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anchallullac, el río mentiroso

anchallullac, the “lying” river

Ubicada a unos 38 kilómetros al sur de Vaquillas, la actual quebrada de Río Frío, siguiente hito del camino, alberga un estero de exiguo caudal pero de aguas permanentes y de buena calidad. Se trata de un profundo cañón tributario de la cordillera de Domeyko, que se extiende por unos cuantos kilómetros hasta que sus aguas se sumergen alimentando subterráneamente al salar de Punta Negra. El cauce de este riachuelo va en sentido inclinado oeste-este, a diferencia de todas las fuentes de aguas permanentes del Despoblado, que lo hacen en sentido contrario. Por estas características tan especiales, Río Frío adquirió una jerarquía simbólica y mítica de gran importancia en la geografía sagrada del Despoblado de Atacama. Su nombre en quechua y las historias narradas por los españoles que por allí pasaron, nos expresan la gran

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Located some 38 kilometers south of Vaquillas, the Río Frío ravine, the next milestone on the road, contains a creek that is tiny but has good quality water year-round. This deep canyon holds a tributary of the Domeyko Range that flows for several kilometers until its waters go underground to feed the Punta Negra Salt Flat. The creek runs west to east, unlike all the other year-round water sources in the Unpopulated Lands, which flow east to west. Because of this unique quality, Río Frío acquired an important symbolic and mythical status in the sacred geography of the Unpopulated Lands of the Atacama. Its Quechua name, and the stories told by the Spanish who passed by here, attest to the great significance this watercourse relevancia que llegó a tener para los incas. Aunque para los cristianos estas historias paganas no tuvieran credibilidad, nos relatan diferentes versiones sobre este pequeño río, el Anchallullac o “Muy Mentiroso”. held for the Incas. Although Christians of the time were not convinced by such ‘pagan’ stories, they told their own stories about this little river, the Anchallullac or “Big Liar”.

Anchallullac, hoy Río Frío.

Según cuenta Gerónimo de Vivar, se trataba de un río tan pequeño, que se pasaba “de un salto”. Sin embargo, durante el día comenzaba de pronto a correr “con grande furia” y haciendo mucho ruido. Al ponerse el sol, sin embargo, éste dejaba de correr porque el frío congelaba las nacientes de sus aguas. “Este río se seca de tal manera —agrega Vivar— [que] dicen los indios, que mal lo entienden, que se vuelve el agua arriba, a la contra de como ha corrido. Por tanto le llaman los indios Anchallulla, que quiere decir gran mentiroso”. Ante el asombro del cronista, los indígenas pensaban que éste era un río que en la noche, “se devolvía sobre su curso”.

Anchallullac, today the Frío River.

According to Gerónimo de Vivar, the river was so small that it could be crossed “in a single bound”. Nevertheless, during the day it began to flow “with great fury” and was very noisy. When the sun set, however, the river dried up because the cold froze the water at its source. “This river dries in such a way—writes Vivar— [that] the natives mistakenly say that the water returns upstream, in the opposite direction in which it flowed down. For this reason the natives call it the Anchallulla, which means ‘big liar’”. To the chronicler’s amazement, the natives thought that at night the river “flowed back along its course”.

Diferentes versiones españolas agregaban nuevos y a veces contradictorios contenidos a esta tradición. Para algunos era un río que corría solo de día, mientras que para otros lo hacía únicamente de noche. Había quienes señalaban que, al ponerse el sol, el río Mentiroso hacía crecer su caudal a tal punto y con tal violencia que muchos incautos habían perecido ahogados bajo el cielo nocturno. Otros aseguraban que el río Anchallullac crecía o menguaba según los movimientos de la luna, o al contrario, sostenían que su tamaño aumentaba según la posición del sol en el cielo. Diferentes versiones recogidas, posiblemente de distintos relatos, pero todas referidas a un mismo acontecimiento mítico: el estrecho vínculo entre el río terrestre y el movimiento de los astros en el cielo.

mayu, el río celeste

mayu, the celestial river

Mayu (río, en lengua quechua), el río del cielo, es uno de los mitos más relevantes en la cosmología y en la organización del espacio y del tiempo calendárico cusqueño. Mayu, la Vía Láctea en la mitología occidental, es una gran franja luminosa que atraviesa la bóveda del cielo, siguiendo un rumbo inclinado norte-sur. Los incas y en general las culturas andinas hasta la actualidad, perciben a Mayu como un angosto arroyo de estrellas que fluye y se desplaza por el cielo nocturno hasta sumergirse en el horizonte. Cada noche el río renace desde el mismo lugar y vuelve nuevamente a circular como si durante la luz del día se hubiera devuelto sobre su curso.

La Vía Láctea contiene un conjunto de constelaciones negras o manchas oscuras, en las que las culturas andinas distinguieron diferentes entidades

Spanish versions of the story added new and sometimes contradictory details. For some, it was a river that ran only in daytime, while for others it flowed only at night. There were those who said that after the sun set, the Mentiroso River carried so much rushing water that many heedless people had drowned in its waters under the night sky. Others affirmed that the Anchallullac increased or decreased its flow according to the lunar cycle, while still others maintained that its size changed with the position of the sun in the sky. Many different versions of the story have been collected, possibly from different stories altogether, but all refer to a mythical connection between this river on Earth and the movement of heavenly bodies.

With a name that means ‘river’ in the Quechua language, Mayu, the river of the heavens, is the subject of one of the seminal myths of the Inca cosmology and organization of space and time. Mayu—the Milky Way in Western mythology—is a broad band of light that crosses the vault of the sky in a line from north to south. The Incas, along with most other Andean cultures throughout history, envisioned Mayu as a narrow stream of stars that flowed across the night sky and eventually into the horizon. Every night the river would be reborn from the same place and return once again to flow anew, as though it had flowed back along its course during the day.

The Milky Way also contains a group of “black constellations” or dark spots that Andean cultures believed held sacred entities. Among these was sagradas. Entre ellas, la Yakana, la llama celeste que camina en el río y que durante la noche bebe el agua de los manantiales y del mar para evitar que el océano inunde la tierra e impedir los diluvios y los desbordes de los ríos. La Yakana, además, asegura el equilibrio de los ciclos del agua y de la fertilidad en la tierra. Recoge el agua del océano para luego devolverla a las montañas a través de las lluvias y nieves para que éstas, a su vez, hagan nacer los ríos que riegan y nutren la tierra. En ese sentido, Mayu, la lluvia, los ríos, la fertilidad y las montañas y grandes nevados, representaban un conjunto de componentes simbólicos estrechamente asociados con el culto ancestral al agua. Estas asociaciones nos permiten comprender el vínculo que debió existir entre Anchallullac, el río “Muy Mentiroso” y el volcán Llullaillaco, el gran soberano de este territorio, la gran waka y santuario incaico, cuyo nombre en quechua se traduce también como “Aguas Mentirosas”.

Yakana, the heavenly llama that walks on the river and during the night drinks the water from the springs and the sea to prevent the ocean from flooding the land, to prevent landslides and to prevent rivers from overflowing their banks. Yakana also ensures that balance is maintained in the cycles of water and agriculture. He collects water from the ocean to return it to the mountains through the rain and snow, so that these elements can in turn give birth to the rivers that water and nourish the land. In that sense, Mayu, the rain, the rivers, fertility, high mountains and snow-capped peaks represented a set of symbolic elements closely associated with ancient water worship. These associations help us to understand the link that must have existed between the Anchallullac or “Big Liar” River, and the Llullaillaco Volcano, the sovereign of this territory, great waka spirit and Inca sanctuary, whose name in Quechua means “Lying Waters”.

Algo más al norte del río Mentiroso, en el portezuelo de Vaquillas, los incas establecieron una frontera. En efecto, aunque no se percibe un marcado cambio ecológico, en esta amplia región se produce un significativo cambio en el sistema climático que regula los patrones estacionales de las lluvias a través de Sudamérica. La región del Llullaillaco se sitúa justamente en el espacio de transición entre el régimen de lluvias tropicales de verano, conocido como “invierno altiplánico” o “boliviano”, que se produce entre los meses de diciembre y marzo, y el de precipitaciones extratropicales de invierno o “invierno chileno” que se presenta de junio a septiembre. Esta frontera natural divide las regiones de dominio de las lluvias de verano, hacia el noreste, y de la pluviosidad de invierno hacia el sudoeste a través de una franja o línea virtual que llega a abarcar desde el sudeste argentino hasta el noroeste del Perú.

A little further north of the Mentiroso River, at the Vaquillas Pass, the Incas established a border. There is, however, a marked difference in the weather that is not simply local but is caused by the opposing influences of two large-scale climate systems that regulate seasonal rainfall patterns across South America. The region of Llullaillaco is situated precisely on the dividing line between these two zones: the zone of tropical summer rains known as the “Altiplano winter” or “Bolivian winter”, which fall from December to March each year, and the zone of extra-tropical winter rains or “Chilean winter” rains, which fall from June to September. This natural boundary therefore divides the region of summer rains in the northeast from that of winter rains in the southwest by an imaginary line or band that runs from Southeast Argentina to Northwest Peru.

Desde esta mirada, es posible interpretar la importancia y significación otorgada por los incas a esta zona del Despoblado de Atacama. Los relatos míticos asociados al culto a los astros celestes y al culto al agua, los santuarios en las altas cumbres, el portezuelo de Vaquillas y las columnas que señalaban las fronteras del Inca, parecen hablarnos de los límites de un territorio de transición que no solo involucraba un cambio hacia diferentes condiciones ecológicas, sino, ante todo, una inversión del tiempo de las lluvias, una inversión del tiempo calendárico, de sus rituales asociados, de sus organización productiva y del discurso cosmológico del Estado incaico.

Es frecuente, por otra parte, que la toponimia cusqueña, que ordena y categoriza el espacio y las sociedades, se replique en diferentes lugares, especialmente en la denominación de los espacios de frontera. La región del “Gran Chaco”, por ejemplo, designaba también un territorio de frontera ecológica y social en las selvas orientales de Argentina y Bolivia. Es sugerente que el hito siguiente del camino inca hacia el sur de la frontera del río Mentiroso, del volcán Llullaillaco y de las columnas de Vaquillas, responda también al nombre de quebrada de El Chaco.

With this information in mind, it is understandable why the Incas placed such importance on this part of the Unpopulated Lands of Atacama. The mythical stories associated with the worship of heavenly bodies and of water, the high mountain shrines, the Vaquillas Pass and the stone columns that marked the Imperial borders speak to us of a territorial transition space that not only represented a change in ecological conditions but, more importantly, reflected multiple inversions—of the rainy seasons, the yearly calendar and its associated rituals, the organization of production and the cosmological discourse of the Inca State.

It was common for the Incas to replicate place names in different places, especially in border regions, as place names were used to organize and categorize Inca-ruled space and societies. The Gran Chaco region, for example, was another ecological and social frontier, this time with the eastern jungles of Argentina and Bolivia. It is interesting that the next landmark on the Inca Trail south of the Mentiroso River, Llullaillaco Volcano and the stone columns of the Vaquillas Pass—the El Chaco ravine—goes by the same name.

llullaillaco, la waka imperial

El volcán más imponente de todo ese territorio, que con sus 6.739 metros de altitud es uno de los más altos de Sudamérica, se conoce como “Llullaillaco”, nombre de origen quechua que significa “Aguas Mentirosas”. Ubicado en pleno corazón del Despoblado, domina el espacio visual de la vecina quebrada de Río Frío, ubicada al sudeste del macizo, y de la gran cuenca del salar de Punta Negra, por la que continúa hacia el sur el camino del Inca. El Llullaillaco contiene en su cumbre uno de los más importantes santuarios incaicos del Collasuyu, tanto por la magnitud de sus ofrendas, como por la altura en que se encuentra. Las ofrendas del Llullaillaco incluyen tres cuerpos humanos que otorgan a esta capacocha una especial jerarquía.

En este entorno de montañas y paisajes que fueron considerados deidades, la figura del volcán Llullaillaco se destaca notablemente. Se podría decir que el Llullaillaco fue el techo del Tawantinsuyu, el punto más alto que haya conquistado el Inca en su proceso de expansión territorial. En la cumbre del Llullaillaco, como también a diferentes alturas del macizo, se encuentra un gran complejo arqueológico que incluye diferentes tipos de instalaciones vinculadas a actividades logísticas y rituales. A escasos metros de su cumbre, en el sector más protegido que aprovecha un promontorio de máxima visibilidad del entorno geográfico, se ubica una plataforma o terraza en cuyo interior se encontraron tres tumbas correspondientes a un niño y una niña pequeños, y a una adolescente, acompañados de sus respectivos ajuares funerarios.

The most important volcano in this territory is also, at 6739 meters above sea level, one of the highest peaks in all of South America. It goes by the name of “Llullaillaco”, a Quechua word meaning “Lying Waters”. Located in the heart of the Unpopulated Lands, the volcano dominates the landscape of the nearby Río Frío ravine to the southwest and hangs above the great basin of the Punta Negra Salt Flat, through which the Inca Trail continues its southward course. The summit of Llullaillaco contains one of the most important Inca shrines in all of Collasuyu, in terms of both the richness of its offerings and the altitude at which it is situated. The offerings at Llullaillaco include three human bodies, which make the Capacocha ceremony performed here a very special case.

In this land where mountains and other geographic features are worshipped as deities, the Llullaillaco Volcano holds a special place. It could be said that Llullaillaco was the roof of Tawantinsuyu, the highest point conquered by the Incas’ in their territorial expansion. Its summit and slopes contain a large archeological complex that includes different types logistical and ritual installations. A few meters from the summit itself, on a protected promontory with a commanding view of the surrounding landscape, there is a platform or terrace with three tombs inside, containing a young boy, a young girl and an adolescent girl, respectively, each accompanied by an array of grave goods.

En algún momento durante el siglo XV, hombres, mujeres y niños ascendieron esta elevada montaña con un propósito religioso. Esta empresa, sin duda, debió representar un desafío humano de gran porte. De hecho, la construcción de caminos y de recintos habitacionales distribuidos desde su base hasta la cumbre cobró algunas vidas, como lo sugiere la presencia de un cementerio con numerosos cuerpos enterrados, ubicado al pie de su ladera oriental. Desprovistos de ajuares y de la preparación especial que se solía dar a los muertos, estos enterratorios parecen haber correspondido a trabajadores al servicio del Estado inca, que no pudieron soportar las duras inclemencias de la montaña.

Transcurrieron cinco siglos hasta que otros seres humanos llegasen a superar la cota alcanzada por los incas. El camino arqueológico que conduce a la cima se ubica sobre la ladera oriental y su construcción es simple, pero denota un profundo conocimiento del terreno, pues está trazado por los sectores más firmes de la montaña, adaptándose a sus irregularidades. Justamente, esta elección es la que permitió su duración y que se pueda observar hasta hoy pese a los siglos transcurridos y a las rigurosas condiciones del terreno.

At some point in the 15th Century, a group of men, women and children climbed up this very high mountain on a litúrgico mission that would have been a challenging human endeavor in any era. In fact, the construction of the roads and dwellings found between the base and the summit did cost some lives, as a cemetery with several graves found at the foot of the eastern face suggests. As these bodies were buried without grave goods and the special preparations common to Inca ritual burials, it is believed that they were laborers serving the State who could not withstand the harsh conditions on the mountain.

It would be another five centuries before any other humans would reach the altitude that the Incas’ reached on Llullaillaco. The ancient trail to the summit ascends up the eastern slope and is basic in its construction, but it reflects an intimate knowledge of the terrain, as it follows the safest route up the mountain and takes account of its irregular features. Indeed, the choice of route is precisely what has allowed the trail to survive in recognizable form today, despite the centuries that have passed and the harsh conditions on the mountain.

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