cada día hay más rincones en BOGOTÁ
CASA HACIENDA
LOS MOLINOS [Instituto Distrital del Patrimonio Cultural]
El Director del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural, Gabriel Pardo García-Peña recomienda conocer:
La Hacienda los Molinos: molinos a la orilla de la chiguaza Con toda seguridad uno de los lugares más solariegos y desconocidos de Bogotá se encuentra en la Localidad Rafael Uribe Uribe. Se trata de La Hacienda los Molinos, una antigua hacienda productora de harina de trigo que comenzó a construirse hacia 1630, en predios del hoy denominado barrio Molinos. Funcionó como claustro para la comunidad jesuita hasta 1767 y consolidó su construcción con varias adiciones posteriores hasta convertirse en el siglo XX en el aristocrático hogar de la familia Morales Gómez.
Fotografías: Liliana Ruiz Investigación: Liliana Ruiz y Alfredo Baron Leal
Los molinos en el altiplano cundiboyacense aparecieron y se fortalecieron como áreas de producción y transformación agrícola durante los siglos XVII y XVIII. La Hacienda los Molinos está ubicada en un área netamente rural, bordeada por la quebrada la Chiguaza, de la cual utilizó sus aguas para impulsarse y transformar el trigo en harina, que posteriormente era vendida en Bogotá y los municipios aledaños.
La casa es de factura típica española, con muros blancos en tapia pisada y protegida por teja de barro, con un área de construcción de 2000 m2 y 7000 m2 de jardines donde además de la vivienda principal, se encuentra la vivienda para los trabajadores, la iglesia, construida en el siglo XIX y la huerta, con productos de pancoger. Se caracteriza por un acceso ubicado al sur, paralelo a la quebrada que lleva al peatón a un patio de recibo ajardinado y con la presencia de dos palmeras centenarias. Al fondo se encuentra la casa, abierta al patio y que comunica con el interior a través de unas arcadas en piedra. La totalidad de la fachada se abre al jardín por el costado occidental y a la quebrada, por el oriental. Es una arquitectura austera, típica de la ruralidad, pero imponente en el paisaje.
Su planta longitudinal, permite disfrutar del exterior y tener una visual del territorio inmediato. En el primer nivel se encuentra el área de vivienda de los trabajadores, separada por un pequeño patio ornamental, atravesado por canales en el suelo que llevan el agua desde la quebrada, hasta la zona del molino y el área de servicio. En el segundo piso están las áreas sociales, la cocina con su respectiva alacena y las habitaciones, todas abiertas a las áreas de cultivo. Al sur, se encuentra la capilla, c onstruida en el siglo XIX, caracterizada por una espadaña central que es vista desde cualquier punto de la hacienda. Lamentablemente, la falta de uso y mantenimiento hizo que en los últimos años se fuera al piso, y dejara apenas algunos elementos característicos que permiten admirar su belleza y factura.
Un poco más al sur de la iglesia, hoy en día existen además restos de hornos y elementos de arquitectura industrial de gran calidad constructiva, producto de la localización en la primera mitad del siglo XX, de un chircal en parte de sus terrenos. En sus muros en ladrillo aún se ven rastros de hollín producto de la cocción del material y otros elementos significativos. Su larga historia se refleja también en los objetos que conforman su patrimonio mueble pues sus salones, corredores y habitaciones conservan aristocráticos tapizados y decorados, heredados de generación en generación, con muebles que superan los 200 años, entre los que se encuentran un comedor que fue propiedad de la comunidad jesuita, un escaparate francés1 y algunas obras de arte. Sin lugar a dudas, los elementos más significativos de la hacienda son los molinos del siglo XVII, alrededor de los cuales se desarrollaba la actividad económica del inmueble, dedicada principalmente a la producción de harina de trigo, que sin ninguna duda hace parte del patrimonio industrial de la ciudad. Se presume que la mayoría de los molinos eran utilizados para la molienda de trigo, necesario para la elaboración de la harina para el pan blanco, que vinculó a blancos, mestizos e indios quienes lo fabricaban2.
1 . El Tiempo, Domingo de 18 de julio de 2004. La Joya Olvidada del Sur. 2 . Corporación La Candelaria. Atlas Histórico de Bogotá 1538-1910, Pág. 426
Hoy en día, el aspecto de la hacienda no deja de ser bucólico y fantasmal al mismo tiempo, pues sus molinos dejaron de procesar el trigo que se cultivaba en los amplios terrenos de la hacienda y poco a poco fueron cediendo a la presión inmobiliaria que llevó a la urbanización de este sector de la ciudad, encargándose de transformar el territorio, para dejar a la centenaria casona casi aislada de la ciudad. Actualmente, los habitantes del sector desconocen el origen del nombre de su barrio, en muchos casos, tampoco identifican la hacienda, ya que sus muros de cerramiento la hacen impenetrable a los ojos de los transeúntes, aunque es evidente su valor, no solo desde el punto de vista arquitectónico, sino también desde lo ambiental, lo industrial y lo simbólico. A pesar de esto, se mantiene en pie, buscando una segunda oportunidad para ser reconocida por la gran ciudad.
localidad 18 Rafael Uribe Uribe La Hacienda los Molinos Calle 48 B Sur Carrera 5
Imagenes tomadas del libro Herencia Colonial en la Vida Rural Colombiana, Fondo Cultural Cafetero.
Imagen tomada del libro Herencia Colonial en la Vida Rural Colombiana, Fondo Cultural Cafetero.
Imagen tomada del libro Herencia Colonial en la Vida Rural Colombiana, Fondo Cultural Cafetero.
Imagenes tomadas del libro Herencia Colonial en la Vida Rural Colombiana, Fondo Cultural Cafetero.
localidad 18 Rafael Uribe Uribe La Hacienda los Molinos Calle 48 B Sur Carrera 5
www.patrimoniocultural.gov.co
Gabriel Pardo García-Peña Director Ilona Murcia Ijjazs Subdirectora de Divulgación de los Valores del Patrimonio Cultural Investigación y Fotografías Liliana Ruiz Arquitecta Subdirección de Intervención del Patrimonio Alfredo Barón Leal Coordinación Pasantías - Centro de Documentación Dirección Gráfica Yessica Acosta Diseño Gráfico Joulie Rojas Diaz Pasante Universidad Jorge Tadeo Lozano
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