Presentaci贸n
Eulalia Pérez Sedeño Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)
Mario Cimoli Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)
Presentación El conocimiento y la innovación han sido el motor de la evolución y desarrollo de la humanidad. Han permitido que nuestros antepasados descendieran de los árboles y caminaran erguidos por las sabanas; un conocimiento más teórico y práctico nos permitió manipular y controlar el medio, hacer arte o innovar hasta límites insospechados, lo que nos han permitido trascender nuestras fronteras geográficas y espaciales, aumentar nuestra riqueza, nuestro nivel y calidad de vida, conocernos más y mejor, ser mejores personas, más justas e igualitarias ampliando derechos. La historia de la humanidad sólo ha sido posible gracias al conocimiento. Conocimiento e innovación van indisolublemente unidos, pues no hay uno sin otra y a la inversa, aunque no siempre se han entendido de una manera completa y global, ni de la misma forma. El presente volumen reúne diferentes artículos que abordan distintos aspectos del conocimiento y la innovación desde diversas perspectivas. En la primera parte se han agrupado aquellos que tratan de forma directa la relación que mantienen con las políticas públicas. En la segunda, se incluyen los que se ocupan de algunos casos específicos de conocimiento e innovación en general y en Iberoamérica en particular. El primer artículo que aparece en este volumen, escrito por Jesús Sebastián, reflexiona sobre la fascinación que el concepto de innovación ha ejercido en la política pública, en especial, en el discurso sobre las políticas de desarrollo. Para ello analiza la evolución del concepto de innovación, su incorporación a la economía y su amplísima difusión, como atestigua la enorme bibliografía existente al respecto. Según el autor, la multi-dimensionalidad del concepto seguramente ha
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dificultado su comprensión, a la vez que ha complejizado su aplicación práctica y los diversos enfoques de las políticas públicas para el fomento de la innovación. Incluso pareciera que, a pesar de toda la retórica sobre innovación que existe en nuestros países, eso no se traduce en cambios cuantitativos y cualitativos, ya sea en las políticas del sector público, ya en el empresarial. María Jesús Santesmases se ocupa en su trabajo de los orígenes de las geopolíticas contemporáneas del desarrollo. Analiza las relaciones existentes entre las organizaciones internacionales occidentales (la OECE y su sucesora la OCDE) y los grupos de científicos y tecnólogos españoles. La autora señala la importancia que tuvieron las relaciones establecidas por los sucesivos gobiernos franquistas con los países occidentales, de manera informal primero y formalmente a partir de la década de los cincuenta. Esos vínculos sirvieron, no sólo para el desarrollo de la sociedad española, su economía y su industria, sino, además, para valorar y profesionalizar a los investigadores en ciencia y tecnología. De los países occidentales y organizaciones como la OCDE vinieron a España innovaciones económicas e indicaciones educativas e investigadoras que produjeron una dependencia política, científica y técnica de España con respecto a esos países, a la vez que sirvieron de apoyo, si no legitimación, de la dictadura franquista. El trabajo de Elsa Calza, Mario Cimoli y Andrea Laplane analiza el proceso de aprendizaje de los países iberoamericanos en el diseño de las políticas de ciencia, tecnología e innovación y en la evolución de diversos aspectos, como la estructura de sus instituciones, sus decisiones temporales y la co-coordinación con los demás organismos gubernamentales. Los últimos análisis de las acciones emprendidas por algunos gobiernos iberoamericanos muestran un cambio en la concepción del proceso de innovación, pasando a una idea más sistémica y dinámica. Eso conduce a una modernización de las instituciones, con un apoyo instrumental y económico a las actividades de ciencia, tecnología e innovación y nuevas relaciones entre las universidades y las empresas. Todo ello supone un incremento en la importancia jerárquica de las instituciones en los gobiernos y una mejor coordinación de los distintos actores y políticas. En un periodo de crisis como el actual, concluyen los autores, es necesario profundizar en los procesos modernizadores y corregir las deficiencias de las que todavía adolece nuestra ciencia, tecnología e innovación. En “Innovación y microdatos: enseñanzas y limitaciones para la recomendación de políticas tecnológicas”, Matteo Grazzi, Sebastián Rovira y Sebastián Vergara analizan el papel que la información desagregada de los diferentes agentes económicos desempeña en la comprensión del proceso innovador, en sus complejas y múltiples dimensiones. Para ello, utiliza esa información, es decir los microdatos proporcionados por las encuestas de empresas y de hogares, que ofrecen posibilidades de análisis de la economía de la innovación y del desarrollo tecnológico (aunque
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también tienen sus limitaciones). Estos datos se están utilizando en diversos países para entender mejor la demora de algunos países iberoamericanos en materia de innovación y tecnología, así como para estudiar los procesos innovadores y la adopción y difusión de nuevas tecnologías, en concreto, del uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación en los hogares (acceso y uso, por ejemplo). Rodrigo Arocena y Judith Sutz abordan una cuestión a veces olvidada o silenciada en las grandes políticas innovadoras: cómo la generación y el uso socioeconómico del conocimiento produce una tendencia a la exclusión social. Ello se traduce, según los autores, en tres “círculos viciosos”: el primero consiste en la autoalimentación entre la alta desigualdad y la baja capacidad de innovación; el segundo, en la escasa demanda de conocimiento por parte del mercado, que produce una escasa oferta de conocimiento y a la inversa; el tercero consiste en que se han establecido sistemas de evaluación de la investigación que no la orienta a las necesidades sociales, lo que la deslegitima. Pero los análisis de ciertos aspectos sanitarios que efectúan los autores les hacen ser optimistas en el sentido de que se pueden identificar ciertos “círculos virtuosos” que parecen disminuir la desigualdad y aumentar la producción endógena de conocimientos. La búsqueda de inclusión social a través de la ciencia, la tecnología y la innovación fortalece la demanda de ciencia, tecnología e innovación a nivel nacional, las legitima socialmente y, a la vez, consolidan y expanden de forma sostenida las capacidades nacionales en esos ámbitos. En el artículo de Emilio Muñoz y María Cornejo se analiza la percepción que los europeos tienen de la innovación, partiendo de los datos extraídos del Eurobarómetro 63.4. Tras delimitar el concepto de innovación y su importancia en economía y política, los autores confirman, en primer lugar, el influjo de la cultura tanto en la economía como disciplina académica como en el ámbito de la práctica política, a la vez que el valor de la percepción y de las actitudes para promover la creación de la innovación desde el punto de vista de los individuos y de las organizaciones. No obstante, la aplicación de los análisis sociológicos estándar a la identificación y caracterización de las actitudes y opiniones de los ciudadanos acerca de la innovación tiene una serie de limitaciones que los autores identifican, pero que, afirman, se puede paliar, al menos en parte, mediante un modelo que permite identificar niveles y subniveles de conocimiento e interacción, lo cual puede suponer ciertas ventajas desde una visión cultural de la innovación. Concluye esta primera parte con un artículo de Isabelle Sánchez Rose y Hebe Vessuri en el que presentan un estudio de caso sobre el Parque Nacional Canaima en Venezuela, desde una perspectiva multidisciplinar. En primer lugar, constatan la existencia de factores de riesgo de pérdida de hábitats en dicho parque, a la vez que las visiones contrapuestas y conflictivas de sus habitan-
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tes y de otras personas que tienen intereses diversos en la región (nuevos pobladores, visitantes ocasionales, militares…). Los diversos factores analizados les permiten elaborar una tipología de los riesgos que les sirve para tratar los desafíos que esos riesgos y amenazas suponen para la gobernabilidad. La perspectiva multidisciplinar les posibilita considerar algunas dimensiones a su juicio esenciales para el tratamiento de los problemas que aparecen y proponer soluciones, trazando unas líneas de actuación que pueden ser muy útiles en otros casos. Por ejemplo, este estudio muestra de una manera clara la importancia de distinguir entre activismo e investigación. También, que la búsqueda del desarrollo sostenible implica esquemas de buena gobernabilidad a escala local, regional y global. Pero, además, que las políticas de desarrollo al uso se centran en factores de cambio cercanos (patrones económicos, tecnología, demografía e instituciones sobre los que intervienen a corto plazo). Sin embargo, el sistema estudiado, esto es, el Parque Nacional Canaima, es muy complejo debido a la diversidad de sus ecosistemas y a las múltiples interrelaciones que se dan entre sus subsistemas físicos, sociales, culturales, geopolíticos, etc. Por eso, la solución de los problemas dependerá sobremanera de las actitudes y valores de sus habitantes, que cada vez son más heterogéneos y complejos. La segunda parte de este volumen reúne una serie de trabajos en los que se revisan el conocimiento y la innovación en determinadas áreas o países específicos. El primero de ellos se ocupa de los nuevos paradigmas tecnológicos de la biotecnología y la nanotecnología y las políticas de ciencia, tecnología e innovación. Graciela E. Gutman y Pablo Lavarello consideran que la aparición de esos nuevos paradigmas abre posibilidades de reestructuración de los sistemas productivos y los patrones de especialización en Iberoamérica. Pero las características que presentan dichos paradigmas en los países industrializados son diferentes en algunos países de Iberoamérica, donde varían en capacidades científicas y tecnológicas. Esas áreas enseñan que hay una serie de oportunidades y desafíos para las políticas públicas de ciencia y tecnología, como el rol estratégico del sector público en la promoción del progreso científico y tecnológico, en concreto en los grandes programas públicos “de frontera”, en la formación de recursos humanos altamente capacitados, o en la articulación de los sectores público y privado. Andrés López, Daniela Ramos e Iván Torre abordan cómo se inserta Iberoamérica en el comercio de servicios no tradicionales, como los empresariales, de ingeniería, de computación y de investigación y desarrollo. La región, afirman los autores, participa activamente en sectores tales como los Centros de Servicios Compartidos, las exportaciones de Software y Servicios Informáticos y la realización de Ensayos Clínicos. Pero concluyen que, aunque los mercados internacionales ofrecen magníficas oportunidades que generan divisas y empleos, hay que poner las
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condiciones necesarias para que la inserción en las Cadenas Globales de Valor de servicios se base en modelos en los que las capacidades innovadoras desempeñen un importante papel que potencie las economías locales, lo que incrementaría el desarrollo de la exportación de servicios en América Latina. De uno de esos sectores se ocupan Massiel Guerra y Valeria Jordán. En su trabajo titulado “Políticas Públicas de Sociedad de la Información en Iberoamérica: ¿una misma visión?” abordan el sector de las TIC, de gran incidencia en el conocimiento y la innovación y que ha experimentado un desarrollo espectacularmente rápido, sorprendiendo a los gobiernos y a la sociedad. La irrupción de estas Tecnologías de la Información y la Comunicación, en un momento en que aún no se habían desarrollado otras áreas fundamentales, obligó a reformular las políticas tradicionales, para hacer frente a unas tecnologías instrumentalmente transversales que imponen importantes retos a la gestión pública. La agenda de política en TIC, dicen las autoras, tienen que materializarse en acciones concretas que debe plasmarse en una estrategia definida y planificada. Dicha estrategia pasa por coordinar el sector público, las empresas privadas, los miembros de la sociedad civil, entre otros, promoviendo alianzas estratégicas y dotando los recursos necesarios, sin los cuales sería difícil avanzar rápida y sostenidamente. Cecilia Castaño Collado y Ana M. González Ramos también abordan el papel de las TIC, pero con una perspectiva distinta. Parten de la base de que uno de los retos más importantes para todos los sectores de la economía y áreas de conocimiento, en especial para las ramas más innovadoras, es la incorporación plena de las mujeres. La Encuesta de Innovación Tecnológica, que permite conocer algunas características de los recursos humanos empleados en actividades innovadoras, muestra que las mujeres siguen siendo muy escasas en el sector TIC, aunque mejoran su posición en las ramas de alta tecnología. Las autoras afirman que existen obstáculos en el reclutamiento y la promoción de las mujeres en las empresas innovadoras del sector TIC, pero en algunas áreas ya se están adoptando nuevos comportamientos. Las áreas TIC, con culturas más cercanas a la organización tradicional del sector industrial, son poco favorables a la incorporación de las mujeres en términos de igualdad con los varones. Por el contrario, el sector de servicios de tecnología punta es el más innovador tanto en las actividades desarrolladas como en la composición de sus recursos humanos. Una perspectiva diferente abordan Roberto Feltrero y Eduardo de Bustos. En “Usuarios e innovación: la apropiación de la tecnología como factor de desarrollo epistémico” examinan los nuevos modelos de innovación distribuida, autogestionada y autónoma que aparecen en la sociedad del conocimiento, utilizando como ejemplo de gran éxito las comunidades de software libre
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que se apropian de ciertos recursos tecnológicos para la producción del conocimiento, adaptándolos y transformándolos para organizarse y trabajar en sus comunidades virtuales. La apropiación de las tecnologías digitales por las comunidades de científicos está poniendo al alcance de los ciudadanos todo tipo de recursos de científicos que pueden promover nuevas formas de innovación social también en este campo, cuyo modelo de participación e innovación científica podría ayudar a cerrar las actuales brechas en la producción de conocimiento (entre países pobres y ricos, por ejemplo) pues, por un lado, posibilita la independencia y capacidad de las comunidades científicas para acometer los proyectos necesarios en cada contexto y, por otro, democratiza la ciencia de modo que la ciudadanía puede disponer de, y aplicar en la vida diaria, sistemas y recursos científicos de análisis, crítica y control de los riesgos. Pero, además, ese tipo de participación directa en los procesos de innovación puede propiciar que los propios ciudadanos se conviertan en nuevas fuentes de innovación que amplíen el rango y los objetivos de la investigación científica, garantizando la relevancia de sus resultados para la sociedad. Finalmente, Eulalia Pérez Sedeño aborda una innovación conceptual y de perspectiva que, a su juicio, ha contribuido enormemente al conocimiento y la innovación, hasta el punto de variar, no sólo los contenidos mismos de ese conocimiento y la concepción misma de muchas (o partes de) disciplinas, sino, sobre todo, la vida misma de muchas personas. El concepto o perspectiva de “género” ha permitido comprender que el acceso controlado a recursos y oportunidades está determinado socialmente por conductas, valores y actitudes, que no tienen que ver con el sexo biológico, sino con normas o comportamientos sociales y culturales que atribuyen a las mujeres un estatuto de inferioridad, en muchas ocasiones legal, social e intelectual. La privación del conocimiento, con todo lo que eso lleva consigo, no sólo ha supuesto una injusticia social, sino que ha privado a la humanidad de los talentos y recursos de una de sus mitades, algo que las economías actuales han reconocido no se pueden permitir. La historia de nuestros países parece tener una deuda pendiente con los procesos de modernización, en especial en ciencia y tecnología. En periodo de crisis como el actual, es necesario profundizar en dichos procesos y corregir sus defectos, en especial atendiendo los nichos ecológicos y sus contextos, para que no se corra un peligro bastante habitual: pretender estar de vuelta sin haber hecho el camino de ida. En ciencia, tecnología e innovación, se le puede añadir, además, otro peligro. Porque este conocimiento no será innovador, la innovación será hueca o vacía, si no consigue la plena igualdad de todos los seres humanos, si no distribuye la riqueza de manera justa y equitativa, de manera que afecte por igual a hombres y mujeres, a países del norte y del sur, de centro y periferia y a todas las razas.
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