Libros y lecturas #5

Page 1

No 5

Li - y brosLec turas



E - di -

torial -

Coordinador:

Óscar Jairo González Hernández.

Diseño y graficación: Karen J Crespo E.

Ilustración Portada: Mathew Borrett.

Medellín- Colombia Enero de 2015

Pag 1


Sei Shonagon

Por: Hokusai


Sei Shonagon (c. 968 entre-1000 y 1025) UNA VEZ UN HOMBRE… Una vez un hombre, que siempre me mandaba una carta después de haber pasado la noche conmigo, declaró que nuestra relación no tenía sentido y que no tenía nada más que decirme. Nada supe de él al día siguiente. “Cuando asomó el alba” (1) sin la acostumbrada carta de la mañana no pude evitar cierta melancolía. Me dije, a medida que pasaba el día: “Bueno, realmente quería decir lo que dijo”.

El libro de la almohada.

Madrid. Alianza Editorial. 2004. Pág. 146.

Llovió muy fuerte al día siguiente. Llegó el mediodía sin que supiera nada de él. Era evidente que ya no se acordaba de mí. Al atardecer cuando yo estaba sentada al borde de la galería, un niño apareció con un paraguas abierto en una mano y una carta en la otra. Abrí la carta y la leí con demasiada premura. El mensaje era: “La lluvia que hace crecer el agua” (2). Esto me pareció más encantador que si me hubiera enviado muchos poemas.

1. Shonagon se refiere a u n poema antiguo.

2. Sería una comparación del amor con las aguas de un río que crecen con la lluvia. Selección y traducción de JORGE LUIS BORGES y MARÍA KODAMA.

Pag 3


Franz Kafka


Franz Kafka (1883-1924)

Microcuentos y dibujos.

Medellín. Editorial Universidad de Antioquia. 2013. Págs.5, 6, 44, 47, 48, 65-66, 73.

UN SEGMENTO Le fue cortado un segmento de la parte posterior de la cabeza. Con el sol todo el mundo mira hacia adentro. Esto lo pone nervioso, lo distrae del trabajo; además, le fastidia que, justamente él, deba ser excluido del espectáculo. YA NO PUEDO PENSAR Ya no puedo pensar; cuando pienso, tropiezo incesantemente con límites, quizá por saltos pueda captar ciertas formas aisladas; un pensar interconectado, de acuerdo con un plan por desarrollar, me es completamente imposible. VENTANA A LA CALLE Quien vive abandonado y desea sin embargo unirse a alguien de un momento a otro, quien en consideración a los cambios del día, al clima, a las relaciones laborales y a otras cosas semejantes quiere ver simplemente cualquier brazo repentino en el que pueda apoyarse, -él no se animará por mucho tiempo sin una ventana a la calle. Y le ocurre lo siguiente, que no se aviva y sólo como hombre cansado abriendo y cerrando los ojos entre el público y el cielo se asoma por la barandilla de la ventana y, él no quiere, ha inclinado la cabeza un poco hacia atrás; no obstante, los caballos le arrastran hacia abajo con el séquito de coche y ruido hacia la concordia humana. EL ANIMAL Y EL LÁTIGO

El animal le arrebata el látigo al señor y se azota a sí mismo para volverse señor y no sabe que esto es apenas una fantasía creada por un nuevo nudo en las correas del látigo.

Pag 5


LA PARTIDA Ordené que sacaran mi caballo del establo. El sirviente no me entendió. Yo mismo fui al establo, ensillé mi caballo y lo monté. A lo lejos escuché el toque de una trompeta, le pregunté qué significaba todo esto. Él no sabía nada y no había escuchado nada. En el portón me detuvo y me preguntó: “¿A dónde vas, Señor?”. “No lo sé”, dije, “sólo lejos de aquí, sólo lejos de aquí. Incesantemente lejos de aquí, sólo así puedo alcanzar mi meta”. ¿Entonces conoces tu meta’”, preguntó. “Sí”, respondí, “ya lo dije, lejos-de-aquí”, esta es mi meta”. “Tú no llevas provisiones contigo”, dijo. “No las necesito”, dije, “el viaje es tan largo que moriré de hambre, si no recibo nada por el camino. Ninguna provisión me puede salvar. Es, sí, por suerte, un viaje en verdad sin medida. QUÉ RARO “¡Qué raro!”, dijo el perro y se pasó una mano por la frente. “Entonces, por dónde he dado vueltas, primero por la plaza de mercado, después por la hondonada subiendo a la colina, después muchas veces de un lado para el otro por el gran altiplano, después por el desfiladero abajo, después por un tramo de la carretera, después a la izquierda hacia el arroyo, después a lo largo de la hilera de álamos, despuéspasé por la iglesia y ahora estoy aquí”. ¿Por qué eso? Y yo que andaba desesperado. Qué s uerte que estoy de vuelta. Me angustiaba esa paseadera inútil por vastos lugares desiertos, allá me sentía un perro tan pobre, desamparado, pequeño, para nada rescatable. No me atrae en absoluto huir de aquí, aquí en el patio está mi sitio, aquí está mi casa, aquí mi cadena, para los casos en que a veces ocurre la mordacidad, aquí hay de todo, incluso comida abundante. EL BASTÓN DE BALZAC En el mango del bastón de Balzac: “Yo rompo todos los obstáculos”. En el mío: “Todos los obstáculos me rompen”. Tienen el “todo” en común.

Pag 6


Enrique Molina

Por: Federico García. Medellín. 1981.


Enrique Molina

(1910-1997)

Buenos Aires. Editorial Losada. 1973. Págs. 7-8.

Una sombra donde sueña Camila O´Gorman.

UNA SOMBRA DONDE SUEÑA CAMILA O´ GORMAN Iluminada por el relámpago nacido del vuelo de un pájaro, Camila O´ Gorman huye con un sacerdote, su amante, en 1848. Rosas, en el apogeo de su poder, ordena la cacería de los fugitivos. Se los detiene y, con una inexplicable ferocidad, decreta su muerte. La ejecución de Camila O´Gorman constituye el acto más inhumano y arbitrario de su largo gobierno, una compulsiva determinación de poderes negativos, el sello de una actitud antivital. Ante él, su víctima asume todas las aspiraciones de la poesía. En una sociedad donde imperan a la vez el odio y las virtudes de la pasión, las virtudes de la locura, el honor del amor. Un hecho, un personaje histórico tiene una faz externa, concreta, pasible de ser sometida a un juicio de valor. Y además, una carga sentimental, surgida de un consenso general, una especie de energía que fascina o rechaza y opera como un elemento desencadenante de imágenes mentales que rescatan de lo profundo los más diversos contenidos, en una total libertad. Escenas en perpetuo movimiento, que fluyen paralelas al suceso que las provoca, del cual constituyen su fondo secreto, su dimensión de sueño. Del mismo modo que es posible un análisis sociológico,

económico, etc., de la historia, imagino también un análisis poético dirigido a captar esa última resonancia de la misma, ya sólo en el t iempo puro de la conciencia. Para evocar la orgullosa pasión de Camila he tratado de instalarme en esa zona donde se funden en una verdad única el mundo exterior y el interior. Por lo demás, los datos “históricos” se han respetado estrictamente, incluso se ofrecen algunos documentos hasta ahora inéditos. Convertida ya en un hermoso mito, Camila O´ Gorman es la más resplandeciente y exaltante heroína de este país. Ultrajada y asesinada en nombre de una moral opresora, jamás su trágica imagen dejará de estar presente en todo corazón donde el amor sea aún la única fuerza capaz de restituir al ser todo cuanto de dignidad y de belleza encierra el mundo.

Pag 8


Alejo Carpentier


Alejo Carpentier

Letra y solfa. Artes visuales.

La Habana. Editorial Letras Cubanas. 1993. Págs. 139-140.

(1904-1980) TRAYECTORIA DE WIFREDO LAM

Hoy habrá de inaugurarse, en el Museo de Bellas Artes, la anunciada exposición de obras del pintor cubano Wifredo Lam. Muchas veces hemos expresado en esta misma columna –cuando se anunciaban sus viajes, varias veces aplazados por razones ajenas a la voluntad del artistanuestra opinión acerca de su creación plática. Por lo mismo, conviene tal vez que nos apartemos, en esta oportunidad, de la apreciación de orden personal, para fijar, a grandes trazos, la trayectoria de su vida.

parte de Picasso. El regreso a la patria significó un acontecimiento capital en su existencia. Puesto nuevamente en presencia de una naturaleza, de un ambiente, que hubieran sido los suyos en los años de inconsciente formación de su infancia, Wifredo Lam tuvo algo como la revelación definitiva de sí mismo. Frutos de una nueva y rápida evolución, fueron sus grandes cuadros El presente eterno, Luz de arcilla, El rumor de la tierra y, sobre todo, La Jungla, permanentemente expuesta, desde entonces, en el Museo de Arte Moderno de Nueva York.

Wifredo Lam nació en 1902, en la riente ciudad de Sagua la Grande. En 1923, se hallaba en Europa, donde adquirió un tan sólido oficio, de base académica, que cuando lo conocí en Madrid, hacia el año 1933, era altamente estimado como retratista. Pero, junto con los encargos que le ayudaban a vivir, el artista se entregaba a la busca tenaz de su propia expresión, evolucionando hacia la pintura de fuerte acento personal que empezó a llamar la atención de los medios artísticos de París en vísperas de la Segunda Guerra Mundial. Cuando tuvo que abandonar el suelo de Francia, impelido por los acontecimientos, disfrutaba ya del favor de importantes galerías, y había sido objeto de públicos elogios por

Después de 1945, viajó y expuso sus obras en Haití –donde se encontrará nuevamente con Pierre Mabille y André Breton-, Londres, París, Checoeslovaquia, Béligca, Suecia, Perú y los Estados Unidos. Sus cuadros entraron a formar parte de colecciones particulares (como las de Pulitzer, Nelson Rockefeller, Guimbeli, Urvater, Roland Penrose, Jospeh Cantor, Helena Rubinstein…) y de museos tales como los de Nueva York, Baltimore, Londres, Grenoble, Santiago de Chile, Chicago, etc. Sus más importantes exposiciones personales, las realizó en la Galerie Pierre de París; Pearls Galleyr y Pierre Matisse, de Nueva York; Centre d´Art, de Puerto Príncipe;

Pag 10


Galerie Maegh, de París. Ha ilustrado varios libros de grandes poetas contemporáneos: Fata Morgana, de Breton; Cuaderno de regreso al país natal, de Aimé Cesaire; La Muralla de Ramillas, de René Char. Las principales revistas de arte de esta época han reproducido sus dibujos y cuadros. Y no sería aventurado afirmar –a base de una elocuente comparación de documentos- que su pintura ha comenzado a ejercer una influencia cierta sobre algunos artistas europeos. He aquí, pues, en breves trazos, cuál fue la carrera del eminente pintor que nos visita, cuyas obras pueden contemplarse, desde hoy, en los salones y galerías exteriores, del Museo de Bellas Artes de Caracas.

8 de mayo de 1955. Compilación y prólogo de ALEJANDRO CÁNOVAS PERÉZ (Especialista del Centro de Promoción Cultural Alejo Carpentier) Letra y solfa. Artes visuales. La Habana. Editorial Letras Cubanas. 1993. Págs. 139-140.

Pag 11


Rafael Patiño Goéz


Rafael Patiño Goéz

(1947- )

DANZA DE CARBUNCLO

Con conchillas y algas entono el himno de las manos que plantan un poema encima de mi sombra, vivo la perpetuidad que perturba el estanque del instante, moro en aldeas de delirio, voy hacia la saciedad quieta que me espera detrás de la palabra, soy el albergue donde fundo los colores de mi canción usada, a cada momento la alteridad cambia mi nombre por el tuyo.

*

Danza de carbunclo.

Medellín. 2014. Págs. 9, 11, 13, 15, 17, 21.

Por la montaña purpurina se desliza la pupila mientras la noche dobla su ropaje y la luna corta en estambres el agua que bebo. Nada impide que el corazón desboque. La embriaguez de doble filo sobre la cual el verso titila, se rompe en pequeños cascarones y renace desde el ápice de mi sombra.

*

Una sombra de lápiz afilado deja trazos de carbunclo en mis palabras desechas, aquí sobre esta piedra me he sentado eternamente, la lujuria azuzaba sus furiosos animales encima de mi carne, en el entrecruce de caminos donde bocas y muslos establecían su afán pude vislumbrar una senda menuda que conduce hacia tu mar y por allí hice virar la candela de mis huesos y de mis ansias y entre rastros de menta y alfabetos de flores el silencio se hizo amo de mi boca y ningún poema pudo desatar el perfume de la escritura sobre la brasa del verbo. ¿Qué precio he de pagar por estos murmullos que abren los candados y las cadenas para que mi corazón vuelva hasta la playa donde se afinque la dicha ya olvidada?

*

Acaricias el lomo de la noche y su hoz reluciente corta a ras la estepa del pensamiento mientras las huestes de palabras dan tumbos contra tu sien. Un poema es obsesión de muchos siglos,

Pag 13


parloteamos en grandes salones prometiendo una próxima visita pero la lengua untada de neón ya no dirá su última oración ante el espejo de lumbre.

*

Dijiste espejo y la mañana recortó pequeños fragmentos de noche que entre el viento curioso resplandecieron, dijiste locura y un turbante envolvió la pesadez de tus párpados, después callaste y los grandes acantilados de la embriaguez lanzaron sus cortinajes encima de la noche. Ya no fuimos más aquello que nunca seremos, la letra tatuada ahora pertenece a la legión de tus fantasmas.

*

Entre el rescoldo del sol un bosque es pretexto para hacernos invisibles. La infinita repetición es curvatura donde se engendran lo múltiple y lo distinto. Mañana es hoy y de mañana está hecho nuestro ayer. Toda grieta habita en la gruta de la pregunta por eso el iniciado no dice sino que practica. ¿Proseguimos nuestro camino ahora?.

*

El verano dejó alas de oro en el umbral de la luna, con gesto curioso, junto al caduceo aposentamos otros objetos que pertenecieron al afecto. En la terraza junto a la espuma de mar la noche escurrió su baba brillante y prorrumpimos en un vacío de letras y miradas. Nada se engendró después de esto, sólo una nada que dio vuelta a su rumbo de nada y en el vientre del silencio nos deslizamos al vacío del amor.

Pag 14



William S. Burroughs

& Allen Ginsberg


William S. Burroughs

(1914-1997)

&

Allen Ginsberg

(1926-1997)

CARTAS DE LA AYAHUASCA 25 de enero de 1953 Hotel Mulvo Regis, Bogotá

Las cartas de la ayahuasca.

Barcelona. Editorial Anagrama. 2006. Págs. 16-18.

Querido Al,

Bogotá está en una meseta rodeada de montañas. La hierba de la sabana es de color verde brillante, y aquí y allá se yerguen monolitos precolombinos de piedra negra entre la hierba. Una ciudad triste y sombría. Mi habitación de hotel es un cubículo sin ventanas (las ventanas son un lujo en Sudamérica), con paredes de contrachapado verde, y la cama me queda corta. Me pasé mucho tiempo sentado en esa cama, paralizado, de bajón. Luego salí a darme una vuelta. El aire frío y cortante, y me fui a tomarme una copa, dándole gracias a Dios por no haber llegado enfermo de jaco a esta ciudad. Me tomé unas copas y volví al hotel, donde un camarero feo y medio raro me sirvió una cena que me resultó indiferente. Al día siguiente fui a la universidad a recoger información sobre la ayahuasca. Todas las

ciencias están agrupadas en lo que llaman el Instituto. Un edificio de ladrillo rojo, pasillos polvorientos y despachos desprovistos de letreros, la mayoría de ellos cerrados con llave. Me abrí paso entre cajas y animales disecados y muestras botánicas. Todas esas cosas las andan moviendo continuamente de una sala para otra, sin ningún motivo aparente. De los despachos sale corriendo gente reclamando algún objeto del montón de basura del vestíbulo, para que se lo lleven otra vez a su despacho. Los bedeles están todos por ahí sentados encima de las cajas, fumando y saludando a todo el mundo, llamándole “doctor”. En una enorme sala polvorienta llena de muestras de plantas y de olor a formaldehido vi a un hombre buscando algo que no encontraba, con un aire de refinado fastidio. El tipo se percató de mi presencia. - ¿Qué habrán hecho con mis muestras de cacao? Era una especie nueva de cacao

Pag 17


silvestre. ¿Y qué hace este cóndor disecado en mi mesa? Tenía una cara enjuta y refinada, y llevaba gafas de montura de acero, una chaqueta de tweed y pantalones oscuros de franela. Boston y Harvard, sin ninguna duda. Se me presentó como el doctor Schindler. Estaba relacionado con la Comisión de Agricultura de los Estados Unidos. Le

pregunté por la ayahuasca.

- Ah, sí -me dijo-. Aquí tenemos muestras. Luego, mientras echaba un último vistazo buscando sus plantas de cacao, añadió: Venga conmigo y se las enseño. Me enseñó una muestra seca de ayahuasca, que tenía pinta de ser una planta muy poco distinguida. Me dijo que sí, que él la había tomado.

viaje a la jungla necesitas medicinas: el antídoto contra las mordeduras de serpiente, la penicilina, el ,enterovioformo y la cloroquina son indispensables. Y luego una hamaca, una manta y un saco encauchado que llaman tula, para llevar tus cosas. Bogotá está muy alta, y es fría y lluviosa; un frío húmedo que se te mete dentro como la destemplanza interior de la abstinencia. En Bogotá, más que en cualquier otra ciudad que haya visto en Latinoamérica, sientes el peso muerto de España, sombrío y opresivo. Todo lo oficial lleva el sello “Made in Spain”. Tuyo, William Traducción de ROGER WOLFE.

- Vi colores, pero no tuve visiones. Me dijo exactamente lo que iba a necesitar para el viaje, y adónde ir y con quién ponerme en contacto. Le pregunté por el asunto de la telepatía. - Eso, por supuesto imaginaciones –me dijo.

son

Me comentó que, de todas las zonas en las que podría encontrar ayahuasca, el Putumayo probablemente fuera la de más fácil acceso. Me tomé unos días para preparar mis cosas y tomarle el pulso a la capital. Para un

Pag 18


Bertolt Brecht


Bertolt Brecht

(1898-1956)

El compromiso en literatura y arte.

Barcelona. Ediciones Península. 1984. Págs. 192-193.

LOS CABALLOS AZULES Me gustan los caballos azules de [Franz Marc], los cuales han levantado más polvareda que los caballos de Aquiles. Y me fastidia que se grite a los pintores que no deberían pintar los caballos azules; no veo en ello ningún crimen, la sociedad soportará esta ligera deformación de la realidad. Incluso, decimos nosotros, en caso de necesidad, para no disgustar a los pintores nuestros biólogos podrían ensayar de cultivar pieles de caballos azules, en pequeña escala naturalmente, si no lleva demasiado tiempo. Sin embargo, me molestan también algunas afirmaciones de parte de los defensores [de Marc]. Puesto que dudo seriamente de que, mediante

una educación artística, se puede llegar a convertir a los obreros en partidarios de los caballos azules, y aún pongo más en duda sí una educación así sería deseable. Puesto que se trata de personas de una clase cuya relación con el medio ambiente es muy distinta a la de [Marc] o mía, gentes que, si de caballos se trata, por lo común tienen que almohazar a estos animales, enjaezarlos, conducirlos, herrarlos, matarlos. No tienen, como nosotros, simples impresiones de caballos. Las huellas en la arena pueden ser muy sugestivas para el caminante fortuito y ocioso, pero el zapatero quizá no le satisfagan tantos. Para no preferir huellas en yeso, tendría primero que librarse de toda suerte de deseos de exactitud que diariamente experimenta. Edición preparada por WERNER HECHT. Traducción de J. FONCUBERTA.

Pag 20


Jorge Luis Borges


Jorge Luis Borges

(1899-1986)

México. Fondo de Cultura Económica. 1981. Pág. 351.

Ficcionario. Jorge Luis Borges. Una antología de sus textos.

BORGES Y YO

Al otro, a Borges, es a quien le ocurren las cosas. Yo camino por Buenos Aires y me demoro ya mecánicamente, para mirar el arco de un zaguán y la puerta cancel; de Borges tengo noticias por el correo y veo su nombre en una terna de profesores o en un diccionario biográfico. Me gustan los relojes de arena, los mapas, la tipografía del siglo XVIII, las etimologías, el sabor del café y la prosa de Stevenson; el otro comparte esas preferencias, pero de un modo vanidoso que las convierte en atributos de un actor. Sería exagerado afirmar que nuestra relación es hostil; yo vivo, yo me dejo vivir, para que Borges pueda tramar su literatura y esa literatura me justifica. Nada me cuesta confesar que ha logrado ciertas páginas válidas, pero esas páginas no me pueden salvar, quizá porque lo bueno ya no es de nadie, ni siquiera del otro, sino del lenguaje o la tradición. Por lo demás, yo

estoy destinado a perderme, definitivamente, y sólo algún instante de mí podrá sobrevivir en el otro. Poco a poco voy cediéndole todo, aunque me consta su perversa costumbre de falsea y magnificar. Spinoza entendió que todas las ocas quieren perseverar en su ser; la piedra eternamente quiere ser piedra y el tigre un tigre. Yo he de quedar en Borges, no en mí (si es que alguien soy), pero me reconozco menos en sus libros que en muchos otros o que en el laborioso rasgueo de una guitarra. Hace años yo traté de librarme de él y pasé de las mitologías del arrabal a los juegos con el tiempo y con lo infinito, pero esos juegos son de Borges ahora y tendré que idear otras cosas. Así mi vida es una fuga y todo lo pierdo y todo es del olvido, o del otro. No sé cual de los dos escribe esta página. Edición, introducción, prólogos y notas por EMIR RODRÍGUEZ

Pag 20


Guillaume Apollinaire


Guillaume Apollinaire

(1880-1918)

LA SERVILLETA DE LOS POETAS

Situado en los límites de la vida y en los confines del arte, Justin Prérogue era pintor. Vivía con su amiga y algunos poetas iban a visitarlo. Se quedaban por turno, a comer en el atelier, en cuyo techo el destino colocaba a guisa de estrellas algunas chinches.

El Heresiarca y Cia.

Barcelona. Edicomunicación. 1997. Págs. 147-150.

Eran en total cuatro convidados que jamás se encontraban en la misma mesa. David Picard, de Sancerre, descendiente de una familia judía cristianizada de l as que abundan en la ciudad. Léonard Delaisse, tuberculoso, que expectoraba su vida de inspirado con unas muecas que hacían morir de risa. Georges Ostréole, de ojos inquietos, que meditaba, como otrora Hércules, entre las entidades de la encrucijada; y Jaiem Saint-Félix, que era quien sabía más historias. Su cabeza podía girar sobre los hombros, como si su cuello estuviese atornillado al tronco. Los versos admirables.

de

todos

eran

Las comidas no terminaban nunca y la misma servilleta servía por turno a los cuatro poetas, aunque ellos no lo supieran. Poco a poco, esta servilleta fue ensuciándose. Por ahí tenía una

mancha de huevo junto a un trozo de espinaca; redondeles de bocas tintas en vino y cinco huellas grisáceas dejadas por los dedos de u na mano; una espina de pescado atravesaba la trama del tejido como una lanza; un grano de arroz seco pegado a un ángulo, y las cenizas de los cigarrillos ensombrecían unas partes más que otras. - David; aquí tiene su servilleta –decía la amiga de Justin Prérogue. - Será necesario pensar en comprar otras servilletas – agregaba Justin Prérogue-. Anótalo para cuando tengamos dinero. - Su servilleta está sucia. David –decía la amiga de Justin Prérogue-; la próxima vez se la cambiaré, porque la lavandera no ha venido esta semana. - Léonard, tome usted su servilleta – decía la amiga de Justin Prérogue-. Puede usted escupir en la caja del carbón. ¡Qué sucia está su servilleta! Se la cambiaré cuando la lavandera me traiga la ropa. - Léonard; será conveniente que haga tu retrato representándose en trance de escupir –decía Justin Prérogue-; hasta me están entrando ganas de hacerte una escultura en pose.

Pag 22


*

- Georges; me avergüenza tener que darle siempre la misma servilleta –decía la amiga de Justin Prérogue-; no me explico qué hace mi lavandera que no me trae la ropa blanca. - Empecemos a comer –proponía Justin Prérogue. - Jaime Saint-Félix, me veo obligada a darle otra vez la misma servilleta. No tengo otra hoy –decía la amiga de Justin Prérogue. El pintor había girar la cabeza del poeta durante la comida, oyendo toda clase de historias. Y así pasaban

las

estaciones.

Los poetas usaban por turno la misma servilleta y sus poemas eran admirables. Léonard Delaisse escupía su vida con más comicidad que nunca, y también David Picard comenzó a escupir. La servilleta venenosa contaminó sucesivamente a David, a Georges Ostréole y a Jaime Saint-Félix; pero ellos no lo sabían. A semejanza de un inmundo pingajo de hospital, la servilleta se manchó con la sangre que subía a los labios de los cuatro poetas; y las comidas se sucedían. A comienzos del otoño, Léonard Delaisse escupió el resto de su vida. En diferentes hospitales, convulsionados por la tos como las mujeres por la voluptuosidad, los otros tres poetas murieron con

pocos días de intervalo. Y los cuatro dejaron poemas tan hermosos que parecían encantados. No se achacó la muerte a la alimentación sino al hambre canina y a las vigilias líricas. Porque, ¿es acaso admisible que una simple servilleta pueda matar en tan poco tiempo a cuatro incomparables poetas? Muertos los contertulios, la servilleta se tornó inútil. La amiga de Justin Prérogue se resolvió hacerla lavar y al desplegarla entre sus manos, pensó: “Está verdaderamente sucia y ya comienza a oler mal”. Ante la servilleta desplegada, la amiga de Justin Prérogue lanzó un grito de asombro y llamó a su amigo: - ¡Sí; es un milagro de verás! –exclamó él maravillado-. Esta servilleta que tú exhibes con complacencia, presenta, gracias a la suciedad coagulada y a los diversos colores, los rasgos de nuestro difunto amigo David Picard. - ¿No es verdad? –murmuró la amiga de Justin Prérogue. Silenciosamente, los dos contemplaron unos momentos la imagen milagrosa, y luego hicieron girar con suavidad la servilleta. De pronto palidecieron, al ver aparecer el espantoso y ridículo espectro de Léonard Delaisse, esforzándose en escupir. Los cuatro ángulos servilleta operaban el

de la mismo

Pag 23


prodigio. Justin Prérogue y su amiga vieron al indeciso Georges Ostréole y a Jaime Saint-Félix en trance de contar unas historias. -Deja esa servilleta bruscamente Justin

–exclamó Prérogue.

El lienzo cayó q uedando abierto en el piso. Justin Prérogue y su amiga giraron en derredor como giran los astros en torno al sol, esta Santa Verónica, con su cuádruple mirar, los impulsaba a huir hacia el límite del arte, a los confines de la vida. Traducción LAURENT.

y notas: ALBERTO

Pag 24


Georges Duhamel


Georges Duhamel

(1884-1966)

La noche de San Juan.

Barcelona. José Janés Editor. 1957. Págs. 483-486.

PREÁMBULO Por Laurent Pasquier

Todavía estaba en el ejército, cuando, en diciembre de 1918, la señora Weill me escribió una carta tristísima acerca de los papeles personales de su hijo, mi amigo Justin. La señora Weill acababa entonces de ordenar dichos papeles. “He encontrado, mi querido Laurent, decía, muchas cosas que le conciernen a usted y a los suyos. Creo darle una gran prueba de afecto ofreciéndole algunos de estos valiosos recuerdos. Aparte de la correspondencia, existen cuatro o cinco gruesos cuadernos que Justin redactó en el frente, de 1916 a 1918, y durante sus meses de hospital. Ignoro si mi hijo los destinaba al público, y es muy poco probable: estos cuadernos conciernen a personas vivas en su mayoría y los nombres figuran, en todas partes, con todas sus letras. Una cosa, entre otras, me asombra: Justin habla de él mismo en tercera persona y se pone en escena con mucha objetividad. No se trata, pues, de una especie de diario íntimo. Justin redactaba un diario así. Lo poseo y lo he leído. Los cuadernos en cuestión representan, pues, a mis ojos, un ensayo novelesco. Justin, como usted sabe, Laurent, no cesó nunca de cultivar la poesía: pero en los últimos años trataba de saciar su gusto por la poesía escribiendo novelas. Al menos, así se

expresaba cuando quería hacerme confidencias. Le envío estos cuadernos, querido Laurent. No puedo dárselos. Le hago partícipe de ellos de todo corazón. Deseo que su lectura despierte en usted hermosos y tiernos recuerdos. Me los devolverá más tarde, cuando ya se haya saciado de ellos.” Estos cuadernos, pues, los encontré en mi casa, durante el armisticio, en 1919, cuando pude volver a París. Es superfluo decir que los he leído con extrema afición, a trozos, con mucho interés siempre. Es, en efecto, no una novela, sino el material para una serie de novelas. Justin pensaba, sin duda, emplear ese material, pero no pudo hacerlo. ¡Ah! en estas páginas ardientes, escritas en su mayor parte bajo el fuego del enemigo, acosado por la verdad, no parte bajo el fuego del enemigo, acosado por la verdad, no ha pensado, ni un solo instante, en reagrupar los trazos, en cambiar los nombres propios, en reconstruir los acontecimientos, en entregarse, en fin, a la verdadera labor del novelista. Sin duda reservaba para más adelante está necesaria intervención de lo artificioso. He soñado largamente estas páginas y, al

sobre cabo,

Pag 26


reflexionándolo bien, he copiado en mis memorias personales un fragmento considerable de ellas. Puede que algún día transcriba o utilice el resto. La cosa todavía está suspenso en mí espíritu. El fragmento que he introducido en mi propio trabajo sirve naturalmente a mis proyectos. La narración de Justin concierne a una época de mi vida sobre la que sabía muy bien que me sería muy difícil expresarme libremente; me refiero a ciertos acontecimientos del año 1905. La colaboración de Justin, que fue el mejor amigo de mi juventud, llega a tiempo de aliviarme. Tengo motivos para creer que estos cuadernos, redactados a vuela pluma, jamás habían sido releídos. Me guardaré muy bien de decir que los he corregido. No. He creído oportuno ordenarlos algo, revisar un poco el texto, hacer, en suma, lo que Justin no hubiera dejado de hacer llegado el momento. En varios pasajes, Justin, hablando de sí mismo, escribe muy seriamente: “el historiador…”. Esta palabra no me ha hecho sonreír. Creo que el novelista es el historiador del presente, así como el historiador es el novelista del pasado. Según acostumbro, he dividido el relato en capítulos, lo que me permite avanzar y retroceder. Insisto sobre un punto: Justin compuso este relato entre 1916 y 1918. No sabía, a la sazón, sobre los personajes que aparecen en escena, muchas cosas que acerca de ellos sabemos hoy nosotros, los supervivientes. Al hablar de sí mismo en tercera persona, Justin Weill debió de querer evitar la temible servidumbre que se fijan al odioso yo. No me atrevo a afirmar

que lo haya logrado. Percibo a menudo el timbre de su voz, y adivino su reserva, incluso en el giro impersonal. Me abstengo de juzgar sobre la imagen que da de mí. ¿Diré, todo lo más, que es obra de la amistad? Los rasgos son ingenuos y puros, bastante borroso, en suma. No siempre me reconozco. Trascribiendo estas páginas, me he preguntado cien veces si Justin había representado realmente el papel de “conductor del juego” que parece atribuirse a lo largo de toda la obra. Reflexionando, pesándolo todo, línea tras línea, no descubro errores. Lo que, en última instancia, podría parecer, no arbitrario, sino susceptible de discusión, es lo que Justin refiere de mí, y es en nuestras conversaciones donde encontró la substancia. Justin conoció bien a Laure. Seguramente fue de ella de quien recibió ciertas confidencias. Esta historia, si jamás llegará a publicarse, arrojaría alguna luz sobre el destino de Renaud Censier, que fue mi amical maestro y que murió en Seúl, Corea, a fines del año 1906. Por mucho que Justin se esforzara, al continuar nuestra vida, en no hablar más que en raras ocasiones de Renaud, he sabido que, después de los acontecimientos referidos en ese relato, Justin había sostenido con Censier una correspondencia regular. Si barrunté algo sobre dicha correspondencia, lo repito, no se me comunicó nunca. Justin jamás me mostró las cartas de Censier. Igualmente he sabido que, por mediación de Renaud Censier, Justin había iniciado relaciones personales con el reverendo Guillaume C.

Pag 27


También se dijo, hacia el año 1908, que Justin iba a convertirse, cosa que, estoy seguro de ello, no se le pasó siquiera por las mientes. He sabido, en fin, como todo el mundo, que, llegado al Japón después de un viaje bastante largo, en septiembre de 1905, es decir, cuando la firma del tratado de paz, Renaud Censier había intentado fundar un instituto científico en Seúl para el estudio de las epidemias que devastaban entonces Corea. Renaud Censier acababa entonces de interesar en sus planes al marqués Ito, gobernador del país, cuando contrajo él mismo una infección mortal. Al menos, tal es la leyenda. Prefiero no pensar que podría no ser verdadera.

Traducción RABINAD.

de

ANTONIO

Pag 28



Hugo Ball


Hugo Ball

(1886-1927)

SOBRE LOS PRINCIPIOS DE UN PARTIDO INTELECTUAL: LIBERTAD Y SANTIFICACIÓN.

Dedicado a los líderes revolución Moral:

de

la

Debemos dedicar una gran atención al nuevo movimiento del mundo actual. Las antiguas valuaciones ya no sirven, porque son como una espuma vacía, como dijo una vez el profeta.

Critica a la inteligencia alemana.

Salamanca. Capitán Swing Libros. 2011. Págs. 31-32.

THOMAS MÜNTZER (1525) Si se quiere, el sentido de este libro es el de extender sistemáticamente la cuestión de culpabilidad elevada durante los cuatro años de guerra contra los gobiernos de las potencias centrales, sobre la ideología de las clases y castas que hicieron posible y apuntalaron estos gobiernos. La idea alemana del Estado ha destruido los pensamientos alemanes. En este libro, pues, me dirijo contra la idea alemana del Estado. Para demostrar todo su poder y tradición opuestas al pueblo, tuve que desarrollarla históricamente, presentando puntos de vista para la crítica de sus más importantes representantes. Desde el otoño de 1914 me interesé profundamente por la cuestión de los motivo de nuestro aislamiento. Me esforcé por encontrar los principios con los que lo alemán se había opuesto a todo el mundo.

Es posible que mis esfuerzos por descubrir hasta los últimos y más misteriosos rincones de este aislamiento pueden llegar hasta lo duro y lo amargo; por otra parte, deseaba escribir un panfleto sobre el particular. Estoy plenamente convencido de que el derrocamiento de la caprichosa soberanía prusiano-alemana, como postuló el presidente Wilson en su famoso discurso de Mount Vernon, no será suficiente para proteger el mundo contra un no muy lejano atentado alemán –que no tiene por qué estar compuesto necesariamente pro acciones de guerra-. Para la Sociedad de Naciones es de la máxima importancia tener continuamente presente la fuerza histórica de la fracasada intriga alemana, así como el agotamiento moral de un pueblo que ha padecido durante mil años la más terrible de las teocracias, si es que la Sociedad de Naciones pretende conseguir y garantizar la reconciliación y la paz. Para hacer salir al exterior la forma del pensamiento alemán en todo su relieve, intenté presentar la imagen contraria que no podía ser otra que una consecuente imagen cristiana como existe en la conciencia de los dirigentes espirituales europeos que desde hace un siglo se esfuerzan por conseguir un renacimiento

Pag 31


universal. Y como considero que el despotismo religioso es la tumba del pensamiento alemán, intenté fundamentar el nuevo ideal fuera del Estado y de la Iglesia histórica, en una nueva Internacional de la inteligencia religiosa. Lo característico de la libertad es que es tan imposible de materializar como lo es Dios. No hay ningún Dios más que en la libertad, al igual que no hay libertad más que en Dios. Berna, 24 de diciembre de 1918 Presentación de HERMAN HESSE Introducción de GERMÁN CANO De

la

traducción:

EDHASA

Pag 32


James Joyce


James Joyce

(1882-1941)

Escritos críticos.

Madrid. Alianza Editorial. 1975. Págs. 139-140.

LA EDUCACIÓN SEGÚN Sin embargo, su teoría de la educación no carece de interés, y ARISTÓTELES (1)

Esta obra está formada por una compilación de los tres primeros libros sobre de la Ética, y del libro décimo, con algunos extractos de la Política. Desgraciadamente, la compilación no constituye un tratado completo sobre la educación, ni tampoco es una obra exhaustiva. Tanto los admiradores como los detractores de Aristóteles coinciden en considerar la Ética como la parte más floja de la filosofía peripatética. El moderno concepto de Aristóteles en cuanto a biólogo (2) –concepto popular entre los defensores de la “ciencia2es probablemente menos cierto que la antigua idea de que Aristóteles se tenía en cuanto a metafísico; y no cabe duda de que Aristóteles alcanza la plenitud en las más altas aplicaciones de su estricto método.

1 2

aparece subordinada a su teoría del estado. Parece que el individualismo no era fácilmente aceptado por la mentalidad griega, y Aristóteles, al formular su teoría de la educación encaminarla hacia la formación de hombres para el estado, antes que buscar la solución última y absoluta a cuestiones de mayor interés. En consecuencia, este libro difícilmente podrá considerarse una aportación valiosa a la literatura filosófica, pese a quetiene valor de actualidad, vistos los recientes acontecimientos de Francia (3) y en estos días en que los especialistas en las ciencias y su cohorte de materialistas intentan desprestigiar a la filosofía, es muy útil prestar atención a quien, con toda justicia, ha sido llamado “maestro di color che sanno” (4).

Crítica de Aristotle on Education, de John Burnet, publicada en el Daily Express de Dublín, el 3 de septiembre de 1903. La crítica se publicó sin título. Joyce dirige estas palabras al propio Burnet, que califica por dos veces a Aristóteles de ser “primero y principalmente un biólogo” (págs. 2 y 129).

3 Esta

apreciación no es de Joyce, sino de Burnet (pág. 106): “La cuestión que Aristóteles plantea aquí es la misma que actualmente divide a los franceses. El gobierno francés se

Pag 29


3 opone precisamente a la enseñanza a cargo de las órdenes religiosas, por considerar que no fomenta el “espíritu republicano” en los alumnos, por considerar que no es, dicho sea en frase aristotélica, una educación acorde con la constitución”. Burnet se refería a los intentos de secularizar la educación en Francia, efectuados por Emile Combes.

4 La descripción de Aristóteles efectuada por el Dante el cuarto

canto del Inferno vuelve a ser utilizada por Joyce al principio del episodio de Proteo, en el Ulysses, donde Stephen Dedalus se enfrenta con los problemas planteados por Aristóteles en De Anima. Tal como se desprende de esta crítica, Joyce estaba más interesado en la metafísica y la estética de Aristóteles que en su consideración del hombre en cuanto animal político.

1903.

Introducción y selección de ELLSWORTH MASON y RICHARD ELLMANN

Pag 30


Le贸n Chestov


León Chestov

(1866-1938) XVIII (Fragmento)

Buenos Aires. Editorial Suramericana. 1965. Págs. 248-249.

Kierkegaard y la filosofía existencial (Vox clamantis in deserto).

LA DESESPERACIÓN Y LA NADA

Aun lo que humanamente hablando es lo más bello y adorable –una feminidad toda juventud, plena armonía, alegría y paz-, aun esto sigue siendo desesperación. KIERKEGAARD (...) Hay que creer que esta angustia que Kierkegaard atribuye al primer hombre era la angustia ante la posibilidad de encontrarse privado de la tutela de la razón. Y la serpiente se aprovechó de esta angustia para incitarle a gustar de los frutos del árbol de la ciencia. Sería, sin duda, más exacto y más conforme a la Biblia decir que esta angustia fue sugerida al hombre por el seductor y que de la angustia nació el pecado. La segunda tesis de Kierkegaard –la de que esta angustia fue la angustia de la Nada- es una de las intuiciones más profundas que ha habido sobre el misterio de la caída; el tentador sólo tenía la Nada pura, esa Nada de la que Dios extrajo, por medio de un acto creador, el universo y el hombre, pero que sin intervención de Dios no habría podido surgir de los límites de su existencia y no habría poseído ninguna significación dentro del ser. Pero si la omnipotencia divina podía crear el mundo de la Nada, la limitación del hombre y la angustia que le sugirió la

serpiente transformaron, en cambio, la Nada en una fuerza desmesurada, destructora, aniquiladora. La Nada se reveló como un misterioso Proteo. Ante nuestra mirada se transformó primeramente en Necesidad, luego en Ética, finalmente en Eternidad, y logró con ello encadenar no sólo al hombre, sino también al Creador. Y es imposible luchar contra ella con los medios ordinarios. Nada influye sobre ella; se oculta bajo su no existencia cada vez que siente aproximarse un peligro. Desde nuestro punto de vista, Dios tiene aún más dificultades para luchar contra ella que el hombre. Dios desdeña toda coacción; la Nada no desdeña nada, se mantiene únicamente gracias a la coacción, y su extraña existencia, sumida en la vaciedad de sí misma, no puede realizar más que la coacción. La Nada se ha apropiado (lo repito una vez más: sin tener el menor deseo de ello) del predicado del ser como si ese predicado le hubiese pertenecido siempre. ¿Y no disponía la razón que, por sus funciones, hubiese tenido que oponerse a tal usurpación, del principio de contradicción (el más inmutable de los principios, como dice Aristóteles) y del no menos poderoso principio de la razón suficiente? La razón se calló, pues no se atrevía a moverse o no

Pag 32


poseía la fuerza suficiente para moverse. La Nada lo ha hechizado todo y nos ha embrujado a todos: se diría inclusive que el mundo ha quedado adormecido, y hasta que ha muerto. La Nada se transforma en Algo, el Algo está de parte a parte traspasado por la Nada. En cuanto a la razón, a nuestra razón humana, que nos enseña a considerar como lo mejor que poseemos (pars meliora nostra), como lo que nos hace semejantes a Dios, siguió tranquilamente y con indiferencia los acontecimientos y se pasó enseguida, automáticamente, al lado de la Nada, tas la victoria de ésta (pues todo lo que es real es racional). Y así sigue montando la guardia junto a sus conquistas. (…)

Traducción de JOSÉ FERRATER MORA Kierkegaard y la filosofía existencial (Vox clamantis in deserto). Buenos Aires. Editorial Suramericana. 1965. Págs. 248-249.

Pag 33


Karl Jaspers


Karl Jaspers

(1883-1969)

Autobiografía filosófica.

Buenos Aires. Editorial Sur. 1964.Pág. 7.

AUTOBIOGRAFÍA FILÓSOFICA

El profesor Schilpp me solicitó que relatara cuáles fueron las circunstancias de mi vida que me hicieron tomar el camino del filosofar, en busca de qué lo he recorrido y cuál ha sido el proceso subyacente a la composición de mis escritos. Tarea procedente me pareció ésa para un hombre viejo, por lo menos. Pues la filosofía, como obra espiritual, en sus rasgos y sus motivaciones está, después de todo, determinada por las peripecias de una vida. Lo está aun en el caso de una vida que, como la mía, ha sido simple y discreta; que no encierra nada que sea de interés general o, en todo caso, solamente tiene el interés que toda vida humana puede tener para seres humanos. Aun cuando en la realidad de la vida no hay nada que no guarde

relación con la filosofía, me circunscribo a lo que cobró significación para mis escritos, yaun dentro del campo así delimitado hago una selección. Así, pues, sólo trato de unas pocas de las vivencias que gravitaron o hallaron eco en mis escritos. Y no hablo de las personas a quienes debo mucho porque en la amistad con ellas se me reveló su íntimo ser, sino únicamente de aquellas cuyo pensamiento influyó por modo inmediato en mi labor. Tampoco doy una exposición global de las ideas expresadas en mis escritos, ni menos su fundamentación. Sólo en parte las consigno; y no trato de ellas en forma sistemática. Son interpretadas como reacciones a situaciones existenciales, mas con el propósito de destacar su sentido universal. Traducción

de

Pablo

Simón.

Pag 35



No 5

-Li - y bros-Lecturas


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.