PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATOLICA DE CHILE FEDERACION DE ESTUDIANTES FEUC 2004
Propuesta de modificación del sistema de créditos para el financiamiento de la educación superior Introducción Hoy por hoy, el Fondo Solidario de Crédito Universitario (FSCU) es el principal medio de financiamiento para más de la mitad de los matriculados de la educación superior. Sin embargo, sus características vuelven al sistema ineficiente y genera serios problemas tanto para los estudiantes, como para el gobierno y las universidades. Es por esto que en los últimos 2 años han proliferado propuestas destinadas a generar un nuevo sistema que supla de mejor manera las necesidades de los estudiantes. Sin embargo, aunque las intenciones son buenas y se ha avanzado mucho en hacer un sistema que sea serio y adecuado, existen ciertos vicios que han hecho que se propongan soluciones que no atacan el problema de fondo que es la incapacidad de autofinanciamiento que tiene el FSCU. Cuando la demanda por créditos siga su esperable aumento en los próximos años será necesario legislar una y otra vez para suplir las deficiencias que no se están solucionando hoy en día, y es por eso que pretendemos proponer ciertas mejoras al sistema actual de modo que se logre un mecanismo que sea eficiente, perdure en el tiempo y permita que todos los alumnos que tengan mérito académico para entrar a los establecimientos de educación superior no se queden fuera de ellos por falta de financiamiento.
Bases de nuestra propuesta Primero que todo, un sistema adecuado para el financiamiento de la educación superior debe contemplar mecanismos para que perdure en el tiempo. De este modo, si el sistema se propone como un fondo que se retroalimente con los aportes de sus participantes, es necesario que sus bases estén orientadas hacia ese objetivo. Ese el principal problema del sistema actual y es donde debemos fijar las principales soluciones: las características del FSCU hacen previsible que los fondos irán disminuyendo con el paso del tiempo, ya que tanto las tasas como los plazos y cuotas que este ofrece generan que el porcentaje de recuperación de fondos sea esperablemente bajo desde un principio. Si a esto le sumamos que la demanda por fondos es creciente, es aun más previsible que el sistema no se puede autofinanciar.
Un segundo aspecto relevante es el hecho de que los incentivos de recuperación no se encuentran alineados. Siendo más concretos, es claro que las universidades tienen leves motivaciones para recuperar aquellos fondos, pues por un lado esta tarea se escapa enormemente de su labor principal que es la enseñanza, y por otro lado confían en que tal como ha ocurrido históricamente, el gobierno salga en su ayuda en caso de escasez de fondos. Otro elemento que nos parece de suma importancia es el hecho de que dentro del actual sistema existe una inequidad enorme entre los diversos establecimientos de educación superior. Esto se deriva del hecho de que el principal mecanismo de financiamiento universitario, el FSCU, sólo se encuentra disponible para aquellas universidades que forman parte del Consejo de Rectores. Esto genera una inequidad tremenda con aquellos alumnos que voluntariamente desean optar por algún establecimiento ajeno al Consejo de Rectores pero que no cuenta con los recursos para hacerlo. Un último aspecto a considerar es el hecho de que dado que el dinero que se le entrega a los alumnos no es un regalo sino que un préstamo, estos tengan la libertad para utilizar aquellos recursos de la manera que les parezca más adecuada posible. Esto implica por un lado la posibilidad de optar al establecimiento que deseen, como ya dijimos anteriormente, pero también que cuenten con los recursos antes de optar por la casa de estudios en la cual quieren matricularse. El punto de fondo es que no es justo que el estudiante deba postular al establecimiento que desea con la tremenda incertidumbre de no saber que porcentaje de los aranceles podrá ser financiado mediante la obtención del crédito. Dicho en otras palabras, dado que la plata que se le entrega debe ser devuelta, lo más adecuado es que el alumno tenga completamente claro cuanto dinero recibirá antes de hacer su postulación para de este modo saber si va a ser capaz de costear los gastos de aranceles.
Propuesta Lo que nosotros proponemos concretamente es que se establezca un sistema de créditos único para todos los establecimientos de educación superior. Nos parece inadecuado que se proponga el funcionamiento de dos sistemas paralelos, uno relacionado con agentes privados y un FSCU mejorado, pues las características de este último hacen previsible que la mayor parte del estudiantado se inclinaría a él, dado que en términos simples es más barato. Esto haría fracasar el primer sistema por la escasez de participantes con lo cual volveríamos al sistema actual. Con respecto al mecanismo en si mismo, nos parece necesario que se cambien las características del crédito, de modo que todos paguen lo que recibieron prestado. Si es que se mantienen las características del sistema actual, encontramos profundamente necesario 2
que, o por un lado se alarguen los plazos para pagar, o por otro lado se fijen cuotas superiores que aseguren que los fondos volverán al sistema. Sin embargo, aunque pensamos que esta solución alivianaría en gran medida el problema, creemos que se debe avanzar un paso más allá, y flexibilizar totalmente las características de los créditos, de modo de ofrecer una oferta heterogénea para que el alumno libremente opte por aquel mecanismo de pagos que mejor se adecue a las características de los flujos que recibirá una vez egresado. Creemos también que para hacer más eficiente el mecanismo es necesaria la entrada de agentes privados, de manera de inyectar nuevos recursos y proveer de un mejor sistema de recuperación de los fondos. Para esto es estrictamente necesario que el gobierno se comprometa con el estudiantado, de modo de garantizarle a las instituciones financieras participantes que efectivamente el estado se hará cargo de todas las deudas no saldadas, independiente de si la razón de no pago se deriva de problemas económicos luego de haber egresado o problemas académicos por retiro anticipado de la institución de educación superior. Es sumamente vital que el gobierno fije ese compromiso, de modo de disminuirle la incertidumbre a las instituciones financieras y de este modo no traspasar los costos de esa incertidumbre a los alumnos. Otro aspecto que esperaríamos en un sistema adecuado de crédito es la creación de mecanismos de información respecto a variables como empleabilidad y sueldo de las distintas carreras y universidades, de modo que las instituciones financieras puedan calcular el retorno de la inversión de cada alumno y de este modo asignar eficientemente las condiciones del préstamo. Dentro de este ámbito, es necesario que el estado destine recursos en becas y ayudas a aquellas carreras que por su baja rentabilidad privada (pero muchas veces alta rentabilidad social) no podrán formar parte del sistema dado que las instituciones financieras no tendrán incentivos para prestarles el dinero que necesitan. Por último, consideramos estrictamente necesario que el estudiante tenga claro si cuenta o no con el crédito antes de postular a los establecimientos de educación superior. Para esto es realmente crítico que el sistema se encuentre completamente transparentado, con reglas claras y precisas para el cálculo de los créditos. Es claro que el riesgo asociado al alumno variará dependiendo en el establecimiento en que curse sus estudios, pero por lo menos el estudiante debiera tener certeza de cuanto crédito recibirá si opta por una u otra alternativa educacional. De este modo nos aseguramos que la elección del alumno será completamente libre y no dependerá de las alternativas de financiamiento.
Conclusión: Los deficits que genera el actual FSCU aumentan año a año y las necesidades por fondos también, por lo que es claro que el sistema ya ha tocado fondo y son necesarios ciertos cambios radicales. Si queremos superar las profundas diferencias sociales del país, tenemos 3
que lograr que las oportunidades de entrada a la educación superior, para muchos la puerta para lograr una mejor calidad de vida, sean iguales para todos. Para conseguir esto, es necesario que tanto el nivel de preparación para entrar a la universidad como el financiamiento de ésta no sean un problema ni un determinante para que jóvenes talentosos no puedan surgir en la vida. Para lo primero, es necesario un mejoramiento de las bases educacionales de nuestro país, que hoy por hoy restringen la entrada a establecimientos de educación superior prácticamente sólo a aquellos que pudieron ser capaces de pagar una mejor educación primaria y secundaria. Este problema es de largo plazo y es necesario atacarlo con la mayor de las fuerzas, pero hoy por hoy al menos debemos velar por que todo aquel que es académicamente capaz de entrar a la universidad no vea coartado sus intereses por problemas económicos. Por esto, es de suma urgencia crear un mecanismo eficiente de financiamiento que le de la oportunidad a todos para sacar una carrera adelante.
JULIO PERTUZ É SALAS Presidente Federación de Estudiantes Pontificia Universidad Católica de Chile. Santiago, Octubre de 2004
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