Li - y brosLec turas _y Poetas PoesĂa
E - di -
torial Especial Poetas y Poesía
Coordinador:
Óscar Jairo González Hernández.
Diseño y graficación: Karen J Crespo E.
Ilustración Portada: Mathew Borrett.
Medellín- Colombia Julio de 2015
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_ Poe _ y _ tas
poesía
Preguntas:
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¿Qué es para usted ser poeta y cómo y desde dónde lo lleva a su mayor momento de realización y realidad?. ¿Cómo y por qué siente y sabe usted que la poesía es necesaria y esencial, para el desarrollo de la formación del ser humano y sí le da sentido o no a su existencia?. ¿En su técnica o método de creación poética, que intervención tienen y qué poder le da y le concede a la intuición y a las sensaciones?. ¿Podría indicarnos tres principios básicos y nodales que cubren y poseen su poética y como los involucra en su poesía e indicarnos el por qué?. ¿Cómo y desde dónde median y se incrustan en su poesía, las relaciones con el misterio de la naturaleza o no y por qué?.
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Gustavo Adolfo GarcĂŠs
Gustavo Adolfo Garcés
(1957 - )
“ESCRIBO CON CIERTO ESTUPOR, UN TANTO A CIEGAS…”
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Por decir la rosa, sangro y fracaso con esmero. Para que cantes, muchacha, toco la cítara. Tu voz mitiga la ruina de la casa, y trae de nuevo los sueños y el convite; por ella hemos esperado tanto tiempo a la puerta. ¿Qué hace el poema con un penacho de plumas? Con él nunca se sabe, nada es del todo lógico, las plumas no se caen de su peso. Escribo con cierto estupor, un poco a ciegas, cavilo de la primera a la última palabra, de uno a otro silencio; defiendo la extrañeza. Hay noches en que uno descubre la escalera, la puerta y la cerradura, pero la habitación sigue siendo secreta.
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Juan Diego Tamayo
Juan Diego Tamayo
(1968 - )
“INTUICIÓN Y SENSACIÓN SE ENCUENTRAN SIEMPRE”.
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No sé si soy poeta. Indago una realidad y lo hago a partir de la observación y meditación. Lo hago a cada momento. Después escribo. Me demoro mucho para escribir. En tano, miro el ruido o escucho las nubes. Necesaria será siempre la poesía. Es el acto de memoria más importante y Único que ha tenido la humanidad. Es esencial porque renueva las vías de la palabra; porque en ella nos reconocemos, pues somos seres de palabras y de juegos del lenguaje. El espíritu busca esos juegos, esas redimensiones del sentido. El mundo es en lo que estamos sumergidos, pero, en palabras del poeta ese mundo cobra un sentido nuevo: las palabras renuevan el mundo. La técnica en el reconocimiento de las variantes del lenguaje. El método, el camino a seguir, sus pausas y miradas; sus ires y venires… Intuición y sensación se encuentran siempre: intuición de la
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palabra de la atmósfera; sensación de la palabra en su tempo justo. Puede ser también a la inversa. No tengo principios en la poesía; tampoco sé si tengo finales. No tengo principios rigurosos. ¿Qué son los principios en poesía? ¿Poéticas? Mucho menos… o al menos no las he definido. Mi escritura está ligada a la naturaleza. Desde los orígenes me hablan los árboles, el paisaje, las aguas me dicen todo así no las entienda. La naturaleza me habla. Soy naturaleza: esta noche crecerá. Definitivo, en geranio en mi intuición.
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Juan Mares Poteas
Juan Mares Poteas
(1951 - )
“SER POETA CONCIENCIA
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ES TENER HOLÍSTICA…”
Ser poeta como oficio puede ser la desventura de quien aspira con ello a resolver las necesidades del cuerpo. Ser poeta como un acto de conciencia, tomada a partir de requerimientos espirituales que lo conlleven a compartir la sensibilidad por los demás congéneres, en situación de crisis, es un acto de fe en los otros sin hacer preguntas. Ser poeta como acto evocativo del dolor y de la alegría desde una vocación ante el horror de la belleza y la contemplación singular de los seres y fenómenos adversos o grotescos, es poseer el equilibrio al borde los precipicios. Ser poeta es buscar entre la maraña humana un poco de armonía entre lo que se ha sido, lo que se es y lo que se desea ser: sin esperar nada a cambio, ni dar espacio para la queja inútil, pues cada quién carga su fardo de prejuicios y si tengo los míos ¿cómo incriminar a quien tiene los propios? Ser poeta es tener conciencia holística frente a los seres y la naturaleza toda. Hay poetas para moler prejuicios y los hay para rumiarlos. A mí me gusta el trapiche.
Sin duda, mi mayor maravillamiento frente al poema se da cuando descubro, de niño, a los ocho años, mi necesidad por descifrar algunos misterios de la vida y mi encuentro con la nada. Luego, mi encuentro con la poesía se da cuando entro a imaginar un matojo de hierba en algún lugar de la luna. Es cuando toda la naturaleza de la tierra me hace vibrar de sonoridades en el alma por medio de las funciones eléctricas de mis neuronas. Cuando me siento al borde del vértigo, sin algo de qué asirme, es entonces, cuando me agarro de las palabras (cuando el pensar es un volcán). Sin dudas, un hito de mi poética escrita se da cuando construyo Poteas y Pirontes, allí hay, si se quiere, todo un trazado ideológico de los asuntos de pertinencia, que aún gravitan, en mi sistema neuronal. Otro momento en el que planto otro hito es Ritmos del Equilibrista, siempre tratando de moler prejuicios.
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El poema como tal “…es una crónica del alma”, es decir, un poco de historia, cronología del sentimiento con presentimientos incluidos, eso que se da en llamar intuición, lo que ve la piel cuando se eriza, lo que el ojo no ve cuando se agita, lo que el oído percibe en las distancias, lo que al olfato le falta si la carencia, lo que la lengua busca entre las oquedades de la fruta misteriosa o la palabra que dice tu existencia. La técnica o método no es más que una necesidad de comunicación con los otros por lo otro, desde un algotro que está dentro de uno; llámelo demiurgo, meñurgo o coñurgo. Las sensaciones son percepciones intuitivas como humus de experiencias anteriores, un poco de los albores a que te despierta el canto de los pájaros en el campo o el pito de los carros en las ciudades. Tenemos que se requiere un contexto espacial con su respectiva atmósfera y un tiempo climático que revolucione tus vasos sanguíneos y ya no es necesario ningún estimulante para dejar rodar una lágrima por el despeñadero de tu mentón: piedra líquida que rompe silencios. El primer impulso es percibir ese algo para comunicar dándole
identidad sincera al manejo e las palabras que seutilizan, luego mostrar a manera de investigación, entre amigos y no tan amigos, para corregir: agregar o suprimir palabras, conceptos mal elaborados, o agregar una pilatuna aquí y otra allá para quitarle corbata al discurso y hacerlo menos circunspecto; pues la poética es también lúdica con su toque de embrujamiento, de chamanismo, de mago que saca sapos de colores de la bocina de un trombón. Otro aspecto es el de cantarle a la naturaleza desde los filones que se abandonaron en la infancia: mostrar los ardores de incendio que se dan en la ortiga y la humedad fragante del cordoncillo de anís cuando te calienta las entrañas, en la mañana. Mostrar el campo que me tocó vivir desde la sonrisa de la flor de una cocorilla hasta la trompa de tronco viejo de un caimán hambriento cuando ya se han ido las garzas. Un tercer motivo es el de los prejuicios y discordias entre los hombres, la falta de solidaridad. ¿Cómo conjurar el Caín que se lleva adentro? Soñar y construir paz desde las palabras: es claro que desde estas, como condición semiológica se trepana el cerebro del otro para provocarlo, cuando no por las vías de hecho dejando un rastro de ausencias con la única alternativa de la venganza: con esta todos perdemos conciencia, cuerpo y alma (alma corazón y sombrero como diría un poeta). La vida como condición milagrosa del universo, hasta tanto no se demuestre lo contrario.
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Hablar de la naturaleza desde el sentido geocéntrico, tanto como hacerlo desde el antropocentrismo es no considerar que las galaxias son parte de este entorno natural que circulan dentro de nuestra propia Laniaquea. Es claro que somos materia con conciencia de universo. Alguien lo dijo alguna vez, ya somos el homo abscóndito, el que explora entre las oquedades del espacio que no del tiempo pues este es proporcional a la fuerza giratoria de cualquier cuerpo celeste navegando en el infinito. Pero somos la única especie que se elimina así misma y por lo tanto no tiene consideración de sus congéneres y de las demás especies. El más de millón y medio de habitantes del planeta que muere a diario en solo accidentes de moto no compensa la explosión demográfica, las guerras y guerritas hacen acelerar la necesidad existencial de quintuplicarse a granel y al por mayor: estas no controlan la explosión demográfica, la quintuplican.
Eduardo G贸mez
Eduardo Gómez
(1932 - )
“LAS SENSACIONES CONSTITUYEN SIEMPRE LA OBLIGADA SITUACIÓN PRIMIGENIA DE TODA VIVENCIA…”
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No se llega a ser poeta por una elección consciente, sino que a partir de los conflictos y relaciones complejas de una infancia singular, resulta una sensibilidad contemplativa e intensa, la cual se prolonga, con las modificaciones del caso, hasta la adultez, sin dejar de establecer una continuidad (que se enriquece paulatinamente) con la capacidad de jugar y de representar situaciones significativas, provenientes de la infancia, a diferencia de como sucede en el caso del hombre práctico, que reniega de ellas aunque sin poderlas destruir del todo. Por el contrario, el sujeto de sensibilidad artística profundiza y torna trascendente esa sensibilidad ingenua que se inició en la infancia, debido a que logra preservarse de las presiones y tentaciones que emanan de un sistema en el que priman intereses bastardos que instrumentalizan y manipulan la relación con los otros.
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Es entonces, cuando se llega a una cierta realización plena, mediante los descubrimientos de un lenguaje propio que sea capaz de interpretar y representar, con relativa originalidad, lo que se vive. Todo ser humano (en la medida en que ha tenido la capacidad de jugar, imaginar y representar en la infancia) ha vivido en esa edad primera como un artista potencial. En consecuencia, las exigencias de la vida práctica (sobre todo en un sistema deshumanizante) no pueden destruir completamente la huella indeleble que deja esa sensibilidad virginal (si no fuera así no habría público comprensivo y entusiasta para la obra de arte). Siempre subsiste esa nostalgia de ingenuidad y autenticidad y es en esa medida en que podemos realizarla, que nos sentimos plenos y podemos acceder a alguna felicidad. De ahí la necesidad de relacionarse con los demás, mediante un lenguaje singular y entrañable que tenga la capacidad de interpretar y de re-crear toda vivencia, en su gratuidad y en su
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valor intrínseco, es decir, que pueda superar las barreras del mundo prosaico y frívolo donde priman las relaciones prácticas de fines y medios. Las sensaciones constituyen siempre la obligada situación primigenia de toda vivencia, de donde surgen las pulsiones y los impulsos que permiten una comprensión en la que priman la sensibilidad y el instinto, que es lo que se llama intuición. Toda obra de arte surge de esas experiencias primordiales pero las trasciende en conjunción con el saber aprendido (incluidas las conquistas del gran arte anterior), la crítica y la autocrítica, o sea mediante una nueva razón que incluya las sensaciones más significativas del inconsciente y de las pulsiones instintivas pero depurándolas y objetivizándolas en una representación apasionada y al mismo tiempo esencialmente significativa. Si tuviera “principios nodales” para escribir poesía estaría tratando de lograrla de acuerdo a una fórmula. Los principios son siempre abstractos, rígidos y apriorísticos. Se trata en cambio de tener convicciones, las cuales surgen y están evolucionando y enriqueciéndose en función de las vivencias, los deseos y los cambios coyunturales del proceso histórico. Pero para que se pueda vivir en
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poesía, las convicciones necesitan fusionarse con la ambigüedad de las intuiciones y la sensibilidad cultivada. Mi infancia transcurrió en medio de la exuberante belleza y las sugestiones de la cuenca del río Lengupá, que incluye una gran variedad de climas y paisajes. La energía y las sugestiones vitales que absorbía en los paseos para ir a nadar al río y escalar bosques y montañas, en compañía de amigos y amigas, así como la permanente contemplación de paisajes grandiosos, vigorizaron mi sensibilidad lo suficiente para lograr superar la sórdida influencia de una religiosidad medioeval que rendía culto a la muerte, es decir al Más-Allá, al fusionarla con las impresiones intensas de la música clásica que escuchaba diariamente desde niño y con ciertas lecturas que hacía cotidianamente, todo lo cual constituyó finalmente, el fundamento de la sensibilidad cósmica de algunos de mis poemas y textos de prosa y de la sensualidad de otros muchos. Esa inmersión en la naturaleza constituyó también, en última instancia, un fundamento panteísta que, a la luz de lecturas filosóficas y de los estudios y viajes que realicé, desembocaron en convicciones ateas y un culto por la naturaleza humana, así como por la profunda convicción en el materialismo dialéctico como base de mi pensamiento.
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Lina G贸mez Ram铆rez (Foto: Cecilia Vallejo)
Lina Gómez Ramírez
(1970 - )
“LA POESÍA ES MI TABLA DE SALVACIÓN”.
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Ejercitar el oficio divino de la poesía para mí es un ejercicio ritual y de comunicación íntima con un mundo de voces que de manera atávica me habitan pero también con un murmullo inédito que me renueva. Mi poesía llega al vértigo y da luz, inesperadamente, a veces es un ritmo compasado, aparece y desaparece, me siento a pescar las ideas con paciencia y voluntad de escucha.
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Carne y deseo pasarán, No obstante la palabra. Mi único método es estar atenta e íntimamente conectada con el universo, los poetas tienen musas, las poetas tenemos a Dios; ahí radica la intuición y la sensaciones que pasan de habitar el cuerpo y trascienden en espíritu.
Tal vez fue Freud, quien dividió a los seres humanos entredivinos y paganos, artistas y el resto de mundanos; Me sumo a esa idea en el sentido de que el arte te diviniza, te acerca más a Dios que cualquier otro oficio puesto que como decía es un ejercicio del espíritu.
Primero es la observación crítica y sensible de un mundo circundante, desgarrador y no menos deslumbrante, le sigue el enamoramiento de las cosas, los seres, la vida, el universo. El resto es un mero ejercicio de transcripción; simplemente soy una amanuense de una voz mucho más profunda que la mía; tal vez estoy muy influenciada por mis variopintas lecturas o simplemente dejo que el cuerpo escriba.
La poesía es mi tabla de salvación, creo que sin ella hubiera naufragado en la zozobra y el olvido; tengo un pequeño poema que reza:
Me ayuda mucho escuchar música, meditar e ejercitar mi instinto sensual para percibir y escribir, de hecho escribir es una de las cosas que más disfruto en la vida.
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No escribo por postura intelectual, incluso soy muy irreverente en ese sentido, no tengo necesariamente una sólo línea temática que conduce mi quehacer literario, también hago prosa; simplemente permito que los sentimientos canten.
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Primero que todo déjame decirte que la palabra “misterio” me fascina, sí fuera perfumista no dudaría en un solo instante llamar así a una de mis esencias, es más pienso en eso todo el tiempo en como nombrar las cosas y de hecho me da mucha dificultad, el descubrirlo es el misterio, el nombrarlo lo hace tangible y le da una razón de ser, creo que esa es la naturaleza de mi poesía.
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Marco Antonio MejĂa
Marco Antonio Mejía
(1956 - )
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“EL COMPROMISO CON LA PALABRA COMO DESTINO”. La condición de poeta la concibo desde un designio que muy bien supo nombrar Hölderlin: aquel ante quien los signos se desocultan,el poeta es quien lee una época, la descifra y hace eco de su espíritu, sus poemas hablan a su momento histórico; realiza una labor como la del pastor atento en la cima, vigila el camino y advierte sobre el buen tiempo o la tormenta; sus palabras hacen posible lo otro real, lo que muchos no captan, el poema otorga al otro esa percepción de lo imperceptible las huellas en la arena; el poema y el poeta se realizan en ese diálogo con un tiempo y con aquellos que están bajo los signos de ese tiempo. No pensaría el concepto de desarrollo del ser humano en su acepción particular, en tanto que todo el proceso del individuo se aferra a los lazos que el medio le propone para su desarrollo. La poesía no es esencial, ni necesaria para el conjunto de poderes,
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instituciones que imponen el orden social, estamos bajo la presión de una necesidad ficticia que establece una sociedad consumista, entregada a los desvaríos de una divinidad distractora del espíritu la del dios Mercurio ávido comerciante y por esto lejana al corazón del hombre. Comparto el decir de Robert Graves: La actual es una civilización en la que son deshonrados los principales emblemas de lapoesía….en la que el dinero puede comprar casi todo menos la verdad y a casi todos menos la poeta poseído por la verdad. Entonces la pregunta responde que sí es necesaria y fundamenta la poesía para dar el sentido de verdad en una época donde esa verdad poco importa. Las sensaciones tienen atributos contradictorios, están en la experiencia individual, en el trance que a la larga es el reflejo, el espejo de quien lo vive… la vivencia poética puede surgir de una revelación sensorial, pero no basta con ello porque se cae presa del entusiasmo, toca develar y no es por cierto una actitud racional de explicación,
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sino de intuitivo.
desciframiento
No sé si sean principios y que estos puedan aplicarse a cada acto del obrar poético, hay algo así como un cayado que ayuda al tránsito por el sendero. En primer lugar es la escucha al universo interior que busca sin imponer manifestarse en el mundo exterior en su realidad poética. De esa fuente se derivan las dos disposiciones siguientes, el compromiso con la palabra como destino y que comparte una luminosidad con otro y con los otros y el compromiso con la época, el combate por mantener viva la voz que advierte y se enfrenta a las penurias de un momento histórico.
lejano: estrellas y cosmos todavía indescifrables. Y eso que es misterioso en tanto que en si es poético, puede rastrearse como indagación y declaración de asombro en mi proceso de escritura que es a la larga –por culpa de ciertas connotaciones simbólicas y herméticasun diálogo con el misterio.
La gran aventura del hombre, su hazaña real ha sido el diálogo permanente de la naturaleza de la palabra -cuya fuente es el caudal del lenguaje- con la naturaleza que es el ámbito de todas las cosas; esa naturaleza incluye lo sagrado mítico y lo humano histórico; incluye lo animal -cuya mirada Rilke supo perfectamente describir como lo que mira sin el adobo de las pasiones- e incluye nuestra mirada afectada por todas las formas del sentimiento; incluye lo mineral, la piedra, todo lo viviente, lo cercano y la admiración a lo
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Carlos AndrĂŠs Jaramillo
Carlos Andrés Jaramillo
(1986 - )
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“EL POETA ES UN SER DE LA ATENCIÓN Y DE LA ESPERA”.
El poeta es un ser de la atención y de la espera. Está atento al mundo y aguarda, pacientemente, a que éste se manifieste, se abra en sensación (de plenitud o derrota), se haga lenguaje en su interior. Si el poeta se distingue de los otros hombres, es por su grado de atención. Su máximo grado de realización es, por ello, el momento en el que se encuentre en una relación no mediada con las cosas o con sus propias sensaciones. En que se dé una mutua apertura: entre aquello que se da y aquel que lo recibe. Históricamente la poesía (la epopeya) ha cantado el origen de las comunidades y, con ello, ha dado un sentido de mundo a dichos grupos y ha permitido su cohesión en valores comunes. Existencialmente es necesaria porque abre un mundo dentro del mundo, permite habitar de otra manera, que no es la usual. En ella, la experiencia del
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mundo se intensifica y ralentiza. En ella, la vida se abre como revelación de magnificencia o de negatividad. Si comprendemos intuición como conocimiento inmediato, yo diría que ninguna. Para mí la conciencia va acumulando datos silenciosamente hasta abrirse en poema. Ella tiene una historicidad y una independencia. Es decir, un poema no resulta de la nada, sino de una acumulación de experiencia de la que no somos conscientes del todo, pero que se concretiza, ignoro por qué, en una “intuición”, en una idea, que parce no tener ningún origen, sino el momento mismo. En cuanto a las sensaciones les concedo casi todo. Ellas nos dan el primer contacto con el mundo, a veces el único. Casi todo, digo, porque hay un trabajo reflexivo, aunque callado, en el interior de cada uno. Un trabajo del que no sabemos sino sus resultados: a veces el poema, a veces una idea que tratamos de desarrollar o mantener.
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La poesía la comprendo como una forma de meditación, a la que le son precisas una 1) apertura (un vaciamiento interior), 2) una atención concentrada en las cosas y 3) una espera que no se apresuré a escribir, sino a sentir. Todas ellas desembocan en lo más preciado, el silencio: intenso de totalidad o de negatividad. La naturaleza es el lugar en dónde acontece toda nuestra experiencia, pero ella se presenta a sí misma como una revelación y un misterio. Heráclito decía: “la naturaleza ama esconderse”. Parece manifiesta, hacerse patente y, sin embargo, su sentido se nos escapa, nos rebasa por completo. De manera que hacia ella oriento mi atención, pero tratando de sostener ese misterio en vilo, de nombrarlo sin darle una solución. Ese misterio es la razón por la cual no sostengo con ella una relación utilitaria, sino de profundo respeto.
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Anna Francisca Rodas
Anna Francisca Rodas
(1968 - )
“EL POEMA PARA SERLO DEBE HABER TRASPASADO TODO LÍMITE DE SU CREADOR”.
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Ser poeta, en mi caso, es mantenerme en contacto íntimo con la vida, la tragedia que rodea la vida, lo intrínsecamente humano donde el paisaje interior siga fiel a mi palabra, pero ante todo, a los silencios que nos encuentran en estado de indefensión como piedra de resistencia; ser poeta, por tanto, es elegir despojarme de certezas para retomar el báculo del re-nacimiento a la conciencia desde el plano físico a la conciencia espiritual, ahí, cada lugar común se torna en universo de infinitos para iluminarnos. La humanidad se ha tornado destructiva, destructora de su entorno. Estamos rodeados de superficialidad, de distracciones donde lo banal se muestra como paraíso inmediato; por tanto, el panorama no podría estar más expuesto para que la poesía retome su lugar reflexivo y profundo. La poesía
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humaniza al hombre, lo quema, lo incomoda y, si logra traspasar el anquilosamiento de algunos, o de muchos, entonces se habrá avanzado a otra dimensión como protagonista de su propia luz para ofrendarla a otros. No sé si valdría la pena existir si no es por la razón primera de tensionar hasta el punto máximo en la exploración y exilio interior de luces y sombras que me habitan. No hay otredad a menos que vaya al límite que permita identificarme en mi propia búsqueda. El poema para serlo debe haber traspasado todo límite de su creador. La intuición da paso a la emoción, y juntas van de la mano para ser imantadas por lo intangible en las videncias del poeta. La experiencia de SER como abordaje en lo que no puede asirse, y los canales que permiten filtrar esa imagen hacen que unos y otros (poetas) sumen su sello característico a la obra. Poesía, la fuerza implícita que conlleva, va traspasada por el instante que escapa a nuestro raciocinio; “Salgo del sueño como del mar y entro en la poesía como en
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la niebla, lo que ahora me regocija”, palabras expresadas por Roberto Juarroz y que cito hoy para trasladar la emoción que emerge de nuestras invasiones e izar, la palabra poética con su sino de pájaro herido.
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Silencio. Muerte. Libertad. Tiempo… La fuerza del silencio interior propicia visiones de lo exterior que no tendría otra forma de mostrarse, a menos que se aprenda a vivir su desasosiego; El silencio tiene su propia forma cuando cae a la página e hila un sentido y otro de la imagen. Cada poeta muestra su cuota de exploración cuando en los intersticios de silencios emerge el peso del poema. La muerte como liberación, las cotidianas muertes (todo lo que rodea y somos), el desamor o lo que transforma el amor a otras vertientes; la soledad cuando hace hueco y arredra en la miseria humana que hace de su canto de sirena campo amplio para la escritura y visiona en espacios de lo que no queremos convertirnos. La libertad, otra búsqueda desde la cotidiana muerte en el acto de resistencia que mantiene con vida. El tiempo, como contingencia de reflexión, atemporal para sí mismo. El tiempo que no es nuestro más que para medirnos dentro de las circunstancias
del mundo y sus diversas formas de aprisionarnos. Estos elementos, quizá, son recurrentes en mis páginas porque me permiten franquear la duda, y a la vez mantenerme en constante cuestionamiento hacia los m i s m o s .
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El momento en que sobreviví a un pasaje muy cercano a la muerte. Estar en el túnel de luz y retornar a la superficie fueron definitivos para volcarme al sentido de búsqueda en el por qué habitar un espacio. Justo ahí, en el proceso de vaciarme para hallar otras formas se va dando el encuentro con el profundo abismo donde son otras las luces que emergen: El poema. Cada nuevo texto va de la mano con los espectros, se observa más allá de la sombra, del giro atormentado donde poesía y poeta se sobreviven. Los universos que frecuentan la sensibilidad, perturban, es justo lo que se necesita para franquear lo desconocido sin temor a las revelaciones. La poesía, finalmente se convierte en un acto de fe, en un viaje infinito e insumiso.
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