Besos de Miel Faustino, El Lagarto Run, Run
Pilar Falc贸n
A los niĂąos que fueron Arcadio e Ignacio y a Ana MarĂa Matute por su impulso para que contara estas historias.
Besos de Miel Pilar Falc贸n
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uisito había dejado de dar besos. Cada mañana su madre le despertaba achuchándolo.
–Mua, mua, mi pequeño. Buenos días, ¿qué tal has dormido?
Luisito se despereza, poco a poco, y esboza su primera sonrisa. Más besos de papá, de su hermanito y de mamá, pero de él ni uno. Al dejarle en el colegio su padre le pregunta: –¿Por qué no nos das besos?
–No tengo, papi. Han desaparecido.
Aquella noche, a la hora del baño, mientras le enjabonaban el pelo, un pequeño bultito llamó la atención de su madre. –¿Te duele Luis? –No.
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–Tienes aquí una pupa. Te la voy a curar.
Y le puso un líquido rojo y una pomada. En los días siguientes la pupa estaba igual, como si no le hubiesen hecho nada.
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–¿No crees Ramón, que es muy rara la herida de Luis? El padre no lo dudó ni un momento.
–Llevémosle al médico y salgamos de dudas.
Y así lo hicieron al día siguiente. El pediatra se limitó a decir:
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