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Autoría. De acuerdo con la
ingresos era el comercio de templecillos de plata vendidos en el templo, razón por la cual sus moradores se alarmaron con la predicación de Pablo contra la idolatría (Hch 19.27-29). 3. La iglesia de Éfeso. Pablo evangelizó la ciudad y sus alrededores durante tres años (Hch 20.31). Cuando llegó a Éfeso, el apóstol encontró doce discípulos, los cuales bautizó en las aguas y los condujo a recibir el bautismo en el Espíritu Santo (Hch 19.5-7). En seguida evangelizó a los judíos en la sinagoga por un espacio de tres meses (Hch 19.8). Y como algunos judíos se resistieron al Evangelio, se volvió a los gentiles predicando en un salón alquilado en la escuela de Tirano (Hch 19.9). En Éfeso, Dios usó a Pablo poderosamente y la iglesia crecía, pues hasta los pañuelos y delantales del apóstol fueron usados para curar a los enfermos y expulsar demonios (Hch 19.12). Grandes líderes de la iglesia también pasaron por Éfeso: Apolos ministró allí y fue instruido por Priscila y Aquila (Hch 18.24-28); Timoteo también fue designado para pastorear en la ciudad (1 Ti 1.3); y según Irineo (130-202 d.C.), obispo griego del segundo siglo, el apóstol Juan también lideró la iglesia. 4. La salutación epistolar. La salutación es la más breve entre todos los escritos de Pablo. Él se dirige “a los santos y fieles en Cristo Jesús” (1.1), esto es, aquellos que fueron separados y consagrados para ser la propiedad exclusiva de Dios (1 P 2.9). Pablo los saluda con las palabras “gracia y paz” (1.2), una expresión que recuerda el favor gratuito e inmerecido de Dios. En relación con sus destinatarios, la mayoría de los intérpretes considera que la Epístola era una carta circular destinada a los cristianos de mayoría gentil de las muchas iglesias de Asia, provenientes de Éfeso, la metrópoli más importante de aquella región.
SÍNTESIS DEL TÓPICO II
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La Epístola es considerada una carta circular dirigida a las iglesias de Asia, comenzando por la ciudad de Éfeso, el centro político, comercial y religioso de la época.
AYUDA BÍBLICO-TEOLÓGICA
La ciudad de Éfeso
Situada en una bahía interior (hoy en día cubierta de lodo), la ciudad conectaba, a través de un canal estrecho del río Cyster, con el mar Egeo, a una distancia aproximada de 3 millas (4.8 kilómetros). La ciudad ostentaba impresionantes monumentos cívicos, incluyendo entre ellos el prominente templo de Artemisa (Diana), una de las siete maravillas del mundo antiguo. Las monedas de la ciudad orgullosamente exhibían el “slogan” Neokoros, esto es, “guardián del templo”. Pablo predicó a grandes multitudes en esta ciudad. Los artesanos se quejaban de que él había influenciado un gran número de personas en Éfeso y en prácticamente toda la provincia de Asia (Hch 19.26). En uno de los eventos más dramáticos registrados en el Nuevo Testamento, el apóstol logró deshacerse de una gran multitud en el teatro. Esta estructura, localizada en la ladera del monte Pion, al final del “Camino de la Arcadia”, podía acomodar 25.000 personas sentadas.
III – PROPÓSITO Y MENSAJE
1. El propósito. Aparentemente la Epístola no aborda ningún problema específico como en otras epístolas de Pablo. Sin embargo, en los capítulos
iniciales de la Carta percibimos algún énfasis que señala la solución de ciertas cuestiones. Por ejemplo, había nuevos convertidos que venían del mundo helenista y practicaban religiones de misterios y magia, pero que ahora se reunían con los santos de Éfeso. No por azar, el apóstol Pablo muestra a aquellos creyentes que Cristo está en el control de todo el universo (1.20-22). También es posible percibir otro tipo de énfasis del apóstol. El pasado de aquellos cristianos estaba marcado por la inmoralidad y borracheras, pero una vez salvos por gracia, ellos deberían adoptar un nuevo estilo de vida en Cristo (2.1-10). Se destaca incluso una preocupación por la unidad y la paz entre judíos y gentiles cristianos, enfatizadas por el plan universal de la redención para ambos (2.11-18). Bajo estas premisas, entonces, podemos considerar que una de las intenciones del autor a los Efesios era la de atender las múltiples necesidades de la iglesia en una perspectiva pastoral. Por eso la Carta es señalada por estudiosos como el tratado teológico sobre la Iglesia, el cuerpo de Cristo. 2. El mensaje. El mensaje de Efesios gira en torno a dos temas: Jesucristo, la cabeza (1.22; 4.15; 5.23); la Iglesia, el cuerpo (1.23; 4.12; 5.30). De esta forma, podemos clasificar el desarrollo de estos temas en los siguientes ejes temáticos: (1) La consumación del plan eterno de Dios en la persona Jesucristo (1.3-5); (2) La actuación del Espíritu Santo como las arras de la experiencia de salvación (1.13, 14); (3) La reconciliación de los pueblos por medio de la cruz de Cristo (2.16); (4) La revelación del misterio de la voluntad de Dios por obra del Espíritu Santo (3.5); (5) Un nuevo estilo de vida basado en la unidad, en la comunión con el Espíritu, en la fructificación, en la adoración y en la intercesión en el Espíritu (4.3, 30; 5.9, 18, 19; 6.18); Las nuevas relaciones conyugales y la lucha contra el diablo (5.21 – 6.20). Por lo tanto, la Epístola contiene una combinación de doctrina, fe y práctica de la vida cristiana, o sea, de todo lo que Dios hizo y de lo que se espera que la Iglesia haga.
SÍNTESIS DEL TÓPICO III
El enfoque de la carta gira en torno de dos temas: Jesucristo, la cabeza; la Iglesia, su cuerpo.
AYUDA TEOLÓGICA
No deje de mencionar la cuestión del Espíritu Santo en la Carta a los Efesios, para eso, tome en cuenta el siguiente fragmento textual: El ministerio del Espíritu Santo en Efesios. Aunque los temas más importantes en Efesios sean Cristo, la iglesia y el plan eterno de Dios para redención, es el Espíritu Santo y su papel en relación con el creyente y la Iglesia, como presencia poderosa de Dios, que hace de nosotros el pueblo de Dios y cuerpo de Cristo en la tierra. En relación a la preminencia del Espíritu Santo en Efesios, Gordon Fee comenta (732): “Existen raros aspectos de la vida cristiana en que el Espíritu Santo no asume el papel principal, y son raros los aspectos sobre el papel del Espíritu que no hayan sido mencionados en esta carta”. En 1.13, el Espíritu Santo es llamado (lit.) “el Espíritu Santo de la promesa”, cuya importante promesa divina es una señal de que los últimos días ya han llegado (Jl 2.28-32; Hch 2.16-21). Jesús promete bautizar a sus discípulos con el (o en el) Espíritu Santo (Hch 1.5), así como Juan el Bautista había predicado (Mr 1.8; Jn 1.33) y en este contexto se refiere al Espíritu como aquel que el Padre había prometido (Lc 24.49;