Conectada

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Conectada Vanesa Sรกnchez Corral

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Conectada Vanesa Sรกnchez Corral



PRESENTACIÓN

Mi nombre es Vanesa Sánchez Corral, nací en Almería en 1987, soy Diplomada en Relaciones Laborales por la Universidad de Almería y entre muchas otras aficiones como el flamenco soy gran amiga de la lectura, en especial la novela. Tras sufrir una enfermedad post parto, decidí animarme a escribir un relato y de este modo dar a conocer mi caso y con mi vivencia poder evitar otros posibles. Con muchas ganas e ilusión comencé a redactar paso a paso lo ocurrido. ¿Me acompañáis en este proceso?

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mbarazo, se dice de aquel periodo durante el cual se gesta y se desarrolla un embrión en el vientre materno. Toda mujer que ha vivido un embarazo cuenta lo bonito de ese gran viaje; lo bonito de imaginar cómo dentro de tu ser estás creando vida; lo bonito de que cada mañana lo primero que hagas sea mirarte al espejo y ver cómo la curva de la felicidad va aumentando; esos primeros movimientos, de sentir mil mariposas revoloteando por el estómago, cerrar los ojos e imaginar su cara; lo bonito de pensar cómo será… Todo ello crea un vínculo de unión inexplicable, que se va haciendo aún más fuerte a medida que va avanzando el embarazo, culminado en ese momento en el que se para el mundo y ya está contigo, junto a ti, entre tus brazos y ya nada importa, solo estás por y para él… Pero ninguna madre cuenta las complicaciones, las posibles dificultades que pueden aparecer y que no podemos ignorar. La sociedad conceptualiza el estado gestacional, como una hermosa etapa que vive la mujer durante un periodo máximo de 40/41 semanas. 7


Cuando una pareja decide iniciar el camino a la maternidad/paternidad, nunca piensa en las posibles afectaciones que puede conllevar el embarazo hacia la madre y/o hijo. Durante el embarazo, para que el cuerpo se adapte al proceso de gestación y nutrición del futuro bebé, se producen una serie de cambios en nuestro organismo y las encargadas de dichos cambios son las hormonas. La mujer durante nueve meses de gestación vive un festival de cambios hormonales, las cuales son las responsables de muchos síntomas asociados al embarazo. ¿Sabes cuáles son? 1. Gonadotropina coriónica humana (hGC). Esta es la conocida hormona del embarazo y solo circula por la sangre de una mujer embarazada, de ahí que sea la encargada de dar el positivo en los test de embarazo. Suprime la menstruación y es la culpable de tan malos síntomas como son los vómitos y náuseas. 2. Progesterona. Ya se generaba en nuestro organismo, pero es después de la concepción cuando su nivel aumenta. Se produce en los ovarios y posteriormente en la placenta, esta prepara al útero para recibir el óvulo fecundado. 8


3. Estrógenos. Esta hormona –ya presente– tiene un nivel mayor durante esta etapa, produciendo cambios en la piel o el cabello. Su nivel disminuye al postparto. 4. Oxitocina. Es la responsable de dar la alarma de salida del bebé. Esta pone en marcha las contracciones del útero. 5. Prolactina. Se origina en la placenta y prepara a la mama para la lactancia. 6. Placenterías. Generan en el cuerpo de la madre resistencia a la insulina, por lo tanto hace que se adquiera niveles altos de azúcar en sangre, produciendo la conocida diabetes gestacional. No solo hablamos de cambios hormonales, también durante el embarazo se modifica la función de las glándulas de tu organismo, más concretamente la glándula de la tiroides, esta se vuelve más activa provocando un aumento de la frecuencia cardíaca, palpitaciones o sudoración excesiva. Como podéis observar un embarazo es una fase muy compleja en la vida de una mujer, todos los cambios hormonales citados anteriormente –junto a las alteraciones 9


del organismo derivadas de este proceso– pueden provocar complicaciones. A continuación os nombro brevemente algunas de estas: Embarazo ectópico. Se da en 1 de cada 50 embarazos y es aquel en el que el óvulo fecundado se implanta fuera del útero, ya sea en la trompa de Falopio, ovario, en el canal cervical o en la cavidad pélvica o abdominal, la mayoría se producen en la trompa de Falopio. Los factores que pueden provocar este problema abarcan desde el defecto congénito, cicatrización después de una ruptura del apéndice, endometriosis, haber tenido anteriormente un embarazo ectópico, edad mayor de 35, quedarse embarazada teniendo un dispositivo intrauterino (DIU)… Aunque se desconocen las causas, las hormonas pueden jugar un papel importante. Sus síntomas más comunes son ausencia de menstruación, dolor abdominal y sangrado vaginal, sin embargo, en muchas mujeres no presenta ningún síntoma hasta que se provoca la ruptura de la trompa. Se determinará que el embarazo es ectópico a través de ultrasonidos, donde los profesionales puedan observar de forma clara donde está implantado el óvulo fecundado. De ser un embarazo ectópico, muchos suelen resolverse mediante el aborto espontáneo, y de no ser así, será ne10


cesario interrumpirlo mediante tratamiento quirúrgico o mediante fármacos. Como curiosidad se han dado casos de éxito de nacimientos de embarazos ectópicos. Aborto espontáneo. Se da en alrededor del 20% de los embarazos y más del 10% ocurre antes de la semana 20 de gestación. Se trata de la interrupción involuntaria del embarazo por la pérdida del feto. La causa que provoca el aborto es por anomalías cromosómicas en el óvulo fecundado, que impiden que el embrión se desarrolle. El primer síntoma a tener en cuenta es el sangrado vaginal. Diabetes gestacional. Se produce cuando los niveles de azúcar en sangre son elevados. Para descartar esta anomalía se realiza una prueba de tolerancia a la glucosa entre las semanas 24 a 28 del embarazo. No en todos los casos positivos es necesaria la aplicación de insulina, dependiendo del nivel de azúcar el doctor puede recetar dieta y/o ejercio físico moderado. 11


Placenta previa. Se presenta en 1 de cada 200 embarazos. La placenta previa es aquella que está ubicada en una posición más baja de lo normal en el útero, al lado del cuello uterino o cubriéndola. Al principio del embarazo no es un problema, pero si esta sigue cerca del útero, ya avanzado el embarazo, puede provocar hemorragias y otras complicaciones, si la placenta sigue previa cuando va a nacer el bebé se practicará cesárea. Esta se diagnostica a través de ultrasonidos. Poco líquido amniótico. Alrededor del 4% de los embarazos tiene poco líquido amniótico. El líquido amniótico es aquel que llena el saco y rodea al bebé proporcionándole amortiguación, evita que el cordón umbilical se comprima, ayuda a mantener una temperatura constante en el útero, protege de infecciones, permite que el bebé se desplace para que los músculos y huesos se desarrollen correctamente, ayuda a que el sistema digestivo y respiratorio se desarrolle a medida que el bebé traga y excreta líquido… Preeclampsia. Afecta al 5% de los embarazos, causando hipertensión arterial y daño en los riñones entre otros problemas. 12


Puede aparecer en cualquier momento del embarazo siendo más frecuente en el último trimestre, aunque en ocasiones puede aparecer después del parto o hasta 6 semanas después de dar a luz. Si no se trata puede dar lugar al síndrome de HELLP o Eclampsia. Algunos síntomas son hinchazón de cara, manos y pies, dolor fuerte de cabeza, alteraciones de la vista, molestia o dolor intenso en la parte superior del abdomen y dificultad para respirar. Yo sufrí una de las anteriores complicaciones y aunque no soy escritora, solo quiero a través de este relato abrirme al mundo para contar, desde el corazón, un caso real.

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COMIENZA MI GRAN VIAJE

Todo se remonta a diciembre de 2016, cuando la alarma de mi reloj biológico saltó recibiendo la llamada de la maternidad y, junto a mi marido, tomamos la decisión de querer ser padres. Fue una decisión fácil de tomar, ya que ambos adoramos a los niños y siempre habíamos soñado con tener un bebé y crear una familia y sin pensarlo dos veces nos pusimos manos a la obra. Indagando por nuestro gran amigo Internet descubrimos una App en la que dando un poco de información de aquí y de allá te mostraba, de manera aproximada, los días más fértiles de tu ciclo menstrual. No teníamos prisa por quedarnos embarazados, simplemente íbamos a probar y esperar a que llegase. Fue una Navidad muy especial ya que estábamos en la búsqueda de tan ansiado sueño. Llegó enero y con él la espera de resultados, los días pasaban y pasaban y las respuestas eran cada vez más claras. Una mañana decidimos poner fin a dicha espera y solté esas gotitas divinas, POSITIVO, no fue un resultado inesperado ya que sentía en mi interior un bollito cocinándose. Al ver esa cruz teñida de azul un revuelo de mariposas atravesaron todo mi cuerpo, papá y yo nos fundimos en 15


un abrazo y las lágrimas comenzaron a brotar junto a un sinfín de preguntas: ¿Saldrá todo bien? ¿Seré una buena madre? Y ahora… ¿qué hago? ¿Niño o niña? ¡Todo había sido tan rápido! ¡A la primera!, que no era consciente de que estaba embarazada y el miedo me invadía. La noticia no podía quedarse en casa y como un pregonero con campana en mano fuimos anunciando la bonita noticia a la familia y las lágrimas resbalaban por mis mejillas cada vez que dábamos a conocer la llegada del nuevo bebé… El miedo seguía conmigo. Los primeros días fueron un poco extraños, me sentía desconcertada, sabía que estaba embarazada ya que el test dio un positivo bastante claro, pero yo no me sentía así, tenía tanto miedo y fue todo tan rápido que en el fondo de mis pensamientos decía: “Por favor que sea un sueño”. No estaba tranquila y decidí realizar otro test; a falta de uno realicé dos más, y la cruz se volvió a tintar en ambos, por lo que el sueño era una auténtica realidad. Ya que era tan tan evidente que la gonadotropina coriónica humana circulaba por mi cuerpo, con su correspondiente significado, y siguiendo las indicaciones de familiares, solicité cita a mi médico de familia para trasladarle la situación, el cual me derivó a la matrona. La cita con la matrona fue una cita teórica, simplemente se limitó a darme una tochada de hojas informativas para leer en casa, rellenó el cuaderno de embarazo, el cual era indispensable durante la gestación, ya que en 16


él anotaban la información de cada cita médica y el resto del tiempo se encargó de dar vueltas y más vueltas a un objeto redondo de cartón a través del cual, al cabo de unos minutos, me dijo las semanas de gestación que estaba; eran 5. –¿5 semanas? –dije. ¡Si tan solo hacía dos días que había conocido la noticia! Pero resulta que las semanas empiezan a contar desde tu última menstruación. Una vez “dada” la información me dio cita para la próxima revisión y me citó con el tocólogo, que sería donde me harían la primera ecografía, siendo en la semana 12 de embarazo. ¿Seis semanas sin noticias? ¡No! El miedo continuaba y quería tener novedades sobre mi estado y comprobar que todo fuera por el camino correcto, descartando así el embarazo ectópico, por lo que decidimos ir a un especialista privado, y para ello llamé a una prima para que me indicara –según su experiencia–, cuál sería el mejor especialista en mi ciudad, ya que ella es igual de hipocondríaca que yo y en su embarazo hizo lo mismo. Me informó de un buen ginecólogo y tras varios rastreos por internet para conocer su trayectoria profesional, la cual nos pareció bastante amplia, llamamos para solicitar una cita. 17


Los días pasaron como meses hasta llegar a la fecha citada, allí estábamos papá y mamá en la sala de espera una hora antes de la hora fijada. Después de ojear la típica revista con fecha del año 2000, la enfermera nos invitó a pasar con el doctor. Su experiencia se hizo evidente con el simple hecho de informarnos sobre el transcurso de un embarazo, sus explicaciones eran bastante claras y yo iba sintiéndome un poco más relajada. Una vez dada toda la información tocaba la práctica y llegó el momento de la exploración y los nervios que había dejado en el despacho con sus explicaciones volvieron a nacer. La enfermera me indicó que me tumbase en la camilla y me comentó que al estar solo de 6 semanas la ecografía sería vaginal. El ginecólogo movía su mano a izquierda y derecha, arriba y abajo, miraba a la enfermera, la enfermera miraba a la pantalla, yo miraba a ambos y pensaba: “¿Qué ocurre?”. El ginecólogo seguía mirando a la pantalla, volvió a mirar a la enfermera y de repente soltó la pregunta: –¿Tenéis antecedentes gemelares? –formuló el ginecólogo. –¿¡Cómo!? –esa fue la respuesta de papá. Yo le miré y dije: –Papá es una broma, no ves que se está quedando con nosotros –espeté algo nerviosa. 18


Pero la cara del doctor y la enfermera decía todo lo contrario, el ginecólogo con una sonrisa nos mostró en la pantalla dos manchitas blancas y ambas con latido a pesar de estar solo de 6 semanas. ¡Esperábamos gemelos! Mis piernas eran dos flanes que no podía controlar, mi corazón latía a máxima velocidad, mamá primeriza y gemelar OMG. Papá y yo seguíamos mirándonos sin dar crédito a lo que estábamos viviendo, no sabíamos si reír o llorar, ¡era una sensación tan fascinante y a la vez tan espeluznante…! A la salida de la clínica empezamos a llamar a los familiares: –Que sí mamá, que está todo bien, lo único una cosa: que no es uno, sino dos los bollitos. Otra vez el ¿Cómo? ¿Qué dices? ¿Estás de broma? –No, no es una broma, este cuerpecito tiene en su barriguita a dos futuros bebés. De inmediato también informamos a mi gran amiga y matrona Vicky, que tras llevarse una enorme sorpresa, nos dijo que en muchos embarazos se fecundan dos óvulos, pero que uno de ellos puede desprenderse antes de la semana 12. La información de mi amiga no paraba de rondar por mi cabeza, me sentía tan confusa que en ocasiones deseaba que se desprendiera uno, en otras no, pero teníamos que esperar. 19


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