Animales en su tinta

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Animales en su tinta Un proyecto de Lugar de Brujos Bestiario con dibujos y textos de artistas


Mtro. Alfredo Palacios Espinosa DIRECTOR GENERAL

Lic. Óscar David Herrán Salvatti

COORDINADOR OPERATIVO TÉCNICO

Lic. Carlos Gutiérrez Villanueva DIRECTOR DE PUBLICACIONES

© LUGAR DE BRUJOS CONCEPTO EDITORIAL

Rafael Araujo

DISEÑO Y FORMACIÓN ELECTRÓNICA

Manuel Cunjamá

CUIDADO EDITORIAL

Dirección de Publicaciones PORTADA: Sin Título. Manuel Cunjamá. D.R. © 2007 Consejo Estatal para las Culturas y las Artes de Chiapas, Boulevard Ángel Albino Corzo No. 2151, fracc. San Roque, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. C.P. 29040. ISBN: 970-697-209-9 HECHO EN MÉXICO


Animales en su tinta Manuel Cunjamá/Eduardo Hidalgo Sergio Domínguez/Víctor Argüelles Roberto de la Cruz/Gustavo Ruiz Pascacio. Rafael Araujo/Alejandro Molinari Sebastián Sántiz/Gabriel Hernández Norberto García Benítez (Beni)/Socorro Trejo Sirvent



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ontenido

Presentación............................................................................................

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Manuel Cunjamá/Eduardo Hidalgo....................................................... 13 Sergio Domínguez/Víctor Argüelles...................................................... 21 Roberto de la Cruz/Gustavo Ruiz Pascacio............................................ 31 Rafael Araujo/Alejandro Molinari.......................................................... 39 Sebastián Sántiz/Gabriel Hernández....................................................... 47 Norberto García Benítez (Beni)/Socorro Trejo Sirvent........................ 57 Relación de obra...................................................................................... 65 Semblanzas............................................................................................... 69



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resentación

E

ste libro tiene por propósito mostrar una de las múltiples interacciones que pueden generarse entre la actividad en el dibujo y la literatura. Quienes participamos en él, hemos tomado como punto de encuentro el tema del bestiario, contenido que, si bien no es nuevo en el arte, posee un carácter siempre abierto al ensayo de ideas y posibilidades expresivas. A través de este intercambio entre lenguajes artísticos, buscamos hacer de nuestra propia práctica disciplinaria un pretexto para entablar un diálogo que nos permita retroalimentarnos desde aquello que nos asemeja o nos diferencia como productores de bienes culturales. En este sentido, es primordial centrar la visión en la producción plástica y literaria como instrumentos para intuir, para desbordar la fantasía, para reconfigurar la realidad... No en vano se dice que la escritura y el dibujo comparten la misma raíz lingüística, pues son una manera gráfica de representar y expresar ideas y emociones respecto a la experiencia cotidiana. En un impulso por enunciar, vivenciar, comprender o rechazar algo del entorno, las imágenes son la extensión de la palabra, y las palabras una forma de continuar la imagen para poder así ensanchar el pensamiento. Desde este planteamiento es posible comprender cómo a lo largo de la historia, las colisiones entre imagen y texto no niegan sus propios principios, medios y fines, sino más bien los complementan mediante distintas imbricaciones que no buscan otro fin que enriquecer la imaginación. En el caso que nos ocupa, se ha partido de la elaboración de dibujos para dar paso a la interpretación de los mismos por medio de la poesía o del cuento. Por tanto, lejos de que el texto limite su función a referenciar una imagen, o la imagen a ilustrar un texto, consideramos este ejercicio como un compartir nuestras intenciones de ver, pensar, hacer y elucubrar.


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Sin la pretensión de, por el momento, realizar una clasificación exhaustiva, vale decir que los acercamientos hacia los conceptos o la forma, tanto en la literatura y en las artes plásticas como en otros campos del conocimiento, pueden llevarse a cabo desde tres categorías de abordaje, a saber: descriptivas, analíticas, o propositivas. Para el caso de las artes, las variantes descriptivas, consisten en estudios pormenorizados de la forma o del objeto que sirve como detonante para la creación. En este rubro se encuentran las representaciones de corte mimético o de imitación y se destacan las semejanzas entre el producto artístico y el motivo figurado. Las cualidades analíticas se identifican por tener como eje de acción la realización de variantes formales y el enriquecimiento de las relaciones entre las unidades que configuran los textos o las imágenes. Por último, las aproximaciones propositivas se perfilan hacia la generación de cambios radicales en la labor artística, no sólo en sus productos; es decir, son las producciones en donde tiene lugar la búsqueda de innovación por razón del abandono o la puesta en duda de estrategias comúnmente desarrolladas y aceptadas. Desde luego que las cualidades descritas no se niegan a la convivencia y la combinación entre ellas sino que, al interrelacionarse crítica y reflexivamente, hacen del acto creativo una experiencia compleja en continua transformación. Al mismo tiempo, estas enunciaciones para especificar los rasgos de los productos literarios o dibujísticos dan cuenta de la diversidad en cuanto a las posturas y perspectivas desde las cuales el artista percibe la forma o se rebela contra los condicionamientos que a ésta se le suponen o se le imponen desde cualquier tipo de ideología. Por tal razón, en las imágenes y textos presentados no es extraño encontrar rastros de estos modos distintos de percibir, comprender o cuestionar la realidad. Así, se aprecian con sus respectivas gradientes, realizaciones aparentemente tradicionales en coexistencia con formas emergentes de representación en el ámbito del arte actual. La conjunción de esta pluralidad sobre una temática común es otro de los aspectos importantes de resaltar. Como mencioné al principio, el tópico del bestiario ha sido un territorio recurrente en el mundo del arte desde sus albores. En este rubro, las opciones representacionales de que dispone la humanidad, denotan la gran inventiva de quienes han explorado tales elementos dentro de las culturas con sus correspondientes márgenes históricos y simbólicos. Sin embargo, no cabe aquí efectuar una revisión inagotable de toda esa riqueza sino advertirla, con la tarea de crear conciencia en torno a los distintos contextos en que ha germinado, pero ante todo, ponderar aquello que los hacedores-intérpretes de estos motivos han querido significar con sus realizaciones y las maneras de labrarlas, siempre bajo el designio de intensificar la mirada tanto propia como ajena.

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Entre otras cosas, lo anterior nos lleva a señalar, asumir y valorar el hecho de que los participantes de este proyecto, principalmente en el caso de las artes plásticas, provenimos de formaciones y visiones artísticas heterogéneas, académicas y no académicas, sin que ello restrinja nuestra intención (quizá aún incipiente) de involucrarnos conjuntamente en proyectos como el que presentamos. De aquí se desprende una cuestión fundamental frecuentemente soslayada en la producción artística, literaria y visual: la escasa convivencia y comunicación entre artistas en relación con sus respectivas prácticas, independientemente -o a expensas de- sus diferencias o simpatías. La oportunidad que hoy tenemos al decidir la divulgación de este fruto compartido por escritores y dibujantes, representa la coyuntura que forzosamente conduce a que recobremos las experiencias, las ideas, los hallazgos y los retrocesos que nos conciernen, a través del interés y la reflexión activados al interior de nuestro público interlocutor, pero más que nada, pretendemos que este espacio suscite el establecimiento de un mayor número de intentos de cooperación entre los artistas en beneficio de la diversificación de los procesos del quehacer artístico y los medios por los que éste se difunde.

Sergio Domínguez Aguilar Tuxtla Gutiérrez, Chiapas; Febrero de 2007.

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Manuel Cunjamรก/Eduardo Hidalgo



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Ave De lo café del búho la noche se ha servido una casa, un campo lleno de roedores, una ciudad que duerme proyectada sobre el sueño de un dios (y un lado oscuro, una música que opaca ese chillar tan nuestro ahora que estamos en su trampa).

Eduardo Hidalgo

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Elefante Y para atravesar esa coraza se traduce la fuerza en ternura. Se pueden remolcar mil corazones si se usa todo despuĂŠs en su contra. Vean el ejemplo: como a un globo de gas no comĂşn, con la dureza rota, Manuel CunjamĂĄ deposita la idea flotante que duplica al elefante.

Eduardo Hidalgo

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Mariposa De mi deseo de ser, de amar, de reposar, y descansar en paz sobre las olas de los vientos, sobre la sensación de un río saliendo de mis dedos y mi boca, sale la mariposa. Y aunque aquello que ahora lame el alma no se asombra ni de la luz artificial, ni de la tan silente espera blanca de la hoja, me resulta difícil hacer, lograr esas piruetas desde un cielo alterno. La mariposa se eleva, su perfecto balanceo en movimiento produce otro oleaje. ¡qué coraje! En el aire erigido, mi poema-castillo se colapsa.

Eduardo Hidalgo

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Sapo En los ojos de los sapos no hay oro: hay una situación no definida. Basta enfilarse hacia la suerte de la magia, y los labios del desencanto tendrán también un dueño incierto. Ah, sapo amigo: con la punta del cuchillo del poema sacaremos algo, definiremos esa otra condición de ser heraldo y la lluvia vendrá a besarte y hará de ti el principio de una fealdad que acaba por ceder al filo más hermoso que secciona y trueca al ojo en voz, en palabra en mi boca.

Eduardo Hidalgo

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Vacas Si de las ubres de la vaca saliera una leche-poesía que, hecha polvo, se vaciara en recipientes de deseo del tamaño de toda una ciudad nunca ahíta, donde todo mundo espera siempre una ración más densa de lo figurativo, ahí, a la hora de la aurora, estaría (con sus manchas y su gran estereotipo, producto de un pincel que pinta lo invisible para que lo inadvertido nos abra los ojos con otra mano que precisa aprieta y el poema sale y nos cae en los ojos) una vaca.

Eduardo Hidalgo

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Sergio Domテュnguez Aguilar Vテュctor Argテシelles テ]geles



Araña

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Jeroglífico al natural, dardos que se entretejen con la savia ancestral de un tiempo un hilo se desprende del nudo misterioso de tu vientre hilos para morar, suspendidos a leyes eternas de gravitar. El tejido de grafismos cubre el papel, es la red que atrapa la forma, el papel se araña, con punta de plata engrosada de tintas detrás de la forma se devela el signo. mas allá del signo la maraña se extiende donde asomada la incógnita da paso a una sombra de oscuro pelaje, ojos crispando un rayoteo indeleble. Víctor Argüelles Ángeles 23


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Macho En el juego del poder la imagen, de tinta y papel es torno de expresión obscena, desnudos visitamos el mundo deformes y grotescos vamos por el mundo como los mundos diminutos que relumbran muy abajo del vientre. La ruta del porvenir también se deforma se hace a la pudrición de materia viva ¿El poder se alquila, SE VENDE, se hereda? en la voz masculina SE DICE la ley del fuerte en la selva acalorada del sur un territorio se erige sin nombres, sin planificaciones concretas, ni señales.

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El poder se detecta con el efecto de tu falo erecto, poder que gobierna. Silueta que espera sin identidad delante de una nube celeste Aureolas de tiempos remotos coronan hallazgos, avances petrificados. El gobierno de la tierra rige un destino la multitud de reinos antiguos de reinos sin memoria obedece los mandos. La rueda de la evolución se detuvo y en el trance se entreabrió el poder del fuerte, el que sentado en su silla alza el dedo de su autoridad para la decisión de un día final en la selva de nadie animal de animales, instinto animal.

Víctor Argüelles Ángeles 25


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Cucaracha (A efectos de insecticida)

Una llovizna de vapor te ciega el camino nocturno que te conduce de la calle a la cocina. De noche eres la reina del túnel, de la esquina empolvada la auténtica recolectora de míseros frutos tu nido está del otro lado del muro de aquella enorme ciudad de fábricas humeantes que dividen la asfixia del horror “Entre la asfixia y el horror” solo un paso queda cuando apareces con tu ejército de patas entretejidas frágil de alas no alcanzas vuelos ambiciosos.

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Una trampa se acciona con el dedo pulgar, tu caparazón del color de la tinta sepia se demolerá lentamente partícula desprendida de su raíz, deshecho descompuesto a los días por venir. Serás de la muerte una conquista, por si quisiera eternizarte en la palabra serás huella sobre la ruta de los ascos vertidos en la taza del baño serás de la oscuridad el punto sospechoso, incómodo bajo las sábanas de sombras raídas recién te vi con la movilidad de tus antenas hurté un zapato que ayudó al destino después la ráfaga enemiga ya mañana, de la mosca y la hormiga serás el desayuno quedará la caparazón arrancada como indicio de una desdicha cabizbaja.

Víctor Argüelles Ángeles

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Toro I Entrelineada figura te apareces. Un dibujo de odiseas y tempestad de siglos remueve la partícula de un viento ligero aroma de puerto, ceniza y cal. La piedra caliza de la estatua se hizo polvo, emprendió el viaje quiso cubrir la playa, los túneles antiguos los intrincados L A B E R I N T O S. II De la doncella se apagó la sonrisa anocheció frente al muro del tiempo en el sacrificio se consumió la sangre necesaria el agudo cuerno exaltó una batalla de luces en el ruedo, lentamente subyugó el cuerpo ahora un esquema te hace aparecer. truco de magia acechando la punta de un lápiz retornas al sitio donde perduras, signo de conquista y sacrificio.

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III

V

Del rojo antiguo existe la sangre volcada en las plazas, en los circos donde una bulla furibunda transformó a la noche sin nombre, ni edad

Me tiendo a tu idea ropaje cubriendo la figura esbelta mancillada de frente a los ojos desafiantes de la forma, un fragmento no completa tus leyes de simetría,

en vestigio ancestral tu forma constreñida se aparece en la furia, en el grito por las tardes el mito se revive en la capa roja, en la fiesta embravecida. IV Hoy el aire se enredó por un tiempo nebuloso en el corsé ceñido de silueta muerta del torero una estocada cambió el destino.

vestigios arcanos se encenderán para la noche en que se cumplan las promesas.

Víctor Argüelles Ángeles

Arcadas de polvo cubren las quimeras un mar de siglos recorre las calles laberintos trazados de adobe por donde los pasos descalzos estamparon el tapiz antiguo de la tempestad.

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Tiburón Mandíbulas abiertas para el coleccionista las fauces agresivas, provocan la muerte el remolino del mar se agita en la brillantez aguda de tus dientes de aguja. La hermana del miedo se vistió de temor de frente al color de la noche en la trampa del pescador. La humedad se diluye en tu piel entre giros de silueta te pierdes en los cabellos de agua, remolino transparente para hundirte en el mar y volver después.

Víctor Argüelles Ángeles 30


Roberto de la Cruz Gustavo Ruiz Pascacio



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Animal incomprendido La apuesta del poema está en la punta del hilo que ha bajado de improviso, cual selva de tejidos que pulula al centro de un animal incomprendido. Es negro, es azul y es casi blanco, translúcida materia de lo que tiembla. No hay cuerpo en este cuerpo sin el otro tejido que lo observa y lo repulsa. Apuesto por su nombre en cada punta, irrepetible en mí si no hay delirio. Al centro de este animal incomprendido vendrá una pasión mayor que lo reemplace. Gustavo Ruiz Pascacio

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No hay pasión mayor que un escarabajo. El éter y la tierra le rinden homenaje. Las voces femeninas asisten a su paso. Nutriente del estiércol, matriz de la cebolla, Aduana de los muertos, héroe del subterráneo, Pariente de la cripta que aún no detallamos, El rey escarabajo siempre nos añora. Gobierna nuestros miedos y nuestra apatía. Nos calza de improviso con un olor antiguo. Nos ha visto venir fundados de arcilla, Más allá de la arcilla, Fichados por el riesgo de Dios y sus caminos. Gustavo Ruiz Pascacio

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Rafael Araujo/Alejandro Molinari



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ubo una época en que el mundo no hallaba qué hacer. Aún no existía la rueda, y el bordado no se había descubierto. Las mujeres sacaban sus sillas a la calle y miraban pasar el tiempo. El paso del tiempo era como una nube pesada, o como el andar lento de una carreta sin ruedas, porque ya se sabe aún no existían éstas. Los sabios de Arana se reunieron. Tenemos qué hacer algo, dijo el más viejo. Todos los demás aplaudieron, tomaron sus morrales, las jícaras con pozol blanco y fueron a la montaña. Ahí se sentaron e hicieron lo mismo que las mujeres: vieron pasar el tiempo. “¿Ya miraste el río, vos?”, dijo uno de los sabios. El río, como siempre, andaba apresurado por llegar al mar. Como desde el principio de los tiempos el río seguía una ley inmutable: corría de la parte más alta a la más baja; la cascada caía de arriba hacia abajo y los troncos flotaban en la misma dirección que el agua. Uno de los sabios metió la jícara al río y la llenó con agua, lo hizo con un movimiento contrario al cauce del río, mientras el agua fluía permanentemente hacia un lado, él movió su brazo en sentido contrario y llenó la jícara. “Basta hacer lo contrario para que el vacío se llene” pensó un pez que vio el movimiento del sabio. El sabio no pensó en nada, metió la bola de pozol adentro de la jícara y preparó su alimento, con sus manos deshizo la bola hasta que ésta perdió su forma y se integró dándole otra consistencia al agua. El pez (que al parecer era más sabio que el sabio) siguió dándole vueltas al asunto del movimiento y, en una de esas vueltas, deci41


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dió nadar en sentido contrario al cauce del río. Se volvió loco, dijeron sus compañeros que nadaron “siguiéndole la corriente” al río, como siempre lo habían hecho. El pez nadó contracorriente y descubrió que saltando lograba vencer la fuerza del caudal. “¡Mirá, vos!” dijo uno de los sabios y todos vieron. El pez brincaba alegre sobre el agua y nadaba violentando la ley inmutable. “¡Salta!”, dijo el sabio que se encargaba de definir los movimientos del mundo; “¡Hace la curva como de un monte!”, dijo otro sabio, que era el encargado de comparar las trayectorias formadas. Los sabios quedaron viendo a quien inventaba las palabras, éste se rascó la cabeza, cerró los ojos y buscó la nueva palabra, una que sintetizara la acción de saltar y la forma del monte. “Sal-món”, dijo y sus compañeros estuvieron de acuerdo y bajaron hacia su pueblo y dieron la buena nueva: el mundo ya tenía en qué entretenerse. A partir de ese día, las mujeres sacarían sus sillas a la calle e ignorarían el paso del tiempo, dedicarían sus tardes a esperar el regreso de sus hombres, quienes irían a la montaña a buscar animales que alteraran las leyes inmutables. El sabio más viejo había dicho que el iniciado que hallara el animal más extraño sería nombrado gran maestre. A la mañana siguiente, todo el pueblo salió a despedir a cinco sabios que subieron a la montaña. Mientras los sabios aventureros caminaban por las calles las muchachas les aventaban pétalos de rosa y las mujeres mayores juntaban las palmas de sus manos y oraban. Como sucede siempre que se busca algo: ¡algo se encuentra! El primero de los sabios, 42


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el más joven, el de los ojos claros y mirada de tucán alebrestado, halló un prodigio: una mariposa encaramada sobre un caracol y no supo si llamarle “Maricol” o “Caraposa”; el segundo sabio, un hombre que vestía siempre con una túnica blanca y con huaraches tejidos con lazo, vio una garza en medio del lago; el tercer sabio, después de mucho caminar, se encontró en medio de un claro en la selva habitado por monos; el cuarto sabio halló, en un estanque, a un manatí; y el quinto sabio, al doblarse el pie y quedar tirado sobre el suelo, vio una araña descolgándose de una rama de pino. Los cuatro sabios ayudaron al que se había torcido el pie y llegaron al pueblo al atardecer. En la noche, los sabios prendieron teas y convocaron al pueblo. Los cinco sabios contaron el prodigio hallado. El primero dijo: encontré un maricol, conocido también con el nombre de caraposa. Este animal dice que el mundo será mejor cuando se conjunten dos o más razas. ¿Imaginan lo que podremos hacer el día que tengamos un cerdo con alas de colibrí, o una rata con aguijón de alacrán o un pato con patas de avestruz (este animal ya no enterraría su cabeza nunca más, la escondería adentro del agua). El silencio fue roto con una diana interpretada por los marimberos y con gritos de aprobación de las personas reunidas. Tocó el turno al segundo sabio. En medio del círculo hecho por los demás sabios que estaban sentados dijo: yo encontré una garza blanca –y mostró su túnica-. Durante todo el tiempo permaneció estática, parada adentro del fango de la laguna, pero advertí 43


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que adopta la forma de un signo de interrogación. Comprendí que contraviene una ley inmutable, obedece su karma, pero no deja de protestar. ¿Imaginan lo que podremos hacer el día que tengamos armadillos que sean puntos suspensivos, jirafas como signos de admiración, colibríes como comillas, o elefantes como paréntesis? Los aplausos fueron menores y la marimba no tocó. El tercer sabio dijo que al principio no entendió que estaba en una reserva de monos. Pensó que había entrado a una casa de espejos pues en todo lugar hallaba una imagen semejante a la suya. ¿Imaginan –dijo- lo que podía ser el mundo el día que todos los animales sean a imagen y semejanza de los monos y de los hombres? Las víboras, toros, cerdos, búhos, cabras, pumas y zopilotes nos mostrarán nuestra verdadera esencia. Un silencio como loza pesada cayó sobre la multitud. El hombre salió del círculo y empujó al cuarto sabio. El cuarto sabio dijo que antes de hallar al manatí vio una manada de lobos, un enjambre de abejas y una parvada de loros. El manatí estaba solo y no hacía más que comer hierbas. ¿Imaginan lo que sería el mundo si todos los animales supieran estar solos y fueran herbívoros? ¿Imaginan un mundo en donde el tigre no coma más a la gacela y en donde los ratones estén a salvo del ataque indiscriminado de los gatos? Sólo un bolillazo le dio a la marimba uno de los ejecutantes. La multitud sufría un desencanto. La decisión parecía ya tomada. El primer sabio sería nombrado Gran Maestre.

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Pero faltaba el quinto sabio. Sus compañeros lo llevaron en camilla hasta el centro del círculo. El sabio dijo: no hallé nada más que una araña bajando por uno de los hilos de su telaraña. Cuando todo mundo quiere subir, este animal sólo piensa en bajar. ¿Imaginan lo que sería el mundo si todos los animales fueran como la araña? ¿Imaginan a elefantes haciendo su telaraña (que en este caso se llamaría telafante)? Nadie dijo nada. El grupo de sabios entró a una cabaña para decidir. Iba a comenzar la votación cuando una mujer envuelta en un chal se acercó y pidió hablar con los sabios. La mujer entró, se quitó el chal y dejó al descubierto una pecera. Los sabios se acercaron y uno de ellos reconoció al pez: “Sal-món”, dijo. El pez había perdido su capacidad juguetona, estaba triste. Era como si hubiese perdido la brújula. Adentro de la pecera no había ninguna corriente qué seguir, ninguna corriente que contravenir. Los cinco sabios esperaban el veredicto, pero al salir los sabios callaron. Tomaron las teas y caminaron hacia la montaña y al llegar al río dejaron en libertad al pez y éste volvió a juguetear en el agua y nadó contracorriente. Todo mundo en Arana entendió el mensaje: “Basta hacer lo contrario para que el vacío se llene”.

Alejandro Molinari

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Sebastiรกn Sรกntiz/Gabriel Hernรกndez



Música

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edro abrazó a Carolina al tiempo que contemplaban con beneplácito la puesta anaranjada del sol. Por entre las hojas de los árboles cercanos a la casa, corría liviana una fresca brisa. El pasto, un tanto crecido, tenía dispersas distintas clases de florecillas blancas y rosas, matizándolo de cierto especial colorido. Al fondo, la montaña de pinos aparecía imponente. De la cabaña, construida de dos niveles en partes iguales de piedra, madera y tierra, emanaba cierta prometedora calidez para contrarrestar la noche fría que ya se anunciaba. Tal vez por eso, Carolina se arrimó más al pecho de Pedro y él, en respuesta, le oprimió el hombro. -Menos mal que llegamos a tiempo para disfrutar esto. -Lo bueno, querido, es que de aquí en adelante tendremos muchos días para disfrutar atardeceres como éste. ¡Qué hermosura! -Valió la pena la espera, ¿verdad? –dijo Pedro sin dejar de contemplar la montaña. -Valió la pena, -dijo ella. ¡Cuánto tiempo tuvimos que esperar para alcanzarlo! -Y no sólo el tiempo...el dinero. Te recuerdo que en la compra de esta casa invertimos hasta el último peso de nuestras respectivas indemnizaciones. Carolina guardó silencio por un momento, reflexionando lo que le decía su marido. A lo lejos, disperso entre el césped se dejó oír con suavidad, casi con armonía, el canto de los grillos, cuyo acompasado ritmo invitaba a la ensoñación. 49


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-Creo que podremos vivir muy bien con lo que percibamos de nuestras rentas en la ciudad. -Bien... me parece que no: modestamente, quizás.... -Tendrá sus compensaciones. Te imaginas cómo será en diciembre, cuando nos visiten nuestros hijos y nietos, ¡cuánto van a disfrutar de este ambiente boscoso! Vaya que se divertirán. -Ni duda cabe que se divertirán. -Además, Pedro, yo solamente loca volvería a vivir a la ciudad. -Yo pienso igual -Sólo de recordar cuánto afecta la contaminación tus vías respiratorias, me pongo mal. -Y yo, peor. Me salvé de la cirugía por un pelo de rana calva. -La cirugía es algo terrible...recuerda lo que pasó conmigo cuando me operaron el oído. -No me lo recuerdes. -Por todo eso, esta placidez tiene su encanto, Pedro. Como se dice, el dinero va y viene. En caso de emergencia, Dios no lo quiera, contamos con nuestro seguro de vida y el seguro médico. ¿Qué más? Después de trabajar 25 años en un solo sitio, es difícil lo que uno pueda echar de menos. -Cierto, ya lo hemos hablado. Quizá únicamente a tus mismos compañeros...los recuerdos gratos...ahí nos conocimos. –Pedro soltó un suspiro que no pasó desapercibido a Carolina.

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-Ahí nos conocimos... –evocó entrecerrando los ojos- ¿Y no crees que a nuestros ex compañeros también les dará gusto visitarnos un fin de semana o para sus vacaciones?. -Supongo que sí. Sobretodo el gordo Juárez. -¡El gordo Juárez, claro!...¡Ah, que paz! Bueno, ¿entramos? comienza a hacer más frío. -De acuerdo. Vamos por leña. Menos mal que el famoso don Marianito dejó una buena cantidad cortada, allá en la parte de atrás. -Sí, vamos. Y por cierto, ¿que te pareció el encargado, don Marianito? -¿Qué me pareció? Pues...en poco tiempo no tengo algo así como una gran opinión sobre su persona. Un tipo amable, me parece. Lo que sí es cierto es que doña Matilde remarcó que nos confiáramos con él como si fuera ella misma. -Sí, me di cuenta de la gran confianza que le tiene, ¡qué bárbara! -Por sobretodo nos enfatizó su honradez. Estarás de acuerdo que es un atributo difícil de encontrar en estos tiempos -¡En todos los tiempos! Pero con todo y eso, a mí, te lo digo sinceramente, no me simpatizó del todo... -¿Por...? -La verdad, no sé. Hay algo en su expresión que parece como si se estuviera burlando de nosotros. -¡Dios!¡Las mujeres y su “infalible” intuición! 51


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-¡Eh! no menosprecies mi intuición... ¿Cuántas veces no ha dado resultado? -Te doy la razón. Si no hubiera sido por tu insistencia para salir a buscar propiedad por estos rumbos, ni nos enteramos de la venta de esta casa. -¡Y ya ves! Te juro que en primera instancia, cuando hablamos de las particularidades del terreno y lo bajísimo del precio, creí que doña Matilde estaba loca. ¡Tres hectáreas de terreno prácticamente regaladas! -Yo en principio desconfié. Dije: hasta no ver no creer...y ya lo creo. De cualquier manera, lo importante fue que el precio estuvo adecuado a nuestras posibilidades económicas. En fin, alguna vez en la vida a todos les llegará un poco de buena suerte, supongo; pero en este caso, influye en el precio la ausencia de vecinos en los alrededores. Tal vez por eso las otras personas que estaban interesadas – y doña Matilde nos dijo que habían sido muchas-- sólo vinieron de día de campo prácticamente y no se quedaron con la cabaña... ¿A cuántos kilómetros de aquí quedará la última casa que vimos en el camino? -¿La casa de don Marianito? ¡Quién sabe! ¿Cinco, seis? Por una parte mejor, ¿no te parece? Yo en cambio, independientemente de lo que me dices, con la dificultad del camino de acceso, --apenas si llegó el coche-- creo que al fin nos ha resarcido la ley de la compensación. Ya sabes, quien bien hace, bien recibe y tú, Pedro, eres un pan de Dios Carolina no pudo refrenar su impulso y le dio un beso en la mejilla, el cual Pedro recibió con beneplácito. Llegaron a la parte de atrás de la casa. Debajo de una pequeña construcción estaba apilada 52


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una buena cantidad de leña. El sol, de súbito había desaparecido detrás de la montaña. El canto de los grillos se había intensificado. -¡Y que viento se desató! –dijo Carolina frotándose los brazos. ¡Mira! Es tan fuerte que está botando las hojas de los árboles... por cierto, que hojas tan raras... no caen de inmediato al piso, sino que se sostienen en el aire. -Es precisamente lo misterioso del monte y del bosque lo que me gusta. En cada región uno se encuentra sorpresas como esta, que ve tú a saber qué misterio tendrá. Lo que me inquieta es el frío. -Es lo más natural en un bosque húmedo, como este. No estamos en la costa, sino a mitad de la montaña, cariño. El médico dijo que para ti sería saludable el frío, no el calor. Tranquilo. Una vez metidos dentro de la salita, con la luz prendida, muy juntitos, con una copita de vino y la chimenea puesta, ni nos acordaremos del frío. -Suena prometedor. Oye, qué oscuridad tan repentina. No tengo los lentes y ya no veo bien...¡Ouch! -¡Ay Pedro, por Dios! Ya te caíste, qué barbaridad. ¿Te lastimaste? -Creo que sí... ¡ah!... me duele mucho el tobillo. -Hum... parece que te lo luxaste, está bien inflamado. Tendré que dejar la leña y ayudarte a entrar a casa... ¡ay! -¿Qué te pasó? -Un bicho, un grillo creo, me entró directamente a la boca, menos mal no lo mastiqué... A ver, trata de apoyarte en mí mientras yo me apoyo de la pared... eso es, eso. Despacio.

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-¡Ay! Me duele mucho el tobillo, Carolina. Parece que me lo quebré. -¡Ay Pedro, no seas exagerado, por Dios! -Exagerado es como creció la cantidad de grillos. -Es cierto, hay muchos. -¡Muchísimos! Ya me han pegado varios en la cara. -A mí también. -¡Mira! Parece que se desprenden de los árboles. Vamos, a la casa. Tengo dolor y tengo mucho frío. -Paciencia, ya vamos. Apóyate bien en mi. Con mucha dificultad lograron su objetivo. Los grillos, ahora desatados en su canto, que curiosamente no dejaba de ser dulce y melodioso parecían ser atraídos por la pareja. Entraron a la casa y ya para ese momento, los insectos eran una nube que recordaba la plaga de la maldición de Yavhé al faraón. Carolina oprimió el interruptor, pero la estancia siguió a oscuras. Llevó a Pedro hasta el sofá. -Voy a la cocina para ver si encuentro una vela, algo. -De acuerdo.¡Ay! ¡Estos bichos muerden! -Sí, a mí también me están picando, pero tranquilo. -Están entrando más y más, pero ¿por dónde? -¡No sé!...¡Ah, por las ventanas de la parte de arriba! Voy a cerrarlas. ¡No soporto el ruido! -¡Cuidado, ten cuidado! Carolina no pudo llegar. De adentro de la chimenea salió otra nube de grillos. Como un torbellino fueron a envolver a Carolina y la hicieron girar. Con inusitada furia se metieron dentro de sus oídos, de su nariz, de su boca. Sentía cómo los insectos mordían su carne. Los dulces sonidos de los grillos habían desaparecido para dar paso a un torturante ruido, macabro, que había alcanzado decibeles extraordinarios. A pesar de eso, escuchaba la voz de Pedro, llamándola en medio de gritos de dolor. Antes de perder el conocimiento, alcanzó a ver por la ventana

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que ninguno de los árboles cercanos tenía hojas, todas se habían convertido en grillos. Ahora, las ramas parecían delgados y grises brazos artríticos, retorcidos, extendiéndose, tratando de envolver la casa. Esa fue la última imagen que guardó su pupila. A temprana hora, apareció por el camino, silbando tranquilo, don Marianito. El sol estaba espléndido y pegaba de lleno en las hojas de los árboles cercanos a la cabaña. Un leve viento mecía apenas la hierba. Todo alrededor era calma. Don Marianito se acercó a atisbar por las ventanas y gritó dando los buenos días, prestando atención a la respuesta. Se encogió de hombros, sacó una llave de adentro de la bolsa de su camisa y abrió la casa. De inmediato sus ojos se fijaron en los dos esqueletos íntegros, de huesos lustrosos, dentro de la estancia. Uno estaba cerca de la ventana y el otro al pie del sofá. Don Marianito los contempló con cierta satisfacción. -¡Pobres! –dijo sonriente- A éstos, ni tiempo de llegar a la cama les dieron los bichitos. Abrió la puerta, la que dejó abierta para que el aire entrara a juguetear dentro. Se paró en el mismo sitio en que los esposos habían contemplado el día anterior su último atardecer. Extrajo de la bolsa de su holgado pantalón de gabardina un teléfono celular, marcó un número y mientras esperaba la respuesta, chasqueaba los labios, como haciendo esfuerzo por limpiarse los dientes. -Buenos días doña Mati, soy yo.. –dijo al obtener respuesta-. La molesto nada más para informarle que los vecinos ya “se fueron”... ¿Pongo otra vez el anuncio de que la propiedad está en venta? Gabriel Hernández

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Norberto GarcĂ­a BenĂ­tez Socorro Trejo Sirvent



Animales en su tinta

Mamut Vivió en el Cuaternario y ha dejado vestigios en remotos lugares. Pero fueron los hielos de la fría Siberia que hicieron el prodigio de conservar su cuerpo perfecto, casi intacto. Muchos siglos después sabemos que el mamut parecía un elefante, sólo que aquel contaba -porque así se conservacon un vellón lanoso que recubría su cuerpo y con pelos muy ásperos y largos.

Socorro Trejo Sirvent

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Animales en su tinta

Oso hormiguero De peculiar aspecto es el oso hormiguero. Díganlo así su boca minúscula y oculta por un hocico largo, tan largo como un tronco. Que lo diga también su boca desdentada y su lengua cilíndrica y tan larga; una lengua viscosa de movimientos rápidos, veloces, que atrapa a esos insectos que le han dado su nombre. De peculiar aspecto, inofensivo y solitario es el oso hormiguero. Socorro Trejo Sirvent

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Animales en su tinta

LibĂŠlula En acuĂĄticos sueĂąos sus larvas hacen nidos. Llamativos colores hermosean su ropaje. Celeridad en las alas su sello distintivo.

Socorro Trejo Sirvent

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Animales en su tinta

Guacamaya Estallido de luz entre la fronda, arcoiris que incendia el horizonte, pedacito de sol entre las ramas, alegrĂ­a incesante por los aires, asĂ­ es, si la ves, ÂĄLa Guacamaya! Socorro Trejo Sirvent

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Animales en su tinta

Abejorro Zzzzz Zumba que zumba el abejorro Zzzzz Zumba que zumba por los aires, Zzzzz Zumba en el campo y su zumbido anuncia, aunque estรก oculto, su alboroto.

Socorro Trejo Sirvent

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Relaci贸n de obra



Animales en su tinta

Manuel Cunjamá Búho Ilustración digital, grafito, tinta y café soluble sobre papel. Elefantes Ilustración digital, tinta, acrílico y café soluble sobre papel. Mariposa Dibujo. Grafito, acrílico, tinta y café soluble sobre papel.

Página 15

Página 16

Cucaracha Dibujo manipulado por computadora y tinta sobre papel.

Página 26

Toro Dibujo manipulado por computadora y tinta sobre papel.

Página 28

Tiburón Dibujo manipulado por computadora y tinta sobre papel.

Página 30

Página 17

Roberto de la Cruz

Sapo acechando Dibujo. Grafito, tinta y café soluble sobre papel.

Página 18

Cráneo. Dibujo. Grafito, tinta y café soluble sobre papel.

Sin título Dibujo manipulado por computadora y tinta sobre papel. Página 33

Página 19

Sin título Dibujo manipulado por computadora y tinta sobre papel.

Sergio Domínguez Alacrán Dibujo manipulado por computadora y tinta sobre papel. Página 11 Araña Dibujo manipulado por computadora y tinta sobre papel.

Página 23

Macho Dibujo manipulado por computadora y tinta sobre papel.

Página 24

Página 34

Sin título Dibujo manipulado por computadora y tinta sobre papel. Página 35 Sin título Dibujo manipulado por computadora y tinta sobre papel.

Página 36

Sin título Dibujo manipulado por computadora y tinta sobre papel. Página 37

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Animales en su tinta

Rafael Araujo Pájaro sobre la casa Tinta sobre papel. Caraposa Tinta sobre papel.

Página 41

Página 42

Ave Tinta sobre papel.

Página 43

Chango Tinta sobre papel.

Página 44

Araña Tinta sobre papel.

Página 52

Animales Tinta sobre papel.

Página 53

Norberto García Benítez (Beni)

Página 45

Sebastián Sántiz

Peje Tinta sobre papel.

Página 49

Animalitos del campo Tinta sobre papel.

Página 50, 54 y 55

Chinches Tinta sobre papel.

Página 51

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Serpientes Tinta sobre papel.

Mamut tinta sobre papel.

Página 59

Oso hormiguero tinta sobre papel.

Página 60

Libélula tinta sobre papel. Página 61 Guacamayas tinta sobre papel.

Página 62

Abejorro tinta sobre papel.

Página 63


Semblanzas



Animales en su tinta

Semblanzas Dibujos

Manuel Cunjamá Artista plástico. Ha participado en numerosas exposiciones colectivas, entre ellas: De cómo la luna nos enseñó a pintar, Galería AP de la Universidad Veracruzana en Jalapa, Veracruz. La magia de la selva maya en algunas ciudades de Estados Unidos, entre ellas Miami, Connecticut y Nueva York. Chiapas un mundo mágico, Casa de Bolsa INVERLAT, ciudad de México. Vírgenes y ángeles, en la Universidad Anáhuac de la ciudad de México. En 1994 fue becado por el FOESCA y ganó el Primer Festival de Artes Plásticas en Pintura, ha sido seleccionado en esta disciplina en el 3er y 4o. Salón de la Plástica Chiapaneca que organiza el CONECULTA. También ha participado en varias colectivas en Jalapa, Veracruz; Villahermosa, Tabasco; Oaxaca, Eslovaquia, Austria, donde tuvo una estancia artística en 2004 y ha realizado varias exposiciones individuales en Chiapas y una en Estados Unidos.

Norberto García Benítez (Beni) Su trabajo plástico abarca la Pintura, el Grabado, la Serigrafía y la Escultura. Ha participado en múltiples exposiciones en nuestro país, y en el extranjero.

En 1994 obtuvo Mención honorífica en la bienal de Estampa y Grabado del Sureste “Máximo Prado”, convocado por la UNACH y el CNCA. En 1999 participó en la elaboración del Mural “Cada paso que doy es una ristra de edades”, del maestro Luis Alaminos Guerrero en el Centro Cultural Jaime Sabines. Tuxtla Gtz., Chiapas. Desde 1993 forma parte del Equipo de Trabajo del Proyecto de investigación y Restauración del Sitio Arqueológico de Bonampak, Chiapas.

Rafael Araujo Es hacedor de productos artísticos bidimensionales, tridimensionales, conceptuales, objetuales y no lógicos. También hace las veces de promotor –gestor dicen ahora-. En relación al arte, puede comprobarse que personalidades como Graciela Kartoffel, Mónica Mayer, Raquel Tibol, Karla Peritowsky, Luis Alaminos, entre otras, han escrito sobre su obra y trabajo de promoción. Así, no se mencionan las innumerables exposiciones nacionales e internacionales en las que ha participado, y por eso es querido por muchas, envidiado por más.

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Animales en su tinta

Roberto de la Cruz Escultor destacado que trabaja la talla en piedra, estructuras en metal y ensambles con diversos materiales; el CONECULTA Chiapas cuenta con una pieza de este artista en su colección. También hace gala del dominio de la gráfica. Ha expuesto de manera colectiva en varias localidades de Chiapas y en Austria: individualmente en Tuxtla Gutiérrez. En 2002 realizó un proyecto de intervención del espacio natural en el Jardín de Artistas Kunstlergarten, en St. Leonhard, Austria.

Sebastián Sántiz Gómez Artista cuyas raíces étnicas le han permitido incorporar elementos no occidentales a su obra contemporánea. Con reconocimientos estatales y exposiciones internacionales, sobresaliendo las realizadas en Estados Unidos, Austria y Japón. Trabaja principalmente la pintura al óleo, la talla en piedra y realizando instalaciones.

Sergio Domínguez Aguilar Originario de Xalapa, Veracruz. Licenciado en Artes Plásticas (Opción Pintura) por la Facultad de Artes Plásticas de la Universidad Veracruzana, en la ciudad de Xalapa, Ver. Maestro en Desarrollo Educativo (con línea de especialización en Educación Artística) por la Universidad Pedagógica Nacional en colaboración con el Centro Nacional de las Artes, en la ciudad de México D. F.

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Desde 1994, ha expuesto su trabajo plástico de manera individual y colectiva en distintos espacios en el país. En febrero de 2001 ingresa como profesor a la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (UNICAH), en donde a partir del año 2002 es Profesor de Tiempo Completo. Actualmente realiza una investigación sobre la evaluación de los aprendizajes en los lenguajes plásticos tradicionales. Se ha desempeñado como coordinador del Cuerpo Académico “Desarrollo de las artes en Chiapas”; como Coordinador Académico del Diplomado Modular a Distancia para Gestores y Promotores Culturales (Sede UNICACH); y como coordinador del Grupo Colegiado encargado de la revisión permanente del Plan de Estudios de la Licenciatura en Artes Visuales. Entre los estímulos recibidos destacan: Beca IVEC Jóvenes Creadores (1995); Beca Promep para estudios de postgrado de alta calidad (2002-2004); Reconocimiento a la trayectoria y desempeño académico de la UNICACH (2005); y Beca de Permanencia Institucional, como parte del apoyo a Exbecarios Promep (2005-2007).


Animales en su tinta

Semblanzas Textos

Alejandro Molinari Torrez

Gustavo Ruíz Pascacio

Destacado artista comiteco. Activo escritor que ha hecho de la narrativa una lúdica experiencia literaria, incursionando en el periodismo con éxito; y magnífico ilustrador que, también, realiza obra plástica en técnicas pictóricas.

Poeta de lo críptico, nacido en el barrio de San Roque, en Tuxtla Gutiérrez, tiene publicados varios títulos de poesía; incursionando con bastante profesionalismo en el ensayo, obteniendo reconocimientos internacionales. Docente y promotor cultural. Ganador del premio regional de poesía Rodolfo Figueroa.

Eduardo Hidalgo Licenciado en español. Es docente en la Universidad Autónoma de Chiapas y en la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas. Ha publicado en antologías como “Desde la lluvia” (1994), así como en las correspondientes al Festival de Escritores Chiapanecos; en 1998 publicó “La muerte es un lugar común”; en 2002 apareció “Eco negro” con el que obtuvo el premio regional de poesía Ydalio Huerta Escalante (1996). Con “Viento de antes” obtuvo en 2006, el premio regional de poesía Rodolfo Figueroa, el poemario salió a luz pública en 2007.

Gabriel Hernández García Originario de Tapachula. Escritor formado en al década de los 90, que ha publicado diversos títulos en Chiapas. Antologado en otras tantas publicaciones como un destacado cuentista.

Socorro Trejo Sirvent Destacada poeta tuxtleca, que tiene publicados varios títulos, tanto a nivel estatal, como nacional. En su labor cultural sobresale su participación como presidente del Seminario de Cultura Mexicana, corresponsalía Tuxtla Gutiérrez, y como fundadora de la Asociación Cultural independiente Rómulo Moguel, de la peña literaria Xinachtli y del grupo de escritoras Juana de Asbaje.

Víctor Argüelles Ángeles Poeta y Artista plástico egresado de la Facultad de Artes Plásticas de la Universidad Veracruzana. Escribe poesía desde 1989, publicando en los periódicos locales de Chiapas, Veracruz y Jalisco. Es autor del poemario inédito “Signos de espera” de próxima publicación, incluido en la Antología colectiva “Días de sol” editado 73


Animales en su tinta

por el Centro de Estudios Poéticos (Madrid, España 2006). Ha presentado exposiciones individuales en Chiapas y en Veracruz; y más de 40 exposiciones colectivas en los estados de Campeche, Querétaro, Oaxaca, Puebla, Chiapas, Veracruz y México, D.F. En 1994 fue acreedor del Primer Premio de Pintura en el marco de la Feria Regional Expo Tuxpan 94 y en 1997 fue acreedor del estímulo en la categoría “Jóvenes creadores” que otorga el Instituto Veracruzano de Cultura en la modalidad de pintura. Se ha desempeñado como docente en la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (2002-2005) y en la Escuela Gestalt de Arte y Diseño (2003-2005) en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Integrante de la Asociación de poetas y escritores Chiapanecos (A.P.E.CH.). Actualmente colabora en “El taller” Arte y galería como instructor de dibujo de figura humana y promotor cultural.

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Animales en su tinta


Laca chiapaneca. Ensayo de una singular aventura, se terminó de imprimir en julio de 2007 en Talleres Gráficos, en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Los interiores se tiraron sobre opalina holandesa de 125 kg. y la portada sobre cartulina couché paloma mate de 169.5 kg. En su composición se utilizaron tipos Tempus Sans y Galliard BT. Se imprimieron mil ejemplares.


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