÓN Comencé esta investigación enfocada solamente en mi abuelo, pero mientras más investigaba me daba cuenta de lo increible que es mi mamá y como realmente puedo ver que la inluencia y las acciones de una persona o varias pueden influir bastante en quienes somos. Quisiera mencionar que mi abuela Rosa Rivas fue la historia que más me cautivo, especialmente porque hasta que hice esta investigación supe quien fue ella realmente. Yo no recuerdo nada de ella, puesto que murió cuando yo solo tenia nueve meses, murió de cancer de mama, eso y un par de cosas más es todo lo que yo sabía de ella. Y ahora me consta que mi abuela fue una mujer admirable, a pesar que no logró cumplir uno de sus mayores sueños, logró cumplir otros y no permitió que nadie le dijera que no podia hacer lo que se proponia y a diferencia de su padrastro ella apoyo incondicionalmente a su hija mayor cuando decidió correr por el sueño que ella no logró, mi tía es médico y lo es gracias a ella, pues se casó muy joven y mientras estudiaba comenzó a formar su familia, mi abuela cuido de sus hijos cuando mi tía debia estudiar.
Y es ahora cuando me doy cuenta que en verdad, si he retomado el ejemplo de mis abuelos, y me doy cuenta que mi perseverancia y mis ganas de conseguir lo que me propongo lo saque de ellos, y ahora que conozco la historia de mis dos familias, nunca hubiera imaginado que en verdad lo traigo en la sangre, y esto lo confirma. Esta historia comenzó siendo un homenaje al heroe de mi mamá, pero la terminaré dedicandosela a la mía. Gracias mamá, por haberme formado de esta manera, por ser la mamá más poco convencional y especial de todas.
Escrito e Ilustrado por Patricia Argüello