Volumen 2
[1882-1927]
NICOLÁS VIÑUALES
NICOLÁS VIÑUALES (1882-1927) Volumen 2 Huesca
José de la Gándara
A MarĂa Cruz Loscertales Carmen y Santiago Villanueva Gracia, que supieron conservar vivo el recuerdo de la familia ViĂąuales.
© José de la Gándara
Edita:
I.S.B.N.: 978-84-16582-04-4 Dep. Legal: V-2604-2015 Impreso en España Reservados todos los derechos. Ninguna parte de esta publicación ni de su contenido puede ser reproducida, almacenada o transmitida en modo alguno sin permiso previo y por escrito del autor.
ÍNDICE Agradecimientos ................................................................................................................. 8 Introducción al Archivo Viñuales........................................................................................11 Fotografía y naturaleza........................................................................................................14 La ciudad que fotografió Nicolás Viñuales (por Feliciano Llanas Vázquez) ................... 19 Fotografías.......................................................................................................................... 31 Anexo: Proposición que presenta al Excelentísimo Ayuntamiento el Concejal Viñuales...... 201
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Agradecimientos Especial agradecimiento merece, para la consecución de este segundo volumen de fotografías de Nicolás Viñuales, la participación de Feliciano Llanas Vázquez, Presidente de la Asociación Cultural Conde de Aranda1, por sus certeros comentarios y, especialmente, sus magníficos escritos sobre diferentes aspectos de la ciudad de Huesca que permiten contextualizar la obra del fotógrafo oscense. Con su ameno recorrido por la ciudad y sus alrededores entenderemos mejor el espacio y el tiempo en el que nuestro autor desarrolló su obra fotográfica y conoceremos aspectos, unos relevantes, otros curiosos, de la historia y las costumbres de la ciudad en los albores del s. XX. Asimismo han sido de gran utilidad multitud de comentarios, puntualizaciones y datos aportados por los seguidores de Facebook del Archivo Viñuales. Con ellos nos han permitido, en algunas ocasiones, localizar dónde se hicieron las fotografías y, en otras, conocer detalles referentes a las imágenes. Nuestro agradecimiento a todos los que nos siguen y en especial a los que participan activamente.
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http://www.acondearanda.es/
Nicolás Viñuales (1882-1927) 9
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Introducción al Archivo Viñuales La publicación del primer volumen de fotografías de Nicolás Viñuales2 a finales de 2014 significó la salida a la luz pública, por primera vez, de una obra íntegramente dedicada al fotógrafo oscense. Ciertamente el autor ya había conservado en su biblioteca algunas publicaciones de la época que se ilustraban con fotografías realizadas por él, publicadas como complemento de ensayos históricos o catálogos conmemorativos. En general la calidad de reproducción de estas imágenes en todas ellas es bastante deficiente. Unas de las más antiguas fotografías publicadas y conservadas en la biblioteca de Viñuales que nos han llegado corresponden a la revista “Por Esos Mundos”, número 197 de junio de 1911. En ella Ricardo del Arco publica un artículo titulado “El Castillo de Loarre”, que se ilustra con cuatro fotografías del autor. Del mismo año es la monografía de Ramón Mayor Biel titulada “El General Oscense D. Felipe Perena Casayús”, editado en Huesca en la imprenta de Leandro Pérez, en la que se incluye una imagen de la casa de Huesca donde nació Felipe Perena, realizada por Viñuales. En 1918 el mismo Ricardo del Arco publica una monografía, “El Verdadero Escudo de Huesca”, con una reproducción de una hermosa fotografía de Viñuales del Salto del Roldán. También se han conservado los Catálogos de Ferias y Fiestas de San Lorenzo de 1926, 1927 y 1929 con numerosas fotografías de su colección, que abarcaban desde monumentos y calles de la capital a vistas generales de Huesca, paisajes de Montearagón o estampas de Guara. Hasta en el Catálogo de 1944 encontramos fotografías del autor. Ya en la actualidad las fotos de Nicolás Viñuales y su hermano Elías han servido para ilustrar libros de diferentes autores y temáticas, muchas veces sin que se conociera el autor. Sin ánimo de ser exhaustivos, destacan los dos tomos publicados por Manuel Benito bajo el título “Álbum de Adioses” en 2008 y 2012 respectivamente, con fotografías de Viñuales atribuidas a Pedro Moliner; el libro de Luis Ferrreira Escartín “100 Años Sobre Huesca, 2
“NICOLÁS VIÑUALES (1882-1927) Vol. 1, Fotógrafo de la Sociedad Oscense del Comienzo del s. XX”, José de la Gándara, Ed. Pasionporloslibros, 2014.
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1911-2011: de los Pioneros a la Actualidad” se ilustra también con excelentes imágenes de Nicolás Viñuales atribuidas a su hermano Elías, a Vicente Cajal y a Mariano Gómez; finalmente en el recientemente publicado “Ni Contigo Ni Sin Ti” (2015) de Julio Alvira y otros autores sobre la historia del ferrocarril en Huesca, junto a una fotografía de Nicolás Viñuales se publica otra atribuida a la Colección Federico Balaguer, cuya autoría es del primero. Hay más publicaciones, libros y monografías que han utilizado los fondos de la Fototeca de la DPH sin ser conscientes del autor de la imagen, que era Viñuales. Contrariamente, por error, en el libro publicado por la Diputación de Huesca en 1990 “Huesca Ferias y Mercados. Fotografías 1918-1943”, fundamentalmente compuesto por fotografías de Ricardo Compairé, pero también de A. Mas, R. Violant y J. Mundet, se atribuyen a los Hermanos Viñuales imágenes que no son suyas. La mayoría de estas imágenes provienen de una parte desgajada del archivo, procedente de préstamos o cesiones que Antolina Viñuales, hermana menor de Nicolás, hizo a lo largo de muchos años al historiador y profesor Federico Balaguer, y que este conservó sin devolverlas. El propio Balaguer cedió alrededor de 200 placas grandes al Ayuntamiento de Huesca donde era archivero y el resto, hasta alrededor de 1.300, fueron rescatadas recientemente por la tenaz labor de la Fototeca de la DPH ante los herederos del profesor Balaguer. La propia Fototeca conserva y custodia en la actualidad todas estas imágenes. El resto de placas, -más de 3.200, positivos y negativos- de Nicolás Viñuales y su hermano Elías se conservaron durante años guardadas en un baúl en la que fue su vivienda del Coso Bajo. Es lo que hoy, una vez recuperado, catalogado y digitalizado constituye el Archivo Viñuales3. Junto a estas placas se encontraron también unas 150 fotografías editadas y enmarcadas en cartón por el propio Nicolás, la mayoría con su firma troquelada en pan de oro. Estos dos conjuntos constituyen la base del Archivo Viñuales, que se completa con revistas de fotografía y temática general, catálogos y documentación diversa que utilizaron Nicolás y Elías, además de material y equipo fotográfico. La obra completa de los Hermanos Viñuales comprende por tanto, a falta de un estudio más exhaustivo, más de 4.500 placas de vidrio en gelatino bromuro, positivos y negativos, 3
www.archivovinuales.com
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y alrededor de 150 fotografías editadas y firmadas en cartón por Nicolás Viñuales. De una amplia mayoría de las placas está identificada su autoría por Nicolás, cuyo nivel artístico y técnico sobresale sobre la obra de su hermano. Todo ello sirve para ilustrar el grado de dispersión y desconocimiento en que se encontraba la obra fotográfica de Viñuales hasta hace muy poco, lo cual resulta sorprendente dada la calidad y cantidad de sus placas, y todo ello a pesar de haber sido precursor de grandes fotógrafos, como el mismísimo Ricardo Compairé (1883-1965), o maestro de otros como Feliciano Llanas Aguilaniedo (1880-1936); o pese a haber sido reconocido y galardonado varias veces en vida, con citas frecuentes en periódicos y revistas, y pese a ser el ganador del primer premio de la primera Exposición Concurso de la Sociedad Fotográfica de Zaragoza en octubre de 1924. Se evidencia así que tras su fallecimiento la memoria de este gran fotógrafo oscense se fue difuminando, quedando restringida a círculos especializados y familiares. El archivo fotográfico de Viñuales, como la mayoría de los que hoy en día recogen obras con más de cien años de antigüedad, posee un gran valor histórico, documental y costumbrista. No sólo refleja el punto de vista de un fotógrafo de la época, regalándonos su visión de calles, edificios, escenas, paisajes y personas, sino que permite además documentar vistas ya desaparecidas, algunas de gran valor. Sin embargo, junto a este valor intrínseco de la fotografía antigua, la obra de Nicolás Viñuales sobresale sobre otras por su apreciable valor artístico. Viñuales demuestra una sensibilidad especial a la hora de buscar el motivo, el encuadre, el momento exacto de disparar, las sombras y los matices, lo que unido a su dominio de la técnica fotográfica, de gran complejidad en aquellos comienzos de siglo, le permite alcanzar un nivel artístico muy estimable. El primer volumen de la obra de Nicolás Viñuales presentaba así una primera visión generalista de su obra, cubriendo las principales temáticas tratadas por el autor, tales como Aviación, Grupos, Retratos, Paisajes, Escenas, Ferias, Huesca, Guara, Vehículos, etc. En él se mostraba la fascinación del fotógrafo por la transformación de la sociedad oscense en el arranque del siglo XX.
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Fotografía y naturaleza La publicación de este segundo volumen de la obra de Nicolás Viñuales, dedicado enteramente a imágenes de Huesca y su entorno, permite profundizar en unos de los temas más queridos para el autor: la ciudad donde nació y vivió, sus calles, monumentos y, sobre todo, sus paisajes y su entorno, además de algunas de sus celebraciones más representativas. El escritor y periodista Antón Castro4 lo describe admirablemente: Viñuales era “un enamorado de la belleza y la buscaba a través del objetivo”, al cual “le interesaba todo y se detenía en los detalles, en la arquitectura de la ciudad y de las afueras. Como si fuera un pintor impresionista, le atraían las panorámicas, las meriendas, las estampas en mitad de la alameda o ante la corriente del río Isuela, que inmortalizó en fotos de atmósfera bucólica o romántica” (puro pictorialismo, añadiríamos nosotros). En definitiva, finaliza, “su auténtica pasión era Huesca, que él vio como una provincia exuberante y como una ciudad minúscula que abrió las puertas a la modernidad, así, suavemente, como quien no quiere la cosa”. Son fotografías llenas de vida. El propio Castro añade certeramente: “cabe decir que era un fotógrafo de espacios abiertos; algunas de sus fotos son maravillosas, matizadas, insólitas e incluso juguetonas”. En la mayoría de sus paisajes coloca personajes, hombres, mujeres o niños, busca posturas y encuadres sugerentes o simpáticos. La vida de Nicolás Viñuales en la pequeña capital de provincia marcaría su biografía y, naturalmente, sus antecedentes artísticos. Es el principio de siglo XX, el Art Nouveau, que más adelante mutaría en Modernismo, había llegado a la ciudad para instalarse con fuerza, y de ello quedan magníficos ejemplos hoy en día, como el edificio del Casino o el Puente de San Miguel. En la propia vivienda del fotógrafo encontramos muebles de estilo Art Nouveau y las paredes de la casa se decoran con dibujos vegetales siguiendo la moda que llega de Francia. Descubrimos así muchas de sus fuentes de inspiración en las revistas 4
“Huesca, por Nicolás Viñuales”, Heraldo.es 24/01/2015, http://www.heraldo.es/noticias/suplementos/2015/01/24/huesca_por_nicolas_vinuales_334859_314.html
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La ciudad que fotografió Nicolás Viñuales Por Feliciano Llanas Vázquez Para entender en toda su dimensión las fotografías de Huesca y sus alrededores que Nicolás Viñuales realiza entre 1900 y 1927 recopiladas en este libro, es fundamental que demos una vuelta, aunque sea muy a vuelapluma, sobre la situación de la ciudad en el siglo XIX. A principios de ese siglo, padecidas las guerras de la Independencia y las carlistas, Huesca era una pequeña ciudad encerrada en sí misma, donde el traslado de personas y mercancías se continuaba realizando como en siglos anteriores en diligencias y galeras, pues su especial orografía la había dejado aislada de las nuevas vías de comunicación que comenzaban a cruzar el país. En 1833, con la nueva organización administrativa de España, se constituye como capital de la provincia. La pérdida de su Universidad doce años más tarde en favor de la insaciable Zaragoza dejaba un vacío cultural y social que parecía irrecuperable. Sus casas, iglesias y conventos seguían prácticamente enclaustradas dentro del trazado de la muralla medieval que representaban los Cosos. A mediados del siglo este sombrío panorama sufre una profunda transformación que culmina con la espectacular eclosión del siglo XX en nuestra ciudad, momento que nos muestra la serie fotográfica de Nicolás Viñuales. La provincia florece en un verdadero compendio de obras públicas, apertura de carreteras con imponentes túneles y magníficos puentes, construcción de grandes presas y canales de riego, además de nuevas líneas de tren. Proyectos pioneros en su género que exigían ingente mano de obra e ingenieros de fuste como Blas Sorriba o Severino Bello. Estas obras eran visitadas con admiración por las más altas autoridades civiles y militares de toda Europa. La cantidad de edificios eclesiásticos vacíos que deja la Desamortización permite a la ciudad dar un cambio urbanístico importante que pretende romper con su asfixiante trazado medieval. Se encarga la confección del Plano General de Alineaciones al arquitecto provincial José Secall, bajo los siguientes criterios: facilitar la comunicación, favorecer la seguridad, mejorar el saneamiento público y contribuir al embellecimiento de la población. Con el Coso consolidado como calle principal, se abre la plaza porticada del Mercado Nuevo, sobre las “Aulas de Gramática y Latinidad” de los Jesuitas. La nueva calle de Cuatro Reyes pasa por encima del cementerio parroquial de San Pedro. Se 19
ensancha el Alpargán a costa de la Iglesia del Espíritu Santo y se derriba el convento de Santo Domingo para dar paso a la avenida que llevaría el mismo nombre, anteriormente la entrada de la carretera de Barbastro se producía por la calle San Martín. El trazado de los Porches de Vega Armijo lleva consigo la desaparición del Convento de San Francisco. La idea inicial era que los pórticos llegaran hasta la flamante estación del tren, proporcionando a los viajeros una confortable entrada a la ciudad. En las huertas aledañas surgen: el paseo de la Estación, la plaza Zaragoza, la calle Alcoraz y el Parque Miguel Servet, que completaban el germen de la nueva ciudad del siglo XX, que Viñuales fotografía en algunos casos cubierta con una capa de nieve, como si quisiera tapar la impúdica desnudez que ocasiona a estas nuevas calles la ausencia de algunos edificios emblemáticos que años más tarde las irán engalanado. También se inaugura el suministro de agua potable desde San Julián de Banzo, ocasión que se aprovecha para embellecer la ciudad con artísticas fuentes públicas, como la de la plaza de San Pedro, la Moreneta o la de las Ninfas en la Plaza Zaragoza. La Banca Casaus, asociada a los hermanos Navarro, dotó a la población de electricidad por medio de un gran motor de gas pobre. Con la corriente producida por este artefacto se alimentaban una docena de arcos voltaicos que iluminaban las calles principales, además de comercios y casa particulares. Ni que decir tiene que el servicio de agua y electricidad a domicilio era un lujo muy caro que sólo se podían permitir las clases más privilegiadas. Modernismo es el término con el que se designó en España, a una corriente de renovación artística que surgió en Europa a finales del siglo XIX y principios de XX con la intención de crear una nueva estética libre y moderna inspirada en la naturaleza. El modernismo rompe radicalmente con el pasado. Huesca supera por primera vez los 10.000 habitantes. El mayor exponente de la vitalidad de este cambio de siglo se hace patente con el nacimiento en la capital de una pequeña burguesía emprendedora, abierta a esta nueva forma de vida que nos traen las corrientes modernistas europeas a la que sin ninguna duda se apunta Nicolás Viñuales. Los nuevos burgueses visten sus hogares y sus comercios con elegante mobiliario obra de los excelentes ebanistas de Casa Arnal, y cuelgan en sus paredes las pinturas de León Abadías o Félix Lafuente. Se refinan sus costumbres y lucen vestimenta a la última moda. Envían a sus hijos a estudiar a Barcelona o a Madrid, donde incluso alguno como José María Llanas 20
Aguilaniedo, triunfa en los círculos literarios capitalinos con su manual de estética modernista “Alma Contemporánea”, libro publicado, como no podría ser de otra manera, en la Imprenta Pérez. Don Leandro Pérez imprimió muchos de los periódicos que con inaudita profusión se distribuían por la ciudad, incluso llegó a editar el suyo propio: “El Porvenir”. Cuando Ramón J. Sender ejercía como redactor en el diario “La Tierra” y en “El Periódico de Huesca” aparecía la firma de Ramón Acín. El tren que, con el obligatorio transbordo en Tardienta, une a Huesca con las grandes líneas nacionales y la compra de los primeros automóviles hacen que estas adineradas familias se lancen a viajar, no sólo a las playas del norte para su solaz veraniego, sino también a Madrid, Barcelona y Sevilla, “por eso de la ilustración” como decía don Pepito Lasierra. Los más animados atraídos por el reclamo de las exposiciones universales fueron hasta París. Los cierres metálicos de la acreditada Confitería Vilas llegaron a ostentar orgullosos un cartel que decía taxativamente: “Cerrado por vacaciones, nos vamos a París”. Nuestro Nicolás Viñuales, más a la vanguardia si cabe, efectuó su escapada a la ciudad de la luz en avión. El tren también colma el comercio local de nuevas mercaderías, tan variopintas, que van desde el pescado fresco a las frutas en almíbar que vendía el mismo Nicolás en su tienda “Ultramarinos Vuñuales” e incluso hasta los “tejidos del país y extranjeros” que ofrece Ramón Duch en su tienda del Coso Bajo. Sin olvidar el sofisticado Champagne Veuve de Clicot que anuncia Juan Atarés junto a deliciosos jamones dulces y mortadellas de Balaguer. La política en Huesca como escribió Wenceslao Retana, gobernador civil de la época, “no es verdadera pasión, es práctica consuetudinaria”. La política lo inundaba todo bajo la sombra de dos grandes personajes Costa y Camo, de los que para su honor diremos que murieron con mucha gloria, pero con escasos bienes materiales y dinerarios. Joaquín Costa, “escuela, despensa y doble llave al sepulcro del Cid”, sólo residió en Huesca cuatro años, años de triste juventud donde tuvo que realizar penosos trabajos, agravados por sus dolencias musculares, para poder costearse los estudios, primero de bachiller y luego de magisterio. Pero su imponente presencia en los círculos oscenses era patente, no sólo por la grandeza del personaje sino también por la labor de difusión de su ideario regeneracionista que llevaban a cabo en la ciudad sus amigos y acérrimos seguidores: Manuel Bescós Almudevar “Silvio Kosti” y Severino Bello. El boticario Manuel Camo 21
Nogués fue uno de los políticos más destacados de la restauración. Su figura como paradigma de la política caciquil de la época tomó tintes legendarios, circunstancia a la que no fue ajena la atención literaria que le dedicaron Unamuno, Baroja, y sobre todo Valle Inclán. El cacique Camo fue Concejal, Alcalde y Presidente de la Diputación de Huesca. Diputado en Cortes y Senador Vitalicio, su poder llegó a ser omnímodo, controlaba las elecciones en los más importantes distritos provinciales, lo que aseguraba escaños en Cortes a sus allegados, entre los que se encontraba el mismo Castelar. Desarrollaba una notable influencia en los organismos que regían la vida provincial y local. Fundó “El Periódico de Huesca”, que llegó a dirigir personalmente. La familia Viñuales era del partido Demócrata Liberal de Camo hasta la médula. Sus dos tíos, Agustín y el elegante Urbez Viñuales casado con doña Josefa Stembert, marquesa de Machicote, fueron diputados en la Diputación Provincial el primero y en Cortes el segundo, bajo el paraguas del cacique. El mismo Nicolás ejerció de concejal por el Partido Liberal en el Ayuntamiento durante más de ocho años. Viñuales nos muestra cómo la nueva ciudad, pletórica, se dota de novedosas obras y modernos edificios de servicios, cada uno de ellos de singular y meritoria arquitectura. El ingeniero Gabriel Rebollo diseña para la Alameda el modernista puente de San Miguel, primero en España de hormigón armado con arco triarticulado. Don Bernando Monreal había creado una fundación que erigió una magnífica escuela de Artes y Oficios al final del Coso Alto, que pasó a ser colegio de enseñanza regido por los padres salesianos. Saturnino López Novoa, canónigo, historiador y escritor, estableció enfrente de la estación de tren la residencia de las Hermanitas de los Pobres, para atender a ancianos desamparados, edificio luminoso de grandes galerías que contaba con una admirable huerta. El arquitecto Federico Villasante había construido en la entrada de la carretera de Barbastro el Colegio de Santa Rosa. Pascual Villanúa levanta el mercado de abastos, obra de madera y ladrillo. Con proyecto del arquitecto Miguel Pérez Pardo, en la salida de la carretera de Zaragoza se inaugura el nuevo Matadero de titularidad municipal, edificio industrial de hierro y ladrillo que contaba con interesantes elementos decorativos de carácter tradicional. En sus higiénicas salas se produce la matanza de animales, dejando prohibida la insalubre costumbre de sacrificar a los animales en las granjas y casas particulares. Prohibición que causó algunos inconvenientes a la corporación municipal, 22
Fotografías
Los títulos de fotografía que comienzan con * son originales del autor.
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ALBERCAS
Alberca Chir铆n. Huesca, c. 1911 Placa de gelatino-bromuro. Positivo. 4,4 x 10,5 Estereosc贸pica
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ALBERCAS
* Paisaje de Chir铆n. Huesca, c. 1911 Placa de gelatino-bromuro. Positivo. 4,4 x 10,5 Estereosc贸pica
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ALBERCAS Paisaje de Loreto. Huesca, c. 1910 Papel, 12 x 17. Enmarcado y firmado
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ALBERCAS
Remando en la alberca de Loreto. Huesca, c. 1910 Placa de gelatino-bromuro. Negativo. 13 x 18.
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ALBERCAS
* Paisaje de Loreto. Huesca, marzo de 1910 Placa de gelatino-bromuro. Negativo. 13 x 18. Detalle
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ALBERCAS
La Alberca de Loreto, balsa artificial anterior al s. XIII atribuida a los templarios y cercana a la ermita, recibe el agua del Isuela desde la de CortĂŠs para regular el riego. AllĂ crea un hermoso humedal poblado de multitud de aves a unos 3 km de la ciudad. Es un lugar que ha servido tradicionalmente de lugar de esparcimiento a los oscenses. 37
ALBERCAS
De caza en Loreto. Huesca, c. 1910 Papel, 12 x 17. Enmarcado y firmado
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ALBERCAS
* Alberca de Loreto. Huesca, c.1912 Placa de gelatino-bromuro. Positivo en sepia. 4,4 x 10,5 Estereosc贸pica.
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