Mixa y la ardilla xavi

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Mixa y la Ardilla Xavi VERÃ’NICA BONJORN ROCA



VERÒNICA BONJORN ROCA

Mixa y la Ardilla Xavi Dedicado a ti, papá. Te extraño…


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ixa miraba por la ventana el cielo estrellado que iluminaba esa noche. Ya hacía un año que murió su querida ama. Era ya anciana y ese resfriado del último invierno mermó su salud. Estaba triste pues echaba mucho de menos: su voz, sus caricias, sus cuidados… todo. Pero Mixa no estaba sola. En su último día, su ama pidió a Pedro, el leñador, que cuando ella faltara su voluntad era que fuera él quien cuidara de su pequeña Mixa. Pedro aceptó. Al cabo de unos minutos Pedro viendo a Mixa, se acercó a ésta para tratar de aliviar la tristeza del pequeño animal. –Hola Mixa, ¿Cómo está hoy mi pequeña princesa? –dijo Pedro.

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Mixa mirándole le devolvió un “miau” como agradecimiento por lo que estaba haciendo por ella. Por toda la paciencia que tenía. Tuvo que pasar aún unos meses para que Mixa pudiera volver a ser ella otra vez y sobre todo poder volver a entrar al bosque. Su bosque. Hacía meses que no iba pues le recordaba mucho a su ama. Pero al llegar el verano y ver todo el verde que brillaba, el sol en el cielo y ese olor tan característico permitió que quisiera volver allí. Al salir pudo notar el aire puro y limpio que se respiraba y la pequeña brisa que hacía que se oliera mejor el paisaje. Entró dentro y todo seguía como ella recordaba. Se adentró y fue directa a un árbol, donde como otras veces hacía, se afiló las uñitas. De pronto algo golpeó su cabecita. Al mirar al suelo vio una bellota. Alzó la mirada y encima de una rama observó un pequeño animalito. Iba cargado hasta arriba de otras bellotas tambaleándose de lado a lado. Mixa al

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verlo no pudo evitar sonreír un poco. Hacía tiempo que no reía. El animalito se dio cuenta de la presencia de Mixa y asustado corrió dentro de su escondite que tenía en el árbol. Todas las bellotas cayeron al suelo y Mixa saltaba y saltaba para evitar que alguna otra la volviera golpear. Poco después un hocico asomaba por el agujero del tronco del árbol. El animalito poco a poco salió de su escondite y bajó lentamente de éste. Al poco se percató de Mixa. Se encontraban frente a frente. Mixa pudo por fin ver quien era aquel animal el cual nunca había visto por allí, que ella recordara. Era una ardilla. Sabía de éstas pues a su querida ama le gustaba mirar documentales de animales en la televisión y a ella también le encantaba acompañarla viendo dichos documentales, pues le fascinaba las imágenes que aquella pequeña caja mostraba. Aunque observando al animal, había algo que no le terminaba de encajar. 7



Mixa recordaba las ardillas con el cuerpo esbelto y algo más altas. En cambio la que estaba viendo, era más bien de aspecto regordete y baja estatura. Era de color pardo con la barriga blanca. Su cola larga de aspecto esponjoso y poblada de pelo era lo único que le parecía igual que todas. –¡Hola! Me llamo Mixa. ¿Y tú? –Preguntó la gatita. –Xavi. –Contestó la ardilla un tanto huraña. No le costó mucho a Mixa deducir que no era del agrado de aquella ardilla a juzgar por el tono de su voz. Durante un largo rato permanecieron observándose el uno al otro hasta que Mixa decidió romper el hielo…

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