INSTANTÁNEAS Antonio García
Antonio García (Ponferrada, 1950). En este poemario o prosemario heteróclito, “Instantáneas”, se entremezclan, bajo una aparente prosa poética, diferentes recursos y estilos poéticos, donde rezuma cierto escepticismo: el taedium vitae propio de la conciencia de envejecer. Pues las expectativas efectivas apenas si sorprenden frente a lo ya vivido. Y, abrumado por la cercanía de la finitud, todo futuro es pasado. Aun así, siempre permanece el don de la claridad, para que el momento gozoso no sea sistemáticamente una instantánea más, pegada al álbum de la melancolía.
INSTANTÁNEAS Antonio García
© Antonio García Cubierta: foto de Pablo Gutiérrez 1ª edición Edita:
ISBN: 978-84-15649-10-6
Impreso en España / Printed in Spain Reservados todos los derechos. Ninguna parte de esta publicación ni de su contenido puede ser reproducida, almacenada o transmitida en modo alguno sin permiso previo y por escrito del autor.
Sucede la hermosura en cualquier parte. Si estás atento y miras y las esperas, no es preciso que vayas a buscarla a extrañas ni lejanas latitudes. E. Sánchez Rosillo
BOSTEZO
Los duermevelas son uno de los pocos placeres que me quedan, cuando leo plácidamente un libro por la tarde. No sé por qué, pero siempre me sucede con las buenas novelas y no con la poesía. Síntoma que hubiese aprovechado para dedicarme a la crítica literaria, algo que siempre me ha fascinado, de haberse manifestado antes de haber cumplido los sesenta. Rimbaud tuvo la premonición de esas cabezadas de la vejez, y abandonó la escritura muy joven para dedicarse al tráfico de armas y de blancas, lejos del esplín parisiense. Tal vez eso explique por qué, de regreso a su país, nunca recuperó el ritmo literario de la juventud. Sin duda lo intentó, mas aquellas inevitables somnolencias le producían a Rimbaud un deleite mayor que ponerse a escribir de nuevo. Antes de entrar en coma, dijo:
-7-
«la buena literatura, la clásica, la imperecedera, es la que escriben los jóvenes de haber llegado a viejos». Pero esto no consta en ningún sitio, y sí el
bostezo
de
que
¡enjuagaduras!».
-8-
la
«poesía…
¡bah!,
ALFA Y ARROBA
Todos hemos estado, alguna vez, en el Paraíso. El mío fue el de la infancia. Para otros la infancia fue el infierno. Pero todos hemos perdido el Paraíso. O mejor, el Paraíso de los paraísos. Ese lugar presentido y mistificado del que hemos sido expulsados y esperamos reencontrar en un paisaje, una tonalidad, una entonación, un olor. Niebla de Babia, Praga, Yorkshire, Nueva York, donde «todo se desmorona y el centro ya no puede sostenerse». Paraíso cuadrado del que nacen los cuatro ríos, los cuatro elementos, las cuatro estaciones, los cuatro vivientes llenos de ojos por delante y los cuatro jinetes de la Apocalipsis.
-9-
ALBURA
Sabía que le había querido mucho, que su amor fue languideciendo en el hábito de vivir. Y lloraba para constatar la ausencia de lo mucho que le había querido. Lo sabía, pero nunca tuvo el valor de preguntárselo, de enfrentarse al silencio de que nadie sospechase que nevaba sobre los vivos y sobre los muertos.
- 10 -
NADIE
Bajo el apacible cansancio del crepúsculo, ella añora la esperanza perdida y él quisiera volver a partir. Pero ya es demasiado tarde.
- 11 -
PERIPATÉTICO
Fuera de la muralla, desde la colina donde paseabas, contemplo los jaramagos del ágora, las ruinas de la acrópolis, adónde y con quién he llegado a esta desolación.
- 12 -
HACER TIEMPO
A estas bajuras, la vida parece un relato de Carver, nada y todo: frases manidas, junio, avenidas de calor, tormentas, facturas en el buzón, cerezas en los súper, periódicos, televisiones: «anciano degüella a su mujer y luego se suicida», tardes indolentes, vencejos, hacer tiempo, la noche.
- 13 -
CANTO DE SIRENA
Le rogaron que se quedase, pero él quiso volver a la llama del hogar, a la hermosa mujer que le esperaba, a tensar el arco de su hijo, al esplendor del foro y al vigor de los años perdidos. Y cada día escucha aquel canto: «Nunca podrás regresar, pues las cosas siempre te recuerdan cuando fuiste feliz».
- 14 -
TEN
En los atardeceres del estío, solemos arreglar el mundo sentados a la fresca con un martini dry de gin “Ten”. Esta tarde hablamos del amor de la pareja. Del amor que cada cual se ha apropiado haciéndolo suyo. ¿Sexo, ternura, delicadeza, confianza, detalles cotidianos, familia? Cada uno defiende su flanco más débil. Pero nadie habla abiertamente del amor. Yo tampoco hablo de aquel amor de la infancia, de la ninfa que veraneó en mi barrio obrero y se fue, y no volví a ver más. De ese amor que aún espero al anochecer.
- 15 -
EN SALMO
¿Quedará algo de ti en la vieja casa, donde quisiste acabar tus días y luego abandonaste? ¿Delatará el sillón de cretona tu ausencia? ¿Acaso la ofrenda de la luz reprochará tanta demora? ¿Alguien entenderá el lenguaje de las cosas: la epifanía de los anaqueles, el olor rancio del olvido, tal vez algo de amor? Vanidad de vanidades.
- 16 -
FRÁGIL
Pues
miren,
sea
un
paisaje
de
fondo
prescindible, el desconocimiento de las cosas (la única forma del conocimiento), ser frágil y seguir siéndolo, y parecerlo en las regiones interiores. ¿Frágil?, sí. No hay palabra más grave y delicada.
- 17 -
OCASO
«¡Mas, mi misterio está encerrado en mí!». (“Nessun Dorma”, Puccini)
Ya no sé si soy alguien imaginado, como este verano que tanto ansiaba, como esta luz del atardecer demorándose sobre el racimo de dátiles que se enmarca en mi ventana. Ya no sé, no, si el suave viento del sur o el azar han hecho que de pronto se desplomen los libros de los estantes. Me pregunto, mientras los recojo, ¿quién los leerá, les dará vida a sus personajes? ¿Sentirán ellos esta incertidumbre, la tristeza de tanto preguntarse? Puccini nunca sabrá, desde la eternidad, si alguien como yo escucha ahora “Nessun Dorma”. Tampoco nadie sabrá de la pavesa
de
este
atardecer,
tibiamente en el crepúsculo.
- 18 -
anocheciendo
FIGURANTES
Ni
siquiera
diletantes,
indiferentes,
innominados, numerosos. Hasta que llega la muerte y abandonamos las cosas efĂmeras, acabadas. Entonces, apenas un instante, somos como ellos, los grandes demiurgos.
- 19 -