Discurso Sebastián Figueroa – Encuentro Estudiantil (agosto 2006)

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Discurso de Sebastián Figueroa M., Presidente del Movimiento Gremial de la Pontificia Universidad Católica, para la Ceremonia de Apertura del Encuentro Estudiantil, Agosto 2006.

Señor Pedro Pablo Rosso, Rector de la PUC. Señora Nury Pedrals, Directora General de Estudiantes. Señor Claudio Castro, Presidente de la FEUC. Señorita Magdalena Alessandri, Representante Estudiantil ante el Consejo Superior. Compañeros y compañeras, amigos y amigas. En primer lugar, quiero agradecer la invitación extendida por la FEUC, no tanto para estar aquí ante ustedes, como presidente del Movimiento Gremial, sino por el hecho de organizar una instancia de discusión e intercambio de ideas del que, espero, podamos salir renovados como movimiento estudiantil. Aprovecho esta introducción para contarles que no estaba contemplado que yo estuviera acá. La invitación fue originalmente extendida a Julio Pertuzé, ex presidente de la FEUC, que por motivos de trabajo no pudo venir. Probablemente lo que yo diga sea muy distinto a lo que hubiese dicho Julio; espero que mi visión del país, la universidad y la federación pueda ser un aporte para la discusión que se viene en las comisiones. Estamos en un período clave como dirigentes estudiantiles. Creo que para nadie es un misterio que el actual momento que se está viviendo en el país, la universidad y la federación es poco común. A nivel nacional, un nuevo estilo de conducción política ha provocado algunos cambios al que nos hemos tenido que adaptar como ciudadanos.

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Además, por la importancia que tiene para todos nosotros el tema, no puedo dejar de nombrar las demandas estudiantiles que han logrado poner en el tapete algunos temas de fondo que serán discutidos en este Encuentro. A nivel de la universidad también estamos en un momento importante. Estamos en un proceso de evaluación del plan de formación general y hemos visto, con gran satisfacción, cómo nuestro rector se ha pronunciado sobre temas relevantes presentando propuestas y aportando con su visión cristiana. A nivel de federación creo que estamos en un escenario nuevo. La actual FEUC proviene de un movimiento distinto a lo que hemos visto históricamente, siendo regida por unos estatutos inéditos de los cuáles creo que hay mucho que discutir todavía. Quiero tomarme la libertad de decir que el Movimiento Gremial también está viviendo una nueva etapa en la que hemos querido fortalecer los principios que nos mueven a servir en nuestra universidad. No es que nuestros principios hayan cambiado, o que se nos hayan olvidado en algún momento, sino que la actual realidad de la universidad y del país nos reafirman la urgencia de defender nuestras ideas con la misma fuerza con que lo hizo Jaime Guzmán hace 40 años atrás. Probablemente, nuestras ideas no son desconocidos para nadie en esta audiencia. Desde nuestros orígenes hemos defendido la subsidiariedad como principio básico para el desarrollo social; creemos que la libertad humana debe ser total, rechazando cualquier intento del Estado por limitarla. Creemos que el hombre es el centro y que esta dignidad la debemos a que fuimos creados a imagen y semejanza de Dios, recogiendo con decisión los principios cristianos que han construido nuestra sociedad occidental. Estos principios no son sólo teoría, por el contrario, son asombrosamente prácticos. Creo que este Encuentro Estudiantil es una buena oportunidad para transmitir la forma en

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que nosotros creemos que se debe organizar el país, la universidad y la federación. Estamos convencidos que este Encuentro puede ser provechoso si el debate se desarrolla con ciertos elementos mínimos:  En primer lugar quisiéramos ser parte de un debate serio. Creo que los que estamos aquí somos privilegiados en cuanto a nuestra formación intelectual, en cuanto a nuestros conocimientos. Por ello, creo que sería lamentable que el debate girara en torno a frases hechas o slogans preconcebidos. Creo que quienes participaremos de este Encuentro podemos dejar de lado los lugares comunes para dar paso a argumentos inteligentes, sólidos y convincentes. 

En segundo lugar creo que es fundamental que exista tolerancia; el máximo de respeto. Probablemente, al escuchar a gente que opina diferente, tengamos la tentación de prejuzgarlo y doblegarlo. Es esencial tener en cuenta que el debate es una instancia de crecimiento y de acercamiento a la verdad sólo en la medida en que se haga con respeto.

 Por último, creo que es importante que no perdamos de vista quiénes somos y dónde estamos. Somos representantes estudiantiles en una instancia abierta para todos nuestros compañeros. Por ello, creo que es indispensable que no perdamos de vista que estamos aquí para representarlos a ellos; no a grupos externos, intereses ajenos a la universidad, ni partidos políticos. En la medida en que nuestra preocupación sean los estudiantes, será más fácil encontrar puntos de convergencia en el debate. Dicho esto, quisiera referirme muy brevemente a lo que ya anuncié antes: Nuestros principios son de enorme aplicación práctica, y trataré de exponer dónde centraremos nuestra lucha. Quiero referirme a tres ejes: 1. En cuanto al país, 2. De cara a nuestra universidad, y 3. En relación a la federación.

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A nivel nacional no puedo no referirme al debate que se ha generado en torno a la educación. Hemos sido testigos de cómo se ha impuesto un eje de discusión en que se contraponen, de modo artificial, el Derecho a la Educación y la Libertad de Enseñanza. Creo que absolutamente todos los chilenos compartimos el ideal de que la educación es un derecho; pero mucho más que eso: La educación es un deber del Estado, que debe propender a su calidad y que debe protegerla. Este deber de protección se refiere, en primer lugar, al derecho que tienen los padres de educar a sus hijos. Son ellos los primeros llamados a formar a aquellos que tienen a su cargo, y el Estado debe proteger este orden natural. Pero la educación no debe entenderse sólo de modo abstracto. No podemos perder de vista que el principio y fin de la educación son las personas. El centro de todo, y por tanto de todo proyecto educativo, son las personas. Es aquello lo que nos lleva a la conclusión de que la educación es un derecho y de que el Estado debe protegerla. La experiencia nos ha demostrado que la iniciativa privada ha obtenido grandes logros; y la educación no es la excepción. El Estado debe proteger los distintos proyectos educativos, sin limitar la libertad de los educadores y de los padres, velando por una educación de calidad que respete nuestras costumbres nacionales, los sexos y nuestros valores. De este diagnóstico surge la necesidad de descentralizar el modelo educativo, de propender a la libertad de enseñanza sin que por ello el Estado se desligue de su responsabilidad de asegurar una educación gratuita, de protegerla y de su rol fiscalizador de la calidad. Creemos que el actual debate que existe en torno a la educación es una oportunidad para avanzar en el sentido contrario a lo que muchos proponen: Debemos avanzar hacia la libertad de educación que permita asegurar de mejor forma este derecho. Así, creemos que la Libertad de Enseñanza y el Derecho de la Educación, son dos sistemas que no se contraponen, sino que son necesariamente uno y que se aseguran mutuamente.

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La universidad también tiene un rol relevante frente al país que se manifiesta en diferentes aspectos. En primer lugar, esta universidad no puede contentarse con formar profesionales de calidad, sino que también debe imbuir sus espíritus de solidaridad y de responsabilidad social. Nuestra universidad debe fortalecer el sello que la caracteriza, y que hace de sus ex alumnos hombres de bien y de verdad. En segundo lugar, la universidad es capaz de aportar nuevos conocimientos al país que son útiles para su desarrollo. Esta labor se realiza mayormente a nivel extracurricular o a nivel administrativo; creemos que ello debe reflejarse en todos los ámbitos de su proyecto educativo, involucrando a los alumnos de pregrado en los grandes temas nacionales. De este modo se nos permitirá aportar con nuestra visión, sin perjuicio de que es una excelente instancia formativa para todos nosotros. Por último, la búsqueda de la verdad, como labor principal de la universidad, no puede quedarse encerrada dentro de estos muros. Es necesario que la universidad sea una voz firme a nivel nacional respecto de los valores que la inspiran y por la cual fue fundada. La Pontificia Universidad Católica de Chile debe manifestar su posición frente a la vida, la responsabilidad social, la educación y la familia. La universidad como institución también ha de ser un eje importante en el debate que sostengamos en este Encuentro. Nuestra calidad de representantes estudiantiles nos obliga a pensar la universidad de la cual nuestros representados y nosotros somos parte. La universidad, en términos generales, ha tenido una gestión muy exitosa; sin embargo, creo que es fácil olvidar las falencias al resaltar lo bueno. Por ello, creo que es necesario que en este Encuentro hagamos un diagnóstico de las falencias de la universidad para crear una propuesta concreta para las autoridades.

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Sin ir más lejos, creo que hay una tremenda disparidad en la calidad de las distintas escuelas o facultades de nuestra universidad. Tenemos carreras de calidad internacional, mientras otras, como Educación, distan mucho de esa realidad. El Plan de Formación General fue un gran acierto, pero siguen sin solución muchos problemas prácticos. Creo que es el momento de generar una propuesta para modificar los horarios y las mallas curriculares, propendiendo a una mayor flexibilidad. Pero quizás el tema más importante sea la forma en que estamos evaluando a nuestros profesores, la calidad de las distintas facultades y escuelas y los programas. La universidad no debe tener miedo de preguntarle a los estudiantes sus impresiones acerca de estos temas. Creo que sería un gran acierto hacer más partícipes a los estudiantes de las decisiones, evaluaciones y determinación de prioridades que hace a diario la universidad. Por último, no puedo dejar de mencionar el problema del financiamiento universitario. No es posible que la universidad insista en obtener más recursos simplemente por la vía de subir los aranceles. No podemos avanzar en infraestructura o en calidad a costa de compañeros que, teniendo las capacidades, no pueden pagar los altos aranceles. Esta universidad tiene el deber de buscar otras vías de financiamiento, de reducir costos innecesarios y de proteger a sus estudiantes, por ejemplo, del gobierno cuando fija aranceles de referencia que nos perjudican. Por último, quisiera referirme a los desafíos que se nos presentan como movimiento estudiantil de la Universidad Católica. La federación es el ente que representa a los estudiantes. Nosotros, como representantes estudiantiles, tenemos que centrar nuestra preocupación en quienes nos eligieron, en cada uno de nuestros compañeros. De este principio emanan dos consecuencias directas: Por un lado, los intereses del representante estudiantil han de ser

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los intereses de los estudiantes, y no los de órganos extraños a la universidad, ideologías o partidos políticos. Nosotros estamos al servicio de los estudiantes y de nadie más. La segunda consecuencia es que nosotros servimos a personas, no a votos. Desde el momento que empezamos a ver a nuestros compañeros como potenciales votos, perdemos el norte, transformando a la federación en un fin y no en un medio. Sólo es verdadero servidor quien entiende que la FEUC es un medio; porque quien la ve como un fin, se mira a sí mismo y no a quien representa. Una muestra de que quizás hemos olvidado nuestro rol, es el excesivo tiempo que le dedicamos cada año a temas como la Reforma de Estatutos. Como gremialistas creemos que ese no es un tema que sea de especial relevancia para el estudiante común; además, hemos visto cómo, con los mismos estatutos, han habido federaciones exitosas y otras que es mejor olvidar. Los estatutos no son el problema, sino que el espíritu de servicio y la entrega desinteresada con que el representante de turno asuma esta responsabilidad. En segundo lugar quisiera referirme a la pérdida de libertad que hemos sufrido en el último tiempo. He visto, con preocupación, esta FEUC paralela que crece y crece y que lleva por nombre DGE. No nos negamos a que la universidad, en su rol subsidiario, intente llegar donde las federaciones y centros de estudiantes no llegan; sin embargo nos parece inaceptable que la universidad, a través de la DGE, se inmiscuya en actividades propias de la federación. Por otro lado, nos parece atentatorio a nuestra libertad, que la federación acepte regalías de la DGE. ¿Cómo podemos plantearnos con firmeza frente a una universidad que nos financia las actividades más importantes? ¿Cómo podemos cumplir nuestro rol de representantes de nuestros compañeros si nos amarramos las manos frente a la universidad? La federación debe buscar nuevas vías de financiamiento que aseguren su debida autonomía. Creo que este ha de ser un tema central en el debate que tendremos en este Encuentro.

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El Consejero Superior es también un ente importante dentro de la federación ya que representa a los estudiantes ante el Consejo Superior de la universidad. Durante mucho tiempo hemos discutido en torno a un eventual voto de nuestro representante en dicho consejo y creo que tenemos que volver a hacerlo en este Encuentro. Sin embargo, creo que antes de exigirle a la universidad que le dé más espacios a nuestro representante en el Consejo Superior, debemos ser consecuentes y ser nosotros los primeros en darle ese espacio. No es posible que las últimas dos federaciones no hayan sido capaces de financiar un boletín de índole académico sólo porque el Consejero Superior no pertenece a sus filas. ¿Cómo vamos a exigir un voto en el Consejo Superior si la misma federación no apoya al Consejero Superior en su labor informativa con los estudiantes? ¿Cómo vamos a exigir este voto si hemos politizado el cargo de Consejero Superior en la última reforma de estatutos y hemos dejado de lado sus capacidades académicas? Creo que la discusión en este punto debe girar en torno a cómo validamos y posicionamos en alto al Consejero Superior, para que pueda representarnos de mejor forma frente a las autoridades de la universidad, y sea así considerada de verdad la opinión de los estudiantes. Estos son sólo algunos temas que nosotros consideramos relevantes a discutir en el Encuentro Estudiantil. Estos son los temas por los que hemos venido luchando durante 40 años y que hoy queremos poner sobre la mesa para discutirlos con todos ustedes. Estos son nuestros principios: La libertad, la subsidiariedad, el hombre como centro de todo, los valores cristianos; principios que no pasan y que requieren de una constante defensa. Creo que este Encuentro Estudiantil es una oportunidad privilegiada para decir lo que pensamos y poner todo sobre la mesa sin ningún tipo de reserva mental. Creo que el hecho de que este Encuentro no sea resolutivo, ayuda a que la discusión sea más transparente y que sea más fácil encontrar puntos de convergencia. El formato establecido por la federación para este Encuentro nos permite discutir, no negociar; convencer, no engañar; decir lo que

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pensamos, sin miedo a espantar; buscar puntos de convergencia, sin temer a parecernos en algunos aspectos los unos con los otros. Esperamos que este esp铆ritu se mantenga en todos los que participaremos de este Encuentro, para que sea, de verdad, una instancia de reflexi贸n, de discusi贸n y de crecimiento. Muchas gracias.

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