Menguante de agosto Silvina Enrietti
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Me acuerdo cuando aprendimos los ciclos lunares, íbamos a la escuela primaria y casi todo nos sorprendía, (lo no sorprendente nos sorprendía y lo que hoy es absurdo, en aquel momento lucía tan cabal). Palabras cotidianamente mal pronunciadas que al escucharlas correctamente por primera vez pensé que ese sonido horrible no podía ser el apropiado. También me acuerdo de haber re-pensado esos mismos sonidos tiempo después y sentir que, efectivamente, la palabra correcta era más bella que la errónea. 4
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Me acuerdo también de los puentes que fue tejiendo mi cerebro, para memorizar, para construir su propia forma de entendimiento. Y del goce que significaba conseguir transitar completos, al fin, un proceso, una operación matemática, una deducción. Me acuerdo de mis letras preferidas que son, hoy en día, las mismas, tanto como lo son los días de la semana, los meses del año o los colores de una emoción.
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Hoy nuevos puentes están en construcción, los días y las horas tienen otro color, todo significa otra cosa, ya no soy niña y sigo sintiendo gran aprecio por el goce de entender. 13
Defino con el fin de explorar‌
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Los sonidos de las letras son distintos y mi puente para memorizarlos debe ser transitado despacio, aún. La luna no crece como la letra C. C de creciente. Ni mengua como la D, de decreciente. Septiembre no se llama así y no anuncia el final del invierno. Seguiré rememorando haber nacido a mediados de septiembre, pero en verano. El mañana puede encontrarEl 16
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El mañana puede encontrarnos latiendo en un mundo mudo para nuestros puentes habituales. Pero ningún latido será completamente extraño si se tiene la inmensa, la invaluable fortuna de ser fotógrafa.
© Silvina Enrietti Rugby, UK, 2015