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de vilcanota
The Sacred Frontier Of Vilcanota
The land of the Colla and the origin of the Incas
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Uno de los más significativos límites territoriales establecidos durante la expansión incaica fue aquel de la zona de Vilcanota, frontera étnica y política que dividió la región del Cusco con el Collao. Tras su segunda conquista, al volver a someter a los pueblos del altiplano del Titicaca, Tupac Inca Yupanqui reafirmó la importancia simbólica y política de esta frontera. Según el cronista indígena Santa Cruz Pachacuti (1613):
One of the most significant territorial boundaries established during the Inca expansion was in the zone of Vilcanota, an ethnic and political border that divided the region of Cusco from that of Collao. After his second conquest of the Altiplano people of Titicaca, Tupac Inca Yupanqui reaffirmed the symbolic and political importance of this border. According to the indigenous chronicler Santa Cruz Pachacuti (1613):
“Topa Inca Yupanqui amojonó la región en memoria de las crueles guerras que se habían mantenido con los Collas, mandando a poner dos porras de oro y plata en Vilcanota.
“Topa Inca Yupanqui marked out the region in memory of the bloody wars they had engaged in with the Collas, and ordered the placement of two pots of gold and silver in Vilcanota.
A través del relato incaico podemos percibir cómo los circuitos simbólicos del Inca nos hablan no solo de su recorrido, sino también de los pueblos que somete y de las fronteras que el Inca va estableciendo. El derrotero del Inca es un recorrido en el que permanentemente se van estableciendo límites entre los espacios conquistados y por tanto “civilizados” y aquellos espacios “salvajes”, que quedan fuera del territorio del Tawantinsuyu
Luego de nombrar nuevos gobernadores y enviar sus ejércitos a las provincias de Cuntisuyu, Chinchaysuyu y Antisuyu, Tupac Inca Yupanqui salió desde el Cusco a la “provincia” del Collao, en el Collasuyu, a reducir una sublevación de los collas que se habían rebelado contra el Inca. El collao era el nombre genérico que los incas daban a la gran meseta del Titicaca, mientras que los collas, o el “reino de los collas” era uno de los varios reinos aymaras del altiplano que, con su capital Hatun Colla, ocupaban el borde norte del lago. Por su importancia demográfica y por ser los más cercanos al Cusco, fueron quienes le dieron el nombre genérico a esta gran región del Imperio, el Collasuyu. La relevancia cultural que tuvieron los reinos aymaras del Titicaca para los incas, se expresa en uno de los relatos de la mitología de los quechuas, que sitúa el origen de sus fundadores étnicos, Manco Capac y Mama Ocllo, en el lago Titicaca. De manera que este recorrido de Tupac Inca Yupanqui se inauguraba en un espacio geográfico de gran significación simbólica.
La laguna y la zona de Vilcanota tuvieron una inmensa importancia religiosa para los incas. Allí se encontraba el principal Templo de Viracocha y constituyó uno de los primeros hitos que señalaban, en la tradición oral incaica, el proceso expansivo de conquista política y ritual del Collasuyu
Through the narrative we can perceive how the Inca’s symbolic circuits tell us not only about his journey, but also about the peoples that he conquered and the borders he established as he went. In effect, the Inca conquest was an expedition in which borders were continually established between conquered spaces that were deemed to be “civilized”, and “savage” spaces that remained outside of the territory of Tawantinsuyu
After naming new rulers and sending their armies to the provinces of Cuntisuyu, Chinchaysuyu and Antisuyu, Tupac Inca Yupanqui left Cusco for the “province” of Collao, in Collasuyu, to subdue an uprising of Colla people who had rebelled against the Incas. Collao was the generic name the Incas had given to the large plateau of Titicaca, but the Colla, or the “Kingdom of the Colla” was one of several Altiplano Aymara kingdoms. The Colla people occupied the northern shore of Lake Titicaca, and their capital was Hatun Colla. Their large numbers and proximity to Cusco led the Incas to name this vast region of the Empire Collasuyu. The cultural importance of the Titicaca Aymara kingdoms to the Incas is expressed in the Quechua myth about the founding of that ethnic group by Manco Capac and Mama Ocllo, both natives of Lake Titicaca. Thus, the journey of Tupac Inca Yupanqui began in a geographic place of great symbolic significance.
The lake and the area of Vilcanota held great religious significance for the Incas. The main Temple of Viracocha was located there, and it was one of the first landmarks mentioned in the Inca oral tradition in the context of the political and ritual conquest and expansion of Collasuyu
La importancia religiosa atribuida a esta zona se debía principalmente a sus características geográficas, ya que correspondía a una frontera natural. De la laguna nacían dos poderosos ríos que corrían hacia el Atlántico y hacia el Pacífico, produciéndose el divortio aquarum de las hoyas hidrográficas del río Amazonas y del lago Titicaca. Allí comenzaba la gran meseta altiplánica. De acuerdo a la mitología, éste era un punto de transición no solo geográfico y ecológico entre la sierra y el altiplano, sino también una frontera social y cultural que establecía la división simbólica entre el espacio de los agricultores de maíz (quechuas), y el de los agricultores de papas (aymaras o collas), menos “civilizados” desde la mirada imperial.
The religious importance of this zone is based first and foremost on its geographic features, as it comprises a natural boundary. Two great rivers flow out from the lake towards the Atlantic and Pacific oceans, respectively, generating a watershed between two hydrographic basins—that of Lake Titicaca and that of the Amazon River. It is here that the vast Altiplano or high plateau begins. According to legend, this was not only a transition point between the different geographies and ecologies of the mountains and the high plateau, but was also a social and cultural boundary that established a symbolic division between the land of corn growers (the Quechua people) and that of the potato growers (Aymara or Colla people), who the Incas viewed as “less civilized”.
El camino del Inca atravesaba el umbral de aquella frontera simbólica que se levantaba como una metáfora del espacio y de las sociedades. En sus cercanías, los incas edificaron un largo y sólido muro que atravesaba el camino real uniendo los cerros o cordilleras ubicados a ambos extremos. Como es frecuente en las fronteras andinas, este deslinde se estableció en un gran portezuelo, hoy llamado La Raya, que mantiene su condición de límite hasta la actualidad como punto fronterizo entre los departamentos peruanos de Puno y Cusco. Luego de cruentas batallas y de volver a someter a los collas, Tupac Inca Yupanqui continuó hacia el sur por el oriente de la cordillera de los Andes conquistando otros pueblos y comenzó una nueva campaña para someter a los chiriguanos, en los mismos bordes de la selva.
The Inca Trail crossed the threshold of that symbolic frontier, which stood as a metaphor for the spaces and societies that occupied either side. Nearby, the Incas erected a long, solid wall that crossed the “royal road”, joining the hills and mountains on either side. As is often the case with Andean borders, the marker was established on a great pass, now called “La Raya”, which even today serves as the dividing line between the Peruvian departments of Puno and Cusco. After several bloody battles, and the re-conquest of the Collas, Tupac Inca Yupanqui continued south on the eastern side of the Andes Mountains, subjugating other groups and ultimately beginning a new campaign to subdue the Chiriguano people, who lived at the edge of the jungle itself.
Tiawanaku ya estaba en ruinas en tiempos del Tawantinsuyu
Por su magnificencia y riqueza simbólica, los incas consideraron a los forjadores de esa antigua cultura como sus propios ancestros.
Tiawanaku was already in ruins at the time of Tawantinsuyu. Its magnificence and symbolic riches led the Incas to think of the creators of this ancient culture as their own ancestors.