Tela de Araña

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CAPÍTULO 1. TO BE OR NOT TO BE. El lápiz tintineaba una y otra vez sobre la mesa de cristal. Con el portátil encendido en la página de oposiciones, Marga se acordó de aquel chico con el que apenas había cruzado un par de mensajes en un foro público por la red. Hacía un tiempo que lo tenía olvidado porque opositar no era una tarea demasiado fácil, todo lo contrario. Cualquier pequeña distracción podría resultar fatal para obtener buenos resultados. Era jugarse el todo a una carta , una pérdida de tiempo pero aquel muchacho fue tan educado y cortés en sus mensajes que merecía una respuesta por su parte a la última pregunta que le había escrito: ¿Cómo te llamas?. Y es que en el foro Marga tan solo era un nick, “chatina”. Abrió la página en cuestión dejando el lápiz sobre la mesa y decidió descansar un poco de letras y más letras que ya bailaban como locas en su mente, intentando dar cuerpo, forma y sentido a un tema demasiado pesado y aburrido como era la Ley de Procedimiento Administrativo. Buscó aquella pregunta para pulsar sobre el botón de respuesta y entonces vio que “muchacho” estaba online. Podría hablar con él. Era muy buen conversador, o eso le pareció la última vez que leyó su penúltimo mensaje, que decía:"Qué página más superficial y vacía, pero cuando encontré tu mensaje me dije: he llegado al lugar acertado, ésta puede ser mi luz y mi alegría…”. Marga, algo perpleja por lo inesperado de la expresión escrita de aquel mensaje, le contestó hacía unas semanas diciéndole que parecía poeta y que le había encantado su mensaje. Le dio las gracias amablemente y lo cierto fue que desde aquel día no había dejado de pensar en aquel pareado así como notaba que la curiosidad sobre su autor crecía por días, ráfagas y momentos. Intrigada, empezó a teclear presintiendo –como así fue- que aquella vez muchacho no tardaría demasiado en contestar. -Hola muchacho, me llamo Marga, ¿y tú? . -¡Hola, hola!, qué alegría encontrarte por fin online. Yo me llamo Jaime. -Encantada, Jaime. Es un placer saludarte. Siento una curiosidad muy grande por saber qué tipo de alegría has creído ver en mis mensajes o qué es lo que tanto te fascina de ellos como para que me digas algo así de no sé qué tipo de luz. -Algo grande, hermoso y bello me caló muy dentro cuando leí tu manera de presentarte en el foro. No sé explicártelo ahora. Solo te diré que tengo la sensación de conocerte desde siempre, como si fueras alguien muy cercano a mí y tan solo eres una desconocida. -Por eso. Se supone que las desconocidas no vamos encendiendo luces por aquí, ¿o si? No sé, dímelo tú. Yo no entiendo nada. Me asusta lo que dices porque no quiero hacer daño a nadie y dispongo de muy poco tiempo para estar por aquí. El tiempo es oro en el mundo real, ¿no crees? . 2


-Puede ser, no te lo niego, depende de cómo quieras gastar o mejor dicho, emplear tu propio tiempo. Mi tiempo es mío y yo cumplo con mis obligaciones, el resto del mismo puedo hacer lo que más me acomode o plazca, aunque eso no sé a qué ha venido, tal vez sea pretender profundizar demasiado en mí. -¡Oh, pues discúlpeme el señor! No era tal mi intención aunque en una conversación entre dos personas, es muy normal que salgan a relucir aspectos de la vida como este que tratábamos, ¿o es que prefieres que hablemos de coches, barcos, lugares, sitios maravillosos que nos hagan olvidar y nos alejen de la realidad? Elige. Yo no fuerzo a nadie a hablar de nada, es más, se me hace tarde ya, tengo que salir de la red, así que me gustaría despedirme educadamente de ti. -No te enfades. Llevas semanas sin aparecer por aquí y hoy me quedé sorprendido con tu visita, eso es todo. No me la esperaba aunque sí la deseaba mucho. Puede que haya sido un poco grosero o borde, perdóname. -Bien, eres el primer hombre que conozco por aquí al que no le importa pedir perdón cuando hace falta, justo a tiempo pero no me enfadé, es solo que seremos claros, si te parece y diremos las cosas como son y llamaremos a cada cosa por su nombre, será lo mejor, si volvemos a coincidir por aquí, ¿de acuerdo?. -Por mi parte bien, perfecto, yo también lo prefiero, ¡qué carácter te gastas, chica!. Y repito, ha sido una gran alegría coincidir contigo. -La verdad es que es fácil para mí estar por aquí, lo que sucede es que me distraigo y no hago nada de provecho. Estoy estudiando para una oposición, ¿sabes? A Correos y tengo que aprobar un examen rollazo. Aunque voy dos horas cada día, de lunes a viernes, a una academia, luego tengo que seguir repasando en casa y mucho, cuánto más mejor, así que estudio en mi mesa de cristal favorita donde siempre suelo tener el portátil que me regaló mi madre por mi último cumpleaños, con conexión inalámbrica, todo un invento y, honestamente, hoy me acordé de ti. Ha sido algo extraño porque no sé ni como eres, pero me acordé de ese chico que me llamó “luz y alegría” Eso no puede pasar desapercibido para nadie. -Lo puse completamente en serio. -Idealizando lo que lees por aquí, ¿no?, muy típico. -Tal vez sí o tal vez no, la vida nos da sorpresas, sorpresas nos de la vida. -¿Y crees que yo te sorprenderé, para bien o para mal, también lo sabes?. -A cada frase lo haces. Sueltas, dejas aquí un pedacito de ti, de lo mejor de ti. -Eso tampoco puedes saberlo, lo mismo soy una loca.

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-A las locas no les sienta bien navegar, no pueden, no lo soportan. Pregunta a cualquier psicólogo o psiquiatra. No solo a las locas, simplemente a las personas ansioso depresivas les sienta muy mal estar ni cinco minutos seguidos ante la pantalla de un ordenador, cuanto más concentrarse en una conversación, o a personas epilépticas, les va fatal. -¡Cuánto sabes de esas cosas!, ¿eres psiquiatra?. -No, título no tengo, pero me encanta perder mi tiempo, como tú dices, por aquí y hablar largo y tendido. De las experiencias que leo aprendo aspectos de este tipo y aparte, si puedo ayudar en algo a alguien, por pequeñito que sea pues también lo hago y me llena bastante. -¿No tienes familiares, amigos o amigas con los que charlar ante una mesa o sentados alrededor de un sofá?. -¡Claro que tengo!, y lo hago, pero no a estas horas. Estoy en el trabajo. -¡Qué osado! ¿Y no te dicen nada?. -No, que no tengo control y el poco que pueda tener, lo limpio yo mismo, esto es, borro el historial navegado durante el día. Soy Ingeniero en Informática. -¡Oh, , así cualquiera!. Bueno, señor Ingeniero, en serio, tengo que cerrar el ordenador o no podré estudiar hoy ni una lección y a las tres de la tarde tengo la clase en la academia. Me gustaría llevar las dudas por lo menos anotadas, eso como poco, si no, no sé ni para qué ir, estudiar nadie lo va a hacer por mí. -Perfecto. Me ha alegrado volver a saber de ti y me reafirmo en que eres como una luz mágica y cercana en esta distancia y salto de obstáculos y barreras a que tanto se parece Internet. -Pues mira, no siempre ha sido así pero hace un tiempo decidí que era lo mejor, te lo cuento otro día, ¿vale?. -Muy bien, Marga. Hasta cuando quieras. Yo no abuso mucho y estoy trabajando y trabajo bien, soy un profesional, pero cuando puedo contesto a los mensajes o cuando la ocasión merece la pena, como ahora, me centro más en la conversación, ya sabes donde encontrarme, linda. -¿Linda yo? Pero si no sabes como soy. -Una persona linda no es necesariamente una persona guapa o bella. Hasta pronto. Cuídate y estudia mucho. Besos. -Of.

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CAPÍTULO 2. EL RUN- RUN EMOCIONAL. Marga estaba alucinando en technicolor. Normalmente todo el mundo va a lo suyo, el egoísmo en esta vida nos puede pero aquella manera de expresarse no era muy de persona egoísta precisamente. Estaba encantada de haberse ¿topado? con alguien por la red que demostraba tener bastante consideración aunque no idealizaría. Lo mejor sería olvidar el tema y centrarse en estudiar. Aquellas letras danzaban en su mente derechas a su corazón, pero supo frenarlas a la altura de no se sabe muy bien donde y como con un corrector imaginario darle la última pincelada al asunto o no habría manera de concentrarse. Veamos, La Ley de Procedimiento Administrativo dice... Transcurrieron un par de semanas hasta que Marga se animó a volver a entrar a la página del foro donde ocurrió todo lo anteriormente mencionado y cual no sería su sorpresa al encontrarse con que “muchacho”, o sea, Jaime, estaba ofline pero había dejado un último mensaje personal para ella: "Te espero en esta dirección de MSN. No importa que se me caiga el pelo, no importa que todo yo caiga al suelo hambriento y sediento porque no pienso dejar de mirar el monitor hasta que aparezcas. Me gustaría hablar contigo en otra parte, este paisaje ya me cansa, quiero ofrecerte unas olas, una caracola de chocolate, una arena fina y virtual donde tumbarnos, mirarnos a los ojos todo lo que podamos y hablar". Besos. ¿Aquello era una cita, una proposición o un despropósito más bien? Aquello no tenía nombre. Hacer o no hacer caso, esa era la cuestión. Hacía meses que había leído un libro de personas importantes y en el libro demostraban que mejor no hacer demasiado caso a lo que se lee por Internet. El ramillete de “casos” seleccionados era de lo más desagradable: guerras de poder, dominio, venganzas, casos patéticos, bromas pesadas pero en Internet también había grandes obras y maestros y…¡¿Quién demonios sería aquel tipo?! Ya estaba perdida, no había remedio, tenía que averiguarlo. La curiosidad humana, ya se sabe. Volvió a leer el mensaje, no había síntoma de broma ni de risa ¡nada! Ya no estaría tranquila hasta acudir a lo que Jaime le proponía pero no porque al tipo se lo imaginara sin comer, sin dormir ni sin duchar, sino porque volvía a tener la impresión de que era un buen hombre, sin más, de esos que no abundan. Cada día en las noticias daba la impresión de que lo abundante eran los hombres de cromañón, trogloditas en pleno siglo XXI que se aferraban a la negra etiqueta de “la maté porque era mía” y quería descubrir a su flamante encuentro poco a poco y bien a fondo. No sabía muy bien por qué, ni para qué pero era lo que pretendía, lo deseaba y mucho. Un viernes, armándose de paciencia por aquello de que el ordenador no era su especialidad, cargó el programa que citaba Jaime en su mensaje. No le fue demasiado mal, parecía sencillo y solo era cuestión de seguir las instrucciones que indicaba el navegador, inició la sesión y… -¡Hola, por fin llegaste! Gracias por confiar en mí.

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-Ha sido fácil, date cuenta de que no me puede pasar nada malo, otra cuestión sería que me hubieras citado en una cafetería o en una playa desierta, ahí ya sí que me lo hubiera pensado mucho, muchísimo, tal vez demasiado hasta el punto de no haber aparecido jamás, tenlo en cuenta, pero aquí, ¿qué me puede pasar, que entres en mi ordenador?, no tengo nada de valor y si me lo rompes, me compraría otro o no, a saber y poco más. -Aun así, gracias por confiar en mí. ¿Sabes qué sucede?, que aquella página donde nos encontrábamos tú y yo ya me daba mala espina y sin más rodeos, tengo una curiosidad que me gustaría preguntarte: Estudiando esta página en sí misma, sin mirar nada más, como Informático quizás, y aunque está muy bien, me doy cuenta de que tiene que haber, aparte de usuarios y los de arriba, o mandamases, directivos, jefes y demás, no sabría decirte la palabra exacta, pongamos “animadores” u “orientadores” marcando pautas de opiniones en ella. ¿Tú que crees?, ¿será así o no? En cualquier caso yo ya no me sentía “muy” y “solo yo”, de modo que fue esa la razón de pretender traerte o arrastrarte hasta otro lugar. De lo que no estaba tan seguro era de que tú me correspondieras, de ahí mi gratitud. Que preguntas más raras que hago, ¿verdad? Es que soy muy curioso. -Ya somos dos. Creo que a mí me pasa algo parecido aquí por lo menos, en la red aunque lo mío va por temporadas, casi se puede decir que de verano en verano, pero te comprendo muy bien. -Y me dejaba algo: Con múltiples personalidades pero con un estilo de escritura que a mi modo de entender, delata. Qué imaginación tengo ¿verdad?. No me refiero a usuarios normales, sino más bien a trabajadores de la misma página tal vez. Puede que con tantas personalidades distintas no lo necesiten, ahora que lo pienso, pero observadores, diría yo, que tiene que haber alguno. De todos modos mejor no pensarlo demasiado, tampoco nos van a quitar nada y dejarnos en la pobreza. Si nos robaran en casa sería otro cantar. Mejor disfrutar de las posibilidades que da todo esto y que cada día me parecen mayores. Mensajería instantánea, todo un gran avance, ¿no te parece?. -Y estamos más cómodos, por lo menos yo, aunque no lo uso demasiado. Lo tenía pero al empezar a estudiar esta dichosa oposición lo quité, no fuera a engancharme demasiado, puede ocurrirle a cualquiera, yo no soy ninguna roca y más vale prevenir. En cuanto a lo que dices de trabajadores de la página que pueden ir marcando pautas te diré que no lo sé. Mis teorías no van tan allá. Por mi experiencia, incluso a alguna que otra conocida a la que he recomendado la página, le he aconsejado también que contacte conmigo mejor por correo porque conozco a algunas chicas que están en ella y tenemos caracteres y personalidades similares, por eso son amigas mías y en la red todo es muy confuso y enseguida se levantan suspicacias que pueden ir creciendo como una bola de nieve que nunca sabes donde va a ir a estrellarse. Que renieguen de mí no, pero cuanto menos contacto por la página, mejor porque algunos lectores pueden hacerse ciertos líos o montarse películas y cotilleos varios en sus retorcidas mentes a mi costa y no me gustan nada los líos ni llamar la atención. Antes me divertía todo ese asunto pero ya no. Ahora disfruto de este medio y lo utilizo mejor, o eso pienso yo, aunque no renuncio a cierto puntito de misterio, cosas mías.

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-¿Así que lo has vuelto a instalar solo por mí? No lo sabía, es una gran responsabilidad porque esto es adictivo, hay que reconocerlo así y más adictivo incluso que la nicotina, aunque no estoy muy seguro de que sea tan dañino. Lo otro está bien saberlo, eres o pareces muy franca y sincera. -Yo tengo la misma duda sobre lo que es más dañino pero vale la pena correr el riesgo, de lo contrario no estaría aquí y ahora, eso te lo garantizo y si soy o no franca y sincera prefiero que lo descubras por ti mismo, si eres capaz, todo un reto, no te creas. No te lo voy a poner todo fácil, fácil, ¿no? . -El mundo de la red tiene otros muchos aspectos, es tan amplio. Algunos mejor dejarlos en “paz en el alma”. Tengo la lista demasiado larga y cercana para otra cosa. Si no, me estallaría la tristeza y creo recordar que no es mi forma de ser aunque también me gustaría ser como tú, iluminando todo el día. Debo estar en una línea intermedia bastante estable, nunca sube mucho pero tampoco baja demasiado. Según leí no hace demasiado tiempo, todo se debe a los genes. Creo que decía que hay veinte que influyen en esto, aparte de las circunstancias externas, curioso, ¿verdad? Esto marca distintas escalas de felicidad para cada persona. Puedes ver a una que parece normal y en realidad está alegre (dentro de su escala). -Acabas de abrir mi espita de la preocupación, ¿te ocurre algo?. -Vaya, Marga, gracias por tu preocupación pero puedes estar tranquila que no me ocurre nada grave. No me vence cualquier situación de momento y he tenido de todas. A pesar de ello, hoy es un día un poco más reflexivo para mí. Sin querer o sin poder evitarlo me acabo de acordar de mi hermano, de su espíritu, siempre en paz pero no me ocurre nada. Los demás problemas que pueden salir no me desaniman para nada. Soy un luchador y superador nato, será que soy Tauro, muy cabezota. -Bien, bien, señor Ingeniero, luchador y cabezota, me alegra saber que se encuentra perfectamente pero he de comunicarle que me esperan para una cena importante, así que le abandono por hoy, no sin antes enviarle un beso hermoso, fresco y gigante. Of. -Nos vemos, Marga. ¡Hasta otra!.

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CAPÍTULO 3. EL ACOPLAMIENTO. Después de aquella cena que tuvo Marga, después de dormir e incluso a la mañana siguiente, se dio cuenta de que aquella conversación atípica con muchacho se había instalado definitivamente en su cabecita ensoñadora y que era incapaz de dejar de pensar en él y tener una vida rutinaria, aburrida y normal como todo el mundo, así que la próxima vez que se encontrara en tan aventurero lugar a “muchacho” se lo diría, para saber si a él le estaría sucediendo lo mismo y mirar alguna alternativa que desarrollar entre los dos para que aquello no interfiriera en gran manera en sus vidas. Y fue una tarde cálida y tranquila cuando Marga expuso su temor más íntimo a Jaime, a lo que él argumentó: -Marga, no debes tener miedo de nada y menos de una página, donde las palabras son y puede que no sean. Un escrito no puede dañar, hay que tenerlo claro. Una enfermedad, un golpe, eso sí es temible pero las palabras escritas son como un libro, sino te gustan o te asustan, no las leas y ya no te transmitirán nada. ¿Que es lo que te da miedo que suceda?. ¿Has vivido o soportado tan malas experiencias por la red?. -No demasiado malas. Además tengo un equipo muy bueno y bien protegido. La peor fue con un tipo que estaba como un verdadero cencerro, aunque no sé como no me di cuenta desde el primer día. Supongo que mi parte romántica junto con mi inexperiencia, fue suficiente para que ni me percatara de lo dañino que el tipo podía llegar a ser. Al principio las palabras te llenan y te dejas llevar, te abandonas y no eres capaz de ver la falsedad y el vacío que las envuelve, al menos a las mujeres es lo que nos ocurre, tal vez en los hombres sea diferente, eso yo no lo puedo saber, nunca he sido hombre, ni lo pretendo. Hasta que te encuentras con otras palabras, expresiones e intenciones y descubres que esas sí que son auténticas, plenas, llanas, sinceras, como mágicas y algo sucede. Solo entonces eres capaz de darte cuenta de la diferencia, así que más bien he sido afortunada de encontrar en gran medida, gente normal y muy valiosa, con sus neuras y manías, sus defectos y virtudes. Ahora sé reconocer la que vale la pena y la que no, perfectamente. -Es lo mismo que te decía hace unos días, que con un poco de tiempo invertido por aquí, uno se llega a mover como pez en el agua. -Sí, pero tengo miedo de engancharme, ahora no me conviene nada. -Tu propia madurez te ayudará en eso, queda tranquila, y yo, si hace falta también, te diré ¡a estudiar, y yo a trabajar!, otros días lo harás tú, ya lo verás. Enganchados, haberlos los hay pero yo creo que solo caen tan bajo quienes por alguna causa contienen una vida vacía casi inexistente, o algo confusa en algún punto de su devenir y no es el caso, tienes un examen que aprobar. -Un examen muy importante para mí además. Es mi futuro, toda una vida, la última carta quizás que presentar como credencial ante mi destino. -¿Por qué dices eso, mujer? No seas así de dura contigo misma, ya verás como todo sale bien. Date una oportunidad. 8


-Te agradezco los ánimos, Jaime, me van a hacer mucha falta. Esto es duro, muy duro. -Un recreo conmigo de vez en cuando y verás como se te hace mucho más llevadero pero tampoco te obsesiones. Marcaremos parámetros temporales y no nos pasaremos ni medio pelo. -Será un placer para mí. Gracias por ser así, un verdadero encanto y tan excelente conversador. No comprendo muy bien que quieras perder tu tiempo conmigo pero egoístamente y bien mirado, creo que es justo lo que necesito entre lección y lección, como un masaje reparador. -Se nota la superioridad intelectual femenina. Con la palabra no hay quien os gane. Me halagas, que no sé si es bueno o malo, pero también me alegra. Eso de que soy un encanto reconforta y buen conversador a la vez. Pero si no te llego ni a la suela de las pantuflas y eso de tanto perder el tiempo contigo, ¿qué le vamos a hacer? , si alguien te cae bien, no creo que sea perder el tiempo. La verdad, no todo el mundo lo llega a entender, pero creo que si alguna persona comparte contigo, algo, o te lo cuenta, sin querer te hace partícipe y eso en mí despierta una especie de instinto reparador. Me hace involucrar sin quererlo directamente, me da pie y me siento obligado en parte a comentar, aconsejar, dialogar sobre el asunto. En más o menos profundidad, según la situación. Luego puede ser que moleste, aunque yo personalmente a ti te encuentro algo más receptiva y relajada, no tensa como los primeros días pero entonces si no quieres que te digan nada (no hablo por ti, sino en general) no lo cuentes. Eso creo en principio, claro que hay muchas matizaciones posibles. Aquí te dejo unas cuantas reflexiones y digo reflexiones, porque todo el mundo me dice que soy reflexivo y ya empiezo a creérmelo. -Fue lo primero que me llamó la atención de ti aunque solo era algo que presentía, no como ahora que me lo estás confirmando. En cualquier caso, lamento incordiarte pero tengo que velar por mis intereses y he decidido que me interesas, tómatelo como quieras tomarlo. -Anda ya, ¡que me vas a incordiar! y menos si no es cara a cara, entonces tendrías todas las de ganar. Entonces, sólo me quedaría el recurso de ponerme serio. Más de una dimensión, como mucho dos pero hasta con eso nos ganáis a los hombres, es que tenéis tres percepciones. -Me encanta aprender de ti, de esa simplicidad de la que hacéis siempre gala y que tanto me gusta del hombre como género humano, que mira que nunca entenderé por qué nos complicamos tanto la vida y las ideas las mujeres, te lo digo en serio. Me limito a padecer mi propia complejidad pero no la comprendo, creo que la rechazo de entrada, no la soporto. Es en lo único que me admiro de lo masculino, que me gustan los hombres en todas sus dimensiones, y eso que no he tenido demasiada suerte con ellos como pareja, todo sea dicho. -Vaya, vaya, si has dado con nuestro secreto. Tendencia a simplificar las cosas, ahí radica el problema, que entonces nos tomáis por simples. Esa tendencia a simplificar, muchas veces, y fíjate qué contrariedad, es la que a nosotros nos complica la vida con el sexo opuesto. Vosotras (hablo en términos generales) no simplificáis tanto y cuando

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os queréis, por ejemplo, desahogar de algún problema, nosotros, y antes de que terminéis, ya os empezamos a dar soluciones. ¡Que tontos!. Si lo que queríais era que os escucharan. Y de desencantos, eso es que has tenido mala pata. Hay de todo, aunque a veces los que atraen no son los que convienen. Se quieren sensibles, amables, que entiendan, y luego atraen los malos. Eso me parece a mí. El más rebelde, ese es el centro de mira. Por lo menos en el subconsciente, sin querer, porque el cerebro dice otra cosa, pero el instinto...Aquí conmigo no estás mal del todo, ¿no? Yo por lo menos estoy encantado con las cosas que aprendo aquí, tanto de las personas, situaciones, amplitud de puntos de vista y además me lo paso bien contigo y debe haber algún tipo de imantación extraña. Hablando con hombres no me lo paso tan bien y hasta parecen conversaciones absurdas como fútbol y mujeres, pero son conversaciones con poca gracia. ¡Ah, y el dinero!, demasiado prácticos para mi gusto. -En lo que sí me siento afortunada es en el lugar paradisíaco en el que vivo, un pequeño pueblecito pesquero por el que, con tu permiso y si no hay nada urgente para hoy, pienso dar un paseo ahora mismo, antes de ponerme a estudiar. -¡Qué bonito!, un pequeñito pueblo pesquero. ¿Con turismo, o de esos perdidos que ya no quedan? Si es bonito, estará invadido, por lo menos en verano, supongo. El pescado, estará divino, ¿no? Yo eso de las recetas, muy fáciles, jugando con los condimentos, y sino crema de leche, con trocitos de lo que apetezca...Resultón queda, como en los restaurantes y la mar de fácil. No soy un gran cocinero, pero si hago algo, me sale bien y además soy el rey de la mayonesa, nunca se me corta a golpe de batidora, pero le he cogido el tranquillo y siempre me sale bien. Que te aproveche el paseo, yo hasta las siete de la tarde, ya sabes donde encontrarme, en la gran tela de araña, muñeca. -Of. En un par de horas Marga estaba de vuelta en casa. Dio su paseo, escuchó el rumor de las olas, mojó sus pies en la orilla y poco más pudo hacer ante la ausencia melancólica de un verano al que todavía le faltaba por llegar. Sentada en su silla, con el tocho de libro delante, miró su reloj. Aún eran las seis de la tarde, tenía tiempo para repasar la maldita y pesada lección del día, por lo que se conectó para saludar a “muchacho”. -¡Hola!, ya estoy de vuelta. La playa estaba preciosa y tranquila, en esta época del año me gusta más que en pleno verano con tanto turista y sin apenas sitio donde poner mi tumbona. -Estupendo. Parece que tenemos pocas ganas de estudiar, ¿me equivoco? Eso no está bien. -Lo siento pero ha podido más el “feeling”. -Feeling, bonita palabra, al menos para mí. Me encanta cuando se da recíproco porque no me gustaría molestar. Me caes muy bien y estas cosas no siempre son mutuas y entonces molestan. Si… alguna vez…. eso…ya sabes, lo dices a las claras y ya está. Siempre he pensado que hay personas con las que se conecta más que con otras y me alegra mucho que en nuestro caso se dé, no sabría decirte exactamente por qué, solo sé que es así, lo noto.

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-Y yo, para lo selectiva que suelo ser, también lo noto y me alegro mucho. -¡Ah!, ¿eres selectiva? Me parece genial que puedas y sepas elegir. Libertad de pensamiento y de elección, interesante. Claro que todo " " así, entre comillas porque libres sólo lo somos a medias. No solo hay hombres, sino también mujeres que realmente son muy...muy incultos (no de estudios), maleducados, bordes, primarios, soeces - ésta última es una palabra que me gusta- por no decir machistas, que eso ya es otro tema distinto. Lo que sinceramente me resulta extraño es que una luz tan linda como tú esté sola en su mundo de emociones y sentimientos, te lo digo con toda la naturalidad que me caracteriza y sin ánimo de nada, solo de extrañeza propia. -Pues ya ves, estoy aburrida de toparme con capullos de modo que me he tomado un año sabático al respecto. -No te veo yo aburrida aunque sea viernes. Y tú sigue buscando, que encontrarás al mejor de los hombres. Puede que el día que no lo estés buscando aparezca de repente. Aunque ándate con cuidado que hay mucho bicho raro por ahí suelto. Quizás es el tema del destino pero hay hombres buenos por este mundo, solo es cuestión de moverse, relacionarse, cambiar de ambiente -si parezco la mula Francis o una casamentera de esas de las películas que ya no dan-. Tenía una amiga que la pobre no encontraba ninguno aprovechable y ese consejo le di, así como bromeando y un buen día se apuntó a un centro de excursionismo. Vaya, encontró el hombre de su vida, para que te des cuenta. -¿Darme cuenta de qué? De sobra sé que el hombre de mi vida puede estar en cualquier parte y que incluso puedo conocerle ya pero me lo pienso tanto que se me escapan los trenes y viceversa, ¿eh?, que también hay chicos que llegan a un punto en que me aburren, me superan, se confían y me defraudan, no lo puedo evitar, lo siento. Dicen que soy mala pero de verdad que es sin querer. Para purgar mi pecado, mientras tanto escribo para una página web relatos y cuentos, es entretenido y me gusta mucho escribir, aparte de estudiar. Me sirve para desconectarme un poco del estudio y para expansionarme por dentro, o eso creo yo, sobre todo el tema de relato erótico. Es uno de mis favoritos. Mira, te he encontrado uno suave, el último, que además iba dedicado, a ver qué te parece: Las luces ya se habían apagado, solo quedaban las de emergencia. La enorme alfombra roja que conducía hasta la salida del auditorio estaba cubierta de pétalos de flores que inundaban la estancia de un olor muy agradable. En el escenario todavía rezumaba olor a ese humo con el que se envuelve a los artistas. Y en mitad de las butacas del auditorio, dos figuras, una en cada extremo y cuyas miradas se cruzan al unísono. Él, viendo que no estaba solo, y todavía con el impacto de los últimos acordes en sus oídos, decidió acercarse un poco más a la chica que lo miraba como no sabiendo muy bien hacia donde mira, un miro pero no miro, un miro por mirar... -Hola, ¿te ha gustado el concierto? ¿Ha sido increíble, verdad? -Me ha dejado, que ya ves como me ha dejado, estoy todavía que no puedo reaccionar... -Me llamo Luis, ¿y tú?.

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-Encantada, yo me llamo María. Luis se acercó todavía un poco más para ofrecer a María los dos besos de rigor que se estilan cuando alguien conoce a otro alguien y al hacerlo así Luis detectó un aroma de menta que le llenó ese sentido que todos tenemos en la nariz. También pudo apreciar la tersa piel de la joven, cuyas mejillas parecían estar completamente heladas. -¿Tienes frío? Tus mejillas están heladas. -Un poco, pero no te preocupes, yo enseguida entro en calor. -¿Ah, si?, chica afortunada en invierno, entonces. -En invierno o en verano. Llevo fuego dentro, pero solo sale cuando quiere. -¿Cuándo quiere él, no cuando quieres tú?, qué curioso. -Sí, No hace ni dos minutos, has rozado mis mejillas y te han parecido heladas. Vuelve a hacerlo, a ver qué me dices ahora. Muerto de curiosidad y sugestionado por los ojos y la voz de aquella mujer, Luis volvió a acercarse a aquella mejilla y ahora desprendía una febril temperatura que no supo como interpretar. -¡Ahora estás ardiendo! -Sí, y no solo la cara, mira, toca. María tomó una mano de aquel hombre que la contemplaba con asombro junto a ella y la llevó hasta su pecho. Se desabrochó los botones de la blusa y deslizó la mano de Luis por sus senos descendiendo hasta el ombligo. -¡Increíble!, dan ganas de hacer algo. -¡Pues hazlo! , yo no pondré ninguna resistencia. -¿Aquí? ¿No quieres que te lleve a algún lugar más cómodo?. -Aquí, hay que aprovechar el momento, cielo. Además, a mí en esta ciudad no me conoce nadie y estamos solos tu y yo. -¿Y si entra alguien? -............ Luis dudaba, a él seguramente sí le conocían en aquella ciudad, pero el caso fue que aún dudando, se sentó encima de aquella mujer notando como sus muslos, al contacto con su piel se encendían cada vez más. La tomó por los hombros, que parecían algo más relajados y se acercó por primera vez a sus labios, algo que aún no había probado. Efectivamente, María no puso ninguna resistencia, sino que más bien le concedió la licencia de beber de aquellos, sus labios y su boca de inexplicable sabor a menta, como aquel primer olor que había detectado hacía un rato. -Es curiosísimo, hay zonas de verdadero frescor en ti. Me encanta... -Pues sigue buscando, aunque no sea yo, precisamente la tapa de ningún yogur... -¿Tapa?, me parece que en todo caso aquí lo que hay es algo parecido al interior de un yogur, que también se toma caliente en salsas, ¿no?. -Si, pero te advierto que yo también me voy a poner a inspeccionar algo que noto muy cerca. Mis manos son tibias, no te quemarán, no temas.

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-¿Temer?, no es eso precisamente lo que me inunda ahora, preciosa. Y cada uno con los sentidos que eran capaces de desarrollar en el momento y lugar, manos, dedos, bocas y sonidos volaron rompiendo el eco del lugar sobre una butaca en la que de lejos, apenas se apreciaban dos cuerpos semi-desnudos fundidos en un rato de puro instinto. Al terminar, el galante de Luis colocó el pelo de su fugaz acompañante, a lo que ella correspondió con una sonrisa dulce y un ajuste de botón en su camisa. La tomó de la mano para conducirla hasta la salida, donde se despedirían. -Parece que estás más fresquita ahora. -Es normal, ¿no te parece?. -¿Te llevo a algún sitio?, tengo el coche...No sé muy bien dónde, pero por aquí cerca debe de andar. -No te preocupes, la boca de metro está aquí al lado. Un último beso tibio selló aquel encuentro. Ella se deslizó por la calle como una sombra hermosa. Luis se quedó mirando un buen rato como se alejaba y cuando se dio la vuelta para seguir su camino, escuchó un zumbido extraño, percibió el aroma de flores de aquella alfombra del auditorio y al mirar, por un instante hacia atrás, le pareció ver de lejos un resplandor que parecía salir del suelo pero ¿quién sabe lo que ocurrió? No estaba cerca para saberlo a ciencia cierta. FIN. -¡Caramba! Qué relato más misterioso y calentito, no sé qué más decir. Sobre el otro aspecto, el de tú y los hombres, es cuestión de vivir la vida sin obcecarse. Cualquier día, sin pensar, al doblar una esquina, cruzarás una fugaz mirada con él, breve pero intensa. Esa noche no dormirás recordando ese instante, él tampoco, no podrá borrarte de su mente. Se encenderá una pequeña llama de deseo y pasión conjugada de un amor irracional, imposible de refrenar. Él, sin tú saberlo, buscará el momento, preguntará por todas partes: ¿Quién es ella, como puede ser que no hubiera reparado antes en su existencia? Claro, sólo éramos amigos, pero en mi corazón ha arraigado una pequeña raíz que lentamente va creciendo sin parar. Ese día, será vuestro día, cuando sin esperarlo descubriréis un amor escondido en las profundidades de vuestro ser. Creo que algo así, ya lo había escrito. ¡Que día que tengo hoy!, me ha cogido sentimental y casamentero. Eso de escribir cuentos y relatos está muy bien, ¿de qué tipo?, ¿solo de estas dos especialidades?, el erótico ha estado muy bien, muy fino. ¿De alguna clase más? ¿Se puede saber?. -¡Me acabas de dejar sin palabras. Ojalá sea así. No hay ninguna prisa, eso sí, que cuando llegue sea para siempre, es lo único que pido, que no es poco, sobre todo para mí, que parece que se me hace dificilillo. Si no se confiaran tanto y terminaran por ir a lo suyo y olvidarse de la chispa inicial, otro gallo les cantaría conmigo y no me retiraría tan sutilmente de sus vidas como siempre terminan por reprocharme que hago. Y lo que escribo son cuentos infantiles, y relatos eróticos básicamente y hasta ahora solo esos son los que me gusta escribir, o reflexiones metafísicas, me encantan, pero ese tipo de

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escritos ya creo que son para lectores más especializados, al menos a la hora de compartirlos. No los entiende ni gustan a cualquiera. -Eso de tendencia a lo suyo, habrá de todos, luego ya se verá o quizás desees que te lo relate, que así ves lo regulín que soy yo en ese campo pero anda que tú, vas de un extremo a otro con las historias, ¿no? ¿O infantiles o eróticos?. Ya me gustaría leerte algo infantil también, mujer. De momento veamos algo mío así, improvisado: Luego, ese Viernes, en la cena, todos los antiguos compañeros reunidos, rememorando pequeñas travesuras de la infancia, hablando amistosamente de sus hijos, problemas, trabajo, dinero...Arf, ¡que se estropea la velada, fuera, fuera eso del dinero! Él, sin premeditar pero dirigido por una mano invisible, se sentó a su lado. No sabía qué le ocurría, ella era la de siempre, pero él veía un fulgor a su alrededor. Su mirada, parecía no obedecerle, rebelada e indómita no apartaba la vista de sus ojos. No, no, ¿que estoy haciendo?, ¡pero si es mi mejor amiga!, casi somos como hermanos. Sus ojos no le obedecían y aquel primer saludo terminó de abatir toda su resistencia. “Hola”; -sonaba dulce y suave-, como si le hubiera acariciado con la voz. Hola Ana, cuanto tiempo sin saber de ti. Tú, estabas encantada, pensabas: ”está cambiado, tiene menos pelo, un poco más rellenito, pero que mirada más dulce”. Que lástima que no podamos vernos más a menudo, pocos amigos que tengo y tan lejos. -Me estás resultando todo un Rapell por descubrir. ¿Cómo sabes tú que ese es precisamente el mayor de mis problemas, que los amigos que más me interesan, no puedo cultivarlos ni agasajarlos porque los tengo bastante lejos? Me estás dejando de una pieza y es que, los más cercanos no me interesan en absoluto, la mitad son demasiado liberales tirando a listillos y la otra mitad o están cogidos o son gays, así que ya me dirás el panorama que tengo. Y dime, ¿el relato seguiría o es así ya el final?. Me has dejado con la boca abierta y ahora la curiosidad hace de las suyas en mi cabecita. -El relato podría seguir más o menos así : En ese instante Ana se dio cuenta de lo mucho que había añorado a su amigo, ese que no sobresalía pero que siempre estaba a su lado en los momentos difíciles. Empezaron a hablar, sonriéndose como un par de tontos. Él la veía distinta, no sabía como era pero toda ella emanaba un aroma apasionante, misterioso. ¿Que le estaba ocurriendo? No, no podía pensar, entonces sus ojos recorrieron todo su cuerpo, ese vestido ajustado, con ese escote suave, pero que le hacía imaginar todas las maravillas de su amiga. ¡No, que hago!, estoy estropeando mi amistad con ella. ¿Como puedo pensar éstas cosas? Ana se dio cuenta enseguida de que la observaba, que su mirada momentáneamente se había parado en su escote. Se sentía ofendida y honrada a la vez. Aun era bella y atraía a los hombres, pero ¿él? que mal gusto, se les nota enseguida. Pero que halagada me siento al mismo tiempo, mientras la voz de él suave y grave a la vez, la envolvía de nostalgia y terneza. Una sensación extraña le recorría el alma...Uy, uy, esto se pone feo, mejor más romántico, .re-capitulemos :De repente, ese instante desapareció: ¡Clinc,clanc! Vamos, vamos un brindis por nuestro reencuentro -dijo Jorge-: ¡Por los mejores compañeros que hemos tenido y tendremos jamás! Todos nos pusimos en pié, volví a la realidad, a estar todos juntos. Ana, mi mejor amiga, me echó un guiño. ¿Se habrá dado cuenta? -me pregunté- ¿Habrá notado algo? No, no -deseché ese pensamiento- Todo ha sido cuestión de unos segundos. Mi imaginación me ha jugado una mala pasada. Entonces con los brindis vino una alegría irrefrenable. ¡Por nosotros, viva!. Abrazos, sonrisas,

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hasta que me di la vuelta, ella también lo hizo, casi al mismo tiempo y esa mirada me perdió irremediablemente. Se acercó a mí para abrazarme, como hacían todos y al unísono, sin pensarlo, inevitablemente rozamos nuestros labios, frugalmente, ¿o no?, ahora no recuerdo el instante exactamente, fue indescriptible. -Desde luego, que vaya imaginación la tuya y así, improvisado, o ¿lo tenías escrito ya en alguna parte?. -No, no, te repito que acaba de nacer de mí, contigo como Musa. -¡Anda, mira!, el sueño de toda mi vida, ser la Musa de alguien, bueno, ya lo fui, de un pintor, pero su amor desmesurado me asustó tanto que terminé por apartarme de él todo lo que pude. Yo no era más que una niña y él un hombre maduro y ya no tenía la seguridad de si estaba cuerdo o alguna noche de las que me acompañaba a casa me haría algo y como un día me pidió un beso y se lo di pero no me gustó nada de nada, pensé que lo mejor era terminar con aquello de una vez, así que dejé de ser Musa. -Suele pasar. Queremos a quien no nos quiere y no queremos a quien nos quiere, ¡hay que ver qué difícil que es equilibrar esa cuestión!. Y otra cosa: ¿Le diste un beso? Pero, pero ¿te apetecía dárselo?, es que lo dices como si se lo hubieras dado sin gana alguna. Aclárame eso, que es muy raro en una chica o a mí me lo parece. -No, no, te aseguro que no me apetecía nada darle aquel beso pero se lo di y nunca entendí ni yo misma por qué llegué tan lejos. Estaba en su coche, me había acompañado a mi casa y me lo pidió. Yo se lo di, mejor dicho, me dejé dar un beso en los labios, un roce, sin más, y creo que me arrepentiré siempre pero ya no tiene remedio y al día siguiente hablé con él y le aclaré que a mí solo me gustaba como pintor y como amigo, a lo sumo. Era interesante hablar con él y excitante posar para él pero nada más. -¡Y luego me dices que soy carca! Ay, ay, ay, ay. Bueno, niña, es hora de irme ya, que pasan cinco minutos de mi hora y tengo otras cosas que hacer, ¿lo entiendes, verdad?. -Por supuesto. Yo me pongo ahora mismo ya sabes a qué pero te dejo un cuento infantil que estuve buscando por entre mis archivos, no improvisado. Lleva un tiempo escrito, para que lo leas. Ya me dirás qué te parece. La pequeña Susana no paraba de dar vueltas por la casa. Todos los años por estas fechas, le sucedía lo mismo: Sabía que se acercaba el momento y su corazoncito se agitaba sin parar. Mientras tanto, su amiguita del colegio, Ana, jugaba tranquilamente en la granja con su traviesa perrita blanca llamada “Triste”. Cuando se paraba, la niña la contemplaba y pensaba que estas navidades tampoco serian blancas como lo eran todas las navidades en los dibujos animados. Correteaba y saltaba delante de Triste, inquieta y feroz, que tenia señalada a la chiquilla, que reía y sudaba, muerta de cansancio ya. No muy lejos de las dos niñas, Espirito había estampado su nariz colorada en el cristal de un escaparate lleno de regalos, árboles de navidad de todos los tamaños y luces de mil colores, prendado por un caballito de madera muy parecido al que su mamá le regalara de pequeñito. Claro que, Espirito siempre fue pequeño de tamaño, porque de años debía rondar los dos mil y pico. Y tampoco es que fuera enano, es que Espirito era el espíritu de la navidad de los niños y huyendo de Horacio, el espíritu navideño de los adultos, se “tragó” el escaparate de la tienda, lo que le había enrojecido y planchado su nariz, que recordaba mucho a la de los payasos de toda la vida.

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Horacio y Espirito vivían en diferentes lugares de la vegetación, pero por estas fechas no tenían más remedio que coincidir en cualquier jardín o parque de la ciudad. Espirito vivía en el verdor de los pueblos y su vida, el resto de la temporada, consistía en velar por la imaginación de los niños del planeta, incentivarlos al estudio y al juego y en Navidad asumía la misión de asignar a cada niño su solicitado y preferido regalo. Horacio, por su parte, era una diminuta masa grasosa, mezcla de alquitrán y lubricante, con finas, pero innumerables patas largas, como las de las tarántulas, mal oliente, que todo el año rondaba a los adultos y se metía en sus corazones impulsándoles a comprar y consumir todo tipo de productos: ropas, zapatos, joyas, pieles, televisores, coches, pisos..., haciendo las delicias de los comerciantes, que en estas fechas, veían doblarse sus ingresos y abarrotarse sus locales. Y, como os iba diciendo, Espirito había conseguido dar esquinazo a Horacio, gracias a un adulto que pasaba por allí. Se dirigía a las afueras de la ciudad, a la villa donde vivía Ana, cuando se encontró con él, procedente del ático donde los papás de Susana adornaban el árbol de Navidad. Espirito estaba muy triste. Había leído la carta de Susana para “Santa” y entre dientes, iba refunfuñando: - Esta niña, es incorregible. Ha escrito una larga lista de muñecos y complementos de juego ¡ y aún no ha terminado¡. Ya no sé qué más va a escribir, no falta nada del repertorio publicitario. - ¡Lástima, con la memoria que tiene con sólo cinco años y que la malgaste así¡. ¿Y, su corazoncito? ¡Cualquiera diría que ha sido víctima de un mordisco de Horacio¡. Está exaltadísima porque “Santa” nunca puede con todo lo que le pide. Se cree, mi niña, ¡que está sola en el mundo¡. Espirito caminaba deprisa “jardín a través”, con sus bracitos cruzados a la espalda, camino de la granja donde vivía Ana. Era la única carta que le faltaba por leer antes de dirigirse al País de las Letras, donde se encontraba la fábrica de las ilusiones, a pasar sus pedidos para que ésta traspasara sus paquetes a “Santa”, cuyo gigantesco trineo ya aguardaba, reluciente, bajo el mar, para ser cargado y distribuir la noche mágica del veinticuatro. Cuando llegó a Torreón, Espirito no contaba con encontrarse a Triste, la perrita de Ana, y se llevó un susto de muerte. - ¿Quién eres tú?, le preguntó Triste, que flanqueaba la puerta del dormitorio de su amita. - Yo soy Espirito, balbuceó algo asustado. Y tú, debes ser nueva aquí, ¿verdad?. - Si, llegué en otoño. Aún soy pequeña, pero tú, lo eres más aún. Eres como mi nariz, de pequeño, le decía mientras lo medía con sus patitas, tocándose la nariz para comparar los tamaños. ¿Y, qué quieres?.

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- Vengo a leer la carta para “Santa” que ha escrito Ana. ¿Me dejarás entrar, no?. - Con una condición, contestó Triste sentándose ante la puerta y cruzando sus patitas en señal amenazante. - ¿Y qué condición es ésa, si puede saberse?‘, preguntó Espirito asombrado. - Que seas mi amigo y vengas a jugar a menudo conmigo. Verás: Ana se fatiga y sin querer le hago daño con mis dientecillos de leche, porque yo soy muy vital, ¿sabes?, e inquieta y aunque aquí se está muy bien, sólo puedo jugar con ella y se cansa. Una noche, me asomé a la ciudad, dando un paseo, pero no me gustó el ambiente. - ¡No se te ocurra volver por allí, le interrumpió Espirito, si no quieres acabar loca e infeliz¡. Aunque pueda parecerte lo contrario, aquí estás mucho mejor. En la ciudad tus días estarían contados. Lo que aquí es verde, allí es una alfombra infernal por la que pasan miles de artefactos dañinos y sin cerebro. Aquí, como mucho, puedes tropezarte con un caballo, que sabes que, si no lo ves, te avisará, se apartará y no te pisará, pero allí, lo que pueden parecerte caballos, no lo son, son máquinas incontroladas que ni te ven ni se apartan de tu camino, sino todo lo contrario, te quitan del medio enseguida. Y las personas, te pueden hacer dos cosas, contando con que te vean: En el mejor de los casos, te engañan , te cogen y te meten entre cuatro paredes y eso sí que es aburrido. Y, en el peor de los casos, unos hombres, vestidos muy raro, te llevan a una jaula, te ponen una inyección y... Espirito dejó de hablar, no era su intención asustar a la pequeña cachorra. - ¿...Y qué?, preguntó ella toda intrigada. - No sé lo que pasa con la inyección, pero te aseguro que no es nada agradable y te recomiendo que no lo averigües. Ya es suficientemente duro estar metido en una jaula, supongo... - Tú te escaparías hasta de una jaula, ¿a que sí? Eres tan chiquito..., Claro, que, no tengo ni idea de lo que es una jaula, pero suena feísimo. Espirito se animó. (“Mejor que no lo sepas, pensaba). -Y, ¿qué, me vas a dejar entrar o saco la baraja y nos ponemos a jugar al mus?. - ¡De órdago¡, contestó Triste, empinándosele las orejillas. Eso sí sé lo que es. Aquí se juega mucho al mus, todas las tardes. El papá de Ana se reúne en casa con unos cuantos amigos y pasan la tarde jugando a las cartas... Pero, pasa, pasa, yo vigilaré, no sea que se despierte. Entraron los dos a la habitación de la niña, que dormía placidamente. Espirito se subió a caballo en el lomo de Triste, aunque sus lanas eran tan altas como su cuerpo y con su ayuda, llegó hasta la mesilla de noche donde estaba la carta de la pequeña, abierta e iluminada por un tenue rayo de luna. Triste aupó sus patitas en la cama y se encontró con la carita de la niña, que parecía soñar un bello sueño a juzgar por su sonrisa. Mientras, Espirito leía:

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- “Querido Santa, este año te voy a pedir algo muy especial. Seguro que sabes que ya he empezado a ir al colegio y tengo una amiguita que se llama Susana. Es buena, pero sólo le gustan las muñecas. No le gusta estudiar ni venir a verme, porque dice que en mi casa se aburre. Yo la quiero mucho y te pido que me ayudes a que no se aburra conmigo. Sé que es mucho pedir, pero no comprendo por qué no le gusta el campo, las casitas de madera, los recortables, mi nueva perrita, ni mis botas de agua o mi abriguito de paño. Yo, ya no me siento tan sola porque tengo a Triste, pero Susana está malita y el campo le sentaría muy bien. No puede respirar tranquilamente, ¿sabes? Y aquí hay mucho aire puro, que debe ser lo que ella necesita. Por favor, mi muñeca favorita se la envías a ella porque yo sólo quiero su amistad. Un beso, Santa.” - Esto es maravilloso y necesario, pequeña, comentó Espirito para sus adentros. Por fin puedo convencerme de que este mundo todavía tiene arreglo, siempre que existan ángeles como tú, así que, manos a la obra, no está todo perdido. Iré al País de las Letras sin perder un segundo. Y desapareció. A la mañana siguiente, misteriosamente, todo amaneció blanco. Triste se confundía con el suelo y olía, anonadada, aquella enorme manta helada bajo sus patitas. Ana, intentaba construir, con ayuda de papá, un muñeco de nieve. Mamá tostaba pan y preparaba café cuando, por la ventana de la cocina, vio llegar un coche del que descendía una pareja con una niña pequeña. - ¡Susana¡, gritó Ana al reconocer a su amiguita, has venido... - Zi, y traigo una coza, le explicaba la pequeña, con su siempre aparente nariz taponada. Anoche pazó algo en mi caza que no me ha dejado dormir: Mi papá ze encontró ezto en la cama (Sacó una cajita del coche y se la mostró a Ana. Era Horacio y estaba muerto). Con el reloj le dio tal golpe que mira, no ze mueve... - Está muerto y es repelente, vamos a enterrarlo bajo la nieve, ¿quieres?. - Zi. Y, ¿zabez qué?, mi papá ha regalado a mi mamá eza caza de ahí enfrente, ¡vamoz a zer vecinaz¡... No hay mal, que por bien no venga, se oyó a lo lejos, en un eco que aún resuena cada día de Navidad. Y por supuesto, Espirito no se olvidó de cumplir el pacto con Triste y cada atardecer, después de motivar al estudio en los niños, visitaba y jugaba con la cachorra mientras Anita y Susana merendaban y se divertían viendo “dibus” o leyendo cuentos. FIN -Muy lindo. Seguro que a los peques les encanta. Lo encuentro tierno y con mensaje. Bueno, espero que te pongas a estudiar ya mismo, ¿vale?.

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CAPÍTULO 4. LA DUDA. -Sí, sí, prometido pero me dejarás que meriende-cene algo primero, ¿no?, que luego cuando me enfrasque en la lección se me va la noción del tiempo. -Vale, conforme, mañana te tomo el parte y la lección, un beso, Princesa. -Dos. Of. Tal como había dicho que haría, Marga picó algo ligero antes de enfrascarse definitivamente en la pesada lección del día, El Mapa Territorial Europeo, con el que se estuvo peleando en un tira y afloja cerebral hasta que consiguió dejar asentadas las bases más esquemáticas del asunto en su coeficiente intelectual, atravesando su inteligencia innata y dando todo el de sí que pudo a su cerebrito. ¡ Malditos temas! ¿Cómo podían ser tan peñazos? Sin duda era el vocabulario empleado a la hora de redactarlos porque si bien se trataban de aspectos archi conocidos por la lógica y a poca facilidad de que se dispusiera para el estudio, algo se pillaba. Lo que le mataban eran los oscuros palabros que a cada línea iba encontrando. Llegó un momento en que dio por finalizada la dedicación y al mirar la hora, lo que mejor podía hacer era acostarse a dormir, que se puso en casi las dos de la mañana y su cuerpo ya acusaba cansancio junto con agotamiento, un agotamiento intelectual que pasaba desapercibido ante muchos pero no ante ella. Necesitaba descansar por lo menos hasta la hora de ir a clase. Apagó luces, abrió la cama y a soñar feliz. ¡Qué maravilla!. A la mañana siguiente ni miró el reloj. Hasta las tres de la tarde no tenía prisa y eso de tener ganada la batalla a una lección le ponía de buen humor, de modo que recién duchada, fresca como una rosa olorosa y bien desayunada, abrió su correo electrónico y leyó un nuevo mensaje de muchacho, o Jaime. Algún “buenos días” de los suyos . Segunda parada, la Isla de muchacho o…Jaime. -Buenos días para ti también, ¿mucho trabajo?. -Si y no, pero no me quedaba yo sin saber como fue la lección de anoche, cuenta, cuenta, vamos, suéltalo. -Bien, bien, a eso de las dos y pico de la mañana conseguí asentarla en mi entendimiento y seguro que la de hoy se da igual de bien, la Constitución del 78. Tengo las preguntas del test que han caído otros años, así que hasta que no salga perfecto, sin ningún fallo, no pienso desistir, tranquilo. -Así me gusta, con la moral alta desde por la mañana, eso es formidable. -Qué implicado que te encuentro en este petardo de examen. Gracias, voy a por él y se va a enterar de quien soy yo. -¿Implicarme?. Nunca he sabido no implicarme. Puede que a veces demasiado, pero es mi forma de ser. Evidentemente soy selectivo en las causas, no me pongo en medio de tonterías infantiles. Me sale sin querer, aunque me sé retirar enseguida, si es que hace falta. Ahí tengo una virtud o un defecto, según se mire. Creo que las personas 19


deberíamos implicarnos más, hasta donde permita la otra persona Para decir bobadas sin ton ni son todo el día no hace falta entrar en Internet, hay que darle sentido, puntos en común, confianza, interacciones entre las personas. De otro modo todos estos mensajes se vuelven vacíos. No puede fomentarse una amistad, relación o lo que sea sin implicarse en mayor o menor grado. -Ya veo que estás muy interesado en motivarme todo lo que haga falta para que vea este ridículo examen como una linda prueba a superar en un abrir y cerrar de ojos pero ocupémonos ahora de un asunto un poco más interesante, creo que no te lo he preguntado, corrígeme si me equivoco: ¿Qué piensas de verdad de la buena de mí? Ala, y lúcete o me cabrearé. - ¿Coaccionando desde por la mañana? No, no hace falta que respondas, que ya sé que lo has dicho en broma. Veamos. De ti, pienso que me caes muy bien. Te encuentro simpática, atenta, inteligente, original, sentimental, abierta, extrovertida, divertida -lo pongo así que es más fácil- Ya has visto que no tengo la misma capacidad que tú para expresarme, así que como tengo que meditarlo un poquito antes de escribirlo, ya te lo iré diciendo o tú lo irás deduciendo. -Me parece correcta tu respuesta y perdona el exceso de confianza tal vez pero mira, no lo puedo evitar y tengo la sensación de que me eres tremendamente familiar por tu empatía, tu grado de complicidad, tu forma de ser...No sé si te lo había dicho, pero si no lo hice, ahí lo llevas. ¿Qué te parece?. Por unos instantes, se hizo un silencio al otro lado y la cabecita de Marga empezó a girar y girar, y dar vueltas y más vueltas y solo podía pensar una cosa: “es él” pero ¿quién era él?. Lo difícil era saber y estar segura de si muchacho pensaba qué decir, cómo salir de aquella, confesar o tal vez solo fuera que le había pillado en pleno proceso laboral. Ahí estaba la clave del asunto. Muchacho, o se hizo de nuevas o no, no era él, y al fin, respondió: -Tendrás que indagar un poco más en mí. Es que ya te veo, dándole al coco: ”Este me conoce” A ver si será el informático de la tienda de abajo o puede que un amigo de hace años. No le des tanto a las neuronas, disfrutemos del momento pero sí que entreveo tus dudas o, me lo parece. -Eso te decía que tengo mis dudas de que no seamos conocidos, al menos por este medio, la red o gran tela de araña. Es una sensación que cada día crece más dentro de mí aunque no te preocupes que no pretendo salir de dudas tampoco a las primeras de cambio. Me gusta el misterio y la intriga, sobre todo cuando el fondo es inmejorable con alguien tan gracioso o simpático y me da que lo eres, en este caso. -Si, es más bonito un poco de misterio e intriga. ¿Ves?, eso hace las cosas más interesantes. Cuando lo sabes todo, empieza uno a dejar de serlo y ¡zas! se terminó el feeling . -En eso no estoy completamente de acuerdo. Muchas veces puede dar la impresión de que se termina pero en realidad está ahí agazapado, simplemente se deja a un lado porque no sabes muy bien hacia donde ir, o qué decir, ni cómo, un verdadero problema

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pero el sentimiento sigue intacto. Ocurre, créeme. Por eso es siempre mejor aflojar un poquito los tornillos para ir de paseo por esta gran tela de araña, sin confiarse del todo tampoco, ¿no crees?. -No hay nada de malo en aflojar un poco los tornillos. Creo que es lo que hago cuando estoy hablando contigo, dejar a un lado obligaciones y demás seriedades y ya veo por que te parezco gracioso. Cuando entro aquí se me aflojan. En verdad hablando contigo me lo paso pipa. -Y yo que me alegro de que te lo pases pipa conmigo, mira, para eso estoy, entre otras cosas. Tanto dentro como fuera de la gran tela de araña. Yo creo que todos formamos un núcleo un tanto esparcido y vamos un poco a la deriva en una especie de barco sin timón ni patrón y si entre unos y otros no nos ofrecemos y brindamos apoyo sincero y honesto…mal asunto. -Tienes razón en lo del mismo barco. Yo creo que hasta hace poco vivía muy encerrado en mi mundo, sin ver a nadie más, como si fueran adornos, para que el paisaje no estuviera vacío. Internet me ha servido de algo: He logrado abrir un poco los ojos hacia fuera, como estas conversaciones contigo, me iluminan. Siempre vas a lo tuyo y entras en un círculo vicioso, los demás ni te importan. -Tampoco será exactamente así, hombre pero es curioso, dicen que Internet aporta soledad al individuo. Yo no estoy de acuerdo, alguna que otra vez es al contrario, nos acerca hasta el mundo abriéndonos una ventana de aire fresco y cálido que puede incluso salvar vidas, lo que me recuerda mi frase favorita, que no sé de quien será pero creo a pies juntillas en ella: “Nada es verdad ni es mentira, todo depende del color del cristal con que se mira”. Lo único a tener en cuenta en este medio es no llegar a “perder los papeles”, por lo demás, es un medio más de comunicación con una pincelada de ideal. -¿Perder los papeles, dices ? No mujer, yo no los pierdo. Y dime, ¿ que prefieres, galanterías o tirones de oreja? . No sé si es perder los papeles, pero creo que he sacado el niño interior "ese tan famoso" y me sienta bien. Es ameno, agradable y me provoca una dulce sonrisa. No siempre se puede ser tan normal. Además, cuando hay que ser como hace falta, pues se es. Un poco de distensión y alegría no hace daño, o eso es lo que me parece hoy, me hace sentir alegre. Y c*** por la simpatía y la alegría que transmites, creo que te mereces eso y mucho más. -Pero no te emociones demasiado que luego no quiero sorpresas, ni a favor ni en contra, esto es, los lugares de cada uno muy claros, yo los tengo, tú los tienes, nada más. Es difícil que esto se dé en la red, no te creas. Todo el mundo, lo primero que te pide es conectar contigo, tenerte como más cerca, y luego verte, ale, coge el coche, hazte cincuenta, cien, doscientos o…X kilómetros, o espera en la estación a que llegue el tren o el autobús que te trae a alguien que no conoces de nada más que de intercambiar mensajes, frases, párrafos, cartas, algo de ti mismo en definitiva pero yo siempre me he dicho…¿y para qué, para tener que cambiar de vida o hacerle cambiar de vida a esa persona en el mejor de los casos? O ¿ para que se desilusione o me desinfle al mes y luego diga que soy mala? No, gracias, me tendré que castigar sin entrar en la red y es lo que hice algún tiempo, pero esto que me ha pasado contigo lo encuentro diferente. Ni tú buscas nada concreto o de tan grande que es ni lo sé ver, ni yo busco nada, solo rozar

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el alma un instante, como aparcar en un cine imaginario y lejano donde los protas podemos ser tú y yo, o nadie, o todos…¿Se me va la pinza o es percepción mía?. -Se te va, se te va, pero se te va muy bien aunque ahora hay un invento para verse in situ, ¿no? o me suena algo así. -Ah, sí, la cam. No, gracias. No sé qué es peor. También lo he probado y el resultado ha sido siempre desastroso porque no se conforman, no, y es lo que te digo…¿Dije verte?, ¿dije que luego quieren verte? Bueno pues me faltó decir que también quieren tocarte u olerte. Yo no sé qué será, pero eso de la video conferencia a mí me ha salido muy mal y lo siento pero no pienso cambiar mi vida por nadie, lo tengo muy claro. Prefiero estar sola el resto de mis días. Y la amistad pues…nunca está de más. Yo pienso que es hermosa pero entraña menos complicaciones u obligaciones y siempre que sea flexible está muy bien y me encanta, no lo niego pero esas pequeñas posesiones afanosas de dominio que también se ven por aquí, eso no me gusta mucho, no. -No digas esas cosas, hombres quedan a montones. Alguno habrá cerca que te llegue a hacer tilín del todo, lo que ocurre es que no has doblado por la esquina adecuada. Ya llegará y entonces no se te podrá resistir, seguro. Eres un sol y él te está esperando, lo que pasa es que aun no lo sabe. ¡Que tontos son algunos hombres!. -¿Tontos? Yo estoy harta de conocer listos. Te entregas, se lo das todo y luego es como si se aburrieran de ti o al revés, está la cuestión repartida, no quiero pensar mucho en eso porque me cabreo. He llegado a hacer verdaderas locuras por personas que no se lo merecían, aunque de eso te das cuenta más bien tarde cuando ya te han causado el daño y no se molestan ni en repararlo porque algunas veces ni se enteran, no creo que valga la pena. -. ¿Locuras?, ¿Lo dices en serio? Yo quizás haya hecho alguna de más joven pero creo que memeces nunca. Estupideces supongo que con las locuras se unen. ¿Que te ocurre, estás enamorada de alguien imposible, que no responde a tus encantos ?. Lo digo en broma. ¿Por qué tienes que hacer memeces o locuras ? ¿Él lo sabe, lo supo? Cuéntame más y así intentaré aliviarte. Debe estar ciego o debió estarlo para provocarte algo así. -Una de las razones para meterme de lleno en esta aventura de la oposición fue esa, olvidar, sacar mi dolor como fuera, no dejarme morir de amor, pero un amor tan puro, inmenso, noble, sincero y auténtico que me parece que ni tú comprenderías. Ahora estoy en pleno proceso de cura y voy bien, o eso creo. Atiende, yo tuve un novio con el que llegué a vivir un año. Él usaba mucho la camarita para hablar con sus socios sobre sus negocios y demás. Ya aprovechaban para lo que se terciara , sale más barato que el teléfono y realmente resulta cómodo, era un buen uso. Pero yo sola, cuando ya dejamos aquella relación, la primera vez que la encendí topé con un chantajista que además se apoderó de todos los datos de mi vida y de parte de quienes me rodeaban. Fue una experiencia horrible para ser la primera. Otras veces era gracioso pero aburrido y frío. Otras me preocupé tal vez en exceso por los chicos que estaban al otro lado y para remate me dejé arrastrar por alguien a quien yo vi pero él no me vio a mí nunca porque mi sistema operativo falló una temporada, así que tengo tal bola mental al respecto, tantas emociones, tantas y tan diferentes vivencias, que mejor paso, no quiero arriesgar más. Al final me resulta doloroso por una u otra razón, de modo que mejor dejarlo estar.

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-Qué dramático suena eso de la camarita, desde tu punto de vista. Yo simplemente pensaba que era un medio inocuo para saludar. Respecto a lo otro, yo creo, aunque no sé demasiado, que si realmente sientes eso debes descubrirlo y ahondar en ese sentimiento. Me parece, porque curarlo sin más, sin saber lo que él pueda sentir por ti. Además, si no te conoce en persona, ya tienes una baza más para jugar. Descúbrele tus encantos, aunque claro, si en él no percibes nada, no sé...Puede que sea tímido y en su fuero interno también haya algo. ¿Sabe que le quieres mucho? Supongo que tú sabrás si él también te quiere algo. Para remediarlo, mejor esclarecerlo. Difícil situación, supongo. ¿No ha dado muestras de nada? ¿ Ningún interés en saber como eres o simplemente cruces de palabras sin sentido?. -La peor de las suertes, la mía. Teníamos algo hermoso en las manos y por un par de malas coincidencias y la tecnología que se puso en mi contra, lo perdí todo o yo tengo esa sensación. No le quedaban palabras amables para mí, ni un solo recuerdo. Sequía, silencio, un pensamiento fugaz, una pantomima que debe continuar. Últimamente parece que la luz vuelve a salir entre él y yo o yo tengo esa impresión, como si después de una pequeña tormenta eléctrica de aire y corriente, el sol quisiera salir de nuevo y es que otra cosa sería muy triste después de tanto tiempo y aunque no podía ser de ninguna de las maneras, interfiere en mis futuras relaciones porque estamos hablando de la manera de ser de un hombre y una siempre quiere, anhela, desea, sueña con lo mejor o al menos lo más parecido pero cuando no sabes como comportarte, es como si un muro se te alzara ante ti misma y no te permitiera abrir la espita del amor, necesitas solucionar primero lo que ocurrió, como un ala herida que necesite de cuidados para volver a volar…Perdona, creo que me estoy poniendo tonta. -Ponte, ponte como quieras o necesites pero me estás dejando la extraña sensación de que te has enamorado de ¿una foto, o de una simple imagen, puede ser?. -¿De una foto? Ahí está la mayor de mis locuras. Me enteré del sitio y la hora donde estaría esa persona y allí que me fui. El lo sabía pero me decía que no, que no era bueno para mí hacer tantos kilómetros. Yo solo esperaba un simple ”sí, me alegraré de verte” pero aquello me lo dijo mucho tiempo después, cuando yo ya ni lo esperaba y en aquel momento fue mi orgullo de mujer el que se apoderó de la situación y en silencio, como él actuaba o a mí me lo parecía, fui y solo pude verle durante cinco minutos para no arrojarme a sus brazos sin que el resto del grupo se viera obligado a hacerse demasiadas preguntas que solo entenderíamos él y yo. Todo mi cuerpo se erizó, vibró, así que recogí mi tarjeta de locura y volví en el más profundo de los silencios yo también. -En fin, ahí queda, cada cual con su cura aunque todo es relativo. Una es hacer la cura y la otra ahondar más, suavemente, como una telaraña de esas que tan bien saben tejer las mujeres, hasta llegar a ver adonde para el asunto, porque veo que ya te has rendido antes de empezar. Eso ya me parece un defecto, más que una virtud. Y otra virtud sería tener la valentía suficiente para esperar el revés del asunto, que todo puede llegar. Aunque, si no estás muy herida de amor, tú decides, pero apagar la llama sin más y que afloren las dudas para siempre, tampoco es bueno. Si hubiera…, si dije o no dije...Yo cuando me sentía enamorado, creo que parecía un toro entrando a la plaza. Muchas veces me cortaban las orejas. Nada, herido, pero nunca me quedé con la incógnita, aunque claro, soy un hombre. También por ese mismo motivo, si él es como creo (me refiero, a ser hombre) y sintiera algo más, encuentro a faltar ese empuje, que tarde o

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temprano debería tener a pesar de la timidez. Pero tal vez no lo has enamorado demasiado, ¿no crees? Porque en el juego del amor creo que siempre lleváis ventaja. Y por otro lado, vaya fallo, Marga, con lo abierta que pareces y delante de tu enamorado se te cae el mundo. Tenías que llamarlo, Oye "tal y cual" ¡que sorpresita!, ¿sabes quién soy?...Bla,bla,bla. Te tenías que lanzar. O ¿crees que no eres suficientemente guapa para el chico?. -No, no tengo ningún derecho a enamorarlo, ni soy guapa ni nada de nada, aunque eso no le hubiera importado, eso lo sé. Él es fiel a sus principios y a mí me parece genial, pero no sé como luchar contra esto, me faltan armas y fuerzas. Me faltaron aquel día y me siguen faltando, me siento coja, rota. Empezamos mal y lo que mal empieza, no tiene arreglo. -Tú mejor que nadie deberías saber que la belleza es relativa. Según para que ojos y además queda la belleza interior, que creo que posees sobradamente. Era una buena oportunidad, aunque inicialmente, no te encontrara una Super Woman. -No te enteras, muchacho. Te estoy diciendo que no puede ser. Esa relación no se puede dar por atracción que exista, no es libre ¿entiendes ahora?. Y además no se puede hacer nada, es como un río o manantial cristalino donde todas vamos a beber pero en el fondo no tenemos nada que hacer, ni yo ni nadie. -Ahora comprendo mejor la situación y creo que entonces mejor no entrar en el tema, ni intentar nada. Tú sé como eres, vaya, como eres de verdad y haz esa cura. Aunque nunca se sabe, puede que algún día lo suyo termine, como muchas historias terminan y al mirar atrás se acuerde de ti. Entonces, también puede que tú hayas encontrado durante ese tiempo el amor de tu vida y recordarás con una leve sonrisa estos momentos. -Ya pero lo difícil ahora es reconducir tanto sentimiento hacia la amistad sincera. No sé como decirle que estuve, me he trabado. Sé que no me perdonará y supongo que mi orgullo de mujer me hace darle la espalda, sin querer. Es lo que te decía antes de que muchas veces el feeling sigue ahí, solo que trabado y como él tampoco ayuda porque ni sabe nada ni tiene por qué saber… va muriendo lentamente. Hasta que no quede nada o algo nos haga reaccionar. Él es como es con todas las chicas, yo no soy nada ni nadie especial. Algunas veces tengo la sensación de que sí, otras no, otras me parece que existe un hermetismo que considero de más por su parte, un hermetismo extraño porque yo siempre se lo decía todo mientras que en él he podido observar que es así todo él. Reconozco que hay días que me sorprende con gestos delicados y deliciosos, pero ya no sé qué pensar. Y esas preguntas, las mujeres, tontamente, nos las hacemos, porque somos bobas también. Al final el mundo va a resultar un inmenso globo lleno de bobos y bobas que no saben muy bien qué hacer con sus vidas, sobre todo cuando se desestabilizan en cierto punto, día y hora. No, muchacho, no. No creo tener nada que hacer ni ayer, ni hoy, ni mañana. No, nunca, con él, nunca, jamás. Extraño mucho aquella vieja complicidad, era muy importante para mí, me daba pequeños sorbitos de vida, lo demás no tiene importancia pero éso…No sé si algún día llegaré a acostumbrarme a este goteo lindo que me hace llegar, esporádico y fraternal, puede que sí, tampoco me queda otra. -Difícil situación. La respuesta está en tu interior, en tu mente. Deberás aparcarlo, como un sueño platónico, por lo menos temporalmente. Ese instante fue tu perdición y como

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sois tan sentimentales...Cambiar el chip, un amigo, apreciado, querido, pero un amigo, aunque nunca se sabe pero si dejas entrever algo más podría ser que hasta perdieras al amigo y con ello cualquier posibilidad futura, así que, amiga mía, aparca ese amor en un rinconcito, que no crezca en demasía y te llene de tristeza porque puede que te cierre puertas y el día que encontraras a tu verdadera media naranja pasarías apesadumbrada sin verla y esa sería en realidad tu verdadera cura. -Lo sé, y por mi parte, cuando termine mi año sabático fruto de esta ardua tarea que me he echado encima así será. Pero siempre le he sido sincera y ahora no sé como seguir por esa línea. Tengo una espina clavada, la espina de que le oculté que le vi y eso traiciona no sé muy bien el qué, ni como, pero lo traiciona y no estoy muy segura de ser capaz de superarlo aunque lo intento cada día un poquito. Con su ayuda también sería más fácil. -Claro que lo superarás, y si no vendré yo a tirarte de las orejas o te inundaré de amor platónico, que tengo mucho. Dulce estudio, niña, que me voy a comer. Estoy irremediablemente enamorado de ti. Hay un retacito pequeño de amor de ese coloreado en mi interior. En serio, si necesitas hablar, puedes contar conmigo. Me pondré serio, se me da bien ponerme serio y reflexivo. Un beso. -Que te aproveche, pero…oye, espero que seas lo suficientemente maduro para que no te suceda lo mismo que a mí, por lo menos conmigo. No tengo muchas ganas de líos. - Soy maduro, aunque un poco tocado del ala. Puedes estar tranquila, usa tú intuición femenina para asegurarte ya que las palabras a veces no son suficientes. Creo que ya he madurado bastante y cada mañana repaso mis tornillos. Platónicamente hablando y en principio, me gusta tu forma de ser, lo que demuestras. Ya supongo que siempre así no puedes ser, debes tener tus altibajos y creo que cuando hace falta también sabes estar. Pero respecto a lo que me cuentas, es una difícil situación. Yo, por mi parte, te deseo la mejor de las suertes. Venga, a estudiar. Of. Si, era la hora de estudiar, además un tema de lo más interesante dadas las circunstancias tan poco atractivas. El tema de La Constitución del 78 siempre le había gustado especialmente. Marga fue una de las pocas personas que en los tiempos en que se propagandeaba el folleto de la citada Constitución, se lo leyó de “pe a pa”, para el asombro y parte de risas de sus compañeros, y es que solo tenia diez años cuando encontraba los folletos por el buzón, el colegio y demás lugares públicos y privados. Aquello de las risas siempre le dio un poco igual. A ella, desde siempre, le interesaba mucho saber y conocer. La información está para eso, para que sepamos y conozcamos, poder estar de acuerdo o en desacuerdo, de modo que leyó aquel librito en fondo verde timbrado con la paloma de la paz de Picasso –si no recuerda mal- , lo memorizó y ahí, en alguna parte de su memoria debía hallarse el conocimiento y solo era cuestión de hacer una y otra vez los tests después de leer el tema, por supuesto. Y lo cierto es que no se le dio nada mal, así que después de conseguir solo un fallo insignificante en una veintena de tests realizados y de comer algo ligero, tipo consomé y filete de pechuga de pollo a la plancha, se conectó para comunicar a Jaime la buena nueva: -¡Epa!, he conseguido sacar como un 9.75 en tema de tests, ¿qué te parece?.

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