Las navidades de greta

Page 1

LAS NAVIDADES DE GRETA

Katy Castellón García



LAS NAVIDADES DE GRETA

Katy Castellón García

Agradezco a mi familia por apoyarme en este proyecto, en especial a mi hija JUDITH, por inspirarme y hacer que sea mejor persona.


E

ra invierno y se acercaba la Navidad, todo el pueblo estaba cubierto de nieve y era uno de los paisajes más bonitos que jamás había visto Greta. Era nueva en el pueblo, pues se estaba mudando a él junto a su familia. Aquella Navidad iba a ser un poco triste, ya que su padre tenía que trabajar lejos y no llegaría a tiempo para celebrarla con ellos. –¿Greta ayudas a tu hermano? –le preguntó su madre mientras descargaban las cosas para poder instalarse– se está haciendo tarde y parece que volverá a nevar, daos prisa. –¡¡Guau!! –exclamaron los hermanos al ver la preciosa casita en la que se iban a instalar. Desde el otro lado de la calle, en una ventana, había una niña mirando por el cristal, Greta la vio y le sonrió, la pequeña le devolvió la sonrisa y la saludó con la mano a través del cristal. Pronto tuvieron todas las cajas dentro de la casa, encendieron la chimenea del salón y descansaron. Mirando 4


el fuego hipnotizador los pequeños se quedaron dormidos por el cansancio del trayecto y la mudanza, su madre los llevó a sus respectivas camas, los tapó y con un suave beso les dio las buenas noches.



Al día siguiente, después de desayunar, salieron a jugar con la nieve al patio delantero de la casa. Había nevado por la noche y la nieve estaba blanda, empezaron a hacer un gran muñeco de nieve. –Hagámoslo más alto –insistía Peter, el hermano de Greta, mientras saltaba a su alrededor. –No, que se va a caer. ¡Estate quieto! –le chilló riendo Greta– vamos a buscar ramas para los brazos y cosas para la nariz, boca y demás. Entraron en casa y cogieron todo lo que necesitaban, al salir encontraron junto al muñeco de nieve una niña que lo estaba observando. –Hola –dijeron Peter y Greta al acercarse. 7


–Hola me llamo Pam y vivo allí delante, ¿puedo ayudaros a terminarlo? –preguntó señalando al muñeco. –Hola Pam, ¿eres la chica que ayer saludaba desde la ventana? –le dijo Greta. –Sí, vivo allí con mi abuela. –¡Claro que puedes! Yo me llamo Peter y ella es Greta, mi hermana. Los tres se pusieron manos a la obra y pronto acabaron aquel enorme muñeco y además hicieron un pequeño ejército de muñequitos de nieve por todo el patio. No se dieron cuenta de la hora cuando la abuela de Pam salió a la puerta y la llamó: –Pam ven a casa, es hora de comer, vamos pequeña. –¡Voy abuela! –contestó Pam–. Lo siento debo irme, me lo he pasado muy bien ¡hasta otra! –Adiós –saludaron a la vez Greta y Peter.

8


Entraron en casa y mientras comían explicaron a su madre que habían conocido a Pam y que estaban muy contentos con su pequeño “ejército de nieve”. –Jejejejejeje –rió la madre– entonces ya tenemos vigilantes. Después de comer ayudaron a su madre a recoger y cuando acabaron le preguntaron si podían salir a buscar a Pam y jugar un rato más en la nieve. –Sí, pero tened cuidado al cruzar la calle –respondió. –¡Lo tendremos! –gritaron los dos corriendo hacia la puerta. Llamaron al timbre y salió una mujer con el pelo blanco y una agradable sonrisa. –Hola pequeños, ¿Qué deseáis? –preguntó amablemente.

9


–Hola señora, somos amigos de Pam y si la deja podría venir a jugar un rato con nosotros –explicó Greta. Pam ya estaba al lado de su abuela y saludó a sus nuevos amigos: –Hola Greta, hola Peter –dijo– ¿puedo ir abuela? ¡Por favor! –preguntó con cariño a su abuela. –Sí, pero tened cuidado. –¡Vale! –exclamaron los tres mientras corrían hacia el jardín trasero de su casa. –Ahora haremos los muñecos en el patio de atrás –explicaron a Pam. Al acercarse a casa de los chicos pasaron al lado de una caja de cartón que había en la acera. –Greta, ¿esta caja estaba aquí antes? –preguntó Peter sorprendido. –No, yo no la vi –respondió Greta mientras se acercaba–, no es nuestra –aseguró mirándola con atención. 10



–¿Oís eso? –preguntó Pam agachándose al lado de la caja. Greta y Peter se arrodillaron a su lado y escucharon atentamente. –Suena dentro de la caja, ¡parece un cachorro! –gritó Peter. –Shhhh, no grites –dijo Greta– lo asustarás. Con mucho cuidado abrieron la caja y dentro encontraron un cachorro temblando de frío y miedo. –¡Oh, qué bonito es! –exclamó Greta al verlo. – ¿Lo habrán abandonado? –preguntó Peter.

12



Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.