A mi madre, a mi padre y a mi hermano. Por ser realmente mรกgicos.
Víctor era un niño de 6 años al que le encantaba divertirse con sus juguetes y con sus amigos. Su pelo y sus ojos eran del mismo color que el chocolate que tanto le gustaba comer, y sus pequeñas pero veloces piernas le permitían correr sin parar durante los recreos del colegio.
Víctor era muy feliz con su papás, su hermanita Lucía y su perrita Luka, pero un día empezó a encontrarse mal, se sentía siempre cansado, tenía fiebre, le costaba respirar y ni siquiera le apetecía comer su chocolate favorito. Para poder ponerse bien sus papás le dijeron que tenían que llevarlo a ver al médico.
La tarde que llegaron al hospital Víctor se sentía bastante asustado, el lugar le parecía extraño y quería volver a casa. Además, las paredes blancas y todas esas personas con caras serias no le gustaban nada y le hacían sentirse todavía más triste.