REPORTAJES
SEPTIEMBRE-OCTUBRE 2013 • Nº5
Traje de Huaso PYME Confección de Disfraces
ENTREVISTA Marcelo Cubillos, Sastre
INNOVACIÓN Reciclaje
PERFIL HUMANO Tintorero
El Arte de la Confección de Banderas Chilenas www.confeccionnacional.cl
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Editorial 5 Reportaje El Arte de la Confección de la Bandera Chilena
Reportaje
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Formando el Trabajo de Artesano y Confeccionistas de Traje Tradicional
Entrevista
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Perfil Humano
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Reportaje
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Innovación
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Reportaje
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Sociales
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Historia
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Economía
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Marcelo Cubillos, Sastre Tintorero
Disfraces, Confeccionando a la Orden de la Imaginación Reciclaje ProPyme
Evento Fashion Week de la Lana
El Factoring
Directora: Bárbara Oñate L. Edición Periodística: Marcelo Guajardo T. Fotografía: Karina Godoy Comercial: ventas@confeccionnacional.cl Diseño: Mauricio Arce C. Imprenta: Gráfica Andes CONFECCIÓN NACIONAL es una publicación de EDICIONES PROPUBLIC LTDA. Gerente: Rocío Cortínez P. R.U.T.: 76.243.657-4 Capitán Bynon 1259, Independencia. Teléfonos: 2735 1722, 2735 3479 E-mail: info@confeccionnacional.cl Web: www.confeccionnacional.cl Prohibida toda reproducción de contenido de esta publicación.
Llega septiembre y nuestro sector se dinamiza y se adapta a las exigencias y demandas del mercado interno. Banderas, ropa tradicional y de fiesta, disfraces y matrimonios, todo llega con la primavera y la promesa de una estación de bonanza. Firmas que se consolidan y otras que deben replantearse para seguir, son parte del panorama de nuestro sector, que aprovecha cada oportunidad y tendencia para seguir dando valor al trabajo hecho en Chile. No olvidemos también a los innovadores que desde distintas áreas nos presentan nuevas posibilidades para seguir mejorando la calidad de nuestros productos. Ya sea en el ámbito tecnológico como el de garantías medioambientales. En Confección Nacional seguimos atentos estos cambios y oportunidades, y ofrecemos a nuestros lectores un poco de todo lo que ocurre en la industria, una vez que los nuevos vientos de la primavera comienzan a calentar nuestro valles. Muchas gracias y recuerden que nuestras puertas permanecen abiertas para todas sus opiniones y sugerencias. Mantengámonos en contacto al correo director@confeccionnacional.cl Afectuosamente,
Bárbara Oñate L. Directora Confección Nacional
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Entretelas Tejidos:
100% Lana
Poliéster Texturizado (blazer, blusas, otros)
Super 100’s
Top Satín (vestón, abrigo, otros)
Super 120’s
Trameur (blazer, vestón, otros)
Poliéster / Lana
Canvas / Crin (pre-formados)
Poliéster / Rayón
Mallas (blazer, blusas, tejidos de punto, otros)
100% Poliéster
Polystar (camisería, otros)
Telas Técnicas (respirables,
Crinolina (refuerzos)
anti-bacterianas, otras)
Mellosan (refuerzos)
Telas para Impresión Digital
Huinchas (refuerzos)
(canvas, banner, flag, otras)
Otros
Otras
No Tejidos: Con Adhesivo Sin Adhesivo
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Telas
REPORTAJE El arte de la confección de banderas chilenas
Ana María Cerda: La Reina del Emblema Nacional La confección de banderas no es cualquier cosa. Normada por el decreto de ley número 1534 de 1967 el emblema debe tener ciertas proporciones y la estrella cubrir una superficie determinada respecto del cuadrado azul. No todos respetan las normas y en estas fechas abunda el trabajo mal hecho. Pero hubo un tiempo en que la confección de la bandera era todo un arte, algo queda de ese espíritu republicano. De aquello que encontramos en esa búsqueda trata este reportaje.
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uy cerca del Metro Parque O’Higgins, donde la carretera Norte-Sur dividió violentamente el antiguo Santiago, se encuentra el taller de la reina de la bandera chilena. Un título que Ana María Cerda se ha ganado espontáneamente con el tiempo y que hoy a 75 años de la creación de esta empresa la convierten en una de las pocas confeccionistas que sabe hacer como corresponde la bandera chilena. Es uno de los últimos talleres donde se confecciona respetando las normas y una simbología que habla de nuestra historia y tradiciones. Pero tanto esfuerzo y sacrificio pueden llegar a su fin. La falta de mano de obra y la competencia masiva y a veces desleal de los pro-
ductos importados y el retail tienen el negocio entre las cuerdas. Pero aún queda patria ciudadanos y como el grito independentista de Manuel Rodríguez la reina se niega a dejar la confección del pabellón patrio. Donde el cielo, la cordillera y la sangre de los patriotas se fundieron para darnos la república donde nacimos. Nos recibe amablemente. No es la primera vez que la entrevistan y cómo ella misma dice, “habla hasta por los codos”. De inmediato pasamos al tema que nos convoca. Entre ella y la bandera hay una relación de respeto y afecto. Los detalles de sus símbolos, la proporción de
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listas para los distintos tamaños de banderas.
“Mi padre dibujaba la estrella con compás, como debe ser.”
sus colores y sus formas, el porqué de la estrella solitaria. Nos cuenta que hace años ni siquiera el muy documentado Julio Martínez pudo responderle qué representaba la estrella en nuestra bandera. Nos hace la pregunta, pero sólo respondemos con algunas especulaciones sin mucha seguridad. “Yo le voy a explicar. Los estados federados, como Estados Unidos, independizados unos años antes que Chile tenían en su bandera tantas estrellas como estados, en Chile es un solo estado unitario, por eso tenemos una sola estrella, solitaria como dice la canción.” Su madre y su padre llegaron de España junto a un grupo grande de connacionales durante la guerra de los ibéricos con los Estados Unidos durante 1898. El oficio de maquinista su madre lo ejerció en diversos establecimientos importantes de la época como Los Gobelinos y la casa Gath y Chávez. Pero fue el 5 de septiembre de 1938, el mismo día de la Matanza del Seguro Obrero, en que decidieron independizarse. “En ese tiempo las banderas se hacían con lanilla reforzada. Hoy tengo de todo tipo de telas, ninguna se decolora ni pierde sus propiedades,” nos dice. La estrella es parte fundamental en la confección y allí es donde se comprueba si un confeccionista sabe o no. “Mi padre dibujaba la estrella con compás, como debe ser,” nos cuenta, y luego relata un procedimiento geométrico que no se ve nada de simple. “Estos lados deber iguales, lo mismo que la distancia de sus puntas,” continúa con la operación y luego nos muestra un set de varias estrellas ya
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La casa huele a taller de confección antiguo. La ascendencia española está en todos lados, fotografías, banderas, etc. Sus hijos nacieron en ese país. “Me casé con el panadero del barrio,” dice. Para el terremoto del 2010 la casa sufrió muchos daños. Fue clausurada por la Municipalidad y lo que no botó el temblor lo botaron los bomberos para evitar derrumbes. Estuve a punto de cerrar nos cuenta Máximo Picallo, hijo de Ana María, que ha continuado el negocio a pesar de las dificultades. El ingeniero comercial, y dueño del exitoso restorán El Kika, analiza el escenario que viven en la actualidad. La competencia a su juicio no sólo proviene desde el exterior sino que la concentración económica y el retail han hecho su parte. “El problema no está en los volúmenes o el tamaño de estas empresas, el problema estuvo en que cortaron los circuitos de distribución. Nosotros llegábamos hasta el último pueblecito con nuestros productos, ellos instalaron grandes tiendas en las capitales regionales, pero llevaban a la gente gratis desde los pueblos, contra eso no se puede competir, además que las condiciones de pago son imposibles de soportar,” añade. Actualmente con sus banderas tiene un contrato con una empresa
grande de Retail, sin embargo, la estacionalidad del negocio y la dura competencia externa le hacen pensar que se acerca el momento del cierre. “Imagínate la responsabilidad que tengo, te acuerdas de ese refrán que dice que la primera generación hace la fortuna, la segunda lo administra y la tercera lo dilapida, pues bien, me duele la idea del cierre, pero no tenemos otra alternativa.” Su madre vuelve con fotografías de periódicos y revistas. Allí están Massú y González con la bandera en alto recibiendo la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atenas. Allí también está la famosa bandera del terremoto, aquella del barro y los jirones luego del desastre, la que según Ana María fue hecha en su taller. “Por ahí salió uno que decía que la había hecho él, mentira, con sólo mirarla sé que se hizo acá,” dice segura. La reina también fabricó la famosa bandera chilena gigante que copó la cancha del Estadio Nacional en el acto de inaugural del gobierno de Patricio Aylwin. Emblema que luego fue fragmentado, firmado por el mandatario y repartido entre los asistentes. Además reparó la enorme bandera que por años se colgó en el Paseo Bulnes. “Esa bandera fue donada por el gobierno de Japón, hubo que hacer unos ojales para que el viento no la desgarrara.”
Ley, mano de obra y faltas de respeto “Este es mi taller,” nos dice, y nos conduce a un amplio y bien cuidado lugar con muy buenas máquinas y abundante luz. En el lugar, acondicionado para unas 15 personas, sólo dos están trabajando a la hora de la entrevista. “Mi problema salta a la vista, no hay gente para trabajar, las niñas dejaron de interesarse por este oficio y se está perdiendo, este es nuestro gran problema,” cuenta. Las operarias trabajan meticulosamente en las banderas, Ana María las saluda con afecto. “En Chile debería existir una ley que prohíba la fabricación de banderas chilenas fuera del país, como ocurre por ejemplo en Estados Unidos, nosotros hemos buscado esa legislación con abogados, pero al parecer no existe.” “Lo que llega de afuera está muy mal hecho,” complementa Máximo. “Las estrellas de cualquier tamaño, telas muy malas. Y no te digo las faltas de respeto que cunden en este tiempo. Gente que le escribe cualquier cosa o le pinta garabatos y consignas.” “La única bandera que puede tener el escudo es el emblema presidencial,” continúa Ana María, volviendo a temas más amables. “Que acompaña al presidente donde quiera que esté. El cóndor representa la soberanía aérea y el huemul es un animal muy noble que no puede vivir en cautiverio y marca su territorio con lágrimas. Los penachos del escudo representan los tres poderes del estado y sus colores son los colores de la Revolución Francesa”. “Sabe cómo me dicen a mí,” dice Ana María a un vendedor ambulante que entra para comprar mercadería. “La Reina, pues, la Reina de las banderas chilenas,” contesta sin vacilar.
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Lo que dice la ley La confección y uso de banderas chilenas está normada por el decreto de ley número 1534 del 12 de diciembre de 1967. Según este decreto la proporción entre el alto y el largo, o vaina y vuelo, es de 2:3 quedando dividida en dos franjas de igual tamaño. El sector inferior es de color rojo mientras el superior se divide en dos rectángulos proporción 1:2. El mayor es de color blanco mientras que el más pequeño azul. En el centro de aquel se ubica la estrella y se elabora sobre una circunferencia cuyo diámetro corresponde a la mitad del lado del cantón. Los colores que establece la legislación son azul turquí, blanco y rojo. Sin embargo no existen especificaciones más precisas sobre los tonos de estos colores. El Gobierno de Chile en la actualidad utiliza para el emblema nacional en el modelo Pantone el 286-C para el azul turquí, el Safe para el blanco y el 485-C para el rojo. Fuente: Wikipedia
El Equipo de Revista Confección Nacional Queremos unirnos a la iniciativa de crear conciencia de la importancia de una ley sobre la fabricación de la bandera chilena en manos de confeccionistas nacionales. Nos apenaría mucho llegar a la instancia en que toda bandera chilena sea importada, creemos imperativo mantener la mayor parte de su confección dentro de nuestra patria: no queremos darnos cuenta un día que todas nuestras banderas tengan impresas a un costado un “Made in China” Nuestro apoyo al rubro de la confección nos impulsa a emprender este proyecto en que nuestro símbolo patrio sea confeccionado por nuestros compatriotas, es por ello que investigaremos, gestionaremos y promoveremos este proyecto hasta encontrar la manera para que pueda llegar al Congreso.
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REPORTAJE Catrón: Fomentando el trabajo de artesanos y confeccionistas de trajes tradicionales
La firma que ya cumplió 75 años liderando la comercialización y confección del traje de huaso, mantiene una estrecha y antigua relación con sus artesanos y proveedores. Un vínculo que ayuda a mantener sin grandes cambios una parte importante de la cultura tradicional chilena. Su fabricación y confección es un sector textil que, contrario a lo que se pueda pensar, vive un momento de resurgimiento y repentino auge. Pero este oficio requiere empaparse de la cultura del campo de la zona central de Chile, algo que ha hecho Manuel Catrón, que conoce bien el origen del atuendo del hombre a caballo.
Todo en el atuendo del hombre a caballo de la zona central de Chile tiene una explicación. Las botas corraleras que cubren las pantorrillas del jinete, lo protegen de la flora arbustiva del lugar, especialmente espinos y zarzales. La manta lo protege de las variaciones de temperatura y el viento frio que a veces cruza los valles. Especialmente con el cuerpo traspirado y caliente. Sus colores eran teñidos con tintas naturales, extraídas de la zona en que
eran confeccionadas, por lo que cada manta identificaba a una familia y a un lugar en particular. La chaquetilla tiene su origen en su par Sevillana, aunque para Don Manuel su forma se fue adoptando con el uso. “Antes la ropa era muy cara, por lo que los huasos adaptaban sus antiguas chaquetas viejas, las cortaban para hacerlas más cómodas y las viraban, es decir, las daban vuelta para que no se viera
Manuel Catrón
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lo ajadas que estaban. Al darlas vuelta, dejaban a la vista los dos bolsillos que tenían en el interior. Por ese motivo se siguen confeccionando con dos bolsillos en el pecho,” nos instruye. Don Manuel es la segunda generación al mando del negocio familiar. Lo comenzó su padre en el año 1941 cuando compró la Sastrería Olímpico en San Diego, lugar en donde aún se encuentra su casa matriz. Desde siempre ha sido el lugar de la ropa de huaso en Santiago o como le gusta decir a Don Manuel, “el hombre a caballo”. Y es que todo en el traje tradicional está concebido para hacer más llevadera la vida y la faena en el campo. El arreo de animales, su cuidado y clasificación y, aunque con los años el huaso trabajador a caballo ha ido desapareciendo, el vestuario se ha mantenido casi inalterado en el tiempo.
La Bendita Globalización
Hace unos años que el negocio vive un repentino auge. Para don Manuel, este fenómeno se debe curiosamente a la globalización. “Creo que esto de la globalización ha ayudado a que la gente vuelva a sus raíces. Al estar en contacto con otras culturas, quieren conocer la propia. Es curioso. De hecho, han aumentado mucho los envíos al extranjero, sobre todo donde hay una gran comunidad chilena, como en Australia y Europa,” dice. Esta bonanza los ha alentado a ampliar el giro del negocio. Actualmente Catrón, además de su tradicional ocupación, comercializa toda una línea de juegos y pasatiempos que ha tenido muy buena acogida. Toda Aviso Donnebaum 14x21cm_Revista Confección Nacional 01/08/2013 23:16 Página para1 mantener la estabilidad en los balances y así no “Tenemos tres tipos de clientes mayoritarios. Aquellos que compiten en rodeo, cuya vestimenta es reglamentaria, no hay que olvidarse de que es un deporte; el huaso tradicional que busca ropa de trabajo para uso cotidiano, los grupos folclóricos; y últimamente se ha sumado un cuarto tipo de cliente que yo diría que está en franco aumento. Se trata de una persona que quiere pasar un Dieciocho, como ellos dicen, acampado, y buscan vestirse a la usanza tradicional. Aquí los recibimos y les damos una pequeña asesoría,” comenta Don Manuel.
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“La relación con nuestros artesanos la tenemos hace más de cincuenta años. No es solamente una relación de proveedor a distribuidor. Es mucho más que eso.”
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enviar a confeccionar al extranjero. “En algún momento lo pensamos, pero decidimos que no. Podemos decir con orgullo que todo lo que hay en Catrón se confecciona en Chile.” Esta es una decisión comercial, pero también emocional. El trabajo que distribuye Catrón es en la mayoría de los casos el trabajo de artesanos que han mantenido el oficio por generaciones. Es un tipo de confección que, además del valor comercial, tiene un valor patrimonial. De todo aquello están muy conscientes en la firma. “La relación con nuestros artesanos la tenemos hace más de cincuenta años. No es solamente una relación de proveedor a distribuidor. Es mucho más que eso,” concluye. Con todo, Catrón logró masificar respetuosamente el traje tradicional chileno. Sus precios hablan de una amplitud de clientes y bolsillos. Claro que también llegan de vez en cuando prendas especiales que requieren varias semanas de elaboración. “Las Chamanteras de Doñigue nos mandan su trabajo de vez en cuando. Cada vez que están más desocupadas, hay que decir. Cada Chamanto puede costar hasta un millón y medio, pero los clientes los compran porque saben que se llevan mucho más que una manta para el trabajo a caballo, se llevan un pedazo de nuestra tradición.”
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Entrevista
Marcelo Cubillos Líder de la manada
Tercera generación al mando de la sastrería que fundara su abuelo hace 75 años, el confeccionista nos conduce por una historia de trabajo, responsabilidad y mucho orden en las finanzas. Pero también de cariño por la sastrería y ese oficio que convierte un poco de tela en algo único hecho a la medida de cada persona.
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Hace cinco años el tradicional logotipo de Confecciones Cubillos cambió. En su lugar la silueta de un lobo gris que aúlla sobre un escudo de armas está en cada tienda y paleta publicitaria de la firma. El animal es el emblema heráldico de la familia Cubillos. Originaria del norte de España lugar de crudos inviernos y muchos lobos. Los cambios de imagen fueron gestados por Marcelo Cubillos, cuyo rol en la genealogía de la firma según
sus propias palabras es la de vincular a la sastrería con el mundo exterior. “Si en algo puedo definir mi labor en estos años es la de haber sacado a la sastrería de su aislamiento,” dice. Para él, fueron su abuelo y su padre quienes consolidaron la sastrería. A él le correspondió la expansión y, de alguna forma, refundar simbólicamente el negocio. Ante un escenario de la industria cada vez más adverso, siempre supo que aquello que distinguió a la compañía en
tiempos pasados sería aquello que la mantendría viva ante la adversidad. “No transamos la calidad, hemos sido honestos con nuestros clientes a lo largo de los años, somos sastres, a eso nos dedicamos. Aunque vendamos dos mil trajes a medida al año. Cada uno representa algo único para cada persona.” Comenzó a trabajar en la sastrería a los catorce años. Valora esa experiencia, pues desarrolló su sentido de la responsabilidad y el orden. Esta última palabra la utiliza más de una vez durante la entrevista. Sobre todo a la hora de describir el desarrollo de la compañía a la largo de los años. “Nuestra expansión siempre ha sido de manera responsable. Sin endeudarnos y sabiendo muy bien cuánto tengo para gastar y crecer.” Distingue un momento muy importante de la firma. Fue durante el año ‘85. Aquel año comenzaron a confeccionar sus primeros uniformes corporativos. Desde ese día la sastrería siguió un derrotero que la tiene convertida en una de las empresas de confección más grandes de Chile. Una holgura que no ha sido fruto de la improvisación, “sino de volver una y otra vez a preguntarnos a qué nos dedicamos, para qué lo hacemos y para quién.”
Morir como el último de los Mohicanos Tiene una particular visión del actual estado de las cosas en el área de la confección. A su juicio todo se ha vuelto violento, depredador. Hay competencia desleal que llega de fuera y otra aquí dentro. “Te ofrecen un poco más en otro lado y la relación de años que tenías con alguien simplemente se rompe,” comenta. La competencia es feroz, pero él escoge sus batallas. “No puedes competir contra los productos importados ni contra los barcos factoría. Hay ropa de supermercado a muy bajo costo, pero lo nuestro es la calidad por sobre todo. Los clientes saben cuando vienen por un traje. Seremos honestos con nosotros mismos así tengamos que morir como el último de los Mohicanos.” En Confecciones Cubillos trabajan, sólo en la casa matriz ubicada en San Diego, unas 130 personas. Son pocos los que pueden decir que tienen a esa cantidad de gente trabajando en confección. Surge en la conversación el problema de la mano de obra y, como suponemos, la Sastrería Cubillos no es la excepción. Marcelo se queja de que el oficio se pierde, pero desdramatiza con inconvenientes mayores. “Hace 20 años que vengo escuchando que la industria se acaba.” En su oficina suena la radio Beethoven. Marcelo Cubillos responde a la definición tradicional de un hombre elegante y de buenas maneras. Se entiende muy bien todo el proceso de renovación de imagen que ha tenido la
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“Estamos por la defensa de una tradición, de un modo de consumo racional. Estamos por mantener un negocio a escala humana. Esta es una empresa pequeña, todos nos conocemos y nos gusta que sea así.”
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firma. Nos avisa que de aquí en más espera abrir uno o dos locales por año y mantener e incluso aumentar la planta de trabajadores. “Hasta ahora sólo importamos algunos accesorios. Todos los trajes y las demás prendas las hacemos acá.” Es muy crítico de la sociedad actual. Ese consumo desesperado. Pareciera que con la firma trata establecer una declaración de principios, ser una reserva de las antiguas tradiciones de la confección en medio de la vorágine. “Estamos por la defensa de una tradición, de un modo de consumo racional. Estamos por mantener un negocio a escala humana. Esta es una empresa pequeña, todos nos conocemos y nos gusta que sea así.” Antes de irnos suelta un desaprensivo “me encanta” refiriéndose al trabajo que hace en la sastrería y todo lo que lo rodea. “Aquí está en juego el apellido, la familia,” dice, y recordamos el escudo de la compañía. Lógico. Para humanos y lobos, la familia es lo más importante.
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REPORTAJE
Juan Disfraz Confeccionando a la orden de la imaginación
Como a muchos, fueron los momentos difíciles los que impulsaron a Juan Galloso a buscar nuevos horizontes en la confección. Casi como ningún otro rubro, el textil es el que más tiene estos verdaderos hijos del rigor, batallando en un partido en cancha dispareja e inclinada, donde cualquier gol puede ser el último. De la sastrería a la confección de disfraces y ropa tradicional. Venciendo prejuicios y dejando los pies en la calle, pero aferrado a las máquinas y las telas, sus nobles herramientas de trabajo y subsistencia.
En un tranquilo barrio de La Florida, probablemente en el corazón de la comuna, donde la única construcción en altura es el Estadio Bicentenario, cuyas curvas se recortan a lo lejos dejando el resto de la vista despejada a la cordillera que se nos abalanza, está el taller de Juan Disfraz. Avezado sastre que dejó los trajes de noche y a medida para embarcarse en la confección de disfraces y ropa tradicional chilena. Debió investigar para sus primeros disfraces. Internet, películas y televisión fueron sus fuentes de inspiración e instrucción. Debió revisar detalles y características para darle a sus creaciones el realismo necesario. Cuando llega la temporada (esto es, durante noviembre y diciembre), Juan tiene listos sus diseños para arrendar y comprar. “Los niños y los actos del colegio y las actividades de fin de año son mis mayores clientes. Se acercan en noviembre y también llegan adultos para las fiestas de fin de año. Los disfraces que más piden son los de heroínas, superhéroes y damas antiguas. También últimamente me han pedio muchos animales: tigres, leones, osos. Aquí me las arreglo para confeccionar todo lo que me encargan”.
Pero no ha sido un camino fácil Despedido en 2008 de una importante empresa confeccionista donde se dedicaba al área de los uniformes corporativos, Juan se vio de la noche a la mañana de brazos cruzados y con pocas probabilidades de encontrar un trabajo pronto. “A cierta edad, ya no te dan pega,” dice, repitiendo una historia que he escuchado ya demasiado en este oficio. La búsqueda dio paso a la desesperación, y la necesidad lo llevó a recibir los primeros trabajos de confección de disfraces. “Al principio no me gustaba, usted sabe, venía de confeccionar trajes a medida, ropa de noche, uniformes. La verdad tuve que vencer algunos prejuicios,” nos confiesa. A los disfraces siguieron otros encargos: trajes de huaso para niños y niñas, vestidos de graduación, encargos especiales.
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Pasó un tiempo hasta que Juan confiara en que su nuevo trabajo independiente lo podía mantener. “Recibo de todo, no me regodeo. No puedo,” dice. Los trajes tradicionales le han dado más trabajo. “He tenido que estudiar un poco. Los elementos del traje pascuense, el de huaso, la zona sur, la norte, etc. He aprendido en el hacer y la verdad no me ha ido mal”. Nos conduce hasta su taller, una acogedora construcción de madera levantada en el patio de su casa. Las maderas lucen nuevas y el barnizado brilla con la abundante luz natural. “Esto que ve aquí lo terminamos hace unos días. Quería un lugar para atender a mis clientes. Algo limpio y ordenado. Antes estaba todo en un solo lugar, las máquinas y los trajes”.
a acelerar el trabajo. “Esto de los trajes tradicionales para niños es muy estacional. En el resto del año me las arreglo con disfraces y los trajes de graduación y de noche. Mis clientes se han pasado el dato y vienen hasta de Vitacura”. Juan Galloso se ve feliz. Con mucho trabajo, pero feliz. Su nuevo espacio de trabajo lo tiene muy orgulloso. Mira el lugar y me dice que no ha sido fácil, que pasó de todo, pero que al final valió la pena. Le pregunto por el nombre de su negocio, el pegajoso Juan Disfraz, me dice que se lo pusieron su hijos, que no le gustaba al principio pero que como muchas otras cosas en su vida, tuvo que acostumbrarse.
Subimos al segundo piso y, con el mismo orden y limpieza, está la zona del taller. Una operaria trabaja sin distraerse junto a una ventana. Juan se le une muy pronto. Y es que la proximidad de septiembre lo obliga
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INNOVACIÓN
Verde que te quiero verde Dos alternativas posibles para el manejo sustentable de nuestros residuos
Si bien las actuales condiciones del sector impiden pensar en implementar -en el corto plazo- medidas en que mitiguen el impacto medioambiental de nuestros procesos, nada hace pensar que en el futuro este tema no se vuelva capital a la hora de concebir la industria textil. La situación es urgente a la luz de las toneladas de basura que van directamente a los vertederos, o los productos químicos nocivos para la salud humana que ingresan diariamente al ciclo del agua vía alcantarillado.
Pero no todo está perdido. Alguien allá afuera está pensando en cómo tratar los residuos de nuestro sector. Desde la academia y el diseño surgen alternativas viables que, sin una gran inversión, pueden convertir a nuestras empresas en firmas verdes que tengan el camino libre en los cada vez más exigentes mercados nacionales e internacionales. Bernardita Marambio
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Agua que no has de beber… El sector llamado Chuchunco, que dio origen al dicho, existía realmente, y se ubicaba al límite poniente de Santiago. Una zona de potreros y quintas de recreo donde, lejos del centro ordenado, el santiaguino tendía al relajo y el no siempre muy sano esparcimiento. Hacia mediados del siglo XIX, la instalación de la Escuela de Artes y Oficios primero y la Estación Central después, terminaron por definir el perfil del barrio. Que aún hoy conserva un carácter de bella intensidad citadina, personas en tránsito y mucho comercio. Hoy de ese antiguo apodo sólo queda el dicho. Enclavada en medio de este tráfago, está la Universidad de Santiago de Chile. Ex Escuela de Artes y Oficios, ex Universidad Técnica del Estado. Un plantel que en su época de oro fue concebido como un lugar de investigación científica aplicada para dotar a Chile de técnicos de nivel superior. Ese espíritu aún se conserva, a pesar de toda el agua que ha pasado bajo el puente en materia de educación estatal.
Doctor Ricardo Salazar
El doctor Ricardo Salazar, de la Facultad de Química y Biología de esta casa de estudios, viene trabajando desde hace algunos años en un método electroquímico para tratar el agua residual de los procesos de coloración textil sin utilizar reactivos químicos. Comenzó dichos estudios como tema de tesis para optar al grado de doctor de la Universidad de Chile y continuaron luego cuando se incorporó a la planta docente y de investigadores de la USACH. El sistema consiste en aplicar electricidad al agua contaminada para lograr su oxidación y el desarrollo de unos de los descomponedores más potentes que existen en la naturaleza, el radical hidroxilo. Este compuesto actúa sobre las moléculas de las tinturas, dividiendo su constitución y actuando luego sobre los productos residuales de esta división. Es decir, no se detiene hasta convertir todo en un rastro de CO2 que se evapora final-
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mente del agua. El resultado no es agua potable, pero sí transparente y limpia, sin una partícula de colorante, por lo que puede reutilizarse en el mismo proceso de tintura. Actualmente, la poca agua que se trata antes de volver al medio ambiente es bombardeada con una serie de reactivos químicos que, si bien desactivan los colorantes, agregan otros componentes nocivos para el ser humano. El resto del vital elemento, la mayor parte, vuelve tal cual a la naturaleza. El doctor Salazar probó inicialmente el método con las aguas servidas de la industria del vino, líquido que contenía altas dosis de pesticidas y otros componentes dañinos para el medio ambiente. Los resultados fueron excelentes. Sin embargo, y luego de difundir su trabajo entre las vitivinícolas del país, no obtuvo respuesta ni patrocinio para la implementación de una planta piloto.
Ha ganado varios premios, ha sido invitada a varias ferias de diseño en Chile y Europa, las ventas le permiten mantener el proyecto en marcha. Una conocida empresa de confección sí se interesó en su trabajo, y desde hace un tiempo proporciona las aguas residuales para su estudio. El proyecto ha recibido la ayuda del Estado por medio de los programas de Fondecyt y Conicyt, que han dado los recursos para comprar los costosos equipos que requiere el investigador. En la actualidad Salazar cuenta con un muy equipado laboratorio en el corazón de la Facultad de Química y Biología de la USACH. Su investigación es complementada con los aportes de otros colegas científicos que trabajan en el área de energías renovables, especialmente en el ámbito de la energía solar. Con ellos ya tiene lista el
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prototipo de una planta para el tratamiento de aguas contaminadas. Hecha con materiales de bajo costo, la unidad es transportable y funciona con energía solar. Construyendo con desechos textiles Para Bernardita Marambio, creadora del emprendimiento Demodé, un pequeño taller dedicado a la elaboración de material de construcción y mobiliario utilizando desechos textiles, el actual estado de su empresa no la tiene totalmente conforme. Ha ganado varios premios, ha sido invitada a varias ferias de diseño en Chile y Europa, las ventas le permiten mantener el proyecto en marcha, pero es el volumen de basura textil que ha visto arrojada a la tierra lo que la mantiene con una sensación de impotencia. Sólo en Santiago se acumulan durante un año cerca 50 toneladas de este tipo de desechos y fue hace algún tiempo que presenció lo que en definitiva la impulsó a comenzar con este proyecto. Fue en Iquique, donde arriban los embarques de ropa de confección masiva, unos operarios revisaban las prendas y aquellas que tenían algún problema, por pequeño que sea simplemente las quemaban. Una gran pira de ropa nueva con pequeñas imperfecciones, que se convertía en cenizas. Una imagen que no se le borró y está en el origen del proyecto. En 2012 recibió el aporte de Corfo de Capital Semilla y con ese dinero pudo materializar su idea. Contactada por gente de la Municipalidad
de Recoleta comenzó a visitar distintos talleres de confección y fue familiarizándose con los desechos sólidos de la industria. Consiguió una trituradora y comenzó a trabajar. El proceso más lento fue sin duda la búsqueda del pegamento para su nuevo material. Tras unos meses de ensayo y error dio con el almidón, sustancia que desde siempre ha sido utilizada para el endurecimiento de las telas. Desarrolló entonces su aglutinador a base de este ingrediente y otras resinas naturales hasta formar una pasta que le permite elaborar las placas de revestimiento y los demás productos de Demodé. El resultado es un material tan resistente y flexible como la madera, altamente aislante y con propiedades ignífugas certificadas por el IDIEM de la Universidad de Chile. El proyecto aún está en una etapa preindustrial. Y si bien ha sido expuesto en varias ferias de diseño y construcción y los encargos se suceden continuamente, sobre todo de particulares y empresas que desean darle un toque ecológico a sus instalaciones, Bernardita aún no puede competir con los precios de los productos tradicionales de construcción. Una lástima, porque su aporte en la reutilización de residuos textiles es como ella misma dice un pequeño grano de arena en la solución de un problema que está lejos de ser insignificante, sino más bien una gran montaña de basura textil que amenaza con derrumbarse.
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SOCIALES
Fashion Week Santiago reunió lo más selecto del diseño nacional y latinoamericano La ocasión y el lugar no pudieron ser más propicios. Santiago comienza a avisar la proximidad de la primavera y las temperaturas se hacen cada vez más agradables. El hotel W, enclavado en la zona más glamorosa de la capital, donde a simple vista Chile se convierte en un país desarrollado y una muestra de las mejores costuras de esta parte del mundo. Desde Brasil se presentó la colección Rock and Roll de Cavalera quién adelantó la temporada primavera verano con su trabajo con marcado acento en los colores y los cortes geométricos y livianos, además de telas estampadas y caídas limpias y expresivas. El argentino Benito Fernández expuso su colección inspirada en tendencias de los años 60, hecha con telas livianas y estampadas de gran colorido y expresividad. Mientras que Jenny Duarte, de Perú, demostró toda su maestría con la colección de línea clásica que mezcla la elegante tradición virreinal de su país con un juego de luz y sombra que cautivó a los asistentes.
turno de los diseñadores chilenos. Josefina Barros sorprendió a los asistentes con una colección de líneas suaves y colores pastel. La serie contó además con trabajos en fina pedrería y encajes que completaron de muy buena manera el conjunto. Más atrevida fue la apuesta de Claudio Mansilla quién explotó las líneas rectas y los escotes en osados diseños en colores plata y oro. Finalmente Karyn Coo, que presentó una colección donde predominó el claro oscuro, además de conjuntos clásicos con pedrería y transparencias.
Los chilenos se lucieron El segundo día correspondió el
Josefina Barros nos habla de su experiencia ¿Cómo evaluas el actual estado de la moda de autor en Chile?
cargocollective.com/josefinabarros
¿Qué te pareció la experiencia de la Semana de la Moda en Santiago? Estoy muy feliz. Lo considero un importante reconocimiento en mi corta carrera como diseñadora. La experiencia fue infinitamente enriquecedora y reafirmo mi pensamiento de que en Chile cada vez se está valorando más la moda de autor.
Se está generando un cambio cultural donde lo nacional e identitario es cada vez más valorado. Por lo mismo, el estado actual de la moda de autor en Chile se encuentra en una etapa transitoria. A corto plazo seguirá siendo un rubro sumamente competitivo y de difícil viabilidad, sin embargo, tiene grandes proyecciones a futuro. ¿Cómo ves tú la competencia, si es que la hay, con la ropa importada o de Retail? A pesar de que actualmente es posible considerar competencia al
retail. Creo que con el tiempo debería dejar de serlo. Un producto fabricado en miles de unidad en China v/s un producto nacional son cosas completamente diferentes. ¿A tu juicio, hay que educar al consumidor chileno respecto de lo que es ropa de autor? Sería una gran ayuda educar al consumidor chileno, sin embargo, es algo sumamente difícil. Los chilenos están recién comenzando a valorar este trabajo. El gran interés que generó la Semana de la Moda en Chile es muestra de estos avances y esperemos que con el tiempo siga en aumento.
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