Zzziete

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Historia e ilustraciones por Patricia ArgĂźello TipografĂ­a 1


“Los buenos son los que se contentan con soñar aquello que los malos hacen realidad”



Mi vista se encuentra nublada, sé que me encuentro en un lugar lleno de gente, no las veo pero las siento pasar junto a mí, las escucho y de alguna manera las reconozco, intento ver sus caras pero… no puedo, pareciera que llevaran máscaras invisibles que no permiten dejarse ver completamente. ¿Pero que esconden? Cuando decidí armarme de valor y acercarme a una de ellas, con las manos alzadas casi como si estuviera en un cuarto con la luz apagada buscando como encenderlas, logré conseguir sentir algo, mire mis manos y estaban negras, era ceniza o al menos eso parecía, cuando menos lo esperaba todo se volvió negro, me lleve las manos a la cara y me di cuenta que quien llevaba la máscara realmente era yo.



Tus brazos rodean su cintura y claramente escucho palabras que reconozco, palabras que solían ser solo para mi, tu cara es irreconocible como si fueras otra persona pero yo se que eres tú, yo se que a quien le hablas, a quien abrazas… no soy yo. En mi pecho siento calor un calor insoportable como si todo se quemara en mi interior como si tu voz prendiera una mecha conectada a mí, caigo al suelo, levanto la mirada pero no hay nadie más que tú frente a mí, tus ojos ahora vacios llenos de indiferencia se encuentran con los míos. El calor de mi pecho es aun más intenso, pero al contrario de esa sensación en mi interior, algo muy frio y pesado se encuentra en mis manos ahora.



Siento el concreto en mis pies descalzos mientras camino con dificultad sobre una ciudad que desconozco, llevo globos amarrados a la cintura y por alguna razón a pesar de que no son muchos, siento como levemente me levantan del suelo y sin darme cuenta deje de sentir el concreto y me elevo por sobre todo y todos a mi alrededor, sintiéndome más grande y mejor que todo lo que está por debajo de mi, miro hacia arriba y el cielo desaparece se vuelve un vacio negro como si fuera un imán gigante atrayendo los globos que se aferran a mí y me llevan con ellos hasta que esta misma presión los hace reventar. Todo desaparece y estoy solo no hay nada más que vacio.



Hilos brillantes cubrían completamente mi cuerpo, poco a poco apretándose entre sí inmovilizándome y lastimándome, otra vez sentí las máscaras de antes a pesar de no ver nada continuaban imponiendo su presencia de alguna manera, una enorme cantidad de billetes se mostraron frente a mí, todos cayeron y se creó una montaña enorme de dinero. Los hilos que me cubrían dejaron de lastimarme y poco a poco se fueron soltando dejándome finalmente libre, pero no hui, me quede junto a la montaña de dinero que ahora incluso parecía mucho más grande. Cuando intente acerarme logré tomar unos cuantos los mire fijamente y definitivamente eran reales pero de alguna manera tampoco lo eran, decidí tomar otro poco y al acercarme de nuevo mis dedos se cortaron, no una simple herida, todos los dedos de mis manos cayeron frente a mí, el dinero desapareció y la sangre cubrió mis brazos.



Siento sus manos recorrer mi cuerpo y las mĂ­as recorrer el suyo, no tengo idea de quiĂŠn eres y no me asusta no reconocer tu cara, porque siento que reconozco tus manos en mi y te siento dentro de mĂ­, y aunque definitivamente no eres quien al fondo de mi mente se me muestra, no puedo parar y no quiero que pares.



Veo mis ojos llorar sin razón alguna, cientos y cientos de vasos de leche y platos con dulces se encuentran frente a mí y no puedo dejar de llevarlos a mi boca sin parar, sin poderlo evitar, y las lágrimas siguen cayendo por mis mejillas y a pesar de cómo probablemente me puedo ver por fuera, por dentro no siento nada, absolutamente nada… ni siquiera el hambre que cualquiera supondría estoy tratando de saciar.



Me pesa el cuerpo, por alguna razón me cuesta moverme con libertad, esta vez no veo ni siento nada rodeándome, es como si mi cuerpo simplemente no respondiera y honestamente simplemente no quiero moverme, es como si todas las fuerzas y energía salieran de mi cuerpo. Mientras me encuentro recostado en el frío piso, escucho un sonido familiar, bastante molesto y extremadamente fuerte, suena como las agujas de un reloj girando, haciendo su peculiar sonido por la noche cuando todos duermen y nada mas lo acompaña. Por alguna razón dan la sensación de moverse cada vez más lento y más fuerte. Sigo sin moverme pero ahora la desesperación de escucharlo me hace desear levantarme pero no puedo, miento, no quiero.



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