Propuesta AFD y AFI

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Propuesta de modificaciones a los aportes fiscales en Educación Superior (AFD y AFI) Introducción La educación ocupa un sitial de indiscutida importancia en la vida de todo ser humano. Ésta es la que permite el máximo desarrollo de las potencialidades de cada persona, a través de la entrega de los conocimientos y destrezas que nos permiten desenvolvernos en el mundo e ingresar plenamente a la vida en comunidad. La educación, ya sea técnica o profesional, es la que administra las oportunidades que esa persona tendrá a futuro, y los recursos en general que tendrán las nuevas generaciones. La economía mundial está cambiando a medida que el conocimiento reemplaza el capital físico como fuente de riqueza actual. En gran parte, este proceso está siendo impulsado por la tecnología, mediante la informática y otras innovaciones que están cambiando nuestra forma de vida. A medida que el conocimiento se va haciendo cada vez más importante, algo similar ocurre en la educación superior. Los países necesitan educar a una mayor proporción de sus jóvenes a estándares más altos, ya que en la actualidad, poseer un grado universitario es requisito básico para muchos trabajos especializados. La calidad de los conocimientos generados en las instituciones de educación superior y la disponibilidad de éstos para la economía en general, se ha ido transformando en un problema cada vez más serio para la competitividad de los países, lo que constituye un fenómeno importante a considerar para el mundo en desarrollo. Quién estudia, o cómo seleccionamos como nación a los “privilegiados” que podrán ingresar a la educación terciaria, es un tema que no sólo le corresponde al Gobierno sino a la sociedad como un todo. Cuando las Instituciones de educación superior deciden quiénes se educan, están decidiendo quiénes tendrán derecho a este prestigio, a desarrollarse como persona y quiénes tendrán influencia en el Chile del mañana. En las actuales condiciones, la educación es la única promesa de mayores niveles de igualdad de oportunidades y es el principal mecanismo de movilidad y ascenso social


conocido. En general las políticas de educación superior producen fuertes repercusiones en el desarrollo de un país, por esto no deben limitarse a respetar simplemente el patrimonio cultural preexistente ni sólo a reproducir a las elites, deben ser precursoras de cambios en pos de igualdad de oportunidades y de equidad. En cumplimiento con su rol subsidiario, el Estado debe garantizar los recursos necesarios para que los chilenos podamos educarnos, independiente de si los recursos provienen de fuentes privadas o públicas. Si existiese forma de ayudar a superar el estado de iliquidez temporal en la que se encuentra un estudiante previo a recibir su título 1, es deber del Estado de proporcionarlo, entendiendo “proporcionarlo” como la creación de un sistema de cualquier especie, que no atente contra la Constitución, la moral ni las buenas prácticas públicas y privadas, que resuelva el problema. Por otra parte, cada uno es responsable de su educación, y tiene, por tanto, el derecho a elegir el tipo de educación y las instituciones que mejor le parezcan. En este sentido, la Constitución reconoce el derecho que tienen los padres para elegir la educación de sus hijos. Desgraciadamente, más de la mitad de las familias no están en condiciones de ejercer este “derecho” por motivos económicos. Todos debiésemos poder elegir libremente en qué institución estudiar, ya sea pública o privada, sea formación técnica o profesional o la distinción que se pueda hacer, con la única condicionante de comprometerse a devolver al Estado los costos en que la sociedad incurrió para darle esos conocimientos, con los ingresos futuros que esta educación le proporcionará. El tema de los créditos universitarios es un tema muy relevante para nuestra sociedad, así como también lo es el tema al cual nos referiremos en esta propuesta, la asignación de recursos del estado a las universidades mediante el aporte fiscal directo (AFD) y el aporte fiscal indirecto (AFI). En nuestro país urge la necesidad de asignar eficientemente los escasos recursos que poseemos, y claramente es más justo que estos sean no sean asignados por criterios históricos sino que por méritos. Actualmente las universidades entregan formación de pregrado de un buen nivel, pero desgraciadamente no están entregando buena investigación ni buenos postgrados por lo que

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Las Naciones Unidas plantean: “Los alumnos de la pos-secundaria de América Latina y el Caribe no están realmente en una situación de pobreza, sino de iliquidez temporal; de hecho, ellos están haciendo una inversión rentable que en el futuro generara ingresos más que suficientes para cubrir los costos de su formación.” 2


se requiere que el estado, en su rol subsidiario, incentive estos programas dentro de la educación superior. Hace poco conocimos los resultados del Foro Económico Mundial para los años 2004-2005. En ellos se muestra que mejorar la calidad de la educación es el principal desafío que enfrenta Chile de cara al futuro. A pesar de tener un gasto en educación como porcentaje del PIB de un 4,6%, que es comparable a países desarrollados, ésta no tiene los resultados esperados.

Está claro que urge una mejora en la educación básica y media, que es donde está el mayor problema. No en cobertura, sino que en el tremendo déficit de calidad que hoy existe.

Y en Educación Superior, falta el desarrollo de un sistema de créditos universitario que de libertad a las personas de elegir dónde y qué estudiar, así como también hace mucha falta los incentivos para la creación de postgrados y poder multiplicar las investigaciones. Bases de nuestra propuesta Tomando en cuenta los problemas que hoy enfrenta la Educación Superior en nuestro país y entendiendo que la forma más adecuada de solucionarlos es a través de propuestas viables dentro de los marcos institucionales alejados de toda acción ajena al quehacer universitario como lo son acciones de carácter violentista, consideramos que los ejes sobre los cuales deben descansar los aportes fiscales a las Universidades son: 

Realizar asignaciones que sean un verdadero subsidio a la demanda, no a la oferta. Es decir, que los recursos vayan a las universidades que requieran los fondos, y que sepan manejarlos adecuadamente.

Terminar inmediatamente con la entrega de dineros simplemente por criterios históricos, que son absolutamente discrecionales y que no se adecuan a la realidad cambiante de nuestro país. Sabemos que existen universidades que en el pasado pudieron ser un aporte al país, pero hoy ya no lo son. Se propone la concursabilidad de los fondos.

Esta concursabilidad debe ser lo más amplia posible, en el sentido de que no puede ser solo limitada a un grupo de universidades, sino que se deben incluir a todas las instituciones de educación superior.

Propuesta AFD: -

Se propone realizar un cambio estructural importante a este fondo que es entregado por criterios históricos.

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Los recursos de ese fondo se debiesen dirigir hacia dos partes, la primera es a créditos estudiantiles para aumentar el acceso a la educación superior. Y lo 3


segundo, es la creación de un nuevo fondo destinado a promover tanto la Investigación como el postgrado. -

La idea sería la creación de una agencia pública que promueva la investigación, algo así como el CONYCIT pero con más recursos, y que sean las universidades las que compitan por estos recursos. En el área del fomento del postgrado, se debiesen crear tanto becas como créditos de postgrado, así como ayudas para la implantación de estos programas en las Universidades.

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Estos fondos para la investigación y postgrado deberán estar abierto a cualquier institución, o investigador.

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Por último, el Estado deberá tener la capacidad de evaluar el rendimiento de estos fondos. Una propuesta sería que cada cierto tiempo la Universidad esté obligada a entregar un informe de Auditores Externos e Independientes sobre diversos indicadores de eficiencia de los usos que se le dieron a esos recursos.

Propuesta AFI: i ) Que para la entrega de éste, no sea considerado únicamente desde la perspectiva del puntaje en la PSU, ya que esto lleva a distorsiones en el sistema educativo: - Las Universidades privilegian, sobremanera, el rendimiento en la PSU, en perjuicio del rendimiento en enseñanza media; - Como consecuencia de lo anterior, la enseñanza media se orienta, progresivamente, a alcanzar un buen puntaje en la PSU, en desmedro de otras disciplinas y lo que es más grave, de la enseñanza en general. - En consecuencia, sobre la incorporación de las notas de la enseñanza media como criterio de asignación del AFI, se considera lo siguiente: -

Que se debiesen utilizar sólo si constituyen un buen predictor del desempeño del estudiante en la universidad. Para eso se debiese comprobar que no están “infladas”. Como propuesta a la inflación se puede considerar las notas de enseñanza media, corregidas según el puntaje del establecimiento en el SIMCE.

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Que debiesen haber estudios sobre la calidad predictora tanto de la PSU como de las notas de la enseñanza media

ii) Las Universidades tienden a captar a los alumnos con buenos puntajes en la PSU, con independencia de su rendimiento posterior en la Universidad. Por tanto, si el AFI ha de ser un medio que premie la docencia universitaria, no sólo debe estar vinculado a su 4


capacidad de captar buenos alumnos, sino, también a su capacidad de mantener esos alumnos y del rendimiento que ellos presente en la universidad, entendiendo que se puediesen generar incentivos a mejorar artificialmente el rendimiento de los alumnos, pero velando para que aquello no ocurra. En este sentido se propone que el AFI esté vinculado a la vida académica del alumno favorecido. Conclusiones: La Educación juega un rol fundamental como herramienta de movilidad social, de formación, desarrollo espiritual y de igualación de oportunidades. Hoy sólo algunos pocos pueden acceder a ésta educación. Uno de los grandes problemas de nuestra educación superior, es el pésimo sistema de financiamiento que existe, y además, con un sistema de créditos universitario absolutamente colapsado e injusto. El tema al cual nos referimos en esta propuesta es acerca de la entrega de fondos del Estado hacia las universidades. Se hace cada día mas necesario que se focalicen y mejoren la eficiencia de los recursos que el estado entrega en materia de educación superior, las propuestas aquí presentadas recogen esta inquietud y se orientan a entregar subsidios a la demanda, no a la oferta. Finalmente, como Federación de Estudiantes de la Pontifica Universidad Católica, hemos querido mantener siempre nuestro estilo de hacer las cosas, es decir, haciendo primar la razón por sobre los actos violentistas en temas de importancia que implican cambios en la educación, los que manifiestan controversias y hacen surgir problemas. Nuestro compromiso siempre será hacer triunfar el diálogo por sobre la violencia y la intolerancia.

JULIO PERTUZ É SALAS Presidente Federación de Estudiantes Pontificia Universidad Católica de Chile. Santiago, Julio de 2004

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