EXPOSICIÓ N
La DESAPARICIÓN de ELAINE COLEMAN*
Un rastro, la evidencia de una desaparición ¿Quién era Elaine? ¿Cómo encontrarla? ¿Cómo eran sus objetos? ¿Qué ocultan? ¿Cómo buscar a una persona a la que se recuerda vagamente? La hipótesis de que Elaine nunca salió de su habitación es cautivante, quizás quedó atrapada en sus objetos. Solo queda una escena y la intención de seguir sus acciones, sus ausencias, el murmullo de sus pasos, una planta marchita, un tomate descompuesto ¿Pudo acaso desaparecer, entre ensueños y pesadillas, en una cama que aún palpita? ¿Acaso Elaine merecía nuestra indiferencia? Tal vez ahora solo sea materia en tránsito, en
descomposición, un cuerpo que ha desaparecido para ser pliegue, costura, una huella en el colchón, en las cortinas, en la radio, en las llaves, en las ventanas… una mirada que omitimos, un espejo sin reflejo. En esta exposición se encuentra un rostro, varios rostros, después de todo eso es lo que ocurre cuando se ve a alguien sin verlo, nos convertimos en una aparición para nosotros mismos. Una luz nos indica un lugar cálido donde reconfortarnos de nuestra presencia, de nuestros rumbos, pero en lugar de eso encontramos cenizas, vestigios, raptos o fugas. Elaine es ahora un cúmulo de relaciones, de tejidos sueltos e interrogantes.
* La desaparición de Elaine Coleman es un cuento de Steven Millhauser, motivo desencadenante de la presente exposición de los estudiantes de la VIII cohorte de la Maestría en Estética y Creación de la Universidad Tecnológica de Pereira. En el marco del seminario El cuerpo en la modernidad literaria: roces, violencias, desapariciones, impartido por Rigoberto Gil Montoya. Texto curatorial escrito por Erika Orozco Lozano.
EQUIPO EDITORIAL
Erika Orozco Lozano Curadora
Nicolás Castro Barra Melissa ZuluagaRegistro fotográfico
Barra Fotografía portada
Natalia Gómez Diseño piezas digitales
Melissa ZuluagaDiseño y diagramación catálogo
Esteban Sánchez Llaves y llavero
Objeto: Llaves y llavero. Ubicación: Interior de la casa de Elaine Coleman. Descripción del objeto: La pieza que presento para esta exposición consiste en un juego de llaves con un llavero. El llavero es un libro, en el que se recogen las fotografías de los recorridos. Estas mismas fotografías se convierten en siluetas que forman los dientes de las llaves, dejando ver el cúmulo de gestos necesarios para los desplazamientos.
El ejercicio se relaciona con la historia de Elaine Coleman, a partir de la práctica del amigo investigador (narrador), que busca las huellas de su paradero, sin tener una idea precisa de su ubicación o su apariencia. Para esto, al igual que el narrador, hice una serie de derivas en la ciudad, concretamente en Armenia, en las que registré las caminatas de diferentes personas, solo tomando sus pies como evidencia de su recorrido; todo ello debido a que me interesa continuar con el misterio de la apariencia de Elaine, al tiempo que detallo algunos de sus posibles desplazamientos: cómo se movía su cuerpo y a qué velocidad.
Enlacé esta deriva con las llaves que, según el relato de Millhauser, se encontraban en la habitación de Elaine, al momento de su desaparición. En tal sentido, me interesa generar una relación con el abrir la puerta, como una condición determinante para hacer la recolección de unos posibles trayectos.
Esta pieza es una simbología de esos rostros de Elaine Coleman, dispuestos en una especie de altar/gabinete/repisa, hecha en clave de ready made, a manera de poema objetual.
“Aullido Doble Faz” otorga nuevas funciones a elementos encontrados: caja, muñeca, recortes, frascos, flores secas, relicarios; elementos que dotan el pequeño espacio de relaciones propias de un mundo onírico, transformándolo en una suerte de teatrino donde se “animan” y se resignifican objetos estáticos en su mutación. El cineasta checo Jan Švankmajer dice que cualquier cosa que ha sido tocada por alguien tiene su memoria y su historia, y con la animación es posible evocar de nuevo estas experiencias y tensiones que estos objetos contienen, reavivan y revelan cierta vida escondida dentro de los objetos tocados. Esta pieza, entonces, de algún modo inefable, busca adentrarse en una experiencia estética que nace del objeto tocado, deshabituándolo de su funcionalidad cotidiana y dando valor a su poder poético.
Dos rostros se encuentran en este gabinete, un juego entre lo onírico y lo monstruoso.
La doble faz de un rostro sin rostro, de una imagen velada por el tiempo que toma forma en cada una de las alas de esta pieza, como en un horno alquímico.
Por una parte, en el adentro más profundo, encontramos a una Elaine solitaria que florece en el ensueño, en el recuerdo, en la alegoría, en la intimidad de su cuarto, en los pequeños placeres.
Al girar la cabeza y mirar hacia el otro lado, hay un rostro más crudo, grotesco, una Elaine más visceral, más feral, y que en su hibridación deja entrever a otra.
La relación entre sagrado y maldito, divino y profano está latente en esta pieza. Quizás el rostro de Coleman siga difuminado, esfumado, impreciso, languidecido. Pero adentrarse en la incomodidad de sus pensamientos me hace de algún modo darle uno: un rostro doble faz.
a las prácticas artísticas. Participar en la construcción de piezas colectivas para la exposición La desaparición de Elaine Coleman implicó una serie de procesos eslabonados: la mediación, la concertación y la conciliación, fueron conceptos que se llevaron a cabo.
Los proyectos que se conjugan en torno a Elaine Coleman, de naturaleza inquietante y enigmática, generan pensamiento e interpretaciones diversas. Resulta inquietante pensar que, al momento de crear conjuntamente dentro de este ejercicio creativo, se conducen a resultados nuevos, susceptibles de generar reflexiones, de sentar protestas y motivar repulsiones, al representar florecimientos en el campo del arte, de la estética y el pensamiento. Esa naturaleza peculiar, indefinible, incuestionable, difícil de sistematizar, de las búsquedas que hacen las personas creadoras en las prácticas artísticas, deriva en resultados que quedan sobre la mesa, que pueden leerse como los pretextos y la materialización de las ideas que confluyen en la construcción de las piezas de una mujer desaparecida.
Las búsquedas individuales de los artistas o creadores, incluyen actividades propias del quehacer, del oficio creativo, del desarrollo de la búsqueda, dispuestas en este ejercicio. Todo este proceso responde a la creación colectiva. Por otro lado, pensar en construir una pieza creativa, bajo los conceptos de desaparición, olvido e imagen borrosa, de alguna manera me recuerda el contexto en que vivimos. Imaginar que ocasionalmente los recuerdos se van desvaneciendo, se van confundiendo con mil y una imagen. Imaginar que paulatinamente desconfiguramos nuestros propios recuerdos, perdiendo la facultad de recordar con precisión, aquellas personas que han marcado nuestra vida.
Andrea Marín Arcila
Aullido doble faz:Una nostalgia de un rostro sin rastro
Se desmaterializa, se desvanece, se borra, se derrumba, se esfuma.
El rostro evaporado de Elaine Coleman me deja perpleja ante la incipiente posibilidad de seguir su rastro. Recordarla es imposible, no la conozco, nunca la hubiera visto, porque de algún modo, ella ya era invisible, así la hubiera conocido. Sin embargo, es innegable, su rostro me persigue, aun sin identidad, como reclamándome una imagen, una forma, una voz. Yo, en el hilo de mis pensamientos, la encuentro ambigua, como un aullido doble faz, como un grito sordo que se bifurca y se hibrida. Me asalta su figura difusa y me inquieta su interior, lo que llevaba puesto de la piel hacia dentro, en las palpitaciones del corazón.
Bibiana Cruz
Coleman y la creación
Es preciso reflexionar sobre los procesos de creación que se llevan a cabo en el campo de las artes plásticas. Las búsquedas que hacen los artistas o creadores se resisten a una clasificación rigurosa y unidireccional, pues se trata de experiencias individuales que son valiosas precisamente por su singularidad, aunque, sin embargo, conduzcan a unos resultados colectivos que generan conocimientos nuevos con respecto
BC
Barra (Camila Barragán Ovalle) Chagra
“Chagra” evidencia la relación entre los materiales orgánicos (semillas, conchas, fique, algodón y piedras), el territorio Soitama y las ceremonias como manifestaciones de las rutinas, las memorias y los testimonios de identidad cultural de algunos pueblos originarios, que además de ser objetos utilitarios, son medios de comunicación y transmisión ancestral.
“Chagra” recoge muestras de la cotidianidad y de la vida rutinaria como un tejido de relaciones que declaran la construcción de sentires y saberes, presencias y ausencias de
identidades y un contacto fundamentalmente estético.
Aunque la “Chagra” es un espacio dispuesto por los pueblos originarios para cultivar, su valor no se limita a su función de proveer alimento. En este sentido, las actividades asociadas al alimento no se limitan a lo técnico o a lo práctico, sino que son un entramado de prácticas, saberes y comportamientos en el que se repiten, resisten y sostienen interacciones con seres como las plantas, los animales y los minerales, así como con otras entidades espirituales
Se propone crear una experiencia sensible que demuestre el uso de criterios, acciones, conexiones, escenarios y tiempos que faciliten el contacto con diferentes comunidades. Se pretende lograr que se establezcan posibilidades en los procesos investigativos creativos desde la apropiación de un mecanismo por fuera de sus disciplinas y que estén inscritas en atmósferas que permitan acceder desde la cercanía y no desde la distancia
Impartir representaciones ancestrales en las experiencias sensibles se ha convertido en un instrumento de convivencia de la investigación-creación para organizar, planificar y evaluar nuestras propias huellas, ya que son prioritarias para aquellos investigadores y artistas que se valen de distintas estrategias para reflexionar sobre las vías en las que el pasado se proyecta a través de la recuperación de la memoria, del testimonio y de las desapariciones en relación con los otros. Así, reconstruiremos la propia identidad de una comunidad, desde las diferentes formas de conversación y conexión que ella promueve.
Se trata del encuentro de dos o más territorios para generar procesos de creación: el camino de dar vida, el camino de realizar las labores de cuidado en el territorio, el camino de conectar el sentir, el pensar, la palabra y el actuar. En fin, el camino de tejer nuestras memorias.
Cuando en matemáticas y en sistemas numéricos exactos hablamos de una relación entre ellos, definimos que existe una proporcionalidad directa. Es decir, a que el comportamiento de dos magnitudes se da de forma similar: Cuando una aumenta, la otra también lo hace.
Las relaciones de correspondencia se dan en todas las cosas: los números, los objetos, los valores de crecimiento de una población o, incluso, en la interacción entre dos seres humanos. Es quizá esta última una de las más complejas de medir, teniendo en cuenta las variaciones que se presentan a partir de las personalidades y formas de los individuos.
Una relación de cercanía entre cuerpos se da no solo en la física, sino también en el físico.
La atracción y la repulsión son parámetros determinados por este tipo de sistemas de relación. A veces, de forma directamente proporcional, otras, inversamente opuestas. La presencia de alguien en la vida del otro construye relaciones proporcionales en la medida en la que ambos seres transitan un mismo camino y comparten los mismos gustos o ideas.
Por otro lado, la ausencia se convierte en la variable que puede llegar a quebrar esa correspondencia entre partes y llevar al distanciamiento, a la pérdida y al olvido.
La ausencia y el olvido terminan transitando la misma línea: una línea roja que aumenta en la medida en la que se ve impulsada por la otra.
La ausencia y el olvido como variables directamente proporcionales, difuminan las siluetas, los recuerdos, marchitan el alma y desaparecen a las personas de un plano de existencia al que antes pertenecían.
Por otro lado, la ausencia… Por el mismo lado, el olvido…
cartón a una bolsa arrugada de plástico.
Esta caja no es más que un recuadro de acrílicos que busca encontrar el lugar que te quité, el cartón que boté y tus memorias que archivé.
David Tobón MuñozDirectamente proporcional
Se va de ti mi cuerpo gota a gota. Se va mi cara en un óleo sordo; se van mis manos en azogue suelto; se van mis pies en dos tiempos de polvo.
¡Se te va todo, se nos va todo!. Gabriela Mistral
Una proporción es una relación de correspondencia entre las partes y el todo, o entre varias cosas relacionadas entre sí. En otras palabras, se define como la igualdad de dos razones.
Emanuela Jaramillo Villalba Memorias heredadas
Debajo de las camas de los muertos siempre hay una caja de recuerdos.
Fue el 12 de diciembre cuando supe que tus secretos estaban ocultos bajo las tablas de madera. Allí permanecían dormidas las tarjetas que te entregaba de niña, las cartas que le llegaban a mi tía desde Panamá, las pastas que no querías tomar y los telegramas que evitabas leer.
Salí corriendo del cuarto cuando todo empezaba a ponerse frío, incluso tu piel.
Me llevé en una bolsa tus recuerdos, desplacé tu caja de
Javier Isauro Arturo Delgado Desaparecida en un click
El desaparecer en sus variadas formas: ¿cómo me puedo aislar o aislar a otro? Siempre me he preguntado por qué sucede esto en el curso de la vida, como si no pudiera tenerse otra oportunidad de ser de otro modo. Y si hay un destino, ¿cómo se crea ese destino? ¿Realmente construimos nuestra vida?.
Muchos se aíslan por voluntad propia y me pregunto, en esa línea, qué habrá significado para Elaine Coleman su propia desaparición, en oposición a lo que significo para los demás su desvanecimiento.
Esos lugares y tiempos que nos narra el texto, me permiten
Ser una mujer en este mundo es condición de resistencia.
El machismo de la sociedad moderna cimentó desde los griegos la separatividad femenina, aunque al menos a las griegas se les permitió un lugar como Lesbos. La mujer occidental, y más la americana, ha recepcionado el arsenal de machismo de la religión cristiana.
Los romanos y sus inmensos avances en derecho no consiguieron llegar a pensar en los menos privilegiados. Ignorar la empatía ha sido una de las acciones inconsciente/conscientes que ha permitido “avanzar” colectivamente en un ideal “global” de evolución.
Tal paso adelante engendró una sociedad hambrienta: hijos de la secularización de Europa, del abandono a medias de la religión y los reinados. En otras palabras, una relación enferma con los dogmas victimarios y cómplices de las guerras más abominables de la historia.
Elaine no solo había sido olvidada por su narrador, había *sido desechada por su círculo, seguramente desde su familia, si la tenía. Ella había sido decepcionada por su entorno desde la infancia.
Ser una niña retraída o aislada es síntoma de un suceso que le ha quitado la seguridad en sí misma. En este caso, Elaine había existido como un extra en su propia vida.
Pese a ello, se resistía cada que podía al abismo del sin sentido de la vida. Se para firme mediante la música, el sonido en sus oídos que la acompañaba, un hábito que le permitía emanciparse del mundo y continuar cada nuevo amanecer. En las tardes, luego del trabajo, estacionaba su carro y subía los escalones sutilmente para pasar desapercibida. Luego de su rutina prendía el radio, encendía un cigarrillo y en cada exhalación iba agotando el aire de sus días, pero ganando algo de paz.
Seguramente, todos piensan que desapareció. ¿Y si se esfumó?
Esfumarse, desvanecerse, o simplemente no estar presente en la vida de otros. “Era como si nunca la hubiésemos visto, o como si la hubiéramos visto, mientras pensábamos en cosas más interesantes” (Millhauser, 2010)
¿Cómo puede desaparecer alguien que nadie conoce, pero que sin embargo algunos creen recordar? ¿Será acaso ese recuerdo real? O será una imagen que se forma a partir de los recuerdos de otros que tampoco están seguros de estos? Una especie de collage de partes de rostros conocidos que calman la ansiedad al hacerlo más familiar y próximo.
¿Cómo validar la existencia de algo o de alguien? ¿Cómo se conforma la imagen en un lugar y qué tan perdurable es si quienes fueron testigos de ellos solo recuerdan una figura borrosa, líquida y etérea ,que no logra fijarse en la memoria de nadie?
Solo queda especular sobre su forma desde la manera en cómo ella se relacionaba con su espacio y los objetos, entretejiendo vestigios; como si se reconstruyera un tazón que se ha roto. Objetos custodios del tiempo, guardianes de la memoria, testigos silenciosos de la existencia: la cama, las llaves sobre la mesa de noche, la taza de té a medio tomar, el camisón de florecillas, el espejo, las ventanas, el buro; por momentos nos llevan a sentir su presencia, como un fantasma que ha quedado atrapado en el espacio, un espacio indefinido en un tiempo imperceptible.
Podríamos pensar que son los objetos quienes contienen las claves para resolver el misterio, pues como lo he mencionado, solo estos estuvieron presentes en el momento de su desaparición de la mujer. Un objeto se abre como portal que tiende un puente entre la ficción y el espacio presente, dando lugar a la especulación.
día logra dejar la rutina, su día ha sido tan decepcionante, algún suceso dentro del espacio de lo cotidiano la ha afectado lo suficientemente para evidenciar su propia frustración.
Una acumulación de monotonía, un cúmulo de insatisfacciones. Su sien se ha convertido en un lamento de su cansancio. Ella no lo sabe, pero su cuerpo hace rato adoptó una postura rígida. La curvatura de su columna, el dolor de espalda por cargar con tanta necesidad propia, tanta carencia de eso que algunos llaman espíritu. El olvido de sí misma se volvió insoslayable. Ella no era bella como Sharon Tate en El valle de las muñecas. Ella era un ser común y solitario. Y un objeto constante en la vida de las personas solitarias es un radio; el sonido es una musa que está allí y no la podemos evadir.
Una voz omnipresente que te recuerda la existencia. No sabe la radio cuántas vidas habrá salvado, incluida la de Elaine Coleman.
Por qué no aceptar que alguien ante el sentimiento del placer de un acto poético, se puede desvanecer. ¿Y si se la piensa como una mártir que se entregó a la vida, a un éxtasis pulsional que su cuerpo no resistió y se escapó entre las cortinas abiertas de par en par para sopesar el calor del verano? Elaine fue materia que no se destruyó, solo cambió de estado, o de línea espacio-temporal. Quizás ahora es música que suena en alguna estación de radio de Pensilvania.
Es justo el espejo el que contiene las imágenes que acontecen en el espacio; es el que las captura reconstruyéndolas en un lugar virtual (...)“es a partir del espejo que yo me descubro ausente en el lugar donde estoy, ya que me estoy viendo allá. A partir de esta mirada que de alguna manera se dirige hacia mí, desde el fondo de ese espacio virtual que está al otro lado del cristal, retorno hacia mí y vuelvo a dirigir mis ojos hacia mí-mismo y a reconstituirme donde estoy”(…) (Foucault, 1967).
Es el espejo que, siendo intervenido para ocultar su usual claridad, se presenta como escenario ambiguo, entre lo real y lo ilusorio; un portal que transporta a quien se observa a una habitación, sumergiéndolo en un espacio a partir de su propia imagen difusa, borrosa; pasa que se devuelve hacia él o ella a manera de incógnita.
María Carolina Salcedo Ortiz
Sobre los objetos en ladesaparicion de Elaine Coleman
“Desaparecer: Dejar de ser perceptible o de estar a la vista en un lugar” (RAE)