Patos al agua 004

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f e b r e r o

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atosalagua.com


EDITORIAL “Has visto verdaderamente has visto la nieve, los astros, los pasos afelpados de la brisa Has tocado de verdad has tocado el plato el pan la cara de esa mujer que tanto amas Has vivido como un golpe en la frente el instante el jadeo la caída la fuga Has sabido con cada poro de la piel sabido que tus ojos, tus manos, tu sexo, tu blando corazón había que tirarlos, había que llorarlos, había que inventarlos otra vez.” Julio Cortazar Correr. Dibujar. Jugar. Diseñar. Pintar. escribir, eso hacemos. Pasamos por esta vida un lapso corto, y ¿qué nos hace trascender en el tiempo? Hace cuarenta mil años fueron las pinturas rupestres las que transmitían mensajes, tradiciones, costumbres, religión, clases sociales y contaban la historia de un pueblo entero. Hoy la palabra sigue tendiendo el poder de contar historias del día a día. Qué las palabras no se las lleve el olvido, que sean proveedoras de experiencias y que describan el contexto en el que vivimos.

ComITÉ eDITorIAL PAToS AL AGUA


NÚMERO 004/ FEBRERO 2014

S U m A r I o + P A T o S

A L

A G U A +

f e b r e r o

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COMITÉ EDITORIAL Mariana SolíS SánCHeZ tanya araujo SánCHeZ janett juvera ávaloS alMa i. M. rojaS

AMIGOS CON DERECHOS diego arMando rivera enriQue SantaMaría viCtor Pernalete

PORTADA

fernando HalCÓn

ILUSTRADORES

FOTOENSAYO

“vivo Por elloS”: MiriaM MartíneZ MeZa ... y loS no inSPiradoS de eSte MeS.

P.D.

5 • PATOS AL AGUA

fernando HalCÓn CÉSar navarrete Martín BorraS natalia CarBajal violeta iiBaÑeZ


25 DÍAS EN EL VIEJO CONTINENTE REDACCIÓN y FOTOGRAFÍAS: MARIANA SOLÍS/ MAPA: ESPECIAL INTERNET


7 • PATOS AL AGUA



Días en los cuales me desconecté de la vida cotidiana, dejé en casa todas las ocupaciones y preocupaciones que me atan a una agradable rutina, para sumergirme –al lado de mi amado acompañante- en un sueño hecho realidad. Fue así, un viernes me encontré volando a Madrid, sin imaginar todas las sorpresas que hallaría en mi viaje. Para empezar, aquellos españoles con su acento gracioso, que no saben conjugar en pasado simple y que todo lo dicen en pretérito perfecto “he terminado, he jugado, hemos decidido, habéis comido” y a los que no les importa demasiado las cortesías, pues avientan la comida a la mesa, no conocen el “gracias” y cuando pides recomendaciones de comida o indicaciones para ir a algún sitio, responden con simplezas como “hombre, a mi me da igual, yo no me lo voy a comer” o “pues por aquí, no”… Dos días fueron suficientes para conocer lo más importante de Madrid –claro, empezando con el estadio de futbol, el imponente Santiago Bernabeu, que tuvo a bien recibirnos con un clásico madrileño, el Derbi español, un Atlético vs Real. Decididos en que no tendríamos otra oportunidad igual –tal vez en toda nuestra vidaacordamos entrar a vivir una de las pasiones más grandes de mi compañero de viaje, en uno de los símbolos del balompié a nivel mundial;

lo mejor de aquella experiencia fue cuando el chico que estaba a nuestro lado, sacó una torta y después ¡un plátano!, mientras veía el partido y gritaba emocionado ¡joder, tío! Atocha, el Paseo de la Castellana, el Museo Nacional del Prado, la Cibeles, la Puerta de Alcalá, el Parque del Retiro, Plaza Mayor, el Palacio Real de Madrid, fueron algunos de los sitios que visitamos, encantados por su esplendor y majestuosidad, las calles de Madrid son una delicia para recorrerlas a pie, admirando la hermosa arquitectura de sus edificios –que gracias a la Colonia, también podemos disfrutar en algunas ciudades mexicanas. Dispuestos a conocer más allá de lo planeado fuimos a las ciudades de Toledo y Ávila, sitios que “cogiendo” el tren no estaban a más de dos horas de Madrid. Ambos lugares hermosos, amurallados y con mucha historia. En Toledo el día llovió, pero pudimos conocer su imponente catedral e incluso la sinagoga más vieja de Europa; aquí las personas son más frías de lo normal, no muy amables ni atentos, pero tuvimos la fortuna de encontrar a un “toledano” que no solo nos ayudó a tomar el bus indicado, sino que nos acompañó hasta la parada y nos platicó sobre su vida cotidiana en el trayecto. En Ávila pudimos recorrer por arriba toda la muralla que engalana la ciudad, además de que también visitamos la hermosa iglesia. Aquí, decidimos sentarnos a comer en un restaurante típico, nos llevamos una rica sorpresa cuando comimos “patatas revolconas” y “julianas” platillos de este lugar. En España, tuvimos la fortuna de probar lo mejor de su gastronomía –creo que la más exquisita de todo el viaje- rompí algunos paradigmas y hasta comí rabo de toro, champiñones a la no sé qué, patatas a la riojana y charales. Después de cuatro días en tierras

españolas debíamos ir al siguiente destino. En el aeropuerto esperábamos que nuestro siguiente vuelo saliera y al lado de nosotros estaba un hombre de ojos azules que no podía dejar de llorar. Mi instinto periodístico –para no llamarlo de otro modo- me hizo querer saber cuál era el motivo de su desconsuelo, así que afiné los sentidos y supe que su llanto se debía a que debía salir de España para trabajar, pues ahí no encontraba un buen empleo y su mayor tristeza era dejar a su familia, sobre a todo a su hijo, lo supe cuando el ojo azul veía una foto de su pequeño en su móvil y lo entendí mejor cuando hablaba por teléfono y le decía a una mujer “cuídalo mucho, trata de no llorar, sé fuerte, hombre me tengo que ir pues en Madrid no he encontrado empleo” (recuerden lo del pretérito perfecto)… El hombre estaba desconsolado, quise preguntarle qué le ocurría y si podía ayudarle en algo, pero desistí. Del Aeropuerto de Barajas volamos directamente al “Charles de Gaulle”, en París, el segundo más importante del viejo continente por el número de viajeros que arriban y despegan desde ahí. Bajamos del avión, nos hicimos de todos los mapas que la oficina de turismo nos proporcionó, buscamos la estación de metro que debíamos tomar, caminamos hasta ella y subimos directo a la estación Montparnasse, distrito parisino en el que nos hospedamos. Cuando viajábamos en el metro, una pareja subió con dos instrumentos y nos llevamos una bonita sorpresa cuando los escuchamos entonar el “Cielito lindo”; no pude evitar cantar. Después de instalarnos en un mini cuarto fuimos directo a la Torre Eiffel. Caminamos casi una hora, pero valió la pena, cuando detrás de los arboles de campo Marte descubrí aquel hermoso monumento. Creo que fue uno de los momentos más significativos del viaje, pues desde hacía varios años, soñaba en conocer aquel sitio, y en ese momento me di cuenta de

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“Paseamos para distraernos, pero viajamos para realizarnos”, de Hilaire Belloc; o, “Lo importante no es el destino, sino el camino”, de T.S. Elliot; son algunas de las frases que encontré en mi cuaderno de viaje y que leí y releí cuando, con una extraña mezcla de emoción, romanticismo y extrema cursilería, lo abría para plasmar en unos cuantos párrafos sobre las ciudades que visité, los monumentos que conocí, las rarezas que probé y la gente con la que me encontré, durante los 25 días que pise tierras europeas.


que todo el esfuerzo había valido la pena y de que no solo se debe soñar, sino que se debe trabajar duro para cumplir anhelos como aquel. Agotados por el vuelo y por la caminata pasamos un buen rato disfrutando del hermoso paisaje, nos emocionamos –al igual que los muchos turistas que estaban a nuestro alrededor- cuando la torre se iluminó y las luces comenzaron a parpadear. A levantarnos temprano al otro día, para aprovechar al máximo el tiempo; de desayuno –lo mismo que los franceses- un expresso tipo shot y un croissant con chocolate; tomamos el metro directo a la ópera de París y a caminar. Llegamos al famoso museo de Luvre, entramos, lo recorrimos, vimos obras como la Gioconda del magnífico Leonardo Da Vinci, la Venus de Milo, el Cúpido Alado, el cuadro de las Bodas de Caná, conocimos los majestuosos y opulentos Departamentos de Napoleón y muchas obras de arte que sería interminable enlistar. Caminamos después a la iglesia de “Notre Dame”, no es tan grande como la vi en la película del Jorobado, pero si es igual de hermosa. Lo mejor del sitio fue, sin duda, encontrarnos con la bandera de México al lado de la Virgen de Guadalupe en un nicho lleno de veladoras. Al salir tomamos un descanso que se convirtió en una pequeña siesta de 20 minutos y continuamos a la Plaza de la Concordia. Ese día había una feria del empleo y nos encontramos con un puesto enorme de hot dogs, olía delicioso y nuestras tripas casi se comían entre ellas, así que comimos los hot dogs que estaban enormes con muchas papas a la francesa (que en realidad no son de origen francés, sino inglés), tan grandes que no pude terminar de comer todo. Y a seguir caminando, todo Champs Elysée, hermosa calle, repleta de tiendas de ropa de moda, claro, sueño que se hubiera concretado si mis bolsillos hubieran estado repletos de billetes, pero no, así que me limité a

mirar los escaparates y a envidiar a las orientales que salían de las tiendas con miles de bolsas llenas de compras.

Antonieta, pues no sólo gozaba de libertad, sino que le construyeron un pequeño castillo, solo para ella.

El Arco del Triunfo, también repleto de gente que curioseaba y veía el homenaje al soldado desconocido. Lo más interesante de este lugar es que para llegar a los pies del arco, es preciso pasar por un túnel subterráneo, pues está en medio de una importante avenida que es una glorieta, olvídate de si quiera intentar cruzar por la calle, es imposible con la cantidad de autos y motos que pasan a toda velocidad. Para finalizar el día, de vuelta a la Torre Eiffel; agotada, confieso que en pocos minutos me quedé profundamente dormida, hasta que la lluvia me despertó y tuvimos que correr.

Regresamos a París y tuve la fortuna de conocer una de las librerías más grandes de la ciudad, lugar donde también puse en práctica mis dos semestres de clases de francés, para preguntarle al encargado si tenían un par de libros que quería comprar… uno era “Les enfants de lumiers”.

De nuevo a despertarnos temprano, esta vez tomamos el tren para ir a conocer el castillo de Versalles. La historia es impresionante, la conjunción de lujos y arte que aquí se albergan hicieron del recorrido algo realmente hermoso. El salón de los espejos, los departamentos, la habitación del rey y la de la reina, las joyas, los cuadros, las coronas, todo es mágico. Ni qué decir de los inmensos jardines, caminamos alrededor de dos horas y no recorrimos ni la mitad de ellos; parece un laberinto, como el de “Alicia en el país de las maravillas”, con una fuente en medio, que parece, más bien, un bonito lago artificial, es tan largo que los profesionales de canotaje practican ahí su deporte. Sólo imagen las dimensiones. A la mitad de los jardines encontramos los departamentos de María Antonieta, según nos contaron, esta princesa rompió esquemas, no se conformó con las fiestas reales que se ofrecían en el castillo, sino que en incontables ocasiones se escapó para vivir como lo hacía cualquier mujer de su época. Fue tal su rebeldía que el rey no pudo más con ella y decidió construirle un apartado lejos del castillo en donde pudiera hacer y deshacer a su gusto. Por supuesto que esto fue más que conveniente para María

Y vaya que es cierto que el mundo es muy pequeño, eso de encontrar a amigos en otro país, en otro continente, es suerte pura. Tuvimos la fortuna de compartir algunos momentos con gente que hacía mucho tiempo que no veíamos. En París nos llevaron a conocer dos bares a los cuales los estudiantes franceses acostumbran ir, fue una experiencia muy divertida, más cuando vimos con emoción que los parisinos son gente muy amigable y que sin ningún interés se desprenden de sus bebidas para compartirnos. Por supuesto que a estas alturas teníamos aún la pila bastante cargada, pero fue aquí donde empezó a mermar el cansancio. Y es que eso de subir la Torre Eiffel caminando fue todo un reto, sobre todo para mi, que tenía buen tiempo sin hacer ejercicio. Valió la pena el esfuerzo, pues la vista desde el segundo piso es hermosa, pudimos ver el río Sena recorriendo la ciudad, Trocadero y el Campo Marte. Incluso a la distancia se distinguía Notre Dame, el Sagrado Corazón y la pequeña Estatua de la Libertad, réplica del monumento newyorkino. Después de bajar de la torre, en nuestro último día en Francia, fuimos al Museo de los Inválidos. ¡Vaya que Napoleón tenía un problema con su estatura!, pues construir una tumba tan grande, solo él. En medio de la sala hay un hoyo que da a la planta baja en donde está la tumba, pero antes de bajar a verla, es casi una obligación que los visitantes se asomen por el balcón y la


Después caminamos al Museo de Orsai, donde se reúne lo mejor del impresionismo. Me encantó este sitio, pues pudimos ver obras de Renoir, Monet y Dalí, entre muchos otros grandes. Lo más gracioso fue cuando quise comprar un agua mineral y muy decentemente pedí “une eau minérale s’il vous plaît” (un agua mineral, por favor) y cuando destapé la botella que me habían vendido era agua común y corriente; ¡debí suponerlo! El agua normal está

mineralizada, es decir, tiene minerales, como sodio, lo que debí haber pedido fue un agua “gasificada”…

en entrar a ver un espectáculo aquí, costaba cien euros la entrada. Pero desde afuera se ve bonito...

Después a la iglesia del Sagrado Corazón. Este templo se encuentra en uno de los distritos más pintorescos de París “Montmartre”. De camino a la iglesia cruzamos por una calle llena de gente: latinos, orientales, musulmanes y africanos, ¡de todo! Pero la mayor sorpresa fue cuando vimos la iglesia, que se engalana con una serie de escalones que la hacen lucir hermosa, imponente y majestuosa. Bellísima.

Regresar a la Torre Eiffel para decir adiós a París. Ni modo, había que seguir con el trayecto; con cierta nostalgia nos despedimos de una de las ciudades más hermosas del mundo. Le propuse a mi acompañante que nos quedáramos a vivir ahí, vendiéramos crepas, diéramos clases de salsa, hasta que migración nos deportara; lástima que mi idea no fue tan atractiva para él. Pero pronto, volveré a París.

No podíamos dejar de visitar el Moulin Rouge (Molino Rojo), el famoso cabaret que tiene su propia canción y película. Ni pensar

Nota: Quisiera aclarar que toda la gente que conocimos en estos lugares que a continuación describo fueron excepcionales. A pesar de las diferencias culturales o ideológicas, fue un placer cruzarme con ustedes.

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vean desde arriba; esto no es coincidencia, pues según nos explicaron Napoleón mandó a hacer esa tumba y a colocarla en este sitio y antes de morir dijo “incluso muerto, la gente agachará la cabeza en mi presencia”.



Y no es que es porque me haya entrado la moralina (como dirían por ahí), pero eso de leer escenas candentes en un avión, me pareció por demás divertido. La historia es simple, sin demasiados nudos narrativos, ni personajes, ni escenarios. Todo se resume en dos: Lucien y Elise. Un hombre y una mujer que se conocieron desde su infancia pero no han podido hacer realidad su historia de amor, por no decir, no han tenido la oportunidad de satisfacer el deseo sexual que sienten el uno por el otro. Envueltos en calles newyorkinas, Lucien se convierte en el nuevo jefe de Elise, quien, a pesar de su mala reputación y su fama de desobligada, quiere demostrar al mundo que ella es una de las mejores chefs de todo el mundo; él, convencido de que no lo logrará, se decide a mostrarle que ella no puede tener siempre el control. Divertidísima, emocionante y excitante. No dejes de buscar este libro si tienes ganas de sentir cosquillas durante diez horas en un avión.

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REDACCIÓN: MARIANA SOLÍS/ ILUSTRACIÓN: NATALIA CARBAJAL

Beth Kery

Cuando estoy contigo

Contar con un libro que me ayudara a soportar más de 10 horas de vuelo, no habría tenido el mismo efecto si no hubiera llegado a mis manos “Cuando estoy contigo” de Beth Kery. Había escuchado sobre la lectura erótica e incluso había leído algunos textos cortos de este género, pero sin duda, esta novela, me sorprendió por su alto contenido sexual.



“Elenita, eso es la muerte: la quietud total, la sordera total, la mudez total. Y no pensar. Ni soñar,” es la reflexión del protagonista ante la muerte de su padre, sin embargo en la historia deja entre ver que se puede llevar una vida asi, una vida, sin vida. Podrás tal vez esperar a que pase algo y te movilice, algo o alguien. En el caso del protagonista, Claudio, nos comparte como en el camino se percató que el verdadero amor, te moviliza, te da tranquilidad, y que siempre habrá borra del café, que está ahí, pero que no son el aroma, el sabor y el deleite como el café, como el amor.

Te encontrarás con personajes que definirán a Claudio, resulta bastante entretenido cuando Benedetti narra la primera vez de Claudio con su inquilina; así como la necesidad tanto de los inquilinos como del mismo Claudio por sentirse en casa, están en constante cambio que urge sentirse arropados, estar en familia. Cada cambio de casa es revivir. Claudio Alberto Dionisio Fermín Nepomuceno Umberto, dejó a la suerte de las 3 y 10, de la ruleta, del consejo del experto, el casarse con Mariana, el nombre de sus obras y su manía por los relojes, y todo girando entre la vida y la muerte. Entre Rita y Mariana. “ Y le dije que me quedaba definitivamente con ella, el hecho de que eligiéramos, ella a mi yo a ella, cada uno a solas y en libertad, significó un pacto espontáneo, sin papeles ni testigos, y cuando por fin nos abrazamos, por primera vez más acá y más allá“. Dejar de estar en incertidumbre es el camino que Claudio eligió, se liberó de la borra del café, se libro de Rita, y por un rato, se libró de la muerte.

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REDACCIÓN: JANETT JUVERA/ ILUSTRACIÓN: VIOLETA IBAÑEZ.

3 :10

¿No llegó a la cita? ¿No sabes nada de ella, pero sabes que está presente en algún lugar? Incertidumbre. Tu corazón la llama, pero la realidad es que tú no lo importas, no te quiere en su vida. El libro de Mario Benedetti, “La borra del café”, nos narra la historia donde esta omnipresente Rita, esa chica que te deja plantado en las citas, que te quita el suspiro, el tiempo y la vida.Rita es la que aparece dos veces en el cafe de Claudio, sí, la niña que se trepó en el árbol que comunicaba al protagonista con su vecino, con el mundo exterior. Ella, Rita, quien le mintió desde el principio.


El Patito feo

Cargando la “cruz de olvido”

“Si no estás en la pantallita, te olvidan”

Por: janett juvera/ fotografía: tanya araujo


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“Sólo sin tu cariño, voy caminando, voy caminando, y no sé qué hacer. Ni el cielo me contesta, cuando pregunto por ti, mujer.”

Con una copa en la mano es coreada siempre. La historia de esta canción, nos cuenta Juan, fue escrita tras una discusión entre sus padres en vísperas de casarse. Las invitaciones, el salón y demás preparativos estaban listos, ¡pero los novios no! La novia estaba enojada con Juan por culpa de una fan. Es “Cielo Rojo” la canción que une nuevamente a la pareja. “Gracias a esa canción, es que te estoy platicando esto aquí. Porque inmediatamente se reconciliaron y hubo boda,” afirma y sonríe Juan Zaizar Jr. hijo del compositor mexicano Juan Zaizar. Vestía una sudadera azul, unos lentes delgados y jeans azules cuando llegamos a interrumpirlo en su lectura. “Yo soy Juan Zaizar” dijo. Comenzamos a platicar sobre su infancia tras sentarnos en unos sillones rojos que hacían juego con la decoración de la oficina automotriz “Los hermanos Zaizar.” Confesó que la escuela nunca le llamó la atención y no tuvo que tomar una decisión que determinara su vida con la elección de su carrera, sino que simplemente estudió lo que su hermana Laura ya había elegido: Administración de empresas. Tras estar consciente de que la escuela en la que estaba inscrito implicaba muchos gastos para sus padres y él tenía poco interés, la dejó.


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Laura y Juan deciden probarse en el mundo del espectáculo sin consultar a su padre y dejar de estar tras bambalinas. Ambos familiarizados con el ambiente se presentan en la Asociación Nacional de Actores, y a pesar de que no debían hacer pruebas por ser hijos de artista, suplicaron que les aplicaran los exámenes de iniciación. Cuenta Juan que estuvieron bajo la mirada de ocho jueces en un salón de “Andrés Soler”, que antes fungía como hospital. “‘Pon tus manos en tus piernas, mira Juanito, vas a hacer de cuenta que tienes a 20 enanos que te están haciendo cosquillas. ‘Yo no sé qué pasó pero me empecé a reír.” Esa audición fue a parar a los oídos de su padre, Juan Zaizar, quien inmediatamente mandó llamar a sus hijos. Juan Zaizar les dijo “no quiero gente improvisada, quiero que se preparen y respeten esta carrera como tu tío (David) y yo la hemos amado.” Hicieron una promesa. Es en ese momento cuando Juan Zaizar Jr. y Laura empiezan a empaparse del medio artístico, pero les advirtió “si del escenario para afuera no funciona, si no hay magia con el público; se me regresan a estudiar, o a vender palomitas.” Prendió un cigarro que pocas veces fumó y continuó platicando sobre su primer papel en la televisión. “La Cruz de Olvido” fue la primera película en la que Juan participó gracias a que su padre solicitó un papel especial pero pequeño para debutar. Actuó con Gloria Morín, Guillermo Aguilar, y Beatriz Carbajal cuando apenas tenía 20 años. “Hay una noche en la que llevan serenata, está el mariachi, con una banda cantando ‘La basurita.’ En mi papel yo tenía que romperle una guitarra a mi tío. Eso estaba en el libreto. Viene la escena, yo decía ‘voy a lo mío’. No sabía que había cortes, intercortes

y había que cambiar la guitarra para que se viera rota. En mis manos tenía una guitarra de verdad, ¡completita! Casi mando al hospital a mi tío al intentar romperle la guitarra. Todos se reían, pues la guitarra que estaba hecha con material tipo unicel, nunca se ocupó.” Después del debut en la novela, vinieron los comerciales; con ello, el brinco a Televisa, y formar parte de las filas del Centro de Estudios Actorales(CEA). En su generación le tocó convivir con Diego Arguelles, Chavela Vargas, Salma Hayek; la última, de quien dijo: “se salvó, ¡de churro!” Durante sus tres años en el CEA, participó en “la Cigüeña de un mal paso”, obra teatral en la que en un principio únicamente actuaba su hermana Laura, sin embargo el día de su estreno Juan fue requerido para cubrir al protagonista de la obra. Juan tomó el papel de quien era Juan Tenorio y actuó con Margarita Glalia, quien fue su pareja amorosa en la obra, ‘me tuvieron que pintar bigote, porqué parecía el hijo de Margarita, no su pareja. Ganaron el premio que otorgan los críticos de teatro de México, como la mejor comedia del año. Más tarde dirigió quince días una telenovela de Ernesto Alonso, incursionando como auxiliar de dirección, en “Huracán.” Cambia de pierna y la cruza nuevamente. Recuerda más novelas, actores y nombres que lo hacen sonreír, sin embargo algo le cambia el tono de voz alegre, y es cuando menciona a Tv Azteca y a “Domingos Azteca.” Laura y Juan reciben una llamada de los productores del programa, que sería una copia de “Siempre en Domingo,” de Televisa; en un principio niegan poder trabajar en Azteca, a pesar de no contar con el contrato de exclusividad. Muchos actores de Televisa cambiarían de televisora a propósito del nuevo proyecto, entre ellos Paco Stanley, es

entonces que convencen a los hermanos Zaizar a participar. “Esa noche mi hermana y yo debutamos en ‘Domingos Azteca,’ y para el lunes ya estábamos vetados por Televisa. ¡Nos vetaron once años! Once años de nuestra vida.” Hizo una pausa y fumó su cigarro. Continuó: “Y hace un año nos avisaron que ya podíamos regresar. Once años después ¿regresar a tocar puertas? ¿Ya para qué? Si me llaman qué bueno, sino no me importa, enserio.” En 1999 Juan y Laura salen de Televisa y pasaron a lista de los no admitidos ni en los pasillos de la televisora. Lleva su mano a la cabeza lamentándose. Asegura que le impidieron el paso en la entrada, “fue la cosa más humillante.” Algunos de los que abogaron por ellos fueron: “Chabelo” y Maribel Guardia. “Lloré como no tienes idea, por no poder trabajar.” Dos años más tarde lo buscaron para ser director adjunto de la novela infantil “Serafín,” bajo llamadas y negociaciones pudo involucrarse en la producción, sin embargo tuvo que aceptar un sueldo inferior, ya que “le estaban haciendo un favor” así que lo aceptó, sin paga de horas extras. Fue su última participación en Televisa. Después de mostrarnos sus fotos en el segundo piso del negocio, sus reconocimientos, posters y compartir sus recuerdos, voltea la mirada al terminar el recorrido y dice: “Sabes, la gente te olvida; si no estás en la pantallita, no existes.”



Amigos con derechos...


...de autor



El camino a la Revolución Revolución podría definirse como un cambio definitivo y definitorio que tiene como principal característica la brusquedad.

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POR: Víctor Pernalete/ ILUSTRACIÓN: FERNANDO HALCÓN


Extrapolar la realidad actual a lo que podría ser un futuro poco promisorio, parecer ser una tarea sencilla para aquellos quienes escriben ciencia ficción. Pero más allá de contar historias sobre tecnología de punta y sueños futuristas, el secreto está en predecir lo que significará la humanidad en algunos años. Juegos del Hambre lo hace de manera correcta. La trilogía literaria que hoy triunfa en los cines de todo el mundo muestra un futuro más basado en una recargada realidad cultural que en un argumento tecnológico, el cual, más bien está dispuesto como un adorno. “En Llamas”, la segunda parte de la trilogía, ya define con mayor claridad la intención de esta historia, que a pesar de parecer exagerada y sobrecargada, logra evidenciar los vicios sociales y culturales actuales latentes pero aún políticamente incorrectos.

¿cabría una revolución en nuestra realidad actual?

“Es la revolución” se dice en una parte de la historia, y sin entrar más a fondo para respetar al lector que aún quiere echarle un vistazo antes de que esta pluma se la cuente, bien vale la pena pensar un poco sobre esa frase y su significado.

En ese mundo extrapolado y recargado que dibuja “Los Juegos del Hambre” es el látigo el que define las reglas y somete las voluntades, algo no muy distinto a lo que pasaba hace algunos años en nuestra realidad.

Revolución podría definirse como un cambio definitivo y definitorio que tiene como principal característica la brusquedad. Lo que provoca una revolución no es otra cosa más que la necesidad o el deseo de cambiar el status quo.

Al final de cuentas, el modus operandi es el mismo: ablandar las conciencias. Lo que daría pie al cuestionamiento de si la caricia y la comodidad son realmente más efectivas que el miedo y la desesperanza.

Es evidente que en la historia en comento el deseo por modificar la realidad está latente como modo de emancipación de la política de miedo y desesperanza utilizada desde el ejercicio del poder, misma táctica que a través de la historia ha demostrado su falta de eficacia, sobre todo, en el transcurrir del tiempo, cuando el miedo se hace transforma en furia.

Al menos, lo que sí hace, es trasladar el debate a otras cuestiones. El bienestar y la justicia social dejan de ser parte de la discusión cuando las personas, actuando como entes aislados, definen su camino en función de procurarse mejores condiciones de vida a sí y apenas a sus más próximos. La lucha social se vuelve un pasatiempo ? distractor que limita la producción y aleja del objetivo primordial de la mayor parte de la masa: estar bien yo.

Pero, ¿es acaso esa la táctica utilizada desde el poder en nuestra realidad actual? Lo primero que pensé es que no y que, de hecho, la táctica actual es diametralmente distinta. Comodidad, me dije. Miedo, muerte, hambre, enfermedad o desesperanza no son palabras que forman parte del lenguaje de la generación joven actual, que por el contrario, parecen más concentrados en banalidades disfrazadas de primera necesidad. Singularidad, pensé. Ese afán de ver la vida de manera personal y terminar con la idea de comunidad, al menos la que se alimenta y nutre con la presencia y la empatía a corto alcance. ¿A qué podríamos aspirar como sociedad estando sumidos en un letargo cultural que nos enseña a apreciar logros tan insípidos como el éxito laboral o la seguridad económica, o que nos pone como objetivos de vida cambiar de auto anualmente, tener el mejor celular o aparentar el aprecio de un buen vino para encajar bien en sociedad?

En ese contexto, ¿cabría una revolución en nuestra realidad actual? Sería difícil definirlo porque mientras aquí estamos sentados plácidamente, en otras latitudes luchan, tal vez no por causas justas o al menos lógicas, pero luchan. Pero en lo que concierne a esta parte del mundo, todo parece indicar que el status quo está bien asentado y, peor aún, estamos cómodos en él. “Una revolución empieza con una chispa” dice una línea de la historia de “En Llamas”. Hace poco más de un año pensamos que el movimiento Yo soy 182 sería la chispa de un fuego arrasador. No lo fue. Pero al menos dejó la sensación de que apenas hacen falta unas cuantas confabulaciones para voltear la realidad y, si no mejorarla, definitivamente sí cambiarla. Tal parece que sólo nos hace falta nuestro propio sinsajo.


¿Usted avala que el gobernador, José Calzada, utilice a niños con cáncer para promocionar su imagen personal? POR: DIEGO RIVERA/ FOTOGRAFÍA: CÓDICE INFORMATIVO.

Con tanta crítica al Teletón a veces pareciera que uno está en contra de que los niños tengan la atención suficiente para superar sus discapacidades o para superar el cáncer que padecen, pero ese no es el problema, el problema es el despilfarro de recursos, la opacidad con que se ejercen y las otras áreas que dejan descobijadas para atender lo que luce más.



la cantidad de $86’810,000.00 (OCHENTA Y SEIS MILLONES OCHOCIENTOS DIEZ MIL PESOS 00/100 M.N.) anuales, más su actualización correspondiente, conforme al Índice Nacional de Precios al Consumidor, durante un plazo mínimo de 10 años, contados a partir de la fecha de apertura del Hospital en cuestión, a efecto de garantizar la sustentabilidad y operación del proyecto”, se detalla en el Diario Oficial “La Sombra de Arteaga”.

Lo verdaderamente indignante es que el estado en lugar de trabajar de manera sobria en el objetivo último de que todos los queretanos tengan acceso a servicios de salud de calidad de manera gratuita, se dedica a gastar en proyectos de marketing.

Y a esto se suma el hecho de que el Congreso de Querétaro modificó la Ley de Transparencia, para que las instituciones de asistencia privada que manejen recursos públicos, al igual que las entidades gubernamentales, estén obligadas a atender las disposiciones de la Ley de Acceso a la Información Pública; sin embargo, con esta modificación, El HITO ya no está obligada a rendir cuentas sobre lo que haga o deje de hacer con ese dinero que el estado le dará.

Mi gran bronca empieza cuando ve uno los manejos turbios que se hacen para llegar a eso y es que este Centro recibirá por lo menos 880 millones de pesos del erario público, se le condonará el impuesto sobre la nómina por los próximos 10 años y para colmo no tendrán que rendir cuentas a nadie sobre que harán con ese dinero; sin embargo, a la Secretaría de Salud no les asignan ni 20 millones de pesos de pesos para atender a toda la población del estado durante todo un año ¿Le parece justo?. Le cuento que el mentado HITO costó casi mil millones de pesos, mientras el presupuesto de la Secretaría de Salud estatal en 2013 fue de apenas 19 millones 949 mil 401 pesos y si bien el sector salud estatal recibió además transferencias federales por 2 mil 15 millones 387 mil pesos, lo cierto es que los dineros del estado privilegiaron mucho más un esfuerzo privado. El Poder Ejecutivo del Estado se comprometió a realizar “aportaciones económicas a la precitada Fundación, por

Además, el Congreso aprobó la donación de un predio de 33 mil metros cuadrados en el Ejido La Purísima, municipio de El Marqués, el 29 de noviembre de 2011, un predio que se estima tiene un costo superior a los 17 millones de pesos. Sumado a esto, el Poder Ejecutivo de Querétaro publicó un acuerdo, en el diario oficial “La Sombra de Arteaga”, para concederle estímulos fiscales al Grupo Teletón. En el considerando 9, se expone la “‘importancia’ de que el Estado apoye a aquellas personas dedicadas a la operación de centros hospitalarios que brindan tratamiento a niñas y niños de escasos recursos con diagnóstico de cáncer, toda vez que coadyuvan con los esfuerzos gubernamentales en esta materia”.

El beneficio consiste en que la Secretaría de Planeación y Finanzas, libere del impuesto sobre nómina a los contribuyentes que operen un hospital oncológico infantil, como lo es el HITO, y dicho estímulo fiscal podrá aplicarse hasta por diez ejercicios fiscales, contados a partir de que la institución inicie operaciones. Finalmente cabe recordar que en abril del 2012 la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente canceló lo que entonces era la obra negra del ahora Hospital Oncológico Infantil por haberse construido en un terreno de vocación forestal. El señor gobernador no ha aumentado el número de camas de hospital, tal y como lo prometió durante su campaña, es más, no ha cumplido con casi nada de lo que prometió en el Plan Estatal de Desarrollo 2010-2015 en el rubro de salud. Pero lo que sí ha logrado es aparecer en reiteradas ocasiones en los minutos de mayor emotividad de la televisión mexicana, ha logrado que millones de mexicanos lo vean hablar bonito, mientras ellos, los espectadores, se van quintando las lágrimas y el moco provocados por niños con diversos padecimientos. ¿Le parece justo que utilicen a niños con discapacidad o enfermos de cáncer para promocionar su imagen personal? ¿Le parece justo que José Calzada haya empeñado el estado para promocionarse a nivel nacional, mientras la salud de los queretanos sigue deteriorándose día a día?

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No culpo a los fanáticos de Televisa. Y es que basta ver un programa de esos para desear dejar de comer un día con tal de donar a “tan noble causa”. Y sí, tuve la oportunidad de ver la transmisión en vivo de la inauguración del Hospital Infantil Teletón Oncológico (HITO) y más de una vez muchos de los asistentes estuvieron a punto de soltar una lágrima luego de ver como un niño realmente enfermo lograba recuperarse al cien por ciento.


El hombre sin dentadura POR: yadira arana / ilustración: cesar monroy navarrete.

La vida lo colocó en la orilla de la melancolía. Despertaba cada mañana con la cara pálida del dolor. Su melena descubría inquietantes años de descuido prolongado durante los inviernos. Sucedían en su cabeza los recuerdos de la memoria interrumpida por el abandono. Todos gritaban, escupían y pateaban al hombre sin dentadura. Acostado en la esquina de una plaza colonial, el hombre rozaba sus

manos contra su pecho como tratando de pedir ayuda. Pero nadie le respondía. Sólo el silencio abrumador de la noche inundaba a su alrededor. Los niños de la escuela solían colocarle trozos de madera en su cabeza. Aventaban bolsas de basura sobre su cuerpo; y los trabajadores de limpia lo acosaban con las llantas del camión replegadas hacia la acera donde recostaba su cara sucia.

Una mañana, el hombre se había soñado a sí mismo sentado en su esquina y emitiendo pequeños chillidos para tratar de apaciguar su agonía. Pero, como antes, ese día tampoco hubo respuesta. Cuando tomaba un sueño profundísimo, el hombre fue confundido con montones de escombro y, en un movimiento, la máquina de basura lo recogió desde los pies hasta la cabeza mal oliente.


31 • PATOS AL AGUA


El Vello Ondulado Por: enrique santamarĂ­a / fotografĂ­a: especial internet


-“Noche de antro: ¿qué tan malo puede ser?” Y lo era. Bastante. Desde el principio. Eso de “noche” de por sí ya era un obstáculo. ¿Después de las 11? Que algo empiece a esa hora implica 3 horas mínimo de interacción. Tal vez más. Muchas. Tantas. Bueno, digamos 5. “Disfrutar cada instante de la noche” era opción, sí, pero no una muy clara. ¿Cómo iba a lograr algo así? Mínimo por él no. -“¿Y por qué no? Ya estoy afuera, eso es ganancia.” Y fue en este tiempo que poco a poco se dio cuenta de lo fútil de sus intenciones para sentirse motivado. Esa camisa blanca con rayas azules, botones rojos, cuello estrecho y rígido. Incómoda. Pantalones negros, porque para qué hacer que alguien, quien sea, note ese bulto tímido en la cima de sus piernas. Además, estos Hugo Boss rojos (“es más cool si mejor digo la marca, ¿cierto?”) en forma de trusa iban a ser el centro de atención, de él y ella. Porque ella iba a terminar quitándole el pantalón, la camisa. Ella iba a disponer de él y hacerlo sonreír por algunas horas. ¿Verdad? -“No lo creo.” Quién sabe. Ella era un poco voluble. Y el alcohol la facilitaba. Mucho. Esperanza.

DOS

-“Es elegante llegar un poco después de la hora”, se engañó a sí mismo. Sí, engaño. Porque eso sería cierto si a alguien le importara la hora de su llegada. ¡Era un antro, por Dios! Si ni siquiera a él le importaba la hora en que iba a llegar. Porque a las 11:37 pm apenas comenzaría ese recorrido de 20 minutos hasta el lugar. Pero ella ya estaría alcoholizada. Y todo sería fácil. Pero llegar tan tarde. Alguien más se adelantaría. Y así es. Ya habría alguien con ella. Su “amigo”. -“Sí, amigo. ¿Cómo podía ella ser tan ingenua?” Pero eso es insultarla, así que de verdad nunca lo dijo. De verdad. Sólo mírenlo: manejando con los ojos casi cerrados porque no quiere verse tonto al entrar con lentes; ceja tan delgada como vello púbico (que, considerando lo que se hizo antes de salir, es muy probable que lo sea) – checó y no era -; un botón libre para aparentar sexy douchebaggery: mejor dos, para estar seguro: igual tres, para sacar el Hugh Jackman de su interior: no tiene abs, ni pecs, ni músculos en general: mejor sólo dos. Ahora tenía frío en esos 3 vellos que se escapaban de su pecho. Y tal vez uno era el de la ceja.

33 • PATOS AL AGUA

UNO


TRES

Por fin llegó al lugar. 12:14, o 00:14, como quieran verlo. Al bajarse del coche recordó todo lo que tenía que traer: cartera, cinturón, fragancia de macho alfa, hipocresía, actitud. Tocó sus bolsillos y todo estaba en su lugar. Lentes, eran innecesarios.

ballet; “¿Dónde están?”: aceptable: confirmaría ubicación y le haría saber que ya estaba en el lugar. Hey. ¿Dónde están? Enviado. 84 cm de la entrada. Ya tenía su ID (“¡qué cool soy!”, usando términos en inglés) en la mano. Se la dio al bouncer (¡tenía el mundo a sus pies!) antes de que se la pidiera. Ahora sólo tenía que entrar y comenzar con el martirio. Sus vellos se erizaron. Dos, al menos.

CUA TRO

Y ahora a saludar a todo mundo. Primero, el incómodo recorrido hacia la mesa. Fácil: tenía que recordar cuál era el lugar favorito de ella: la terraza. Y lo supo, pero tenía que confirmar. De por sí llegar tarde, ¿además con la seguridad de saber exactamente qué estaba haciendo? Ahí utilizó la actitud que se guardó en el bolsillo: aguantarse el marcarle y preguntar dónde estaba. Pero todavía no era tiempo para eso. 10 metros antes de la entrada. Sacó su teléfono y se dispuso a marcar. “¿Era cool marcar y preguntar?” Porque la gente lo observaba. Y hablaba de él. Porque vestirse con ropa tan incómoda tenía ese precio: la atención. Y a él no le gustaba. “¿Podrían dejar de mirarme? – les dijo. – Ustedes no son nadie para juzgarme. ¡Nadie! Tú, por ejemplo, con esa camisa morada apretada: ¿qué no sabes que todos podemos ver tus asquerosas lonjas? Y tú, con la minifalda: ¿tu mamá sabe lo que haces por las noches? ¿O cuánto ganas, por lo menos?” Imagínense la golpiza que le hubiera dado aquél gordito, o la bofetada de la chica en minifalda. Menos mal que no les dijo nada. 6 metros antes de la entrada. Un mensaje era mejor. “Hola mi amor”: no, para qué saludarla, ya había hablado con ella en la tarde; “¿Qué tal?”: no, no estaba hablando con su tía; “Hey”: excelente. “¿Puedes bajar por mí?”: ¿así o más loser?; “¿Puedes venir por mí?”: parecía que le estaba hablando a su mamá para recogerlo de clase de

Comenzó a llover ruido y las estruendosas pisadas de su andar. Un paso. Una hermosa mujer pasó a su lado. Piernas largas, morenas, ejercitadas, duras. Y él también. Tres pasos. Apretó la panza. Se veía gordo y flaco según la


perspectiva: abs planos al frente, representante de Michelin por los lados. La dureza se redujo. Quince pasos. Frente al baño de mujeres. Ella tal vez estaría ahí. Una mirada rápida no espantaría a nadie.

Diecisiete pasos. Bastó poco para verla. Ella todavía a él no. Era mejor: el elemento de la sorpresa. Pero no era ella, como tal. Era otra ella. Una ella que pudo utilizar para hacer una asociación mental entre la primera ella (la importante, la primera) y qué estaba haciendo, con quién estaba, a dónde iba, qué estaba tomando, con cuánto había bailado. Ella le ayudó sin hacer nada. Porque ella iba hacia el baño. Y lo vio después de que él a ella. Ella, la segunda, la amiga. Dieciocho pasos. -“Quéonda” dijo él tan rápido que ella lo escuchó sólo por compromiso. Porque ella estaba en otra misión. Tenía que regresar, velocidad mach 3, con ella. Avisarle: prevenirle. Más bien: ¡Prevenirle!

CINCO

No sangró tanto. Si lo ves desde lejos, en verdad no sangró nada. Porque la botella se rompió junto a ella, sí, pero apenas le cortó un poco la ceja. Sangró más del labio. Pero ésa era una herida de sacrificio. Ya se le secaron las lágrimas. Ya no le salen más. O tal vez está pensando en él y eso le quita el ardor de la piel. O se lo aumentó y eso le gusta, porque la distrae. Está distraída de él. Gracias a él. Y sí, llegó a pensar que tal vez él no era real. Era producto de sus maquinaciones volubles.

¡Él ya estaba en el lugar! ¡Tenía que avisarle! ¡Tenía que decirle: “Oye, tu ‘novio’ ya llegó”! ¡Sepárense, dejen de besarse, de tocarse y acariciarse! ¡Los van a cachar!

Que aquella noche ella lo haya visto llegar rápidamente hacia su mesa, se haya despegado de un acercamiento demasiado pronunciado con su amigo de forma precipitada: todo era invento. Había pasado, sí, pero no como él lo pensaba.

Y él no iba a permitir eso. A él no lo hacían pendejo ni un minuto más.

Como fuera, la noche era fresca. Y más con este delicioso aroma a hombría.

Veinte pasos. ¡A la chingada los pasos! ¡Ésa vieja me va a escuchar! “Y me llevo esta cerveza, que no es mía, para verme más macho”. Sí, la cerveza es de muy machos.

Por eso, mientras arrastraba a ella por la terraza, por el segundo y primer piso, entre las escaleras llenas de vapor y humedad, se sintió cálido. Había logrado su objetivo, y al abrir la puerta del lugar para salir, dejaría que su pecho recibiera la tierna noche. Cuando lo hizo, uno de los vellos empezó a ondular y a querer escapar. Era ondulado. Demasiado.

35 • PATOS AL AGUA

Miró. Nada. Ruido hueco allá adentro. Como ella y su capacidad de distinguir a un amigo de un manoseador.


Cambio de plumas Espacio reservado a los lectores que quieran echarse un chapuz贸n.


37 • PATOS AL AGUA



En pedazos POR: Carlos Moisés Hernández Suárez/ ILUSTRACIÓN: martín borras

El otro día encontré tu pelo. No me extrañó…antes había encontrado tu boca. También encontré tus manos y tus brazos. Hasta encontré tu voz. Te he encontrado esparcida por el tiempo y el espacio, repartida en pedazos, en docenas de mujeres caminando por ahí. Encontré tu postura. Tu forma de caminar.
 Encontré también tu sonrisa. Y hasta tu olor.
 Encontré tus ojos.
 Pero no he encontrado aún, la forma en que solamente tú me has mirado.

39 • PATOS AL AGUA

Por: Dania martínez alarcón / ILUSTRACIÓN: nadia martínez alarcón


FOTO ENSAYO

MIRIAM MARTÍNEZ MEZA


41 • PATOS AL AGUA

Estable fachada

AĂşn con las deficiencias materiales en las que se encuentra su hogar, se sienten satisfechos al tener este espacio de estabilidad.


EncuEntro QuE alEgra Hace poco más de tres años que Panchito se encuentra resguardado dentro de cuatro paredes. Sufre enfisema pulmonar y está condenado de por vida a estar conectado a una máquina de oxígeno. Dice que siempre que una persona llega a visitarlo, su alegría es muy grande.


Cuando tenía 12 años, comenzó con su adicción al cigarro. Hoy ya, con 74, sufre las consecuencias al padecer enfisema pulmonar. Panchito, como le dicen, la mayor parte de su vida la dedicó al comercio ambulante, simpre fue “libre” pues le encantaba estar en la calle. Hace poco más de tres años le dijeron que tenía que vivir el resto de su vida conectado a una máquina de oxígeno, si es que quería seguir viviendo. Cuando recibió la noticia, lloró tanto, pues nunca más volvería a salir de casa; ni siquiera para trabajar y ganar el sustento de su familia.

El apoyo incondicional que le muestra su familia, es lo que le ha permitido seguir con vida. “Vivo por ellos”, como en su momento lo exclamó, demuestra que, por un lado, ellos solventan las necesidades primordiales que necesita; y por el otro, ellos representan sus ganas de seguir con vida, “por algo sigo aquí”.

43 • PATOS AL AGUA

En todo este tiempo de resguardado en su cuarto, se ha perdido de tantas cosas... la muerte de su padre, es una de las más dolorosas. No pudo asistir al funeral por la situación en la que se encuentra y la falta de recursos le impidieron comprarse un tanque de oxígeno más pequeño que le permitiera trasladarse.


fuEntE dE vida Una máquina. A una máquina de oxígeno le debe la vida.


45 • PATOS AL AGUA

Consuelo sagrado

Una pequeña máquina de oxígeno que le permite salir de emergencia. Es sagrada, porque es su único consuelo de salir al exterior; pero también sagrada, por lo caro que les resulta mantenerla.


Fe de vida Al lado de su cama, está la máquina de oxígeno acompañada de imágenes de santos a los cueles se Ala esperanza de una nueva vida.


Cada domingo, personas de la iglesia le llevan la “hostia”. En la religión católica esto se usa cuando por diversas cuestiones las personas no pueden salir de sus casas. Así, acuden hasta el domicilio de las fieles y les llevan “el cuerpo de cristo”, en señal de vida eterna.

47 • PATOS AL AGUA

Vida eterna



AlegrĂ­a y aprendizaje Panchito junto a sus nietas ayudando en sus tareas escolares. En una de las actividades que hace de manera frecuente.


Detalles Uno de los dibujos que sus nietas le han hecho y regalado con cari単o.


EnsE単anza Convivencia entre Panchito y su familia.


Relajación resignada Al llegar la tarde vuelve a su condena. Sus nietas regresan a sus casas, su esposa acude a misa y él, permanece atado a una máquina. La resignación de seguir siempre en el mismo lugar junto a un tanque de oxígeno.


EsfuErzo coMplEMEtario Ayuda a su esposa a preparar el material que sale a ofrecer a sus clientes.


liMitaci贸n Condenado a tal limitaci贸n.

dos pilarEs Dos grandes inspiraciones para seguir con vida, su hijo y su esposa, quienes le muestran ayuda incondicional.




Los años pasaron Panchito, sonriente como es de costumbre. Al fondo, una fotografía de él cuando era joven. “Por algo sigo aquí”, dice.


Erin

POR: ESTEBAN GOVEA/ ILUSTRAC

Aunque la historia de E el pueblo, el presente text versi贸n sostenida por p


nia

CIÓN: FERNANDO HALCÓN.

Erinia es conocida por to constituye la única prueba documental.

En fecha reciente, mientras registraba la biblioteca del Obispo Manuel Noriega, confiscada junto con sus demás pertenencias, encontré -oculto tras una alejada galería de libros de derecho canónigo y compendios de vidas de los santos- un polvoroso archivo que contenía, entre otros documentos, algunas esquelas pertenecientes a Erinia y a Horacio y un pequeño volumen encuadernado que resultó ser la bitácora de Carlos. Con estos documentos y los sucesos públicos de que fue testigo el pueblo me fue posible reconstruir la historia susodicha. (Por qué los documentos referidos se encontraban en ese sitio es algo que no puedo responder más que con especulaciones. Es posible que el Obispo hubiese recibido en herencia el diario tras el asesinato de su hermano Carlos. O puede que lo haya conseguido de Erinia. Las cartas son acaso más fáciles de explicar. El Obispo protegía a su sobrino mayor, Horacio, cuando era perseguido por las tropas federales; es posible que en alguna de sus huidas frecuentes éste dejara olvidadas las cartas en poder del Obispo.) Creo digno consignar aquí que no habría puesto por escrito mis averiguaciones de no ser porque hace apenas dos semanas vi a Erinia asomar su cabeza por un ventanal de su casa. Su cabello envejecido parecía un ovillo de telaraña, y sus ojos eran tan negros como antes, pero su negrura no expresaba ya la vitalidad de otrora, sino que proyectaba la condena que el mundo había echado sobre Erinia y la condena que manaba de ella y se vertía sobre el mundo. He de confesar que la inquietud se exacerbó en mí, llegando al grado de perturbar mis sueños, en los que comenzó a aparecer la expresión de Erinia envuelta en un halo de oscuridad. Así pues, también espero que el terminar con el registro de este relato mi alma halle algo de paz. Según es consabido, el hermano menor de Erinia, Ifigenio Noriega, capitán de división en el ejército de Manuel Doblado, había roto su relación con el padre, Carlos Noriega, a raíz de la militancia del primero entre las tropas de Comonfort durante la revolución de Ayutla. La posterior defensa de Ifigenio de la constitución del 57 hizo que Carlos lo desconociera. Los reportes del Ejército Federal relatan la muerte de Ifigenio, ocurrida en Agua Zarca, en marzo del 58, cuando un pequeño reducto de sus tropas, que habían sido vencidas en Celaya y luego en Salamanca, se guarecía esperando provisiones. Entre los documentos del Obispado hay una nota de Carlos Noriega, padre de Erinia.


Marzo 11 Ha caído en nuestro poder un mensajero de las tropas liberales. Ha confesado la ubicación de las tropas de Ifigenio. Estoy preparado para encabezar nuestras fuerzas hacia agua Zarca. Parto al anochecer para aprovechar el factor sorpresa. En efecto, habían capturado a un mensajero. Éste tenía por objeto comunicarse con otra división del ejército, apostada a pocas millas de Guanajuato. Fue conducido a uno de los almacenes de la Hacienda de Noriega. El lugar tenía una atmósfera fétida. Montones de paja cubrían el suelo. El mensajero aguantó algunos minutos de tortura convencional. Luego, Carlos Noriega mismo tomó en sus manos un aparato que funcionaba según el principio de un torno, y lo puso en la mesa frente al interrogado. Luego, tomando el meñique del renuente cautivo, lo aplicó a la base inferior de la máquina, que procedió a operar manualmente. A cada vuelta que Carlos daba a la perilla, el torno de la máquina, dispuesto sobre la base, y el dedo, bajaba, ejerciendo de esta manera presión sobre las falanges. A la sexta vuelta de la máquina el hueso cedió. Luego tocó el turno al anular. El prisionero confesó su misión. Como la información no bastó a los captores, hubieron de tomar ahora el dedo medio y hacerlo sufrir la misma tortura que a los otros dos. Entonces el mensajero, creyendo poder salvar la mano, dijo a los captores la ubicación del contingente liberal. Parte importante de lo que sucedió después lo obtuve directamente del diario de Carlos Noriega. Dicho diario era más una suerte de bitácora, que contenía balances financieros, observaciones peregrinas y planos de almacenes. De él extraigo las últimas entradas.

Marzo 15

de sustento, ya que sorprendimos a la soldadesca enemiga en medio de afanes domésticos como lavar ropa, vestirse, pescar. Abrimos fuego, primero un rocío de metralla, después, en pocos segundos, un fuego preciso, eficaz… nuestras balas abatían al enemigo casi sin desperdicio de municiones. La turba de federales se desbandó semidesnuda por entre la sierra. Lo que siguió fue rápido y sencillo. Un contingente de caballería y yo emboscamos a una veintena de sobrevivientes en una de las riberas más amplias. Entre los capturados quedaron mi hijo y siete oficiales. Pensamos que era necesario mostrar un ejemplo a los habitantes de esas zonas, tan proclives a luchar por cualquier causa que les venda uno de los múltiples oportunistas que, mediante el discurso falaz, instalan la confusión y la violencia aun en las mentes discretas. Por ello condujimos a los cautivos hasta un peñasco sobre las riberas del Laja, donde las aguas rápidas entretejen su descenso. Ahí organizamos una fila de hombres que, atados a la espalda, pasaron uno a uno al borde del peñasco, donde fueron fusilados. Algunos caían hacia atrás, por el abismo, y quedaban triturados por las rocas filosas del fondo: los dientes justicieros de Dios. Con todo esto yo planeaba obtener la redención de mi hijo. Quería verlo purificado por el temor, que ilumina con más frecuencia que la compasión. Al terminar con todos los sobrevivientes, hice que pasaran al frente a Ifigenio. —Ríndete, milita del lado de tu familia y de tu religión —Dije. Ifigenio escupió su tabaco en el suelo. —Abjura la constitución y quedas perdonado. El silencio sólo era interrumpido por algunos pájaros que ululaban a lo lejos. —Preparen —ordené—, apunten… Ifigenio me miró fijamente. Casi puedo asegurar que se rió de mí, pero no con sorna; más bien como si me compadeciera.

Salimos hacia las dos de la madrugada con rumbo a Agua Zarca. Clementina me miró con reproche ante la puerta, momentos antes de nuestra partida. Le volví a asegurar que Ifigenio no correría peligro. Que mis hombres lo conocían y no iban a dispararle. Que volvería con él cuando terminara la batalla. Arribamos a Agua Zarca hacia las cinco de la mañana. Temíamos que el enemigo, familiarizado con la rispidez de la sierra, nos viera llegar y nos preparara una emboscada. Todo indica que estas aprensiones carecían

De pronto Ifigenio aulló: —¡Viva el partido liberal, cabrones!. Tras esto, se dejó caer él mismo por el borde del peñasco. Caminé al borde a asomarme. Mis ojos se encontraron con el cuerpo de Ifigenio caído sobre las rocas, astillado por completo, a todas luces inerte. Pero lloraba. Yo lo oí llorar.


Marzo 20 El fundamento de todo Estado es la voluntad del pueblo. Un estado es tanto más legítimo cuanto más se adapta a la misma. Los liberales promulgaron la constitución, pero ésta no goza del favor del pueblo sino que éste abomina de ella y la repudia por cuanto atenta a sus creencias arraigadas, a sus tradiciones y a su bienestar. Nuestra resistencia reivindica la voluntad del pueblo al no aspirar más que a darle a éste justo lo que le conviene y pide: un gobernante que profese su religión y respete las propiedades de la Iglesia, cuyas obras espirituales y materiales no pueden compararse a las de institución alguna. Esos oportunistas usurpadores, esos tiranos que se dicen respetuosos de todos los cultos pero que persiguen a la Iglesia, sobre cuyos edificios despojados fundan su tiranía, esos odiados por el pueblo, verán pronto que con una religión fuerte no es necesaria constitución alguna.

Marzo 25

de Carlos Noriega. Si bien se trata ya de una historia legendaria que se transmite de padres a hijos, previendo algún lector ajeno al color local, repetiré aquí lo sucedido. La madrugada del diez de abril, don Carlos Noriega entró en un almacén de la hacienda donde se guardaban armas y municiones. Se piensa que el susodicho perseguía la hipótesis de que el almacén estaba siendo ocupado clandestinamente por tropas liberales. El punto es que, al entrar Carlos, la puerta se cerró detrás suyo. La pequeña construcción explotó con repentino estrépito, para sobresalto de los sirvientes y peones de la hacienda, que atinaron a acarrear cubos de agua de la noria para apagar el incendio que, debido a la conveniente separación del almacén del resto de los edificios del casco, fue sofocado con facilidad pero demasiado tarde. No hallaron del cadáver más que algunos restos óseos y cenicientos cuyo velorio llenó de dolientes la casa Noriega. Algunos meses después, la casa volvióse a llenar, esta vez para las segundas nupcias de Clementina. De esta celebración, dijeron algunos concurrentes, que Erinia bajó un momento, los ojos abrumados de lágrimas negras, y propuso un brindis <<por mi madre y por Ernesto, ahora juntos hasta que la muerte los separe>>.

Clementina no para de llorar. Cuando regresé a la casa lo primero que hice fue tomar un baño. Enseguida bajé a cenar. Clementina me miró con ojos inquisitivos.

Hace años encontré a una de las doncellas de Erinia. Ella me refirió lo siguiente sobre la boda.

Cuando terminamos la cena, Erinia se levantó y se retiró a su recámara. Clementina, en cambio me siguió mirando por media hora, mientras yo tomaba mi Cointreau, hasta que de alguna manera adiviné que lo que su mirada inquiría era la suerte de su hijo. La tranquilicé diciéndole que Ifigenio había huido y todo estaba bien.

<<Doña Clementina fue al cuarto a ver si su hija bajaba con los invitados. Resultó que la señorita Erinia le gritó recio a su madre y le dijo tú matates a mí papá, te vi momentos antes de la explosión. Dijo que luego de ésta volvió a ver a la señora corriendo del almacén a la casa. Y luego la señora dijo que para nada ella había matado a don Carlos. Y que si antes don Carlos era muerto por otros, también se lo tenía bien merecido porque él fue cruel persona, tanto que hasta mató a su hijo.

Sin embargo, desde hace algunos días, parte de la servidumbre se comporta raro y Clementina me hace comentarios con segundas intenciones cada que puede… Éstas son las últimas entradas del diario de Carlos. No sé si dejó de escribir por miedo a incriminarse más antes los ojos de Clementina, si dejó de hacerlo porque mandó este diario, por alguna razón, a su hermano el Obispo, o simplemente, porque fue asesinado sólo dos semanas después y nada en ese tiempo le ocurrió digno de anotarse. Cualquier guanajuatense conoce bien los hechos del asesinato

<<La hija le dijo a su madre que mientes mamá, mi padre no mató a Ifigenio. Y la señora le dijo que ella lo había visto en el diario de su padre, y le platicó toda la historia de Ifigenio. Que si anduvieron por montañas, que si lo fusilaban, cosas que ya no me acuerdo cómo van. <<Pero la señorita ni aun ansí quiso entender. Y dijo que su papá había sido un hombre valioso pa’ la patria y que daba mucha limosna a la iglesia y que por eso era también bueno con los pobres. También dijo que Ifigenio había traicionado a don Carlos y a la familia. Que si murió


fue porque quiso. Luego le dijo a doña Cleme que ella había metido un hombre a la casa estando todavía el cuerpo de don Carlos caliente. La señora le contestó que no iba a dejar que a señorita le hablara así. <<La señorita Erinia gritó ahora te voy a hacer imposible esa vida, mamá. Y la señora dijo que en eso también te vas a parecer a tu padre entonces>. Aquí hay un hiato histórico y no se sabe cómo se desenvolvieron los sucesos hasta el final. No obstante, conjeturo que Erinia vivió en un resentimiento tenaz hasta que su hermano Horacio, militar también, le anunció que volvería, luego de ser derrotado en Silao. Acaso se empeñaba en ahuyentar de su conciencia la idea de que su madre era una asesina, que había matado sólo por meter a un hombre a la casa. Acaso se dijo que podía haber estado dormida aquella noche de la explosión. Acaso estuviera a medio camino entre el sueño y la vigilia. Acaso no vio a su madre sino a otra mujer, a una campesina, a un fantasma. Lo cierto es que tengo prueba, por una sucesión de cartas que comienza con la que enseguida transcribo, de que Erinia albergaba y aún nutría el deseo de venganza. Como no se especifica, por motivos de seguridad, ni el año ni la fecha, sólo podemos estimar que la carta está escrita por los primeros días del 61.

Querida hermana: Hay un terrible motivo que me hace escribir esta carta y que espero no te asombre el corazón demasiado: sufrimos una derrota devastadora de la cual es posible que no nos recuperemos. Nos batimos en Silao contra los liberales. Aunque nosotros éramos más y teníamos una posición ventajosa, ellos supieron hacerse pronto con una iglesia donde apertrecharse, sitio desde donde pudieron artillarnos con mayor precisión y a mansalva. Al poco tiempo de sitiarlos, fuimos embestidos por una enorme división de caballería, que venía desde ambos francos. Esto hizo que la tropa huyera en desbandada, cosa que no pudo evitar ni corregir el general Miramón, a quien debo la vida. Huimos el general, algunos oficiales y yo por entre la sierra -que no conocíamos en absoluto. Al vernos seguidos hasta Agua Zarca por las tropas de Leandro Valle, Miramón huyó con un pequeño contingente de oficiales y tropa, distrayendo -sin saberlo- la atención de las fuerzas enemigas, que ahora lo persiguieron sólo a él,

permitiéndome con esto huir holgadamente. Ahora estoy en el Arzobispado, bajo la protección del Obispo Garza y Ballesteros. Esperamos dar con alguna estrategia que nos permita proseguir la lucha. No dejaría, querida hermana, que dejaras de leer una esquela mía sin al menos sentirte esperanzada. Resulta que es muy posible que viaje pronto a Guanajuato, donde pienso, entre otras cosas, verte. También pienso sacar de la casa al infeliz de Ernesto. Su conducta hacia ti es en extremo indignante. Es una lástima, hermana mía, que tengas que sufrirlo. Atte.: Horacio A esta carta correspondió otra donde Erinia demuestra mi afirmación en el sentido de que tenía intenciones vengativas.

Querido hermano, Siempre es grato recibir noticia de tu persona y circunstancia. Estoy impaciente con tu regreso. Tu promesa de acabar el influjo de Ernesto, aunque loable, es insuficiente. Su influencia se ha instalado de manera ineluctable en nuestras vidas: estoy segura de que él asesoró a mi madre a fuer de que llevara ésta a cabo su infanda cobardía contra la vida de mi padre. Como sabes, la trampa que urdió mi madre para asesinar a mi padre fue muy elaborada para su ingenio. Primero tuvo que convencer a mi papá de que revisara el almacén, y para esto se valió de un ardid político que seguramente le enseñó Ernesto. Igualmente, el dispositivo de detonación, simple como es, no pudo haberlo calculado con tal exactitud mi madre, sino sólo Ernesto, que tiene conocimientos militares. Con lo cual, la participación de mi madre se reduce al acto, esto es, al engaño previo y al accionamiento del dispositivo de detonación. De esto se sigue, pues, que es nuestra obligación acabar con Ernesto, para no dejar que nuestro apellido se deslustre por la ignominia. Si no aceptas ayudarme a llevar a cabo nuestra misión, que el cielo me ampare, pues entonces estaré condenada a sufrir la diaria humillación de servir a los asesinos de nuestro padre, y no sé si pueda


soportarlo. Me despido de ti, hermano, deseándote suerte en el viaje y esperando que vuelvas a mí y a esta casa, que necesita tanto de tus trabajos. Atte.: Erinia A esta carta siguió una última de Horacio.

Querida hermana, Tienes razón, estos tiempos están colmados de desorden y de infamia, y nosotros, en calidad de siervos de Nuestro Señor, hemos de buscar los medios para realizar en la tierra Su obra. En la infinita sabiduría de Dios debe estar dispuesta la necesaria para juzgar nuestros actos y concedernos la gracia de la salvación, aun cuando en Su nombre hayamos tenido que ensuciarnos las manos, y no meterlas a remojar, hermana, como el cobarde Pilatos. Así pues, hermana querida, tendrás un cómplice que secunde tus empresas, y más que un cómplice, con el favor de Dios, tendrás un protector y un ejecutor de tus anhelos. Preciso es, asimismo, pensar en el castigo que ha de corresponder a mi madre, a quien yo no estimo en absoluto capaz de maquinar la trampa del almacén, y a quien considero por lo tanto responsable en mucha menor medida. :::::::::: Me temo, hermana, que de última hora me ha llegado la encomienda de una nueva misión. Los detalles no te los puedo dar, pero debo partir enseguida, por lo que nuestro encuentro tendrá que posponerse por unos meses. Atte.: Horacio Medio año después, corrieron los rumores de la muerte de Horacio. Decían que había sido acribillado durante su escape por Puebla, luego de ser perseguido por el asesinato de Santos Degollado. Se anunció en todos los periódicos que el gobierno constitucional había eliminado casi a la totalidad de sus enemigos.

Erinia parece haberse sumergido en la más atroz desesperanza. La gente de los alrededores empezó a divulgar el rumor de que era vista deambular por la hacienda de Noriega, vestida con el velo negro, con cualquier trasto en la mano y la mirada perdida. Sus exabruptos de rabia contra Ernesto se multiplicaron. En una ocasión, el padrastro la sorprendió escupiéndole su comida, razón por la cual fue confinada a su recámara, donde se quedó mucho tiempo, atendida por la servidumbre, pero siendo permanente objeto de la más estrecha vigilancia. Algunos refieren que, durante ciertas noches, se escuchaban sus gritos por períodos prolongados tras los cuales se prendía una luz en su recámara, se miraban moverse tres o cuatro siluetas que se acercaban a ella y la sostenían hasta que callaba. Sin embargo, no tenemos noticia alguna de que Ernesto haya sabido nunca del rencor de la hijastra. Lo más probable es que lo achacara a alguna enfermedad mental o posesión demoníaca y que lo haya tolerado en lo posible. Al principio mandó a Erinia a la cocina. Luego la relegó al lavado, y por último la refundió en su habitación cuando su violencia se volvió evidente. Sin embargo, se ignora si Erinia tramó un atentado directo contra su padrastro. El común acuerdo es que se abstenía de semejantes empresas dada la superioridad física de Ernesto. El intento de envenenamiento ha sido descartado con el argumento de que Erinia estaba al tanto que 1) el veneno era difícil de aplicar a los alimentos, ya que el escupitajo en la comida de Ernesto hizo a éste tomar la medida de mantener la cocina vigilada todo el tiempo, y que 2) aun si llegaba a poner el veneno éste podría provocar la muerte no sólo de Ernesto sino también la de la madre y del sacerdote confesor. Otras posibilidades discretas de asesinato quedaban invalidadas asimismo por la vigilancia constante de los criados de la hacienda. Así pues, supongo que la actitud de Erinia, sus raptos fúricos y demás excentricidades, se debían a que su espíritu soportaba mal la idea de que su venganza contra el padrastro se había frustrado. Creo que Erinia acariciaba el umbral de la locura. Un día apareció un delegado del nuevo gobierno. Tenía, según testigos presenciales, la barba muy frondosa, y usaba lentes y un bombín muy grande; sin embargo, el vigor de un cuerpo ejercitado se advertía a través de la ropa. Venía a inspeccionar el valor de las propiedades que Carlos había heredado a doña Clementina. En calidad de enemigo de la patria, Clementina era blanco fácil para el expediente del préstamo forzoso que el gobierno liberal había de llevar a cabo con los conservadores eminentes, con lo que en cualquier momento corría el riesgo de perder sus bienes.


El delegado, que dijo apellidarse Ortega, fue recibido por Ernesto –que aunque no era el dueño de la casa, al menos era el más apto para discurrir sobre temas legislativos- y conducido a una sala pequeña en una de cuyas esquinas había un escritorio voluminoso, donde se le invitó a sentarse. Se dice que Ernesto negó que la finca donde estaban, fuera propiedad de conservadores. Según él, la señora Clementina, que era la legal dueña de las propiedades, había tenido siempre un espíritu liberal. El único conservador había sido el difunto Carlos Noriega, pero había muerto ahí mismo debido a un asesinato cometido por miembros de la resistencia liberal en Guanajuato, con lo que se había hecho justicia para la causa liberal, aunque de manera indirecta. Ortega objetó con rabia inusitada que había buenos motivos para pensar que la señora Clementina hubiera matado al marido, y que con ello no había obrado en aras de granjearse la simpatía liberal, sino en las de su propia conveniencia, con lo cual podía ser juzgada como una asesina y una usurpadora de la propiedad, y por consiguiente el proceso de préstamo forzoso era aplicable a ella. En estos momentos, al oír que Ortega afrentaba a su esposa, Ernesto se acercó de espaldas y con lentitud al escritorio. Luego, con movimiento discreto, fue sustrayendo de uno de los cajones su revolver de mano. Esto lo afirma una de las amas de la cocina, que espiaba la escena. No obstante el disimulo del acto de Ernesto, el delegado debió de prever algo, pues arrojó una daga de bolsillo a la espalda del anfitrión. Corrió hasta éste y lo apuñaló una y dos veces. Ernesto se volvió con rapidez y accionó el arma en dos ocasiones. La barbilla, el cuello y las costillas del delegado estaban bañadas de sangre negra. Ernesto y su oponente cayeron como bultos. Se hizo el escándalo en la hacienda de Noriega. Erinia bajó a la sala y vio a las amas y demás criados arremolinarse alrededor de la escena, pero no vio a su madre. Se abrió paso entre la muchedumbre y miró el cadáver de Ernesto y el del Delegado, con la barba empapada de sangre. Luego salió con paso tranquilo y buscó a su madre en todos los cuartos. Al final la vio agazapada en el altar de la capilla, llorando a mares al único hombre que había amado. Dicen que luego Erinia se acercó a la madre más despacio, hasta que estuvieron a un palmo de separación. Erinia abrazó a Clementina con los ojos inmóviles. Ésta última gritó horrorizada. Luego hubo movimientos confusos. Erinia retrocedió. La madre tenía desgarrado el escote y exhibía un seno firme y ensangrentado. Gritaba a Erinia: ¡Eres capaz de atravesar con tu venganza este pecho que te nutrió! ¡Maldita seas entonces, Erinia!

Dicen que la hija tuvo el pulso firme. Atravesó el pecho de la madre veintiocho veces, la cifra de su edad. Clementina yació en la capilla, muerta, mientras los absortos testigos veían a Erinia caminar entre ellos y dirigirse a la sala del escritorio. Ahí se acercó al delegado, quien aún emitía ruidos de ahogo de su garganta perforada. Erinia debió de oír algo, porque se arrodilló a un lado. El delegado le dijo hermana. Erinia entonces le arrancó la barba falsa y reconoció en él a Horacio. Horacio le dijo a Erinia que no pudo comunicarse con ella antes. De la herida en el cuello le manaba la sangre a borbotones. Luego dijo Dios nos perdone, Erinia. Después de este suceso la servidumbre fue echada de la casa y Erinia cerró para siempre las puertas. A veces abre alguna ventana y asoma su cabeza deshilachada para escuchar el trino de los pájaros. Pero algo debe haberse roto en Erinia porque enseguida cierra la ventana y se esconde en la oscuridad. Con estas frases termino la reconstrucción de esta historia. Todas las pruebas de que dispongo son fidedignas, si bien insuficientes para dar un veredicto definitivo sobre si Erinia planeó la muerte de la madre desde el principio o si fue algo que improvisó en el momento. Personalmente pienso que Horacio no habría sido capaz de matar a su madre. A pesar de esta y otras lagunas que el lector podrá llenar a su juicio, creo haber restaurado esta historia, que merece, por su falta de precedente, ser rescatada del olvido, aunque sólo sea por esta mano que aprendió a escribir con tres dedos deshechos.


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Esplín

Con esta palabra se alude a un sentimiento de melancolía, de depresión, de tedio de vivir, que los antiguos atribuían a irregularidades en el funcionamiento del bazo. Si bien esta palabra nos llegó del inglés spleen, que tiene el mismo significado, este se había derivado, a su vez, del latín splen ‘bazo’. El término latino ingresó a nuestra lengua de forma directa en palabras del lenguaje médico, como esplenitis ‘inflamación del bazo’ y esplenomegalia ‘agrandamiento anormal del bazo’. El bazo es una pequeña glándula de unos 200 gramos, situada del lado izquierdo del tárax, que forma parte del sistema inmunitario.

Cimi

ento

art la q e del e el ue se difici o terr sos edi tien que e ficio eno e to stá s alg o’, . En obre do la deba s por jo c e c e eje omo ntido l qu onstr de tie e u en mp fi lo. «cim gura des cción rra y s Pro ien do, ‘ cansa , y ta obre v m tos p den iene de rincip el m bién ped omina del i l o a nac y ra ismo alb azos r la latín í ion a d alid z de El ñiles, e má piedr caem a e d», a prim rm n n con er ombr ol co de c tum, Ber la pa docu e de rtad onst usa d l o r r que ceo, y abra c mento ivado emp ucció o pa n ac imi l r e d se q asie on e ento ue a e cae ados o lo a p p s nta d l si e alg gnifi s uno arece ere ‘c or los o». o cad d e o d e los n esp rtar’. p e« bas oema añol es s obr de e la


P.D.


“Cuántas veces me pregunto si esto no es más que escritura en un tiempo en que corremos al engaño entre ecuaciones infalibles y máquinas de conformismos. Pero preguntarse si sabremos encontrar el otro lado de la costumbre o si más vale dejarse llevar por su alegre cibernética, ¿no será otra vez literatura? Rebelión, conformismo, angustia, alimentos terrestres, todas las dicotomías: el Yin y el Yang, la contemplación o la Tatigkeit, avena arrollada o perdices faisandées, Lascaux o Mathieu, qué hamaca de palabras, qué dialéctica de bolsillo con tormentas en piyama y cataclismos de living room [...] Entre el Yin y el Yang, ¿cuántos eones? Del sí a no, ¿cuántos quizá? Todo es escritura, es decir fábula. ¿Pero de qué nos sirve la verdad que tranquiliza al propietario honesto?

Rayuela Julio Cortázar

69 • PATOS AL AGUA

Nuestra verdad posible tiene que ser ‘invención’, es decir escritura, literatura, pintura, escultura, agricultura, psicultura, todas las turas de este mundo. Los valores, turas, la santidad, una tura, la sociedad, una tura, el amor, pura tura, la belleza tura de turas”.


www.patosalagua.com


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