Regado por el Duerna
Tomás Martínez Alonso ·1·
Tomás Martínez Alonso, nació en Miñambres de la Valduerna (LEÓN) el 1 de diciembre de 1951. Cursó estudios de Magisterio en la Escuela Normal de León y de francés en la E.O.I. de Getafe. Ejerció de Maestro en diversos lugares de nuestra geografía a lo largo de 38 años –15 de ellos como director–, siendo Getafe su último y más prolongado destino. Se jubiló siendo profesor en el C.E.I.P. Jorge Guillén de Getafe en el año 2013. En este mismo año, se publica su primer poemario, “La Lluvia que moja mi otoño” (cultivalibros.com) Posteriormente se han publicado: “Y vi, de nuevo, amanecer” (pasionporloslibros.es, 2014) y “Mientras mi tiza duerme” (pasionporloslibros.es, 2015) ·2·
Regado por el Duerna TomĂĄs MartĂnez Alonso
© TOMÁS MARTÍNEZ ALONSO
Edita:
I.S.B.N.: 978-84-17068-35-6
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A mis padres, que me dieron la vida; a mi esposa, que me abriรณ la puerta de la suya.
“Vuelve la paz al cielo; la brisa tutelar esparce aromas otra vez sobre el campo, y aparece, en la bendita soledad, tu sombra� A. MACHADO
‌la niebla de los aùos solo pudo poner cortinas transparentes al olvido.
1. ¿QUÉ FUE DE ÉL? ¿Qué fue de él, qué fue del niño aquel cuándo tu pulmón, tan temprano, dejó de respirar, cuándo tú te fuiste de tus gritos en aquella noche oscura, cuándo tú te marchaste en las alas de la oscuridad y del silencio y él se quedó en su nogal llorando a solas? ¿Qué fue de él? Él no pudo decirte que aprobó su examen de septiembre, le escondieron tu agonía, no te pudo decir que te quería, se quedó con tu dolor y su dolor, echó de menos tu pellizco maternal en su moflete, el peine de tus dedos en su cabello fino, el calor confortable de la cuna de tus brazos, la silla de tu regazo, el cobijo de tu falda ante la amenaza o el castigo. Fue funámbulo en los alambres flojos, quedó en su cajita de sangre coagulada la tristeza. De niño a adolescente caminó sin tener rumbo aprendiendo a vivir sin tu caricia, a ignorar tu presencia, que nunca consiguió. Luego, sin buscar el amor, el amor hasta él llegó,
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la puerta se abrió a la llamada de plata de la aldaba, el fruto del amor engendró amor y, otra vez, el amor parió el amor. Al fuego de tu recuerdo le queda, entre cenizas, brasa, la niebla de los años solo pudo poner cortinas transparentes al olvido. Hoy tiene un rosal al que perfuman cinco rosas, corretean por su casa y por su alma dos luceros que llevan todo el oro en sus cabellos y escribe versos desde su banco amigo. Es una gaviota que sobrevuela mares de sal en bellos atardeceres pintados de naranja. ¿Qué fue de él? Fue un maestro que amó a sus niños y su escuela, que conserva, nostálgico, la tiza de nieve en una estantería, que camina feliz por la senda de su otoño mojado por la lluvia. Y el amor que, sin buscarlo, un día, hasta él llegó, lo tiene, ahí, como su monte, impertérrito, a su lado… y a ti, madre, también. A ti, también.
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2. EN LA SOMBRA DE UN MANZANO En la sombra de un manzano mi pequeña sollozaba, quería coger de su fruta y a su fruta no llegaba. Mis manos llevé a sus codos, luego la icé hasta las ramas y entre deditos de nieve aparecen dos manzanas. En la sombra del manzano veo que mi niña ríe, bien sabe que con su abuelo lo que quiere lo consigue. Hasta la sombra ha llegado muy cariñosa su hermana y ella graciosa le ofrece una de las dos manzanas.
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Bajo ramas del manzano luego mi peque quería que le cogiera la sombra… lo intenté, mas no podía. No tengas pena, estrellita, yo seré vuestro manzano, caminad sobre su sombra que yo os daré mi mano.
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3. LA CAMPAÑA ELECTORAL De nuevo, la campaña electoral. Calles y plazas infestadas por la oquedad de la verborrea sin sonrojo y sin corbata, mágico aluvión de soluciones como anestesia de problemas cotidianos, debates encorsetados que poco o nada aclaran, palmaditas en la espalda y sonrisas simuladas, baile de escaños de poltrona al son del ritmo de la melodía recalcitrante de la encuesta, parto de soluciones que se fugan con los globos de su propio regalo. Ni paro, ni crisis, ni desahucios, ni corrupción, ni salarios de mierda... perdón, debí decir miseria. Volverán a ponerse la corbata en su rostro sin careta. De nuevo, la campaña electoral; de nuevo, el circo.
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4. CUANDO TIEMBLA LA TIERRA Tembló la tierra y las paredes se doblaron cual cartón. Tembló la tierra y los surcos de grietas rasgaron el asfalto. Tembló la tierra y en los montones de escombro nació el grito. Tembló la tierra en segundos de pánico sin fin. Tembló la tierra que sacudió al Rey de las Cumbres su melena, que cubrió con alud blanco a la muerte y a la pena. Tembló la tierra y los pájaros pusieron en su vuelo desbandada. Tembló la tierra y dejó desolación, horror, tragedia, miles de muertos enterrados vivos y vivos que se daban ya por muertos, gentes sin hogar, secos de lágrimas vertidas, y moscas ociosas que chupan en la sangre coagulada de la herida. Tembló la tierra, bramó la tierra, rugió la tierra en Nepal.
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