Enero de 2014
Luz y vida Parroquia de Santa Lucía, Campeche Mensaje del Párroco: P. Joaquín López ¡Mis queridos hermanos! Nuestras vidas desbordan de alegría por el inmenso regalo de un nuevo año 2014, que se abre con nuevas posibilidades para el corazón cristiano. Si bien el panorama político y económico del país se muestra drásticamente diferente e inesperado, por otro, no podemos dormirnos. La decepción y el dejar pasar las cosas pueden apresar nuestro ímpetu por cambiar las cosas, y especialmente, pueden bloquear nuestra capacidad de escuchar a Dios y de plantearnos las cosas de una manera distinta: hoy más que nunca hay que escuchar a Dios, hacernos sus amigos y discípulos. No se trata de volvernos ratones de sacristía sino más bien de mostrar como Jesucristo hace nuevas las cosas, es decir, nos permite disfrutar ampliamente la vida y luchar por transformarla en el horizonte de su amor. La Iglesia, y concretamente nuestra parroquia, no debe tener miedo. En efecto, tiene que confiar que ella, por tener a Cristo en el centro de su vida, puede producir una nueva humanidad que se refleje primero que nada en las familias, en la vecindad, en la amistad profunda y espiritual de los jóvenes, en el trato entre nosotros y el servicio a partir de la parroquia. En el trabajo y la convivencia familiar que reclama el acercamiento comprensivo de las distintas generaciones, en la obediencia como signo que evidencia el amor, en el descanso que implica el silencio de la oración, en el cuidado de la naturaleza, y en la atención generosa y cariñosa a los pobres... Los cristianos de hoy tenemos que hablar, pero antes que nada hay que aprender a hablar, conocer a Dios y sus intenciones respecto al mundo, pero conocer también los descubrimientos de la ciencia, conocer los reclamos del mundo postmoderno y sus sufrimientos. Ser humildes para ser sensibles, fraternos y sencillamente sabios, sin complicaciones, hijos de Dios, expresión de una humanidad siempre nueva como Jesucristo. Que María la madre de Dios que guardó en su corazón lo que los pastores contaban, guarde nuestras expectativas y el gozo de saber que en su Hijo cuentan con un nuevo horizonte. María, gracias por ser nuestra madre.