Gwendolina la niña vampira
Los beneficios de la venta de esta edición irán destinados al área de investigación del cáncer infantil del Hospital Sant Joan de Déu
Alicia Sánchez Martínez
Gejo Cánovas
Gwendolina
la niña vampira
Alicia Sánchez Martínez Gejo Cánovas
Gwendolina tiene un problema: ยกes muy rara para ser una nena!
Lleva el pelo largo hasta las rodillas y sus cejas son largas y finas como un camino de hormigas. Tiene la cara muy blanca y ÂĄquĂŠ desliz! se olvidaron de ponerle una nariz.
Pero lo extraĂąo de Gwendolina no es su pelo, ni sus cejas, ni su cara de cera. El gran problema de esta nena son sus ojos, que son del color de la crema.
Sus ojos son tan grandes y brillantes que asoman bajo su flequillo como dos limones amarillos.
Los niños, en el cole, se ríen de ella. “¡Dejen paso -le dicen- que por ahí pasa un cuadro de Picasso!”
Gwendolina llora muy triste escondidita en un rincón. Sus lágrimas tienen el sabor de un amargo zumo de limón.
De dónde viene Gwendolina, que es tan diferente? La respuesta está muy clara: ¡de Transilvania, como toda la gente! Transilvania está en un lejano país llamado Rumanía, lleno de bosques y de ríos de agua fría. ?
Por las noches, salen los vampiros, unos personajes muy entretenidos. Pálidos y con los ojos brillantes, dan un poco de miedo por sus largos colmillos. Hay quien cree que son seres muy malos pero... ¡qué va! Son de lo más divertido.