Analia Segal libro 2

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UNRULY DOMESTICITY

Oozing obstacles. Wallpaper folds tumbling down. Creeping plaster. Patterns flowing out of their boundaries. Wrinkled blinds. The rules of domesticity are ironclad: things must conform to make life comfortable, secure. To fend off entropy and confusion, surfaces and objects are made to submit to expectations; above all, to be smooth. This we take for granted, otherwise homeliness would be no refuge and sleep would be troubled by turbulence and lawlessness. This is the world that Analia Segal’s work seeks to upset. Yet her objects and surface alterations do not propose chaos as the mirror of order – this would be too easy to control. Instead, they prefigure a world of uncanny presences: what can’t be swept under the rug; the peeping Tom in every window; the permanent deformation caused by stress in materials and people; decoration as an unruly invader. It is a world that puts us on the brink, a mystery that dares us to go beyond. Susan Tower / 2009

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di a lo g os : l a ur a b a t k is y An a li a S e g a l Pensar un libro como pensarse a sí mismo. Dibujar su camino de ida y vuelta. Fraguar imágenes y palabras. Entrelazarlas. Diseñar su esqueleto como quien diseña su casa. Sumergirse en su arquitectura de luces y sombras. Anidar en su matriz. Y al final, abandonarse a su signo y dejar que imprima su propia voz. El interior del interior condensa una búsqueda gráfica en la que fotos y textos caminan en una vastedad subjetiva sin cronología ni brújula. Un libro de triple entrada sin derecho ni revés, adentro ni afuera, ilustrando el devenir creativo en un mundo en viceversa, igual que el de un barco que navega en un vaivén de ancla y mar. Analía Segal lo despliega en un diálogo hondo con Laura Batkis. Un contrapunto lúcido, un encuentro de a dos. Laura Batkis: Ana, vos sos diseñadora gráfica. ¿Cómo fueron tus comienzos en el arte? Desde la hora cero de mi carrera me dediqué a explorar distintos materiales y lenguajes, con la mirada puesta en la tridimensionalidad. Estudié diseño gráfico en la Universidad de Buenos Aires, mis maestros eran diseñadores emblemáticos, como Ricardo Blanco y Ronald Shakespear. Fue una decisión más intuitiva que racional que me permitió atravesar ese límite poroso que existe entre el arte, el diseño y la arquitectura. Uno de los primeros desafíos que planteó tu obra fue el de la “denominación”, teniendo en cuenta que, en aquel momento, en Argentina estaban muy cerradas las categorías arte-diseño. ¿Cómo uniste esas dos vertientes? Analía Segal: En una época de tanta rigidez, decidí ignorar las etiquetas: finalmente, el diseño es un producto cultural ligado al arte. Pasamos la mayor parte de nuestra vida en espacios interiores. Los objetos y los materiales industriales que nos rodean conforman el paisaje en el que estamos inmmersos. Mi intención siempre fue imbuirlos de un contenido, cuestionando certezas y reglas cotidianas, buceando en su esencia más allá de las superficies. Parafraseando a Adolf Loos, creo que cada mueble habla y tiene la capacidad de contar la historia de una familia. ¿Como fue tu formación en arte y el paso por el Taller de Barracas en los ‘90, cuando comenzaron a implementarse programas de capacitación para artistas –como las becas de la Fundación Antorchas o Kuitca– y surge el boom de los talleres? Al igual que la mayoría de artistas de BA, mi formación en arte fue a través de un recorrido personal por distintos talleres. Así conocí al escultor Jorge Michel y aprendí a trabajar piedra y madera. También desarrollé objetos en aluminio, colaborando en proyectos de arquitectura. Me desvelaban la interacción física y el intercambio entre el cuerpo, el objeto y el espacio como los que plantea el uso: una herramienta de transformación que genera formas y texturas nuevas. Un gesto repetitivo que desafía la integridad del mundo material, como lo que sucede con los escalones de mármol o los pasamanos de bronce desgastados a lo largo del tiempo. En este aprendizaje fue crucial para mí el Taller de Barracas, dirigido por Luis Benedit y Pablo Suárez, donde delineé el marco conceptual de mi obra que terminó de definirse en Nueva York.

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fourth wall 2008


¿Por qué te fuiste? ¿Cómo llegaste a Nueva York y de qué manera te marcó vivir en el exterior ? Me invitaron a hacer una muestra en 1996 en el Consulado Argentino y me atrapó la energía inagotable de esa ciudad. En Nueva York todo parece posible. Quise volver. Y volví. La condición de inmigrante me cambió la perspectiva. Me obligó a mirar a mi alrededor para decodificar el entorno, a re-adaptar mi metodología en el contexto específico de Manhattan donde la disponibilidad de espacio era mínima. Allí, la cuestión de la escala se hizo fundamental y entonces comencé a intervenir objetos, adoptando la lógica del módulo o de los patrones para producir obra. Del vínculo entre el orden de la grilla y la urgencia de lo incontrolable surgió una geometría carnosa. Desobediente. DEJAR HUELLA “Las saliencias no son elementos decorativos, sino surgen como invasores rebeldes que rompen la lisura, la rigidez, la dureza de las superficies industriales de azulejos, alfombras”. A.S. ¿Qué dimensión alcanzó el espacio en Nueva York? AS: Me mudé ocho veces en los primeros 10 años y en cada uno de los departamentos encontraba signos de los habitantes anteriores. De observar y reflexionar sobre esas huellas, propias y ajenas, surge la serie de instalaciones con piezas de yeso que se funden en las paredes, ablandando la geometría arquitectónica. El muro se convierte entonces en una frontera permeble y el habitar en un proceso simultáneamente violento y sensual. Como decía Walter Benjamin: “vivir es dejar huellas”. En Buenos Aires desarrollaste una producción relacionada con el cuerpo desde la fragilidad autoreferencial (aunque en los ‘90 la temática del género y del cuerpo se había vuelto tendencia). Y a pesar de que en EE.UU abordaste temáticas vinculadas con el contexto, hay en ambas etapas un discurso de género. ¿Cuál es tu relación con este tópico y cómo afectó a tu obra? La idea de género en mi obra es evidente en el tratamiento de la materia (palabra que comparte la raíz latina mater con la palabra madre y matrix) pero emerge en un espacio traumático y no a partir de categorías prestablecidas. Las condiciones de censura y autocensura vigentes, en las que crecí durante los ´70 en la Argentina mantuvieron la conversación sobre el feminismo a sottovoce como un iceberg, con la conciencia de que existe algo más allá de lo visible. Por eso entendí el poder de lo femenino como en estado de latencia, un testigo que asoma desde un intersticio.

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L a mir a d a n ó m a de “El hogar es un escenario en el que se desencadena el drama doméstico y paradójicamente se transforma en algo realmente importante cuando uno lo abandona”. A.S. Rosario, Buenos Aires, Nueva York. Estabas incluida en el panorama de los ’90 en Argentina pero no rozabas ninguna de las categorías en las que se iba inscribiendo la historiografía del país. Tal vez haya sido dolorosa la idea de “no pertenecer”, pero también movilizante. Joseph Beuys dice que un artista tiene que hacer productivos sus secretos y habla del trauma como material productivo. En ese sentido, existe también un trauma generacional que tiene que ver con la censura y con tu exilio. ¿Cómo te influyó la mirada del otro fuera del país? ¿Cómo fue pensar y redefinir una identidad construida desde otro lugar? Por alguna razón nunca terminé de pertenecer. Los primeros años en Nueva York eran de inestabilidad. Hice algunas instalaciones breves pero a pesar de la fragilidad que a veces sentía, pude sostener mis ideas en el tiempo y proyectar mi obra desde un escritor io, que era el único espacio disponible. Durante el desarraigo uno se convierte en “el otro”. Lo foráneo es desconocido, anti-natural, amorfo, excéntrico, inquietante. Pero también atractivo. Y, finalmente, la distancia transformó la condición de “outsider” en una ubicación en sí misma y me dio una gran libertad, además de permitirme descubrir el potencial “caleidoscópico” de mi obra más allá de los límites de las disciplinas, categorías o esterotipos. Me hizo entender al hogar como un compás interior, una condición que trasciende lo físico. En el hogar coexisten las experiencias más significativas de nuestras vidas junto a un collage de promesas, sueños, secretos, tentaciones, obsesiones, desilusiones, miedos y fobias. Comprendí que lo familiar puede ser siniestro e inquietante. Y que el humor, el absurdo, se convierten en eficaces mecanismos de supervivencia frente a una realidad fluctuante.


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O T R O U N I V E R S O H AB L A “El idioma tiene la habilidad de transportarnos. En un nuevo mundo, las palabras por momentos no se adhieren a las cosas”. A.S. Ana, pareciera que vos inventaste tu propio diccionario. Un lenguage personal que se refleja en tu obra. El lenguaje tiene la capacidad de transportarnos. Un día me di cuenta de que soñaba en inglés: ese “otro” lenguaje me había invadido, sin embargo llegaba al estudio y prendía la radio de Argentina. Tenía un constante diálogo interno bilingüe y necesité que mi obra lo expresara. Así surgió INLAND, una trilogía de videos/ animaciones en las que planteo una trama no lineal con final abierto, conjugo palabras y frases de audiolibros –aptas para aprender esos dos idiomas– con silencios perturbadores y sonidos cotidianos del ambiente doméstico. Las frases yuxtapuestas, como en una identidad desdoblada, revelan la condición del idioma como un mecanismo de inclusión y exclusión. De una manera inédita, la experiencia de la animación me permitió unir mundos diversos: el lingüístico/verbal y el visual/sonoro. Una búsqueda con nuevas ilaciones. A través de estos videos pude reflejar aspectos básicos de la condición humana a partir de tres cuentos infantiles emblemáticos (Los Tres Chanchitos, Caperucita Roja, y El patito feo). Creo que el universo literario, que a lo largo de la historia ha sido infinitamente apropiado por artistas y escritores, es un

efectivo modo de comunicación, no sólo para educar, sino también para liberar emociones. Para proyectar hacia fuera los propios demonios, lo siniestro y lo inquietante, la angustia y la ansiedad existencial. Y algo más: en estos videos, la falta de traducción y gramática convierten al idioma en música. Subrayan el espacio entre la cosa y la palabra, la palabra y su significado. Muestran la limitación del lenguaje como método de comunicación. Las palabras siempre son prestadas. Ana; ¿cómo nace tu libro? En este libro-objeto quise desplegar distintos ángulos de las ideas sobre las que transita mi obra durante los últimos 17 años de trabajo. Una suerte de laberinto que superpone mundos paralelos e inconexos y entralaza tres secciones unidas por tapas que se pliegan sobre sí mismas y borran la distinción entre el derecho y el revés, el afuera y el adentro. El diseño fuera del molde obvio me permitió fusionar fotos y textos sin un criterio cronológico, generando una cartografía de ideas. Un entramado de hipervínculos, un juego poético en el que la lectura invita a un viaje que desafía tiempo y espacio. Pero más allá de la arquitectura, los recursos de diseño y las herramientas lúdicas, el alma del libro se nutre de la necesidad de reestablecer una convivencia física permanente en Buenos Aires. Las muestras terminan siendo un acto efímero, y yo no pienso en esta ciudad como en un punto de partida o de llegada sino como uno de los lugares que forman parte de mi existencia. Entrevista: Laura Batkis / 2015 Edición: María De Michelis / 2016

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T he W a lls H a ve E yes

The work of Analia Segal, encompassing sculpture, installation, video, and functional or quasi-functional objects such as tiles, wallpaper, and rugs, confounds easy definition or categorization. Centering on embodiment of and integration with architecture as space and subject, attributes of her practice are diverse. Besides an insistent materiality, sense of corporeality and the organic, it encompasses references to interiority as well as an emphasis on surface; an embrace of pattern alongside a minimalist vocabulary; the use of deep color or the absence of color--dualities and dichotomies that coexist and are at times interdependent, resulting in a compelling and wide-ranging production. Segal’s move from her native Argentina to New York City in 1999 is key to an understanding of the conditions that shaped her work and its engagement with architecture. Like the Korean-born artist Do Ho Suh, who after moving to the U.S. began to focus intensely on interrogating the idea of home by recreating his own studio and living spaces in fabric, Segal chose to physically engage with the properties of architectural and domestic space to navigate and situate herself in relation to a new spatial and social environment. As Segal has explained, she was positioning herself in relationship to a “world upside down”—an idea made manifest by Uruguayan artist Joaquin Torres-Garcia in his 1943 drawing America Invertida.1 This piece is often cited as a touchstone for artists from Latin America whose work addresses, literally or metaphorically, the idea of crossing boundaries within the hemisphere. Displacing oneself from a familiar environment to a new place with an unfamiliar language and culture, no matter whether undertaken voluntarily and embraced in a spirit of adventure or for improved opportunities, gives rise to a sense of instability, dislocation, and alienation—classic conditions of the immigrant experience. Yet it was not simply her response to the conditions of a personal odyssey that shaped the trajectory of Segal’s work following

her move to New York. Her early training in design, together with an apprenticeship in sculpture while a student in Buenos Aires, created a foundation for her ongoing obsession with the sensuous, tactile properties of materials, alongside a keen engagement with sharply defined graphic compositional elements. She has put these in service of exploring and creating direct physical relationships with space in ways that both recall and differ from the work of earlier artists as well as those of her own generation who have investigated related concerns. Manipulating the walls of her studio with plaster concretions, wallpaper of her own design, drawings made of tape, and other objects/gestures that meld with their architectural surround, Segal has developed a body of work that is often literally inseparable from the space itself. This method of grounding herself against/within architecture in such a direct and highly tactile way, first developed in the studio, later formed the basis of installations in gallery settings. In part, Segal’s preoccupation with architecture as space and subject reveals the influence of Argentine-born artist Lucio Fontana, with whose work and ideas she became familiar as a young artist. She cites his experimental Concetti spaziale (Spatial Concepts), begun in the late 1940s, as an important precedent in shaping her own thinking about the fluidity of space. 2 Among the elements on which Segal has focused considerable attention in her practice are curving three-dimensional nodes that project from otherwise flat spatial planes of walls or tiles. Evoking organic growths, they convey the sensation that the architecture from which they protrude is itself a living body. Simultaneously pleasing and slightly repellent in their bulbuous visual and physical qualities, these works are sensory and intimate but also profoundly unsettling. A lineage can be traced from these strange, knobby concretions, wherein the wall and the body seem to meld and merge, back

1. Conversation with Analia Segal, March 24, 2016 2. Notes to the author from Analia Segal, May 28, 2016

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to artist Hannah Wilke’s 1975 S.O.S. (Starification Object Series). Segal has pointed to the impact of this series, involving the use of Wilke’s own naked body as a “canvas” onto which the artist affixed numerous pieces of chewed gum, as an antecedent for her own explorations. In this aspect of her work Segal engages with the now-established tradition of feminine/feminist sculptural sensibility and the haptic properties of organically-inspired form. Content centering on the vulnerable physical body and the uncanny properties of the domestic sphere have become hallmarks of her practice, but it is additionally pervaded by a sensibility of gentle humor and absurdity. This may reflect the influence of fellow Argentine artist Liliana Porter, who has spoken of the significance of interiority and identity as well as “the simultaneity of humor and distress, banality and the possibility of meaning” in her sculpture.3 Segal’s 2009 sculpture Case Study #1447 exemplifies these ambiguities. Composed of vinyl flooring planks affixed to the wall and the floor in a curving line, punctuated by several upturned “joints” in the flooring that stick upright like menacing spikes, the work ends—or begins—with a doormat, one side of which is raised atop an unidentifiable folded rubber mass. Segal has described her intentions about the presence of the fold below the doormat as having “the potential to make you ‘trip’ so the relationship to the ‘entryway’ is not smooth” and that it “synthetizes the act of doing and what has been done…at once a memory and the consequence of a gesture.”4 Embodying anxiety, disquietude, and a sensation of discomfort or even impending doom, the work suggests “undesired presences that cannot be swept under the rug.”5 Case Study # 1447 forms part of a series called HOME SICK HOME, composed of similar objects but each with a different shape and color of doormat and titled with a different number referencing the addresses of the apartments in which Segal lived during her first ten years in New York. In these and other works which take the form of building components or resemble furniture such as shelves (as in her recent installation Implosion), a dialogue with minimalism emerges. At the same time, the objects become redolent with content and narrative, yet are never figurative.

An additional notable feature of Segal’s work is a striking and pronounced graphic sensibility. Her use of line as a compositional element emerges as repetitive patterning in semi-circular forms or pronounced curvature in both two and three dimensions. She also frequently utilizes deep, rich color, representing another way in which to activate space. Recalling aspects of the visual language employed by the mid-century Argentine artist Julio LeParc as well as that of a formal stylistic vocabulary reminiscent of the graphics of the 1970s, this approach extends from her early studies and training and remains a pillar of her practice, together with her embrace of utilitarian projects including rugs and tiles. Avoiding hierarchies among these various objects and projects in a way that also recalls the approach of artist Jorge Pardo, she exploits the provocative slippages that occur between the visual and the tactile, between line and contour, between the wall and the floor, between function and the non-functional, ceaselessly probing interrelations and ambiguities.6 Humorous and sinister elements coexist in Segal’s work. From the slightly to the more aggressively protruding polyps appearing on tiles or from walls like organic presences, to her recent major installation Domestic Vicissitudes at Syracuse University, to her video trilogy Inland (2014) in which the walls have voices and speak in a way that is alternately disquieting, poetic, or banal, her work provokes a range of visceral and emotional responses. Might this sensibility spring, in part, from her roots in Latin America and its literary/artistic traditions of surrealism in relation to space and place, and as an echo of the tragic histories of the “disappeared” as a result of dictatorship in her native country, as well as from Segal’s reflection on her personal history and voluntary displacement to a “world upside down?” Certainly, it reveals the impact of her responsiveness to a diverse array of artistic precedents from her student years onward. And most importantly, it is shaped by her knowing engagement, as a more mature artist, with the emotional resonance and absurdities, anxieties, and tragicomedies of daily life as it unfolds in space and time and of our changing bodies, relationships, memories, and constantly shifting sense of stability/instability in both the domestic sphere and the larger world around us. Elizabeth Smith / 2016

3. From artist statement on Liliana Porter’s website: www.lilianaporter.com 4. Notes to the author from Analia Segal, June 25, 2016. 5. From description of the object on the wall text at Museo del Barrio, May 2016. 6. In this respect, her approach also recalls that of artist Andrea Zittel who has spoken of the desirability of doing away with conventional categories and hierarchies of objects in favor of “an object made with the intent to communicate something, an object made to instill visual pleasure, an object made to serve a practical need, an object made purely to market.” From “Andrea Zittel in Conversation with Allan McCollum,” published in Diary #01, Tema Celeste Editions, Milan, 2002.


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L a p ro f undid a d de l a su p er f icie Pliegues y hendiduras que distorsionan la superficie… Azulejos que rompen el módulo en sensuales encuentros… Lenguas pegajosas que asoman de los dameros de las alfombras...La obra de Analía Segal desconcierta, tiene la extraña cualidad de animar el hábitat cotidiano. Nos involucra en el espacio, ya no como simples espectadores, sino como habitantes de una experiencia que amplía nuestro sentido de lo real. Con un erotismo que se revela en los elementos más banales de la arquitectura, Segal quiebra la serialidad de un orden mecánico para dar cuenta de la continuidad entre nuestra piel y la piel del mundo. Aquello que por costumbre desaparece de nuestra mirada, Segal lo evidencia con sutiles intervenciones. Mediante empapelados, paredes, azulejos, o las cortinas de enrollar americanas, recrea relaciones amorosas que nos sumergen en la vitalidad del espacio. Se vale de la producción industrial existente, asimilando sus lógicas constructivas pero le da un sentido nuevo. Sus recursos materiales, se mimetizan con los elementos dados, pero los deforma, mediante pliegues, salientes o entrantes, para romper con las convenciones establecidas en la organización espacial. Nuestra conciencia de un borde contenedor ajeno y estático, se vuelve permeable y vital. Tocar refiere al placer de una experiencia que construye la forma y le da sentido. Desde el arte y con toda soltura quiebra la noción de dualidad propia de un universo racionalista y cartesiano. De la metáfora de la máquina, que separa y escinde, nos transporta a la metáfora de la piel: una conciencia vincular que introduce nuestra corporalidad en la experiencia del mundo. Porque la piel alude a la presencia, a un vaivén dentro-fuera, individual-colectivo, que narra la continuidad “entre” el sujeto y su entorno. Su obra se instala en ese “entre”, expande ese área de encuentro que aún no tiene forma y quizás por eso, en la filosofía de oriente, alude al potencial de la energía creativa del universo. Su mudanza, de Buenos Aires a New York, la llevó a cuestionar la noción de territorio desde la identidad mas intima: Su hogar, su refugio, su nido, como prolongación del cuerpo. La limitación espacial motivó su avance sobre la caja arquitectónica. Como una aventurera, perforó los muros de durlock asomándose al misterio de una nueva dimensión espacial. Quizás la pulsión por apropiarse de un territorio que le resultaba ajeno la impulsó a dejar su huella, a interiorizar ese exterior extraño Inhalar y exhalar, la respiración marca el primer intercambio, ¿Cuál es la frontera, si en ese gesto circular de tomar y soltar se refleja la condición esencial de la naturaleza humana? En sus videos los empapelados cobran vida y la geometría se abre hacia las profundidades del sexo femenino. Las mimas formas, animadas, ponen en evidencia esa tensión interior-exterior que se revela en toda existencia. De allí surgen los personajes: la niña, la madre, la mujer, la pulsión vital, mas allá de toda norma establecida. En ese vaivén vincular de abriste y cerrarse. Entre lo permeable y lo hermético, el placer y la defensa, entre la contención y la agresión, la obra de Segal explora sus matices. Un simple cambio en el tono, o en el ritmo de la respiración, transforma el sentido de la escena. De manera hipnótica, como en un canal infinito, su obra nos sumerge de una capa a otra y otra y otra…. En esa inmersión nos reconocemos en los muy variados estados. No hay una definición, tan sólo un relato que narra el fluctuante juego de la vida. Andrea Salzman / 2015


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convallis ex, vel ultrices urna. Mauris et erat rhoncus, tristique nisi vitae, accumsan lectus. Pellentesque euismod tempor elementum. Curabitur nec purus euismod, feugiat elit vel, commodo ligula. Pellentesque maximus convallis massa sit amet consequat. Nunc ut egestas ligula. Donec at tellus lorem. Quisque tincidunt tortor nec nisi convallis, at varius ipsum placerat. Nullam pulvinar egestas lorem. Morbi ac enim dapibus, semper justo sed, cursus lectus. Integer massa urna, aliquam ut tellus id, cursus malesuada massa. Phasellus varius feugiat mauris non porttitor. In vitae condimentum leo, elementum blandit justo. Cras urna turpis, sodales vitae mattis ac, elementum eget lorem. Vestibulum nec pulvinar arcu. Integer eu venenatis lectus, non iaculis ipsum. Sed vitae mattis mi, sit amet hendrerit nulla. Fusce consequat augue et sem tristique, pretium imperdiet massa auctor. Phasellus quis sem viverra, facilisis nulla ut, feugiat risus. Maecenas viverra egestas leo, ut facilisis nisl tristique in. In ut sapien ullamcorper, finibus lectus vel, volutpat nisi. Aenean et auctor odio, sit amet efficitur sem. Vestibulum diam elit, luctus quis eros sit amet, eleifend sagittis nisi. Sed nisi eros, mollis venenatis risus quis, tincidunt consequat erat. Sed tincidunt tortor in quam faucibus mattis. Donec volutpat hendrerit mauris, a finibus turpis porttitor ut. Phasellus vitae auctor velit, nec porttitor mauris. Suspendisse potenti. Pellentesque rutrum commodo nunc, vel euismod libero egestas non. Mauris rutrum, lacus blandit faucibus congue, sem tellus pellentesque nisi, a hendrerit enim ligula vel nunc. Suspendisse lacinia, tortor et scelerisque molestie, mi leo feugiat justo, et lacinia nunc dolor eget magna. Integer elementum eu eros porttitor sagittis. Nunc eget ligula eleifend, dapibus nibh eu, fringilla orci. Nunc nisl erat, hendrerit eget bibendum et, dapibus vitae nibh. Ut luctus nunc at eros ultricies aliquam. Aliquam at elit odio. Nullam ut dictum leo. Praesent egestas est quis mi fermentum, sit amet malesuada nulla lobortis. Nullam lacinia justo nec ligula lacinia sodales. Proin elementum scelerisque sapien, id dignissim odio eleifend et. Donec in elit vel ante ultricies scele-

risque. Pellentesque sapien est, mattis sit amet aliquam volutpat, cursus ut odio. Donec at euismod tellus. Cras pellentesque feugiat est id aliquet. Etiam at augue pretium, rhoncus ante quis, commodo neque. Phasellus maximus tortor at felis euismod aliquet. In sapien tellus, iaculis vel consectetur non, semper sit amet sem. Nam nec molestie dui. Integer nunc quam, eleifend in risus maximus, molestie laoreet diam. Etiam suscipit lacinia sapien, vitae malesuada urna maximus vitae. Vestibulum finibus interdum tempor. Suspendisse sed accumsan ex, eu viverra nisl. Vestibulum placerat faucibus leo consequat aliquet. Cras tempus dictum velit nec auctor. Phasellus vestibulum congue leo. Vivamus ac quam tellus. Donec dictum ipsum leo, quis aliquet erat viverra eu. Nullam ex tortor, viverra sed volutpat sed, sollicitudin ac mi. Pellentesque consequat pellentesque eros sit amet suscipit. Aliquam sit amet lacus in quam blandit ornare vitae in velit. Aliquam erat volutpat. Fusce tristique ultrices sapien, ut placerat massa volutpat nec. Nunc et metus quis massa lobortis luctus vitae vitae augue. Cras venenatis, nisl nec efficitur consequat, ipsum urna suscipit leo, et varius odio ligula vitae felis. Ut a libero mauris. Proin id elit commodo, vehicula dui quis, euismod erat. Integer ornare leo nec nibh mollis lobortis. Phasellus hendrerit, nunc ut lobortis euismod, nisl sapien varius dolor, nec ultrices eros eros quis erat. Vestibulum scelerisque urna non tristique porttitor. Curabitur posuere lectus ut enim dapibus ullamcorper. Nam non viverra ipsum. Ut nec est sagittis, tincidunt leo vel, condimentum turpis. Pellentesque habitant morbi tristique senectus et netus et malesuada fames ac turpis egestas. Nunc quis augue mauris. Integer quis consectetur tortor. Quisque a erat a lectus lobortis viverra. Etiam velit mauris, dignissim placerat augue vel, feugiat aliquet leo. Aliquam erat volutpat. Donec et dignissim erat, ut faucibus nunc. Ut mi mauris, porttitor sit amet dapibus tincidunt. Cecilia Fajardo Hill / 2016

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